Cuando el alma nos inspira a hacer algo, nos da también la capacidad necesaria para hacerlo. Desafortunadamente, el cuerpo no-aspirante, el vital y la mente, no obedecen los dictados del alma. El cuerpo, el vital y la mente nos envían mensajes, pero estos mensajes no son los dictados interiores del alma. Los deseos del cuerpo contradicen a menudo de manera directa las necesidades divinas del alma, porque este cuerpo material es en sí mismo inconsciencia.
Cuando una persona comienza a aspirar conscientemente, todo su ser comienza gradualmente a aspirar. Su alma aspira, su corazón aspira, su mente aspira, su vital aspira, y finalmente su cuerpo aspira. Cuando el aspecto físico del aspirante comienza a hacerse uno con la inspiración y aspiración del alma, la Luz de Dios puede encontrar en él un receptor adecuado.From:Sri Chinmoy,El cuerpo: fortaleza de la humanidad, Agni Press, 1974
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