La iluminación no es algo muy lejano. Está muy cerca, está justo adentro de nosotros. En cada momento podemos crecer conscientemente hacia la iluminación mediante nuestro progreso interno. El progreso interno se logra mediante constante sacrificio. ¿El sacrificio de qué? El sacrificio de los pensamientos malos y erróneos y del entendimiento erróneo de la Verdad. El sacrificio y la renuncia van juntos. ¿A qué vamos a renunciar? ¿Al cuerpo físico, a la familia, a los amigos y parientes, a nuestro país, al mundo? ¡No! Tenemos que renunciar a nuestra propia ignorancia, a nuestras propias falsas ideas de Dios y de la Verdad. Asimismo, tenemos que sacrificar a Dios el resultado de cada acción. Cuando le ofrecemos al Piloto Interno el resultado de nuestras acciones, la visión divina deja de ser un clamor lejano.
En nuestra vida cotidiana, hablamos muy a menudo de libertad y esclavitud. Pero la realización dice que no hay tales cosas. Lo que existe verdaderamente es conciencia —conciencia en varios niveles, conciencia disfrutando de sus varias manifestaciones—. En el ámbito de la manifestación, la conciencia tiene diferentes grados. ¿Por qué rezamos? Rezamos porque la oración nos lleva de un grado inferior a un grado superior de iluminación. Rezamos porque nuestra oración nos acerca más a algo puro, hermoso, inspirador y colmador. La iluminación más elevada es la realización de Dios. Esta realización no solo debe producirse en el alma, sino también en el corazón, la mente, el vital y el cuerpo. La realización de Dios es una unión consciente, completa y perfecta con Dios.
Queremos amar al mundo; el mundo quiere amarnos. Queremos colmar al mundo; el mundo quiere colmarnos. Pero no hay un eslabón de conexión entre nosotros y el mundo. Sentimos que nuestra existencia y la del mundo son dos cosas totalmente distintas. Creemos que el mundo es algo separado de nosotros. Pero en eso cometemos un deplorable error. ¿Cuál es el eslabón de conexión adecuado entre nosotros y el mundo? Dios. Si nos aproximamos primero a Dios y vemos a Dios en el mundo, entonces no importa cuantos millones de errores cometamos, el mundo no solo consentirá nuestros errores, sino que también nos amará con toda su alma. Del mismo modo, cuando veamos los defectos, las debilidades y las imperfecciones del mundo, podremos perdonar al mundo y entonces inspirar, energizar e iluminar al mundo, precisamente porque allí sentimos la existencia de Dios.
Si no vemos a Dios en todas nuestras actividades, la frustración se cernirá sobre nuestra vida cotidiana. No importa cuán sinceramente tratemos de complacer al mundo, no importa cuán sinceramente el mundo trate de complacernos, la frustración se hallará entre nuestro entendimiento y el entendimiento del mundo. La fuente de la frustración es la ignorancia. La ignorancia es la madre de la frustración devastadora, la frustración dañina, la frustración ahogadora. Si profundizamos más en ella, vemos que la ignorancia es todo un juego de inconsciencia. La frustración puede ser totalmente retirada de nuestras vidas solo cuando entramos en la Fuente de toda la existencia. Cuando entramos en la Fuente de nuestra propia existencia y de la existencia del mundo, estamos aproximándonos a la Realidad. Esta Realidad es nuestro constante Deleite, y el Deleite es el Hálito de Dios.
Este mundo no es mío ni tuyo ni de nadie. ¡Nunca! Pertenece a Dios y solo a Dios. Así pues, tenemos que ser realmente sabios. Tenemos que acudir primero al Poseedor, no a la posesión. La posesión es impotente; no puede hacer nada por sí misma. Es el Poseedor quien puede hacer lo que quiera con Su posesión. Así pues, primero debemos devenir uno con Dios y entonces, automáticamente, llegaremos a ser uno con Sus posesiones. Cuando devenimos uno con Dios y con Sus posesiones, podemos sentir cierta e inequívocamente que el mundo es nuestro y que nosotros somos del mundo.
La ignorancia y la iluminación son como la noche y el día. Tenemos que entrar primero en la iluminación y después llevar la iluminación a la noche de la ignorancia. Si intentamos iluminar la ignorancia por el camino contrario, la transformación de la ignorancia será difícil, lenta e incierta. Entrar en el campo de la ignorancia es tomar el sendero negativo. Si seguimos el sendero de la oscuridad y tratamos de hallar luz en la oscuridad, estamos tomando el sendero negativo. El mejor camino, el camino positivo para encontrar luz, es seguir el sendero de la luz, más luz, abundante luz, Luz infinita. Si seguimos el sendero de la luz, con toda seguridad la iluminación despuntará en nosotros. Miremos arriba e intentemos hacer descender la Luz de lo alto. En cuanto miramos hacia arriba, la Gracia de Dios desciende. La naturaleza misma de la Gracia de Dios es descender sobre cada individuo en la tierra. Cuando queremos ascender hacia Dios con la ignorancia, es como escalar una montaña con una pesada carga sobre nuestros hombros. Naturalmente es una tarea difícil. En lugar de hacer eso, podemos permanecer a los pies de la montaña y clamar por la Gracia de Dios, la cual está dispuesta y anhelando descender hasta nosotros desde lo más alto. Huelga decir que es infinitamente más fácil para Dios descender hasta nuestra ignorancia que para nosotros ascender hacia Dios con nuestra ignorancia a cuestas.
La iluminación es el conocimiento consciente del alma. La iluminación es la visión consciente de la Realidad que va a ser manifestada. La iluminación es la posibilidad transformada en viabilidad. La iluminación es como la varita mágica de Dios. Un mago ordinario en este mundo utiliza su varita mágica para convertir una cosa en otra. Cuando Dios utiliza la iluminación en el mundo, la conciencia finita de la tierra entra inmediatamente en lo Infinito y se convierte en lo Infinito.
La iluminación es la primera realización que la humanidad tiene del Poder omnipotente, la Compasión ilimitada, la Luz infinita y la perfecta Perfección de Dios. Nuestra iluminación es lo que nos hace sentir lo que Dios realmente es. Antes de la iluminación, Dios es teórico; después de la iluminación, Dios se vuelve práctico. Así pues, la iluminación es el mágico poder divino que nos hace ver la Realidad que en otro tiempo fue imaginación. Cuando la iluminación aparece en un ser humano, Dios deja de ser tan solo una promesa para convertirse en un logro efectivo.
La iluminación está en la mente y en el corazón. Cuando la mente está iluminada nos convertimos en la elección de Dios. Cuando el corazón está iluminado llegamos a ser la Voz de Dios. Aquí, en el cuerpo físico, la mente ha evolucionado considerablemente. Debido a que el hombre ha desarrollado su mente intelectual, ha llegado a ser superior a los animales, ya que el estándar de la mente es superior al estándar del cuerpo o del vital. El hombre ha cultivado la capacidad de la mente, pero no ha cultivado la capacidad del corazón. Cuando cultivemos el corazón, veremos que su capacidad es mucho más grande de lo que habíamos imaginado. Cuando cultivemos en nuestro corazón la percepción inigualable de que somos de la altísima Visión de Dios y para la perfecta Manifestación de Dios, entonces se producirá la iluminación.
—Sri ChinmoyNo solo las personas espirituales tienen la conciencia divina. La gente común y corriente también la tiene, pero en ellos está dormida. Si se concentrasen, meditasen y contemplasen correctamente, esta conciencia emergería y tendrían acceso libre al alma, que es todo Luz, Paz y Dicha.
La conciencia es solo una. Alberga silencio y alberga poder. Cuando alberga el silencio, está albergando su propia forma verdadera. Cuando alberga el poder está manifestando su realidad interna.
A una porción de la conciencia infinita que ha entrado en el físico denso y es poseída y utilizada por el físico mismo, la llamamos conciencia física, conciencia vital y conciencia mental. En estas existe una porción diminuta de la conciencia infinita pero no es la pura conciencia infinita de la que hablamos.
El alma eterna y la conciencia infinita deben ir juntas. Tienen un amigo, o podemos decir un padre común, que es la vida, la vida eterna. La una complementa a la otra. El alma expresa su divinidad a través de la conciencia, y la conciencia expresa su poder, su silencio que todo lo abarca, a través del alma.
Conciencia y alma nunca pueden estar separadas, mientras que el cuerpo fácilmente puede estar separado de la conciencia. Lo que llamamos conciencia en nuestra vida humana es por lo general solo un sentimiento. Cuando percibimos algo sutil, en seguida lo llamamos conciencia, pero no lo es en absoluto; es un deseo muy sutil. Entramos en el deseo e inmediatamente creemos que es nuestra conciencia. Todo lo sutil en nosotros y todo lo que no podemos definir con palabras, lo llamamos conciencia; pero la conciencia es algo totalmente distinto.
Conocimiento y conciencia son también cosas totalmente distintas. Si hablo o me relaciono con alguna persona, mi mente adquiere un conocimiento de sus cualidades. Eso es conocimiento. Pero la conciencia no es conocimiento o comprensión mental. La conciencia es una revelación interna o un estado interno del ser. Es algo infinitamente más profundo y más interno que el conocimiento.La conciencia humana nos hace sentir que podemos existir sin Dios. Cuando se halla en la ignorancia profunda, la conciencia humana siente que no hay necesidad de Dios. Vemos a millones y billones de personas que ni rezan ni meditan. Estas piensan: «Si Dios existe, nos parece muy bien, y si no existe, no perdemos nada». Aunque puedan utilizar el término “Dios” a tiempo y a destiempo, no se interesan por la realidad, por la existencia de Dios en el Cielo o en sus vidas cotidianas en la tierra.
Pero la conciencia divina no es así en absoluto. Incluso la limitada conciencia divina que ahora tenemos, nos hace sentir que en cada momento hay una necesidad suprema de Dios. Nos hace sentir que estamos en la tierra precisamente porque Él existe. Y cuando albergamos pensamientos divinos, la conciencia divina nos hace sentir que Dios es quien nos está inspirando a abrazar esas ideas divinas. La conciencia divina nos hace sentir que hay un propósito divino, un objetivo divino, un ideal divino, una meta divina en todo. En la conciencia humana ordinaria no hay propósito, no hay meta positiva; es solo como un elefante loco corriendo a ciegas. En la conciencia divina, hay siempre una meta, y esa meta está siempre trascendiéndose a sí misma. Hoy consideramos algo como nuestra meta, pero cuando alcanzamos el umbral de esa meta, nos sentimos inmediatamente inspirados a ir más allá de ella. Esa meta se convierte en un hito hacia una meta superior. Esto ocurre porque Dios está constantemente trascendiéndose. Dios es ilimitado e infinito, pero Él está trascendiendo incluso su propia Infinitud. Y puesto que Dios está siempre progresando, nosotros también estamos progresando cuando estamos en la conciencia divina. En la conciencia divina, todo se está expandiendo y convirtiendo constantemente en la Luz más elevada y más colmadora.Cuando nos hallamos en el estado de vigilia, la identificación que hacemos con cualquier cosa o persona es vaishwanara, aquello que es común a todas las personas. Cuando nos hallamos en el estado de sueño, nos identificamos con tejasa, nuestra brillante capacidad interna. Y cuando entramos en el sueño profundo, allí experimentamos y nos identificamos con lo sutil. En este tercer estado, no estamos tratando con la conciencia mental o intelectual, sino con la conciencia interna, intuitiva. En sushupti no hay forma colectiva; todo es indefinido. Todo es masa infinita. En este estado obtenemos una experiencia de un orden muy elevado.
Además hay un cuarto estado, turya, que quiere decir conciencia trascendental. Esta conciencia no es ni interna ni externa; al mismo tiempo es tanto interna como externa. Es y no es. Tiene la capacidad de identificarse con toda y cada cosa en el mundo y, además, tiene la capacidad de trascender toda y cada cosa en la tierra. Y aún más, se trasciende a sí misma constantemente. Turya es el más alto estado de conciencia, pero no hay un final, no hay un límite fijo para la conciencia turya. Está constantemente trascendiendo y trascendiendo su propio más allá.
El estado turya es como estar en la copa de un árbol. Cuando estamos a los pies del árbol, con gran dificultad vemos un poco de lo que hay a nuestro alrededor; pero cuando estamos en lo alto del árbol vemos todo lo que hay alrededor y debajo. Así, cuando estamos en el estado de turya, tenemos que sentir que hemos entrado en el estado más elevado de conciencia. Desde ahí lo podemos observar todo.
A fin de entrar en el estado turya, durante al menos diez minutos cada día tenemos que separar conscientemente nuestro cuerpo de nuestra alma. Tenemos que decir y sentir: «No soy el cuerpo; soy el alma». Cuando decimos, «soy el alma», las cualidades del alma salen inmediatamente a la superficie. Cuando somos uno con el alma, ese estado es una especie de samadhi. En ese estado en particular podemos operar de manera segura y efectiva.
Nirvikalpa samadhi es también un estado del alma. Cuando hemos llegado a ser uno con el alma y estamos disfrutando la Paz, la Dicha y la Luz eterna del alma, esto se llama nirvikalpa samadhi. En ese estado no hay pensamiento. El juego cósmico ha finalizado; hay Paz y Dicha absolutas.
En sahaya samadhi, mientras estamos meditando, los pensamientos pueden estar tomando forma en nosotros, pero no somos perturbados por ellos. En la vida ordinaria somos perturbados por los pensamientos, pero cuando estamos en sahaya samadhi con la conciencia de vigilia, aunque la tierra nos envíe una serie de pensamientos desde varios ángulos, no somos perturbados por ellos.Si sabes cómo observarlos, puedes ver que algunos de estos mundo están ya funcionando en ti. Durante la meditación puedes ver claramente que no es en el mundo físico donde estás entrando. Es otra cosa: la mente superior o la sobremente, o la intuición o algún otro mundo sutil. Pero solo los Maestros espirituales y los grandes aspirantes son conscientes del hecho de que estos mundos están manifestándose en sus actividades cotidianas, en el mundo externo mismo. La persona común, aún cuando entren ráfagas de intuición en su mente, no será capaz de saber que estas proceden del mundo de la intuición. Pero cada persona, ya sea hoy o mañana, ha de llegar a ser consciente de estos mundos. Y no solo eso, sino que también tiene que manifestar la verdad, la luz, la belleza, la riqueza de todos los mundos superiores en este mundo.
Tú eres mi discípulo, y puedo decirte que incluso ahora obtienes a veces luz verdadera, consciente, superior, desde la mente intuitiva. Sé que tus escritos, tus poemas vienen enteramente de otro mundo. Estás recibiendo de ese otro mundo las verdades y las ideas que expresas. Veo que recibes mucha alegría al escribir enteramente desde el mundo intuitivo, desde la mente superior. Por tanto, en el mundo de la manifestación, el mundo físico, estás expresando las ideas, la luz, la verdad de otro mundo. Al mismo tiempo, si quieres entrar en ese mundo sin manifestarlo, sino únicamente para comprender o tener la visión de la verdad en ese mundo en particular, puedes hacerlo. Pero para manifestarlo has de traer la visión aquí abajo a la tierra.Ahora bien, tú has estudiado libros sobre Dios, y la gente te ha dicho que Dios está en todos. Pero no has realizado a Dios en tu vida consciente. Para ti, todo esto es especulación mental. Pero cuando alguien ha realizado a Dios, sabe conscientemente lo que Dios es, a qué se parece, cuál es Su Voluntad. Cuando alguien logra la autorrealización, permanece en la Conciencia de Dios y habla con Dios cara a cara. Ve a Dios tanto en lo finito como en lo infinito; ve a Dios tanto en Su aspecto personal como impersonal. Y en su caso, esto no es una alucinación o una imaginación mental; es realidad directa. Esta realidad es más auténtica que el que yo os esté viendo ahora aquí mismo delante de mí. Cuando uno habla con un ser humano, hay siempre un velo de ignorancia: oscuridad, imperfección, malentendido. Pero entre Dios y el ser interno de alguien que Le ha realizado, no puede haber ignorancia o velo alguno. Por tanto, en ese momento, uno puede hablar con Dios más claramente, más convincentemente, más abiertamente que con un ser humano.
Como seres humanos ordinarios, sentimos que la Paz infinita, la Luz infinita, la Dicha infinita y el Poder divino infinito son todos pura imaginación. Somos víctimas de la duda, el miedo y las fuerzas negativas que sentimos como algo muy normal y natural. No podemos amar nada de manera pura, ni siquiera a nosotros mismos. Estamos en lo finito, riñendo y peleando, y no hay tal cosa llamada Paz o Luz o Dicha en nosotros. Pero quienes practican la meditación, profundizan en su interior y ven que hay Paz, Luz y Dicha reales. Obtienen fortaleza interior sin límites y ven que la duda y el miedo pueden ser desafiados y conquistados. Cuando logramos la realización de Dios, nuestra existencia interna es inundada de Paz, Equilibrio, Ecuanimidad y Luz.En mi caso, he visto a Dios de las dos maneras —con forma y sin forma—. Pero cuando hablo de Dios, hablo de Él como un ser, porque esta idea es más fácil de captar para la mente humana. Cuando dices que hay una forma, una figura, eso atrae a los individuos. De lo contrario, Dios deviene tan solo una idea vaga. Si digo que Dios es Dicha, y el buscador no ha experimentado la Dicha, estará desesperadamente confuso. Pero si le digo a un buscador que Dios es como una persona, como un padre todopoderoso que puede decir esto o hacer aquello, entonces puede concebirlo y creerlo.
Cuando un ser humano piensa en algún ser más grande que él, inmediatamente piensa en ello como algo similar a un ser humano. Es mucho más fácil concebir la idea de Dios a través de la forma. Pero nunca diré que quienes desean ver a Dios sin forma, como una expansión infinita de Luz, Deleite, Energía o Conciencia, estén equivocados. Simplemente siento que la otra manera es más fácil.La iluminación de la que se habla aquí en occidente y también en el Japón solo es un estallido temporal de luz en la conciencia aspirante. Al cabo de un rato se desvanece en la insignificancia, porque no hay realidad perdurable en ella. La realidad perdurable la hallaremos únicamente con la Iluminación constante, eterna y Trascendental, que es la realización de Dios.
A veces, cuando hablamos de iluminación, nos referimos a que hemos estado durante muchos años a oscuras respecto a algún tema en particular y ahora tenemos sabiduría interna, o ahora ese lugar en particular de nuestra conciencia está esclarecido. Pero esto es solo un destello de la iluminación sin límites, y a ese pequeño destello no lo podemos llamar realización de Dios.Cuando alguien realiza lo Altísimo, significa que tiene Paz, Luz y Dicha internas en medida infinita. No significa que su apariencia o sus rasgos externos serán diferentes en algo, porque la Paz, la Luz y la Dicha están dentro de su conciencia interna. Si un Maestro alcanza la realización, no quiere decir que le crecerán dos grandes cuernos o una larga cola, o que se volverá anormal en algún sentido. No, él será normal. Incluso después de haber realizado lo Altísimo, un Maestro espiritual todavía come, duerme, habla y respira igual que lo hacen los demás.
Es dentro de lo humano donde existe lo divino. No tenemos que vivir en las cuevas del Himalaya para probar nuestra divinidad interna; esta divinidad la podemos hacer emerger en nuestra vida cotidiana normal. La espiritualidad es absolutamente normal pero, desafortunadamente, hemos llegado a sentir que es algo anormal porque vemos muy poca gente espiritual en este mundo de ignorancia. Pero este sentimiento es un error deplorable. La espiritualidad real es la aceptación de la vida. Primero tenemos que aceptar la vida tal cual es, y luego tenemos que tratar de divinizar y transformar la faz del mundo con nuestra aspiración y nuestra realización.
A menudo, la gente no espiritual piensa que una persona realizada, si verdaderamente lo es, ha de realizar milagros en cada momento. Pero los milagros y la realización de Dios no tienen que ir juntos necesariamente. Cuando miras a un Maestro espiritual, lo que ves es Paz, Luz, Dicha y Poder divino. Entra en él y estás destinado a sentir esas cosas. Pero si esperas algo más de un alma realizada, si acudes a un Maestro espiritual pensando que él va a colmar tus abundantes deseos y te hará multimillonario, estás totalmente equivocado. Si es la Voluntad del Supremo, el Maestro puede fácilmente hacer a alguien multimillonario de la noche a la mañana. Puede hacer descender prosperidad material en abundancia, pero generalmente esa no es la Voluntad del Supremo. La Voluntad del Supremo es para la prosperidad interna, no para la opulencia externa.El cuerpo externo de un Maestro podrá ser muy feo, pero en sus ojos verás todo cualidades divinas. Y si sus ojos están cerrados, tal vez no observes nada externamente, pero en lo profundo de ti sentirás una alegría interna que nunca habías experimentado antes. Ciertamente has sentido alegría antes, pero el tipo de estremecimiento interno que obtendrás en el momento en que estés ante un verdadero Maestro espiritual por primera vez jamás puede describirse. Y si ese Maestro es tu propio Maestro, entonces la alegría será infinitamente mayor.
Estás llamado a sentir todo tipo de cualidades divinas en el Maestro espiritual, siempre y cuando tengas aspiración. De no ser así, ya puedes sentarte delante del Maestro espiritual, hablar con él, tener todo tipo de amistad personal con él, pero no obtendrás nada. Es tu aspiración lo que permite que recibas todas las cualidades divinas del Maestro. Si no tienes aspiración, no importa lo que el Maestro tenga, no podrá dártelo.
Además, cuando hablas con un Maestro verdadero, tu propia sinceridad tiene que salir al frente. Esto no quiere decir que vayas a expresar siempre tu sinceridad. Tal vez mientas a pesar de que tu sinceridad esté empujándote, obligándote a decir la verdad. Pero cuando estás con un Maestro espiritual quieres al menos ofrecer tu sinceridad, aunque la insinceridad pueda venir y pelear contigo y a veces impedírtelo.
Cuando estás con un Maestro realizado, estás llamado a sentir que el Maestro te entiende; y no solo que te entiende sino también que tiene la capacidad de reconfortarte y ayudarte en tus problemas. Algunas personas sienten que no hay nadie en la tierra que las entienda. Pero si tienen la suficiente suerte de encontrar a una persona que las entienda, se dan cuenta de que, aun así, esa persona no puede resolver sus problemas porque no tiene luz interna, sabiduría interna, poder interno. Un Maestro espiritual no solo entiende tus problemas, sino que también tiene la capacidad en medida infinita para ayudarte en tus necesidades.
Cuando estás ante un Maestro espiritual, sentirás que él nunca puede ser separado de tu existencia interna o externa. Sientes que él es tu parte más elevada y quieres convertirte en él. Quieres llegar a ser una parte perfecta de su más alta realización, puesto que las cualidades divinas mismas a las que estás aspirando —Luz, Alegría, Paz, Poder— las tiene un Maestro en medida infinita.Un alma liberada está libre de la ignorancia, de las cualidades mundanas y no divinas. Un alma liberada inspirará a los demás con su presencia; los inspirará a ser puros, sencillos, bondadosos y amorosos. Una tremenda pureza y serenidad fluirá de esa persona, y los demás querrán tocarla, hablar con ella, mirar su rostro. Puedes decir que es mucho más que un santo; es cierto, las oscuridades mundanas, las impurezas y otras cosas no entrarán en el alma liberada, o estará todo el tiempo precavida para no dejar que entren en ella. Pero un alma realizada es algo mucho más elevado; es parte integral de Dios de una manera consciente.
Un alma liberada sabe que hay una habitación especial donde ella está y tiene su altar. Sabe que también hay una cocina que está toda sucia y llena de impurezas. Los seres humanos ordinarios no tienen ninguna habitación especial, ningún altar. Están todo el tiempo enclaustrados en la cocina, y naturalmente no pueden ir a la habitación donde se halla la deidad viviente. El alma liberada es capaz de vivir en la habitación del altar, pero tiene miedo de que si entra en la cocina, las cosas no divinas que hay allí puedan atacarla y vuelva otra vez a ser su víctima como lo era antes de su liberación.
Pero las almas realizadas son extremadamente poderosas. Saben lo que son y de dónde han venido. En virtud de su conciencia universal y trascendental, pueden entrar en la ignorancia de la humanidad, en la conciencia terrenal como tal e iluminarla con su antorcha de luz. Lo hacen solo por su infinita compasión, y no porque aún tengan algunas tentaciones o fuerzas incorrectas. ¡No! Entran deliberadamente en la ignorancia para que la humanidad pueda ser radicalmente transformada. Pero solo las almas realizadas de un orden elevado aceptan este audaz desafío.
Un alma liberada es como un niño, sumamente bella y pura. Pero ¿cuánto tiempo puedes estar con un niño? Con su capacidad no puedes ir muy lejos, o alcanzar lo Más Elevado. Pero el alma realizada es como una persona madura que puede ofrecerte tremenda aspiración, luz y sabiduría, la realidad viviente. Un alma liberada te inspirará a caminar por el sendero, pero un alma realizada no solo te inspirará sino que también te guiará y te conducirá a tu destino.
Un alma realizada no solo es el guía, no solo el camino, sino la meta misma. Primero finge no ser ni siquiera el guía, sino tan solo alguien que ofrece inspiración al buscador. Luego viene y le dice al buscador que él es el guía, pero no el camino. Gradualmente, sin embargo, muestra que él mismo es también el camino. Y finalmente hace sentir al buscador su infinita compasión y le muestra que no solo es el guía y el camino sino también la Meta, la propia Meta del buscador.
Un alma realizada toca los pies del árbol de la realización, escala a la rama más alta y baja el fruto para compartirlo con la humanidad que está esperando abajo. Eso es la realización. Pero incluso aquel que solamente toca el árbol de la realización y se sienta a los pies del árbol sin ascender o sin bajar nada es muy superior al alma liberada.
Pero asimismo, alcanzar la liberación no es un asunto fácil. Es muy, muy difícil llegar a estar libre de ignorancia. Entre millones y billones de seres humanos en la tierra, puede que haya diez o veinte o incluso un centenar de almas liberadas. Pero solo Dios sabe cuantas almas realizadas existen. Realizar al altísimo Absoluto como algo propio y sentir constantemente que esta realización en realidad no es algo que has logrado, sino algo que eres eternamente —eso se llama realización—.Conforme a nuestra tradición india, hay miles de dioses cósmicos, y hay tantas deidades presidentes como seres humanos. Estas deidades presidentes y dioses permanecen en mundos superiores —el mundo vital, el mundo intuitivo o algún plano superior—. Ahora mismo tienen más poder, más capacidad que nosotros, y están satisfechos con lo que tienen. No quieren ir ni una pulgada más allá. Pero aún así sus capacidades son limitadas en comparación con la Luz, la Dicha y el Poder del Supremo. Cuando estemos liberados y realizados, cuando seamos conscientemente uno con la Conciencia del Supremo, tendremos infinitamente más capacidad que las deidades y los dioses cósmicos.
Cuando comenzó la creación, las almas que querían progresar siguieron un sendero diferente. Ellas querían la Verdad última, la Verdad infinita. Incluso los dioses cósmicos, si quieren lograr la Paz, la Luz y la Dicha infinita, deben descender a la tierra en forma humana y entonces realizar a Dios con la fuerza de su absoluto amor, devoción y entrega. Únicamente aquí, en el cuerpo físico, podemos rezar y meditar y realizar lo Altísimo. Únicamente este planeta está en evolución. Evolución significa progreso constante, logro constante. Si uno quiere progresar, si uno quiere ir más allá, este es el lugar adonde venir. Es solo aquí donde Dios debe ser realizado, revelado y manifestado.Tenemos que sentir que la materia y el espíritu van juntos. La materia ha de ser la expresión consciente del espíritu. Si dices que la materia lo es todo, que no hay espíritu o vida superior o realidad interna, debo decirte que estás equivocado. Hay una realidad interna, hay una Verdad infinita que quiere expresarse en y a través de la materia. La materia está dormida y ha de ser despertada. La vida material ha de ser guiada y moldeada por el espíritu.
Pero primero tenemos que entender para qué es la vida material. Si por vida material entendemos disfrute del vital inferior y satisfacción de burdos deseos, entonces es inútil tratar de aceptar la vida espiritual simultáneamente. Pero si la vida material significa la vida de la expansión —la expansión del corazón, la expansión del amor— entonces materia y espíritu pueden fácilmente ir juntos. En esta vida material tenemos que ver Paz, Luz y Dicha. Lo que vemos ahora mismo en la mente es envidia, miedo, duda y todo cosas no divinas. Pero en esta misma mente podemos y debemos sentir armonía, paz, amor y otras cualidades divinas. Si de la vida material queremos estas cualidades divinas, entonces la vida material puede ir perfectamente bien con la vida espiritual.
La verdadera vida material no es tan solo comer, dormir y beber. La vida material es una vida significativa. Y finalmente ha de convertirse en una vida de dedicación. Ahora mismo en lo físico estamos tratando de poseer personas y cosas. Pero la vida material solo tendrá significado cuando dejemos de intentar poseer y comencemos a intentar dedicar. Cuando nos dediquemos al Supremo, a la meta sin igual de realizar a Dios, solo entonces la vida se nos revelará como el mensaje de la Verdad, el mensaje de la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad.Pero si uno tan solo entra en la vida espiritual y quiere realizar a Dios sin la ayuda de un Maestro, es imposible. Para un ser humano ordinario, se requieren cientos y miles de encarnaciones. Incluso teniendo un buen Maestro, si el discípulo no es cien por cien sincero, puede llevarle seis, siete, diez o veinte encarnaciones. Pero los discípulos muy buenos alcanzan la realización o bien en una encarnación o en unas pocas encarnaciones, bajo la guía constante del Maestro.
Ocasionalmente alguien realiza a Dios sin tener un Maestro espiritual. ¿Cómo es posible? Quizás en su pasada encarnación tuvo un Maestro muy, muy poderoso. En esta encarnación su Maestro no ha tomado encarnación humana, pero desde el mundo interior, este Maestro le está guiando, moldeando e instruyendo constantemente. El buscador sabe que su Maestro le está instruyendo durante sus sueños y durante su meditación.
Luego, por supuesto, hay otra posibilidad. Si un buscador ha estado meditando durante un buen número de encarnaciones y Dios está sumamente complacido con él, y el buscador no ha sido favorecido con un Maestro espiritual en esta encarnación, entonces Dios Mismo desempeña el papel de Maestro espiritual, incluso durante las horas de vigilia del buscador, y en sus actividades de la vida cotidiana. Si el buscador necesita beber un vaso de agua, Dios le dirá: «Ve y bebe un vaso de agua». Y si tiene que cerrar la ventana, Dios se lo dirá. Dios tomará la forma de un ser sumamente luminoso y lo guiará de esta manera.La aspiración, el clamor interno, debería venir desde el físico, el vital, la mente, el corazón y el alma. Por supuesto, el alma ha estado aspirando todo el tiempo, pero los seres físico, vital, mental y psíquico han de llegar a ser conscientemente conocedores de esto. Cuando aspiremos conscientemente en todas las partes de nuestro ser, podremos acelerar el logro de la liberación.
¿Cómo aspiramos? Mediante la adecuada concentración, la adecuada meditación y la adecuada contemplación. La aspiración abarca tanto la meditación como la oración. En occidente hubo muchos santos que no se preocuparon de la meditación; realizaron a Dios a través de la oración. El que está rezando siente que tiene un clamor interno por realizar a Dios, y el que está meditando también siente la necesidad de hacer que la Conciencia de Dios entre en su propio ser. La diferencia entre la oración y la meditación es esta: cuando rezo, yo hablo y Dios escucha; cuando medito, Dios habla y yo escucho. Cuando rezo, Dios tiene que escuchar. Pero cuando medito, cuando hago que mi mente esté calma y silenciosa, oigo lo que Dios ha estado siempre diciéndome. Ambos caminos son correctos.
La aspiración consciente es lo primero que necesitamos. La aspiración es todo lo que tenemos y todo lo que somos. Entonces, conscientemente, tenemos que ofrecer nuestra aspiración al Supremo de manera que podamos llegar a ser uno con Él.Nuestra travesía terrenal comienza con el deseo, y en la vida ordinaria no podemos vivir sin ello. Pero si sentimos que no estamos listos para la vida espiritual simplemente porque estamos repletos de deseos, entonces quisiera decir que nunca estaremos listos para la vida espiritual. Tenemos que comenzar nuestra travesía espiritual aquí y ahora, incluso mientras estamos caminando por el sendero del deseo.
Consideremos el deseo como un objeto y tratemos de sentir el Hálito de Dios en su interior. Lenta e inequívocamente el Hálito de Dios emergerá y transformará nuestro deseo en aspiración. Entonces, si aplicamos este proceso también a la aspiración, llegaremos a sentir que nuestra aspiración y nuestra existencia terrenal nunca pueden estar separadas.
Hay dos tipos de personas en la tierra que carecen de deseos: los que son almas liberadas y los que tienen un alma embotada, inerte, sin vida. Las almas liberadas se han emancipado de las ataduras, limitaciones e imperfecciones. Han llegado a quedar libres de ignorancia y han llegado a ser uno con sus almas en la iluminación trascendental. Por otra parte, algunos seres humanos no quieren nada de la vida. Tan solo se regocijan en los placeres de la ociosidad y el letargo; no tienen aspiración a nada. De manera que nunca, nunca tendrán iluminación.
En cierta ocasión, un joven preguntó al gran héroe espiritual Swami Vivekananda cómo podía realizar a Dios. Vivekananda le dijo: «A partir de ahora, comienza a decir mentiras». El joven dijo: «¿Quieres que diga mentiras? ¿Cómo voy a realizar a Dios entonces? Eso va en contra de los principios espirituales». Pero Vivekananda le dijo: «Lo sé mejor que tú. Sé cuál es tu nivel. No te mueves ni una pulgada; eres inútil, estás prácticamente muerto para la vida ordinaria, y no hablemos de la vida espiritual. Si empiezas a decir mentiras, la gente te pinchará y te golpeará, y entonces ejercerás tu propia personalidad. Primero has de desarrollar tu propia individualidad y personalidad. Entonces llegará el día en que tendrás que rendir tu individualidad y personalidad a la Sabiduría divina, la Luz y la Dicha infinita. Pero primero tienes que comenzar tu viaje».
Hay otra historia de un hombre que acudió a Swami Vivekananda y le preguntó sobre la realización de Dios. Vivekananda le dijo: «Ve y juega al fútbol. Podrás realizar a Dios antes si juegas al fútbol que si estudias el Bhagavad Gita». Para realizar a Dios se requiere fuerza. No tiene porque ser la fuerza de un boxeador o un levantador de pesos, pero la cantidad de fuerza requerida para la vida cotidiana normal es absolutamente necesaria.
Hay algunas personas desequilibradas que sienten que realizarán a Dios caminando por las calles como vagabundos o torturando su cuerpo y permaneciendo débiles. Consideran su debilidad física como la precursora de su realización de Dios. El gran Señor Buda probó el camino de la automortificación, pero llegó a la conclusión de que el camino del medio, sin extremos, es el mejor. Tenemos que ser normales; tenemos que ser saludables en nuestra vida cotidiana. La aspiración no es una cosa y nuestro cuerpo físico otra. ¡No! La aspiración de nuestro corazón y nuestro cuerpo físico van juntas; la aspiración física y la aspiración psíquica pueden y deben discurrir juntas.Realización de Dios, Inmortalidad, Infinitud, Eternidad: son todas grandes palabras ahora mismo. Si hablas acerca de estas palabras tan solo estarás construyendo castillos en el aire. Son una realidad en su plano adecuado, pero ahora mismo no puedes traerlas a tu vida cotidiana. Así pues, deja que la realidad permanezca en su lugar adecuado. Si vas pensando todo el tiempo en la Meta con tu imaginación, la Meta no será como la estás imaginando y te vas a sentir decepcionado. Además, si piensas en tu Meta todo el tiempo, no prestarás la debida atención a tu aspiración presente, e inconscientemente retrasarás tu progreso. Tu objetivo es la realización de Dios, pero no has hecho más que entrar en la vida espiritual. Estás caminando por el sendero correcto; eso es bueno. Ahora mismo, tu principal incumbencia debería ser la aspiración, el progreso interno, la sencillez, la sinceridad, la pureza y la humildad.
La realización de Dios es un objetivo difícil, pero no es imposible. Después de haber meditado durante varios años, algunas personas sienten que la realización de Dios es imposible en esta encarnación y dicen que no la quieren. Como en el cuento de la zorra y las uvas, muchas personas abandonan el camino espiritual por esta razón después de haberlo seguido durante un buen número de años. Hallan defectos en Dios y en las enseñanzas de su Maestro y se vuelven completos ateos. Pero esto es muy malo. Antes de entrar en la vida espiritual, cuando te estabas deleitando en los placeres de la ignorancia, Dios te perdonaba porque sabía que no eras consciente de nada más. Dios decía: «Mi niño no conoce nada mejor que la ignorancia». Pero después de haber entrado en la vida interna, si regresas a la vida ordinaria pensando que la realización de Dios no existe o bien está totalmente fuera de tu capacidad, entonces la retribución interna por tus acciones ignorantes y no-divinas es infinitamente peor de lo que hubiese sido si nunca hubieras abandonado la ignorancia en absoluto.
Ahora mismo la Meta es un clamor lejano, pero no debes desanimarte. Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, alcanzarás la Meta. Del jardín de infancia pasas a la escuela primaria, luego a la escuela superior y luego a la universidad. Así que no estés inquieto o impaciente. Solo Dios sabe cuando sonará para ti la Hora elegida. Tu tarea es aspirar y la tarea de Dios es verter Su Compasión infinita. Cuando tú haces tu parte Dios hará la Suya y hará que Le realices a Su Hora escogida. Por tanto, andemos por el camino de la realidad. En virtud de nuestra aspiración interna, la Meta misma vendrá hacia nosotros.Puesto que eres mi discípulo, quisiera decirte que estás viendo más imperfección, más limitación, más abundancia de noche dentro de ti de lo que yo puedo incluso imaginar. Para mí, tú eres absolutamente natural y normal; eres hijo de Dios y tienes todas las oportunidades y capacidades para realizar, manifestar y colmar al Divino aquí en la tierra. La iluminación es algo que ya tuviste, pero que ahora has olvidado; no es algo totalmente nuevo.
Alguien que realmente se interesa por la iluminación ha de sentir que está creciendo desde la luz hacia una luz mayor, hacia la luz abundante. Si un buscador siente siempre que está profundamente sumido en el mar de la ignorancia, quisiera decir que nunca, nunca saldrá de la ignorancia, puesto que no hay fin para el mar de ignorancia. Pero si siente que está creciendo desde un ápice de luz hacia la Luz más alta y todo-abarcadora, entonces la iluminación parece inmediatamente más fácil y más espontánea.Algunas personas obtienen la realización tras únicamente cuatro o cinco años de meditación, mientras que otros que han estado meditando durante treinta, cuarenta o cincuenta años no están nada próximos a la realización. Pero has de saber que en el caso de la persona que realiza a Dios después de solo cuatro o cinco años de meditación, esta no es su primera encarnación como buscador. Esa persona inició su viaje mucho, mucho antes de que tú hubieses pensado siquiera en Dios. Ahora ella está completando su viaje hacia la realización de Dios, mientras que tú quizá acabas de iniciar el tuyo. Pero también hemos de saber que incluso cuando hayamos estado meditando por muchas encarnaciones en el pasado y por unos cuantos años en esta encarnación, eso no significa en realidad que merezcamos a Dios. Fue la Gracia de Dios lo que actuó en nuestras encarnaciones previas y es también la Gracia de Dios lo que está ayudándonos a realizarle en esta encarnación.
Por tu constante y perdurable meditación puedes esperar la realización, pero únicamente a la Hora escogida por Dios. Tal vez tú la quieras inmediatamente, pero Dios puede saber que si Le realizas ahora mismo, serás más perjudicial que provechoso para la humanidad. Por eso Dios tiene Su propia Hora para tu realización, y cuando esa Hora se aproxime, tú serás consciente de ello.Ahora mismo yo estoy sirviendo, sirviendo, sirviendo. Estoy sirviendo a mis discípulos y tratando de manifestar al Supremo en la tierra. Ahora mismo vosotros, mis discípulos, tenéis un poco de fe en mí; por eso estáis tratando de manifestar al Supremo. Pero prácticamente ninguno está sirviéndole conscientemente. Si realmente hubierais estado sirviendo al Supremo, a estas alturas podríais haber ofrecido abundante Luz al mundo en general. Estáis sirviendo en cierta manera, pero no espontáneamente, de todo corazón y amorosamente.
Cuando realicéis a Dios, en ese momento me conoceréis realmente. Ahora no me conocéis. Entre mis discípulos, ni siquiera uno me conoce. Decís: «A veces Guru entra en una conciencia muy elevada», pero no sabéis realmente dónde está mi conciencia. Lo que soy lo comprenderéis únicamente el día en que realicéis a Dios, ni un segundo antes. Ahora mismo, cuando hablo de Infinitud o Eternidad, no tiene ningún sentido para vosotros. Algunos, con gran dificultad, tratáis de digerir lo que digo, pero os resulta difícil de asimilar. Pero cuando realicéis a Dios, en ese momento me entenderéis.Desde tiempos inmemoriales, los Maestros espirituales han hecho descender los aspectos Sat y Chit. Pero Ananda es mucho más difícil de traer. Algunos de ellos no lo trajeron en absoluto. Otros lo hicieron, pero tan solo permaneció por unos segundos o unos minutos y volvió a irse. La paz es accesible. Podemos hacer venir la Paz. La Luz y el Poder también pueden ser traídos fácilmente. Pero el Deleite que inmortaliza nuestra conciencia interna y externa aún no ha sido establecido sobre la tierra. Viene y luego se va porque ve tanta imperfección en la atmósfera terrestre que no puede permanecer.
Incluso personas espiritualmente avanzadas están a menudo confundidas. Sienten un éxtasis interno procedente del mundo vital y creen que eso es el auténtico Deleite, pero no es así. El Deleite real viene desde el mundo más elevado hasta el alma, y desde el alma penetra en el ser entero.
Este Ananda es absorbido de manera diferente que el deleite físico, o lo que llamamos placer o gozo. El Deleite supramental es totalmente diferente del mundo del placer y el gozo. Una vez que obtienes tan solo un ápice de ello, sientes tu ser interno entero danzando de alegría como un niño con la máxima pureza, y tu ser externo siente verdadera inmortalidad en su existencia externa. Si obtienes este Deleite, aunque solo sea por un segundo, lo recordarás toda la vida.
A todo nuestro alrededor está el Juego cósmico, el Drama cósmico. El universo está lleno de alegría, alegría interna y alegría externa. Cuando se produce la realización, sentimos la necesidad de manifestar este Deleite constante en nuestro corazón. Este Deleite resplandece, pero no arde realmente. Tiene una tremenda intensidad, pero es todo suavidad y Néctar fluyendo con absoluta dulzura.
Un día lo hice descender hasta mi ser físico denso, de manera que cuando estaba sonriendo, en ese momento estaba esparciendo el Deleite altísimo a cada uno de vosotros. Pero debo decir que ya ha desaparecido todo. No hay nadie entre mis discípulos que haya conservado algo de aquello.[Sri Chinmoy pide entonces a sus discípulos que traten de invocar Ananda]
Por favor, colocad vuestra mano derecha sobre el corazón. Tratad de sentir dentro de vuestro corazón al niño más hermoso que haya sobre la tierra y en el Cielo. Este niño es el alma. Los hombres verán naturalmente a un niño y las mujeres a una niña. El alma no es masculina ni femenina, pero cuando toma encarnación humana, adquiere una forma. Trata de ver a un niño de tan solo siete días de edad. En términos de evolución espiritual, algunos de vosotros ni siquiera tenéis ese niño de siete días, perdonadme que lo diga. Aunque las almas comenzaron su viaje hace millones de años, hay una o dos personas aquí que tan solo han tenido una o dos encarnaciones humanas. Naturalmente, la evolución de sus almas es quizás tan solo de unas pocas horas o unos pocos minutos en términos puramente espirituales. Ahora, por favor, pensad en el niño de siete días. Entonces, en absoluto silencio, repetid siete veces Ananda.La realización de Dios es como un árbol. Uno puede ir corriendo a tocar los pies del árbol de la realización y decir: «He realizado». Pero esta realización tan solo es tocar los pies del árbol. Uno es muy feliz al tocar los pies del árbol, porque ha visto que el fruto está allí, las hojas y ramas están allí; puede tocarlas, agarrarlas, sentirlas, y sabe que ha alcanzado su objetivo. Pero otra persona dirá: «No, yo no estoy satisfecho. Quiero subir un poco y sentarme en una rama. Entonces sentiré que he alcanzado mi objetivo». Él va un paso más arriba, de modo que su realización es superior naturalmente. Asimismo, habrá alguien que subirá hasta la rama más alta y comerá la deliciosa fruta que hay allí. Su realización es aún más elevada, porque no solo ha visto y tocado lo Altísimo, sino que de hecho ha escalado hasta lo Altísimo. Pero no tiene intención de descender, porque siente que en cuanto descienda será otra vez una persona ordinaria y estará atrapado en las redes del mundo ignorante. Siente que una vez que descienda, no será capaz de ascender de nuevo.
Pero hay otro tipo de alma realizada que no solo escalará hasta lo Altísimo para su realización, sino que descenderá con los frutos del árbol para el mundo. Volverá para la manifestación. Dirá: «No estoy satisfecho con sentarme en lo alto del árbol. Este no es mi objetivo. Lo que he recibido, quiero compartirlo con la humanidad». Él tiene la capacidad de ascender y descender a su antojo. Cuando desciende, trae la Compasión, la Paz, la Luz y el Deleite de arriba. Y cuando asciende, lleva a la humanidad consigo. Él pone a algunos seres humanos sobre sus hombros y asciende de nuevo. Él mantendrá a esas almas arriba y volverá a descender para tomar unas pocas más y subirlas sobre sus hombros. Su capacidad es infinitamente más grande que la de la persona que simplemente viene y toca el árbol. Su realización es la más completa.
En la India ha habido muchos maestros espirituales que estaban parcialmente realizados, que tocaron los pies del árbol pero no subieron a la rama más alta. Ellos son considerados muy grandes por el aspirante pero, cuando comparas su nivel con el de Sri Krishna, Cristo o Buda, tienes que decir que quienes solo tocaron el árbol, únicamente lograron una realización parcial.
Si un hindú toca una gota de agua del Ganges, tendrá una sensación de pureza. Pero si alguien tiene la capacidad de nadar a través del Ganges, naturalmente estará más convencido de que su cuerpo entero está purificado. Cuando se trata de la realización, también uno puede quedar satisfecho con una gota de néctar o puede decir: «No, yo necesito el océano ilimitado». Y también puede decir: «Este néctar sin límite no es solo para mí; es para todo el mundo. Quiero compartirlo con los demás». La realización del individuo que de hecho tiene la capacidad de compartir su altísima realización con los demás, es sin duda alguna superior a la de los otros dos.
Sri Ramakrishna solía hablar del jivakoti y el ishvarakoti. Jivakoti es el que ha realizado a Dios pero no quiere entrar en el campo de la manifestación otra vez. Una persona que tiene una balsa, un pequeño bote, puede cruzar el mar de la ignorancia por sí mismo, pero no puede llevar a otros. Pero el ishvarakoti, que tiene un gran barco, puede acomodar a cientos y miles de almas humanas y llevarlas a través del mar de la ignorancia. Él viene al mundo una y otra vez para liberar a la humanidad.En savikalpa samadhi, durante un breve período de tiempo se pierde toda conciencia humana. En ese estado, la concepción del tiempo y el espacio es totalmente distinta. No puedes juzgarlo con el tiempo humano; no puedes juzgarlo con el modo humano de mirar el espacio. Durante una o dos horas estás completamente en otro mundo. Allí ves que casi todo está hecho. Aquí en este mundo hay todavía muchos deseos insatisfechos en ti y en los demás. Millones de deseos no están colmados, y millones de cosas quedan por hacer. Pero cuando estás en savikalpa samadhi, ves que prácticamente todo está hecho; no tienes nada que hacer. Eres únicamente un instrumento. Si eres utilizado, tanto mejor; de lo contrario, las cosas están todas hechas. Pero desde savikalpa samadhi todos tienen que regresar a la conciencia ordinaria.
Hay incluso grados en savikalpa samadhi. Igual que hay estudiantes brillantes y estudiantes malos en la misma clase de la escuela, también en savikalpa samadhi algunos aspirantes alcanzan el nivel más alto, mientras que otros con menos aspiración alcanzan un peldaño inferior en la escalera, donde no todo es tan claro y vívido como en el nivel más alto.
En savikalpa samadhi hay pensamientos e ideas procedentes de varios lugares, pero no te afectan. Mientras estás meditando, permaneces imperturbable y tu ser interno funciona de una forma dinámica y confiada. Pero cuando estás un poco más arriba, cuando has llegado a ser uno con el alma en nirvikalpa samadhi, no habrá pensamientos o ideas en absoluto. Estoy tratando de explicarlo con palabras, pero la conciencia de nirvikalpa samadhi jamás puede ser expresada o explicada adecuadamente. Estoy tratando de hablarte lo mejor que puedo acerca de esto desde una conciencia muy elevada, pero aún así mi mente lo está expresando. Sin embargo en nirvikalpa samadhi no hay mente; solo hay paz y dicha infinitas. Allí se detiene la danza de la naturaleza, y el conocedor y lo conocido se vuelven uno. Allí disfrutas de un éxtasis supremamente divino, todo abarcador y autoamoroso. Te conviertes en lo disfrutado, te conviertes en el disfrutador y te conviertes en el disfrute mismo.
Nirvikalpa samadhi es el samadhi más elevado que alcanzan la mayoría de los Maestros espirituales realizados. Dura unas pocas horas o unos pocos días, y después uno tiene que descender. Cuando uno desciende, ¿qué ocurre? Muy a menudo uno olvida su propio nombre y su edad; uno no puede hablar o pensar adecuadamente. Pero a través de la práctica continuada, uno llega gradualmente a poder descender de nirvikalpa samadhi y funcionar en seguida de manera normal.
Hubo Maestros espirituales en el pasado remoto que alcanzaron nirvikalpa samadhi y no descendieron. Lograron su más alto samadhi, pero les resultó imposible entrar de nuevo en la atmósfera del mundo y trabajar como seres humanos. Uno no puede funcionar en el mundo mientras se halla en ese estado de conciencia; es sencillamente imposible.
Generalmente, cuando uno entra en nirvikalpa samadhi, no quiere volver al mundo de nuevo. Si permanece dieciocho o veintiún días en ese estado, hay todas las posibilidades de que el alma abandone el cuerpo definitivamente. Pero existe una dispensación divina. Si el Supremo quiere que un alma en particular trabaje aquí en la tierra, incluso después de veintiún o veintidós días en ese samadhi, el Supremo puede conducir a ese individuo a otro canal de conciencia dinámica, divina, y hacer que regrese al plano terrestre para actuar.
El tipo más elevado de samadhi es, con gran diferencia, sahaya samadhi. En este samadhi uno está en la conciencia más alta, pero al mismo tiempo uno es capaz de trabajar en el tosco mundo físico. Uno mantiene la experiencia de nirvikalpa samadhi mientras que simultáneamente entra en actividades terrenales. Uno se ha convertido en el alma, y al mismo tiempo está utilizando el cuerpo como un instrumento perfecto. En sahaya samadhi uno hace las cosas habituales de un ser humano ordinario. Pero en las cavidades más profundas del corazón uno está cargado de iluminación divina. Cuando uno tiene sahaya samadhi, se vuelve Amo y Señor de la Realidad. Puede a su antojo ir hasta lo Altísimo y luego descender a la conciencia terrenal para manifestarlo.
En muy raras ocasiones, incluso después de haber alcanzado el tipo más elevado de realización, es alguien bendecido con el sahaya samadhi. Muy pocos Maestros espirituales han logrado este estado. Para el sahaya samadhi se requiere la Gracia Infinita del Supremo. Sahaya samadhi solo viene cuando uno ha establecido su inseparable unidad con el Supremo o cuando uno quiere demostrar, en raras ocasiones, que uno es el Supremo. Aquel que ha logrado sahaya samadhi y permanece en este samadhi, manifiesta a Dios consciente y perfectamente en cada momento, y es por consiguiente el mayor orgullo del Supremo Trascendental.Estoy tratando hablarte acerca de esto lo mejor que puedo desde una conciencia muy elevada, pero aún así mi mente lo está expresando. Pero en nirvikalpa samadhi no hay mente. Vemos al Creador, a la Creación y al Observador como una sola Persona. Allí, el objeto de adoración y la persona que adora se vuelven totalmente uno; el Amante y el Amado se vuelven totalmente uno. Vamos más allá de todo y, al mismo tiempo, vemos que todo es real. Aquí, en el mundo ordinario, yo diré que tú eres irreal y tú dirás que yo soy irreal debido a nuestras opiniones diferentes. Pero en nirvikalpa samadhi vamos más allá de todas las diferencias; allí la mente no funciona en absoluto.
Cuando entramos en nirvikalpa samadhi, lo primero que sentimos es que nuestro corazón es más grande que el universo mismo. Ahora vemos el mundo a nuestro alrededor, y el universo parece infinitamente más grande que nosotros. Pero esto sucede porque el mundo y el universo son percibidos por la mente limitada. Cuando estamos en nirvikalpa samadhi, vemos el universo como un pequeño punto dentro de nuestro vasto corazón.
En nirvikalpa samadhi hay dicha infinita. No hay nada comparable a la cantidad, y no digamos a la calidad, de esa Dicha. «Dicha» es una palabra vaga para la mayoría de las personas. Oyen que hay algo llamado Dicha, y algunas personas dicen que la han experimentado, pero la mayoría de las personas no tiene conocimiento directo de ello. Cuando entramos en nirvikalpa samadhi, sin embargo, no solo sentimos la Dicha, sino que de hecho nos convertimos en esa Dicha.
Lo tercero que sentimos en nirvikalpa samadhi es el Poder. Todo el poder que tienen todos los ocultistas reunido no es nada en comparación con el Poder que tenemos en nirvikalpa samadhi. Pero el poder que podemos tomar del samadhi para utilizar sobre la tierra es infinitesimal comparado con la totalidad. Es como lo que precisamos para guiñar un ojo. Todo esto lo estoy expresando a través de la mente; no es exacto. Pero con palabras no puedo expresar más de la verdad que he realizado.
Quisiera únicamente decir que entrar en cualquier nivel de samadhi es infinitamente más fácil que transformar la conciencia humana en conciencia divina. Yo lo he estado intentado hacer, tú lo has estado intentando hacer, el Supremo lo ha estado intentando hacer. Todos nosotros aquí estamos tratando de hacer una sola cosa, la transformación de la naturaleza humana —física, vital, mental y psíquica—. Cuando eso esté hecho, la Perfección perfecta despuntará tanto aquí en la tierra como allá en el Cielo.
¿Cómo puede llegar a producirse esta transformación? A través de la aspiración. El mundo tiene que aspirar, la creación tiene que aspirar, y solo entonces pueden los Maestros espirituales hacer descender el Cielo a la tierra. El Cielo, como nosotros decimos, es un estado de conciencia. En el samadhi, todo es Cielo, todo es Dicha, Luz, Paz. Pero cuando descendemos al mundo otra vez, todo es sufrimiento, oscuridad, miedo, preocupación. ¿Cómo podemos hacer una conexión consciente entre este mundo nuestro y el altísimo estado de samadhi? A través de la constante aspiración. No hay otra medicina que la constante aspiración, no por un día o dos, sino por toda una vida. Realizar a Dios lleva muchas, muchas encarnaciones. Pero si tienes un Maestro plenamente realizado, se hace mucho más fácil. Quizás te lleve una encarnación, o dos o tres o cuatro. De lo contrario, para un ser humano normal, lleva muchos, muchos cientos de encarnaciones, incluso el lograr las experiencias superiores o las llamadas realizaciones menores. Pero un Maestro realizado conoce las almas y habita en las almas. Ya que puede hacer esto, es fácil para él tratar con cada aspirante conforme a la necesidad de su alma, para el desarrollo y la plenitud de su alma.Entrar en samadhi es como conocer el alfabeto, pero la realización es como tener un doctorado. No hay comparación entre samadhi y realización. Samadhi es un estado de conciencia en el cual uno puede permanecer durante algunas horas o algunos días. Después de veintiún días habitualmente el cuerpo no funciona. Pero una vez que alguien ha logrado la realización, esta perdura para siempre. Y en la realización, la conciencia entera de la persona se ha vuelto inseparable y eternamente una con Dios.
Hay tres fases de samadhi: savikalpa samadhi, nirvikalpa samadhi y sahaya samadhi. Savikalpa samadhi es un estado de conciencia exaltado y resplandeciente, mientras que la realización es un estado de conciencia consciente, natural y manifestador. Cuando aparece la realización, el buscador disfruta su liberación de la personalidad humana y la individualidad humana. Él es como una diminuta gota de agua entrando en el océano. Una vez que ha entrado, se convierte en el océano. En ese momento no vemos la personalidad o la individualidad de esa gota. Cuando una persona realiza la Verdad más elevada, lo finito en ella entra en lo Infinito y realiza y logra lo Infinito como su posesión verdadera. Una vez que se ha producido la realización, un Maestro puede fácilmente entrar en savikalpa samadhi. Nirvikalpa samadhi tampoco es difícil de conseguir para un alma realizada. Solo sahaya samadhi, que es el tipo más alto de samadhi, es un problema, incluso para las almas muy elevadas que han realizado a Dios.El nombre del plano desde donde los Maestros espirituales regresan es la Supermente. Aquí es dónde comienza la creación en sí. Más alto que éste se halla el nivel de Sat-Chit-Ananda: Existencia-Conciencia-Deleite. Los Maestros espirituales que quieren la manifestación divina aquí en la tierra están tratando de manifestar primero la Supermente, que es la Conciencia dorada desde la cual descendió la creación. Cuando eso está manifestado, los Maestros espirituales que están aquí para hacer descender la Conciencia más elevada traerán entonces Sat-Chit-Ananda. Estas tres cualidades nunca pueden ser separadas; han de venir juntas sobre la tierra. El Supremo quiere que toda la manifestación divina tenga lugar aquí en la tierra, no en el Cielo o en algún otro sitio.
En nuestra escrituras indias se dice que el hombre es más grande que los dioses cósmicos porque estos están satisfechos con la Dicha del Cielo, mientras que el hombre no está satisfecho hasta que efectivamente alcanza la liberación. Si los dioses cósmicos quieren progresar, si quieren la liberación o la manifestación, incluso ellos tienen que tomar forma humana y venir a la tierra. La manifestación no puede acontecer en ningún otro lugar. En India hay miles de dioses, y nosotros los apreciamos, los admiramos y los adoramos porque ahora mismo son superiores a nosotros. Cuando sufrimos un dolor de cabeza, si invocamos fervorosamente a un dios, este vendrá y se lo llevará. Pero los dioses cósmicos no pueden hacer nada más allá de esto. Cuando el hombre realiza a Dios, estos dioses cósmicos no sirven de ayuda alguna para él. En ese momento el hombre es superior, porque está logrando la unión constante y consciente con el absoluto Supremo.Mucha gente cree que un verdadero buscador debe meditar al menos ocho horas diarias. Yo lo hice. Incluso habiendo ya alcanzado la realización en mi encarnación previa, cuando tenía trece años en esta encarnación yo meditaba ocho, nueve, diez, trece horas al día. Pero tenía capacidad para hacerlo. No aconsejo a mis discípulos que lo hagan, porque conozco la capacidad de mis niños. Tendrían un colapso mental. Sería sencillamente imposible para ellos. No sería meditación verdadera. No estoy diciendo que no sean sinceros. ¡Ni mucho menos! Son sumamente sinceros. Pero la capacidad es como un músculo. Hay que desarrollarla gradualmente. Comienzas con cinco minutos y luego sigues hasta media hora. Los que ahora están meditando media hora, pronto serán capaces de meditar una hora o una hora y media.
Poco a poco, gradualmente, tu capacidad interna crecerá. En el momento adecuado, tu ser interno te dirá, o yo te diré, cuando puedes meditar por ocho horas. Pero ahora mismo, ni siquiera lo intentes. Sencillamente crearía un desastre en tu vida.
Cuando uno ha alcanzado la realización, no es necesario que medite como lo hace un aspirante o un buscador. Cuando uno ha alcanzado la realización, que es la unidad con el Supremo, su meditación está sucediendo continuamente —en este mundo, en aquel mundo, en todos los mundos—. Cuando uno ha realizado a Dios, no medita para lograr algo o para ir más allá de algo sino para hacer descender paz, luz y deleite en la humanidad o para despertar la conciencia de sus discípulos.Un alma que ha realizado a Dios es la que quiere complacer a Dios a la manera propia de Dios. Puesto que Dios quiere que yo realice un servicio para los seres humanos aspirantes, eso es lo que me da la mayor alegría, y no el permanecer en mi conciencia más elevada, lo cual podría hacer fácilmente. Muy a menudo muestro esa conciencia a mis discípulos y estudiantes durante nuestras meditaciones. Ellos lo han visto a menudo. Pero si permanezco en esa conciencia todo el tiempo, ¿quién derivará de mí algún beneficio? Eso sería actuar como egoístamente. Tengo la riqueza, pero la guardo toda para mí, entonces ¿qué beneficio es ese para el mundo necesitado? Si la empleo para los demás que la necesitan desesperadamente, solo entonces estará Dios complacido conmigo. Esas personas necesitan a Dios, y Dios también las necesita. Yo soy el intermediario. Yo acudo a Dios con las manos juntas porque Él tiene algo que ofrecer. Yo tomo lo que Él tiene y con las manos juntas se lo ofrezco a la humanidad. La humanidad también tiene algo para ofrecer. Está ofreciendo su ignorancia. Yo sencillamente intercambio la ofrenda de Dios: la Luz, por la ofrenda del hombre: la ignorancia.
>El verdadero trabajo, si hubiese alguno, de un Guru, es mostrarle al mundo que sus hechos están en perfecta armonía con sus enseñanzas.
>—Sri ChinmoyPero las almas que no toman parte en la manifestación de Dios están haciendo también algo muy grande. Tal vez no tengan una parte activa en el mundo, tal vez no vayan de un sitio a otro para enseñar o abrir centros espirituales y aceptar discípulos, pero en su meditación están tratando de ofrecer internamente la iluminación ofreciendo su buena voluntad a la humanidad. ¿Cuantas personas ofrecen su buena voluntad a la humanidad? Los seres humanos comunes discuten, pelean y consciente o inconscientemente hacen muchas cosas no-divinas contra la Voluntad de Dios. Pero en el caso de estas almas realizadas, ellas no entran en ningún tipo de conflicto con la Voluntad de Dios; su voluntad se ha vuelto una con la Voluntad de Dios.
No podemos decir que quien trabaja externamente por la humanidad es más grande que quien ayuda internamente. Lo que tiene capital importancia es escuchar la Voluntad de Dios. No podemos decir que alguien que está llorando por la humanidad y tratando de ayudar es más grande que alguien que se retira. Solo es grande el que escucha la Voluntad de Dios. Si Dios le dice a un alma iluminada: «No necesito que te muevas de un sitio a otro. Sencillamente ofrece tu Luz internamente», entonces esa persona es grande ofreciendo su Luz internamente. Y si Dios le dice a otra alma: «Quiero que vayas al mundo y ofrezcas a la humanidad la Luz que tienes», entonces ese Maestro es grande ayudando a la humanidad. Todo depende de lo que Dios quiere de cada alma en particular.Asimismo, hay algunos Maestros espirituales que sí se interesan por la iluminación de la conciencia terrenal. Ven que ellos están tomando la más deliciosa comida o bebiendo el néctar en el mundo interno, mientras que sus hermanos están privados de ello. Este tipo de Maestro se identifica con la humanidad y siente que es ocupación suya el despertar la conciencia de sus semejantes seres humanos, sus hermanos adormecidos. Si hay personas en la tierra que están cubiertas por la ignorancia y están gastando su tiempo en la ociosidad cuando realmente necesitan alimento, este Maestro siente pesar. Siente pesar de que esta gente quiera todavía permanecer en la ignorancia cuando podrían fácilmente ir más allá de las fronteras de la ignorancia. Puesto que un Maestro espiritual ha experimentado por sí mismo todo tipo de sufrimiento, él no considera a sus semejantes objetos de pena. Él se identifica totalmente con ellos. Él ha realizado a Dios pero él siente que a menos y hasta que todo el mundo esté realizado, él mismo es incompleto e imperfecto. Cuando se trata de necesidad personal, el Maestro no necesita nada más de Dios pero, por su Compasión, se vuelve parte integral de la humanidad.
Él dice: «Desempeñaré el papel de un padre». En una familia vemos que el padre trabaja muy, muy duro y acopia cierta riqueza, y entonces sus hijos no tienen que trabajar tan duro. Él da toda clase de ayuda material a sus hijos, y ellos obtienen el beneficio de su labor. Cuando un auténtico Maestro espiritual viene al mundo, ha trabajado muy, muy duro para realizar la Verdad, y posee Paz, Luz y Dicha sin límite en su vida interna. Él ofrece esta riqueza a sus hijos espirituales, porque ellos lo reivindican a él como suyo y él los reivindica a ellos. Aquellos que han establecido la unidad total con el Maestro e intentan satisfacer al Maestro conforme a su capacidad, aquellos que llegan a ser extremadamente cercanos a su Maestro, reciben lo que el Maestro tiene y es. Su realización depende enteramente del Maestro. Él es como el caso del padre que tiene millones de dólares. El hijo ha complacido al padre, por lo tanto el padre da al hijo su riqueza.
Asimismo, el padre observará siempre si el hijo es capaz de recibir el dinero y utilizarlo de una manera adecuada. Si ve que lo va a emplear de un modo adecuado, naturalmente le da el dinero al hijo. Pero si ve que el hijo despilfarrará diez dólares en lugar de utilizarlos para un propósito divino, naturalmente no derrochará su dinero en ese hijo sin valor. En el mundo espiritual también es así. Si uno es realmente sincero, si siente que puede existir sin cualquier cosa, pero no sin Dios, entonces para él es posible realizar a Dios en una encarnación con la ayuda de un Maestro espiritual, porque él va a utilizar adecuadamente lo que el Maestro le da.Aquí en la tierra, si una persona tiene algo que ofrecer y la otra persona no lo toma, entonces la primera persona se enfurece. Le dice: «¡No seas tonto! Te lo estoy dando por tu propio bien». Reñirá a la otra persona y estará muy descontento si su ofrenda no es aceptada. En el caso de un Maestro espiritual, es diferente. Él vendrá con su riqueza, pero si la humanidad no la acepta, él no va a maldecir a la humanidad. Incluso si la humanidad lo insulta y habla mal de él, él no presentará a Dios ninguna queja contra la humanidad. Con su paciencia ilimitada dirá: «De acuerdo, hoy estás durmiendo. Tal vez mañana despiertes y veas lo que tengo para ofrecerte. Te esperaré». Si estás profundamente dormido y alguien te pincha y te grita: «¡Levanta, levanta!», no te está haciendo un favor. Te sentirás fastidiado. Pero el Maestro espiritual no te va a molestar; no te pedirá que te levantes. Él se quedará junto a tu cama y esperará hasta que te levantes, y en cuanto lo hagas te pedirá que mires al sol.
Si es un verdadero Maestro espiritual, no perderá nada si la tierra rechaza lo que él tiene, porque él está bien establecido en su vida interna, en su conciencia interna. Asimismo, si la humanidad acepta lo que ofrece, él tampoco pierde nada. Cuanto más da, más obtiene de la Fuente. Así como en la vida ordinaria cuanto más conocimiento ofrecemos a los demás, más obtenemos, lo mismo ocurre en la vida espiritual. Un Maestro espiritual nunca se quedará corto de Paz, Luz y Dicha, porque él está conectado con la Fuente infinita de todo.
Aspirantes ordinarios o pretendidos Maestros tienen capacidad limitada. Si dan algo, no pueden reponerlo. Pero cuando uno está en contacto con capacidad ilimitada en el mundo interno, su fuente es como un océano. Uno no puede vaciar el infinito océano interno. El Maestro real quiere darlo todo a sus devotos discípulos, pero el poder de receptividad de estos es limitado. Por lo tanto él trata de ensanchar sus recipientes y hacerlos tan grandes como le sea posible de modo que los discípulos puedan recibir la Paz, la Luz y la Dicha que él trae para ellos. Pero no puede forzar a un aspirante a recibir más de lo que es capaz de guardar. Si lo hace, el recipiente se romperá. Así pues, un Maestro puede solo verter, verter y verter su Luz infinita en sus discípulos, pero una vez alcanzado su límite de receptividad, todo será malgastado.El mundo no está preparado, y quizá en conjunto nunca lo esté. Cuando los Maestros vienen, encuentran seres humanos desganados y sin aspiración. Para los Maestros espirituales, realizar a Dios lleva un buen número de encarnaciones. La realización es una tarea muy ardua de llevar a cabo. Pero mucho más difícil es manifestar a Dios sobre la tierra. Por eso muchos Maestros espirituales no descienden para la manifestación.
Aunque Dios está dentro de cada ser humano, desafortunadamente lo animal aún predomina en el hombre. Cuando los Maestros están tratando con la humanidad, ven que es todo animalidad. Miren el ejemplo de Sri Ramakrishna. Él tomó muchas fuerzas negativas y no divinas de sus discípulos; él sufrió mucho por su veneno. De lo contrario, para un hombre de tal pureza, habría sido imposible estar aquejado de un cáncer maligno.
Realizar a Dios es difícil. Y después de la realización, vivir en el mundo ignorante y permanecer con la humanidad es más difícil. Pero permanecer en la conciencia de lo Altísimo mientras se trabaja en lo más bajo, y hacer que la Luz más elevada descienda hasta lo más bajo, y hacer que lo más bajo la reciba y la acepte, es sumamente difícil. Por otra parte, cuando decimos que algo es difícil o sumamente difícil, tan solo estamos menospreciándonos. Al fin y al cabo, ¿qué son los Maestros espirituales? Son los hijos escogidos de Dios. Los hijos escogidos de Dios están todo el tiempo identificados con Dios para toda la Eternidad. Dios nunca puede ser separado de Sus hijos, Su creación. De modo que, nada es difícil, si lo vemos desde el punto de vista absolutamente más elevado: ni realizar a Dios, ni servir a Dios en la humanidad, ni tomar responsabilidad para llevar a la humanidad hasta la Divinidad o a la Divinidad hasta la humanidad. Todo es fácil, más fácil, facilísimo, si hay algo llamado el toque de Dios. Si la voluntad de Dios toca una acción, entonces es muy fácil.Para algunos Maestros, hay un límite respecto al número de discípulos que quieren. Para otros, no hay final para su aspiración de servir. Se mantienen como un canal abierto y le dicen al Supremo que harán lo mejor que puedan para colmarlo y manifestarlo hasta el final de sus vidas. Y no solo eso, sino que prometen continuar también su trabajo tras dejar el cuerpo, a través de sus discípulos. Por tanto, depende de cada Maestro en particular y de cuanta responsabilidad espiritual quiera aceptar.
Respecto al número de discípulos que un Maestro puede tener, eso depende del tipo de personas que él acepte. Si es muy selectivo y solo quiere almas que estén plenamente dedicadas, que aspiren intensamente y que estén absolutamente destinadas para la vida espiritual, entonces solo aceptará a un puñado. Por ejemplo, Sri Ramakrishna solo quería un número limitado de discípulos. Era muy particular respecto a sus discípulos. Pero algunos Yoguis dicen: «Todo aquel que quiera aprender algo sobre la vida espiritual es bienvenido a mi comunidad». Asimismo, algunos Maestros espirituales dicen: «Dejemos que cada uno progrese conforme a su propio nivel»; así que aceptan a miles de discípulos.
Los verdaderos Maestros espirituales solo aceptarán a los discípulos que están hechos para ellos. Si yo sé que alguien progresará más rápido con otro Maestro, entonces de manera oculta y espiritual haré sentir a esa persona en un período de unos pocos meses que no está hecha para mí. Lo que importa no es el número de discípulos que un Maestro tiene, sino el hecho de que los lleve hasta la Meta. Si yo estoy realizado y alguien más está realizado, somos como dos hermanos con un Padre común. Nuestro objetivo es llevar a nuestros hermanos y hermanas, los seres humanos, hasta el Padre. El juego se completará solo cuando todas las personas hayan sido llevadas a Dios. Si dos Maestros son verdaderos hermanos del mismo Padre, ¿cómo puede uno de ellos estar infeliz o disgustado porque alguien vaya al Supremo a través del otro Maestro? En la vida espiritual siempre vamos juntos. No se trata de quién lo haya hecho, sino de que se haya hecho. El quién lo ha hecho es solo una cuestión nombre y forma, que quedará borrado en la historia. Lo que importa es que la evolución se ha producido sobre la tierra.Nadie es indispensable, es cierto. Pero, al mismo tiempo, cada persona es indispensable siempre y cuando sea absolutamente sincera en su aspiración y en su servicio a la Misión del Supremo. Por orgullo o vanidad, nadie puede sentir que es necesario; pero cada uno es necesario cuando es un instrumento sincero y dedicado escogido por Dios. El Maestro necesita discípulos porque estos son como sus manos, sus extremidades, la expansión de su propia conciencia. Y cuando él recibe la orden desde lo Altísimo, tiene que tratar de encontrar a aquellos que van a ser parte integral de su conciencia para ayudarle a cumplir la orden.
Tradicionalmente, los Maestros espirituales solían decir: «Si tienes algo, los otros están llamados a venir. El estanque no va a la persona sedienta; la persona sedienta viene al estanque». Esto es absolutamente cierto si una persona madura está sedienta. Pero si sientes que la persona sedienta es tan solo un infante, todo es diferente. El bebé llorará en su habitación y la madre tendrá que ir corriendo a alimentarlo. La madre no le dice al bebé: «Tú tienes que venir a mí, puesto que quieres algo de mí». No, la madre deja todo a un lado y acude al bebé. En la vida espiritual también, algunos Maestros sienten la necesidad de salir al mundo, porque el mundo externo es como un bebé en la conciencia. Estos Maestros sienten que hay muchos niños que están implorando la vida espiritual, la sabiduría espiritual, la perfección espiritual, pero no saben dónde o cómo hallarla. Así pues, los Maestros van de un lugar a otro y ofrecen su Luz con la idea de servir a la divinidad en la humanidad. Yo he resultado ser uno de estos. Me desplazo a otros lugares porque siento que hay niños sinceros que necesitan la Luz que el Supremo me ha dado para ofrecer a la humanidad. Por eso voy a Japón, a Europa, y a todos los Estados Unidos —porque siento que el mundo externo es mi niño—.
Cuando el mundo está implorando, si tenemos la capacidad, tenemos que alimentarlo. Si yo tengo la capacidad de darte algo, y también tengo la capacidad de ir y plantarme justo delante de ti, ¿por qué tengo que llamarte a mí? Si tengo la capacidad de ponerme ante ti así como de darte la luz que quieres, entonces debo hacerlo. Si no tengo esa capacidad, entonces tengo que guardar silencio.
Si una persona que se dice un alma realizada siente la necesidad y tiene la capacidad, dejemos que salga al mundo a demostrar la existencia de Dios. Si tiene la capacidad pero no siente la necesidad, dejemos que permanezca donde está. Si no siente la necesidad ni tiene la capacidad de mostrar a Dios al mundo, que no intente entonces demostrar su aspiración y mostrar su emoción. ¿Por qué? Porque Dios no quiere que lo haga. No está colmando a Dios a la Manera de Dios, sino haciendo alarde de sí mismo ante la humanidad y publicitándose ante Dios; ante el ojo del mundo es indeseable; ante el ojo de Dios es imperdonable.
El mundo externo es muy limitado en comparación con el mundo interno. Lo largo y ancho del mundo externo no son más que unos pocos miles de kilómetros, pero el mundo interno es ilimitado. Una persona espiritual siente, en virtud de su propia realización, que todos los mundos son suyos, porque su Maestro, el Supremo, lo abarca todo. Entonces, si el Supremo lo abarca todo, ¿por qué Su hijo no va a ser digno de ir de un lugar a otro?
Hay varias maneras de alimentar al mundo. Escribir es una de ellas; dar conferencias es otra. Si uno tiene muchas capacidades, ¿por qué no iba a emplearlas todas? Algunos Maestros espirituales no poseen estas capacidades externas. Sri Ramakrishna, por ejemplo, no escribía. Pero eso no le impidió realizar lo Altísimo. Al mismo tiempo, aquellos que tienen la capacidad de escribir y dar conferencias, no se ven privados de su realización de Dios.
Dios juega de varias maneras. Si Dios le da a un Maestro espiritual la capacidad de escribir, de dar conferencias, de juntarse con la gente, de viajar de un lugar a otro, eso es asunto de Dios. Lo que el Maestro está consumando es la Voluntad de Dios. Y si Dios no le da al Maestro la capacidad de escribir y hablar, no podemos culpar a ese Maestro o decir que es inferior. Tenemos que saber lo que Dios quiere de nosotros. Si Dios quiere que yo escriba, Él me dará la capacidad. Si Dios no quiere que tú escribas, no te dará la capacidad. En ninguno de los casos podemos criticar. Pero desgraciadamente, nuestra India tradicional ha sido muy, muy estrecha de miras en esta cuestión.Hay otra clase de manifestación que encontramos más en el plano físico: es la manifestación de la divinidad en la tierra. Esta manifestación tiene lugar cuando un Maestro espiritual trata deliberadamente de despertar a los que están espiritualmente hambrientos. Hay muchas personas en la tierra que están espiritualmente hambrientas pero no tienen un Maestro o un camino espiritual. Así que el Maestro trata de inspirarlas, prender en ellas la llama de la aspiración consciente y ponerlas en un camino espiritual.
Cuando un Maestro espiritual, con la ayuda de sus más queridos discípulos, intenta manifestar la divinidad en la tierra, a veces la gente lo malinterpreta. Piensan que quiere convertir a todo el mundo. Pero el móvil de un Maestro no es el de un misionero. Los misioneros cristianos fueron a la India y por todo el mundo diciendo: «Solo hay un salvador, Cristo». Pero si Cristo es el único salvador, ¿dónde queda Buda?, ¿dónde queda Sri Krishna?, ¿dónde queda Sri Ramakrishna y todos los demás grandes Maestros? Huelga decir que cada Maestro espiritual genuino es un salvador; pero decir que es el único salvador, o que su camino es el único camino, es una necedad. Si yo dijese que mi camino es el único, que si no lo aceptas irás al infierno, no habría en la tierra nadie más estúpido que yo. En nuestro camino, no convertimos a nadie; inspiramos. Muchos de los que estáis aquí no sois mis discípulos ni vais a serlo, pero estoy sumamente contento de que hayáis venido, y sumamente agradecido por vuestra presencia aquí.
Tengo la capacidad, por la Gracia de Dios, de inspiraros. Vosotros podéis tomar mi inspiración y luego ir a cualquier camino que necesitéis o queráis. Yo he hecho mi parte al inspiraros.
Un Maestro realizado nunca, nunca intenta convertir; solo ofrece su realización, en forma de inspiración, a las almas aspirantes. Por este motivo, el Maestro ha de actuar como un ser humano normal. Si no actúa como un ser humano, si no come y descansa y habla de un modo humano, la gente dirá: «Oh, tú has llegado mucho más allá, es sencillamente imposible para nosotros llegar a ser como tú». Pero el Maestro espiritual dice: «No. Yo hago todo lo que tú haces. Si yo como la misma comida, si me puedo juntar contigo igual que tú te juntas con otros, y al mismo tiempo, no perder mi altísima conciencia, ¿cómo es que tú no puedes entrar también en lo Altísimo?». Así es como el Maestro inspira a sus estudiantes.
Pero la inspiración no es suficiente. Después de la inspiración viene la aspiración. Hay una gran diferencia, una inmensa diferencia entre ambas. La aspiración es muy, muy elevada. El Maestro espiritual deviene uno con sus discípulos, a cuya aspiración él mismo ha contribuido, y juntos van a inspirar al mundo hambriento de espiritualidad. De esta manera la realización es transformada en manifestación.
Cuando hay realización, dentro de la realización verás la manifestación. La manifestación es la forma externa de la realización, y aquel que es realmente espiritual, sentirá la manifestación inmediatamente en la realización misma.
Para la gente común, para la humanidad, lleva su tiempo. Si yo he realizado algo y lo he manifestado en el mundo externo, el corazón de la humanidad lo siente, pero a la mente física quizás le hace falta un poco de tiempo para percibir y entender la manifestación. En el campo de la manifestación, el Maestro está tratando con gente ignorante, no aspirante, o emocionalmente atada, que no verá la Luz completa del Maestro. Pero el gran aspirante ve la realización y no puede separar la realización de la manifestación.Solo entrando en la verdad y transformándola lograremos una verdad más grande y más amplia. Si pensamos que todo lo que se ha de decir con respecto a la espiritualidad ya ha sido dicho por nuestros antecesores, estamos equivocados. La verdad nunca está completa porque estamos viviendo en un universo siempre trascendente. Lo que los maestros del pasado han dicho es eternamente verdad; lo que nosotros estamos diciendo es también eternamente verdad. Pero cada verdad tiene su propio grado, y todo el tiempo estamos evolucionando y progresando.
Tu padre pudo haber imaginado o pensado en algo en el plano físico que en ese momento era muy impactante. Ahora, tú has crecido, y estás pensando en algo más elevado y más profundo, porque la ciencia ha evolucionado hasta un nuevo nivel. Eso no quiere decir que estés desafiando los logros de tu padre. No. Estás yendo más allá que él, más allá de su capacidad, más allá de su entendimiento.
En la vida espiritual no negamos; simplemente vamos más arriba y más arriba para alcanzar la cumbre más elevada. La Verdad más elevada, la realización máxima, o lo que llamamos la manifestación absoluta, no se ha producido aún. La manifestación espiritual no ha sido completada, y quizás nunca será completada.Un Avatar es un descendiente directo de Dios: una porción sólida y real del Divino que opera constantemente en lo Más Elevado y también en lo más bajo. Un Avatar tiene la capacidad de un inmenso mar, mientras que un Yogui tiene la capacidad de un río o una laguna. Cuando los Yoguis quieren elevar la conciencia de la humanidad, se verán a veces afectados por la ignorancia de la tierra. Pero un Avatar se mantendrá en lo Más Elevado y en lo más bajo juntos, e incluso en lo más bajo su habilidad para funcionar no se ve afectada. Un Avatar tiene infinitamente más capacidad que un Yogui para llevar a cabo la transformación total de la humanidad.
Asimismo, hasta un Avatar del más alto orden no actuará o no podrá actuar siempre desde el nivel de conciencia más elevado debido a la ignorancia, la oscuridad y la imperfección del mundo. La conciencia de la tierra no está aspirando y la mayoría de los seres humanos no quieren su Luz. Mirad a Cristo. ¿Quién se interesó por él? ¡Muy pocos! Mirad a Sri Krishna. ¿Quién lo acepto? ¡Muy pocos!
De acuerdo con la filosofía y las enseñanzas espirituales indias, un Avatar es un descendiente directo del Supremo que puede comunicarse directamente con Él a voluntad. La mayoría de los Yoguis no puede hacer eso; les llevaría dos o tres horas entrar en su conciencia más elevada a fin de comunicarse con Dios. No logran la comunicación con Dios en un abrir y cerrar de ojos. Solo la comunicación de un Avatar con Dios es de ese tipo.
Un Avatar es un ser humano; habla, come, respira y hace todo lo demás como un ser humano. Pero cuando entra en su conciencia más elevada, si pudieras tener tan siquiera un vislumbre de su conciencia, tu vida entera sería objeto de entrega completa a sus pies. Incluso si te patea, si te tira a un lado, tú te mantendrás como un perro fiel, porque en él has obtenido un tesoro inigualable que nadie más en la tierra será capaz de darte. Uno ha de tener un nivel muy, muy alto de conciencia espiritual a fin de obtener incluso el más tenue vislumbre de la altura de un Avatar. Su conciencia nunca puede ser expresada o explicada.
Tener un Avatar como Guru propio es tener la bendición más grande que una persona pueda tener jamás. Sri Ramakrishna solía decir: «Si Dios es una vaca, entonces la ubre que da la leche, es el Avatar». Un gran aspirante dirá que Dios bajo la forma de un Avatar es más compasivo que Dios Mismo. El aspirante dice: «Si hago algo mal, en el caso de Dios existe el juicio, existe la ley del Karma. Pero con el Guru es diferente. Él tiene únicamente profundo afecto por sus queridísimos discípulos. De manera que cuando el castigo viene realmente a mí, el Guru tomará ese castigo». Si el buscador Le reza a Dios y clama a Dios con la máxima sinceridad y fuerza, Dios puede perdonarlo en lugar de castigarlo. Pero si uno tiene como Guru a un Avatar, y tiene una conexión muy próxima con el Avatar, entonces este Guru toma realmente el castigo en lugar del discípulo.
Además, cuando hay un Avatar sobre la tierra, él encarna la conciencia de todos los demás Avatares que han venido antes que él. Sri Ramakrishna dijo: «Aquel que es Rama, aquel que es Krishna, en una forma es Ramakrishna». En occidente, desafortunadamente, solo se reconoce a Cristo como Avatar. O se le acepta o se le rechaza. Si lo aceptas, entonces no puede haber otro para ti. Pero en esto se está cometiendo un error. Cristo, Buda, Sri Krishna y otros, vinieron todos de la misma habitación. Si consideras a Cristo como la Conciencia divina, infinita, no puedes separar a Sri Krishna, Buda o Sri Ramakrishna de Cristo. El Supremo entró en la forma que llamas Cristo; entró en la forma que llamas Sri Krishna; entró en la forma que llamas Sri Ramakrishna.No podemos llamar Vibhuti a Napoleón, pero lo que Napoleón logró en el mundo material, lo consiguió Vivekananda en el mundo espiritual. El poder más dinámico y poderoso actuó en forma humana en Vivekananda. La verdadera misión de Vivekananda fue la de divulgar el mensaje de Sri Ramakrishna, su Maestro. Ramakrishna consiguió, pero no manifestó mucho. No se interesó por el logro mundano o el llamado desarrollo polifacético. El mundo de hoy necesita la mente. Ni siquiera es necesario que la mente sea intelectual; puede ser tan solo una mente ordinaria que entienda las cosas básicas. Pero Sri Ramakrishna no se interesó ni siquiera por esta mente ordinaria. Así pues, Vivekananda recogió los frutos del árbol que fue Sri Ramakrishna y se los ofreció al mundo. Él vino a occidente a los treinta años y trajo abundante luz a occidente.
En el momento de la muerte de Sri Ramakrishna, Vivekananda todavía dudaba de la altura espiritual de su Maestro. Internamente estaba diciendo: «Si me dices que eres un gran Avatar, lo creeré». Sri Ramakrishna leyó su mente y le dijo: «Naren, ¿aún dudas de mí? Aquel que es Rama, aquel que es Krishna, bajo una forma en este cuerpo es Ramakrishna». Rama fue un Avatar, Krishna fue un Avatar y el Maestro de Vivekananda encarnó a ambos.
Vivekananda no fue un Avatar; no puede ser puesto en la misma base que Sri Ramakrishna. Yo tengo un gran amor y admiración por Vivekananda. Mi conexión con él en el mundo interno es muy íntima. Desafortunadamente, aquí en occidente encuentro algunas personas espirituales y siddhi que menosprecian a Vivekananda y sus logros, y se atreven a decir que no estaba realizado. Pero todo lo que puedo decir es que aquellos que menosprecian a Vivekananda no son dignos de lavar sus pies. La realización de Dios, ciertamente él la tenía; estaba muy avanzado.
La altura de un Avatar no puede ser juzgada por una persona ordinaria. Es como un enano tratando de escalar a la altura de un gigante; es ridículo. Pero no pensemos en la altura de un Maestro espiritual. Pensemos únicamente en su presencia en nuestro corazón. Cuando podemos sentir su presencia en lo profundo de nuestro corazón, él puede ser nuestra ayuda, nuestro guía, nuestra inspiración, nuestra aspiración, nuestro viaje y nuestra Meta.Entonces descubrió que hay algo llamado nirvana, donde todos los deseos son extinguidos, donde todas las propensiones terrenales son extinguidas, donde todas la limitaciones son extinguidas. Allí uno va más allá de lo físico, y todo es existencia interna. Así que dijo: «Ahora estoy muy, muy cansado. Déjame entrar en ese estado dichoso y descansar». Él decidió dejar que otros soldados divinos vinieran al mundo para luchar por la manifestación plena. Ahora, si un soldado lucha valientemente durante muchos años y luego se toma un descanso, y otro soldado viene después que él y decide seguir luchando hasta que pueda manifestar lo Altísimo, sentimos naturalmente que esa segunda persona está desempeñando su papel con más fuerza, más energía, más aguante. Si uno quiere manifestar después de la realización, naturalmente está llevando a la humanidad un paso más adelante, porque Dios también necesita la manifestación.
Pero decir que la primera persona no desempeñó su papel o que quiso evadirse es un error. Como individuo, Buda desempeñó su papel. Buda alcanzó la realización. Buda logró la revelación. También comenzó a manifestar, pero finalmente no quiso jugar un papel consciente en el ámbito de la manifestación. Él no quiso participar más en el Juego cósmico. Algunos de los seguidores de Buda malentendieron su filosofía y la tergiversaron a su propio y dulce gusto. Como individuo, Buda jamás defendió la huida o la negación del mundo. Lo que él defendió fue la oración y la meditación para entrar en el permanente estado de conciencia dichosa. Puedes decir que abrió otro camino, o puedes llamarlo casa. Aquellos que entran en ese camino o casa en particular no regresan al mundo después de la realización de Dios, mientras que los que entran en alguna otra casa sí regresan al mundo.
No es que si entras en el nirvana quedas allí atrapado. No, si entras en el nirvana, generalmente no vuelves porque no quieres. Pero hay algunos Maestros que van más allá del estado de nirvana y regresan al mundo. No se quedan en la casa. El dinámico impulso del Supremo compele a estos Maestros a regresar al mundo una vez más para trabajar por Su manifestación, incluso después de haber vivido una vida como alma que ha realizado a Dios.«Ni mente, ni forma, sólo existo:
cesada toda voluntad y pensamiento.El final último de la Danza de la Naturaleza,
soy Eso a quien he buscado./....../ No hago trato alguno con el tiempo y los hechos;
mi juego cósmico se ha realizado.»— de Lo Absoluto, Sri Chinmoy)
Cuando su juego cósmico ha finalizado, uno entra en el nirvana. Si es un alma cansada y quiere ir permanentemente más allá de los conflictos, más allá de las capacidades de las fuerzas cósmicas, entonces el nirvana es bienvenido. Nirvana es la cesación de todas las actividades terrenales, la extinción de los deseos, sufrimientos, ataduras, limitación y muerte. En este estado uno va más allá de la concepción de tiempo y espacio. Este mundo, la tierra, es el campo de juego para el baile de las fuerzas cósmicas. Pero cuando uno entra en el nirvana, las fuerzas cósmicas ceden el paso a la altísima Verdad última, y el Conocedor, lo Conocido y el Conocimiento o Sabiduría son como tres ángeles fundidos en uno. En ese momento uno se convierte tanto en el Conocedor como en lo Conocido.
Si uno no tiene la experiencia del nirvana, generalmente no puede saber lo que es la ilusión. Según algunos maestros espirituales, el mundo es maya, una ilusión. Cuando uno entra en nirvana descubre lo que la ilusión es. Nirvana es la estática unidad con Dios. Allí todo llega a su fin en la Dicha estática. Esta Dicha es inimaginable, insondable, indescriptible. Más allá del nirvana se encuentra el estado de unidad absoluta. Esta unidad es la unidad dinámica con Dios.
Nirvana es un estado muy, muy, muy elevado. Sin embargo, no es el estado más elevado para el trabajador divino. Si uno quiere servir a Dios aquí en la tierra, tiene entonces que volver al mundo una y otra vez para servir al Supremo en la humanidad. Si uno quiere manifestar al Supremo en el campo de la creación, entonces tiene que trabajar en el dinamismo absoluto del Supremo, y no descansar en el nirvana. Esto no significa que el trabajador divino no pueda tener la experiencia del nirvana. La experiencia del nirvana está a la orden de todas las almas que han realizado a Dios. Pero el nirvana permanente es para los que quieren quedar satisfechos con el aspecto estático del supremo Brahman. Si uno quiere encarnar tanto el aspecto estático como el dinámico del Supremo, entonces quiero decir que debería ir más allá del nirvana y entrar en el terreno de la manifestación.From:Sri Chinmoy,Las cumbres de la conciencia divina: Samadhi y Siddhi, Agni Press, 1974
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