Hay algo más que debemos saber acerca de lo que llamamos sufrimiento. A menudo pensamos en Dios, rezamos a Dios y meditamos en Dios, y luego vemos que toda suerte de problemas surgen en nuestra vida. Algunos discípulos me han dicho: «Era muy feliz hasta que entré en el camino espiritual. Ahora estoy teniendo más problemas que antes». Pero si somos realmente sinceros, vemos que teníamos las mismas dificultades antes de aceptar la espiritualidad, aunque no éramos conscientes de ellas. La espiritualidad es el camino del conocimiento y la consciencia. Previamente nos estaban pasando muchas cosas, pero éramos como un muro sólido y no éramos conscientes de esas cosas. Ahora, como buscadores, somos afectados cada vez que un pensamiento bueno o malo entra en nuestra mente. Si es un pensamiento divino, estamos felices; si es un mal pensamiento, estamos frustrados y desilusionados. Este es el resultado de nuestra consciencia espiritual. Si somos sinceros con nosotros mismos, llegamos a darnos cuenta de que siempre hemos tenido las mismas dificultades, los mismos sufrimientos, pero antes no éramos conscientes de ellos.
Asimismo, tenemos que saber que cuando entramos en la vida espiritual, las fuerzas hostiles nos atacan. Antes, cuando vivíamos en la ignorancia y éramos sus esclavos, la ignorancia nos dejaba dormir. Mientras nos tenía bajo su control, mientras nadábamos en ella, no nos molestaba. Pero en el momento en que intentamos escapar de ella, la ignorancia trata de retenernos. Por eso a veces, al comenzar el viaje espiritual, el buscador encontrará que está teniendo algunas dificultades que antes no tenía, pero estas se disipan a medida que progresa.
Dios no quiere el sufrimiento para los seres humanos. Él es el Padre del Amor. Cuando vamos a nuestro Padre, no tenemos que cortarnos los brazos o el cuello; iremos con todo nuestro amor porque Él nos está esperando con Su Amor. Si decimos que tenemos que sufrir para ir a nuestro Padre, es una estupidez. Dios, nuestro Padre, no desea nuestro sufrimiento.
Pero si el sufrimiento llega, tenemos que sentir que, incluso en ese sufrimiento, hay una intención divina. Si aspiramos verdaderamente, el sufrimiento mismo nos dará una verdadera experiencia que nos hará sentir que estamos acercándonos a nuestra meta. Pero jamás debemos criticar a Dios por nuestro sufrimiento. Somos nosotros quienes hemos invitado al sufrimiento con nuestros errores conscientes o inconscientes. Cuando el sufrimiento llega a nosotros, tenemos que rezar a Dios para que nos libere de ello. Tenemos que saber que el sufrimiento no es nuestro objetivo; el objetivo es el Deleite. Cuando hemos penetrado en el sufrimiento, cuando hemos ido más allá del sufrimiento, vemos que este se convierte en Deleite. Y entonces, podemos permanecer en el Deleite que está dentro del sufrimiento.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)., Agni Press, 1975
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