Una vez, cuando tenía veintiún años, seis espíritus vinieron y me atacaron. Yo estaba en mi cama y comencé a pelear con ellos. Por la Gracia de Dios esos espíritus tuvieron que irse, pero regresaron más tarde. Eran las tres de la mañana aproximadamente, y había tal conmoción que todos los miembros de la casa —había once o doce— bajaron. Únicamente mi hermano, que se encontraba allí en mi habitación, en una cama contigua a la mía, pudo ver que yo estaba peleando con algo y hablando en otro idioma. Él no sabía el significado de lo que yo decía, pero escribió lo que oyó cuando yo estaba discutiendo y peleando contra ellos. Luego me preguntó el significado, pero yo lo había olvidado todo. Más tarde me concentré y medité y le dije el significado de esas palabras extrañas.
Aquellos eran espíritus malévolos. Muchas veces los espíritus malévolos tratan de quitarnos el poder espiritual en nuestros momentos de descuido. No solo es el poder espiritual lo que se llevan; si uno tiene honestidad, sencillez o, especialmente, pureza, ellos tratan de llevársela. Primero quitan la pureza, porque saben que, si desaparece la pureza de alguien, la persona no puede progresar más. Si uno quiere tener algo duradero en su propia vida espiritual, debe tener pureza primero.From:Sri Chinmoy,Astrología, lo sobrenatural y el Más Allá, Agni Press, 1973
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