¿Tiene tu alma una misión especial?

Tu alma tiene una misión especial. Tu alma es supremamente consciente de ello.

Maya, la ilusión u olvido, te hace sentir que eres finito, débil e inútil. Eso no es cierto. Tú no eres el cuerpo. Tú no eres los sentidos. Tú no eres la mente. Todos ellos son limitados. Tú eres el alma, que es ilimitada. Tu alma es infinitamente poderosa. Tu alma desafía todo tiempo y espacio.

¿Puedes realizar tu alma alguna vez? ¿Puedes ser completamente consciente de tu alma e identificarte con ella? Ciertamente puedes. Porque, en verdad, no eres otra cosa que el alma. Es tu alma lo que representa el estado natural de conciencia. Pero la duda hace difícil la realización del alma. La duda es la lucha infructuosa del hombre en el mundo externo. La aspiración es la confianza fructífera del buscador en el mundo interno. La duda lucha sin cesar; al final, derrota su propio propósito. La aspiración vuela hacia lo más alto; al final de su viaje, alcanza la Meta. La duda se basa en la observación externa. La aspiración se basa en la experiencia interna. La duda termina en fracaso porque vive en la mente física finita. La aspiración culmina en el éxito porque vive en el alma que siempre asciende. Una vida de aspiración es una vida de Paz. Una vida de aspiración es una vida de Dicha. Una vida de aspiración es una vida de Plenitud divina.

Para saber cual es tu misión especial, tienes que profundizar dentro de ti. La esperanza y el coraje deben acompañarte en tu incansable travesía. La esperanza despertará tu divinidad interior. El coraje hará florecer tu divinidad interior. La esperanza te inspirará a soñar en lo Trascendental. El coraje te inspirará a manifestar lo Trascendental aquí en la tierra.

Para sentir cuál es tu misión especial, siempre tienes que crear. Esta creación tuya es algo en lo que finalmente te conviertes. Por último, llegas a darte cuenta de que tu creación no es sino la revelación de ti mismo.

Es cierto que existen tantas misiones como almas. Pero todas las misiones se completan únicamente después de haber logrado las almas cierto grado de perfección. El mundo es un juego divino. Cada participante desempeña su papel para el éxito del mismo: el papel del empleado es tan importante como el del patrón. En la perfección de cada parte individual está la plenitud colectiva. Y al mismo tiempo, la plenitud individual se hace perfecta, únicamente cuando el individuo ha establecido su conexión inseparable y realizado su unidad con todos los seres humanos del mundo.

Tú eres uno desde la punta de tus pies hasta la coronilla de tu cabeza. Sin embargo, en un lugar te llamas oreja, en otro lugar te llamas ojo. Cada lugar en tu cuerpo tiene un nombre propio. Y, curiosamente, aunque todos forman parte del mismo cuerpo, uno no puede desempeñar la acción del otro. Los ojos ven pero no pueden oír. Los oídos oyen, pero no pueden ver. De modo que, el cuerpo, siendo uno, también es muchos. De la misma manera, aunque Dios es uno, Se manifiesta a través de múltiples formas.

Dios nos dice cuál es nuestra misión. Pero nosotros no comprendemos el lenguaje de Dios, por tanto, Él mismo debe ser Su propio intérprete. Cuando otros nos hablan acerca de Dios nunca pueden decirnos completamente lo que Dios es. Ellos lo desfiguran y nosotros lo malentendemos. Dios habla en silencio. Igualmente, Él interpreta Su mensaje en silencio. Así que, oigamos y comprendamos a Dios también en silencio.

¿Tiene tu alma una misión especial? Si. Tu misión se halla en las más íntimas cavidades de tu corazón y tienes que encontrarla y cumplirla allí. No puede haber ningún modo externo para que cumplas tu misión. El ciervo genera el almizcle en su propio cuerpo; al olerlo queda fascinado e intenta localizar su origen.

Corre y corre sin cesar pero no puede encontrar la fuente. En su búsqueda sin fin, pierde toda su energía y finalmente muere. Pero la fuente que buscaba con tanta desesperación se hallaba dentro de sí mismo. ¿Cómo podía encontrarla en otra parte? Tal es tu caso. Tu misión especial –que consiste en colmar tu divinidad– no está fuera sino dentro de ti. Busca en tu interior. Medita en tu interior. Descubrirás tu misión.

From:Sri Chinmoy,Yoga y vida espiritual. El viaje del alma de la India., Tower Publications, Inc., New York, 1971
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