La felicidad

La felicidad alimenta nuestro corazón, inspira nuestra mente, energiza nuestro vital e ilumina nuestro cuerpo.

Cuando el corazón es feliz, abraza al mundo entero. Cuando la mente es feliz, acepta el mundo como propio. Cuando el vital es feliz, ofrece su existencia al mundo. Y cuando el cuerpo es feliz, sirve al mundo como el mundo quiere ser servido.

Nuestra luna de felicidad sonríe dulce, encantada y con toda su alma, cuando nuestra cometa de esperanza vuela en el cielo de las cumbres de la Divinidad. Nuestro sol de felicidad brilla resplandeciente, cuando nuestra Barca de Ensueño alcanza la Ribera de la Realidad.

La posesión da nacimiento a la felicidad humana. La renunciación da nacimiento a la felicidad divina. La aceptación de la Voluntad de Dios a la manera propia de Dios da nacimiento a la felicidad supremamente divina.

En el dominio de la esperanza inerte, la felicidad es teórica e infructuosa. En el mar del amor desinteresado, la felicidad es práctica y fructífera. En el dominio del temor abundante, la felicidad llora amargamente. En el mar de la duda amenazante, la felicidad muere al instante.

Una persona aspirante propaga la felicidad dondequiera que va. Una persona no aspirante ahoga la felicidad dondequiera que ronda.

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La vida de la felicidad es la aspiración.

El alma de la felicidad es la realización.

La meta de la felicidad es la perfección.

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Cada persona posee un alma. Cada persona tiene una meta. Su alma le dice en silencio que su Fuente perenne es todo felicidad. Su meta le dice amorosamente que en la manifestación constante de Dios está su felicidad.

La felicidad está en Dios. La felicidad es de Dios. La felicidad es para Dios. Una vida de dedicación sabe que la felicidad está en Dios. Una vida de transformación sabe que la felicidad es de Dios. Una vida de liberación sabe que la felicidad es para Dios.

La invención de Dios es la felicidad. El descubrimiento del hombre es la felicidad. La posesión de Dios es la felicidad. El logro del hombre es la felicidad. El hombre tiene todo el derecho a obtener la posesión de Dios, puesto que es precisamente eso lo que Dios quiere que haga. El hombre tiene todo el derecho a descubrir la invención de Dios, puesto que es precisamente eso lo que Dios quiere que llegue a ser. ¿Cuál es la posesión suprema de Dios?: la Paz ¿Cuál es la invención suprema de Dios?: el Amor.

Una persona amante de la paz es un cuarto de Dios. Una persona que ha logrado la paz es una mitad de Dios. Una persona que revela la paz y transmite la paz es un Dios completo.

Una persona amante de la paz es el Dios servidor. Una persona que ha logrado la paz es el Dios resplandeciente. Una persona que revela y transmite la paz es el Dios colmador en el tiempo terrenal.

La invención suprema de Dios es el Amor. Quien ama conscientemente a Dios manifiesta la divinidad más elevada. Quien ama con toda su alma a Dios manifiesta la divinidad más profunda. Quien ama incondicionalmente a Dios vive en la siempre irradiante, siempre manifestante y siempre trascendente divinidad del Más Allá.

Un amante humano de Dios consigue la felicidad constante de Dios. Un amante divino de Dios encarna a Dios, la Felicidad. Un amante humano de Dios tiene todavía un sentimiento de desunión, por tanto, logra la felicidad de Dios según su capacidad y según su receptividad. Pero un amante divino de Dios, en virtud de su unidad inseparable y constante con Dios, encarna a Dios, la Felicidad infinita.

From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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