El poder de la concentración y el poder de la dedicación

Hay algunos devotos que quieren alardear. Meditan durante horas, cantan durante horas, repiten el nombre del Señor Krishna durante horas. Miran por encima del hombro a quienes no emplean tanto tiempo meditando y cantando. Arjuna resultaba ser uno de estos. Si recordáis, uno de los hermanos de Arjuna, cuyo nombre era Bhima, era el más fuerte de la familia. Bhima nunca, nunca rezó a ningún Dios. Él acostumbraba a comer y a luchar. Era un gran devorador de comida, y al mismo tiempo un gran luchador.

Pero Arjuna solía rezar a este dios y a aquel dios; él tenía que complacer a todos los dioses en la tierra. El señor Shiva tenía que ser adorado cada día. Durante dos horas al día Arjuna recogía cientos de flores y las ofrecía, una por una, al Señor Shiva. Cada vez, mientras ofrecía las flores, recitaba el nombre del Señor Shiva. Entonces, entró el orgullo.

Lo que Bhima hacía era muy sencillo. Se ponía los dedos en la frente y se concentraba durante un par de minutos antes de cada comida. Después comía vorazmente. ¡Esta era su meditación! El pobre Arjuna pasaba horas recogiendo flores, pero el orgullo de Arjuna no pudo escapar de Sri Krishna.

Sri Krishna le dijo a Arjuna: «Ven, demos un paseo». Mientras caminaban, vieron a un hombre arrastrando un carro. El carro estaba cargado de flores. Todo tipo de flores. Arjuna le preguntó: «¿Qué vas a hacer con estas flores? ¿Adónde las llevas?». El hombre no tuvo tiempo para responder a Arjuna. Sri Krishna dijo: «Arjuna, sigámosle».

Cuando el hombre llegó a su destino, había muchos más carros de flores. «¿Qué vas a hacer con todos estos miles y millones de flores?», preguntó Arjuna. «No tengo tiempo de hablar contigo», dijo el hombre. «Estoy en seria concentración. Sólo puedo hablar con una persona en la tierra, con Bhima, el segundo Pandava. Él es el buscador espiritual más grande. Cuando medita antes de sus comidas tan sólo por un minuto o dos diciendo: ‘Oh poderoso Señor Shiva’, miles de flores son ofrecidas por él al Señor Shiva. Su concentración es sumamente intensa. Su meditación es sumamente sincera. Arjuna sólo echa flores al Señor Shiva. Tan sólo presume».

El pobre Arjuna volvió con el Señor Krishna y estaba sumamente furioso con él por someterle a esta humillación. El Señor Krishna le dijo: «Quería enseñarte que no es el número de horas, ni el número de flores, sino el poder de la concentración, el poder de la dedicación, lo que cuenta».

From:Sri Chinmoy,Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971
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