Un niño desea tener muchas cosas —muchas cosas inservibles y perjudiciales—. Pero la madre sabe que si le da al niño estas cosas, este se arruinará. Y precisamente porque la madre y el niño son uno, la madre también se sentirá arruinada. Así que la madre no colma los innumerables, destructivos y no-iluminados deseos del niño. De manera similar, el cuerpo es un niño. Si colmas todos sus deseos y demandas, a la larga tu vida estará arruinada.
¿Por qué el cuerpo no nos escucha cuando intentamos controlarlo? La respuesta es muy sencilla. Nuestro cuerpo no nos escucha porque nosotros no escuchamos a nuestra alma. Si escuchamos a nuestra alma, el cuerpo también nos escuchará a nosotros.From:Sri Chinmoy,El cuerpo: fortaleza de la humanidad, Agni Press, 1974
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