Por otra parte, no es cuestión de si los culturistas o los levantadores de pesos aprecian más estas cosas. Es solo el corazón de la persona lo que importa. Si un levantador de pesos posee un buen corazón, las apreciará. Tenemos que entrar en cada área con nuestro corazón. Una persona puede ser cantante, otra puede ser levantador de pesos. Si el cantante vive en su corazón, apreciará al levantador de pesos también porque está brillando en otro campo. De manera similar, el levantador de pesos apreciará al cantante.
Si tenemos un buen corazón, apreciaremos a otros. Si tenemos un corazón malo, los criticaremos o diremos: «Si yo hubiera practicado, podría haber vencido a esa persona. Podría haber llegado a ser otro Carl Lewis». Con «si…» desafiamos los logros de los demás. Decimos: «Si hubiera tenido la oportunidad, podría haber hecho lo mismo». Así es como empezamos a culpar a Dios desde el principio mismo. ¿Por qué Dios le dio a Bill Rodgers la oportunidad de convertirse en el maratonista más rápido del mundo? ¿Por qué permitió Dios a Sir Edmund Hillary escalar el Monte Everest? Pregunta a Dios. Busca la falta en Dios. Pero os digo, aunque Dios nos hubiera dado la oportunidad, no la habríamos valorado.
Cantidad de gente entra en la familia de un gran músico y sin embargo no tocan música. Cantidad de gente entra a la familia de un gran corredor, pero ellos no corren. No valoran lo que sus padres estén haciendo. Puedes ver tantos casos en donde los padres son grandes en un campo en particular, pero los hijos no siguen los pasos de sus padres. La oportunidad se presentó en su camino, pero ellos no la valoraron.From:Sri Chinmoy,Un viaje místico en el mundo del levantamiento de pesos - Vol. 1, Agni Press, 2000
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