Uno de mis discípulos más devotos me preguntó un día sobre su encarnación pasada. Le dije que fue un barquero en Japón y que podría profundizar en sí mismo para verlo. Ni siquiera había completado mi frase cuando él vio que había sido un barquero. Pero para quienes son arrogantes, para quienes no van a creerlo (y hay gente que no creerá cuando hablas de reencarnación), hemos de ver si merece la pena convencerlos sobre su pasado. Porque si están satisfechos con su propia noción de que no hay reencarnación, dejémoslos estar satisfechos. Después de todo, ¿quién pierde?
Un muchacho, que no era discípulo mío, me preguntó en cierta ocasión acerca de su vida previa. Le dije que había vivido en Alemania y muerto en un aeroplano que se estrelló. Inmediatamente dijo que desde los tres años de edad había sido un gran admirador de Hitler. Podía leer libros y poesía en alemán desde los tres años. Pero esta información no ayudó espiritualmente al chico para nada. Sólo tenía curiosidad y yo alimenté esa curiosidad, no su espiritualidad. De modo que, en la mayoría de los casos, no diré a una persona nada acerca de sus encarnaciones pasadas.From:Sri Chinmoy,Muerte y reencarnación: El viaje de la Eternidad, Agni Press, 1973
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