Un alma liberada está libre de la ignorancia, de las cualidades mundanas y no divinas. Un alma liberada inspirará a los demás con su presencia; los inspirará a ser puros, sencillos, bondadosos y amorosos. Una tremenda pureza y serenidad fluirá de esa persona, y los demás querrán tocarla, hablar con ella, mirar su rostro. Puedes decir que es mucho más que un santo; es cierto, las oscuridades mundanas, las impurezas y otras cosas no entrarán en el alma liberada, o estará todo el tiempo precavida para no dejar que entren en ella. Pero un alma realizada es algo mucho más elevado; es parte integral de Dios de una manera consciente.
Un alma liberada sabe que hay una habitación especial donde ella está y tiene su altar. Sabe que también hay una cocina que está toda sucia y llena de impurezas. Los seres humanos ordinarios no tienen ninguna habitación especial, ningún altar. Están todo el tiempo enclaustrados en la cocina, y naturalmente no pueden ir a la habitación donde se halla la deidad viviente. El alma liberada es capaz de vivir en la habitación del altar, pero tiene miedo de que si entra en la cocina, las cosas no divinas que hay allí puedan atacarla y vuelva otra vez a ser su víctima como lo era antes de su liberación.
Pero las almas realizadas son extremadamente poderosas. Saben lo que son y de dónde han venido. En virtud de su conciencia universal y trascendental, pueden entrar en la ignorancia de la humanidad, en la conciencia terrenal como tal e iluminarla con su antorcha de luz. Lo hacen solo por su infinita compasión, y no porque aún tengan algunas tentaciones o fuerzas incorrectas. ¡No! Entran deliberadamente en la ignorancia para que la humanidad pueda ser radicalmente transformada. Pero solo las almas realizadas de un orden elevado aceptan este audaz desafío.
Un alma liberada es como un niño, sumamente bella y pura. Pero ¿cuánto tiempo puedes estar con un niño? Con su capacidad no puedes ir muy lejos, o alcanzar lo Más Elevado. Pero el alma realizada es como una persona madura que puede ofrecerte tremenda aspiración, luz y sabiduría, la realidad viviente. Un alma liberada te inspirará a caminar por el sendero, pero un alma realizada no solo te inspirará sino que también te guiará y te conducirá a tu destino.
Un alma realizada no solo es el guía, no solo el camino, sino la meta misma. Primero finge no ser ni siquiera el guía, sino tan solo alguien que ofrece inspiración al buscador. Luego viene y le dice al buscador que él es el guía, pero no el camino. Gradualmente, sin embargo, muestra que él mismo es también el camino. Y finalmente hace sentir al buscador su infinita compasión y le muestra que no solo es el guía y el camino sino también la Meta, la propia Meta del buscador.
Un alma realizada toca los pies del árbol de la realización, escala a la rama más alta y baja el fruto para compartirlo con la humanidad que está esperando abajo. Eso es la realización. Pero incluso aquel que solamente toca el árbol de la realización y se sienta a los pies del árbol sin ascender o sin bajar nada es muy superior al alma liberada.
Pero asimismo, alcanzar la liberación no es un asunto fácil. Es muy, muy difícil llegar a estar libre de ignorancia. Entre millones y billones de seres humanos en la tierra, puede que haya diez o veinte o incluso un centenar de almas liberadas. Pero solo Dios sabe cuantas almas realizadas existen. Realizar al altísimo Absoluto como algo propio y sentir constantemente que esta realización en realidad no es algo que has logrado, sino algo que eres eternamente —eso se llama realización—.From:Sri Chinmoy,Las cumbres de la conciencia divina: Samadhi y Siddhi, Agni Press, 1974
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