Existen varios tipos de fuerzas hostiles que tienen la forma de malos pensamientos. Si quieres algo de alguien y no te lo da, ¿qué haces? Permites que pensamientos no divinos entren en tu mente y les dices: «Id y pelead». Estos pensamientos son como soldados. Salen y atacan a la persona de la que esperabas algo.
Tu mente es tu puerta. Tú tienes la autoridad de abrirla o mantenerla cerrada. En tu casa sólo permites entrar a tus amigos, y no a tus enemigos. Así pues cuando los pensamientos lleguen a tu puerta mental, deja que entren sólo los pensamientos buenos, los pensamientos divinos. Si dejas que los malos pensamientos entren en tu mente, destruirán tu aspiración y estropearán tu vida espiritual. Cuando un pensamiento entra en ti, o bien proviene de un mundo divino o bien de un mundo no divino. Si tus pensamientos están perturbando de algún modo tu meditación, significa que son pensamientos no divinos. Estos pueden ser fuerzas hostiles sutiles u obvias. O cuando un pensamiento llega y trata de poseerte o de hacer que lo poseas, eso es una fuerza hostil. Pero cuando un pensamiento entra en tu mente y sientes que te estás expandiendo, puedes saber que es un pensamiento divino.
Si ves un jardín, te deleitas conscientemente con su belleza exterior e interior. Pero no estás atado por el jardín. No está capturándote ni tú estás tratando de atarlo. Mientras miras el jardín, sientes que la fragancia de las flores se está extendiendo a todo tu alrededor. Así es un pensamiento divino. Por tanto, cuando un pensamiento quiera entrar en ti, observa primero si ese pensamiento va a atarte, o si va a agrandarte o ser agrandado por ti. El pensamiento que puede atarte o ser atado por ti es un pensamiento no divino, una fuerza hostil. El pensamiento que puede expandirte, y que tú puedes expandir con tu conciencia aspirante, es un pensamiento divino.From:Sri Chinmoy,Mente de confusion y corazón de iluminación, vol. 1, Agni Press, 1974
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