Tienes toda la razón cuando dices que el cuerpo es un impedimento. Es un impedimento durante mucho tiempo, hasta que la Luz del alma aflora y se hace cargo del cuerpo. Pero si dices que el cuerpo se opondrá constante y eternamente al alma, entonces estás cometiendo una equivocación. Si el cuerpo hubiera de oponerse permanentemente a las posibilidades del alma, entonces nadie podría realizar a Dios. Pues la realización de Dios solo tiene lugar en este planeta, solo en esta tierra.
Al principio, es absolutamente cierto que el cuerpo se opone al progreso del alma. Pero llega el momento en que el alma aflora y obliga al cuerpo a convertirse en su instrumento fiel y perfecto. Este logro representa la victoria tanto del cuerpo como del alma. Cuando el alma logra conscientemente que el cuerpo sienta lo que debe hacer, y cuando el cuerpo está dispuesto a escuchar los dictados del alma, entonces el cuerpo y el alma corren juntos. En ese momento, la realización, la revelación y la manifestación se hacen inevitables. Cuando estamos avanzados, cuando nos estamos acercando a nuestra meta, vemos que la conciencia física está completamente fundida con la conciencia psíquica, y vemos al cuerpo en su luminosidad transformada. El alma y el cuerpo devienen parte y propiedad de la Verdad única, y esa Verdad es Dios el Infinito.
Hay un piano y hay un pianista. Ambos son igualmente necesarios para producir la música. Si no hay instrumento, ¿cómo puede el músico tocar? Y por otro lado, si no hay músico, el piano no puede funcionar. De manera similar, el alma necesita del cuerpo a fin de completar su misión más elevada. Y el cuerpo necesita del alma para darle un propósito a su existencia, para realizar lo Altísimo.From:Sri Chinmoy,El cuerpo: fortaleza de la humanidad, Agni Press, 1974
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