Soy Tu siervo de siervos, humilde, bajo.
No me importa, en verdad, quién eres Tú, ¡Oh Señor!Tu Gracia invoco, solo Tu sublime Gracia.
Solo en Ti encuentro el cordón de mi seno.Mi mente no suplica la fama, Oh Ser Desconocido,
ni Tu ilimitado Poder, Sol de Conocimiento.Señor mío, mi primer y último deseo sereno:
Haz de mí el hijo dorado e inmortal de Tu Visión. ```From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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