La aspiración, el clamor interno, debería venir desde el físico, el vital, la mente, el corazón y el alma. Por supuesto, el alma ha estado aspirando todo el tiempo, pero los seres físico, vital, mental y psíquico han de llegar a ser conscientemente conocedores de esto. Cuando aspiremos conscientemente en todas las partes de nuestro ser, podremos acelerar el logro de la liberación.
¿Cómo aspiramos? Mediante la adecuada concentración, la adecuada meditación y la adecuada contemplación. La aspiración abarca tanto la meditación como la oración. En occidente hubo muchos santos que no se preocuparon de la meditación; realizaron a Dios a través de la oración. El que está rezando siente que tiene un clamor interno por realizar a Dios, y el que está meditando también siente la necesidad de hacer que la Conciencia de Dios entre en su propio ser. La diferencia entre la oración y la meditación es esta: cuando rezo, yo hablo y Dios escucha; cuando medito, Dios habla y yo escucho. Cuando rezo, Dios tiene que escuchar. Pero cuando medito, cuando hago que mi mente esté calma y silenciosa, oigo lo que Dios ha estado siempre diciéndome. Ambos caminos son correctos.
La aspiración consciente es lo primero que necesitamos. La aspiración es todo lo que tenemos y todo lo que somos. Entonces, conscientemente, tenemos que ofrecer nuestra aspiración al Supremo de manera que podamos llegar a ser uno con Él.From:Sri Chinmoy,Las cumbres de la conciencia divina: Samadhi y Siddhi, Agni Press, 1974
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