El Hijo

Jesús vino. El mundo oyó. Jesús fue. El mundo vio. Jesús sonríe. El mundo deviene.

Jesús quiso. El mundo no dio. El mundo quiso. Jesús dio. Además, correspondió.

Jesús tuvo la oportunidad de explicar al mundo la incomparable virtud del Perdón. Jesús no tuvo la oportunidad de explicar al mundo la inevitable necesidad de la espada.

El nacimiento humano de Jesús fue la Pregunta. Su muerte divina no sólo fue una respuesta, sino la Respuesta.

Dios tuvo más que éxito enviando a Su Hijo a la tierra. La humanidad sufrió más que una derrota al no recibir al Hijo.

Jesús tenía. El mundo necesitaba. El mundo tenía. Jesús aceptó.

Jesús hizo. Él se reveló a Sí Mismo. El mundo hizo. Se veló a sí mismo.

Dios sonrió a través de los ojos de Jesús. La humanidad lloró a través de los ojos de Jesús.

Jesús fue la creación terrenal de María. María fue Su creación espiritual. Ella protegió la planta. El árbol la cobijó a ella. Y ella en su interior refugia a la creación entera de Su Padre.

La sensualidad no puede vivir en la Pureza. Pero la Pureza puede vivir en la sensualidad. La pureza de María no sólo toca el incesante fluir de impureza humana, sino también su fuente: la ignorancia.

La impureza humana sólo sabe llorar. La pureza divina de María ciertamente escucha su llanto. Pero su dinámica varita debe esperar a la Hora de Dios. Más aún, la receptividad de cada individuo es de suma importancia.

El cuerpo de Jesús mostró a la tierra cómo ascender. El alma de Jesús mostró a los Cielos cómo descender.

Las equivocaciones de la tierra son grandes. La Compasión de Dios es mayor. Jesús lo sabía. Él rezó por esta bendición: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

Dios es Tanto Razón como Fe. El protestantismo quiere ver a Dios a través de Su inmaculada razón. El catolicismo quiere ver a Dios a través de Su Fe implícita.

El catolicismo siente que Cristo Fue eternamente. El protestantismo siente que Cristo Llegó a ser gradualmente.

¿Quién es nuestro amigo sin igual? Ese que nos ayuda, consciente o inconscientemente, a satisfacer la Voluntad de Dios dentro y fuera. Jesús lo sabía. «Amigo», se dirigió a Judas. El Cielo conocía el significado del beso de Judas, pero la tierra aún tenía que conocerlo.

From:Sri Chinmoy,Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971
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