Pero este nunca puede ser el caso del guerrero divino. Él luchará hasta que sea alcanzada la victoria. Ahora bien, ¿qué significa su «victoria»? Su victoria es el establecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra, y no solo en algún mundo superior. Puesto que sabe que el Divino es omnipresente, él busca revelarlo en la vida diaria. Si no estamos satisfechos con el mundo tal y como es, esta no es una razón para abandonarlo; al contrario, deberíamos procurar cambiarlo —física, intelectual o espiritualmente— dependiendo de nuestro propio desarrollo y capacidades.
Dios es la perfecta Perfección. Esta Perfección puede lograse únicamente cuando existe una unión inseparable entre la materia y el espíritu, entre la vida externa y la interna.
Algunas personas solo quieren meditar, no quieren ofrecerle nada al mundo. Han adquirido cierta riqueza interna, pero temen que en cuanto intenten ofrecerla al mundo ignorante, este no la entenderá o la empleará mal. Así que actúan como míseros; esto es egoísta. Por otra parte, algunos quieren dar pero no quieren meditar; esto es ridículo. Si no meditamos, si no poseemos algo, ¿cómo lo vamos a dar? Muchas personas en la tierra están dispuestas a dar, pero ¿qué tienen para dar? Por eso, hemos de hacer nuestra parte; primero tenemos que conseguir; luego tenemos que ofrecer. Así podemos complacer a Dios y colmar al género humano.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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