La obediencia a mi superior no es una sumisión forzada. Es únicamente mi conocimiento consciente de la divinidad que está por encima de mí. Pero llegará el día en que, mediante mi progreso continuo, podré llegar a ser uno con mi superior; estaré en igualdad con mi superior, de manera que podremos derivar alegría mutua. Un verdadero superior es aquel que procura e implora por llevar al inferior hasta su propio nivel para que pueda jugar, cantar y bailar con él.
Dios es mi único superior verdadero. A menos y hasta que Él pueda verme de pie codo a codo con Él, Su Luz de Manifestación no podrá permear Su creación entera. Lo humano en mí quiere y necesita un superior para tener su protección y su guía. Lo divino en Dios quiere y necesita un compañero, un colaborador y no una creación inferior, a fin de ser divinamente alegre y supremamente fructífero.
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16 de julio, 1977 En tránsito a New JerseyFrom:Sri Chinmoy,Aspiración-Everest. Vol.2, Agni Press, 1977
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