Pero si uno tan solo entra en la vida espiritual y quiere realizar a Dios sin la ayuda de un Maestro, es imposible. Para un ser humano ordinario, se requieren cientos y miles de encarnaciones. Incluso teniendo un buen Maestro, si el discípulo no es cien por cien sincero, puede llevarle seis, siete, diez o veinte encarnaciones. Pero los discípulos muy buenos alcanzan la realización o bien en una encarnación o en unas pocas encarnaciones, bajo la guía constante del Maestro.
Ocasionalmente alguien realiza a Dios sin tener un Maestro espiritual. ¿Cómo es posible? Quizás en su pasada encarnación tuvo un Maestro muy, muy poderoso. En esta encarnación su Maestro no ha tomado encarnación humana, pero desde el mundo interior, este Maestro le está guiando, moldeando e instruyendo constantemente. El buscador sabe que su Maestro le está instruyendo durante sus sueños y durante su meditación.
Luego, por supuesto, hay otra posibilidad. Si un buscador ha estado meditando durante un buen número de encarnaciones y Dios está sumamente complacido con él, y el buscador no ha sido favorecido con un Maestro espiritual en esta encarnación, entonces Dios Mismo desempeña el papel de Maestro espiritual, incluso durante las horas de vigilia del buscador, y en sus actividades de la vida cotidiana. Si el buscador necesita beber un vaso de agua, Dios le dirá: «Ve y bebe un vaso de agua». Y si tiene que cerrar la ventana, Dios se lo dirá. Dios tomará la forma de un ser sumamente luminoso y lo guiará de esta manera.From:Sri Chinmoy,Las cumbres de la conciencia divina: Samadhi y Siddhi, Agni Press, 1974
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