Dios ya le ha dado a nuestro corazón muchas cualidades divinas, pero no las usamos y en consecuencia retrasamos nuestro crecimiento espiritual. Debo decir que muy pocas personas saben lo que es realmente el corazón espiritual; lo que confundimos con el corazón es realmente el ser vital emocional. En este momento queremos darle todo a alguien, pero al momento siguiente queremos guardar todo para nosotros. En este momento, sin razón alguna, estoy dispuesto a darte todo, y al momento siguiente, otra vez sin razón alguna, estoy dispuesto a quitarte la vida. Esta clase de sentimiento no procede en absoluto del corazón; es el juego de nuestro vital demandante y apagado.
Si nuestro vital está intentando desempeñar el papel del corazón, tratará de dominar a otros o hacerlos sentir que nos necesitan muchísimo porque nosotros tenemos sabiduría o luz, mientras que ellos no tienen. Pero la existencia misma del corazón se basa en la identificación. La identificación es luz. El corazón espiritual puede identificarse únicamente con la luz y el deleite, puesto que obtiene continua luz y continuo deleite desde el alma. Puede que nos identifiquemos con la tristeza de alguien, pero en realidad con lo que nos estamos identificando es con la luz que hay dentro de esa tristeza. Dentro del dolor, dentro del sufrimiento, dentro de la oscuridad misma, hay luz. Finalmente, el corazón se está identificando con la luz que hay dentro. Si imploramos cada día por nuestra propia luz interna, veremos que el corazón inevitablemente se expandirá; pero si queremos expandir el corazón sin la luz, meramente expandiremos nuestra ignorancia. Solo si imploramos por lo Más Alto se expandirá realmente nuestro corazón.
Debemos darnos cuenta de que el vital, que nos está engañando y explotando, ha de ser apartado. Muy a menudo, las fuerzas del vital impuro —debajo del ombligo— penetran en nuestro corazón y hacen que suframos. La purificación del vital es absolutamente necesaria si el vital quiere actuar divinamente junto con el corazón. De no ser así, el corazón tendrá que hacer su parte solo. Por tanto, al tratar con la humanidad, tened cuidado de no ofrecer la falsa luz del vital demandante y posesivo. En nombre del interés, muchas veces ofrecemos preocupaciones, ansiedades, impurezas y ese tipo de cosas.
No es difícil en absoluto hacer aflorar las buenas cualidades del corazón, como la simpatía y el interés. Podemos hacer salir estas buenas cualidades mediante nuestra aspiración. Estamos aspirando por Dios, quien tiene indudablemente más Interés, más Afecto y más de todas las cualidades del corazón que nosotros. Nuestra aspiración sincera puede que desciendan dichas cualidades desde Dios.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)., Agni Press, 1975
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