Gratitud

Gratitud, gratitud, gratitud.

La gratitud es una acción milagrosa en nosotros. Esta acción milagrosa fortalece nuestro cuerpo físico, purifica nuestra energía vital, amplía nuestra visión mental e intensifica nuestro gozo psíquico.

El buscador en nosotros procura ser sencillo, sincero, puro y humilde. Todo buscador espiritual procura cultivar estas cualidades en abundancia. El modo más fácil y efectivo de cultivar estas cualidades es abrir la flor de la gratitud y dejar que se despliegue, pétalo a pétalo, dentro de nuestro corazón. ¿Cómo podemos hacer esto? No sólo tenemos que dar más importancia a lo que tenemos sino también dar toda la importancia a lo que no tenemos.

Lo que tenemos es un pensamiento deseoso, una deseosa búsqueda y un deseoso devenir. Un pensamiento deseoso: creemos que seremos grandes o llegaremos a triunfar de alguna manera. Una deseosa búsqueda: buscamos la verdad y la luz a nuestra propia manera, allí donde creemos que residen la verdad y la luz. Un deseoso devenir: queremos llegar a ser algo que nos complazca. Este es el error más deplorable que cometemos. Si queremos complacernos a nuestra propia manera, consciente o inconscientemente, estamos poniendo en primera línea al lobo de nuestro ser vital.

Lo que no tenemos es un incesante llanto interno y una ilimitada sonrisa externa. Si podemos desarrollar el llanto interno incesante, automáticamente desarrollamos la sonrisa externa ilimitada.

O bien nos dirigimos desde adentro hacia fuera, o bien desde fuera nos sumergimos profundamente hacia dentro. Podemos comenzar nuestro viaje desde la capacidad del alma o desde la capacidad del cuerpo. En última instancia, estas dos capacidades han de unirse. Huelga decir que la capacidad del alma es infinitamente mayor que la capacidad del cuerpo. Pero, la pequeña capacidad que el cuerpo tiene, ha de unirse a la capacidad del alma. La mayor capacidad del cuerpo es la aceptación del liderazgo del alma. Si el alma es aceptada como líder supremo, si el alma obtiene la oportunidad de guiar, moldear y formar nuestro destino, conseguimos lo que ahora mismo no tenemos: el dulce, puro e intenso llanto interno y la brillante, segura e inmensurable sonrisa externa.

5:30
2 de julio, 1977
Centro Sri Chinmoy
Jamaica, New York