Como individuo estás aquí, no puedes estar en algún otro sitio al mismo tiempo. Pero tu oración, tu aspiración, pueden aproximarse a Alguien que es omnipresente. Todos nosotros hemos estado rezando y meditando en esta habitación, pero espiritualmente hemos estado esparciendo paz y amor en el mundo. Físicamente estamos limitados a este pequeño cuarto, pero espiritualmente estamos volando como aves; nuestras alas están desplegadas con la paz, la alegría y el amor.
Cuando sientes algo, cuando ves algo, lo puedes llamar una experiencia práctica. Aquí hemos estado meditando quince o veinte minutos; durante ese tiempo, nuestra experiencia de paz interna y amor fue absolutamente práctica. Para nosotros, estas cosas fueron muy tangibles; mientras estés rezando o meditando aquí la próxima semana, mira hacia ti mismo. ¿No es una realidad la paz, la alegría y el amor que estás obteniendo?
Lo que obtenemos, lo podemos dar fácilmente a los demás; pero se trata de un proceso interno. Y el mejor modo de llevar a cabo este proceso interno es aproximarse al Origen. Sabemos que no podemos ir a todas partes y no podemos aproximarnos a todo el mundo durante nuestra oración, pero hay Alguien que puede hacerlo por nosotros, y ese alguien es Dios. Durante nuestra oración, si Le pedimos que ofrezca paz, interés y amor al mundo entero, Él puede hacerlo. Si está complacido con nuestra petición, naturalmente lo hará. Por lo tanto, nuestra comunión diaria con Dios es para nosotros la mejor manera de ofrecerle al mundo nuestro amor e interés.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)., Agni Press, 1975
Obtenido de https://es.srichinmoylibrary.com/bw