Comencemos con el ABC de la meditación. La columna vertebral y el cuello deben mantenerse erguidos. El mejor modo de meditar es sentados sobre el suelo con las piernas cruzadas; si para algunos no es posible sentarse sobre el suelo, por favor, sentaos en una silla con toda la espalda derecha y erguida. Si quieres meditar en casa, lo cual debes hacer con fidelidad y devoción todos los días, por favor, trata de reservar un lugar sagrado, un rincón de tu cuarto que sea absolutamente puro y santificado. Puedes sentarte sobre un pequeño cojín o sobre una alfombra. Por favor, usa ropa limpia y liviana. Si es posible, quema incienso cuando medites y coloca algunas flores frente a ti. Quienes sois mis discípulos colocaréis mi imagen ante vosotros. Otros tendrán una imagen de su Maestro espiritual, de Cristo o de alguna otra figura espiritual querida. Puedes comenzar tu meditación repitiendo el nombre del Supremo o el nombre de tu Maestro espiritual. Esto lo digo en general, pero llegará un día en que vosotros mismos descubriréis unos cuantos secretos internos. Quizá ya habéis descubierto algunos por ahora.
Por favor presta atención a respirar adecuadamente. Procura inhalar tan lenta y tranquilamente como te sea posible; e intenta exhalar más despacio aún que al inhalar. Si puede ser, haz una breve pausa entre la exhalación y la siguiente inhalación. Pero si no puede ser, no hagas nunca algo que fuerce tu sistema respiratorio o cualquiera de tus órganos.
Cada vez que inhalas, procura sentir que estás trayendo paz, infinita paz a tu cuerpo. Entonces, ¿qué es lo opuesto a la paz? La intranquilidad. Cuando exhalas, por favor intenta sentir que estás despidiendo toda la intranquilidad de tu cuerpo y tu mente, así como la intranquilidad que ves a tu alrededor. Cuando respires de esta manera, la intranquilidad te abandonará. Después de practicar esto unas cuantas veces, por favor, trata de sentir que estás inhalando fuerza y poder del universo. Y, al exhalar, trata de expulsar el miedo. Cuando exhales, todo temor saldrá fuera de tu cuerpo. Después, intenta sentir que estás inhalando alegría, infinita alegría, y exhalando la tristeza, el sufrimiento, la melancolía.
Esto es respiración espiritual, que en sánscrito se llama pranayama. Prana es la energía vital, el Soplo de Vida; yama significa control. Por tanto pranayama es el control del Soplo de Vida. El primer ejercicio que puedes practicar es repetir una vez, al inhalar, el nombre de Dios, del Supremo o de Cristo, o el nombre de quien tú adores. Entonces, aguanta la respiración y repite cuatro veces la llamada a tu Amado Supremo. Y cuando exhales, llámalo dos veces. Así pues, el ritmo será uno, cuatro, dos. Gradualmente, un aspirante puede aumentar su capacidad a cuatro, dieciséis, ocho. Pero, por el momento, quisiera que practiques solamente con uno, cuatro y dos.
Puedes hacer esto para tratar de purificar tu mente. Pero si quieres tener más pureza, puedes hacer otro ejercicio espiritual que es muy efectivo. Todos conocéis el significado de Aum, el nombre de Dios. Para empezar, el domingo repetirás este nombre sagrado del Supremo cien veces; el lunes, doscientas; el martes, trescientas; el miércoles, cuatrocientas; el jueves, quinientas; el viernes, seiscientas; el sábado, setecientas. Entonces, al domingo siguiente, bajarás a seiscientas repeticiones; el lunes, a quinientas; y así sucesivamente a cuatrocientas, trescientas, doscientas y cien. Si quieres establecer pureza a tu alrededor, dentro y fuera, este es el ejercicio espiritual más efectivo. Algunos de mis discípulos aquí lo han hecho, y debo decir que han logrado una considerable purificación de su naturaleza y de sus problemas emocionales. Sin pureza, ninguna cualidad divina puede permanecer de forma duradera en nuestra naturaleza, en nuestro cuerpo, en nuestro sistema, en nuestra vida. Si uno carece de pureza, ninguna verdad divina puede quedarse en el interior permanentemente. Pero siempre que hay pureza, la paz, la luz, la dicha y el poder, funcionarán muy exitosamente. No quiero decir con esto que sois todos impuros, nada de eso; pero la naturaleza más pura, la vida más pura, tendrá siempre las bendiciones más profundas del Supremo. Cuanto más puros somos, más próximos estamos al Supremo.
Abordemos ahora el problema del pensamiento. La mayoría de nosotros devenimos víctimas de los pensamientos —pensamientos desagradables, pensamientos inoportunos, pensamientos tontos, pensamientos temerosos— cuando entramos en la meditación. ¿Cómo podemos librarnos de este ataque? Lo primero que tenemos que saber es si los pensamientos que nos están atacando provienen del mundo externo o desde nuestro propio interior. Debo decir que es difícil distinguir al principio si los pensamientos provienen del exterior o surgen desde el interior. Pero gradualmente seremos capaces de saber que algunos pensamientos están viniendo de fuera, y estos pensamientos pueden ser rechazados más rápidamente que los que vienen desde dentro.
Supongamos que has comenzado tu meditación y de pronto un caudal de pensamientos e ideas impuras entra en ti desde fuera. Cuando ves que un pensamiento está a punto de entrar, tienes que saber si es un pensamiento bueno o un pensamiento malo, si es un pensamiento divino o un pensamiento no-divino. Si es un pensamiento divino, por favor, dale la bienvenida. Si es un pensamiento de Dios o un pensamiento de alegría divina, de amor divino, de belleza o de pureza, permite entonces que entre en ti y deja que actúe, deja que se expanda o bien trata de seguirlo. Si es algo relativo a la Gracia, algo sobre la Divinidad, la Infinitud, la Eternidad, la Inmortalidad, por favor intenta ver adónde va ese pensamiento. Trata de seguirlo como un perro fiel. Pero si es un mal pensamiento, neutralízalo en seguida con la voluntad de tu alma. Intenta recolectar la voluntad de tu alma desde tu corazón y llévala justo ante tu frente. Cuando la voluntad de tu alma es vista por el pensamiento, este se ve forzado a desaparecer.
Ahora quisiera hablar sobre los pensamientos que ya hemos acumulado dentro de nosotros. Cuando vemos un pensamiento que surge desde lo profundo de nosotros, y que no es divino, que es absolutamente impuro y sin luz, procuraremos deshacernos de él inmediatamente. Una forma de hacerlo es sentir que hay un orificio justo en lo mas alto de nuestra cabeza y que el pensamiento es como un canal o un río que fluye por allí hacia fuera y no regresa; se ha ido y lo hemos perdido. Otro procedimiento es sentir que somos un océano ilimitado y que estos pensamientos son como peces. Nosotros somos las profundidades mismas del océano, con su serena y silenciosa tranquilidad. El movimiento de los peces en la superficie nunca puede perturbarnos.
Deseo decir que sería aconsejable para cada uno de vosotros luchar con los pensamientos externos por ahora, y tratar con los pensamientos internos más adelante. Pero si tenéis pensamientos internos que son divinos, progresivos, alentadores e inspiradores, por favor, tratad de crecer con ellos y sentid que son como pies, pies de Infinitud, de Luz infinita, de Dicha infinita, que pueden llevar vuestro cuerpo, mente, corazón y alma a una esfera superior.
Ahora veamos la meditación todavía más profunda. Quienes están meditando en el ajna chakra (el tercer ojo) también deberían practicar la concentración en el corazón. Si el corazón permanece yermo —es decir, si el centro del corazón no está abierto y el tercer ojo sí lo está— habrá una gran confusión en nuestra naturaleza humana. Si el tercer ojo no está bañado por la pureza del corazón, entonces tendrás visión y, al mismo tiempo, serás víctima de la despiadada tentación. Tratarás de entrar en alguien para ver lo que está sucediendo en su naturaleza. Hay mil y una cosas que pueden llevarte finalmente lejos, muy lejos del sendero de la espiritualidad. Hay personas que han abierto su tercer ojo sin haber abierto el centro del corazón y, por la Gracia del Supremo, no han malempleado su visión; pero es siempre más seguro concentrarse primero en el centro del corazón. A menos y hasta que la parte emocional de nuestra naturaleza humana esté totalmente purificada, es muy peligroso para nosotros abrir el tercer ojo.
Por tanto, por favor, concéntrate primero en el centro del corazón; este centro se llama anahata. Aquí obtendrás todo gozo y amor. En este mundo, ¿qué necesitamos? Alegría. ¿Qué más necesitamos? Amor. Cuando hemos conseguido alegría y amor, podemos tener entonces visión o sabiduría en nuestro tercer ojo. Las mujeres, sin excepción, deberían tratar de meditar en el centro del corazón; es más fácil para ellas abrir el centro del corazón que para los hombres. Para los hombres es más fácil abrir el tercer ojo.
Cuando medites en casa, por favor, si puede ser, medita completamente solo. Esta regla no se aplica al esposo y esposa que tienen el mismo Maestro espiritual. Los amigos espirituales muy cercanos que se comprenden profundamente uno a otro en sus vidas internas, también pueden meditar juntos. En nuestros Centros, los discípulos deberían también meditar colectivamente. Pero la meditación individual diaria, es mejor que cada uno la realice en su propia habitación privadamente, en secreto.
De acuerdo con los visionarios, sabios y Maestros espirituales de la India, la mejor hora para la meditación es entre las tres y las cuatro en punto de la mañana. Esta se llama Brahma Muhurta, la hora de Brahma, el mejor momento. Pero aquí en occidente, si te acuestas tarde, la mejor hora para ti es las cinco y media o seis de la mañana. La hora precisa se fija según el caso y la capacidad de cada individuo.
Ahora bien, esta es la primera vez en el día. Si puedes meditar luego otros diez o quince minutos, entre las doce y las doce y media, perfecto. Esta meditación has de hacerla en el interior, no en la calle. Llegará un día en que seas capaz de meditar en cualquier lugar, mientras conduces o haces cualquier otra cosa. Pero por ahora es aconsejable meditar de puertas adentro, en un lugar apropiado.
Después, al atardecer, puedes mirar al sol poniente y meditar. Durante diez minutos intenta meditar; en ese momento, por favor trata de sentir que te has vuelto uno totalmente con el sol, con la naturaleza cósmica. Has hecho tu parte de manera muy satisfactoria durante el día y ahora te retiras a descansar; ese será tu sentimiento.
Por último, medita cuando te retires por la noche —a las nueve, las diez, o cuando sea que te vayas a acostar—. Siempre es mejor acostarse antes de las once de la noche; pero la necesidad no conoce ley; si tienes que trabajar de noche, es correcto para ti.
Cada cual debería meditar a su propia manera. A veces me preguntan qué se debería hacer cuando no se tiene una buena meditación, cuando uno se siente intranquilo. Si a cualquiera de vosotros le resulta difícil meditar un día en concreto, no hay que intentar forzarse. Quienes sois mis discípulos, simplemente mirad una imagen mía, una foto mía en un estado de conciencia elevado. No tratéis de meditar, no tratéis de concentraros. Simplemente mirad mi imagen, mis ojos, mi frente o mi nariz, simplemente mirad. Y si sigues algún otro camino, o si no tienes ningún Guru pero tienes una imagen de algo espiritual en la que concentrarte, por favor, concéntrate en ella y no trates de forzarte a meditar. Entonces, cuando te levantes para tu trabajo cotidiano, ni por un momento te sientas infeliz por no haber podido meditar. Si sientes que tu ser interno está disgustado contigo, o si tú mismo estás disgustado contigo, cometes un gran error. Si un día en particular no puedes meditar, procura dejarle la responsabilidad a tu Maestro o a Dios. Nunca te lamentes. Si te lamentas, el progreso que hiciste ayer o el día anterior se verá reducido.
Hay personas que quieren meditar acostados. Quisiera decir que esa clase de meditación no es nada aconsejable para los principiantes; ni tan siquiera para quienes llevan meditando bastantes años. Eso es únicamente para los discípulos más avanzados y para las almas realizadas. Si no, te tumbarás y entrarás inmediatamente en el mundo del sueño o en una especie de deriva o adormecimiento interno. Además, al estar tumbado, tu respiración no es tan satisfactoria como cuando meditas en posición sentada.
Por favor, no tomes una comida copiosa antes de la meditación. Deben transcurrir al menos dos horas entre la comida principal y la meditación. Por otra parte, supongamos que te pellizca el hambre y sabes que si comes ahora mismo tendrás que esperar dos horas antes de meditar. En tal caso, bebe una pequeña cantidad de agua o de jugo. No deberías meditar cuando estás extremadamente hambriento. Si el mono del hambre está atacando, tienes que alimentarle un poco para que se calme durante unos minutos. Si quieres comer después de la meditación, por favor espera media hora para que así tu sistema pueda asimilar los resultados de la meditación. Durante esa media hora puedes moverte, puedes leer si quieres. Puedes tomar una cantidad muy pequeña de leche, agua o jugo, pero no una comida completa.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
Obtenido de https://es.srichinmoylibrary.com/bw