47.

Dios tuvo sencillamente un shock
al verme jugar al escondite
con el inútil e inerte
desierto-esterilidad
en vez de atesorar y disfrutar
la asombrosa belleza y fragancia
de mi corazón-jardín.
Dios susurró en mis desatentos
y desganados oídos
que mi oscurísima
vida de disfrute de la ignorancia
es imposible de describir.