Mi única responsabilidad es cumplir la Voluntad de Dios. Dios me ha dado el amor necesario para amar al mundo. Dios me ha dado la sabiduría necesaria para llegar a ser el mundo. Dios me ha dado la entrega necesaria para obedecerle en la noche de lo finito y en la Luz de lo Infinito.
Mi única necesidad es cumplir todas la promesas de Dios al mundo. Él ha hecho cuatro promesas: la perfección de la naturaleza humana, la extinción de la muerte humana, la divinización del cuerpo humano y la manifestación de Su propia realización sobre la tierra.
Mi Dios no me fuerza a hacer nada, sino que me instruye privadamente sobre cómo hacer todo de una manera divina.
Mi ocupación terrenal es estar muy por encima del cenagal de la ignorancia. Mi ocupación celestial es entrar en el aliento de la ignorancia y transformar su vida misma.
Quiero que la atmósfera de mi ocupación externa esté cargada de pensamientos de Dios. Quiero que la conciencia de mi ocupación interna esté formada por la influencia de Dios.
La sed secreta de Dios es la personificación de la ocupación de mi vida aspirante. El hambre sagrada de Dios es la realización de la ocupación de mi alma colmadora.
Mi ocupación interna es el silencio. Mi ocupación externa es la entrega. En mi silencio veo a Dios, el Regalo eterno. En mi entrega me convierto en Dios, el Regalo infinito.
Pienso en Dios. Este es mi deber inmortalizador. Dios piensa en mí. Este es Su deber elegido por Él mismo.From:Sri Chinmoy,Cantos del alma, Herder and Herder, 1971
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