Escena primera

(Buda con sus discípulos. Entra Rahul, su hijo. Los discípulos están todos emocionados al ver al joven hijo de Buda).

RAHUL: ¿Padre?

BUDA: ¿Sí, hijo mío?

RAHUL: Madre dice que has dado alegría a cientos de personas. Ahora yo también quiero obtener alegría de ti.

BUDA: Hijo mío, dime qué clase de alegría quieres de mí.

RAHUL: Quiero mi parte de tu riqueza, tu propiedad. Todos se han hecho ricos con tu riqueza. Ahora yo quiero ser rico también.

BUDA: Hijo mío, la mía es un tipo diferente de riqueza. No tengo nada de dinero. No tengo ninguna riqueza material. Solo tengo riqueza interna, que es Paz, Luz y Dicha.

RAHUL: Padre, lo sé. Madre me ha hablado de tu riqueza. Tú tienes Paz infinita, Amor infinito, Alegría infinita, Dicha infinita. Yo quiero tener mi parte. Soy tu hijo. Quiero seguir tu camino.

BUDA: Pero eres un niño; eres un jovencito. ¿Cómo puedes aceptar el camino ahora mismo?

RAHUL: Padre, ¿qué hay de malo? ¿Es tu espiritualidad únicamente para los adultos y no para los niños? ¿Es la Verdad que has alcanzado únicamente para los mayores? ¿No es para todos la Verdad? ¿No es Dios para todos, Padre?

BUDA: ¡Magnífico, mi niño; magnífico, hijo mío! Acepto mi derrota. La Verdad es para todos. Y mi Amor, mi Paz, mi Luz, puedes compartirla como ya la comparten otros. Comparto contigo mi Alegría, mi Paz, mi Iluminación.

RAHUL: Padre, ¿me has aceptado como discípulo tuyo?

BUDA: Sí, te he aceptado con todo mi corazón y toda mi alma, hijo mío.

RAHUL: Entonces tienes que aceptar también a otro. Hay otro buscador que tienes que aceptar como discípulo tuyo.

BUDA: ¿Quién? ¿A quién tengo que aceptar, hijo mío?

RAHUL: A mi madre. Mi madre quiere ser tu discípula.

BUDA (hace una pausa): Hijo mío, no acepto mujeres como discípulas mías, discípulas verdaderas.

RAHUL: Padre, ¿por qué no? ¿No sirven las mujeres para realizar la Verdad más elevada? Tu corazón es grande. Todos dicen que el corazón de Buda es tan vasto como el océano infinito. Si tu corazón es tan grande, ¿cómo vas a negarle entonces a las mujeres la Verdad que has realizado? Padre, eso es injusto. Tienes que aceptar a mi madre. Y el día que la aceptes, debes aceptar a todas las mujeres.

BUDA: Hijo mío, estoy verdaderamente orgulloso de ti. Eres todavía un niño, aún no has visto once veranos, pero tu conocimiento interno es profundo. Hijo mío, tu conocimiento de la Verdad me ha dado enorme alegría y orgullo. El mundo me escucha. Tengo cientos de discípulos y ellos me escuchan con devoción. Yo te escucho con el orgullo de mi corazón y la alegría de mi alma. Ve y dile a tu madre que también la he aceptado como mi verdadera discípula. Hoy os llevo a los dos a la sangha, mi comunidad espiritual.

Sri Chinmoy, Sidharta se convierte en Buda, Sky Publishers, New York, 1973