Si entras en la vida espiritual debido a la frustración, la insatisfacción o la desesperación, tal vez no vas a quedarte en la vida espiritual. Hoy estás insatisfecho con alguien o con algo y mañana dirás: «No, déjame intentarlo de nuevo. Puede que esta vez consiga la satisfacción». Has fracasado, y por eso estás insatisfecho, pero quizás mañana lo intentes otra vez de un modo humano. No obstante, al cabo de un tiempo, verás que la insatisfacción y la frustración provienen del deseo. Si no satisfaces tu deseo, te sientes desilusionado. O incluso si consigues lo que querías, aún no estarás satisfecho. En la vida del deseo no hay satisfacción.
Finalmente dices: «No, no voy a desear nada de un modo humano. He venido de la Inmensidad y tan solo quiero entrar en la Inmensidad infinita». Esto es aspiración. Cuando aspiras, tratas de entrar en el vasto océano de la Paz, la Luz y la Dicha. Pero cuando deseas, tan solo tratas de poseer el objeto de tu deseo. Cuando aspiras, simplemente te arrojas en la realidad y sientes que la realidad es tuya.
Cuando se Le pide a Dios algún objeto material, solo Él sabe si lo dará o no, porque solo Dios sabe si es algo realmente necesario para la persona que lo pide. Si la persona obtiene eso que está implorando, tal vez solo aumente su deseo; por otra parte, si no lo obtiene, estará frustrada y descontenta con Dios. Pero Dios tiene que decidir si es mejor que obtenga esa cosa o no. En tu caso, dado que eres un buscador sincero, si rezas a Dios o meditas en Dios por la Paz, la Luz o la Dicha, aunque Dios no te las conceda de la manera que tú quieres, aún te sentirás satisfecho, puesto que todavía tendrás alegría interior y paz interior. Sencillamente dirás: «Él sabe mejor que yo lo que hace falta. Tal vez aún no estoy preparado y por eso no me está dando lo que pedí. Pero el día en que yo esté preparado me lo dará». De hecho, en la vida de aspiración, no es tu logro lo que te da la satisfacción, sino tu aspiración; la aspiración misma es tu satisfacción.
En la vida espiritual no progresamos por las buenas o por las malas; la espiritualidad no puede lograrse empujando o jalando, sino que es algo espontáneo. Yo no puedo imponerte la vida espiritual ni puedo quitarte tu vida espiritual o tu llanto interno, pero si tienes algo espiritual en ti, puedo inspirarte. Si tienes una moneda espiritual, entonces mi inspiración te permitirá obtener millones de monedas espirituales. Pero para empezar, has de tener una pequeña llama.
Muchos están profundamente dormidos; para ellos la espiritualidad no está al alcance. No importa cuán sinceramente lo intentemos, no podemos despertarlos. Tú estás en un camino espiritual; eso significa que ya estás despierto y en pie. Pero si intentas arrastrar la Luz espiritual hacia ti, estás cometiendo un error. Solo cuando esta Luz viene por sí misma, cuando la atraes con la fuerza de tu aspiración, puedes recibirla. De otro modo, si no tienes la suficiente receptividad, el recipiente sencillamente se romperá cuando la Luz descienda.
¿Cómo puedes recibir esta Luz de lo alto? Para ello necesitas práctica constante; si practicas a diario, sin falta expandirás tu conciencia. Una persona no aspirante tiene una conciencia que está ceñida a la tierra; no se expande en absoluto. Pero cuando aspiras, tu conciencia se expande y tu receptividad aumenta. Por consiguiente, si rezas o meditas, puedes mantener fácilmente la Luz y la Paz que descienden.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)., Agni Press, 1975
Obtenido de https://es.srichinmoylibrary.com/bw