Servicio

El servicio puede hacer mucho por nosotros. Antes que nada, tenemos que saber que el servicio realizado con un espíritu divino es la mayor oportunidad que poseemos para acabar con nuestro orgullo y vanidad, y para borrar el sello del ego. Es en el servicio dedicado donde vemos la armonía universal y crecemos en la conciencia universal.

Nuestra voluntad se vuelve la Voluntad de Dios. Lo que llamamos servicio no es otra cosa que el cumplimiento de la Voluntad divina. En la tierra hay quien tiene capacidad y hay quien tiene necesidad. La capacidad y la necesidad deben ir juntas. Al ofrecer la capacidad, no tan solo se satisface la necesidad, sino que también la capacidad es reconocida, la capacidad es valorada. La capacidad, por sí misma, solo recibe una satisfacción parcial. Pero cuando la capacidad y la necesidad caminan juntas, amanece la satisfacción plena.

«De cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades». Esta verdad es significativamente aplicable en nuestra vida diaria.

Dios ha de ocupar nuestra mente; y en este estado de concentración divina, deberíamos servir a la humanidad. En ese preciso momento, el servicio mismo se convierte en la mayor recompensa. Aunque la meditación y el servicio constituyen enfoques totalmente diferentes en el campo de la espiritualidad, el trabajo y el servicio dedicado no son sino pura meditación.

Krishna nos habla ahora sobre el placer y del dolor. «El placer de los sentidos termina en dolor. De ahí que el sabio rechaza el placer de los sentidos. El autocontrol constante es la verdadera y perpetua felicidad».

Del autocontrol continuado, nace el autodominio. La existencia del mundo y la actividad del mundo están bajo el mando del autodominio. La forma más fácil de lograr el autocontrol es tomar el camino de la consagración de uno mismo. La autoconsagración es siempre bendecida por la iluminación del alma. Las turbulentas fuerzas de nuestros sentidos tienen forzosamente que doblegarse ante la iluminación del alma. Quien posee la iluminación interna sabe que su existencia en la tierra es la personificación de Dios y sus acciones las expresiones de Dios. Siente que nunca es el actor, sino un mero instrumento.

A continuación, venimos a aprender del Gita lo que es el cuerpo: «El cuerpo es una ciudad con nueve puertas».

Citando a Wesley La Violette en El Bhagavad Gita, un canto inmortal:

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El cuerpo es una ciudad con muchas puertas,

donde la mente soberana puede

descansar serena.

Dentro de esa ciudad está el Templo sagrado

del Espíritu, la Mente,

donde no hay deseo

de actuar, ni causa motivadora alguna,

aunque siempre la alegre voluntad

de seguir al Deber cuando éste llama.

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Es cierto que el cuerpo tiene un templo sagrado. Igualmente cierto es que el cuerpo mismo está santificado. Debemos agradecer a Whitman su poderosa afirmación: «Si algo es sagrado, el cuerpo humano es sagrado».

Hoy el cuerpo es el obstáculo insuperable. Mañana este mismo cuerpo puede ser y será el orgullo de la Divinidad, ya que en y a través de este cuerpo Dios le muestra al mundo Su apariencia, lo que Él hace y lo que Él es.

Hacia el final de este capítulo, Sri Krishna dice con firmeza que la sensualidad debe evitarse por completo para que el hombre pueda vivir en la Divinidad y poseerla por completo. El tigre de las pasiones debe ser conquistado. El aspirante ha de concentrarse de modo constante en su Liberador. Ciertamente, solo para él es la Meta, la salvación única.

From:Sri Chinmoy,Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971
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