El cuerpo es como una máquina; el mecánico puede ausentarse mientras la máquina está funcionando. Pasadas unas horas puede regresar y la máquina estará funcionando todavía. A veces, durante el sueño, nuestra alma puede ir a diferentes mundos, o a lugares remotos de este mundo, pero después de media hora o cuarenta y cinco minutos regresa al cuerpo. Esto no solo puede suceder mientras duermes sino también cuando estás despierto. Muchas veces, durante mi meditación profunda, mi alma vuela como un ave hasta mis Centros espirituales y mis discípulos me ven tan claramente como me ves tú ahora mismo. Es cuestión de unos pocos minutos o segundos.
Mientras está fuera del cuerpo, el alma puede experimentar en un segundo lo que nos llevaría una hora relatar. Aquí en la tierra ves con tus ojos ordinarios y requiere un tiempo observar una experiencia. Pero si ves con la luz del alma, serás capaz de verlo todo en un breve segundo. Cuando quieres expresar la experiencia de ese breve segundo con tu mente, puedes pasar al menos una hora dando todos los detalles. Por lo tanto, cuando tenemos una conversación con otra alma, por más que esa conversación haya durado tan solo unos breves segundos, en esos segundos fugaces obtenemos una colección de olas de pensamiento que son absolutamente reales. En un minuto, el alma puede hacer el trabajo de diez u once horas.
Si el alma abandona permanentemente el cuerpo, naturalmente el cuerpo no podrá permanecer en la tierra. Si el ave huye de la jaula, esta es inútil. Solo cuando el ave está dentro, cuidamos de la jaula.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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