Mi humildad no es la negación de mí mismo. Mi humildad afirma en silencio lo que realmente tengo en mi mundo externo y lo que ciertamente soy en mi mundo interno.
Mi humildad no es abstinencia de amor por mí mismo. Yo m amo. Me amo porque en mí respira orgullosamente la más alta Divinidad.
El engreimiento me dice que puedo fácilmente destruir el mundo; me dice que el mundo está a mis pies. Pero mi humildad me dice que no tengo ni la capacidad ni el deseo de destruir el mundo. Mi humildad me dice que el mundo y yo tenemos la capacidad real y el deseo sincero de implorar la Perfección perfecta. Mi humildad me dice también que el mundo no está a mis pies; ni mucho menos. Yo llevo al mundo devotamente hacia su autorrealización. El mundo me lleva amorosamente y abiertamente hacia mi automanifestación.
Cuando soy todo humildad, no sobrestimo ni subestimo mi vida; lo que hago es juzgar mi vida de manera exacta, de la manera en que mi Señor Supremo la juzga.
La humildad no es una virtud autoimpuesta y deseada; es un estado interno de conciencia que siente alegría pura en su expresión.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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