El dolor físico, el dolor vital y el dolor mental deben ser conquistados, o bien transformados en alegría mediante nuestro constante llanto interno por algo que nos dará la satisfacción real y permanente. En la vida espiritual, lo mejor es considerar el dolor inevitable como una experiencia que tiene que ser transformada en experiencia de alegría. La alegría es la única realidad eterna, la única realidad permanente y duradera. Es absolutamente incorrecto decir que cada vez que sufrimos estamos un paso más cerca de nuestra meta.
No es necesario pasar por sufrimientos antes de entrar en el Reino del Deleite. Muchas personas han realizado a Dios a través del amor. El Padre tiene amor por el hijo y el hijo tiene amor por el Padre; este amor nos conduce a nuestra meta. Nuestra filosofía destaca el modo positivo de aproximarse a la Verdad. Tenemos luz limitada; aumentémosla. Y luego, progresemos desde esa luz mayor hacia la luz abundante, hacia la Luz infinita.
El descubrimiento más elevado es este: hemos venido del Deleite, en Deleite crecemos, y al final de nuestro viaje, al Deleite nos retiramos. El Deleite se encuentra ahora en el mundo interno, mientras que el mundo externo es todo sufrimiento. Vemos gente luchando y peleando. El temor, la duda, la ira, la envidia y otros elementos no-divinos nos torturan. Pero al profundizar en nosotros descubrimos, en virtud de nuestra más alta meditación, que el Deleite fue nuestro origen, nuestra Fuente. Vemos que en el Deleite jugamos el Juego cósmico, y que al final del Juego cósmico nos retiramos de nuevo al Deleite.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)., Agni Press, 1975
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