12 - DIOS, LA GRACIA Y EL GURU / 1 - Dios y la Gracia divina

Lo finito y lo infinito

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Dios es al mismo tiempo finito e infinito.

Él es espacio.

Él es mensurable.

Él puede ser medido.

Él debe ser medido.

Él está más allá del espacio.

Él no es mensurable.

Él es ilimitado.

Él es infinito.

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Dios es Conciencia infinita, Dicha infinita; sin embargo, también puede asumir una forma finita. Él es infinito, Él es finito y, al mismo tiempo, trasciende tanto lo Infinito como lo finito. Él es vida, Él es muerte y, además, está más allá de la vida y de la muerte. Mucha gente no puede consentir la idea de que Dios pueda ser finito. Pero pensemos en una de las cualidades divinas de Dios llamada Omnipresencia. Según nuestro sentimiento humano, cuando pensamos en la Omnipresencia, pensamos inmediatamente en la inmensidad. Cierto, Dios es tan vasto como el mundo. Pero, puesto que está en todo, también está en lo finito. Además, Dios es Omnipotente. ¿Dónde está Su Omnipotencia si no puede convertirse en un niño pequeño, en un diminuto insecto o en un átomo? Nosotros no podemos hacer prácticamente nada a nuestro antojo; pero Dios, precisamente porque es Omnipotente, puede hacer cualquier cosa que quiera a Su Antojo: Él puede ser inmenso, Él puede ser infinitesimal.

Dios el Infinito ha entrado en nosotros, en estos cuerpos finitos, que duran cincuenta, sesenta o setenta años. El Infinito obtiene la mayor alegría únicamente llegando a ser también finito. Tenemos que saber, tenemos que sentir y tenemos que llegar a comprender esto por nosotros mismos; solo entonces veremos a Dios en Su creación. Si no, pensaremos que Dios está en el Cielo y que, aunque nosotros somos Su creación, no tenemos conexión alguna con Él.

Finito e Infinito, conforme a nuestro entendimiento externo, son opuestos. Pero en el Ojo de Dios, ambos son uno. Lo finito y lo Infinito quieren ir siempre juntos. Lo finito quiere alcanzar lo Absoluto, lo Más Elevado, que es lo Infinito. Lo Infinito quiere manifestarse en y a través de lo finito. Entonces, el juego está completo; de lo contrario, será solo un juego unilateral. No habrá verdadera alegría, ni logro, ni plenitud.

Dentro de lo finito se halla el mensaje de lo Infinito; en lo finito está, primero, la revelación y, luego, la manifestación de lo Infinito. Lo finito es necesario porque a través de lo finito es como lo Infinito desempeña su papel en el ritmo cósmico aquí en la tierra. Al mismo tiempo, lo Infinito es necesario, porque en lo Infinito es donde lo finito tiene su eterno refugio; allí encuentra protección y perfección.

Dios está en todo, pero cada persona tiene que sentir por sí misma lo que Dios es para ella. Dios puede ser Luz infinita, Conciencia infinita, Poder infinito, Dicha infinita, Compasión infinita, Energía infinita. Puede ser personal, con forma; asimismo, puede ser impersonal, sin forma. A veces obtenemos alegría cuando vemos a Dios con forma; a veces obtenemos alegría cuando vemos a Dios sin forma. Podemos verlo en Su aspecto impersonal como una vasta expansión de Luz. En Su aspecto personal, Él puede aparecer bajo la forma de un ser humano luminoso. Cuando aparece como Ser personal, podemos tener toda clase de conversaciones íntimas con Él, cara a cara. Incluso los Maestros espirituales no verán necesariamente al Supremo de la misma manera; para cada Maestro, Él puede aparecer de manera diferente.

Lo Sin-forma es necesario para realizar lo Altísimo, lo Último, lo Infinito; y la forma es necesaria para revelar y manifestar lo más Alto y lo más Profundo de una manera íntima. Eso que es infinito en conciencia puede ser visto en el aspecto sin-forma; asimismo, puede alojarse en la forma. Es por eso que el corazón puede contener la Infinitud dentro de sí. Cuando entras en el físico sutil, todo es sin-forma; cuando entras en el físico, todo es forma.

Si uno inicia su viaje pensando en Dios como un Dios personal con forma, entonces lo realizará como Dios personal. Si inicia su Yoga pensando en Dios como algo impersonal, entonces realizará el aspecto impersonal de Dios. Depende de cómo quiera el buscador plantearse a Dios mientras se halla en el proceso de aspiración. Si alguien practica el Yoga pensando en la Conciencia infinita de Dios, entonces realizará a Dios como Conciencia infinita. Un Maestro espiritual puede realizar primero un aspecto de Dios; pero, cuando alcanza la realización completa, ve a Dios en todos Sus aspectos.

Si meditas a fin de lograr algo de un modo muy tangible e íntimo, es útil dirigirse al Supremo en la forma de la Madre, la Madre Divina. Pero si quieres experimentar algo abstracto, como la Luz o la Dicha, entonces te dirigirás a Dios como la Conciencia sin forma.

Yo veo a Dios como un Ser luminoso, el Ser más luminoso, que tiene infinito Amor, Interés y Compasión por la humanidad. Mis discípulos contemplan al Supremo como Dios personal, como ser humano. Aunque el Supremo tiene ambos aspectos, personal e impersonal, si te aproximas a Él como Ser personal, especialmente al principio, tu viaje será más seguro, porque el modo personal es más fácil. Si quieres ver el aspecto impersonal de Dios, tal vez te sientas confundido o tengas miedo de la inmensidad. Un ser humano quizá mide tan solo un metro setenta pero, dentro de él, el alma posee una capacidad ilimitada. Consideremos al alma como el Dios impersonal y al cuerpo como el Dios personal. Al principio es mucho más fácil para el buscador identificarse con su cuerpo que con su alma. Si mi alma quiere manifestar su belleza o su fortaleza a través del físico, el alma le dará a mi cuerpo una belleza luminosa y una fortaleza sólida. Por tanto, el buscador puede considerar la forma como expresión o manifestación de lo sin-forma.

Cuando el principiante medita temprano en la mañana, debería meditar en los Pies del Supremo personal. Entonces, junto con su propio amor consagrado, sentirá la Compasión y el Afecto de Dios. Dirá: «He aquí a alguien que es realmente grande, infinitamente más grande que yo. Por eso estoy tocando Sus Pies con tanta devoción». Sentirá que hay algún propósito en lo que está haciendo. Al tocar los Pies del Supremo está intentando volverse uno con el Supremo. Si alguien es muy alto, no podré tocar su cabeza, pero puedo tocar sus pies. Al tocar sus pies o su cabeza, puedo decir que le he tocado; pero cuando toco sus pies, obtengo inmediatamente el sentimiento de la alegría y la devoción más puras.

Entonces, después de tocar los Pies del Dios personal, hemos de concentrarnos en el Corazón de ese Dios personal. Puede que el hecho de tocar Sus Pies nos dé un sentimiento devocional, pero tenemos que preguntarnos: «¿Considero que Él es propiamente mío, o estoy tocando Sus Pies únicamente porque Él es muy grande?». Podemos tocar los pies de un Maestro espiritual muy grande pero, junto con nuestra veneración, hemos de reclamar a esa persona como verdaderamente nuestra. Si sentimos que es verdaderamente nuestra, entonces nuestra devoción adquiere poder dinámico; entra en actividad. Cuando sentimos que el Supremo en forma humana es verdaderamente nuestro y que nosotros somos verdaderamente Suyos, solo entonces podemos tener la identificación completa y la unidad inseparable con Él. Y de esa unidad obtenemos alegría sin límites.

Cuando sientes que tu Maestro espiritual es verdaderamente tuyo, quieres darle algo de tu propiedad. Pero tiene que haber un intercambio; él te dará lo que tiene y tú le darás lo que tienes. ¿Cómo hacéis realmente el intercambio? Mediante la Luz transmitida a través de los ojos. Cuando el Maestro y el discípulo se miran el uno al otro, ¿qué hace cada uno en ese momento? El Maestro mira al discípulo con fervorosa compasión y el discípulo mira al Maestro con fervorosa adoración. El Maestro, que representa al Supremo personal, tiene toda la compasión, y el buscador tiene toda la adoración. Así intercambian su ofrecimiento y devienen entonces uno inseparablemente.

El ojo es el lugar de la visión y la Luz; la adoración es una forma de luz, y la compasión es también una forma de luz. Entre las cejas, y un poco por encima de ellas, está el tercer ojo. Este es el lugar a través del cual nosotros Le daremos lo que tenemos al Dios personal, y el Dios personal nos dará lo que Él tiene. Esta forma de meditación puede ser practicada por cualquier aspirante que esté tratando de ir más allá de su existencia limitada.

From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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