Pregunta: ¿Cómo puedo disociarme de mis deseos físicos?

Sri Chinmoy: En primer lugar, dado que has aceptado la vida espiritual, has de preguntarte si el deseo te satisface y te colma. En tu ser interno sentirás que no te satisface ni te colma. Antes de desear, tienes en mente el objeto o el fruto de tu deseo, y piensas que cuando lo consigas serás feliz. Por desgracia, lo que al final obtienes es frustración. Cuando entras en el deseo del físico o del vital inferior con tu mente, estás atrapado. Entras en las fauces mismas de un tigre devorador. Cuando te concentras en el deseo, puedes sentir en tu interior que al principio no hay ninguna luz, al final no hay ninguna luz y en medio no hay ninguna luz. Desde el comienzo hasta el fin solo hay oscuridad, y la oscuridad significa ausencia de satisfacción divina. Si puedes sentir este resultado antes de comenzar a desear, te resultará fácil alejar de tu vida el deseo.

Tienes que sentir que lo que quieres es la aspiración y no el deseo. En cuanto uno comienza a aspirar siente verdadera satisfacción; esta satisfacción verdadera surge porque la aspiración es capaz de identificarse de forma consciente y fervorosa con el rincón más lejano del globo, con el ser más profundo y más íntimo, y con el Ser trascendental más elevado. Si sientes la necesidad real de la aspiración, verás que los deseos físicos, vitales y mentales cesarán de llamar a la puerta de tu corazón.

Tienes que apuntar hacia tu objetivo en todo momento. Si quieres concentrarte y meditar en el sol cuando se alza al amanecer, tienes que mirar hacia el este, no en otra dirección. Si estás mirando hacia el oeste y corriendo hacia el este, vas a tropezar. Si quieres estar seguro de tu objetivo de realización de Dios, no mirarás hacia atrás ni a tu alrededor, sino únicamente hacia la luz. Solo corriendo hacia la luz puedes conquistar tus deseos físicos; no pienses en los deseos físicos sino solo en tu aspiración. Si puedes correr adelante con enfocada determinación, las limitaciones y los deseos se desvanecerán de tu vida. La aspiración es la única respuesta. Igual que clamas por cosas externas, puedes clamar por cosas internas. Si puedes implorar sinceramente, puedes volar espiritualmente.

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Cuando pienso, me hundo.

Cuando elijo, pierdo.

Cuando imploro, vuelo.

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Hemos de tener el llanto interior, y este ha de ser como el llanto de un niño. Un niño que llora por su madre, y ella acude corriendo, no importa dónde se encuentre. Puede que esté en el salón o en la cocina, pero la madre irá corriendo a darle de comer. Del mismo modo, cuando tenemos el llanto interior, el llanto espontáneo por la Luz y la Verdad, Dios, por Su Infinita Bondad, nos mostrará la Luz, y en esa Luz creceremos.

From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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