_Estudiante:_ Si en lugar de emplear cualidades agresivas, los levantadores de pesos trataran de usar un enfoque divino, ¿podría el levantamiento de pesos convertirse en una vía positiva para el progreso?

Sri Chinmoy: ¡Ciertamente! ¿Por qué solo el levantamiento de pesos? En cualquier terreno, si se emplean métodos divinos, métodos apropiados, uno puede progresar inimaginablemente.

En India, hace muchos, muchos años, había un gran luchador que derrotaba a todos sus oponentes. Un día entro al Ganges para darse el baño. Sucedió que un sadhu estaba nadando en ese punto. Estaba muy flaco, casi escuálido, y vestía un taparrabos. Iba y venía nadando sin molestar a nadie.

El luchador era de naturaleza travieso, y comenzó a salpicar al sadhu con el agua y a hacerle burla. El sadhu no había hecho nada para fastidiarle, pero el luchador lo hacía solo para demostrar su fuerza física superior.

El sadhu le dijo: «¡Para ya!». De pronto el luchador no podía mover sus manos en absoluto, igual que mi prima no podía mover la pierna cuando le mostré mi poder oculto. Las manos del luchador estaban levantadas fuera del agua porque estaba en el proceso de salpicar al sadhu. Se había quedado atorado en esa posición, con las manos arriba —exactamente como cuando la policía te ordena rendirte. Tuvo realmente que rendirse al sadhu. En términos de fuerza física, con dos dedos podría haber agarrado al sadhu y arrojarlo a la orilla del río, pero no era rival para la fuerza oculta y espiritual del sadhu

Tras unos minutos, el luchador pudo volver a mover sus brazos. Entonces, salió del agua, tocó los pies del sadhu, y dijo: «Quiero ser tu discípulo». El sadhu lo acepto y el luchador comenzó a llevar una vida espiritual. Se sometió a este hombre, el más flaco de los flacos, e hizo gran progreso espiritual. Por entonces, el luchador tenía muchos estudiantes y todos se hicieron discípulos del sadhu.

En el ashram donde yo crecí, uno de mis amigos era el luchador más fuerte. Podía arrojarme en el aire fácilmente. Un día quiso que yo le mostrara mi poder oculto. De modo que le mostré cinco céntimos de poder oculto de mi tercer ojo. Cayó al suelo. Entonces corrió al principal del departamento de educación física y empezó a gritar: «¡Ese granuja me quiere matar!».

El principal preguntó: «¿Cómo? ¿Tiene una pistola? ¿Tiene un cuchillo?».

«No», dijo mi amigo.

«Cómo podría matarte entonces?», preguntó el principal. «¡Tú eres muy fuerte!».

«¡Con sus ojos!» replicó mi amigo. Entonces todos se rieron y rieron de el.

Así es como perdí un verdadero amigo y un gran admirador. Se llamaba Krishna. Era absolutamente la persona más fuerte en el Ashram. Nadie lo igualaba.

From:Sri Chinmoy,Un viaje místico en el mundo del levantamiento de pesos - Vol. 1, Agni Press, 2000
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