Pregunta: ¿Cómo puedo conquistar mis deseos físicos?

Sri Chinmoy: En primer lugar, debemos saber si el deseo verdaderamente nos satisface o no. Creemos que cuando nuestros deseos sean colmados, seremos felices. Antes de comenzar realmente a desear, tenemos el fruto del deseo en nuestra mente; es decir, sentimos que el deseo nos traerá satisfacción o plenitud. Pero ya que nos hemos embarcado en la vida espiritual, sentiremos con nuestro ser interior que el deseo no puede ni satisfacernos ni colmarnos. Una vez sentimos esto, podemos fácilmente evitar el deseo o enfocar nuestra vida hacia otras cosas.

Cuando estamos en el mundo ordinario, vemos el cumplimiento de los deseos tomando la forma de satisfacción; por este motivo tenemos cierta esperanza de felicidad en intentar cumplir nuestros deseos. Pero si observamos la vida del deseo desde un punto de vista espiritual, veremos que en el primer capítulo no hay ninguna luz, en el último capítulo no hay ninguna luz, y en los capítulos intermedios no hay ninguna luz. La luz del deseo es la oscuridad misma desde el comienzo hasta el final. La oscuridad significa la ausencia de satisfacción divina. No hay satisfacción ni en el nacimiento del deseo, ni en su cumplimiento.

El deseo y la aspiración son dos mundos. Para una persona no-aspirante, el deseo es lo que tiene toda la importancia en esta tierra. Para un buscador, la aspiración es lo que tiene toda la importancia en esta tierra. Una persona ordinaria y no aspirante no tiene conscientemente la capacidad de ir más allá de las fronteras del placer. Pero aquél que se baña en el lodazal del deseo tarde o temprano siente que dentro de ese lodazal está la frustración, y dentro de la frustración está la destrucción. Finalmente se da cuenta que cuando vive en el reino del deseo físico y material, está atrapado en las fauces de un tigre voraz. Pero el buscador sincero comienza su travesía con aspiración; el medio de su travesía es aspiración, y el fin de su travesía también es aspiración. Dentro de la aspiración, desde el mismo comienzo, hay satisfacción divina. En el momento en que uno aspira, uno siente verdadera satisfacción, ya que la aspiración tiene la capacidad de identificarse consciente y fervorosamente con los rincones más lejanos del globo, con el Ser más profundo e íntimo, y con el Ser trascendental más elevado. Si uno siente la verdadera necesidad de la aspiración, verá que ningún deseo —ya sea físico, vital o mental— podrá golpear en la puerta de su corazón. En lugar de eso, la Paz, la Luz, el Deleite y otras cualidades divinas residirán libremente allí.

Como bien sabes, el sol se levanta por el Este. Si encaras el sol temprano en la mañana cuando meditas, tu concentración y tu meditación se dirigirán hacia el Este. Si estás corriendo hacia el sol, no podrás ver las otras direcciones adecuadamente. Pero si estás corriendo hacia el Este mientras miras hacia el Oeste, perderás velocidad y tropezarás. De manera que si ves que la meta se encuentra en una dirección, debes enfocar tu atención en esa dirección y correr en esa dirección. Siempre, en todo momento, debes apuntar hacia tu meta. Si tu meta es la realización de Dios, si tu meta es la liberación, entonces no deberías mirar hacia atrás o a tu alrededor, sino únicamente correr hacia la Luz.

¿Cómo puedes conquistar tus deseos físicos? No pienses en los deseos físicos; piensa en tu aspiración. Intenta ser un corredor, e intenta todo el tiempo superar e ir más allá de lo que te molesta y lo que se interpone en tu camino. Sé un corredor real para que la ignorancia, las limitaciones y la imperfección sean dejadas muy atrás en la carrera.

El llanto de aspiración es la única respuesta. He escrito un aforismo que dice así:

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Cuando pienso, me hundo.

Cuando elijo, pierdo.

Cuando clamo, vuelo.

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Cuando pienso en el mundo entero, en los problemas mundanos, me hundo. Cuando elijo, cuando tomo mis propias decisiones, en verdad pierdo, pues es Dios quien debería tomar todas las decisiones en y a través de mí. Pero cuando clamo desde los más íntimos rincones de mi ser, inmediatamente obtengo fuerza interior, poder interior, el impulso interior y la capacidad interior en medida infinita para volar en el firmamento de la Luz y el Deleite.

From:Sri Chinmoy,El cuerpo: fortaleza de la humanidad, Agni Press, 1974
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