Capítulo XVII: La triple fe

El hombre externo es un reflejo de su fe interna. Todas nuestras actividades, físicas, vitales y mentales, tienen una fuente común. Y el nombre de esa fuente es la fe. Con nuestra fe podemos crear, controlar, conquistar y transformar nuestro destino. Ciertamente, lo que de modo inconsciente llamamos fe humana no es otra cosa que la Voluntad divina en nosotros y para nosotros.

¿Qué hace un hombre sáttvico con su fe luminosa? Utiliza su fe para invocar y adorar al Supremo. ¿Qué hace un hombre rajásico con su fe apasionada? La utiliza para adorar y satisfacer a las deidades. ¿Qué hace un hombre tamásico con su fe tenebrosa? Adora a los espíritus y fantasmas insatisfechos, descontentos, hambrientos, oscuros, impuros y ligados a la tierra.

Se dice que, en occidente, el alimento tiene muy poco que ver con la fe. En la India, el vínculo entre alimento y fe es casi inseparable. Nuestros videntes de los Upanishad exclamaron: Annam Brahma: «El alimento es el Brahman».

Un hombre sáttvico come alimentos frescos, puros y reconfortantes, para poder adquirir energía, salud, alegría y una larga vida.

Los alimentos agrios, salados y excesivamente picantes son la preferencia del rajásico. La enfermedad lo apresa. El dolor lo tortura.

El hombre tamásico también tiene que comer al fin y al cabo. Come con avidez alimentos rancios, desabridos, impuros y sucios. Los resultados de su dieta deben ser sentidos más que descritos.

From:Sri Chinmoy,Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971
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