La vida animal es siempre dañina. La vida humana es siempre dudosa. La vida divina es siempre fervorosa. La Vida del Supremo es siempre fructífera.
La vida animal me dice que peleando conseguiré todo. La vida humana me dice que siendo listo lo puedo conseguir todo. La vida divina me dice que dándolo todo, llegaré a ser todo lo que quiero ser y, aún más, complaceré a Dios a Su propia Manera. La Vida del Supremo me dice que sembrando la unidad, no sólo llegaré a ser todo sino que también podré ofrecer ese regalo todo-favorecedor, como un don, a la humanidad aspirante.
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18 de julio, 1977 En tránsito al Centro Sri Chinmoy en ConnecticutFrom:Sri Chinmoy,Aspiración-Everest. Vol.3, Agni Press, 1977
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