En el mundo externo vemos limitación, imperfección, duda, temor y muerte. Pero en el mundo interno vemos Luz, Paz, Dicha y Perfección. Cuando vivimos en la Conciencia de Dios, no hay imperfección. Todo es Perfección. Cuando nos identificamos conscientemente con la Conciencia de Dios, observamos que no hay imperfección alguna, porque Dios es perfecta Perfección. Pero si no vivimos en la Conciencia divina, naturalmente estaremos sujetos a la imperfección del mundo externo.
Dios es un Jugador divino. Él está jugando Su divino Juego y conoce el final último. En cada momento Él está revelándose en y a través de nosotros, a pesar de que nosotros vemos, o mejor dicho, creamos un inmenso abismo entre nosotros y Dios. En el mundo físico, las miserias, los problemas, las frustraciones y la desesperación que atravesamos, no son nada más que experiencias en nuestro camino hacia la Meta final. Pero, al fin y al cabo, ¿quién está teniendo todas esas experiencias?: Dios y solo Dios. Lo que está ocurriendo realmente es la autorrevelación de Dios en Su creación manifestada. Un buscador del Supremo, viviendo en el Supremo, siendo uno con la Conciencia del Supremo, ve y siente que su vida, tanto interna como externa, es una proyección de la Perfección siempre trascendente de Dios creciendo hacia la Perfección perfecta.From:Sri Chinmoy,Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975
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