109.

Hemos sabido todo el tiempo
que el orgullo es una barricada mortífera
para nuestro progreso interno,
y aun así
no hemos hecho nada para conquistar
el volcán de orgullo de nuestra mente.
Pero el Siglo XXI,
desde el principio mismo,
destrozará el orgullo de la mente
en millones de pedazos
para que los buscadores de Dios
y los amantes de Dios
puedan correr con la máxima velocidad
hacia el Destino Supremo.