Ahora bien, desde el punto de vista espiritual, el suicidio no sirve de nada. La madre se ha sacrificado en vano por sus hijos. Y aunque pensó que crearía la armonía mediante su sacrificio físico, en el mundo vital no habrá escape ni perdón para ella. Por su estupidez se dirigirá al mundo vital y permanecerá allí. ¿Por qué no tuvo la sabiduría de ver que los hijos no eran sus hijos, sino los hijos de Dios? Dios es quien le dio esos hijos. ¿Por qué, entonces, no ha implorado a Dios para iluminar su conciencia? ¿Por qué no ha rogado a Dios por su armonía y su paz?
El mundo permanecerá ignorante a menos y hasta que el Supremo ilumine su conciencia. Sacrificando nuestras vidas individuales para causar la paz, nunca se resolverán los problemas del mundo. Numerosos mártires, aspirantes y personas espirituales se han quitado la vida pero ello no resolvió los problemas del mundo. Estos problemas sólo se resolverán por medio de la aspiración, de la oración a Dios para que ilumine el mundo mientras estamos aquí en la tierra. Nuestra muerte individual jamás podrá transformar la faz del mundo. Pero si invocamos la Bendición de Dios, la Gracia de Dios y el atento Cuidado de Dios, los problemas podrán, entonces, resolverse.From:Sri Chinmoy,Muerte y reencarnación: El viaje de la Eternidad, Agni Press, 1973
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