Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior)

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Invocación

¡Supremo, Supremo, Supremo, Supremo!,

me inclino a Ti, me inclino.
Mi vida: Tu Arado dorado;
mi meta final: Tu Sueño divino.
¡Supremo, Supremo, Supremo, Supremo!,
me inclino a Ti, me inclino.

Supremo, yo soy Tu Gracia resplandeciente.
Mi mundo: Tus Pies de Luz.
Mi respirar: la cometa de Tu Visión.
Tú eres una Verdad, una Vida, un Rostro.
¡Supremo, Supremo, Supremo, Supremo!,
me inclino a Ti, me inclino.

I - CONCIENCIA

La luz-conciencia

La conciencia es el destello de vida que nos conecta a cada uno de nosotros con la Vida Universal; es el hilo que nos afina con el universo. Si quieres volar hacia lo Trascendental, necesitas el hilo de la conciencia.

La conciencia es un destello que nos permite entrar en la Luz; nuestra conciencia es lo que nos conecta con Dios. Es el vínculo entre Dios y el hombre, entre el Cielo y la tierra.

En el mundo físico la madre le dice al niño quién es su padre; en el mundo espiritual nuestra aspiración nos dice quién es Dios. ¿Quién es Dios? Dios es una Conciencia infinita. Él también es la Luz Autoiluminadora. No existe ser humano que no posea en su interior esta Conciencia infinita y esta Luz Autoiluminadora.

Nuestra meta está en nuestro interior; para alcanzar dicha Meta hemos de entrar en la vida espiritual. En la vida espiritual lo más necesario es la conciencia. Sin esto, todo es un árido desierto. Cuando entramos a un lugar oscuro tomamos una linterna o algún tipo de luz para saber por dónde estamos yendo. Si queremos saber acerca de nuestra vida apagada, hemos de tomar la ayuda de la conciencia.

El hombre, en su vida externa o en sus logros externos, es muy limitado. Pero el mismo hombre, cuando se adentra en los rincones más profundos de su corazón, siente que hay algo que está intentando expandirse constantemente. Eso es la conciencia. Esta conciencia lo enlaza con lo altísimo Absoluto.

La conciencia es nuestro maestro real, nuestro amigo querido y nuestro esclavo seguro. Como esclavo, la conciencia lleva nuestra fecunda ignorancia hasta Dios. Como amigo, la conciencia nos dice lo que es el Conocimiento supremo. Como maestro, la conciencia nos revela la innegable verdad de que el hombre imperfecto e incompleto de hoy es el Dios perfecto y completo de mañana.

La conciencia canta, canta el canto de la Unidad universal. La conciencia juega, juega el juego de Manifestación cósmica. La conciencia danza, danza en el interior con la colmadora Visión de Dios y en el exterior con la colmada Realidad de Dios. La conciencia actúa, actúa a través de la implorante, ascendente y entregada aspiración del hombre, y a través de la descendente, protectora e iluminadora Compasión de Dios.

Cuando la conciencia es todo actividad, se inclina ante Dios la Madre, su Origen. Cuando la conciencia es todo silencio, se inclina ante Dios el Padre, su Origen. De la Madre obtiene el fortísimo Poder para hacer el sacrificio supremo por la tierra inconsciente. Del Padre obtiene la altísima Luz para iluminar la tierra apagada. La conciencia misma es a la vez Luz y Poder. Como Luz, se identifica con la inspiración pura y la aspiración profunda de nuestro mundo interno. Como Poder, ejerce su soberanía divina sobre el muy oscuro cautiverio y la muy salvaje ignorancia del mundo externo.

La conciencia que el cuerpo sin aspiración emplea se llama conciencia esperanzada. La conciencia que el vital implacable emplea es conocida como conciencia dañina. La conciencia que la mente intransigente emplea se llama conciencia dudosa. La conciencia que el corazón descubridor emplea se llama conciencia veraz. La conciencia que el alma ilimitada emplea se llama conciencia fructífera.

Aum Anandamayee Chaitanyamayee Satyamayee Parame.

«¡Oh Madre Absoluta de la Existencia-Conciencia-Deleite!»

Esta triple conciencia es la más extensa longitud, la más lejana extensión y la más honda profundidad. La longitud más extensa es la Infinitud. La extensión más lejana es la Eternidad. La profundidad más honda es la Inmortalidad. Cuando la conciencia vive en la Existencia, la humanidad recibe devotamente lo que la Divinidad fervorosamente le ofrece. Cuando la conciencia vive en su propio dominio, la humanidad y la Divinidad comparten entre sí su experiencia amorosamente e incluso sorprendentemente. Cuando la conciencia vive en el Deleite, la humanidad es realizada y transformada, y la Divinidad es manifestada y colmada.

Ciego está el que no ve la luz-Conciencia. Sordo está el que no obedece al derecho-Conciencia. Pobre es el que no puede comer el fruto-Conciencia. Necio es el que niega la existencia del mar-Conciencia.

Pregunta: ¿Son lo mismo conciencia y pensamiento?

Sri Chinmoy: No, imaginemos que la conciencia es una mesa y los pensamientos son moscas. Las moscas están siempre sobre la mesa, o buscando y volando de un sitio a otro. La mesa no estará permanentemente afectada, pero hay que limpiarla. Ahora bien, ¿cómo limpias tu conciencia? La limpias con la luz de tu corazón.

Pregunta: ¿Puede la mente ayudarnos a mantener un nivel de conciencia elevado?

Sri Chinmoy: No, la mente nunca puede ayudarnos a mantener un nivel de conciencia alto. Si la mente está indagando e implorando, puede ayudar a elevar el nivel de la conciencia. Pero la mente no puede ayudarnos a mantener un nivel alto de conciencia. Solo la luz del alma tiene la capacidad de hacer eso. El alma le ha dado esa capacidad también al corazón, y el corazón puede hacerlo en nombre del alma. Si el alma misma nos ayuda, entonces nuestra conciencia permanece perfecta. Pero si la ayuda proviene del corazón, que aún no está plenamente iluminado, entonces nuestra conciencia no permanece en el mismo alto nivel. No obstante, el corazón tiene mucha más capacidad que la mente para ayudarnos a mantener un nivel alto de conciencia.

Pregunta: ¿Cómo puede alguien que es nuevo en la meditación saber si su conciencia está ascendiendo, se encuentra estable o está cayendo?

Sri Chinmoy: Alguien nuevo en la meditación puede saber fácilmente si su conciencia se halla ascendiendo, estable o cayendo. Si siente pureza dentro de su corazón, dentro de todo su ser, su conciencia se encuentra estable. Si siente sinceridad, su conciencia está ascendiendo. Pero si se vuelve víctima de la duda respecto a lo que está sintiendo u observando, entonces su conciencia está cayendo.

Pregunta: ¿Cómo podemos elevar nuestra conciencia cuando nos sentimos amenazados por fuerzas negativas?

Sri Chinmoy: Cuando somos amenazados por fuerzas negativas, debemos sentir que tenemos al amigo más fuerte de todos en nuestro interior; ese amigo es el alma. Refugiémonos bajo las alas del alma. Invoquemos al alma y recemos por su guía. Si llamamos a este amigo, él naturalmente luchará por nosotros contra las fuerzas negativas; el alma nos salvará, nos protegerá, nos iluminará y nos perfeccionará.

Pregunta: ¿Debería uno llegar a realizar o alcanzar la conciencia más alta antes de juntarse con gente que no aspira?

Sri Chinmoy: Primero tienes que realizar lo Más Elevado. Solo entonces puedes atreverte a mezclarte con personas que no aspiran. Cuando te juntas con personas que no aspiran, es como ir a visitar un hospital psiquiátrico. A menos que tú mismo seas muy poderoso, también te verás afectado.

Si estás aspirando, no necesitas alcanzar lo Más Elevado para ayudar a otras personas aspirantes. Mientras tú estás ascendiendo alto, muy alto, puedes ayudar a tus hermanos menores que están aspirando pero que aún no han subido tan alto como tú. Pero es una estupidez por tu parte tratar de ayudar a personas que no están aspirando en absoluto. No podrás hacerles cambiar su naturaleza porque no quieren cambiar.

Generalmente, Dios le dice al buscador que aún no está realizado: «Debes aspirar. Y mientras estés ascendiendo, si ves que alguien está un poco por detrás de ti, entonces ayúdale, inspírale, guíale para que también pueda subir adonde tú te encuentras. Pero no te mezcles con personas no aspirantes, porque si lo haces, entonces nunca aspirarás. Si no aspiras, ¿cómo vas a realizarme?».

Así pues, seamos sabios. Alcancemos primero cierta altura y juntémonos con quienes están aspirando. Entonces, cuando alcancemos lo Más Elevado, si es la Voluntad de Dios, podemos juntarnos con quienes no están aspirando.

Pregunta: ¿Qué es la inconsciencia?

Sri Chinmoy: La inconsciencia es un estado de conciencia en donde no hay luz, ni siquiera un rayo de luz.

Pregunta: Cuando habla usted de la conciencia mineral, vegetal, humana y divina, ¿qué significan exactamente esos términos?

Sri Chinmoy: En la conciencia mineral no existe prácticamente la luz, y en la conciencia de una planta tan solo hay un rayo de luz. En la conciencia humana puede haber o hay una luz limitada. Pero la conciencia humana es capaz de albergar luz ilimitada, como en el caso de buscadores muy avanzados. Por último, la Conciencia divina encarna la Luz ilimitada, infinita.

Pregunta: ¿Existe una conciencia última o puede la conciencia ser siempre trascendida?

Sri Chinmoy: Desde el punto de vista estrictamente espiritual, nada es último. Todo está trascendiéndose. El Supremo Mismo está constantemente trascendiendo Su Más Elevada Altura. El Supremo es Aquel que está cantando todo el tiempo el Canto de la Autotrascendencia.

Conforme a nuestra presente realización decimos que algo es último. Lo que es último hoy no necesita ni puede ser último mañana. La meta de hoy es el punto de partida de mañana. No existe una realidad última. La realidad última es para hoy, para el logro presente de hoy. Pero mañana podemos subir y superar la realidad que ayer considerábamos última. La conciencia última de hoy ha de ser trascendida por la aspiración más intensa de mañana.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre el alma y la conciencia?

Sri Chinmoy: El alma puede ser considerada como un pedazo de hielo y la conciencia como agua.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre la conciencia y la realización?

Sri Chinmoy: La conciencia es como un campo verde y llano, y la realización es como la cumbre altísima del Everest. El campo está directamente conectado a la montaña y los pies de la montaña están directamente conectados a la cima de la montaña. Pero tanto la conciencia como la realización forman parte de un mismo flujo ininterrumpido de Conciencia universal.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre intuición y conciencia?

Sri Chinmoy: La intuición es la flecha y la conciencia el arco. Cuando es lanzada, la flecha entra en el blanco. Sin el arco, la flecha no puede desempeñar su papel, y viceversa. Ambas son indispensables.

Pregunta: ¿Es posible que el alma esté conectada de algún modo con lo que llamamos conciencia?

Sri Chinmoy: La conciencia siempre está conectada con el alma; pero lo que llamamos conciencia en la vida humana no es de ningún modo la conciencia real, es un mero sentimiento. Cuando percibimos algo sutil que no podemos definir, a ese conocimiento nuestro lo llamamos conciencia; en verdad, eso no es la conciencia real en absoluto, sino, más bien, un deseo muy sutil. Entramos en ello e inmediatamente sentimos que es nuestra conciencia. Pero la conciencia real es la Luz que conecta el Cielo y la tierra. El Cielo mismo está en nuestra conciencia.

La conciencia y el alma nunca pueden estar separadas, en tanto que el cuerpo puede fácilmente estar separado del alma y también de la conciencia. Cuando utilizamos el término «conciencia física», nos referimos a la conciencia finita. Es una porción de la Conciencia infinita que ha entrado en el plano físico denso y que ahora es poseída y utilizada por el físico mismo. Eso también puede ocurrir con la conciencia vital y con la conciencia mental. Pero la conciencia divina es una vasta unidad que alberga silencio y poder. Cuando alberga el silencio, alberga su propia forma verdadera. Cuando alberga el poder, manifiesta su realidad interna.

El alma, que es eterna, y la conciencia, que es infinita, van juntas. Ambas tienen un origen común que es la vida, la vida eterna. El alma tiene vida eterna y la conciencia también tiene vida eterna. Ambas se complementan mutuamente. El alma expresa su divinidad a través de la conciencia, y la conciencia expresa su silencio todo abarcador a través del alma.

Pregunta: A veces me despierto por la mañana en un estado de júbilo y unidad muy elevado, pero no soy consciente de lo que ha sucedido. ¿Se produce durante la noche en el plano espiritual algún trabajo del cual no somos conscientes?

Sri Chinmoy: Eres parcialmente consciente de ese trabajo. Si no hubieras sido consciente de ello en alguna medida, no podrías habérmelo contado ahora. No eres consciente de ello en el plano mental, pero existen muchos otros planos de conciencia. Cuando efectivamente tienes la experiencia, tu alma es consciente de ella.

La conciencia es como una escalera; puedes subir o bajar los diversos escalones. En este momento, no hay ningún vínculo entre el escalón donde te hallas ahora y el escalón donde tuviste la experiencia. Si permaneces en la conciencia física, como hacen la mayoría de los seres humanos durante el día, entonces la experiencia que tuviste en el mundo interno no puede funcionar adecuadamente. La conciencia física no tiene libre acceso a ese plano particular de conciencia en el cual tuviste la experiencia. La conciencia física debe tener luz divina; solo entonces puede tener acceso libre a todos los planos de conciencia.

Durante el sueño, cuando el alma se mueve de un plano a otro, es como un ave libre. Si la conciencia física quiere saber lo que el alma está haciendo las veinticuatro horas del día, entonces tiene que ser formada y guiada por la luz del alma. En tu caso, estabas consciente en el momento de la experiencia de tu alma, pero después no pudiste recordarlo porque no eres consciente de todos esos planos de conciencia que existen entre la región del alma y la conciencia física.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la conciencia humana y la conciencia divina?

Sri Chinmoy: La conciencia humana está compuesta fundamentalmente de limitación, imperfección, ataduras e ignorancia. Esta conciencia quiere permanecer aquí en la tierra. Obtiene la alegría en lo finito: en la familia, en la sociedad y en los asuntos humanos. La Conciencia Divina se compone de Paz, Dicha, Poder divino, etcétera. Su naturaleza es expandirse constantemente. La conciencia humana siente que no existe nada más importante que el placer terrenal. La Conciencia Divina siente que no existe nada más importante y significativo que la Alegría y la Dicha celestiales sobre la tierra. La conciencia humana trata de convencernos de que no estamos para nada cerca de la Verdad o la plenitud; intenta hacernos sentir que Dios se encuentra en otro lugar, a millones de kilómetros de distancia. Mas la Conciencia Divina nos hace sentir que Dios está justo aquí, dentro de cada aliento de vida, dentro de cada latido del corazón, dentro de cada persona y cada cosa que nos rodea.

La conciencia humana nos hace sentir que podemos existir sin Dios. Cuando se halla en la ignorancia profunda, la conciencia humana siente que no hay necesidad de Dios. Vemos a millones y billones de personas que no rezan ni meditan. Ellas sienten: «Si Dios existe, está bien; si no existe, no perdemos nada». Aunque puedan utilizar el término «Dios» a tiempo y a destiempo, no se interesan por la realidad, por la existencia de Dios, ya sea en el Cielo o ya sea en sus vidas terrenales cotidianas.

Pero la Conciencia Divina no es así en absoluto. Incluso la limitada conciencia divina que poseemos nos hace sentir que en todo momento hay una suprema necesidad de Dios. Nos hace sentir que estamos en la tierra precisamente porque Él existe. Y cuando alimentamos pensamientos divinos, la Conciencia Divina nos hace sentir que es Él quien nos está inspirando a abrigar estas divinas ideas. En todo, la conciencia divina nos hace sentir que hay un propósito divino, un objetivo divino, un ideal divino, una meta divina. En la conciencia humana ordinaria no hay ningún propósito, ninguna meta positiva; es solo un elefante enloquecido corriendo desbocado.

En la conciencia divina siempre hay una meta, y esa meta está siempre trascendiéndose a sí misma. Hoy consideramos algo como nuestra meta, pero cuando alcanzamos su umbral nos sentimos inmediatamente inspirados a ir más allá de ella. Esta se convierte en un hito hacia una meta superior. Sucede así porque Dios está constantemente trascendiéndose. Dios es ilimitado e infinito pero está trascendiendo incluso Su propia Infinitud. Puesto que Dios está siempre progresando, nosotros también estamos progresando cuando nos hallamos en la Conciencia Divina. En la Conciencia Divina todo está expandiéndose constantemente y volviéndose una Luz más elevada y más colmadora.

II - LA PSIQUE HUMANA // 1 - El cuerpo

Mi cuerpo

Oh cuerpo mío, eres un regalo del Supremo. Inagotable potencial posees en tu interior. Malentenderte significa malentender al instrumento elegido por Dios.

Tú no quieres, no debes, ni puedes conquistar lo largo y ancho del mundo con tu fuerza física. Ofrece tu creciente corazón a los corazones lejanos y cercanos. Ofrece tu radiante alma a las almas a tu alrededor, arriba y abajo. Solo así, devienes el conquistador y poseedor del universo entero de Dios.

Oh cuerpo mío, invoca siempre a tu alma para que te guíe. ¡Invócala! Nunca te acosará la monotonía de una vida pobre en acontecimientos. Con la velocidad del rayo, tuya será la marcha incesante… arriba, hacia lo más Alto, adentro, hacia lo más Profundo, adelante, hacia lo más Lejano.

¡Canta, canta la canción del Gozo en la Inmortalidad! ¡Respira, respira el hálito de la Conciencia en la Inmortalidad! ¡Vive, vive la vida de la Existencia en la Inmortalidad! ¿Muerte? Tú no debes morir. Porque tu muerte será una gran pérdida para la humanidad y, con mucho, una mayor pérdida para la Divinidad. Lucha, ¡oh cuerpo mío!, lucha contra la ignorancia hasta el amargo final. Jamás permitas que la ignorancia envuelva tu cubierta externa. Tus denodados esfuerzos se verán coronados por el éxito.

Oh cuerpo mío, viaja próspero por la Eternidad. Que cada uno de tus años terrenales contenga un trillón de años colmadores. Dios el Soñador Eterno está soñando a través de ti, contigo. Dios la Realidad Eterna está viviendo para ti, contigo y en ti.

Antes de la realización…

Antes de la realización, el cuerpo, en virtud de su existencia misma en la tierra, ayuda inconscientemente al alma. Después de la realización, el cuerpo sirve al alma, no solo de manera consciente sino también incondicional.

La deseosa conciencia corporal…

La deseosa conciencia corporal, es el único muro que se alza entre el clamor más profundo del hombre y la grandísima Compasión de Dios.

Un Yogui no está en el cuerpo…

Un Yogui no está en el cuerpo; no es del cuerpo. Pero él es para el cuerpo —para la transformación y la perfección del cuerpo—.

Cuerpo y alma

Podemos decir que el cuerpo es un templo. Dentro del templo se halla el altar, el corazón. Dentro del altar se halla la deidad, el alma. Ahora bien, hablemos solo del alma y el cuerpo. Estos son como una casa y su dueño. El alma es la dueña y el cuerpo es la casa. El alma y el cuerpo se complementan. Sin el alma, la dueña, la casa es inservible. El alma trabaja dentro del cuerpo, así como también con el cuerpo, a través del cuerpo y para la conciencia del cuerpo. Asimismo, sin el cuerpo, el alma no tendría un lugar donde vivir; no podría manifestar sus cualidades en la tierra. Cuando la dueña está allí, y el cuerpo se halla en perfecta condición, entonces el mensaje del alma puede ser revelado y colmado.

Tenemos que saber lo que el alma y el cuerpo pueden ofrecernos. El alma puede ofrecernos la realización; el cuerpo puede ofrecernos la manifestación. Para manifestarse, el alma necesita al cuerpo. Para realizarse, el cuerpo necesita al alma. El cuerpo ofrece su capacidad en el servicio; el alma ofrece su capacidad en la meditación. De esta manera van perfectamente juntos.

La tierra es el campo de la realización y, al mismo tiempo, el campo de la manifestación. La realización de Dios únicamente puede alcanzarse aquí en la tierra, y no en otras esferas, no en otros mundos u otros planetas. Quienes se preocupan por la realización de Dios tienen que aceptar un cuerpo humano y entrar en este mundo. Asimismo, únicamente sobre la tierra y a través del cuerpo físico puede el alma manifestar su propia divinidad, que es Paz infinita, Luz infinita, Dicha infinita. El cuerpo necesita del alma; el alma necesita del cuerpo. Para la realización de la Verdad más alta, el cuerpo necesita del alma; para la manifestación de la Verdad más alta y más profunda, el alma necesita del cuerpo.

Si el alma no trata de inspirar e iluminar al cuerpo, este continuará ciego, ignorante, oscuro e impuro. Y sin la cooperación del cuerpo, el alma continuará sin manifestarse, casi inservible. A menudo vemos que el alma está implorando la realización y la manifestación a través del cuerpo, pero el cuerpo no le está respondiendo. Tal vez el cuerpo sea físicamente fuerte, pero si no está aspirando a la luz y la verdad interna que el alma puede ofrecerle, entonces el alma no puede colmarse.

El cuerpo y el alma no son inseparables sino complementarios. El alma puede existir sin el cuerpo, aunque no pueda manifestarse. El cuerpo no puede existir más que unas pocas horas sin el alma. Para su mutua plenitud, cuerpo y alma se necesitan el uno al otro.

Pregunta: Tengo dificultades para sentarme en la postura del loto.

Sri Chinmoy: No es necesario en absoluto. Lo único que deberías hacer es mantener la espalda erguida. Algunas personas se recuestan o se arrellanan en una silla, pero eso no es bueno. La postura del loto es buena porque mantiene el cuerpo quieto; pero muchos permanecen en la posición de loto durante tres o cuatro horas y su mente sigue deambulando, mientras que otros quizá están sentados en una silla con su mente callada y tranquila. Lo principal es mantener la espalda erecta y la mente sin pensamientos.

Pregunta: He observado que si como carne no puedo meditar muy bien; me siento inquieto. Pero si no la como me siento muy débil.

Sri Chinmoy: Sabes muy bien que los animales son inquietos, agresivos, destructivos y no evolucionados. Nosotros hemos trascendido la conciencia animal hasta cierto punto y hemos salido del reino animal. Estamos tan solo un paso por delante en la escalera de la evolución, pero la diferencia entre un animal y un ser humano es muy vasta. Ahora bien, cuando comes algo, naturalmente absorbes sus cualidades. Lo que tienes dentro de ti se manifestará inevitablemente en el exterior de alguna manera. Cuando comes carne, el resultado inmediato son los impulsos y pensamientos intranquilos, agresivos y destructivos, y el descenso de la conciencia.

No es cierto, sin embargo, que si no comes carne perderás fuerza, poder o energía. Hay millones de personas en la tierra que no comen carne pero que están físicamente muy fuertes y sanas. Tal vez digas que tu constitución física es diferente de la suya, pero quiero decirte que en la creación de Dios hay algo llamado alimento interno. ¿Cuál es ese alimento? Es la Paz, la Luz, la Dicha y todas las demás cualidades divinas y colmadoras. Cuando aspiras adecuadamente, cuando meditas adecuadamente, puedes atraer a tu cuerpo este alimento interno. Puede llevarte un buen número de años llegar a ese grado de destreza interna, pero mientras tanto, procura profundizar en tu interior y observa lo que realmente te proporciona la mayor parte de tu fuerza. He conocido personas que reivindican que la carne es lo que les da fuerza, pero cuando profundizan en su interior descubren que es su propio sentimiento o su propia idea sobre la carne lo que está dándoles la fuerza. Puedes cambiar esa idea, y sentir que no es la carne, sino la energía espiritual que llena tu cuerpo, lo que te proporciona fuerza. Esa energía proviene de la meditación y de la aspiración, así como de la nutrición adecuada. La fuerza que obtienes de tu aspiración y tu meditación es infinitamente más poderosa que la fuerza que obtienes de la carne y el pescado, por tanto, estas pueden fácilmente ser omitidas en tu dieta.

Estás practicando la meditación con suma sinceridad y devoción. Lo que tienes que hacer es deshacerte de la idea de que la carne te da la fuerza. Esa idea está tan profundamente enraizada en tu mente que, por el momento, no te puedes separar de ella. Pero cuando te liberes totalmente de esa idea, verás que no es principalmente la carne lo que te da la fuerza; es la comida saludable en general, así como también la actitud mental adecuada y la aspiración espiritual.

Pregunta: Por favor, dígame si establecemos un mejor contacto con el Divino cuando ayunamos bebiendo solo jugo y agua. ¿Nos ayuda el ayuno a realizar a Dios?

Sri Chinmoy: Cuando estás bebiendo jugos, no estás ayunando. Muchas personas dicen: «Por la mañana bebo una taza de café, al mediodía un vaso de jugo y a la tarde tan solo un vaso de leche». Esta es su idea del ayuno. Pero eso no es ayuno para mí; en el ayuno verdadero, solo puedes tomar agua pura y nada más.

Si decides ayunar, has de saber por qué lo estás haciendo. Si sientes que ayunando realizarás a Dios, es absurdo. El verdadero nombre de Dios es Deleite y Alegría. Si tu Padre es todo Alegría, ¿va a pedirte que te tortures para llegar hasta Él? Dios es el poseedor de Alegría ilimitada, y sabemos que también es infinitamente compasivo. Él te dio un cuerpo —es Su cuerpo—, y si comienzas a torturar Su cuerpo, ¿va a estar Él complacido? ¡Jamás! Si comienzas a ayunar para realizar a Dios, Dios dirá que estás yendo por el camino equivocado.

Sin embargo, el ayuno puede ayudarnos a reducir peso, a curar algunas dolencias físicas y a purificar nuestros nervios y nuestra mente. A menudo, comemos alimentos que no son saludables y el pobre cuerpo necesita algo de reposo y purificación. También, cuando miramos a personas y cosas no-divinas, sus vibraciones entran en nosotros desde la atmósfera y afectan a nuestro cuerpo físico —la piel, los músculos, los nervios—. Si queremos ayunar un día al mes para purificar nuestro sistema, eso es aconsejable. Necesitamos la pureza para apreciar la existencia de Dios en la tierra. Es en la pureza —pensamientos puros, acciones puras, conciencia pura— donde Dios habita. El ayuno nos puede ayudar en gran medida para nuestra purificación. Pero esto solo es el primer paso; el mero hecho de ayunar no nos dará la realización de Dios.

Así pues, para la purificación, puedes intentar ayunar —bebiendo únicamente agua— una vez al mes. Ahora bien, estoy hablando desde el punto de vista espiritual. No sé nada de tu constitución física. Si estás fuerte y sano, puedes ayunar; de lo contrario, no es aconsejable. Pero incluso sin ayunar, si eres un buscador sincero, puedes una vez por semana reducir la cantidad de comida que tomas. Esto puede hacerse especialmente los domingos, cuando no tienes que estar muy activo. Los domingos, la mayoría de la gente se levanta tarde por la mañana, así que pueden olvidarse fácilmente del desayuno. A la hora del almuerzo, pueden decir: «Estoy comiendo todos los días, si hoy como un poco menos, no me perjudicará en absoluto». Luego, por la noche, a la hora de cenar, pueden decir: «En el almuerzo no comí la cantidad habitual y no me hizo daño; todavía me siento muy enérgico. ¿Por qué no hacer ahora lo mismo?». Así pues, una vez por semana, especialmente los domingos, si aligeras tus comidas, te ayudará enormemente. Y no necesitas someterte a un ayuno severo y torturador, que no es recomendado por verdaderas figuras espirituales.

Pregunta: Si estamos cansados o enfermos, ¿Debemos dormir más?

Sri Chinmoy: Si estamos muy cansados o enfermos, debemos dormir conforme a la necesidad del cuerpo, pero no conforme a la demanda del cuerpo; dado que el cuerpo, al ser inconsciente e ignorante, puede pedir dormir más de lo que realmente necesita.

Pregunta: ¿Cuáles son las cualidades predominantes del cuerpo, el vital y la mente?

Sri Chinmoy: Al físico apagado le gusta permanecer ocioso; la naturaleza misma del físico es estar inactivo. El vital apagado es agresivo; le gusta exhibir su poder. Y la mente apagada, duda y sospecha de todo y de todos.

Si aceptamos la vida espiritual, el cuerpo ha de estar activo. Incluso aunque al principio corra en la dirección equivocada, al menos debería haber algún movimiento. El cuerpo ha de estar vigoroso, pero no inquieto. De lo contrario, aunque el cuerpo físico en sí no duerma las veinticuatro horas del día, la conciencia corporal estará dormida. Un cuerpo aspirante es un cuerpo activo y vigoroso. Estamos profundamente dormidos cuando no estamos aspirando.

El vital tiene que volverse dinámico en lugar de agresivo; debería tratar de energizar e inspirar a los demás, en lugar de intentar controlarlos o destruirlos. Debería decirles: «No malgastéis vuestro precioso tiempo. Levantad y haced algo por vosotros mismos o por la humanidad».

La mente clara, pura y divina, la mente que está iluminada por la luz del alma, se volverá vasta. Dirá: «Nada puede limitarme; no sospecharé de nadie. No subestimaré a nadie. Al contrario, expandiré mi propia conciencia y ayudaré a los demás a expandir la suya».

Si practicamos la vida espiritual, obtenemos esta clase de cuerpo activo, vital dinámico y mente iluminada. Si no aceptamos la vida espiritual, tenemos que quedar satisfechos con un cuerpo que está profundamente dormido, un vital que es agresivo y destructivo, y una mente que es limitada, que quiere dudar, criticar y sospechar de sí misma y del mundo.

La dueña…

La dueña de mi alma es la Divinidad.
La dueña de mi corazón es la sinceridad.
La dueña de mi mente es la claridad.
La dueña de mi vital es la capacidad.
La dueña de mi cuerpo es la pureza.

No pienses, no duermas

Cuando era niño,
un día
su padre le dijo:
«No pienses, hijo mío,
Dios nunca piensa».
Desde entonces, jamás se interesó
por aprender el arte de pensar.

Cuando era niño,
un día
su madre le dijo:
«No duermas, hijo mío,
Dios nunca duerme».
Desde entonces, jamás se interesó
por aprender el arte de dormir.

Firmamentos de visión

El cuerpo
ama ser gobernado por el viento de la emoción.
El vital
ama las punzadas del deseo.
La mente
ama los confines de lo finito.
El corazón
ama estar en la galaxia de los santos.
El alma
ama la vida de los cielos de visión sin horizontes.

Transformación, trascendencia y más allá

Su cuerpo,
una imagen de austeridad.
Su vital,
una imagen de humildad.
Su mente,
una imagen de serenidad.
Su corazón,
una imagen de pureza.
Su alma,
una imagen de nobleza.
Su Meta,
una imagen de Realidad.
Y él mismo,
la imagen de la transformación de ayer,
la trascendencia de hoy
y el Más Allá de Perfección de mañana.

Mi cuerpo ofrezco

Mi cuerpo durmiente ofrezco a la Compasión de mi Dios.
Mi cuerpo soñador ofrezco al Amor de mi Dios.
Mi cuerpo implorante ofrezco al Interés de mi Dios.

2.2 - El vital

Mi vital

Oh vital mío, mi primera elección recae sobre ti. Sin tu dinámico y estupendo impulso interno, nada puede ser encarnado, nada puede ser revelado aquí en la tierra.

Oh vital mío, cuando caes profundamente dormido, la imperecedera frustración de mi mente se apodera de mi existencia externa. La entrega impotente de mi cuerpo al Príncipe de las Tinieblas envenena mi existencia interna.

La imaginación más poderosa del hombre no consigue sondear tu profundidad. La sabiduría más remota y brillante del hombre no consigue determinar tu extensión. Tuyo es el coraje indomable que mana de la fuente de la emoción sin límites. No aniquiles tu emoción, ¡nunca! Si la emoción es aniquilada en el interior, la plenitud es debilitada en el exterior. Si la emoción es alimentada divinamente en el interior, Dios el Eterno Deleite es revelado en el exterior.

Oh vital mío, tú no conoces mañana alguno. Quieres nacer, quieres crecer y colmarte en la inmediatez del hoy. Con las Bendiciones infinitas del Supremo, avanzas por la senda del florecer de la Infinitud, el resplandor de la Eternidad y el lustre de la Inmortalidad.

Tu vida es verde, el verde siempre-aspirante y siempre-creciente. Tu aliento es azul, el azul siempre-envolvente y siempre-transformador.

Oh vital mío, en ti está la esperanza radiante de la humanidad. Contigo está el reverberante clarín de la Divinidad.

El vital encarna bien el dinamismo divino o bien la agresión hostil. Cuando el aspirante hace emerger la luz de su alma, la agresión hostil se vuelve dinamismo divino, y el dinamismo divino es transformado en la todo-colmadora Realidad suprema.

Sus opiniones difieren

La mente dice:
el amor es sexo.

El vital dice:
el sexo es amor.

El corazón dice:
el amor es amor.

El cuerpo dice:
no existe tal cosa llamada amor.

El alma dice:
no hay nada sino amor.

Pregunta: ¿Cómo podemos saber si nuestro amor es vital o es puro?

Sri Chinmoy: Puedes saber fácilmente si tu amor es vital o es puro. Cuando tu amor es vital, hay una demanda consciente, o al menos una expectativa inconsciente del amor que ofreces a los demás. Cuando tu amor es puro o espiritual, no hay demanda, no hay expectativa. Solo hay un dulcísimo sentimiento de unidad espontánea con el ser o los seres humanos a quienes concierne.

Pregunta: ¿Es posible evitar emitir amor vital impuro y sustituirlo por el amor puro del corazón? ¿Cómo podemos conscientemente ofrecer amor puro?

Sri Chinmoy: No solo es posible, sino absolutamente necesario, que uno evite ofrecer amor vital impuro. De lo contrario, tendrá que pelear constantemente con las gigantescas fuerzas de la ignorancia. Uno ha de usar el amor, no para atar o poseer al mundo, sino para liberar y expandir su propia conciencia y la conciencia del mundo. Pero no se debe tratar de sustituir el amor impuro del vital por el amor puro del corazón. Lo que debe hacerse es llevar el amor purificador y transformador del corazón adentro del vital impuro. El vital, en sí, no es malo en absoluto; cuando es controlado, purificado y transformado, el vital se convierte en un instrumento sumamente significativo de Dios.

Quieres saber cómo puedes dar amor puro a los demás de una manera consciente; pues bien, puedes dar conscientemente amor puro a los demás cuando sientes que estás dando una porción de tu hálito de vida al hablar con los demás o al pensar en los demás. Y estás ofreciendo este hálito de vida precisamente porque sientes que tú y el resto del mundo sois total e inseparablemente uno. Allí donde hay unidad, todo es amor puro.

La trascendencia del sexo

No trates de suprimir el sexo. Con tu sabiduría interna, tu experiencia interna y tu luz interna, el sexo puede y tiene que ser trascendido. Pero el sexo no puede ser conquistado si luchamos en su contra, si lo forzamos o lo suprimimos. La manera más sencilla de trascender algo es no prestarle atención, sentir que es innecesario. Si piensas que es necesario, entonces vendrá a tentarte y sentirás que estás atrapado.

Si quieres conquistar tus deseos, solo hay una cosa que hacer; tienes que prestar mayor atención a la luz, de un modo positivo. ¡Pero no por las buenas o por las malas! Si tratas de subyugar tus impulsos vitales de cualquier modo represivo, nunca podrás conquistar esa necesidad física. Debes abrirte hacia la luz y alcanzar o sentir la luz dentro de ti. Si piensas constantemente en tus deseos, en tu vital, en tu vida sexual, nunca los podrás conquistar. Es imposible. Incluso si quieres pensar en ellos con la intención de conquistarlos, estás cometiendo un error. En vez de eso, piensa en las otras cosas —la luz, la alegría— que realmente necesitas y quieres. Por medio de la concentración y la meditación puedes tener alegría interna y luz interna. Intentarás llevarlas a tu ser físico denso y tu este sentirá también la alegría divina y la luz divina. En ese momento, la vida del destructivo placer te abandonará y la vida de la colmadora alegría te abrazará.

Pregunta: He leído en algún sitio que cuando uno gasta la energía sexual, está consumiendo algo de energía espiritual al mismo tiempo. Si es cierto, ¿qué puede hacer uno si quiere llevar una vida espiritual?

Sri Chinmoy: Lo que has leído es absolutamente cierto. La vida humana animal y la vida divina de Dios no van juntas ni pueden hacerlo. Para alcanzar la Verdad más alta, el buscador necesita la purificación y la transformación total de su ser vital inferior. Si uno quiere tener alegría real, alegría duradera, tiene que trascender la necesidad del sexo. Si el buscador quiere ser inundado por la Paz, la Luz y la Dicha sin límites, entonces tiene finalmente que trascender esa necesidad física. De lo contrario, la Paz, Luz y Dicha trascendentales permanecerán muy alejadas para él.

Pero no puede realizarse a Dios de la noche a la mañana. ¡Es imposible! No se consigue un máster en un día, ni siquiera en un año; tal vez se necesiten veinte años de estudio para alcanzarlo. Y la realización de Dios es algo mucho más difícil ya que se requieren numerosas encarnaciones de aspiración y disciplina espiritual para que alguien llegue a realizar a Dios. En cada vida, la posibilidad de tu realización de Dios depende tanto de tu aspiración actual como de tu vida espiritual previa.

Si le dices a un principiante que deberá abandonar de golpe su vida vital inferior, su vida sexual, dirá: «¡Imposible! ¿Cómo voy a hacerlo?». Si debe hacerlo de golpe, jamás entrará en la vida espiritual. Pero, lenta y firmemente, puede ir progresando hacia su objetivo. Si trata de correr demasiado rápido sin tener la suficiente capacidad, sencillamente se caerá al suelo. Perderá cualquier limitada aspiración que posea.

La transformación de la propia vida sexual es como abandonar un mal hábito, pero a veces es más difícil y lleva más tiempo. Supongamos que alguien bebe mucho; si bebe seis o siete veces al día, deja que primero comprenda que eso es un perjuicio para su realización de Dios. Entonces deja que intente beber menos. Si bebe seis veces al día, que cambie a cinco. Mas adelante, que beba cuatro veces por día. Pasado un tiempo más largo, deja que beba tres veces al día. Déjale ir disminuyendo gradualmente su deseo de alcohol.

En nuestra vida humana ordinaria tenemos muchas debilidades; si tratamos de conquistarlas todas de golpe, el cuerpo se resistirá y se romperá. El cuerpo se sublevará y quedaremos hechos pedazos. Debemos tener una voluntad interna real, la voluntad del alma, para conquistar nuestros deseos de manera paulatina y firme. Hemos de disminuir gradualmente nuestras necesidades de sexo en virtud de nuestra aspiración. Habrá una lucha crítica entre la aspiración y el tosco deseo físico, y poco a poco nuestra naturaleza será purificada.

En virtud de nuestro impulso interno, hemos de correr hacia la Luz; veremos entonces que hay una gran diferencia entre el placer y la alegría. Al placer le sigue siempre la frustración, y a la frustración le sigue inevitablemente la destrucción. Pero la alegría va seguida de mayor alegría y de alegría abundante, y en la alegría obtenemos auténtica plenitud.

Si uno entra en la vida espiritual diciendo: «Hoy conquistaré todas mis propensiones inferiores», solo se está engañando a sí mismo. Mañana, su mente física lo torturará con las dudas; su vital impuro y cruel intentará castigarle de todas las maneras posibles. Se sentirá frustrado y dentro de su frustración se cernirá su propia destrucción. La vida del vital inferior debe ser transformada completamente antes de que pueda ocurrir la realización de Dios, pero yo aconsejo a mis estudiantes hacerlo progresivamente y con una determinación sincera.

Pregunta: ¿Cómo podemos expandir nuestro corazón y tener más de sus cualidades divinas en nuestras acciones cotidianas y en nuestra relación con la gente?

Sri Chinmoy: La vida espiritual no es la vida de la indiferencia. Sin embargo, uno ha de discriminar cuando trata con el mundo. Si das tu corazón a todos, sin tener en cuenta quien es la persona, la gente tal vez te explotará. Si un ladrón quiere comprar herramientas con las que robar y alguien con un corazón generoso le da el dinero sin preguntarse qué clase de persona es o para qué lo quiere, ¿quién será parcialmente responsable de los futuros hurtos que haga el ladrón? El hombre que le dio el dinero. Una persona espiritual puede que tenga un corazón verdaderamente grande, pero utilizar las cualidades de su corazón con sabiduría es más importante que clamar por el agrandamiento del corazón.

Dios ya le ha dado a nuestro corazón muchas cualidades divinas, pero no las usamos y en consecuencia retrasamos nuestro crecimiento espiritual. Debo decir que muy pocas personas saben lo que es realmente el corazón espiritual; lo que confundimos con el corazón es realmente el ser vital emocional. En este momento queremos darle todo a alguien, pero al momento siguiente queremos guardar todo para nosotros. En este momento, sin razón alguna, estoy dispuesto a darte todo, y al momento siguiente, otra vez sin razón alguna, estoy dispuesto a quitarte la vida. Esta clase de sentimiento no procede en absoluto del corazón; es el juego de nuestro vital demandante y apagado.

Si nuestro vital está intentando desempeñar el papel del corazón, tratará de dominar a otros o hacerlos sentir que nos necesitan muchísimo porque nosotros tenemos sabiduría o luz, mientras que ellos no tienen. Pero la existencia misma del corazón se basa en la identificación. La identificación es luz. El corazón espiritual puede identificarse únicamente con la luz y el deleite, puesto que obtiene continua luz y continuo deleite desde el alma. Puede que nos identifiquemos con la tristeza de alguien, pero en realidad con lo que nos estamos identificando es con la luz que hay dentro de esa tristeza. Dentro del dolor, dentro del sufrimiento, dentro de la oscuridad misma, hay luz. Finalmente, el corazón se está identificando con la luz que hay dentro. Si imploramos cada día por nuestra propia luz interna, veremos que el corazón inevitablemente se expandirá; pero si queremos expandir el corazón sin la luz, meramente expandiremos nuestra ignorancia. Solo si imploramos por lo Más Alto se expandirá realmente nuestro corazón.

Debemos darnos cuenta de que el vital, que nos está engañando y explotando, ha de ser apartado. Muy a menudo, las fuerzas del vital impuro —debajo del ombligo— penetran en nuestro corazón y hacen que suframos. La purificación del vital es absolutamente necesaria si el vital quiere actuar divinamente junto con el corazón. De no ser así, el corazón tendrá que hacer su parte solo. Por tanto, al tratar con la humanidad, tened cuidado de no ofrecer la falsa luz del vital demandante y posesivo. En nombre del interés, muchas veces ofrecemos preocupaciones, ansiedades, impurezas y ese tipo de cosas.

No es difícil en absoluto hacer aflorar las buenas cualidades del corazón, como la simpatía y el interés. Podemos hacer salir estas buenas cualidades mediante nuestra aspiración. Estamos aspirando por Dios, quien tiene indudablemente más Interés, más Afecto y más de todas las cualidades del corazón que nosotros. Nuestra aspiración sincera puede que desciendan dichas cualidades desde Dios.

Pregunta: Cada vez que veo a una mujer hermosa, los pensamientos sexuales entran en mi mente. Intento destruirlos, pero persisten.

Sri Chinmoy: Hay dos maneras de solucionar este problema: tan pronto como veas a una mujer hermosa, simplemente trata de concentrarte y elevarla con tu voluntad de manera que ella vuele como una cometa. La otra manera, la manera más fácil, es que cuando veas a una mujer, solo mires a sus pies. Los sadhus de la India dicen que hay que mirar únicamente a los pies, no a los ojos ni al rostro. Si quieres liberarte en seguida de la tentación, mira solo a los pies, y luego intenta, con toda tu conciencia, profundizar en tu interior. Esto tan solo te lleva un segundo. O bien elevas a la mujer, o bien miras a sus pies. Entonces, los pensamientos del vital inferior estarán controlados de inmediato. Muchos lo han hecho y han tenido éxito. Hubo un gran avatar en la India, llamado Sri Chaitanya, que solía decir a sus discípulos: «Incluso si se trata de tu madre, no miréis a sus ojos; mirad simplemente a sus pies».

Pero estos métodos son solo para los principiantes; llegará el día en que tendrás que mirar a las mujeres con tus ojos abiertos, y con tus experiencias internas, con tu propia realización interna, ir más allá del sentimiento de hombre y mujer. Hay una sola Conciencia universal; no hay masculino ni femenino. Hay una sola Conciencia que fluye en dos formas diferentes. Este sentimiento solo puede desarrollarse conjuntamente con nuestro propio desarrollo interno. Es un estadio muy avanzado. Ahora mismo, tal vez ni siquiera sentimos la unidad con las propias extremidades de nuestro cuerpo. Si puedo lanzar un peso más lejos con mi mano derecha que con mi mano izquierda, le doy mayor importancia a mi mano derecha e ignoro mi mano izquierda. He visto a muchos atletas que maldicen su mano izquierda porque necesitan de su ayuda aún cuando no sea tan poderosa como la derecha. Si no podemos sentir siquiera unidad con nuestras dos manos, ¿cómo podemos ser uno con otra persona? Con la aspiración y con nuestro desarrollo espiritual interno, la creación entera deviene nuestra. En ese momento no hay dificultad alguna.

Pregunta: ¿Cuál es el propósito de la unión entre el hombre y la mujer?

Sri Chinmoy: Cuando ocurre la unión entre un hombre y una mujer, cada uno da un sentido significativo o no a la acción. Pero en la más elevada, en la más profunda vida espiritual, cuando la realización de la unidad con toda la humanidad está aflorando, esta unión humana ordinaria no sirve a ningún propósito. Uno puede tener relaciones físicas con alguien cientos de veces, pero la unión real, la unión interna, no ocurre. Solo cuando podemos establecer la unión de nuestra alma con una persona, estaremos colmados. Cuando podemos liberarnos de los enredos de la ignorancia y podemos entender la tierra entera como algo nuestro. Solo cuando sentimos que todo el género humano es nuestro, muy nuestro, podemos tener una unión propiamente dicha. La unión física no es unión alguna en comparación con la unión todo-abarcadora que podemos obtener de la unidad espiritual.

Os estoy diciendo todo esto desde el punto de vista estrictamente espiritual; debemos alcanzar un cierto nivel antes de poder rechazar la relación humana ordinaria. Muchas veces los discípulos en la India acuden a su Maestro y dicen que no hay ninguna alegría en la unión humana; luego, estos mismos estudiantes entran en la vida espiritual más profunda y obtienen la alegría más elevada y el deleite más puro a partir de la unión interna con su Amado Supremo.

El deleite y el placer son dos cosas diferentes. Si uno se preocupa por la vida espiritual interna, obtendrá deleite. Si uno se preocupa por la vida humana ordinaria, obtendrá placer. El placer va seguido inevitablemente por la frustración, porque en el placer no hay plenitud permanente. Pero el deleite en sí mismo es totalmente colmador. Únicamente obtenemos este deleite en la unión espiritual con el Divino, con nuestro ser interno. Debemos saber lo que queremos. Si queremos el placer, la unión entre el hombre y la mujer es suficiente durante un tiempo. Pero si queremos el deleite, que es el néctar de la Inmortalidad, la Dicha inmortal, entonces hemos de arrojarnos al sendero de la espiritualidad y establecer la excelsa unión entre el hombre y Dios.

Pregunta: ¿Puede hablar del matrimonio en relación con la vida espiritual?

Sri Chinmoy: Puesto que cada alma es una porción divina de Dios, el matrimonio puede ser algo muy espiritual. Cuando tanto el esposo como la esposa están con el mismo Guru y tienen la mayor fe en el Guru, pueden progresar juntos muy rápido. Porque tienen fe en el Guru, este hace descender el Poder Supremo para ayudarlos, guiarlos y formarlos, y ellos también se ayudan mutuamente. Pero en muchos matrimonios vemos que el esposo es espiritual y la esposa no lo es, o viceversa. Cuando ocurre así, cada uno está tirando de un lado de la cuerda; uno no puede hacer un progreso interno satisfactorio, y el otro no puede hacer un progreso externo satisfactorio.

En algunos casos el matrimonio no es necesario. Los que han pasado por la vida familiar y han encontrado en ella una vida de desdicha y frustración, no deberían repetir el mismo error. Pero los jóvenes y sin experiencia, que quieren tener un puente entre el mundo interno y el mundo externo, no estarán cometiendo un error si entran en la vida conyugal con el compañero espiritual adecuado. Si la necesidad interna lo exige, en cualquier momento pueden abandonar ese lazo; todo depende de Dios, si quiere que los individuos se casen o si quiere que permanezcan solteros. Ninguna persona soltera debería sentirse superior a las casadas; Dios puede llevarlas hacia Él rápido, muy rápido, tanto a través de la vida matrimonial como de la vida célibe.

Pregunta: ¿Qué es una demanda vital?

Sri Chinmoy: Habitualmente, una demanda vital es un deseo que proviene de un plano muy bajo de conciencia. Este plano es oscuro, impuro, aterrador y amenazante; nos tienta a llevar una vida corrupta y muy poco divina. Quienes llevan esta clase de vida deberían sentir que su hora no ha llegado aún. Además, una demanda vital es siempre destructiva; no contiene luz alguna y, al mismo tiempo, no se interesa por la luz.

Pregunta: ¿Hay alguna diferencia entre la emoción y el vital?

Sri Chinmoy: La emoción y el vital son dos cosas distintas. Podemos decir que el vital es la casa y la emoción la inquilina de dicha casa. La emoción más predominante es la emoción vital; pero la emoción puede estar también en el cuerpo, en la mente y en el corazón. La emoción en el cuerpo habitualmente degrada nuestra conciencia. La emoción en el corazón impuro nos ciega y nos ata, mientras que la emoción en el corazón puro nos ilumina y nos libera. En la mente hay algo de emoción, pero por naturaleza la mente es seca y no posee la exuberante o descontrolada emoción infantil o pueril del vital. Cuando decimos: «Es una persona emocional», nos estamos refiriendo a su emoción vital indisciplinada y no iluminada. Esta emoción se origina generalmente en los dos centros que se hallan por debajo del centro del ombligo.

Si no hay esfuerzo alguno por transformar la vida emocional vital en la vida espiritual más pura, entonces todas tus actividades espirituales serán una especie de autoengaño y en el autoengaño no hay realización de Dios. Muchos llamados aspirantes sienten que pueden engañar a su Maestro espiritual, pero Dios ha dado a los Maestros espirituales genuinos un tercer ojo que está completamente abierto. Ellos son siempre conscientes de las imperfecciones y defectos de los aspirantes.

Si puedes transformar tus emociones vitales en alegría divina, esta emoción divina no es mala. Cuando usas tus emociones para el goce o la autoindulgencia, estás arruinando tu vida interna. Pero si usas la emoción para la determinación interna, para la autoliberación, entonces la emoción es el poder más fuerte en ti. Por favor, úsala de esta manera, como tu asistente interna.

Pregunta: ¿Cómo puedo expresar amor y manifestar amor en el mundo físico?

Sri Chinmoy: Si quieres expresar y manifestar amor divino en el mundo físico, tienes que usar tu fuerza de voluntad espiritual. Esta fuerza de voluntad no es agresiva, es todo entrega. En virtud de tu unidad consciente con la Voluntad del Supremo, serás capaz de hacer aflorar tu fuerza de voluntad espiritual. Cuando sea autorizado por el Supremo, automática y espontáneamente tendrás un modo de utilizar tu fuerza de voluntad divina para expresar amor por la humanidad. Cuando realmente poseas esta fuerza de voluntad divina, tu amor puro irradiará incluso en tus movimientos inconscientes. Quienes estén a tu alrededor sentirán indudablemente el amor divino y obtendrán el máximo beneficio de tu divina presencia.

Además, puedes expresar y manifestar amor en el mundo físico a través de tu meditación pura. Cuando estás en tu meditación más profunda, procura sentir tu amor purísimo. Piensa entonces en la persona que amas. Concentrándote en ella puedes inyectarle tu amor puro y divino. Al mirar a la persona con los ojos de tu alma, puedes manifestar el amor en el mundo físico.

Una vez más ven

Una vez más ven y aparece ante mí.
A mi alrededor todo es oscuridad y fluir de lágrimas.
    Una vez más ven y aparece ante mí.
Este corazón mío es ahora la guirnalda de la entrega.
    Una vez más ven y aparece ante mí.
Este inquieto, feroz, indomable y oscuro hálito vital mío
quedará en silencio.
    Una vez más ven y aparece ante mí.
Dame el derecho de venerarte a Ti, a Ti y a nadie más.

Debes enseñar

Solo un cuerpo,
debes enseñarle.

Solo un vital,
debes guiarlo.

Solo una mente,
debes perfeccionarla.

Solo un corazón,
debes utilizarlo.

Solo un alma,
debes atesorarla.

Solo una Meta,
debes devenir en ella.

2.3 - La mente

La mente física y la mente espiritual

Hay dos tipos de mente: la mente humana o física y la mente espiritual. La mente física está enredada en la tosca conciencia física; por consiguiente, no ve ni puede ver la auténtica verdad en su propio mundo. La mente espiritual, que es la mente iluminada o iluminadora, tiene la capacidad de permanecer en el corazón aspirante; por consiguiente, ve la verdad más alta, la verdad del Más Allá continuamente trascendente, y aspira a convertirse en esa verdad.

A la mente humana no le gusta permanecer en la conciencia humana. Sin embargo, la misma mente humana teme a lo Inmenso infinito. Cuando la inmensidad quiere aparecer ante la mente física, esta se paraliza de horror. Es más, observa su propia insuficiencia, su propia capacidad limitada y dice: «¿Cómo es posible? Soy tan débil; tan impotente; tan insignificante. ¿Cómo puede la inmensidad aceptarme como suya?».

Primero tiene miedo de la inmensidad, entonces duda. Duda de la existencia misma de esta. Luego, por la Gracia infinita de Dios, el miedo y la duda abandonan la mente. Por desgracia, ahora viene la envidia. La mente mira a su alrededor y ve que hay algo de plenitud en la inmensidad, mientras que en su propia existencia no hay plenitud, no hay alegría. Y así comienza la envidia. El miedo, la duda y la envidia —estas tres fuerzas no-divinas— atacan la mente y la hacen irrelevante, impotente y desesperanzada en nuestro viaje hacia arriba. Cuando la mente es atacada por el miedo, la duda y la envidia, algo más entra de manera consciente y deliberada y alimenta la mente; ese algo es el ego. Con el ego comienza el principio de nuestro final espiritual.

La mente humana se preocupa por la belleza estética, la serenidad y el equilibrio. La mente humana está en busca de la Verdad, la Luz y la Realidad. Pero desafortunadamente quiere ver la Verdad más elevada conforme a su propia manera limitada. No quiere trascenderse a fin de alcanzar la Verdad última. Además, la mente física quiere examinar la Verdad más elevada, lo cual es absurdo.

La importancia capital de la mente humana ha sido hasta ahora innegable. La mente humana nos separó del reino animal a través del proceso de la evolución cósmica. Si no se hubiera producido un despertar de la mente humana, no se habría podido desarrollar la vida humana consciente desde el reino animal. Pero ahora, lo animal en nosotros ya ha desempeñado su papel. Lo humano en nosotros, lo humano no-aspirante en nosotros, completará pronto su papel. Lo divino en nosotros ha comenzado, o comenzará pronto, a desempeñar su papel.

La mente espiritual obtiene iluminación desde el alma con la ayuda del corazón. Y en el proceso de su propia iluminación interna quiere ir lejos, mucho más allá del ámbito de la razón, a fin de ver, sentir y crecer hasta convertirse en la Verdad última y trascendental.

Mi mente

Oh mente mía, ninguna cadena terrestre puede atarte. Siempre estás en vuelo. Ningún pensamiento humano puede controlarte. Siempre estás en movimiento.

Oh mente mía, para ti es difícil creer en la plenitud constante de mi alma. Y para mí es difícil creer que estés condenada a ser una eterna víctima de las venenosas dudas. ¡Lástima! Has olvidado. Has olvidado del secreto dorado: «Permanecer en la Habitación del Silencio es abrir la Puerta de la Plenitud».

Oh mente mía, enormes son tus responsabilidades. Tienes que satisfacer a tus superiores: el corazón y el alma. Solo con tu más cálida admiración podrás conquistar al corazón. Solo con tu más profunda fe podrás conquistar al alma. Tienes que satisfacer también a tus subordinados: el cuerpo y el vital. Solo con tu interés puro podrás hacer sonreír al cuerpo. Solo con tu estímulo genuino podrás ayudar al vital a correr inequívocamente hacia el bien y no hacia el placer.

Oh mente mía, te necesito desesperadamente, ya sea para permanecer en ti o para ir más allá de ti. Tú ves, y así proteges lo físico en mí. Tú sirves, y así revelas lo espiritual más allá de mí.

Oh mente mía, desecha la árida razón que tanto tiempo has atesorado. Acoge a la fe siempre-virgen. Posee la espada desenvainada de la conciencia. Estás destinada a ascender muy por encima de las tempestades del miedo. No permanezcas más en las lúgubres sombras de la muerte creadas por ti misma. Viste las doradas ropas de la sencillez, la sinceridad y la pureza. No dejes que los vendavales de la incredulidad extingan la llama ascendente en tu interior. Tuya es la flecha de la concentración. Tuya es la tierra de la intuición iluminadora. Tuya es la paz sin horizontes.

¡Contempla al Supremo! Él te corona, oh mente mía, con los laureles de Su infinita Magnanimidad.

Pregunta: Cuando trato de considerar un problema y planear una vía de acción, me veo incapaz de tomar una decisión. ¿Por qué me pasa esto?

Sri Chinmoy: Cuando las personas usan la mente, sufren de una cosa constantemente: la confusión. Continúan pensando y pensando, y en cuanto creen que han llegado a la verdad, descubren que no es en absoluto la verdad sino, sencillamente, más confusión. La dificultad es esta: cuando pensamos en alguien o algo, formamos un concepto positivo que creemos absolutamente cierto. Pero a continuación viene la duda y modifica nuestra mente. En un momento piensas que soy una persona agradable y al momento siguiente piensas que soy malo. Y después pensarás otra cosa. Antes o después, verás que no hay un final para tus preguntas y que no hay solución.

Cada vez que pensamos estamos perdidos. El acto de pensar se realiza en la mente, pero la mente no está liberada todavía; solo el alma está liberada. Nuestro problema es que queremos ser liberados por medio del pensamiento, pero la mente misma todavía se encuentra en la prisión de la oscuridad, la confusión y la limitación, por tanto, ¿cómo podemos esperar que la mente nos libere?

Cuando planificamos, a menudo nos sentimos frustrados porque no vemos la verdad desde el comienzo mismo. Planeamos hacer algo porque sentimos que si lo hacemos alcanzaremos un cierto objetivo, pero, entre la planificación y la ejecución, diferentes ideas y diferentes ideales entran en nosotros y nos crean confusión. Así, nuestra planificación continúa y continúa constantemente, y nunca entramos en el mundo de la acción, porque nuestros planes nunca son completos o seguros. Hay una brecha abismal entre nuestro plan mental y la acción misma.

Sin embargo, si tenemos una voluntad interna, la voluntad del alma, la cual ha venido a nosotros desde la meditación, entonces la acción no es antes concebida que hecha. En ese momento, no hay diferencia alguna entre nuestra voluntad interna y nuestra acción externa. Cuando entramos con nuestros planes mentales en la estancia de la acción, que está totalmente oscura, apagada, es como si lleváramos una vela. Pero cuando entramos con la luz de nuestra alma, la estancia es inundada de iluminación.

Ahora mismo estamos trabajando con nuestra mente. La mente dice: «He de conseguir algo, tengo que pensar cómo puedo ejecutar mi plan». Pero Dios no hace esto, Dios ve el pasado, el presente y el futuro de una ojeada. Cuando somos uno con Dios, cuando —mediante la aspiración constante— nos identificamos con la Conciencia de Dios, cualquier cosa que hagamos será hecha espontáneamente. No utilizaremos la mente, sino que actuaremos siempre desde nuestra propia conciencia interna, con nuestra facultad intuitiva. Y cuando desarrollamos esa facultad intuitiva, podemos fácilmente actuar sin tener un plan. En cada momento, la posibilidad de la manifestación total que va a tener lugar se materializará justo ante nosotros.

Ahora pensamos que, dentro de diez o veinte días, por ejemplo, se puede materializar alguna posibilidad concerniente a nuestras esperanzas y aspiraciones. Pero, cuando somos uno con la Conciencia de Dios, eso es más que una posibilidad. Es algo inevitable, es un logro inmediato. La visión y su cumplimiento van juntos. En la conciencia humana común, la visión es una cosa y el cumplimiento otra. Pero, cuando somos uno con la Conciencia de Dios, visión y cumplimiento son inseparables.

Pregunta: Respecto a la visión y su cumplimiento, ¿Cómo sabe uno que está teniendo la «visión» correcta?

Sri Chinmoy: ¿Te refieres a ti mismo o estás hablando en general? Si es por ti mismo, te lo puedo decir fácilmente: sé que en tu meditación hay veces que vas muy profundo y tu voz interna te dice, sin pensarlo, que algo ya ha sido hecho. Tu mente no viene a imponer sus ideas sobre dicha voz diciendo: «Si haces esto, quizá sea un error; no lo hagas, o tal vez suceda algo en el futuro; si lo haces… y si no lo haces…». La mente no interfiere. Puedes estar seguro de que cuando obtienes este tipo de visión en tu meditación profunda, es algo correcto y que traerá espontáneamente consigo su propio cumplimiento.

Cada día, al iniciar nuestra jornada, construimos nuestro propio mundo; tomamos decisiones. Pensamos que las cosas han de hacerse de cierta manera: «Debo tratar con esta persona de tal manera. Tengo que decir esto. Tengo que hacer aquello. Tengo que dar esto». Todo es «yo, yo, yo». Pero en vez de tanta planificación, si podemos volver nuestras mentes absolutamente quietas y silenciosas, podemos conocer la Voluntad de Dios. Este silencio no es el silencio de un cuerpo muerto; es el silencio dinámico y progresivo de la receptividad.

Mediante el silencio total y la siempre creciente receptividad de la mente, se puede conocer la Voluntad de Dios. Cuando la mente humana opera con mucho poder, la Voluntad divina no puede funcionar. La Voluntad de Dios únicamente funciona cuando la mente humana no lo hace. Cuando la mente deviene un recipiente puro, el Supremo puede verter en ella Su Paz, Luz y Dicha infinitas.

Estamos construyendo y rompiendo constantemente nuestra casa mental. Pero, en lugar de hacer y romper la casa a nuestro antojo, si podemos vaciar nuestra mente, volverla quieta y silenciosa, entonces Dios puede construir Su Templo o Su Palacio en nosotros, a Su propia Manera. Y cuando Él haya construido Su Morada dentro de nosotros, dirá: «La he construido para que tú y Yo residamos aquí juntos. Yo la he construido, pero no es solo Mía. También es tuya. Entra».

De modo que, la manera más fácil que tenemos para conocer la Voluntad de Dios es volvernos el instrumento y no el hacedor. Si nos convertimos únicamente en el instrumento para llevar a cabo los planes de Dios, la Voluntad de Dios actuará en nosotros y a través de nosotros. Dios es quien actúa y Dios es la acción misma. Él lo es todo. Nosotros solamente observamos.

Pregunta: Algunos dicen que deberíamos hacer caso siempre a la voz de la razón. ¿Puede comentar algo sobre esto?

Sri Chinmoy: Al principio muchas cosas quizá nos ayudan, pero más tarde pueden volverse obstáculos. El deseo fue un ayudante cuando nos levantó del mundo del letargo, pero se convirtió en un estorbo cuando quisimos entrar en el mundo de la espiritualidad. El desarrollo de la mente razonadora es necesario para quienes no tienen juicio alguno en absoluto, quienes no serán capaces de captar verdad alguna, quienes son solo un poco mejor que animales en su entendimiento. Pero, una vez que tenemos algo de capacidad mental, debemos comenzar a trascender nuestra servidumbre a la mente, haciendo descender la Gracia, la Paz y la Luz de lo alto para que la ilumine. Debemos ir más lejos, más profundo y más alto que el mundo de la razón —mucho más allá de la mente razonadora o intelectual—. La mente razonadora tiene que ser transformada en un dedicado instrumento del Supremo.

La mente razonadora es realmente un obstáculo para un aspirante. Usar la mente se convierte en una limitación, porque la mente no puede aprehender lo Infinito. Si vivimos en la mente, intentaremos siempre circunscribir la Verdad; jamás podremos ver la Verdad en su propia forma. Solo si vivimos en el alma podemos abrazar la Verdad como un todo. Más allá de la razón está la Verdad. Más allá de los límites de la mente razonadora se encuentran la Verdad, la Realidad y la Infinidad. La razón tiene una Luz muy limitada, mientras que lo que queremos y necesitamos tiene Luz infinita. Cuando la Luz infinita amanece, la razón queda hecha añicos.

Pregunta: ¿Es deseable traer a nuestra mente consciente las cosas del subconsciente?

Sri Chinmoy: Existen numerosas cosas en nuestra mente subconsciente que no necesitan ni deberían salir a la superficie. En el subconsciente hay oscuridad, hay impureza, hay negación. Estas cosas deberían ser purificadas, transformadas y perfeccionadas desde dentro, sin ser llevadas a la mente física o consciente. Es mejor no perturbar a la mente subconsciente para nada.

Pregunta: Pero la psicología ortodoxa establece que el subconsciente debe ser llevado a la superficie e iluminado.

Sri Chinmoy: Aquí estás cometiendo un error. Si haces descender la Luz de lo alto o haces emerger la luz de tu alma, automáticamente el subconsciente será iluminado. En ese momento el subconsciente entrará de forma natural en el plano consciente. Pero si intentas hacer salir el subconsciente sin iluminarlo primero, tan solo te crearás más problemas.

Pregunta: ¿Hay algún método espiritual de autoanálisis?

Sri Chinmoy: No, no lo hay. El tipo de autoanálisis psicológico, desde el punto de vista más elevado, es erróneo. En el autoanálisis utilizamos la mente física para intentar examinar nuestro oscuro pasado y nuestro subconsciente. En el autoanálisis decimos: «He hecho lo correcto» o «He hecho lo incorrecto». Hay siempre un positivo y un negativo. Pero tenemos que ir más allá del positivo y el negativo. En los Upanishad se dice que hemos de aceptar la ignorancia y el conocimiento, y luego ir más allá de ambos adonde todo es sabiduría divina. Cuando adoptamos el autoanálisis, en un momento determinado estamos en el conocimiento y al momento siguiente estamos en la ignorancia. Estamos constantemente identificándonos con el conocimiento o con la ignorancia y con nuestra duda mental. Pero cuando entramos en la profunda meditación espiritual, cuando estamos avanzados en la vida espiritual, nos hallamos por encima de la ignorancia y del conocimiento; únicamente clamamos por Paz infinita, Luz infinita y Dicha infinita.

Si el buscador se está examinando constantemente con la mente, siempre habrá un fuerte tirón de las fuerzas negativas de la mente. Como un imán, tirarán de nosotros aun cuando con la mente estemos intentando desechar todo lo que consideramos incorrecto. La dificultad es que no utilizamos la luz del alma para fortalecer nuestra fuerza de voluntad en el autoanálisis. Cuando uno se propone hacer lo correcto, no quiere decir que será capaz de hacerlo. Las propensiones más bajas y las fuerzas erróneas poseen tremendo poder, y este poder viene en forma de tentación. Si cedemos a esta tentación, estamos totalmente perdidos.

Si una persona espiritual quiere alcanzar el reino de la Paz más elevada y la Luz infinita, donde no existe tentación alguna, debe ir más allá del análisis mental. Debe aspirar. No obstante, si uno no ha aceptado la vida espiritual, para esa persona es mejor emplear el autoanálisis que actuar como un animal salvaje. En ese caso es bueno, hasta cierto punto. Si no emplea su poder de autoanálisis, no habrá para ella absolutamente ninguna diferencia entre la luz y la oscuridad. Pero si quieres la manera más rápida y convincente de transformar tu naturaleza en una naturaleza divina, tienes que aspirar. La aspiración es la única solución final a los problemas de la limitación humana.

Pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de impedir que nos asalten pensamientos incorrectos?

Sri Chinmoy: Los pensamientos que debemos controlar son aquellos que no son productivos, los que son dañinos, los que son destructivos, los pensamientos tontos, los pensamientos negativos. Estos pueden entrar en nosotros desde fuera, o pueden encontrarse ya dentro de nosotros y meramente salir a la superficie. Los pensamientos que provienen del exterior son más fáciles de controlar que los pensamientos que ya están dentro. Si un pensamiento no-divino viene desde fuera, debemos sentir que tenemos un escudo a nuestro alrededor o justo delante de nosotros como protección, especialmente delante de nuestra frente. Si sentimos que nuestra frente es vulnerable, delicada, expuesta, entonces siempre seremos víctimas de los pensamientos incorrectos. Pero en cuanto nos hacemos sentir conscientemente que esta frente es un escudo, un muro sólido, los pensamientos erróneos no pueden entrar. Debemos hacernos sentir conscientemente que estamos protegidos por un sólido muro o un fortín con muchos soldados dentro. Debemos estar constantemente alertas y cuando venga un ataque de fuerzas negativas, debemos saber que en nuestro interior tenemos soldados más fuertes que ellas. Los soldados más fuertes son nuestra pureza, nuestra sinceridad, nuestra aspiración y nuestro afán por Dios. En cuanto venga un pensamiento incorrecto, estos soldados divinos en nosotros estarán en guardia y nos servirán como guardaespaldas.

Los pensamientos que ya están dentro de nosotros creando problemas son más difíciles de expulsar, pero podemos hacerlo mediante la extensión de nuestra conciencia. Tenemos un cuerpo, y dentro de él están las fuerzas erróneas que han tomado la forma de pensamientos. Lo que tenemos que hacer es extender nuestra conciencia física mediante el esfuerzo consciente y la aspiración, así como extendemos una banda elástica, hasta sentir que nuestro cuerpo entero se ha extendido hasta el Infinito y se ha convertido simplemente en una sábana blanca de conciencia infinitamente extensa. Si podemos hacer esto, veremos que nuestra conciencia es todo pureza.

Cada pensamiento puro, cada gota pura de conciencia, es como veneno para la impureza o para los pensamientos inadecuados en nosotros. Tememos a los pensamientos impuros, pero los pensamientos impuros temen más aun a nuestra pureza. Lo que nos sucede a menudo es que nos identificamos con nuestros pensamientos impuros y no con nuestros pensamientos puros. Pero en cuanto nuestra existencia física puede identificarse con la pureza, cuando podemos decir: «Este pensamiento puro me representa», entonces la impureza que hay dentro de nosotros muere de inmediato. Esos pensamientos incorrectos están dentro precisamente porque nos identificamos con ellos. Si nos identificamos con otra cosa, inmediatamente tienen que abandonarnos.

Solo un pensamiento

Solo un pensamiento recorre mi mente,
solo un pensamiento:
¿Quién me ha dado tal impuro poder de locuacidad,
este parloteo sin sentido?
Madre, sé que mi única compañía era el silencio.
¿Quién me ha quitado ese silencio, Madre,
y quién me ha quitado la jovialidad de mi corazón?

Pregunta: Ayer, cuando meditaba, recibí un mensaje del silencio que decía: «Amaos unos a otros». Cuando recibimos este tipo de mensajes en nuestra meditación, ¿debemos meditar en ello y asumirlo para nosotros mismos?

Sri Chinmoy: Cuando obtenemos un mensaje en nuestra mente durante la meditación, debemos saber si se halla en la mente inferior, la mente física —la mente inquieta, agresiva, destructiva y dudosa— o en la mente calmada, la mente vacía, la mente silenciosa. Cuando recibimos un mensaje en la mente silenciosa, debemos aceptarlo y sentir que es la piedra fundamental sobre la que podemos construir el Palacio de la Verdad, el Amor, la Divinidad y la Realidad. Este mensaje se origina realmente en el alma o en el corazón y luego entra en la mente. Cuando la mente está absolutamente quieta, calmada y pacífica, podemos oír ese mensaje.

Supón que estás meditando y después de unos minutos entra en tu mente un pensamiento o una idea; digamos que es sobre el sacrificio; que harás algún sacrificio por un amigo o por una buena causa. En ese momento eso no es simplemente una idea, es un ideal. Cuando aceptes una idea como propia, dejará de ser una idea para convertirse en un ideal.

En cualquier momento que un pensamiento divino entre en tu mente, trata de expandirlo. Cuando un pensamiento no-divino venga a tu mente, recházalo, o bien, si tienes suficiente fortaleza interna, transfórmalo. Si alguien ha llamado a tu puerta y sabes que tienes la fuerza suficiente para hacer que se comporte correctamente una vez que haya entrado, puedes abrir la puerta y dejarle pasar. Pero si no tienes el poder para obligarle a comportarse, sería sabio por tu parte que mantuvieras la puerta cerrada. Déjala cerrada un día o un mes o un año. Cuando ganes más fuerza, acepta entonces el desafío y abre la puerta. Porque si estos pensamientos erróneos no son conquistados, volverán a molestarte una vez y otra vez. Primero rechaza; después acepta y transforma; finalmente trasciende por completo.

Tenemos que ser como un alfarero divino con el sucio barro de nuestros pensamientos. Si el alfarero no se atreve a tocar el barro, o si se niega a hacerlo, este seguirá siendo barro y el alfarero no podrá ofrecer nada al mundo. Pero el alfarero no tiene miedo; toma el barro y lo moldea a su manera hasta convertirlo en algo bello y útil. Es nuestro deber ineludible transformar los pensamientos no-divinos. ¿Pero, cuándo? Cuando estemos en condiciones de hacerlo sin riesgo. Si no soy alfarero, ¿qué puedo hacer con un trozo de barro? Si me pongo a tocarlo, tan solo voy a ensuciarme.

En la vida espiritual, un meditador principiante no debería permitir a ningún pensamiento entrar en su mente. Le gustaría dejar pasar a sus amigos, pero no sabe quiénes son sus amigos. Y aun sabiendo quienes son sus amigos, cuando abra la puerta para ellos, quizá se encuentre con que sus enemigos están justo delante de ellos, y antes de que los amigos puedan cruzar el umbral, sus enemigos se han instalado ya en la habitación. Una vez que los enemigos entran, es muy difícil ahuyentarlos; para ello necesitamos la fortaleza de una sólida disciplina espiritual.

Llegará el día, como en tu caso, en que puedes construir tus ideas divinas. Construye tu vida de amor sobre este pensamiento que vino a ti. El amor es absolutamente necesario en la vida espiritual; este es el amor que nos permite ver que todos los seres humanos son Dios. Si amamos a Dios verdaderamente, amamos a todo el género humano también. No podemos separar el Amor divino del hombre y de Dios. El hombre y Dios son como un árbol. Si vas al hombre, el pie del árbol, con tu Amor divino, desde allí es muy fácil subir hasta Dios, la copa del árbol.

Mantén tu mente centrada…

Mantén tu mente centrada en Dios: tus fútiles pensamientos se transformarán en ideas fértiles, tus ideas fértiles en ideales resplandecientes y tus ideales resplandecientes en la Infinitud que lo colma todo.

Cada pensamiento

Un infante vivaz,
es cada pensamiento
en el mundo vital.

Un huérfano desamparado,
es cada pensamiento
en el mundo físico.

Un joven indeciso,
es cada pensamiento
en el mundo mental.

Un Dios creciente,
es cada pensamiento
en el mundo psíquico.

La paz es la perfección…

La paz es la perfección de la propia mente y la divinización de los propios pensamientos.

Un pensamiento ocioso…

Un pensamiento ocioso indica que la mente está en huelga. No te demores, reduce a la mente rápido y con fuerza.

No intentes acercarte a Dios…

No intentes acercarte a Dios con tu mente pensante. Esto solo puede estimular tus ideas, actividades y creencias intelectuales. Trata de acercarte a Dios con tu corazón implorante. Esto despertará tu conciencia fervorosa, espiritual.

Cuando vivimos en la mente…

Cuando vivimos en la mente, vivimos en la trama de la forma. Cuando vivimos en el alma, entramos en la no-forma y finalmente vamos más allá de la forma y la no-forma. Llegamos a ser en ese momento el alma individual universalizada y el Alma Universal individualizada.

El mundo externo es sinónimo de mente. El mundo interno es sinónimo de corazón. El mundo externo tiene pasado, presente y futuro. El mundo interno tiene futuro resplandeciente y colmador. El mundo del Más Allá tiene únicamente el eterno Ahora. Cuando vivimos en el mundo externo, el «yo» ignorante nos destruye. Cuando vivimos en el mundo interno, el «yo» iluminado nos satisface. Cuando vivimos en el mundo del Más Allá, el «yo» Infinito nos abraza afectuosamente y nos inmortaliza.

Mi alma está a cargo…

Mi alma está a cargo de mis actos resplandecientes. Mi corazón está a cargo de mis sentimientos que se elevan. Mi mente está a cargo de mis pensamientos transformadores. Mi vital está a cargo de mi energía fluyente. Mi cuerpo está a cargo de mi vida que se esfuerza.

Dependo

Cuando estoy en el cuerpo,
dependo de la desesperanza y la impotencia.
Cuando estoy en el vital,
dependo de la agresión y la regresión.
Cuando estoy en la mente,
dependo de la duda y el temor.
Cuando estoy en el corazón,
dependo de la inseguridad y la incertidumbre.
Cuando estoy en el alma,
dependo del amor y la alegría.
Cuando estoy en Dios,
dependo de Su Perdón y Su Seguridad.

Mi vida esta trascendiendo

Desde el azul del firmamento
mi alma comenzó su vuelo descendente.
En el negro de mi cuerpo
mi vida está durmiendo y durmiendo.
En el verde de mi vital
mi vida está luchando y luchando.
En el rojo de mi mente
mi vida está explorando y explorando.
En el blanco de mi corazón
mi vida está deviniendo y deviniendo.
En el dorado de mi alma
mi vida está trascendiendo y trascendiendo.

Él piensa - él siente - él sabe

Su vital piensa que
vivir con Dios el Disciplinario
es ridículo.

Su mente piensa que
vivir con Dios el Simplón
es ridículo.

Su cuerpo piensa que
vivir con Dios el Desconsiderado
es ridículo.

Su corazón siente que
vivir sin Dios el Amado
es ridículo.

Su alma sabe que
vivir sin Dios el Amante
es ridículo.

Mi riqueza yace…

Mi riqueza yace en los pensamientos divinos de mi mente, en el sacrificio puro de mi corazón y en la unidad consciente de mi alma con el Supremo.

Mi Krishna no es negro

Mi Krishna no es negro,
es oro puro.
Él Mismo está entretejido
con la Belleza, la Luz y el Esplendor universal.

Parece oscuro
porque yo he derramado sobre Él
la tinta de mi mente.
De lo contrario, mi Amado es Todo Luz.

Él creó la Luz y la oscuridad,
Él está dentro y fuera del Cosmos infinito.

Sabiendo esto,
tendré una nueva relación
con el mundo entero.

Cuando yo transforme mi mente…

Cuando yo transforme mi mente en presteza, Dios transformará Su Corazón en predisposición.

Aprende a amar tu mente…

Aprende a amar tu mente perturbada y perturbadora con la luz de tu alma. Verás a tu mente atendiendo a la necesidad de tu corazón.

Soy feliz

Soy feliz
porque mi mente
ha olvidado cómo calcular.

Soy feliz
porque mi corazón
ha olvidado cómo vacilar.

Soy feliz
porque mi vida
sabe siempre cómo tolerar.

La barca de la esperanza y la barca de la vida

Mi barca de esperanza está realizando el trayecto
entre la incertidumbre y la frustración.
Mi barca de pensamiento está realizando el trayecto
entre el desastre y la destrucción.
Mi barca de voluntad está realizando el trayecto
entre el silencio y el sonido.
Mi barca de vida está realizando el trayecto
entre la Costa de la belleza y la Meta del deber.

2.4 - El corazón

Mi corazón

Oh corazón mío, estoy divinamente orgulloso de ti. ¡Tú no sufres la vergonzosa y descarada enfermedad de la preocupación! ¡Nunca bebes el mortal veneno de la duda! Nada puede ser más sencillo que tus puros anhelos. Nada puede ser más espontáneo que tus resplandecientes sentimientos. Nada puede ser más colmador que tu desinteresado amor. Nada tiene un acceso más inmediato al Supremo que tu hondísimo llanto.

Oh corazón mío, tu día celestial dentro de un día terrenal es para realizar a Dios. Tu minuto inmortalizador dentro de un minuto efímero es para encarnar a Dios. Tu segundo revelador dentro de un segundo evanescente es para manifestar a Dios.

Oh corazón mío, los otros miembros de la familia —el cuerpo, el vital y la mente—, están temerosos de Dios. ¡Tú, jamás! Su persistente temor sin luz es una persistente parálisis inerte. A lo largo del viaje de la vida, los otros eligen por sí mismos. Dios elige por ti. Ellos quieren salvar a la humanidad con la oscurísima noche de su ego. Tú deseas servir a la humanidad con el brillantísimo día de tu dedicación. Su victoria es la victoria sobre la humanidad. Tu victoria es la victoria sobre ti mismo.

Oh corazón mío, oh mi corazón, eres el barco de mi vida. Navegas los mares inexplorados de la ignorancia y alcanzas la ribera dorada del Más Allá.

Yo no estoy solo, oh corazón mío, estoy con tu aspiración que vuela alto. Tú no estás solo. En ti y para ti está el hálito sin reservas de mi vida.

Tuya es la Voluntad firme y la fe inagotable en el Supremo. Cada pétalo del radiante loto que hay en lo profundo de ti, está bañado perpetuamente por los rayos de néctar del Deleite Trascendental. Oh dulce, más dulce, dulcísimo corazón mío, no solo tú eres de Dios. Dios es también tuyo.

Emoción

La emoción es un regalo de Dios. Ella llena nuestros días de pensamientos amorosos y acciones resplandecientes.

La emoción nos dice que la energía de vida siempre creciente fluye constantemente a través de nosotros, renovando y revitalizando nuestro ser interno. La emoción no solo endulza e intensifica nuestra vida interna, sino que además despierta nuestra vida externa, para que pueda experimentar la perfección en cada ámbito de la manifestación.

En la emoción hay un eterno impulso creativo. El impulso creativo ha de entrar finalmente en el ideal-Dios que es la Inmortalidad encarnada y la Perfección revelada.

La emoción tiene una percepción interna de la unidad divina. El conocimiento del intelecto ama secretamente la emoción. El entendimiento de la mente ama en silencio la emoción. La sabiduría del corazón ama abierta y fervorosamente la emoción. Debemos procurar descubrir dentro de nosotros la profundidad más honda de la emoción, de manera que podamos devenir los más amplios canales para la divina expresión de la belleza, la alegría, el poder y la verdad.

Debido a nuestro confuso pensar, malempleamos la emoción. Pero la emoción no es la confusión de la experiencia. Es la realidad que crece en perfección. Es la plenitud dinámica de la culminación.

La emoción no es la víctima de la frustración. La emoción no es demostración. Es la espontánea alegría interna a través de la cual nos expresamos en el mundo en que vivimos.

Cuando la inspiración y la aspiración están apoyadas por nuestra emoción psíquica, entramos en contacto consciente con el Supremo, y entonces la perfecta Realidad prevalece en y a través de nuestra existencia externa.

La emoción psíquica es la fuente de la abundancia. Y con esta fuente entramos en el mundo del pensamiento revelador, la acción colmadora y la realización transformadora.

Solo quiero un estudiante: el corazón [un relato breve]

Hubo una vez un Maestro espiritual que tenía cientos de seguidores y discípulos. A menudo el Maestro daba conferencias en diferentes lugares —iglesias, sinagogas, templos, escuela y universidades—. Ofrecía charlas en todas partes a donde era invitado y en todo lugar a donde sus discípulos hacían preparativos. Dio charlas para niños y adultos. Dio charlas para universitarios y amas de casa. Algunas veces, dio charlas ante letrados y buscadores avanzados. Así fue sucediendo durante veinte años. Finalmente, llego el momento en que el Maestro decidió terminar con sus conferencias. Anunció a sus discípulos: «¡Ya es suficiente! He estado haciendo esto durante muchos años. Ahora ya no daré más charlas. Únicamente silencio. Mantendré silencio».

Durante diez años aproximadamente, el Maestro no dio más charlas. Mantuvo silencio en su ashram. Mantuvo silencio en todas partes. Había respondido a miles de preguntas, pero ahora ni siquiera meditaba en público. Después de diez años, sus discípulos le rogaron que reanudará su práctica previa de ofrecer charlas, responder a preguntas y hacer meditaciones públicas. Todos intentaron convencerle y finalmente accedió.

En seguida los discípulos hicieron preparativos en muchos lugares. Pusieron anuncios en los periódicos y colocaron carteles por todas partes para anunciar que su Maestro iba otra vez a dar charlas y ofrecer elevadas meditaciones públicas. El Maestro acudía a los lugares con algunos de sus discípulos favoritos, que eran muy devotos y dedicados, y cientos de personas se reunían para escucharle y obtener respuestas a sus preguntas. Pero, para la gran sorpresa de todos, el Maestro no habló en absoluto; desde el principio hasta el fin de la reunión, durante dos horas, mantuvo silencio.

Algunos de los buscadores en la audiencia se sentían molestos y abandonaban pronto el lugar; otros se quedaban durante las dos horas con la esperanza de que quizá el Maestro hablaría al final, pero éste concluía las meditaciones sin decir nada. Algunas personas en la audiencia sentían alegría interna; otras se quedaban únicamente por temor a que, si se iban temprano, los demás pensaran que no eran espirituales y que no podían meditar bien. Así que que algunos se marchaban, algunos se quedaban a regañadientes, otros se quedaban para probarse ante los demás y unos pocos se quedaban con suma sinceridad, devoción y aspiración.

Así continuó sucediendo durante tres o cuatro años. Muchos criticaban al Maestro sin piedad y hacían pasar vergüenza a sus discípulos diciendo: «Su Maestro es un mentiroso. ¿Cómo justifican colocar un anuncio en el periódico, diciendo que el Maestro va a ofrecer una charla, responder preguntas y ofrecer meditaciones? Él simplemente medita y no aprendemos nada con eso. ¿Quién puede meditar durante dos o tres horas? Nos está engañando y se está engañando a sí mismo».

Algunos de los discípulos cercanos estaban muy perturbados. Se sentían desgraciados porque el Maestro estaba siendo insultado y criticado; le suplicaron una y otra vez que diera tan solo una breve charla y respondiera unas pocas preguntas al final de la meditación. El Maestro accedió finalmente.

En la siguiente función pública, el Maestro no se olvidó realmente de su promesa de hablar, pero cambió de idea. Continuó meditando, pero en vez de dos horas, esta vez prosiguió durante cuatro horas. Hasta sus discípulos cercanos estaban tristes. No podían enojarse con el Maestro, ya que eso es una seria falta kármica. Pero temían que alguien del público se levantase realmente e insultase al Maestro. Se prepararon mentalmente para protegerle en el caso de que aconteciese alguna calamidad.

Cuando pasaron las cuatro horas y no había señal alguna de que el Maestro fuese a hablar o a cerrar la reunión, uno de sus discípulos muy cercanos se levantó y dijo: «Maestro, por favor, no olvides tu promesa». El Maestro dijo inmediatamente: «Mi promesa. Sí, os he hecho la promesa de dar una charla, por tanto, ahora es mi deber ineludible. Hoy mi charla será muy breve. Deseo decir que he dado cientos, miles de charlas, pero ¿quién las escuchó? Miles de oídos y miles de ojos. Los oídos y los ojos del público fueron mis estudiantes —miles y miles de oídos y ojos—. Pero he fracasado en enseñarles algo. Ahora quiero tener un tipo de estudiante diferente. Mis nuevos estudiantes serán los corazones.

»He ofrecido mensajes en miles de lugares. Estos mensajes entraron por una oreja y salieron por la otra, todo ello a la mayor brevedad posible. La gente me vio dando charlas y respondiendo a preguntas; tan solo por un segundo efímero sus ojos vislumbraron algo en mí, y después eso se perdió totalmente. Mientras yo hablaba sobre la Verdad, la Paz, la Luz y la Dicha sublimes, los oídos no podían recibirlo porque ya estaban repletos de rumores, dudas, envidias, inseguridad e impureza que habían acumulado a lo largo de muchos años. Los oídos estaban totalmente contaminados y no recibieron mi mensaje. Y los ojos no recibieron mi Verdad, Paz, Luz y Dicha porque lo veían todo a su propia manera. Cuando los ojos humanos ven algo bello, en seguida comienzan a comparar. Dicen: "¿Cómo puede ser que él es hermoso, su discurso es hermoso, sus preguntas y respuestas son hermosas? ¿Cómo es que yo no puedo ser igual?". E inmediatamente aparece la envidia. El oído humano y el ojo humano responden ambos mediante la envidia. Si el oído oye algo bueno acerca de otra persona, inmediatamente aparece la envidia. Si el ojo ve a alguien que es bello, inmediatamente la persona se vuelve envidiosa.

»Los oídos y ojos han desempeñado su papel; han demostrado ser estudiantes no-divinos y yo no he podido enseñarles. Su progreso ha sido de lo más insatisfactorio. Ahora quiero nuevos estudiantes, y tengo nuevos estudiantes. Estos estudiantes son los corazones, en donde la unidad crecerá —la unidad con la verdad, la unidad con la luz, la unidad con la belleza interna, la unidad con lo que Dios tiene y lo que Dios es—. Es el estudiante-corazón quien posee la capacidad de identificarse con la sabiduría, la luz y la beatitud del Maestro. El corazón es el oyente verdadero; el corazón es el observador verdadero; el corazón es el estudiante verdadero que deviene uno con la luz, la visión y la realización del Maestro. A partir de ahora, el corazón será mi único estudiante».

Muchas veces te he visto

Muchas veces Te he visto
en las profundidades más íntimas de mi corazón.
He roto el oscuro sopor
con mi indomable fortaleza interna.
Eres todo mío; este secreto
nace una y otra vez en mi mente.
Sin embargo, no sé
por qué la oscuridad de la fealdad
reside aún en mi corazón.

En lo profundo de mi corazón, el ave azul sonríe

En lo profundo de mi corazón
el ave azul sonríe
y el ave azul juega.
El festival de lustrosa-forma y deleite celestial
está invitando a todos.
El sol, la luna, las montañas y el océano
—todos han venido—.
Hoy atenderemos al llamado de la Infinitud.
Correremos hacia la Infinitud.
Justo ante nosotros se encuentra la escalera de Luz.
Nuestros corazones se han convertido en la flor de Luz Divina.
Somos la esperanza de nuestro Señor Supremo.
El creador del mundo no es otro que nuestro amor.

Mi mundo es para Tus Pies

Mi mundo es para Tus Pies.
Mi vida es para Tu Sueño.
Oh Silencio de la Infinitud,
oh Inmortalidad del Cielo,
Ven, ven, ven.
Este corazón permanece despierto.

Solo una esperanza

Haz añicos todas mis esperanzas.
Mantén solo una esperanza,
la esperanza de aprender
el lenguaje de Tu Silencio interno
en mi completa entrega incondicional.
En tu Cielo claro y libre
estaré calmo y perfecto.
El ave de mi corazón está danzando hoy
en el festival de la Luz sublime.

Mi impaciente corazón te llama

Madre, dime,
¿cómo puedo soportar más dolor?
Si nunca despiertas
en mi corazón,
sé que la noche de mis sufrimientos
no tendrá fin.
Oh Madre, ven rápido.
Mi impaciente corazón te llama.

Oh Luz del Supremo

¡Oh Belleza sin par, oh Bien Amado!
Enciende el fuego de belleza y esplendor
dentro de mi corazón.
Amándote, seré eternamente hermoso.
Que la danza-destrucción del Señor Shiva
rompa todos los grilletes de lo finito.
Que la Luz del Supremo me inunde,
mi corazón, mi corazón, mi todo.
Habiendo amado lo Infinito,
el corazón de penumbra está implorando
el florecimiento de la Luz.
¡Oh Vida infinita!, otórgame el hambre eterna,
el llanto de la aspiración.
La más pequeña gota perderá su razón de ser
en el corazón del océano infinito.
En el fuego y el aire contemplo Tu Vida del Espíritu.
¡Oh Belleza, oh Áurea Belleza,
oh Luz del Supremo!

Pregunta: ¿Por qué dice a la gente que permanezca en el corazón y no en la mente?

Sri Chinmoy: Hay muchas razones por las que digo que se permanezca en el corazón y no en la mente. El corazón sabe cómo identificarse con lo más alto, con lo más lejano, con lo más íntimo. En el caso de la mente, no es así; la mente trata de identificarse con un objeto, con una persona, con algo limitado, pero esa identificación no es pura o completa. Cuando trata de identificarse, la mente mira al objeto con ojos de vacilación e incluso suspicacia. Pero cuando el corazón quiere identificarse con algo o alguien, lo hace con el sentimiento de amor y unidad. Cuando el corazón quiere ver algo, lo ve sin reservas. Cuando la mente quiere ver algo, intenta demorar y separar. El corazón simplifica; la mente complica. La mente, de manera inconsciente, obtiene placer de las cosas que son complicadas y confusas, pero el corazón obtiene alegría de las cosas que son sencillas.

La mente humana, física, ligada a la tierra, está ahora mismo a nuestra disposición; pero la mente superior, la sobremente, la mente intuitiva y la supermente, no se hallan a nuestra disposición. En nuestra vida cotidiana usamos la mente física ligada a la tierra, la cual está contradiciéndose a sí misma constantemente. Por desgracia, rara vez usamos el corazón que es todo amor, todo simpatía, todo diligencia, todo pureza, todo armonía, todo unidad.

¿Por qué digo que se preste mayor atención al corazón y menos a la mente? Porque el corazón se expande. El alma representa nuestra iluminación; y es dentro del corazón donde habita el alma. En la vida espiritual nuestro tesoro es el alma. Únicamente con la ayuda del alma podemos hacer el progreso más rápido en la vida interna y únicamente meditando en nuestro corazón podemos contactar con el alma. Todos los caminos conducen a la Meta, pero hay un camino en especial que nos llevará más rápido que los otros. Ese camino es el corazón. Es más rápido, más confiable y más seguro que cualquier otro camino.

Poseemos dos habitaciones: una es conocida como la habitación-corazón, la otra es conocida como la habitación-mente. Ahora mismo, la habitación-mente está oscura, apagada, impura y reacia a abrirse a la luz. Por tanto, hemos de permanecer en la habitación-corazón, la habitación de la luz, tanto como podamos. Cuando sentimos que nuestro ser entero está cargado de la luz interna que allí se encuentra, entonces podemos penetrar en la habitación-mente e iluminarla. Pero si entramos en la habitación-mente, que está toda oscura, sin luz suficiente, estaremos atrapados allí y nos volveremos víctimas de las ignorantes, no-divinas y recelosas fuerzas de la mente. Esta es la razón por la cual digo a mis estudiantes que fortalezcan primero su ser interno meditando en el corazón.

La luz del alma está disponible en el corazón. Si nos concentramos en el corazón, antes o después, inevitablemente, aflorará la luz del alma. En ese momento sabremos que estamos en posesión de la luz interna y podremos usarla a nuestra dulce voluntad. Entonces podemos penetrar en la habitación-mente para iluminarla. Pero muy a menudo cometemos el error garrafal de entrar en la habitación-mente tan solo porque vemos que está toda llena de confusión y oscuridad. Debemos saber primero si tenemos a nuestra disposición la luz necesaria para iluminar dicha oscuridad. Si no tenemos la luz necesaria, solo debemos entrar en la habitación-corazón. Allí podemos meditar y recibir la luz interna del alma hasta que seamos fuertes internamente. Así pues, no debemos entrar en la habitación-mente al comienzo mismo de nuestro viaje espiritual; para entrar sin riesgo en esa habitación, necesitamos la confianza interna, luz interna y seguridad interna, que provienen del Supremo.

Pregunta: ¿Cómo podemos integrar la mente y el corazón?

Sri Chinmoy: Existen dos maneras. Una es que el corazón entre en la mente, y otra que la mente entre en el corazón. Consideremos al corazón como la madre y a la mente como el niño. O bien el niño tiene que ir a la madre, que está tranquila, sosegada y llena de amor, o bien la madre tiene que ir al niño, que ahora mismo está inseguro, dudoso e inquieto.

Cuando la madre va al niño —que es la mente—, en ese momento el niño tiene que sentir que la madre —el corazón— ha venido con las buenas intenciones de calmar, liberar, satisfacer a la mente de un modo divino. Si la mente dudosa e intranquila siente que el corazón ha venido a molestarla y que su intranquilidad es algo muy bueno que ella quiere conservar, entonces está perdida. Si el niño está intranquilo, dudoso, receloso, y atesora todas estas cualidades no-divinas y siente que son sus mejores cualidades, ¿qué puede hacer entonces la pobre madre? El corazón tendrá la buena intención de transformar la duda de la mente en fe, y sus otras cualidades no-divinas en cualidades divinas. Pero la mente tiene que estar dispuesta; tiene que sentir que el corazón ha venido con la idea de cambiarla para mejor.

La otra manera es dejar que el niño pase por todo lo negativo y destructivo —el temor, la duda, la sospecha, la envidia, la impureza—. Finalmente, el niño llega al punto en que siente que ya es hora de dirigirse a alguien que pueda ofrecerle algo mejor. ¿Quién es ese alguien? La madre, el corazón. La madre está más que deseosa de iluminar a su propio hijo. Si la mente está aspirando, sentirá inmediatamente que el corazón es la madre, la madre real. Y el corazón siempre sentirá que la mente es un niño que necesita instrucción.

Ambas maneras son efectivas. Si la mente está dispuesta a aprender del corazón, el corazón está siempre deseoso de enseñarle. La madre está dispuesta a ayudar al niño, a servir al niño, las veinticuatro horas del día. Es el niño quien a veces se vuelve irritado, desobediente u obstinado, quien siente que lo sabe todo y que no tiene nada que aprender de nadie. Pero la mente debe aprender de alguien más. Incluso la madre, el corazón, obtiene conocimiento de alguien más —del alma, que es todo luz—. Digamos que el alma es la abuela. La madre aprende de la abuela y el hijo aprende de la madre. El alma enseña al corazón y el corazón enseña a la mente. Si podemos ver la relación entre el corazón y la mente como la relación de una madre con su hijo, esa es la mejor manera de integrarlos.

En el corazón universal, todos los corazones son uno

En el corazón universal todos los corazones son uno,
inseparables, lo sé.
Y aun así, lastimo los corazones de los demás,
día y noche.
Todos somos esclavos del destino;
este baila en nuestras frentes.
En la sublime paz está la extinción-reposo
   del destino.
Conozco este secreto.
Oh Joya de mi ojo, vierte en mi corazón
tu Silencio dorado.

Visiones del más allá esmeralda

He dejado de ser el absurdo cliente
de una brisa seca, estéril, intelectual.
Ya solamente compraré
las visiones que tejen el Más Allá esmeralda.
El tapiz de mi corazón
capturará las Sonrisas Himaláyicas
de mi Piloto Supremo.
En el entierro de mi mente abatida
se halla el renacer de mi corazón ascendente.
En el entierro de mi mente difunta
se halla el festival de mi vida que lo abraza todo.

Pregunta: Cuando habla del corazón como centro del amor y como lugar donde reside el alma, ¿se refiere al corazón físico o es tan solo un término que emplea?

Sri Chinmoy: No me refiero al corazón humano, al corazón físico, que es un órgano más, ni al corazón emocional, que en realidad es el vital. Me estoy refiriendo al corazón puro, al corazón espiritual. Algunos Maestros espirituales dicen que el corazón espiritual está en el centro del pecho; algunos dicen que está situado un poco a la derecha; otros dicen que está a la izquierda. Incluso hay un instructor espiritual que proclama que el corazón está ligeramente por encima del entrecejo, en lo que llamamos el tercer ojo. ¿Cómo puede ser que un Maestro espiritual diga esto? Pues porque el tercer ojo iluminado es luz; y el corazón iluminado es también todo luz. Pero según mi propia realización, el corazón espiritual está ubicado en el centro del pecho, en el centro de nuestra existencia.

El corazón es como el comandante en jefe, mientras que el alma es el rey. Cuando el alma llega a la existencia, su primer interés es iluminar al corazón. Cuando el alma se aleja del cuerpo, automáticamente el comandante en jefe pierde todo su poder. El corazón quiere permanecer con su rey; no quiere ir a buscar otro rey u otro ejército. En el mundo externo nuestros amigos pueden decepcionarnos; pero en el caso del alma y del corazón, su intimidad es sumamente sólida. El físico a veces no escucha al alma; tal vez la mente y el vital la ignoren; pero el corazón siempre es fiel al alma. El corazón también sabe identificarse con los corazones de los demás. La madre no tiene que demostrarle amor a su hijo diciendo: «Te quiero, te quiero», porque la identificación de la madre con el hijo hace que éste se sienta amado. El corazón real no necesita convencer: tiene el poder de la unidad.

Pregunta: Muchas veces siento preguntas importantes dentro de mí, pero no puedo conceptualizarlas. ¿Cómo podemos estar suficientemente conscientes en nuestro interior para conocer las preguntas que tenemos?

Sri Chinmoy: Hemos de conocer el origen de nuestras preguntas; si su origen es la mente intelectual, sofisticada, o la mente física, esas preguntas no tienen un valor final. Aun cuando sean respondidas muy adecuadamente, las respuestas no te ayudarán en tu vida interna. Cuando se trata de tu corazón, solo existe una pregunta que puede provenir de allí, de los lugares más íntimos del corazón, y esa pregunta es: «¿Quién soy yo?». Esta es la única pregunta que verdaderamente vale la pena preguntar y responder. Es una pregunta que ha de ser respondida todos los días, en cada segundo de nuestra existencia. Si tienes millones de preguntas sobre Dios y sobre ti mismo, podrás obtener las respuestas más adecuadas para todas ellas obteniendo la respuesta correcta para esta única pregunta: «¿Quién soy yo?». Todas las demás preguntas giran alrededor de esta. Cuando conoces la respuesta a esta pregunta, los problemas de tu vida están resueltos; entras en la liberación, la salvación y la realización del Ser; te vuelves total y conscientemente uno con Dios el Omnipotente, Dios el Omnisciente y Dios el Todo Perfecto.

No te molestes en buscar preguntas en lo profundo de tu ser. La mayoría de las preguntas son como hormigas o insectos. No nos ayudan de ningún modo a aproximarnos a nuestra Meta; al contrario, se interponen en nuestro camino. Las preguntas iluminadoras, las preguntas que provienen de las profundidades mismas de nuestro corazón, concernientes a nuestro progreso interno y nuestro logro interno, a la autorrealización o la realización de Dios, son muy escasas. Además de preguntar: «¿Quién soy yo?», tal vez quieras conocer la respuesta a la pregunta: «¿Para qué estoy aquí?». Y quizá tengas también algunas preguntas específicas acerca de tu propio progreso espiritual que surgen espontáneamente. Pero la única pregunta realmente importante es: «¿Quién soy yo?».

El hombre puede estar feliz y a salvo

El hombre puede estar feliz y a salvo, solo cuando el corazón siente más rápido que la mente piensa.

La naturaleza humana…

La naturaleza humana solamente cambiará cuando nuestro corazón necesite a Dios; no cuando nuestra mente quiera a Dios y nuestro vital demande a Dios.

Llamaré ahora

Llamaré ahora a mi ser;
lo llamaré ahora.
En el bosque de mi corazón, viéndome,
me amaré y me amaré.
Seré mi propia búsqueda,
mi riqueza absoluta.
El viaje de la Luz suprema comenzará
en el corazón de libertad.

¡Oh aspirante!

¡Oh aspirante! El clamor de tu corazón es un verdadero tesoro. No dejes que el oscuro vital, sin luz, desalentador y dañino se burle de él. El clamor de tu corazón vuela como un águila para alcanzar la meta más alta de tu alma purísima.

2.5 - El alma

¿Qué necesita tu alma?

El alma entra en el nacimiento para la experiencia. Y su experiencia será completa cuando haga descender en la materia toda la perfección de lo Divino.

Cada alma necesita involución y evolución. Cuando el alma desciende, es su involución; cuando el alma asciende, es su evolución. El alma penetra en los más bajos abismos de la inconsciencia. Entonces evoluciona de nuevo hasta Satchidananda —Existencia-Conciencia-Dicha—, la triple Conciencia.

El alma entra en la inconsciencia. Durante millones de años permanece allí, profundamente dormida. De pronto, un día su ojo es abierto por una chispa de conciencia del siempre trascendente Más Allá, y entonces llega la hora de la autoindagación. «¿Quién soy yo?» —se pregunta—. La respuesta es Tat twam asi: Tú eres Eso. El alma se estremece; entonces, de nuevo, queda profundamente dormida. Una vez más entra en el autoolvido. Más preguntas surgen después de algún tiempo: «¿De quién soy?». Soy de Eso. «¿De dónde he venido?». De Eso. «¿Hacia Quién estoy regresando?». Hacia Eso. «¿Para Quién estoy aquí en la tierra?». Para Eso.

Entonces el alma está satisfecha. El alma está ahora plenamente preparada para su viaje ascendente a lo alto, lo más alto, lo altísimo. Ahora se inicia propiamente la evolución del alma. Desde la vida mineral el alma entra en la vida vegetal; de la vida vegetal va a la vida animal; de la vida animal a la vida humana y de la vida humana a la vida divina. Estando en la vida humana, el alma hace descender la Paz, la Luz y la Dicha de lo alto. Primero le ofrece estas cualidades divinas al corazón, luego a la mente, luego al vital, luego al denso físico. Cuando se produce la iluminación, lo vemos en el corazón, en la mente, en el vital y en el cuerpo físico.

¿Qué necesita el alma? Tu alma necesita plenitud absoluta; quiere lograr esta plenitud absoluta, no en el Cielo sino aquí en la tierra. Si lo crees imposible, puedes continuar durmiendo durante unos cuantos siglos. No hay nada malo en ello. Pero si sientes que la vida divina es posible, entonces el alma susurra en tu oído: «¡Levanta, despierta!». Y si sientes que es tan posible como practicable, entonces el alma te dice sonriente: «Camina, marcha, corre». Finalmente, si sientes que la absoluta plenitud de la vida divina no solo es posible y practicable sino también inevitable, solo entonces la Inmortalidad te atraerá. Tuya es la Meta, tuyo es el Reino de la Verdad y el Deleite.

Basado en tu conocimiento presente, me dices que el alma no existe. Si hubiera un alma, ¿cómo es que a lo largo de toda tu vida jamás has llegado a vislumbrarla? Humildemente te digo que tu experiencia no es prueba alguna contra la existencia del alma. ¿Podemos ver un microbio a simple vista? No, jamás. Hasta que no tenemos un microscopio, la existencia del microbio es pura imaginación. Pero el microscopio nos fuerza a revisar nuestra orgullosa opinión. En un instante hace añicos nuestra firme convicción e ilumina nuestra apagada ignorancia. De manera similar, mientras no tengamos una conciencia iluminada o el poder de la visión espiritual, la existencia del alma puede parecer una enorme alucinación mental.

Quizá te preguntes si el alma es una porción de tu corazón. No, no lo es. ¿Una porción de tu mente? Ridículo. ¿Una porción de tus órganos sensoriales? Absurdo. ¿Una porción no visible de nuestro cuerpo físico? Imposible. ¿Qué es entonces? ¿Qué es tu alma, a fin de cuentas? Es la mensajera autoradiante de Dios dentro de ti. No conoce nacimiento, decadencia, ni muerte alguna. Es eterna. Es inmortal.

Tu alma es única. Dios quiere manifestarse y colmarse dentro de ti de un modo sin precedentes. Dios tiene una Misión divina en particular que cumplir únicamente a través de tu alma. Y para cumplir esa Misión Suya en particular, utilizará tu alma, y no otra, como Su instrumento.

¿Quieres que tu vida esté al servicio de Dios de manera que puedas cumplir Su Misión? Si es así, entonces, aquí y ahora, devuelve al alma su trono. Has alejado al alma y has colocado al ego en el trono de tu vida. Dale una cordial bienvenida al alma y únete a ella. En ese momento, el temor te abandona, la ignorancia te abandona y, finalmente, la muerte te abandona. La Eternidad te da la bienvenida. La Infinidad te da la bienvenida y, finalmente, la Inmortalidad te da la bienvenida.

Cuando estoy en el alma

Cuando estoy en el físico, el mundo me atrae y yo tiento al mundo.

Cuando estoy en el vital, sujeto al mundo y el mundo me odia.

Cuando estoy en la mente, abandono al mundo y el mundo me ignora.

Cuando estoy en el corazón, amo al mundo y el mundo me abraza.

Cuando estoy en el alma, sirvo a Dios en el mundo y el mundo me colma jubilosamente.

Pregunta: ¿Tiene usted algún concepto de salvación para el alma?

Sri Chinmoy: En el mundo occidental empleamos el término «salvación», pero en el mundo oriental empleamos las palabras «liberación», «iluminación» y «realización». El alma misma ha logrado ya la más alta iluminación posible. Lo que ahora se requiere es revelar su divinidad —la Luz, la Paz, la Dicha y el Poder— aquí en la tierra. Primero se revela a sí misma. Pero la revelación no es suficiente; el alma siente que la manifestación es también necesaria. Tú tienes algo precioso. Puedes revelármelo, pero si no lo manifiestas de hecho, si no me lo ofreces, no puedo conseguirlo. El alma quiere manifestar su divinidad aquí en la tierra, y esta manifestación es la liberación y la plenitud de nuestra existencia entera.

El ave-alma

Oh mundo de ignorancia,
aunque hayas puesto grilletes a mis pies,
soy libre.
Aunque hayas encadenado mis manos,
soy libre.
Aunque hayas esclavizado mi cuerpo,
soy libre.
Soy libre porque no soy el cuerpo.
Soy libre porque soy el ave-alma
que vuela en el Firmamento de la Infinitud,
porque soy el niño-alma que sueña
en el Regazo del Rey Supremo inmortal.

Cada vez que el alma…

Cada vez que el alma entra en el campo de la creación y la manifestación, promete con suma solemnidad a Dios, el Piloto Supremo, que intentará hacer todo lo posible para revelar a Dios aquí en la tierra. Desafortunadamente, cuando el alma entra en el mundo, el mar de la ignorancia trata de envolver al alma. Luego, el cuerpo, el vital, la mente y el corazón —de manera consciente o inconsciente— obtienen placer al identificarse con el mar de ignorancia. Pero el alma lo perdona todo; no rechaza al cuerpo, al vital, a la mente ni al corazón. Tiene una paciencia ilimitada.

Si el cuerpo, el vital, la mente y el corazón se identifican con el alma y quieren ver la Verdad con los ojos del alma —si es esa la promesa que hacen, su única promesa, su promesa interna— entonces la fecha de la realización de Dios, la revelación de Dios y la manifestación de Dios en la tierra no está muy lejana.

Cuando vivo

Cuando vivo en el mundo físico
encuentro más fácil dormir que trabajar.

Cuando vivo en el mundo vital
encuentro más fácil destruir que construir.

Cuando vivo en el mundo mental
encuentro más fácil dudar y sospechar
que amar y abrazar.

Cuando vivo en el mundo psíquico
encuentro más fácil trabajar que dormir,
encuentro más fácil construir que destruir,
encuentro más fácil amar y abrazar
que dudar y sospechar.

A diferencia de los otros mundos,
en mi mundo psíquico
quiero lo que necesito,
consigo lo que quiero.

Seis confidentes

El cuerpo toma al confort
como confidente.
El vital toma a la arrogancia
como confidente.
La mente toma al orgullo
como confidente.
El corazón toma a la felicidad
como confidente.
El alma toma a la calma
como confidente.
Dios toma a la Unidad
como confidente.

Si vives en el cuerpo…

Si vives en el cuerpo, serás demasiado débil para evitar cualquier cosa. Si vives en el vital, serás demasiado autoritario para permitir cualquier cosa. Si vives en la mente, serás demasiado indiferente para amar cualquier cosa. Si vives en el corazón, serás demasiado indulgente para controlar cualquier cosa. Vive en el alma: Dios dirá, hará y llegará a ser todo para ti.

La mente disimula sus ideas

La mente disimula sus ideas en el cuerpo de lo finito.
El corazón revela sus ideales en la visión de lo Infinito.
El alma colma su meta en la Conciencia de lo Absoluto.

Inmortaldad

Siento Su Gracia ilimitada en todas mis extremidades;
la Verdad de vida resplandece blanca en mi corazón.
Mi alma asciende ahora a las alturas secretas de Dios;
no hay pesar, ni sombrío tormento, ni muerte a la vista.

Ni días ni noches mortales pueden turbar mi calma;
una Luz de lo alto sostiene mi alma secreta.
De mis profundidades, las dudas, con dolor se disipan,
mis ojos de luz perciben mi atesorada Meta.

Aunque en el mundo, estoy por encima de su aflicción;
habito en un océano de libertad suprema.
Mi mente es un núcleo de pensamientos infinitos del Uno;
la vasta bóveda de estrellas abraza la paz de mi Alma.

En el tiempo veloz se hallan mis días eternos,
yo hago sonar Su Flauta de rapsodia.
Las acciones imposibles ya no más lo parecen,
en las cadenas del nacimiento brilla ahora la Inmortalidad.

Pregunta: ¿Obtiene el alma nuevas experiencias en su desarrollo o simplemente revela lo que siempre ha sabido?

Sri Chinmoy: En esencia, el alma —al ser una con Dios— está revelando lo que siempre ha sabido. Pero al mismo tiempo, está creciendo y enriqueciéndose al aceptar la esencia divina de sus experiencias terrenales. Mientras tanto, la conciencia física se vuelve más y más consciente de la ilimitada capacidad divina del alma.

Pregunta: ¿Cómo se comunica con nosotros el alma? ¿Qué lenguaje emplea?

Sri Chinmoy: El alma emplea su propio lenguaje, que es la luz. Es a través de la luz como el alma se expresa. Cuando la luz del alma se expresa a la mente física, esta recibe el mensaje de un modo que puede comprender. No son realmente palabras lo que el alma está usando. El alma está ofreciendo y esparciendo su luz, y la mente está recibiéndola de una manera que le resulta más convincente. A menos que quede convencida, la mente no está satisfecha. Por tanto, cuando oímos al alma hablando en lenguaje humano, en realidad es la mente que está recibiendo la luz del alma de un modo convincente para ella.

Pregunta: ¿Experimenta soledad el alma?

Sri Chinmoy: El alma experimenta soledad únicamente cuando el cuerpo, el vital, la mente y el corazón —que supuestamente han de cooperar con ella en el cumplimiento de su misión divina en la tierra— no cooperan. Pero no malgasta su tiempo como lo hace un ser humano sintiendo que solo al juntarse con otros desaparecerá su sentimiento de soledad. El alma, en su soledad, aspira con mayor intensidad a traer la Paz, la Luz y el Poder de arriba hasta el físico, el vital y la mente, de modo que todo el ser pueda cooperar y colmar al Divino. Junto con la Paz, la Luz y el Poder, desciende una conciencia superior y la persona se hace consciente de su vida interna. Con esta conciencia superior, la persona responderá naturalmente a la necesidad del alma.

Pregunta: ¿Qué le pasa a nuestra alma mientras estamos durmiendo? ¿Qué efecto le produce el sueño a nuestra alma?

Sri Chinmoy: Mientras dormimos, el alma puede rememorar sus logros pasados y tratar de vislumbrar sus posibilidades futuras para la manifestación de Dios. En el sueño interno profundo, el alma obtiene una cierta confianza de que los torbellinos externos de la vida no están afectando a las partes internas del ser del buscador.

Pregunta: ¿Son todas las almas buenas?

Sri Chinmoy: El alma es siempre buena; no puede ser mala. Pero las almas más desarrolladas tienen mayor luz y sabiduría. Las almas jóvenes tienen mucho menos para manifestar en la tierra. El alma es como el sol; para algunos está cubierto por incontables nubes y su luz no puede manifestarse. El vital inferior intentará demorar el progreso de la manifestación del alma; pero el vital dinámico, el vital aspirante, dará un empuje adicional al alma. Al inicio del viaje espiritual, el potencial de todas las almas es el mismo; pero en este momento, por su necesidad interna, algunas almas están manifestando su capacidad más poderosamente. Están corriendo más rápido en la carrera espiritual. En India, a menudo los padres oran a Dios para que les dé un hijo con un alma poderosa, que pueda salir muy rápido de la ignorancia y manifestar al Divino en la tierra.

Pregunta: Guru, una vez nos señalaste a un hombre cuya alma había abandonado su cuerpo. ¿Cómo podía estar vivo todavía en el plano físico, si su alma había dejado el cuerpo?

Sri Chinmoy: El alma abandona el cuerpo muchas, muchas veces mientras una persona todavía está viva. Tu alma ha abandonado el cuerpo numerosas veces durante tus horas de sueño y ha venido hasta mí. Puede suceder que el alma deje el cuerpo tan solo unos segundos, pero esos pocos segundos de tiempo terrenal pueden parecer muchos meses o incluso años. La cantidad máxima de tiempo que un alma común puede permanecer fuera del cuerpo es entre once y trece horas. Si el alma abandona el cuerpo y no regresa después de once, doce, trece horas, habitualmente ya no puede volver a entrar en la jaula que es el cuerpo. En ese momento se quebrará el cordón que la conecta con el cuerpo. Pero, durante media hora o una hora, el alma puede fácilmente abandonar el cuerpo y éste puede funcionar automáticamente.

El cuerpo es como una máquina; el mecánico puede ausentarse mientras la máquina está funcionando. Pasadas unas horas puede regresar y la máquina estará funcionando todavía. A veces, durante el sueño, nuestra alma puede ir a diferentes mundos, o a lugares remotos de este mundo, pero después de media hora o cuarenta y cinco minutos regresa al cuerpo. Esto no solo puede suceder mientras duermes sino también cuando estás despierto. Muchas veces, durante mi meditación profunda, mi alma vuela como un ave hasta mis Centros espirituales y mis discípulos me ven tan claramente como me ves tú ahora mismo. Es cuestión de unos pocos minutos o segundos.

Mientras está fuera del cuerpo, el alma puede experimentar en un segundo lo que nos llevaría una hora relatar. Aquí en la tierra ves con tus ojos ordinarios y requiere un tiempo observar una experiencia. Pero si ves con la luz del alma, serás capaz de verlo todo en un breve segundo. Cuando quieres expresar la experiencia de ese breve segundo con tu mente, puedes pasar al menos una hora dando todos los detalles. Por lo tanto, cuando tenemos una conversación con otra alma, por más que esa conversación haya durado tan solo unos breves segundos, en esos segundos fugaces obtenemos una colección de olas de pensamiento que son absolutamente reales. En un minuto, el alma puede hacer el trabajo de diez u once horas.

Si el alma abandona permanentemente el cuerpo, naturalmente el cuerpo no podrá permanecer en la tierra. Si el ave huye de la jaula, esta es inútil. Solo cuando el ave está dentro, cuidamos de la jaula.

Pregunta: ¿Exige el alma a la persona que cambie sus maneras?

Sri Chinmoy: El alma no hace demandas como tales. No es como una madre exigiendo a su hijo en cada momento y diciéndole: «Te digo tal y tal cosa por tu propio bien». Lo que el alma hace es enviar una inspiración divina; esta inspiración puede ser a veces tan viva y espontánea que la persona llega a sentirla casi como una imposición interna hecha por su ser interno sobre su personalidad externa. Pero el alma no exige; al contrario, simpatiza con los fallos y las imperfecciones humanas e intenta identificarse con esos fallos. Y entonces, con su Luz interna, trata de ayudar a la persona a cambiar sus maneras.

Pregunta: ¿Puede el alma seleccionar lo que la persona va a experimentar en el mundo manifestado?

Sri Chinmoy: Normalmente, el alma es quien determina las experiencias que el individuo tendrá en el curso de su vida. De hecho, si una persona se sitúa conscientemente en el flujo espontáneo de las experiencias que el alma quiere darle, llegará finalmente a convertirse en la paz, la alegría y la plenitud duraderas. Por desgracia, el individuo, al ser víctima de la ignorancia, a menudo no es consciente de las experiencias que el alma selecciona, o, a pesar de conocerlas, no se interesa por la selección hecha por el alma.

Pregunta: ¿Aproximadamente, en qué parte del cuerpo físico puede tenerse una percepción del alma?

Sri Chinmoy: En el corazón espiritual. El verdadero corazón espiritual, de unos cuatro dedos de ancho, está ubicado aproximadamente a doce dedos directamente por encima del ombligo y a seis dedos directamente por debajo del centro de la garganta. Es aquí donde uno siente lo que usted ha llamado «una percepción del alma».

Pregunta: ¿Difieren las almas en sus características?

Sri Chinmoy: No hay realmente una diferencia básica entre las almas, excepto en su grado de manifestación. Todas las almas poseen las mismas posibilidades, ya esten alojadas en la más baja o en la más alta forma de vida.

Tenemos que recordar, sin embargo, que el Supremo se manifiesta de infinitas maneras a través de las diferentes almas. Ellas expresan los diversos aspectos de Su Divinidad. Por ejemplo, un alma puede manifestar la Luz, otra el Poder, una tercera la Belleza, y así sucesivamente.

Manifestando sus potenciales ocultos a través del proceso de reencarnación, es como algunas almas han llegado a ser grandes Maestros espirituales. Y todas las almas, antes o después, les seguirán.

Mi nombre, mi edad, mi hogar

Por fin conozco mi nombre.
Mi nombre es el Juego eterno de Dios.
Por fin conozco mi nombre.

Por fin conozco mi edad.
Mi edad es la página de la Infinitud.
Por fin conozco mi edad.

Por fin conozco mi hogar.
Mi hogar es donde rondan mis mundos flameantes.
Por fin conozco mi hogar.

Revelación

Ya nunca más sollozará ni sufrirá mi corazón.
Mis días y mis noches se disuelven en la propia Luz de Dios.
    Por encima del duro quehacer de la vida, mi alma
es un Pájaro de Fuego, volando en lo Infinito.

    He conocido al Uno y Su secreto Juego
y traspasado el mar del Sueño de Ignorancia.
    En armonía con Él, retozo y canto;
poseo el Ojo dorado del Supremo.

    Profundamente embriagado de Inmortalidad,
soy la raíz y ramas de una plena vastedad.
    Mi Forma he conocido y realizado.
El Supremo y yo somos uno —a todo perduramos—.

Dependeré

Antes todas mis fantasías eran vagas.
Lentamente han tomado forma ahora.
Mis mañanas dorados amanecen rápido.
No seré más un simio humano.

Arrebaté mi Meta al abrazo de la muerte.
Éxtasis sin trabas brota a través de mi vida.
Mi mirada ha fijado la falsedad al suelo.
Ahora el Hálito de Dios late contra mi rostro.

Pregunta: ¿Cómo le explica el alma a un niño?

Sri Chinmoy: Me gusta mucho responder a esta pregunta, porque únicamente un niño puede hacer espontáneamente una pregunta sobre el alma. El alma es una porción consciente de Dios. Ha venido directamente de Dios, permanece en contacto con Dios y regresará a Dios. El alma es la luz que llamamos conciencia. Un niño no comprenderá la palabra conciencia, entonces, puedes decirle que el alma es algo que lleva nuestros pensamientos, nuestras ideas y nuestros mensajes a Dios. El alma es la mensajera que va a Dios y Le da nuestro mensaje; ella entiende nuestro lenguaje y, al mismo tiempo, entiende el lenguaje de Dios.

Siempre que un niño dice la verdad, siempre que hace algo bueno, siempre que hace algo que te complace, puedes decirle que es su alma quien le está pidiendo que lo haga. También puedes decirle a un niño que el verdadero poseedor o propietario de su cuerpo es el alma. Así como él juega con sus juguetes, el alma también juega con él. Un niño sabe que puede hacer cualquier cosa con el juguete sin que le afecte. Si quiere jugar con él, puede jugar; si quiere romperlo, puede romperlo; si está cansado de jugar con su juguete, puede dejarlo a un lado. De modo similar, en el caso del alma, si el alma quiere quedarse en el cuerpo y jugar con el cuerpo, puede hacerlo. Si el alma está cansada de jugar, si el alma quiere regresar a su Padre, Dios, puede hacerlo.

Pregunta: ¿Están nuestros deseos bajo el control del alma?

Sri Chinmoy: Ahora mismo, nuestros deseos no están controlados por el alma. Ahora mismo, solo nuestra aspiración está bajo el control del alma. Cuando estamos aspirando y el alma dice que hagamos algo, lo hacemos. Pero cuando somos víctimas de abundantes deseos y el alma dice que hagamos algo, no escuchamos. Sin embargo, en última instancia, el alma logrará su hegemonía.

Cuando un nuevo jefe de departamento llega a la oficina, los empleados se burlan; no le escuchan o no hacen lo que les pide. Pero, poco a poco, él va comprendiendo la situación de la oficina y comienza a ejercer su autoridad. Entonces los empleados temen ser despedidos, así que le prestan el debido respeto. En la vida espiritual también, al principio el alma tolera todas las cosas; el físico, el vital y la mente son todos miembros rebeldes de la familia y se burlan, desobedecen y hacen todo equivocado.

El ser físico es como un niño travieso que no quiere bañarse en la piscina; piensa que el agua está muy fría y no quiere entrar en en la piscina. Pero hay otro niño a su lado, es decir, el corazón, que entra en la piscina por sí mismo, se da un baño adecuado y está feliz. La madre, en este caso el alma, observa la situación y ve que el niño travieso no va a entrar a la piscina. Finalmente, al cabo de un rato ella misma lo empuja al agua y le obliga a bañarse.

El alma espera su propio momento. El mundo está lleno de ignorancia, pero dentro del alma está la Luz infinita de Dios y la Voluntad adamantina de Dios. Llega un día en que la Voluntad divina es ejercida a través del alma, aunque al principio el alma permanece como un testigo, como el Purusha. El alma sencillamente observa qué partes de la persona son buenas y que partes son malas. Cuando las partes buenas quieren escuchar al alma, esta les da la bienvenida. «Ahora, corramos hacia la Meta», les dice. Las partes del ser que todavía están durmiendo en la ignorancia y creando problemas serán referidas por el alma al Supremo. Finalmente, el Supremo usará un día Su Poder omnipotente y dirá que ha llegado el momento de mostrarles la Luz divina por medio de la Autoridad divina. En este momento, la Hora escogida de Dios, cuando el alma quiere liberar a alguien de las redes de la ignorancia, la oscuridad de milenios será expulsada.

Pregunta: ¿Está el alma siempre asegurada de encontrar su verdadera misión durante cada nueva vida en la tierra?

Sri Chinmoy: Antes de tomar una encarnación humana, el alma recibe el mensaje interno sobre su propósito divino en la tierra. Es plenamente consciente de su misión y viene aquí con la aprobación o sanción directa del Supremo. Pero, en el curso de la vida, a veces los funcionamientos de la mente física cubren la inspiración divina del alma y su verdadero propósito. Entonces la misión del alma no puede salir adelante. Sin embargo, si comenzamos a aspirar con la mente, el corazón y el alma, podemos enterarnos del propósito de nuestra existencia aquí en la tierra.

Hay una constante batalla librándose entre lo divino y lo no-divino dentro de cada ser humano. La ignorancia del mundo intenta devorar la aspiración humana. En el estadio actual de evolución, la mayoría de los seres humanos vive en el vital no-divino, donde todo es deseo, ansiedad y excitación; es por esta razón que son inconscientes de las necesidades del alma.

Alma reveladora y meta colmadora

Si solo supieras, Padre,
lo que he hecho por Ti:
he plantado y cultivado un árbol trepador
para que bailes en su copa, sonriendo libre.

Si solo supieras, Padre,
lo que he hecho por Ti:
me he vuelto el esclavo más bajo del mundo,
para servir a Tu Hálito en el hombre, la sepultura.

Si supieras, Hijo,
lo que siempre pienso de ti:
tú eres el Alma reveladora de Mi Vida,
tú eres la Meta colmadora de Mi Visión.

Pregunta: ¿Son las experiencias que el alma tiene mientras está en la tierra una especie de expansión?

Sri Chinmoy: Las experiencias conducen naturalmente a la expansión del alma. Cuando hablamos de la expansión del alma, nos referimos a la manifestación de la Divinidad dentro del alma. Entonces cuando tenemos la experiencia del alma, expandimos nuestra conciencia, y esta, gradualmente, se vuelve omnipresente. Al mismo tiempo, manifestamos la Divinidad que hay dentro de nosotros.

El hombre, en esencia…

El hombre, en esencia, no es feo. Pero le es difícil parecer bello puesto que ha perdido el contacto con su alma, con el niño que es Todo Belleza.

¿Qué es, al fin y al cabo, lo que le da a un niño su encanto y su belleza? ¿No es el resplandor del alma? Cuando ese toque se vuelve mas borroso y finalmente se pierde, se convierte en un deslucido y cauteloso adulto.

Pregunta: ¿Puede una persona saber si ha contactado con su alma y está obrando desde el plano del alma?

Sri Chinmoy: Lo sabrá por medio de la meditación y la aspiración. Comparemos su ser con una vivienda de tres habitaciones, y digamos que tiene libre acceso a esas tres habitaciones. Entra en una de ellas y ve que todo está oscuro allí; solo hay trastos y chatarra; todo está desaliñado, oscuro, no-divino e impuro. Inmediatamente ha de saber que esa es la habitación de la mente; la mente sin aspiración, la mente dubitativa, la mente sofisticada, la mente recelosa está en esa habitación sucia y no-divina.

Luego entra en otra habitación. Allí tiene un tipo de sensación calmante y reina un sentimiento de esperanza. Todo es esperanzado, todo es fructífero, todo le está dando alegría. Si mira hacia un rincón en concreto, obtiene alegría; si mira un objeto, obtiene alegría. Todo le está alentando, complaciendo e inspirando. Ha de sentir que esta habitación es su corazón. Aquí, en el corazón, está obteniendo inspiración, aspiración, aliento y una sensación de logro.

Después entra en la tercera habitación. Allí ve que todo es perfecto, todo es luminoso, todo es colmador. Allí siente que lo ha logrado todo; siente alegría sin límites. Esta habitación es el alma.

Cuando miras la habitación-alma, primero sientes que te pertenece. Entonces, después de cierto tiempo, sientes que tú mismo realmente eres esa habitación —no que es tu posesión, sino que de hecho has llegado ser la habitación misma—. Ya que todo permanece dentro de la habitación y no sale afuera, todavía es necesaria la manifestación en el ser externo, pero en sí misma, esa habitación, el alma, es totalmente perfecta.

Pregunta: ¿Un alma bella elige siempre un ser externo bello?

Sri Chinmoy: Todas las almas son bellas originalmente. Pero si un alma determinada es un alma especial, naturalmente observaremos también dulzura, belleza, serenidad, pureza y todas las demás cualidades divinas en su manifestación externa. Lo que somos dentro, lo somos fuera. Sin embargo, algunas personas tienen almas muy bellas, almas maravillosas, y puede ser que en sus maneras externas sean muy ordinarias, apagadas e incivilizadas. ¿Por qué sucede esto? Porque la mente y el vital no han sido tocados adecuadamente por la luz del alma. Estos individuos no se preocupan por la manifestación integral de la luz del alma, por eso sus vidas carecen de armonía en cierta medida. Debido a esto, tal vez sean absolutamente desafortunados y miserables en su manifestación externa.

Hay otra razón para la desarmonía entre la vida externa y la vida interna: si plantamos una semilla de árbol de mango, naturalmente obtendremos mangos. Pero, a veces puede haber otros árboles alrededor de este que estropean su belleza. De modo similar, si los miembros de la familia no se interesan por la vida espiritual, si están absolutamente apagados, sin aspiración, entonces pueden sencillamente aplastar las más finas cualidades de un niño. ¿Cómo puede ser que este niño maravilloso haya venido a una familia tan poco divina? Ese es su destino. Pero, generalmente, si uno posee un alma bella, la expresión externa del alma será también bella.

Los peregrinos del Señor Supremo

Somos los Peregrinos del Señor Supremo
en el sendero de la Infinitud.
Hasta ahora hemos derribado
la puerta de la obstrucción.
Hemos roto en pedazos la noche
de tenebrosa oscuridad e inconsciencia,
y el eterno, indomable miedo a la muerte.
La Barca del excelso amanecer de la Luz
    está invitándonos,
y el Piloto del Mundo del sagrado lazo
de Amor Divino, está invitándonos.
Las Manos del Libertador nos atraen
hacia el Océano de lo Gran Desconocido.
Habiendo conquistado el latido de vida
de la tierra de la Inmortalidad,
y llevando alzado el Estandarte del Señor Supremo,
regresaremos —nosotros, las gotas y llamas
de Luz-Transformación—.

III - MUERTE Y REENCARNACIÓN

¿Es la muerte el final?

La muerte no es el final. La muerte nunca puede ser el final. La muerte es el camino. La vida es el viajero. El alma es el guía.

Cuando el viajero está cansado y exhausto, el guía le dice que se tome un corto o un largo descanso, y después la travesía del viajero comienza otra vez.

En la vida común, cuando una persona no aspirante se recrea en el cieno de la ignorancia, esa es la victoria real de la muerte. En la vida espiritual, cuando un aspirante no implora una luz, una dicha y un poder superiores, ese es el nacimiento de su muerte.

¿Qué podemos aprender de la vida interna, la vida que desea la extinción de la muerte? La vida interna nos dice que la vida es divinamente preciosa, que el tiempo es fructíferamente precioso. La vida sin la aspiración del tiempo carece de significado. El tiempo sin la aspiración de la vida es inútil.

Nuestra mente piensa en la muerte. Nuestro corazón piensa en la vida. Nuestra alma piensa en la inmortalidad. La mente y la muerte pueden ser trascendidas. El corazón y la vida pueden ser expandidos. El alma y la inmortalidad pueden ser colmadas.

¿Qué es la muerte, al fin y al cabo? La muerte es un niño dormido. ¿Y qué es la vida? La vida es un niño que está jugando, cantando y danzando en todo momento ante el Padre. La muerte es el niño dormido dentro del corazón del Piloto Interno. La vida es inspiración. La vida es aspiración. La vida es realización. La vida no es la mente razonadora. La vida no es la mente intelectual. La vida no es un juego de frustración. No, la vida es el mensaje de la divinidad en la tierra. La vida es el canal consciente de Dios para colmar la divinidad en la humanidad sobre la tierra.

Llegará un momento en que el descanso no será necesario en absoluto. Solo la Vida reinará suprema —la Vida del Más Allá—. Esta Vida no es, ni puede ser, el monopolio de un individuo. Cada ser humano ha de ser inundado por esta Vida del Más Allá en continua trascendencia, porque es en esta Vida Divina donde Dios Se manifestará sin reservas —aquí, sobre la tierra—.

Muerte, dime algo, por favor

Muerte, dime algo
sobre ti, por favor.

«Te diré
lo más importante
sobre mí:
Amo a Dios porque es supremamente grande.
amo al hombre porque está desesperadamente indefenso».

Pregunta: ¿Por qué es necesaria la muerte? ¿Por qué no puede el alma continuar progresando y evolucionando en el mismo cuerpo?

Sri Chinmoy: Por el momento, la muerte es necesaria para nosotros. No podemos hacer nada durante largo tiempo sin parar. Si jugamos durante cuarenta y cinco minutos o una hora, nos fatigamos y tenemos que descansar. Lo mismo ocurre con nuestra aspiración. Supongamos que vivimos sesenta o setenta años; de esos sesenta o setenta años tal vez meditemos veinte o treinta días y, aun así, tan solo unas pocas horas. Un ser humano común no puede aspirar en su meditación durante cuatro horas, dos horas o tan siquiera una hora sin parar. ¿Cómo va a tener la aspiración o la realidad o la conciencia que le llevará de una vez a la Verdad eterna o a la Conciencia imperecedera?

Hoy por hoy, la muerte nos ayuda en cierto sentido: nos permite tomarnos un descanso. Entonces, cuando regresamos, lo hacemos con nueva esperanza, nueva luz, nueva aspiración. Pero si tuviésemos una aspiración consciente, una llama ascendente ardiendo en nuestro interior todo el tiempo, veríamos que la muerte física se podría conquistar fácilmente. Llegará un día en que no habrá necesidad de muerte. Pero ahora mismo no tenemos esa capacidad, somos débiles. Los Maestros espirituales, las almas liberadas, sin embargo, sí que tienen dominio sobre la muerte, pero ellos abandonan el cuerpo cuando el Divino quiere que lo hagan.

Un ser humano común que ha llevado sobre sus hombros la carga de toda una familia durante veinte, treinta o cuarenta años, dirá: «Estoy cansado. Ahora necesito un descanso». Para él, la muerte tiene realmente significado; el alma se marcha a la región del alma, y goza de un breve descanso. Pero, para un guerrero divino, un buscador de la Verdad Ultima, la muerte no tiene significado alguno. Él quiere hacer un progreso continuo, sin interrupción. Se esforzará, por tanto, en vivir en una constante aspiración, una aspiración eterna. Y, con esa eterna aspiración, tratará de conquistar la muerte para poder ser una eterna manifestación externa del Divino que reside en él.

Pregunta: En una de las meditaciones de su diario, menciona que la muerte fue una obstrucción. Siempre creí que consideraba la muerte como una transición que precisamente nos permite volver a nacer y progresar continuamente.

Sri Chinmoy: Sí, he dicho que la muerte es una transición; he dicho que la vida y la muerte son como dos habitaciones: la vida es el cuarto de estar y la muerte el dormitorio. Cuando digo que la muerte es una obstrucción, hablo de la muerte desde un punto de vista diferente. ¿Qué es una obstrucción? Es algo que nos impide ir más lejos; un límite que no podemos franquear.

Esta vida es una oportunidad dorada que nos ha dado el Supremo, pero la oportunidad es una cosa y el logro es otra. Nuestra evolución espiritual, nuestro progreso interno, es muy firme, muy lento y, al mismo tiempo, sumamente significativo. Naturalmente, hay personas que durante cientos o miles de encarnaciones seguirán un ciclo normal, natural, de nacimiento y muerte. Hasta que un día en la Eternidad de Dios, ellas realizarán a Dios. Pero hay algunos aspirantes sinceros, genuinos, que hacen la fervorosa promesa de que, en esta encarnación, aquí y ahora, realizarán a Dios. Lo dicen, a pesar de saber que esta no es su primera ni su última vida. No quieren esperar a una encarnación futura; sienten que es inútil vivir sin la realización de Dios y quieren tenerla tan pronto como sea posible. En tales casos, si viene la muerte y todavía no tienen la realización, la muerte es una obstrucción. Si alguien que está destinado a morir a los cincuenta años está aspirando con toda su alma y, con la aprobación del Supremo, puede retrasar su muerte otros veinte o treinta años, ¿qué va a hacer durante ese período? Va a continuar su aspiración sincera, su más profunda meditación, su más elevada contemplación. Será como un corredor que avanza veloz hacia la Meta sin obstrucción alguna. Durante estos veinte o treinta años adicionales, puede que alcance el punto más lejano, donde se halla su Meta.

Pero si la muerte interfiere, entonces no realiza a Dios en esta vida. En la encarnación siguiente, son muy pocas las almas que pueden retomar el hilo de su aspiración pasada inmediatamente. En cuanto uno entra en el mundo, las fuerzas cósmicas no-divinas vienen y le atacan, y la ignorancia, las limitaciones e imperfecciones del mundo intentan cubrir al alma. En los años formativos de la infancia, uno no recuerda nada. Un niño es inocente, ignorante e indefenso. Entonces, después de algunos años, su mente comienza a funcionar; cuando tiene entre ocho y doce años, la mente lo complica todo. Por tanto, durante los primeros once, doce o trece años de la encarnación siguiente, casi todas las almas, a pesar ser muy grandes y espirituales, olvidan sus logros pasados y su profunda súplica interna.

Hay Maestros espirituales o grandes buscadores que tienen algunas experiencias elevadas en su infancia, o que comienzan a pensar en Dios o a cantar sus alabanzas a una edad muy temprana, pero generalmente no hay un fuerte lazo de conexión entre los logros del alma en su pasada encarnación en la tierra y estos años de infancia de la presente encarnación. Hay un enlace, un enlace muy sutil, pero no funciona de forma significativa durante los primeros doce o trece años.

Algunas almas no vuelven a recuperar la aspiración de su pasada encarnación hasta la edad de cincuenta o sesenta años. Desde el punto de vista espiritual, estos cincuenta o sesenta años en la encarnación siguiente son una absoluta pérdida de tiempo. Por tanto, si uno pierde cincuenta años en esta encarnación, y en la encarnación pasada ha perdido veinte o treinta años, tenemos entonces ochenta años malgastados. En este caso, digo que la muerte es una verdadera obstrucción. Tenemos que apartar esa obstrucción con nuestra aspiración, nuestra aspiración inquebrantable. La aspiración debería ser como una bala, debería atravesar el muro de la muerte.

Pero, aunque pueda llevar cierto tiempo, antes o después, el ser interno aflorará conscientemente y la persona, en su nueva encarnación, comenzará a rezar y a meditar en Dios con la mayor fuerza y sinceridad. En ese momento, verá que nada de su pasado se ha perdido realmente. Todo ha sido guardado en la conciencia de la Madre Tierra, que es el banco común para todos. El alma sabrá cuánto ha logrado en la tierra, y todo eso está guardado y seguro en el banco de conciencia de la tierra. Si depositas dinero en el banco aquí, puedes irte a otro país y después de seis años o más regresar y retirar tu dinero. El alma hace lo mismo después de haber abandonado la tierra por diez o veinte años. Todos los logros del alma están guardados intactos en la conciencia de la Madre Tierra. La Madre Tierra los devuelve de nuevo cuando el alma regresa a trabajar por Dios en la tierra.

Nada se pierde excepto el tiempo. Pero es mejor realizar a Dios lo antes posible, de modo que no perdamos nuestra aspiración consciente otra vez en ese período transitorio. Si podemos continuar en la tierra cincuenta o cien años con tremenda y sincera aspiración, podemos conseguir mucho. Si obtenemos ayuda real de un Maestro espiritual, es posible realizar a Dios en una encarnación, o en dos o tres. Si no hay un verdadero Maestro, o no hay aspiración sincera, entonces lleva cientos y cientos de encarnaciones.

Pregunta: ¿Puede decir algo sobre la Eternidad y la Vida eterna?

Sri Chinmoy: Como hombre espiritual, y en virtud de mi propia realización interna, puedo decir que el alma no muere. Sabemos que somos eternos. Hemos venido de Dios, vivimos en Dios, estamos deviniendo en Dios y vamos a colmar a Dios. La vida y la muerte son como dos habitaciones; ir de la vida a la muerte es como ir de una habitación a otra. Ahora estoy en mi sala de estar; aquí estoy conversando contigo, meditando contigo, mirándote. Aquí tengo que mostrar mi cuerpo físico, tengo que trabajar y estar activo. Luego, hay otra estancia, mi dormitorio. Allí descanso, duermo. Allí no tengo que mostrar mi existencia a nadie; únicamente estoy para mí mismo.

Nuestra vida terrenal proviene de la Vida infinita, de la Vida divina. En esta vida terrenal tal vez permanecemos en la tierra un corto período de tiempo, digamos que cincuenta o sesenta años. Pero dentro de esta vida ligada a la tierra está la Vida ilimitada. Pasado un cierto tiempo, entramos en el pasillo de la muerte por cinco o diez o veinte años. Cuando entramos en ese pasillo, el alma abandona el cuerpo para tomar un corto o largo descanso, y regresa a la región del alma. Aquí, si la persona fue espiritual, el alma recupera la Vida eterna, la Vida divina que existía antes del nacimiento, que existe entre nacimiento y muerte, que existe en la muerte y que, al mismo tiempo, va más allá de la muerte.

Mientras vivimos en la tierra, nos podemos colocar en el plano de la Vida eterna mediante nuestra aspiración y nuestra meditación. Pero, por el mero hecho de entrar en la Vida interminable, no llegamos a poseerla; hemos de devenir en ella consciente y constantemente. Cuando entramos en la vida de meditación, la meditación debe llegar finalmente a ser inseparable de cada momento nuestro. Cuando seamos capaces de meditar veinticuatro horas al día, estaremos entonces inhalando constantemente la Vida infinita. En nuestra conciencia interna habremos llegado a ser uno con el alma.

Cuando vivimos en el alma, no existe tal cosa llamada muerte; simplemente hay una evolución constante de nuestra conciencia, de nuestra vida aspirante. Pero cuando vivimos en el cuerpo, todo el tiempo hay muerte. Cuando el temor entra en nuestra mente, morimos de inmediato. ¡Cuántas veces morimos al día! El temor, la duda y la ansiedad están matando constantemente nuestra existencia interna.

La muerte y el alma

Tengo dos habitaciones: el cuarto de estar y el dormitorio. En mi cuarto de estar trabajo y converso con las personas; aquí las personas tienen que verme y yo he de tratar con ellas. A esa habitación la llamo vida. En la otra habitación, donde duermo, no necesito trabajar ni hablar con nadie, puesto que allí voy a descansar durante un tiempo más o menos largo. Allí la vida, en el sentido común del término, no necesita mostrarse. Por tanto, a esa habitación la llamo muerte. No hace falta decir que esa habitación también es mía.

Temes a la muerte porque sientes que la muerte no es tuya, mientras que la vida sí lo es. Piensas que la vida es el hogar, que es familiar, mientras que la muerte es una tierra extraña, totalmente desconocida. Pero no es cierto; tanto la vida como la muerte, están en ti.

En nuestra vida interna o espiritual, llamamos «muertas» a aquellas almas que no están aspirando o progresando en absoluto. ¿Qué necesita la persona que quiere aspirar y progresar? Conciencia. Uno ha de ser consciente, plenamente consciente de la mente, del vital y del físico, y volverse hacia el interior con el propósito de sentir, ver y crecer en el deleite siempre energizante y transformador del alma.

La muerte es inevitable porque nuestro cuerpo actual es imperfecto. Rehúsa crecer divinamente e interminablemente. No se abre a la Vida eterna. Pero no vamos a sufrir siempre esta limitación, el cuerpo llegará a ser más consciente; el cuerpo mismo aspirará a que descienda más y más Luz, Dicha, Paz y Poder en su existencia interna y externa, y finalmente llegará a la perfección. En ese momento, la muerte no será inevitable. En verdad, la muerte misma morirá.

Por ahora, el cuerpo muere y el alma se toma un descanso. Pero el alma no se olvida de llevar consigo la esencia de las vivencias que adquirió mientras estaba en la tierra de los vivos. Mientras se toma un descanso, asimila la esencia de su pasado; cuando termina la asimilación, empieza a prepararse para un nuevo viaje. Entonces comienza a elegir su nuevo nacimiento, nuevo entorno, nuevas circunstancias, nueva personalidad y nueva misión. Después, el alma va al Supremo para obtener Su aprobación divina y descender de nuevo al mundo físico.

El nacimiento y la muerte son inseparables. El nacimiento precede a la muerte; la muerte sucede al nacimiento. Lo que necesitamos para conectar ambos, el nacimiento y la muerte, es la Vida. Curiosamente, esta Vida ya existía antes de nuestro nacimiento, existe entre nuestro nacimiento y nuestra muerte, y existirá después de la muerte, alargando sus brazos extendidos hacia la Eternidad, la Infinitud y la Inmortalidad.

Un buscador avanzado ve y siente que en cada momento está viviendo un nuevo nacimiento y una nueva muerte, a medida que su alma se mueve de una momentánea experiencia a la otra. La Vida eterna de Dios permeará nuestra existencia humana, cuando el cuerpo, el vital y la mente vivan en el alma y experimenten, o mejor dicho, se conviertan en la experiencia permanente del Supremo, únicamente entonces.

Muerte, ¿hablas a menudo con Satán?

Muerte, ¿hablas a menudo con Satán?
«Jamás hablo con Satán.
¡Le odio!
¡Odio su brutalidad;
odio su realidad-existencia de ignorancia!
¡Es simplemente intolerable!».

«Tú sabes el porqué.
Amo tanto al Cielo como a la tierra.
Amo la flor de belleza del Cielo.
Amo el fruto de deber de la tierra».

Pregunta: ¿Podrá el alma tener algún tipo de experiencias en los mundos a los que va tras abandonar el cuerpo?

Sri Chinmoy: En cuanto el alma abandona este cuerpo físico, el cuerpo físico entra en la envoltura física, el vital entra en la envoltura vital y la mente entra en el plano mental propiamente dicho. El alma pasará a través del físico sutil, el vital, el mental, el psíquico, y entonces, finalmente, llega a la región propia del alma. A medida que atraviesa cada uno de estos planos, el alma retoma la esencia de todas las experiencias que tuvo en la tierra.

El alma obtiene varios tipos de experiencias sutiles en estas otras envolturas, pero estas experiencias no van a ser manifestadas en esos mundos. Si el alma tiene alguna experiencia aquí en la tierra, esa experiencia forzosamente va a manifestarse, ya sea hoy o mañana. El alma puede aspirar en todos los mundos, pero en los mundos superiores tendrá únicamente aspiración, y esa aspiración adquirirá finalmente la forma de experiencia, ya que la aspiración misma es una experiencia. Pero aquí en la tierra, las experiencias que el alma obtiene a través de todas las partes del ser, la conducen constantemente hacia una manifestación más plena de la Divinidad.

Pregunta: ¿Es el infierno realmente un lugar en los mundos vitales, o más bien un estado de conciencia?

Sri Chinmoy: En el nivel físico-mental, el infierno es un lugar. Es para la experiencia del vital. Si llevas una mala vida, has de ir allí. Allí hay una verdadera tortura, una tortura inimaginable; es especialmente severa para quienes atentan contra su propia vida. El sufrimiento que pasan los suicidas en el físico sutil y en el vital sutil es inconcebible, insoportable. No tendrán la ocasión de reencarnar en mucho tiempo. Entonces, después de sufrir en el mundo vital durante muchos años, cuando finalmente tengan otra encarnación, serán defectuosos: ciegos, paralíticos, con defectos mentales o físicos, y esa clase de cosas. Y ello se prolongará por más de una encarnación. Si no son perdonados por un Maestro espiritual o por la Gracia de Dios, esto continuará durante bastantes encarnaciones más. Y no solo eso, sino que desde el principio ellos crean una perturbación para toda la familia en la que nacen. Por ejemplo, si alguien que cometió suicidio encarna y tiene enajenación mental, causará serios problemas para toda su familia. Además, estas almas con frecuencia aumentan su mal karma porque continúan igual y no cambian. Pero si hay la Gracia de Dios o interviene un Maestro espiritual, el alma es socorrida.

Por lo tanto, cuando vivimos en la burda conciencia física, en la conciencia corporal, el infierno es realmente un lugar. Pero en el nivel espiritual más elevado, hemos de saber que el infierno, así como el Cielo, es un plano de conciencia. Tanto el Cielo como el infierno comienzan en la mente. Cuando pensamos en algo bueno, cuando rezamos y meditamos y tratamos de ofrecer la luz interna que hemos obtenido en nuestras meditaciones y oraciones, empezamos a vivir en el Cielo. Cuando pensamos mal de alguien, criticamos a alguien y albergamos pensamientos negativos sobre alguien, entramos en el infierno. El Cielo lo creamos nosotros, el infierno lo creamos nosotros. Con nuestros pensamientos divinos creamos el Cielo. Con nuestros pensamientos erróneos, negativos y no-divinos, creamos el infierno dentro de nosotros. Tanto el Cielo como el infierno son estados de conciencia profundamente dentro de nosotros. Cuando profundizamos, vemos que el universo entero está dentro de nosotros. Dentro de este cuerpo físico está el cuerpo sutil, y dentro del cuerpo sutil, en el corazón, hallamos la existencia del alma. Entonces, desde allí, si profundizamos en nuestro interior, vemos el universo entero.

Muerte, ¿de qué hablas con Dios?

Muerte ¿hablas a menudo con Dios?
«Hablo con Dios constantemente».

¿Puedes decirme
de qué habláis?
«Hablamos de nuestros logros
y
de nuestras desilusiones.
Yo le hablo a Dios de mis logros
en la tierra
y de mis desilusiones en el Cielo.
Dios me habla sobre Sus logros
en el Cielo
y Sus desilusiones en la tierra».

Pregunta: ¿Cuál es el propósito de la reencarnación?

Sri Chinmoy: En una sola vida en la tierra no podemos hacerlo todo. Si permanecemos en el mundo del deseo, nunca podremos completarnos. Cuando somos niños tenemos millones de deseos, y aun cuando alcanzamos los setenta años, vemos que un deseo en especial no ha sido satisfecho y nos sentimos desgraciados. Cuantos más deseos cumplimos, más deseos tenemos. Queremos una casa, luego dos casas; un automóvil, luego dos automóviles, y así sucesivamente. No hay límite para esto. Cuando nuestros deseos se cumplen, descubrimos que todavía seguimos insatisfechos, y nos volvemos víctimas de otros deseos o de deseos mayores.

Sucede que nuestro ser más querido es Dios. ¿Crees que Dios va a dejar que permanezcamos insatisfechos? ¡No! El propósito mismo de Dios es colmar a cada individuo y colmarse a Sí mismo a través de nosotros. Él nos hará regresar una y otra vez para que cumplamos nuestros deseos. Si alguien tiene el anhelo de ser un millonario en esta encarnación, y al final de su travesía ve que no lo ha conseguido, entonces, si su deseo es realmente intenso, tendrá que seguir regresando hasta llegar realmente a ser millonario. Y al convertirse en un millonario verá que todavía sigue siendo un mendigo en cierto sentido, puesto que no tendrá paz mental. Pero si entra en el mundo de la aspiración, tal vez no tenga dinero, pero tendrá paz mental, y esta es la riqueza verdadera.

Si vamos a través del deseo, vemos que hay una interminable procesión de deseos; pero si vamos a través de la aspiración, vemos la totalidad y finalmente devenimos en la totalidad. Sabemos que, si podemos realizar a Dios, dentro de Él lo encontraremos todo, puesto que todo existe dentro de Dios. Así, finalmente, abandonamos el mundo del deseo y entramos en el mundo de la aspiración. Allí disminuimos nuestros deseos y pensamos más en la Paz, la Dicha y el Amor divino. Para conseguir un poco de Paz, una gota de néctar, podemos tardar años y años; pero una persona espiritual está dispuesta a esperar la Hora de Dios indefinidamente para colmar su aspiración. Y su aspiración de lograr esta Paz, Luz y Dicha no será en vano.

Ahora bien, si nuestro objetivo es entrar en lo Más Alto, en lo Infinito, lo Eterno, lo Inmortal, naturalmente un breve lapso de vida no es suficiente. Pero, por otra parte, Dios no nos permitirá quedar insatisfechos. En nuestra próxima encarnación continuaremos nuestra travesía. Somos viajeros eternos. Tenemos que seguir y seguir hasta alcanzar nuestra Meta. La Perfección es el objetivo de cada aspirante; estamos tratando de perfeccionarnos en un mundo imperfecto, y esta perfección perfecta nunca la podemos lograr en una sola vida.

A través de la aspiración y la evolución es como el alma desarrolla la plena posibilidad de realizar lo Más Alto y colmar lo Divino. Primero el físico, lo humano en nosotros, tiene que aspirar a llegar a ser uno con lo Divino en nosotros: el alma. Ahora mismo, el cuerpo no presta atención a los dictados del alma; es decir, la mente física se rebela; los funcionamientos de la mente física cubren el propósito divino del alma y el alma no puede emerger. En el presente estadio de evolución, la mayoría de las personas son inconscientes, y no saben lo que el alma quiere o necesita. Tienen deseos, ansia de éxito, intensidad y excitación. Todo esto surge del vital o el ego, mientras que cualquier cosa hecha con la conciencia del alma está siempre llena de alegría. Puede suceder que a veces oigamos los dictados del alma o el mensaje de nuestra conciencia, pero aún así no hagamos o digamos lo correcto. No, la mente física es débil; somos débiles. Sin embargo, si comenzamos a aspirar con la mente, y luego vamos más allá de ella, hasta el alma, podemos fácilmente oír y obedecer también los dictados del alma.

Llegará un día en que el alma se hallará en condición de ejercer sus cualidades divinas y hacer que el cuerpo, la mente y el corazón sientan su necesidad de autodescubrimiento. El físico y el vital querrán conscientemente escuchar al alma y ser instruidos y guiados por ella. Entonces, aquí en el físico, tendremos una naturaleza inmortalizada, una vida inmortal, puesto que nuestra alma habrá devenido total e inseparablemente una con lo Divino en la tierra. En ese momento, tendremos que ofrecer nuestra riqueza interna al mundo en general y manifestar las potencialidades de nuestra alma. Ocurre con frecuencia que la realización se produce en una encarnación, pero para la manifestación el alma tiene que descender una y otra vez a la tierra. Mientras no hemos revelado y manifestado la más elevada Divinidad que se encuentra en nosotros, nuestro juego no ha terminado. No hemos terminado nuestro papel en el Drama cósmico, por tanto, tenemos que regresar una y otra vez al mundo. Pero, en el curso de la evolución, en una de sus encarnaciones, el alma realizará plenamente y manifestará plenamente lo Divino en el físico y a través del físico.

Pregunta: ¿Cuánto tiempo tenemos que continuar reencarnando?

Sri Chinmoy: Si uno aspira, acelera su propia realización. De lo contrario, un ser humano común pasa cientos y cientos de encarnaciones antes de que se produzca la verdadera realización. Los aspirantes que entran en el camino de la espiritualidad conscientemente y tratan de disciplinarse con la fuerza de su llanto interno, naturalmente lograrán su realización antes que quienes todavía duermen y no son aún conscientes de su vida interna.

Ahora bien, una vez que la persona realiza a Dios, si es la Voluntad de Dios, no necesita tomar más encarnaciones. Si la persona está cansada, tal vez dirá: «No, no quiero servir de ayuda a la humanidad; solo quiero realizar a Dios. Después de la realización, quisiera quedarme en algún otro plano de conciencia». Pero algunas almas realizadas sí querrán regresar a la conciencia terrenal y servir a la humanidad aspirante. Todo depende de cada alma individual y de la Voluntad de Dios.

Pregunta: ¿Podría explicar, por favor, cómo nos afecta la ley del karma en esta y en nuestra próxima vida?

Sri Chinmoy: Estamos cargando con el pasado dentro de nosotros. Es un flujo continuo. «Según hayamos sembrado, así cosecharemos». Si hacemos algo malo, tenemos que saber que, ya sea hoy o mañana, ya sea en el mundo físico o en el mundo interno, obtendremos el resultado. Por ejemplo, si robo constantemente, un día seré atrapado y encarcelado, o bien sufriré de alguna otra manera. Y si hago algo bueno, si rezo, si medito, si hago cosas divinas, obtendré también el resultado de ello.

A veces vemos que alguien ha hecho algo malo y está disfrutando del mundo; pero quizá en su inmediata encarnación anterior hizo algo extraordinario, algo maravilloso, y ahora está obteniendo el resultado de esa buena acción, mientras que los resultados de sus malos actos presentes todavía no han comenzado a dar sus frutos. Al final de su vida, o en una vida futura, sin duda será castigado.

En el caso de una persona ordinaria y no aspirante, la dispensación kármica es inevitable. La ley del karma es siempre vinculante; se enroscará alrededor de esa persona como una serpiente. La persona tiene que pagar el peaje, el impuesto; la ley del karma no tiene piedad. Pero, al mismo tiempo, existe algo llamado Gracia Divina. Yo era ignorante e hice unas cuantas cosas malas; pero si vierto amargas lágrimas e imploro el perdón, la Compasión de Dios naturalmente aparecerá en mí. Cuando una persona entra en la vida espiritual, su karma puede fácilmente ser anulado, si esa es la Voluntad de Dios operando a través de un Maestro espiritual. Poco a poco la infinita Gracia de Dios puede anular los resultados de su mal karma y acelerar los resultados de su buen karma. Si el buscador no solo quiere la vida espiritual, sino que también practica la vida espiritual sinceramente cada día, entonces puede situarse por encima de la ley del karma, puesto que Dios va a rociar Su Gracia ilimitada sobre la devota cabeza y corazón del aspirante. Por supuesto, no puedo continuar haciendo algo no-divino y sentir que Dios va a perdonarme siempre. No. Pero si Dios ve que hay una súplica del alma surgiendo de dentro, si ve que soy sincero y estoy aspirando y quiero liberarme de las trampas de la ignorancia, no solo me perdonará, sino que me dará la fortaleza necesaria para no cometer otra vez el mismo error. Cuando regresamos, en nuestra siguiente encarnación, naturalmente hemos de comenzar nuestro viaje conforme al resultado de nuestro karma pasado. Si hemos hecho muchas cosas erróneas, no podemos esperar realizar la Verdad más elevada en la próxima encarnación. Pero, si la Gracia de Dios está presente, podemos fácilmente anular esas cosas erróneas que ya hemos hecho durante la vida pasada.

La rápida entrega, la valiente lucha

Los ancianos entran lenta, indefensa
y pacíficamente
en el Vestíbulo de la Muerte.

La Muerte entra orgullosa, deliberada
    y triunfalmente
en las cámaras de la Vida
    de los jóvenes.

Oh Muerte, me gusta la rápida entrega
    de los ancianos
Y
amo, admiro y adoro
la valiente lucha
de los jóvenes.

IV - EL JUEGO DE LAS FUERZAS INTERNAS // 1 - Los problemas de la vida

La Ignorancia

Todos sabemos lo que es la ignorancia y lo que es la luz. La ignorancia u oscuridad viene y se planta ante nosotros en forma de tentación; pero la luz no hace eso. La luz viene y se para ante nosotros en forma de unidad absoluta. La luz dice: «Tú y yo somos uno», mientras que la oscuridad dice: «No, tú y yo somos dos».

La oscuridad nos tienta diciendo: «Lo que tengo es muy dulce, muy bonito y sumamente fascinante. He venido a ofrecértelo». Entonces pedimos probarlo, y lo vemos, lo sentimos y lo degustamos. Y así somos atrapados y condenados.

Cuando la luz se para ante nosotros, nos dice: «Somos uno. Tú y yo somos uno. Lo que yo tengo en mi interior, también lo tienes tú». La luz dice que tiene paz, dicha, deleite y poder, y nos dice que si miramos en nuestro interior, también encontraremos la misma paz, dicha, deleite y poder.

Pero nuestra mente, que vive en la conciencia limitada, preferiría poseer algo que se encuentre fuera de sí misma. Ella siente: «¿De qué sirve tener algo que ya poseo?». Por tanto, cuando la oscuridad le ofrece algo externo a ella, en forma de tentación, la mente intenta agarrarlo. Da igual si es bueno o malo. Simplemente porque no lo tiene, la mente lo quiere. Esta es la razón por la cual siempre apreciamos la ignorancia.

¿Por qué valoramos la ignorancia? En primer lugar, porque sentimos que es algo que otros tienen; por esa razón, la queremos. Cuando vemos que alguien es muy rico, inmediatamente queremos ser ricos también. Cuando alguien es feliz, inmediatamente queremos ser felices. Siempre estamos mirando a nuestro alrededor y observando lo que los demás están haciendo, y luego tratando de imitarlos. Sentimos que somos tontos si no tenemos lo que los otros tienen. Todo el mundo tiene ignorancia. Nosotros también tenemos ignorancia, pero pensamos que si no tenemos una cantidad lo bastante grande de ignorancia, somos inferiores.

Un niño tiene un globo. Siente que su globo es lo mejor que hay en la tierra. No quiere pensar que el globo tiene una vida muy corta y pronto estallará. Solo le preocupa saber que es su posesión, y que no quiere desprenderse de ella. La ignorancia es como un globo. Sentimos que estaremos totalmente perdidos y no tendremos nada, si este pequeño juguete nos es arrebatado. Pero cuando entramos conscientemente en la vida espiritual, sentimos que la ignorancia está constantemente tentándonos, y nunca satisfaciéndonos. Sentimos que cuanto más jugamos con ese globo, más nos frustramos y destruímos. Tenemos que saber qué queremos: la tentación o la plenitud. Si nuestra elección es la plenitud, la tentación ha de ser rechazada.

En nuestra vida cotidiana ordinaria, la ignorancia es como un camello: cuando un camello está comiendo las espinas de los cactus, su boca sangra, pero él continúa comiendo las espinas porque se ha formado el hábito de hacerlo así. Cuando el alma entra en el cuerpo, ella predomina durante uno, dos, tres, cuatro cinco o seis años; puesto que la mente no es todavía poderosa, el alma tiene la capacidad de permanecer por encima. Pero, gradualmente, el niño comienza a aprender muchas cosas erróneas de sus padres, vecinos, amigos, y del mundo en general. Cuando el niño está creciendo, ve numerosas imperfecciones en sus padres, pero no sabe que son imperfecciones. Piensa que son cosas que necesita para vivir en la tierra. Así, comienza a albergar en su mente, vital o físico esas ideas que provienen del mundo externo a través de los sentidos físicos. Cuando comienza a usar sus sentidos físicos sin estar inspirado por el corazón, la oscuridad penetra en sus ojos y los ciega, y la falsedad penetra en sus oídos y los envenena. Todas las cualidades no-divinas del mundo que le rodea entran en él, y el niño las alimenta consciente o inconscientemente.

¿Cómo podemos vencer la ignorancia? En este mundo conocemos solo dos cosas: «quiero» o «no quiero». Aceptamos o bien rechazamos. En el Juego cósmico de Dios solo hay dos cosas: la ignorancia y la sabiduría. Todo pensamiento está compuesto de ignorancia o de sabiduría, de oscuridad o de luz. No hay nada entremedias. O es la oscuridad quien está llenando el recipiente, o es la luz. Esta es la razón por la cual tenemos que incitar a la luz a entrar en el recipiente.

Así como no hay límite para la oscuridad, tampoco hay límite para la luz. La elección depende de nosotros. Podemos vivir en la oscuridad y en la ignorancia, o podemos vivir en la luz. Hoy día es difícil para un ser humano vivir en la luz. Le parece más fácil vivir en la oscuridad porque se ha acostumbrado a ella. Pero le resultará extremadamente difícil vivir en la ignorancia y la oscuridad una vez que haya comenzado a aspirar sinceramente a vivir en la luz.

Pregunta: ¿Es el dolor necesario?

Sri Chinmoy: Existe la noción generalizada de que si pasamos por sufrimientos, tribulaciones y dolor físico, nuestro sistema se purificará. Esta idea no está basada en la realidad; hay muchas personas que están sufriendo debido a su karma pasado o porque fuerzas no-divinas las están atacando, pero no podemos decir que esas personas estén cerca de su destino. ¡No! Tienen que aspirar sinceramente para alcanzar su destino. No daremos la bienvenida al dolor; si aparece, trataremos de conquistarlo puesto que, muy a menudo, el dolor, ya sea físico, mental o emocional, únicamente interfiere con nuestra aspiración.

El dolor físico, el dolor vital y el dolor mental deben ser conquistados, o bien transformados en alegría mediante nuestro constante llanto interno por algo que nos dará la satisfacción real y permanente. En la vida espiritual, lo mejor es considerar el dolor inevitable como una experiencia que tiene que ser transformada en experiencia de alegría. La alegría es la única realidad eterna, la única realidad permanente y duradera. Es absolutamente incorrecto decir que cada vez que sufrimos estamos un paso más cerca de nuestra meta.

No es necesario pasar por sufrimientos antes de entrar en el Reino del Deleite. Muchas personas han realizado a Dios a través del amor. El Padre tiene amor por el hijo y el hijo tiene amor por el Padre; este amor nos conduce a nuestra meta. Nuestra filosofía destaca el modo positivo de aproximarse a la Verdad. Tenemos luz limitada; aumentémosla. Y luego, progresemos desde esa luz mayor hacia la luz abundante, hacia la Luz infinita.

El descubrimiento más elevado es este: hemos venido del Deleite, en Deleite crecemos, y al final de nuestro viaje, al Deleite nos retiramos. El Deleite se encuentra ahora en el mundo interno, mientras que el mundo externo es todo sufrimiento. Vemos gente luchando y peleando. El temor, la duda, la ira, la envidia y otros elementos no-divinos nos torturan. Pero al profundizar en nosotros descubrimos, en virtud de nuestra más alta meditación, que el Deleite fue nuestro origen, nuestra Fuente. Vemos que en el Deleite jugamos el Juego cósmico, y que al final del Juego cósmico nos retiramos de nuevo al Deleite.

Pregunta: ¿Por qué tenemos que pasar por experiencias tristes como el sufrimiento y la pena?

Sri Chinmoy: ¿Por qué experimentamos sufrimiento? En este mundo estamos siempre cometiendo errores, consciente o inconscientemente. Cuando cometemos errores conscientemente, nos damos muy buena cuenta de ello. Pero, desafortunadamente, no nos damos cuenta de cuántas cosas estamos haciendo mal inconscientemente. Estos errores inconscientes se manifiestan en el mundo físico, y los resultados vienen en forma de sufrimiento. En el caso de seres humanos ordinarios, que no aspiran, después de tremendo sufrimiento aparece la sinceridad y el alma las conduce al conocimiento y la sabiduría. Si las personas que repetidamente cometen errores tienen aspiración sincera y quieren saber por qué están sufriendo, la luz del alma sale al frente y se lo dice. Si somos personas espirituales, conscientemente no haremos nada erróneo, pero inconscientemente hacemos muchas cosas mal. Solo podemos evitar los errores inconscientes a través de nuestra aspiración, oración y meditación. Si aspiramos, la Gracia y la Compasión de Dios nos protegen.

Hay algo más que debemos saber acerca de lo que llamamos sufrimiento. A menudo pensamos en Dios, rezamos a Dios y meditamos en Dios, y luego vemos que toda suerte de problemas surgen en nuestra vida. Algunos discípulos me han dicho: «Era muy feliz hasta que entré en el camino espiritual. Ahora estoy teniendo más problemas que antes». Pero si somos realmente sinceros, vemos que teníamos las mismas dificultades antes de aceptar la espiritualidad, aunque no éramos conscientes de ellas. La espiritualidad es el camino del conocimiento y la consciencia. Previamente nos estaban pasando muchas cosas, pero éramos como un muro sólido y no éramos conscientes de esas cosas. Ahora, como buscadores, somos afectados cada vez que un pensamiento bueno o malo entra en nuestra mente. Si es un pensamiento divino, estamos felices; si es un mal pensamiento, estamos frustrados y desilusionados. Este es el resultado de nuestra consciencia espiritual. Si somos sinceros con nosotros mismos, llegamos a darnos cuenta de que siempre hemos tenido las mismas dificultades, los mismos sufrimientos, pero antes no éramos conscientes de ellos.

Asimismo, tenemos que saber que cuando entramos en la vida espiritual, las fuerzas hostiles nos atacan. Antes, cuando vivíamos en la ignorancia y éramos sus esclavos, la ignorancia nos dejaba dormir. Mientras nos tenía bajo su control, mientras nadábamos en ella, no nos molestaba. Pero en el momento en que intentamos escapar de ella, la ignorancia trata de retenernos. Por eso a veces, al comenzar el viaje espiritual, el buscador encontrará que está teniendo algunas dificultades que antes no tenía, pero estas se disipan a medida que progresa.

Dios no quiere el sufrimiento para los seres humanos. Él es el Padre del Amor. Cuando vamos a nuestro Padre, no tenemos que cortarnos los brazos o el cuello; iremos con todo nuestro amor porque Él nos está esperando con Su Amor. Si decimos que tenemos que sufrir para ir a nuestro Padre, es una estupidez. Dios, nuestro Padre, no desea nuestro sufrimiento.

Pero si el sufrimiento llega, tenemos que sentir que, incluso en ese sufrimiento, hay una intención divina. Si aspiramos verdaderamente, el sufrimiento mismo nos dará una verdadera experiencia que nos hará sentir que estamos acercándonos a nuestra meta. Pero jamás debemos criticar a Dios por nuestro sufrimiento. Somos nosotros quienes hemos invitado al sufrimiento con nuestros errores conscientes o inconscientes. Cuando el sufrimiento llega a nosotros, tenemos que rezar a Dios para que nos libere de ello. Tenemos que saber que el sufrimiento no es nuestro objetivo; el objetivo es el Deleite. Cuando hemos penetrado en el sufrimiento, cuando hemos ido más allá del sufrimiento, vemos que este se convierte en Deleite. Y entonces, podemos permanecer en el Deleite que está dentro del sufrimiento.

Los problemas no indican…

Los problemas no indican la incapacidad de la persona. Los problemas no indican la ineptitud de la persona. Los problemas no indican la insuficiencia de la persona. Los problemas indican su necesidad consciente de trascenderse en el mundo interno, y su necesidad consciente de perfeccionarse en el mundo externo.

Tú tienes un problema. Él tiene un problema. Ella tiene un problema. Tu problema es que el mundo no se pone tus pies. El problema de él es que el mundo no lo ama. El problema de ella es que siente que no ayuda adecuadamente a Dios en el mundo. Para resolver tu problema, tienes que conquistar tu orgullo. Para resolver su problema, él tiene que conquistar su codicia. Para resolver su problema, ella tiene que conquistar su arrogante y autoexaltado ego deseoso.

Cada problema es una fuerza; pero cuando vemos el problema sentimos una fuerza mayor en lo profundo de nosotros. Y cuando afrontamos el problema, le demostramos que no solo tenemos la fuerza más grande, sino que somos realmente la fuerza más grande en la tierra.

Un problema aumenta cuando el corazón vacila y la mente calcula. Un problema decrece cuando el corazón lo desafía y la mente apoya al corazón. Un problema disminuye cuando la mente emplea su luz de búsqueda y el corazón emplea su luz de iluminación.

Si el miedo es nuestro problema, tenemos que sentir que somos los soldados elegidos de Dios el Todopoderoso. Si la duda es nuestro problema, tenemos que sentir que poseemos el Mar de la Luz de Dios en lo profundo de nuestro ser. Si la envidia es nuestro problema, tenemos que sentir que somos la unidad de la Luz y de la Verdad de Dios. Si la inseguridad es nuestro problema, tenemos que sentir que Dios no es ni puede ser otra cosa que la constante e incesante garantía de ser reclamados por Él como Su propio bien.

Si el cuerpo es el problema, nuestra alerta y atención constantes pueden resolverlo. Si el vital es el problema, el vuelo alto de nuestra imaginación puede resolverlo. Si la mente es el problema, nuestra inspiración iluminadora puede resolverlo. Si el corazón es el problema, nuestra aspiración perfeccionadora puede resolverlo. Si la vida es el problema, nuestro colmador autodescubrimiento puede resolverlo.

El problema individual surge cuando el finito ser humano quiere poseer la humanidad infinita. El problema universal surge cuando lo Infinito quiere moldear, guiar, formar, transformar y colmar divina y supremamente lo finito, pero lo finito no quiere prestar atención a los dictados de lo Infinito.

Un problema no es el precursor de la derrota o del fracaso. Un problema puede ser transformado en las atrayentes Manos del Supremo, que nos pueden llevar a nuestra Meta destinada, la Meta del siempre colmador, siempre trascendente Más Allá.

Question: Ha dicho usted que si vemos el problema y lo afrontamos, tendremos mayor fuerza que el problema. ¿Quiere decir entonces que un problema no es tal problema si sabemos cómo mirarlo?

Sri Chinmoy: Si sabemos cómo mirar un problema, la mitad de su fuerza se desvanece; pero habitualmente intentamos evitar el problema: intentamos huir de él. Tener un problema no es un crimen, por lo tanto ¿por qué deberíamos tener miedo de afrontarlo? Nuestra dificultad es que, cuando algo desafortunado acontece en nuestra vida, en seguida sentimos que somos culpables, que hemos hecho algo mal. Debemos saber que existen también fuerzas negativas, fuerzas no-divinas, fuerzas hostiles a nuestro alrededor. Nosotros creemos en la ley del karma —que dice que si cometemos errores, más tarde sufrimos. Pero incluso sin que hagamos nada malo, la ignorancia del mundo puede venir y torturarnos—. Piensen en Cristo, Él era un gran Maestro espiritual. Él no tenía ningún mal karma. No hizo nada malo, pero la ignorancia del mundo lo crucificó. Por supuesto, no podemos compararnos con Cristo pero, en nuestro propio nivel, tenemos que sentir que no somos necesariamente culpables.

Culpándonos e intentando ocultarnos después, no resolvemos el problema; tenemos que afrontar la situación y ver si realmente somos culpables. Si algún otro está creando el problema, tenemos que plantarnos como un muro sólido y no permitir que este problema entre en nosotros. Si es mi casa, mi pared, no permitiré que nadie la atraviese. Pero si el problema soy yo, entonces es infinitamente más difícil de resolver. Para resolver el problema de mí mismo, tengo que practicar la vida espiritual y desarrollar fortaleza interna, aspiración y desapego interno. Lenta, gradualmente, llegaré a fortalecerme interiormente, y seré capaz de resolver los problemas causados por mí mismo, por mis propias debilidades internas.

Tan pronto como has conquistado una dificultad…

Tan pronto como has conquistado una dificultad, verás que esta se repite en un nivel más elevado y más sutil. Es la misma debilidad esencial que está en ti, la cual debes afrontar en una forma más refinada.

Un problema existe únicamente…

Un problema existe únicamente en nuestra propia conciencia. La misma situación externa se convierte en un problema para mí, pero no para ti. ¿Por qué?: porque perturba algún elemento de mi armonía interna, mientras que la tuya permanece inalterada.

No hay otro camino para el éxito espiritual

No hay otro camino para el éxito espiritual que sentarse a los pies de la Paciencia, confiando en sus señores, el Tiempo y el Progreso.

La adversidad te hace dinámico

La adversidad te hace dinámico. La adversidad te fuerza a abrir bien los ojos. La adversidad te enseña el significado de la paciencia. La adversidad te dota de fe en ti mismo.

La depresión…

La depresión es un rencor autoimpuesto.

¿Cómo conquistar la desesperación?

¿Cómo conquistar la desesperación? Jamás implores el consuelo externo. Implora siempre la compasión interna. La compasión interna es el torrente de luz. Es también el torrente de realización de la perfección.

¿Qué es la miseria?

¿Qué es la miseria? La miseria emocional es el resultado del deseo en la mente. Existe también la miseria física; esta es causada por los nervios cuando están tensos. Cuando uno no tiene fe en sí mismo, ese es el comienzo de su propia miseria. Cuando uno pierde la fe en su propio Maestro, siente en su interior el nocivo aliento de la miseria.

La experiencia humana…

La experiencia humana es frustración tras frustración. La experiencia divina es iluminación tras iluminación.

Pregunta: ¿Hay alguna enfermedad espiritual incurable?

Sri Chinmoy: Hay una enfermedad casi incurable en la vida espiritual y esa enfermedad es la autocomplacencia. Es realmente un tipo de impureza y puede durar mucho, mucho tiempo. Cuando la hipocresía desaparece, cuando el miedo se va y cuando la duda se desvanece, verás que la autocomplacencia todavía subsiste, ya sea en el mundo físico o en el mundo mental de los pensamientos y las ideas.

Comparada con los otros obstáculos, la autocomplacencia es incurable. Y ciertamente lo es si el buscador no es lo bastante fuerte para luchar contra ella. Pero esto solo es cierto en el caso del buscador ordinario. Cuando un buscador está en los umbrales de la autorrealización, puede liberarse de la autocomplacencia. De lo contrario, la autocomplacencia dura un tiempo muy largo. Por la Gracia del Supremo, un día serás curado de la autocomplacencia; pero para eso necesitas tremenda y constante aspiración.

Nos resulta muy fácil decir: «Por la Gracia de Dios, todo es posible». Hemos oído esta afirmación de nuestros ancestros, de nuestros padres, de todos los Maestros espirituales. Es verdad, pero esta Gracia no viene para todos sin excepción; esta Gracia viene solo para quienes realmente aspiran. Cuando dices que todo es posible por la Gracia de Dios, y que nada es incurable, has de ser muy cuidadoso de ver que no estás meramente jugando con las palabras.

La autocomplacencia es una enfermedad incurable precisamente porque el nivel de la aspiración humana es terriblemente bajo. En el estadio actual, la aspiración humana es inexcusablemente baja, imperdonablemente baja. Dios, como dispensador de infinita Compasión, nos perdonará sin importar lo que hagamos, ¡pero nosotros no nos perdonaremos! Cuando nuestra sinceridad salga al frente, cuando nuestra justicia divina salga al frente, no nos perdonaremos a nosotros mismos. ¿Cómo podemos recibir la verdad cuando sabemos que somos tan imperfectos y complacientes en nuestra naturaleza física y vital? Todo buscador debe sentir que la autocomplacencia es realmente una enfermedad incurable, a menos que esté dispuesto a correr lo más rápido posible y preparado para sacrificar lo que tiene y lo que es en todo momento. Si está dispuesto a abandonarlo todo por Dios, nada permanece incurable.

No estoy intentando desanimarte; deseo animarte con todo mi corazón. Pero debo decir con toda franqueza que la autocomplacencia es algo sumamente difícil de conquistar. Es la parte más difícil del viaje para el aspirante espiritual. Pero, indudablemente, un día será conquistada, sencillamente porque Dios no permitirá que nadie permanezca autocomplaciente. Dios quiere la perfección por parte de cada individuo en la tierra. Es tan solo una cuestión de tiempo.

La prosperidad y la adversidad…

La prosperidad y la adversidad son los dos ojos que todos tenemos. La adversidad nos conduce hacia dentro para corregir y perfeccionar nuestra marcha en la vida. La prosperidad nos conduce hacia fuera para iluminar e inmortalizar nuestro nacimiento humano.

En la prosperidad…

En la prosperidad, nuestra fuerza interna permanece estática. En la adversidad, nuestra fuerza interna se vuelve dinámica.

Nadie puede negar el hecho de que cada paso de progreso que el mundo ha dado ha provenido tanto de las sonrisas de la prosperidad como de las lágrimas de la adversidad.

La adversidad, como la pobreza, no es un pecado. Un mérito que nadie puede negarle a la adversidad es que nos ayuda a ser más fuertes interiormente. Cuanto más fuertes somos dentro, más brillantes somos fuera.

«Sin sufrimiento, no hay salvación», le dice la maestra adversidad a su estudiante, el hombre.

«Sin deleite del alma, no hay salvación», le dice la maestra prosperidad a su estudiante, el hombre.

El que tiene miedo a estudiar en la escuela de la adversidad, jamás puede esperar una educación perfecta en la vida.

El infortunio amenaza a la prosperidad; la esperanza ignora la adversidad.

¡Cuán a menudo nuestra aspiración es forzada a entrar en acción por la terrible adversidad! Pero en la gloriosa prosperidad, rara vez se asoma.

Sin caída no hay subida. Así como un luchador sostiene el trofeo sólo después de haber sufrido numerosas caídas, también ha de experimentarse el infierno antes de ganar el Cielo.

¿Qué es el fracaso sino una importante porción, no reconocida, en la configuración de nuestro fructuoso éxito completo?

El fracaso puede tener una medicina reconfortante para aliviar sus pesares, y esa medicina es el consuelo. El fracaso puede tener una medicina vigorizante para aliviar sus pesares, y esa medicina es la fuerza de voluntad.

El mundo está salpicado de dificultades. En cierto sentido, está lleno de espinas, pero si te calzas unos zapatos puedes caminar sobre las espinas. ¿De qué están hechos estos zapatos? Están hechos de la Gracia de Dios.

La depresión…

La depresión es la sonrisa más efectiva de una fuerza negativa. Una vez que la dejamos entrar, la depresión intenta aplastar la fortaleza y la alegría de nuestra fuerza de vida.

La enfermedad…

La enfermedad a menudo tiene muy poco que ver con la Voluntad divina. Es más bien la aceptación de la invasión de la imperfección.

El dolor del cuerpo…

El dolor del cuerpo es a menudo soportable. No así el dolor del corazón.

La tristeza es una flecha…

La tristeza es una flecha que perfora la fortaleza. La alegría es alimento que nutre la fortaleza espléndidamente.

La tristeza domina el mundo…

La tristeza domina el mundo. Pero la presencia misma del tiempo le hace perder su aguijón.

El tiempo es el mejor médico…

El tiempo es el mejor médico para el sufrimiento. Después viene la paciencia. Y luego la tolerancia.

Tan poderosa fuerza…

Tan poderosa fuerza negativa es la decepción como positiva es la expectación.

La preocupación acoge…

La preocupación acoge inconscientemente a la aflicción. La aflicción acoge inevitablemente al desamparo. El desamparo acoge lacrimosamente a la desesperación.

Pregunta: ¿Cuál debería ser la actitud ante las cosas malas que uno ha hecho anteriormente? ¿Cuál es su punto de vista respecto a la culpa?

Sri Chinmoy: Debes sentir que el pasado está enterrado en el olvido. Si albergas la idea de la culpa cuando has hecho algo equivocado, estás siendo sincero, pero este acto de mera sinceridad, no sirve de ayuda. Cierto, has hecho algo equivocado, pero pensar en tu error y tener una conciencia culpable no te va a proporcionar luz o sabiduría. Si has hecho algo que no es correcto, a partir de ahora tendrás la determinación de hacer lo que es correcto, lo que es divino. Has usado este minuto para un propósito erróneo. Emplea entonces el minuto siguiente para un propósito divino. Si haces esto sin pensar en el minuto anterior, en el cual hiciste algo mal, ¿qué sucede?: que tu fuerza positiva, esa fuerza de voluntad que has usado para hacer lo correcto, tendrá todo su poder. Pero si piensas en el minuto anterior con un sentimiento de culpa mientras ahora haces lo correcto, la mitad de tu poder se pierde otra vez en la oscuridad y solo la otra mitad puede ser utilizada para la acción correcta.

Si aprecias o das vueltas sobre tus delitos, inconscientemente estás fortaleciendo tu culpa. Debes sentir: «Si he hecho algo mal, estoy dispuesto a afrontarlo. He hecho algo mal y tengo la capacidad de hacer lo correcto». Focalizando toda la atención sobre lo correcto, estás aumentando tu fuerza positiva.

El sentimiento de culpa, el sentimiento constante de reproche a uno mismo, desgraciadamente, invade todo el mundo occidental. Si mi Origen es Dios, la Infinita Luz Absoluta, algún día debo regresar a mi Origen. Durante mi estancia en la tierra, desafortunadamente tuve algunas experiencias insanas, sin aspiración y destructivas. Ahora quiero borrar de mi vida esas experiencias desgraciadas. Para ello, tengo que concentrarme únicamente en las cosas correctas, las cosas divinas, las cosas que me colmarán, y no las cosas que han sido una obstrucción en mi camino.

Pregunta: Cuando tengo problemas, no me parece que realmente puedo resolverlos. Ni siquiera mis amigos y padres saben siempre qué es lo mejor.

Sri Chinmoy: Hay alguien que sabe qué es lo mejor para ti, y esa persona es el Supremo. El Supremo no es una alucinación mental. Podrás verle, podrás hablarle, podrás comer con Él. Él no es solo tu Padre, sino también tu eterno Camarada. Tienes que darle responsabilidad por ti. Si sientes que tu familia o amigos no están orientándote adecuadamente, entonces lo primero es ofrecerlos a ellos a los Pies del Supremo también. Cada vez que seas atacado por un problema, en vez de tratar de resolverlo por ti mismo con tu limitada capacidad o sabiduría, por favor, ofréceselo al Supremo.

Sus Ojos tienen mejor visión que los nuestros. Sus Oídos oyen más rápido que nuestros oídos humanos. Nosotros hablamos con seres humanos que no tienen tiempo para escucharnos; tienen demasiadas cosas que hacer en el mundo externo. Pero muy a menudo olvidamos que existe alguien más que está deseoso de escuchar. El Supremo está siempre deseando saber de nosotros, pero nosotros no Le dirigimos la palabra. A veces hablamos a nuestra propia mente, a nuestro propio vital insatisfecho, pero rara vez intentamos hablar a nuestro ser interno. Si descubrimos el secreto de hablar con nuestro ser interno, resolveremos todos nuestros problemas y descubriremos el verdadero significado de nuestra existencia humana. Esta existencia humana es una oportunidad dorada que el Supremo nos ha concedido. Decimos que no tenemos una oportunidad, pero es pura mentira. El Supremo nos ha dado la oportunidad, pero no hacemos uso de ella.

La felicidad

La felicidad alimenta nuestro corazón, inspira nuestra mente, energiza nuestro vital e ilumina nuestro cuerpo.

Cuando el corazón es feliz, abraza al mundo entero. Cuando la mente es feliz, acepta el mundo como propio. Cuando el vital es feliz, ofrece su existencia al mundo. Y cuando el cuerpo es feliz, sirve al mundo como el mundo quiere ser servido.

Nuestra luna de felicidad sonríe dulce, encantada y con toda su alma, cuando nuestra cometa de esperanza vuela en el cielo de las cumbres de la Divinidad. Nuestro sol de felicidad brilla resplandeciente, cuando nuestra Barca de Ensueño alcanza la Ribera de la Realidad.

La posesión da nacimiento a la felicidad humana. La renunciación da nacimiento a la felicidad divina. La aceptación de la Voluntad de Dios a la manera propia de Dios da nacimiento a la felicidad supremamente divina.

En el dominio de la esperanza inerte, la felicidad es teórica e infructuosa. En el mar del amor desinteresado, la felicidad es práctica y fructífera. En el dominio del temor abundante, la felicidad llora amargamente. En el mar de la duda amenazante, la felicidad muere al instante.

Una persona aspirante propaga la felicidad dondequiera que va. Una persona no aspirante ahoga la felicidad dondequiera que ronda.

La vida de la felicidad es la aspiración.
El alma de la felicidad es la realización.
La meta de la felicidad es la perfección.

Cada persona posee un alma. Cada persona tiene una meta. Su alma le dice en silencio que su Fuente perenne es todo felicidad. Su meta le dice amorosamente que en la manifestación constante de Dios está su felicidad.

La felicidad está en Dios. La felicidad es de Dios. La felicidad es para Dios. Una vida de dedicación sabe que la felicidad está en Dios. Una vida de transformación sabe que la felicidad es de Dios. Una vida de liberación sabe que la felicidad es para Dios.

La invención de Dios es la felicidad. El descubrimiento del hombre es la felicidad. La posesión de Dios es la felicidad. El logro del hombre es la felicidad. El hombre tiene todo el derecho a obtener la posesión de Dios, puesto que es precisamente eso lo que Dios quiere que haga. El hombre tiene todo el derecho a descubrir la invención de Dios, puesto que es precisamente eso lo que Dios quiere que llegue a ser. ¿Cuál es la posesión suprema de Dios?: la Paz ¿Cuál es la invención suprema de Dios?: el Amor.

Una persona amante de la paz es un cuarto de Dios. Una persona que ha logrado la paz es una mitad de Dios. Una persona que revela la paz y transmite la paz es un Dios completo.

Una persona amante de la paz es el Dios servidor. Una persona que ha logrado la paz es el Dios resplandeciente. Una persona que revela y transmite la paz es el Dios colmador en el tiempo terrenal.

La invención suprema de Dios es el Amor. Quien ama conscientemente a Dios manifiesta la divinidad más elevada. Quien ama con toda su alma a Dios manifiesta la divinidad más profunda. Quien ama incondicionalmente a Dios vive en la siempre irradiante, siempre manifestante y siempre trascendente divinidad del Más Allá.

Un amante humano de Dios consigue la felicidad constante de Dios. Un amante divino de Dios encarna a Dios, la Felicidad. Un amante humano de Dios tiene todavía un sentimiento de desunión, por tanto, logra la felicidad de Dios según su capacidad y según su receptividad. Pero un amante divino de Dios, en virtud de su unidad inseparable y constante con Dios, encarna a Dios, la Felicidad infinita.

Sé feliz

Sé feliz!
Te volverás la mayor bendición de Dios,
Su más alto orgullo.

¡Sé feliz!
El mundo de ayer quiere que disfrutes su hálito de entrega.
El mundo de hoy quiere que disfrutes su hálito entregado.
El mundo de mañana quiere que disfrutes su hálito colmador.

¡Sé feliz!
Sé feliz por la mañana con lo que tienes.
Sé feliz al atardecer con lo que eres.

¡Sé feliz!
No te quejes.
¿Quién se queja?
El ciego mendigo en ti.
Cuando te quejas, bailas en el lodazal de la condición de ignorancia.
Cuando no te quejas, todas las condiciones del mundo están a tus pies y Dios te da un nuevo nombre: aspiración.
La aspiración es la riqueza suprema en el mundo de la luz y el deleite.

¡Sé feliz!
¿Quieres nunca ser pobre?
Entonces sé feliz.
¿Quieres siempre ser grande?
Entonces sé feliz.

¡Sé feliz!
Conseguirás lo que más te gusta.
Serás lo que quieras mejor.

¡Sé feliz!
Cuando eres feliz, Dios y tú os dirigís mutuamente. Dios te dirige amorosamente. Tú diriges a Dios apresuradamente.
Cuando eres infeliz, las fuerzas hostiles te dirigen sin piedad, la duda te dirige abiertamente, la esclavitud te dirige triunfantemente y el miedo te dirige incondicionalmente.

¡Sé feliz!
Dios ve en ti Su creación aspirante, Su realización transformadora, Su revelación iluminadora y Su manifestación colmadora.

¡Sé feliz!
Dios ve en ti a otro Dios.
Dios te ve como a otro Dios.
Dios te ve a ti y a Él como uno.

4.2 - El miedo

Tengo miedo

Tengo miedo de hablar, tengo miedo de hablar.
Mi lengua está muerta, mi corazón es débil.

Tengo miedo de pensar, tengo miedo de pensar.
Mi mente es salvaje y propensa a hundirse.

Tengo miedo de ver, tengo miedo de ver.
Me como los frutos del árbol de ignorancia.

Tengo miedo de amar, tengo miedo de amar.
Un tren de dudas a mi alrededor, sobre mí.

Tengo miedo de ser, tengo miedo de ser.
Mi vida fe en mí mismo murió hace mucho tiempo.

Miedo

¿De quién tengo miedo?
¿Del Señor, del Uno?
No es cierto.
Yo soy
el hijo de mi Padre.

¿De qué tengo miedo?
De mi vasta ignorancia
—la lanza insomne,
el polvo sin ojos.

¿Por qué tengo miedo?
Porque mis ojos
no ven la Sonrisa
de los cielos dorados.

Pregunta: Dice que si nuestro problema es el miedo, debemos sentir que somos los hijos escogidos de Dios. ¿Se refiere a que somos escogidos por Dios para experimentar el miedo?

Sri Chinmoy: El miedo es una fuerza negativa, una fuerza destructiva, y nosotros somos soldados de Dios que luchamos contra ella. El miedo proviene de la oscuridad, de la ignorancia. Si entramos en un lugar que está completamente oscuro, nos sentiremos atemorizados. Pero en cuanto encendemos la luz, la oscuridad se ilumina y nuestro miedo se desvanece. Vemos que no hay nada que temer en la oscuridad y que tampoco hay nada que temer en la luz.

¿Cómo se conquista el miedo?

¿Cómo se conquista el miedo? Siéntate a los pies de la iluminadora luz de tu conciencia. Esta luz tiene la diamantina fuerza de voluntad para protegernos, liberarnos y perfeccionarnos.

Pregunta: ¿Cómo podemos superar el miedo?

Sri Chinmoy: El miedo puede estar en el físico, en el vital, en el mental e incluso en el corazón. En primer lugar, uno ha de saber dónde está surgiendo el miedo. Si hay miedo en el burdo plano físico, la persona debería concentrarse en el chakra del ombligo. Si puede concentrarse en el centro del ombligo y ser uno con la fuerza vital, la energía de vida en el físico, puede conquistar este miedo.

Si se quiere conquistar el miedo en el vital, uno debe concentrarse en su propio ser interno. Esto es difícil para los principiantes, por eso les digo que deberían tratar de expandir el vital dinámico en sí mismos. Tenemos dos tipos de vital: uno agresivo y otro dinámico. El vital dinámico quiere crear algo rápidamente de una manera divina, de una manera iluminada. Por tanto, si podemos concentrarnos en ese vital, o enfocar nuestra atención en ese vital, expandimos nuestra conciencia en el vital. Entonces no puede haber miedo alguno.

Para conquistar el miedo en la mente, hay que vaciarla a diario. La mente está llena de duda, oscuridad, ignorancia, recelo, y otras cosas así. Temprano en la mañana, durante diez minutos aproximadamente, puedes intentar no tener pensamientos de ningún tipo —buenos, malos, divinos o no-divinos. Si viene un pensamiento, trata de aniquilarlo. Después de algún tiempo, permite que entren únicamente los pensamientos divinos que son tus amigos. Al principio no sabes quién es tu amigo y quien es tu enemigo, por eso debes ser prudente. Pero más adelante, puedes dejar que entren solo tus amigos. Tus amigos son los pensamientos divinos, los pensamientos positivos, los pensamientos iluminados. Estos pensamientos indudablemente conquistarán por ti el miedo en la mente. Siente que tu mente es como un recipiente; primero lo vacías y luego aguardas a que la Paz, la Luz y la Dicha desciendan. Pero si no vacías primero el recipiente, la Paz, la Luz y la Dicha no podrán entrar.

¿Por qué existe miedo en el físico, en el vital y en la mente? Precisamente porque no queremos expandir nuestra conciencia. Yo estoy separado de ti. Tú estás separado de mí. Por esa razón, yo tengo miedo de ti y tú tienes miedo de mí. Pero cuando realizamos lo Altísimo, sentimos de inmediato que el universo entero nos pertenece. Solo en la expansión podemos expeler el miedo. Si expandimos nuestra conciencia, nos volvemos uno con los demás. Sentimos que les pertenecemos y que ellos nos pertenecen. ¿Cómo podemos temer a alguien cuando representamos a la divinidad en la humanidad y los demás representan la misma divinidad en la humanidad? Así no puede haber temor alguno.

El corazón aspirante no tiene miedo, pero el corazón no aspirante sí lo tiene. El corazón aspirante tiene una llama —una llama ardiente que asciende hacia lo más alto. Donde hay luz, no puede haber temor. Pero, para conquistar el temor en el corazón que no aspiran, has de recurrir directamente del alma. Cuando meditas en el centro del corazón, cada vez que inhalas, intenta sentir que estás excavando hacia dentro. No se trata de una excavación violenta, sino un sentimiento divinamente intensificado en tu corazón de que estás profundizando cada vez más en tu interior. Cada vez que inhalas, siente que estás yendo profundo en tu interior. Si lo haces con regularidad, al cabo de unos días o meses, estás llamado a sentir una ligera punzada o un ínfimo sonido. Cuando oigas el sonido, intenta ver si está siendo causado por algo o si es espontáneo. Necesitamos dos manos para aplaudir, pero en el corazón el sonido no se produce por dos cosas que se golpean entre sí; es automático, espontáneo. Cuando puedas sentir ese tipo de sonido dentro, como un gong celestial, superarás inevitablemente el miedo en tu corazón no aspirante.

Cómo conquistar el miedo

Nuestro cuerpo es limitado: por eso el cuerpo tiene miedo. Nuestro vital es inconsciente: por eso el vital tiene miedo. Nuestra mente es oscura: por eso la mente tiene miedo. Nuestro corazón no está aspirando: por eso el corazón tiene miedo.

Para liberar a nuestro cuerpo del miedo, lo que necesitamos es la gloriosa experiencia de nuestra alma. Para liberar a nuestro vital del miedo, lo que necesitamos es la dinámica y consciente expansión de nuestra alma. Para liberar a nuestra mente del miedo, lo que necesitamos es la transformadora iluminación de nuestra alma. Finalmente, para liberar a nuestro corazón del miedo, lo que necesitamos es la colmadora perfección de nuestra alma.

El miedo no permite al hombre ver el rostro de la realidad, la Realidad última. El miedo no permite al hombre alcanzar las Riberas Doradas del Más Allá. El miedo no permite al hombre colmar a Dios por amor a Dios.

Pero Dios, el Autor de todo bien, posee una Compasión, una Atención y un Amor infinitos por la humanidad.

La Compasión de Dios salva al hombre.
La Atención de Dios libera al hombre.
El Amor de Dios colma al hombre.

Cuando pensamos en el miedo o albergamos inconscientemente el miedo, este nos estrecha la mano sonriendo. Cuando pensamos en el miedo o albergamos conscientemente el miedo, este nos abraza triunfante. Pero cuando pensamos en nuestra valentía interna, Dios vierte Sus Lágrimas divinas, porque siente que aquí tiene un instrumento elegido.

La tierra tiene miedo a la Luz trascendental del Cielo y el Cielo tiene miedo a la ignorancia abismal de la tierra. Dios le dice a la tierra: «Hija mía, no seas tonta. La Luz trascendental del Cielo no te va a cegar. La Luz del Cielo no te va a exponer. Por el contrario, la Luz del Cielo te va a iluminar, la Luz del Cielo te va a transformar».

Dios le dice al Cielo: «No seas tonto. La abismal ignorancia de la tierra no puede atarte, no puede destruirte. Por el contrario, la ignorancia de la tierra te será ofrecida. Eres tú quien transformará la faz de la tierra».

Dios dice: «Os necesito a ambos: Cielo y tierra». »Cielo, tú tendrás que darle a la tierra el mensaje de la realización. »Tierra, tú tendrás que ofrecerle al Cielo el mensaje de la manifestación, Mi divina manifestación».

El miedo proviene de nuestra muy arraigada ignorancia. No vemos la luz con nuestra visión interna. Vemos la luz con nuestro entendimiento externo, humano, limitado y ligado a la tierra.

Permítanme contar una breve historia. Un anciano iba caminando una noche por la calle y pisó una soga. No había luz alguna y creyó que la soga era en realidad una serpiente. Atemorizado, lanzó un grito y huyó corriendo tan rápido como podía. Al correr, se cayó y se rompió la pierna.

Algunas personas en las cercanías oyeron sus gritos y chillidos y acudieron con palos. El anciano gritaba sin parar que había una serpiente. En medio de la oscuridad, los demás creyeron también que era una serpiente. Se pusieron a golpear la soga y, accidentalmente, empezaron a golpearse entre ellos.

Los gritos y golpes continuaron hasta que vino otro grupo con una lámpara y se descubrió que se trataba tan solo de un trozo de soga y no de una serpiente.

Así pues, cuando llegó la luz, fue descubierta la verdadera realidad. De la misma manera, en nuestra vida humana, cuando la luz entra en nuestra conciencia física, toda clase de temor es forzado a desaparecer. Pero estamos faltos de luz. Por eso el temor se cierne consciente y deliberadamente sobre nuestra vida en todo momento.

Pero si somos lo bastante sinceros para profundizar en nuestro interior y sentir que la valentía interna nos pertenece, entonces la valentía interna puede aparecer en todo momento. Está más que dispuesta para salir al frente. Hacer salir esa valentía interna es el despertar consciente de nuestro ser interno. Todo el mundo posee este ser interno, pero, desafortunadamente, muy pocos de nosotros quieren alimentarlo. Alimentamos nuestro cuerpo para fortalecernos. Estudiamos libros para nutrir nuestra mente. Hacemos muchas cosas para energizar nuestro ser externo, pero no hacemos casi nada para alimentar nuestro ser interno.

Es en nuestra existencia interna donde podemos llegar a tener una voluntad inquebrantable. Cuando usamos nuestra voluntad inquebrantable, la cual podemos tener fácilmente a nuestra orden, podemos conquistar el aliento mismo del miedo. Nuestra diamantina e indomable voluntad interna puede reinar y reinará suprema aquí en la tierra. Solo necesitamos una cosa: una consciente percepción de la Luz divina que es nuestra. Es nuestro derecho de nacimiento el llegar a realizar y encarnar esta Luz interna.

No puede haber ningún temor, ni siquiera un ápice de temor, cuando vivimos en el resplandor de nuestra alma. Para vivir constantemente en el divino resplandor de nuestra alma, solo hace falta una cosa: una súplica interna consciente. Esta súplica interna se llama aspiración, la llama ascendente en lo profundo de nuestro ser. Cuando esta llama se eleva hacia lo más alto, lo ilumina todo a su alrededor. La oscuridad es transformada en luz, el temor en fortaleza, la duda en certeza, la ignorancia en sabiduría y la muerte en Inmortalidad.

La diferencia entre el temor y la duda

La diferencia entre el temor y la duda es esta: el miedo se aprecia a sí mismo, la duda se nutre a sí misma.

Ningún enemigo pequeño

No hay enemigo pequeño.
    Un minúsculo temor
    puede torturar nuestra existencia entera.
    Una mínima duda
    puede devorar todo nuestro ser.
    Una insignificante envidia
    puede destruir nuestra unidad universal.

Pregunta: ¿Cómo puedo vencer el miedo al fracaso?

Sri Chinmoy: Tienes que saber de qué fracaso se trata y qué puede hacer el fracaso. Cuando sabes que el fracaso no es algo vergonzoso, dañino, destructivo o doloroso, el miedo tiene que irse. Has de sentir que el fracaso es una cosa natural. Cuando un niño comienza a caminar, con frecuencia tropieza y se cae; pero no siente que tropezar es un fracaso. Piensa que ponerse en pie por un momento y luego caerse otra vez es un proceso natural.

Si piensas en el fracaso bajo este punto de vista, no como algo que está en contra o totalmente lejos de la realidad, sino como algo que está formando, moldeando y deviniendo la realidad, no puede haber entonces ningún temor. Consideramos el fracaso como algo contrario a nuestras expectativas y a nuestra realización de Dios; pero el fracaso no es contrario a nuestra realización. El fracaso es algo que nos apremia hacia nuestra realización. Lo que nosotros llamamos fracaso, a los Ojos de Dios es solo una experiencia.

Considera siempre el fracaso como una experiencia; no lo consideres un producto final o la culminación de una experiencia, sino más bien el proceso de una experiencia. Pensar que el fracaso es el final de la experiencia, es una equivocación. En una carrera de larga distancia, uno puede comenzar muy despacio y luego ir aumentando poco a poco la velocidad hasta finalmente alcanzar la meta. Si piensa que no podrá llegar a la meta, porque comenzó despacio, estará cometiendo un error deplorable. Si no hay fracaso, naturalmente correrás a la mayor velocidad. Pero si lo hay, tómalo como una experiencia que está justo empezando. El final será el éxito. Y entonces ¿quién podrá decir que has fracasado?

¿Quién es el juez? Si el juez eres tú, no importa lo que hagas y lo que logres, siempre sentirás que has fracasado. Pero si el juez es un tercero, él sabrá mejor si tu supuesto fracaso es real. Él dirá que tu experiencia es un fracaso solo cuando no quieras superar lo que sientes que está mal en ti. Cuando abandonas la vida espiritual, eso es un fracaso. De lo contrario, no existe en mi terminología nada llamado fracaso.

La valentía

La valentía es el servidor más devoto de la propia fe en uno mismo y en Dios.

La timidez dice: «Dios es para siempre incognoscible». La valentía dice: «Dios es desconocido en este momento, pero solo por un tiempo».

La cobardía es una carga extra que llevar en la marcha de nuestra vida cotidiana.

La valentía es un porteador extra, siempre dispuesto, para llevar nuestra riqueza, interna y externa, conforme a la voluntad de nuestra alma.

La valentía es perfección únicamente cuando surge de nuestra unidad con la Visión de Dios.

No hay otra forma de complacer a nuestro ser interno que ser un emblema perfecto de valentía.

El entusiasmo en su más pura expresión es valentía.

Sin valentía, la vida es un camino sin progreso.

Contra la propia valentía interna, la muerte misma rivaliza en vano. La valentía es la inspiración exitosa de Dios en el cuerpo, la mente, el corazón y el alma del hombre.

Para alzarnos triunfantes…

Para alzarnos triunfantes de toda prueba, lo que necesitamos es la valentía interna. ¿Qué es la valentía interna? Es la constante aceptación y cumplimiento de la Voluntad de Dios.

La valentía interna

La valentía interna enmienda nuestra existencia externa. El temor externo acaba con nuestra existencia interna.

La valentía es absolutamente necesaria…

La valentía es absolutamente necesaria en la vida espiritual; la aceptación misma de la vida espiritual requiere enorme valentía. Solo un alma divinamente valiente, solo un alma divinamente inspirada, puede alcanzar rápidamente la Meta más elevada.

Esta valentía no es la de alguien arrogante y brusco que golpeará a los demás para afirmar su superioridad; es totalmente diferente. Esta valentía es nuestra constante consciencia de adónde estamos entrando, de lo que vamos a llegar a ser y de lo que vamos a revelar. Hemos de saltar valientemente al océano de la espiritualidad, pero tenemos que saber que no estamos saltando a un mar de incertidumbre. La incertidumbre y la espiritualidad jamás van juntas. Cuando hablamos de valentía, tenemos que saber que valentía significa certeza.

No vamos a obtener la realización de Dios por cualquier medio, sino a través de nuestro constante autofrecimiento. El autofrecimiento es el arma más poderosa, puesto que en el autofrecimiento yace la verdadera valentía. Cuando sabemos, sentimos y comprendemos que Dios es nuestro y nosotros somos de Dios, obtenemos espontánea valentía afluyendo.

Las dificultades indican…

Las dificultades indican la fortaleza de las fuerzas no deseadas. La resistencia indica la victoria inevitable de la siempre colmadora y siempre resplandeciente Luz del alma.

La confianza en uno mismo…

La confianza en uno mismo significa la guía interna de Dios.

Habla y no hables

En tu vida de aspiración,
háblale a la fe.
La fe fortalecerá tu éxito.

En tu vida de aspiración,
háblale a la valentía.
La valentía ampliará tu horizonte.

En tu vida de aspiración,
no le hables a la duda.
La duda reducirá tu vigilancia.

En tu vida de aspiración,
no le hables al temor.
El temor debilitará tu progreso.

4.3 - La duda

¿Por qué es más fácil no creer que creer?

¿Por qué es más fácil no creer que creer? Es más fácil no creer que creer porque el descreimiento es un acto de descenso, mientras que la creencia es un acto de ascenso. Descender es más fácil que ascender.

Es más fácil no creer que creer porque el descreimiento es un acto de destrucción, mientras que la creencia es un acto de construcción. Construir es más difícil que destruir.

Es más fácil no creer que creer porque el descreimiento es un acto de nuestra mente egocéntrica, mientras que la creencia es un acto de nuestro corazón abnegado.

El descreimiento inicia su viaje en la mente suspicaz y lo termina en el vital destructivo. La creencia inicia su viaje en la mente iluminadora y lo continúa marchando por el vasto reino del corazón aspirante.

Un hombre descreído, con sus ojos firmemente cerrados, nos dice lo que los demás son, lo que el mundo es, y lo que él mismo puede hacer por el mundo entero si lo desea. Un hombre de creencia, con la puerta de su corazón abierta de par en par, nos dice lo que Dios ha hecho por él, lo que Dios está haciendo por él y lo que Dios hará por él.

El descreimiento posee una perfección propia. El descreimiento halla su perfección en el ciclón de la separación. La creencia posee una perfección propia. La creencia halla su perfección en la música de la unidad universal.

El descreimiento le dice al mundo: «Ten cuidado, ten cuidado. Si no, te devoraré». La creencia le dice al mundo: «Entra, entra, por favor. Te he estado esperando impaciente».

El descreimiento odia al mundo. ¿Por qué? Porque siente que el mundo nunca es de él y jamás lo será. Un hombre descreído siente siempre que este mundo no le pertenece y que nunca puede gobernarlo. Esta es precisamente la razón por la que un descreído se atreve a odiar al mundo.

Un hombre de creencia ama al mundo. ¿Por qué? Porque cree que este mundo nuestro es verdaderamente el Cuerpo aspirante de Dios, el Sueño resplandeciente de Dios y la Realidad colmadora de Dios.

En la vida espiritual, si uno alberga incredulidad, está sencillamente alargando la distancia hacia la Meta última. Pero si el buscador posee abundante creencia en su vida espiritual, en su propia búsqueda de la Verdad última, entonces —indudablemente— está acortando la distancia. Finalmente, si su ser interno está recargado de fe ilimitada, no siente que es él quien está tratando de alcanzar la Meta, sino que la Meta misma, la Meta del Más Allá, está corriendo hacia él.

Llega un momento en que un hombre descreído, al sentirse totalmente frustrado y exasperado, quiere matar al mundo que le rodea. Pero, para su gran sorpresa, ve que la salvaje ignorancia del mundo le ha apuñalado. Con su orgulloso conocimiento, él quería matar al mundo; pero antes de que pudiera hacerlo, el mundo y su propia ignorancia salvaje lo han matado a él.

Un hombre de creencia quiere amar al mundo. Para su gran sorpresa, ve que su existencia entera está en el corazón mismo del mundo. El mundo ya ha colocado un trono en lo más íntimo de su corazón para que el hombre de creencia se siente allí.

En nuestra vida espiritual, la incredulidad es poco menos que un crimen; cuando no creemos, vertemos veneno lento en nuestro sistema; destruimos nuestra posibilidad y nuestro potencial, y nos recreamos, consciente y deliberadamente, en los placeres de la ignorancia.

¿Por qué no creemos? No creemos porque tenemos miedo de la unidad, miedo de la inmensidad. Sentimos que, cuando entramos en lo inmenso, perdemos nuestra identidad, perdemos nuestra individualidad, perdemos nuestra existencia misma. Olvidamos una innegable verdad: nuestra entrada en la inmensidad no es sino la expansión de nuestra conciencia divinizada.

Para una persona común y corriente, para un ser humano no aspirante, es sumamente difícil evitar descreer. Una persona aspirante, un buscador aspirante, puesto que su vida es la de la percepción consciente, sabe que existe algo en su interior que la está empujando hacia la Luz, hacia la Realidad. Una persona no aspirante siente que desde fuera algo está tirando de ella hacia atrás, jalándola hacia algo desconocido, hacia algo que la someterá.

Cuando no creemos en alguien conscientemente, no nos damos cuenta de que hay en nosotros un imán interno que atrae las cualidades no-divinas de esa persona en particular. ¿Qué ocurre cuando una persona ha conseguido algo, pero nosotros no lo creemos? La persona y su logro permanecen igual, por más que lo creamos o no. Pero la persona tiene también imperfecciones, capacidad limitada, impureza; y nuestra incredulidad es un imán que atrae únicamente sus imperfecciones. Si tenemos creencia y ofrecemos nuestra creencia, entonces hemos de sentir que tenemos un imán que atrae las buenas cualidades, las cualidades divinas, las cualidades iluminadoras de la otra persona.

Cuando no creemos en Dios, cuando no creemos en la Realidad, Dios permanece igual. Pero ocurre que la abundante ignorancia obtiene la oportunidad de envolvernos más fuerte y más plenamente. Y cuando creemos en Dios, Su Compasión obtiene la mejor oportunidad para trabajar en nosotros y a través de nosotros de la manera más poderosa.

Cuanto más profundizamos en la vida espiritual, más conscientes nos hacemos de la capacidad del descreimiento y de la creencia. El descreimiento no es sino destrucción. La creencia no es sino una nueva creación. Cada vez que creemos en algo, vemos el rostro de una nueva creación dentro y fuera de nosotros. Y cuando vamos un paso más allá, cuando nuestra fe interna se hace grande, vemos en nosotros una persona perfeccionada y un alma liberada.

En la vida interna…

En la vida interna vemos la función del miedo y de la duda, de la valentía y de la certeza.

El miedo. ¿Qué es el miedo? Cuando seguimos la vida espiritual, en seguida comprendemos que el miedo es un enemigo real. ¿Qué es lo que hace? Compra nuestro ataúd mucho antes que se prevea nuestra muerte.

La duda. ¿Qué es lo que hace? Comienza a cavar nuestra tumba mientras aún estamos vivos, mientras aún estamos realizando nuestros deberes terrenales.

La valentía. La valentía es la expresión o manifestación externa de nuestra voluntad interna indomable. En cada momento, si nuestra existencia está inundada de voluntad interna y valentía externa, podemos ver la realidad, ponernos ante la realidad y convertirnos en la realidad.

Certeza. La certeza nos dice que Dios es nuestro. Dios no es el monopolio de ningún individuo. Ni siquiera las almas realizadas pueden atreverse a reivindicar que Dios solo les pertenece a ellas. No, ni mucho menos. Cada individuo tiene derecho a proclamar que Dios es suyo y que pertenece a Dios. La certeza le hace sentir que Dios y él son uno eternamente, y que la realización de Dios es su derecho de nacimiento.

El universo viviente y el universo evolutivo, el universo moribundo y el universo perecedero. Cuando aspiramos, cuando de manera consciente, fervorosa y espontánea, tratamos de ir más allá de las fronteras de lo finito, vivimos en el universo viviente y evolutivo. Cuando, consciente o inconscientemente, albergamos la duda, la envidia, el miedo, la imperfección, la esclavitud, la limitación y la muerte, vivimos en el universo moribundo y perecedero.

La duda nos abandonará…

La duda nos abandonará únicamente cuando sintamos que estamos destinados a hacer algo por Dios. Obtenemos un tremendo poder de la palabra «destinados». Esta palabra hace emerger una valentía sin límite. Incluso si alguien es débil por naturaleza, cuando alguien le dice que está destinado a trabajar para Dios, inmediatamente, desde el mundo interno, aflora el heroísmo. Luchará contra cualquier obstrucción con una fortaleza y una determinación interna que le sorprenderán. Tal vez las obstrucciones puedan venir en forma de impureza, oscuridad, celos, temor y duda, pero la palabra «destinado» hará añicos el orgullo de todas las fuerzas negativas. Cualquier cosa no-divina tendrá que rendirse ante esta palabra. Por tanto, teniendo esa clase de convicción interna y externa que nos dice que estamos destinados a servir a Dios, la meta puede ser alcanzada inequívocamente.

La duda es la peor impureza…

La duda es la peor impureza posible en la mente humana.

La duda es una fuerza…

La duda es una fuerza lastrante en la etapa inferior y no aspirante de la evolución de un buscador.

¿Viene la creencia espontáneamente o mediante el esfuerzo?

La creencia viene de forma espontánea. La creencia viene mediante el esfuerzo. En la vida espiritual, un buscador sincero, avanzado y entregado puede tener y tendrá creencia espontánea. La creencia obtenida mediante el esfuerzo personal, sin la divina Gracia y la Protección incondicional de Dios, no puede ser tan efectiva como la creencia espontánea.

La creencia espontánea es un regalo de Dios que permite que lo humano en nosotros vea, sienta y llegue a ser la imagen misma de Dios. La creencia mediante el esfuerzo personal es un descubrimiento terrenal humano, aunque en cierta medida es también necesaria.

Creer es ver. Ver es creer. Cuando creer es ver, el buscador deviene el instrumento perfecto para que el Supremo lo utilice a Su propia Manera. Cuando ver es creer, el buscador hace la promesa solemne, tanto a Dios como a sí mismo, de que realizará a Dios y colmará a Dios en la tierra. Pero sin certeza, sin garantía alguna. Tal vez cumpla su promesa divina o tal vez no, porque en cualquier momento durante su larga travesía, puede ser asaltado por abundantes dudas, temores, celos, ansiedades y por la noche de ignorancia.

La creencia mediante el esfuerzo es la aceptación, la mera aceptación, de la Verdad y la Luz. Esta creencia es habitualmente mental e intelectual. Pero la creencia espontánea es una unidad consciente y constante con la Verdad y la Luz. No es que la creencia mediante el esfuerzo personal no sirva; el esfuerzo personal tiene su valor propio, pero no es tan fuerte y seguro como la creencia espontánea.

No solo los seres humanos ordinarios, sino también muchos gigantes espirituales han sufrido las dudas y otras cualidades no-divinas en su naturaleza humana antes de lanzarse devotamente y de todo corazón al camino espiritual. Por tanto, no debemos condenarnos a la desilusión cuando somos asaltados por las dudas en nuestra vida espiritual. La creencia que viene desde dentro está a la cabeza del divino ejército espiritual, y este ejército destruye nuestras dudas, o mejor dicho ilumina nuestras dudas, perfecciona nuestras imperfecciones y transforma nuestras ataduras y limitación en plenitud divina.

Tenemos dos órganos principales: el ojo y el oído. Nuestros ojos creen en sí mismos con mucha frecuencia, si no siempre. Nuestros oídos creen muy a menudo en lo que otros dicen. Estos son nuestros ojos y oídos humanos. Pero el ojo divino, el tercer ojo, únicamente creerá en la visión de la Divinidad, y los oídos divinos únicamente creerán en la verdad de la Realidad. Cuando escuchamos el mandato interno, cuando tenemos la capacidad de crecer en la constante obediencia a nuestro Piloto Interno, sentimos la presencia de la creencia espontánea, dentro y fuera de nosotros. La creencia es la realidad de nuestra obediencia interna. Esta es la creencia divina, la creencia espontánea. La creencia mediante el esfuerzo es un entendimiento humano restringido, disciplinado.

La creencia es un poder. Un auténtico buscador de la Verdad infinita lo sabe. El buscador hipócrita y no aspirante es consciente de la verdad de que la creencia es poder, pero no puede ir más allá de ese entendimiento o consciencia; en tanto que el buscador sincero, genuino, devoto y entregado sabe que la creencia es un poder dinámico y que tiene ese poder a su disposición.

Vemos un árbol; el árbol da flores, y poco después vemos los frutos. La flor precede al fruto. En la vida espiritual, la creencia es la flor. La creencia es un ángel divino que entra en nosotros como precursor del Señor Supremo.

Podemos cultivar la creencia. Si no la tenemos podemos desarrollarla juntándonos con personas espirituales sinceras que se interesan más por Dios que por el placer. Hay también personas que solo se interesan por Dios en los seres humanos y si nos juntamos con esas personas podemos cultivar la creencia. Cuando tenemos creencia, podemos caminar con Dios en Su Jardín de Luz y de Deleite.

Sin embargo, en la vida espiritual, la creencia espontánea no necesariamente va a ser ni puede ser la última palabra. Hay algo infinitamente más elevado y más profundo que la creencia, y es la fe. Cuando tenemos creencia, podemos progresar tremendamente por un día, un mes o un año. Pero si después, consciente o inconscientemente, nos volvemos víctimas de fuerzas no-divinas, nuestra creencia pierde su fortaleza. Entonces no podemos progresar rápido en la vida espiritual a pesar de tener creencia.

La fortaleza de la creencia, incluso de la creencia espontánea, no es suficiente para llevarnos hasta la Meta última. La creencia es como el instrumento musical de un niño que puedes tocar durante un número limitado de horas o de años. Pero cuando tienes fe, llegas a comprender que eres un músico eterno y, al mismo tiempo, un instrumento eterno. Más adelante, cuando avanzas más lejos y más profundo en tu vida espiritual, llegas a darte cuenta de que el músico es otro, el Señor Supremo, y tú eres Su instrumento. Él es el Músico eterno, y tú eres eternamente Su instrumento elegido.

La creencia espontánea te hará sentir lo que eres eternamente: el niño elegido de Dios. Pero si no tienes fe, no tendrás la satisfacción y sentimiento perdurables de que tú y Él sois eternamente uno, de que tú representas al Uno y que tu presencia misma en la tierra es la manifestación del Supremo Uno Absoluto. Únicamente cuando tu ser externo y tu ser interno están rebosantes de fe, puedes manifestar a Dios aquí en la tierra. La fe en uno mismo y la fe en Dios deben funcionar juntas.

Si dices que no tienes fe en ti mismo pero tienes absoluta fe en Dios, quisiera decirte que no puedes llegar muy lejos. Debes tener fe, fe constante y abundante, no solo en Dios, sino también en ti mismo, puesto que tú eres el hijo o la hija de Dios. Cuando sientas verdaderamente que eres el hijo de Dios, hallarás que está por debajo de tu dignidad el entablar amistad con la ignorancia. La Realidad, la Eternidad, la Inmortalidad y la Infinitud no son términos ambiguos; estos son tus derechos de nacimiento. Cuando tengas esa clase de fe, Dios verterá Sus Bendiciones más selectas sobre tu devota cabeza y tu corazón entregado.

Pero la fe en uno mismo no debe exceder su propio límite. Dije antes que debes tener fe, constante fe en abundancia; pero también has de recordar el origen de tu fe; has de recordar de dónde procede. Tal vez en algún momento pienses que estás trabajando muy duro para tu realización de la Verdad absoluta, para tu perfección. Sientes que todo el esfuerzo es tuyo, que el uno por ciento del trabajo lo hace la Gracia del Supremo, y el noventa y nueve por ciento lo hace tu esfuerzo personal. Pero cuando amanezca el muy auspicioso día en que realices lo Absoluto, verás que en verdad es precisamente lo contrario: la fe te permitió contribuir un uno por ciento a tu realización con tu esfuerzo personal y Dios aportó el noventa y nueve por ciento restante como Gracia divina, Su Gracia incondicional. Y cuando ya estés a punto de manifestar tu realización, una verdad más elevada y más profunda amanecerá en ti: comprenderás que el uno por ciento de fe que tuviste, la cual era absolutamente necesaria, fue también un regalo que Dios te hizo.

Fuiste elegido entre innumerables personas para correr hacia la Luz. Otros están todavía profundamente dormidos. Fue pura Gracia, la Gracia incondicional de Dios, lo que te inspiró para salir de la ignorancia y mirar hacia la Luz. Ya que fue Él quien te inspiró y te invitó a unirte conscientemente a Su Juego cósmico, has de sentir que ese uno por ciento de fe que tuviste al comienzo, también vino directamente de Dios, el Supremo Absoluto.

Algunas personas no tienen creencia; quieren seguir el camino negativo. No importa lo lejos que vayan, su mente les dice que no hay Dios. Pero en virtud de mi propia unidad con Dios y con la humanidad, quisiera decir que ellas no tendrán satisfacción, ni siquiera temporal, sobre esta tierra. Llegará un día en que sentirán que su falta de creencia, su negación de Dios, no les aporta lo que quieren. Se verán empujados a buscar una creencia que los colme.

Los que hemos comenzado a caminar por el sendero espiritual, somos los precursores. Antes o después, todos van a correr hacia la misma Meta trascendental. La mayoría de la humanidad no va a quedar indefinidamente rezagada. Todos los hijos de Dios, no importa cuán inconscientes o no aspirantes sean, correrán algún día hacia la Meta común. Esta Meta es el descubrimiento supremo de la propia Divinidad y la constante y perfecta manifestación de la propia Realidad eterna.

Dudamos de Dios…

Dudamos de Dios a nuestro antojo. Dudamos de Dios precisamente porque pensamos que es invisible. Dudamos de Él porque pensamos que es inaudible. Dudamos de Dios porque pensamos que es incomprensible.

Pero ¿qué hemos hecho para ver a Dios? ¿Qué hemos hecho para oír a Dios? ¿Qué hemos hecho para entender a Dios?

Para verle, ¿hemos rezado cada día con toda el alma? La respuesta es no. Para oírle, ¿hemos amado a la humanidad devotamente? ¡No! Para comprenderle, ¿hemos servido a la divinidad en la humanidad? ¡No! No hemos rezado a Dios. No hemos amado a la humanidad. No hemos servido a la divinidad en la humanidad. Y aun así queremos ver a Dios cara a cara. Es imposible.

Dios puede ser visto en virtud de nuestrs súplica interna, de lo que llamamos aspiración, la llama que asciende en nuestro interior. En todo momento, esta llama está ascendiendo hacia lo más alto. Si sabemos suplicar en nuestro interior, esta llama ascenderá alto, más alto, altísimo; y al ascender, iluminará al mundo a su alrededor.

La duda puede ser conquistada

La duda puede ser conquistada. Tiene que ser conquistada. ¿Cómo? La única respuesta es la constante y fervorosa concentración en la mente, la meditación en el corazón y la contemplación en el ser entero.

Cada ser humano puede

Cada ser humano puede ser un luchador y un perdonador al mismo tiempo. Cuando la duda de sí mismo lo torture, debe desempeñar el papel de luchador. Y cuando su propia ignorancia lo humille, debe desempeñar el papel de un perdonador.

¿Cómo conquistar la duda?

¿Cómo conquistar la duda? Observa el voto de silencio interno: haz meditación interna y servicio desinteresado. Tu duda no tendrá fuerza alguna para gritarte. Tendrá que morir y morirá —para siempre.

El castigo

La duda es autocastigo,
la fe es autodespliegue.

El temor es autocastigo,
la valentía es autoreanimación.

La división es autocastigo,
la unidad es autoiluminación.

El odio es autocastigo,
el amor es autorealización.

Conductores

Duda, ¡no vengas a mí!
    Si vienes
te conduciré hasta la Fe.
La Fe y yo te destruiremos.

Miedo, ¡no vengas a mí!
Si vienes
te conduciré hasta la Voluntad.
La Voluntad y yo te destruiremos.

Fe, ¡ven a mí!
Condúceme al verdadero punto de partida.

Voluntad, ¡ven a mí!
Condúceme a la Meta última.

Todos son altruistas

La duda comparte su capacidad con la mente. Por consiguiente, la duda es altruísta.
La arrogancia comparte su capacidad con el vital. Por consiguiente, la arrogancia es altruísta.
El letargo comparte su capacidad con el cuerpo. Por consiguiente, el letargo es altruísta.
La inseguridad comparte su capacidad con el corazón. Por consiguiente, la inseguridad es altruísta.
La incertidumbre comparte su capacidad con el alma. Por consiguiente, la incertidumbre es altruísta.
El hombre comparte su capacidad de ignorancia con Dios. Por consiguiente, el hombre es altruísta.

Pregunta: Si usted me dice que puede atravesar el océano a nado, yo le diría: «Déjeme ver cómo lo hace». Mientras no lo viera, no aceptaría el hecho de que usted lo puede hacer, y entonces, después de haberlo visto, le diría: «Bien, ahora puede enseñarme».

Sri Chinmoy: De acuerdo. Pero si me pidieras que demostrase mi capacidad para nadar, deberías dejarme hacerlo a mi manera. Si me pidieras que te demostrase mi capacidad con las manos atadas a la espalda y los pies atados juntos, no creo que pudiera demostrarte nada. O si te negaras a dejarme entrar al agua, o cerrases los ojos y rehusaras a mirar mi demostración, no creo que pudiera probarte nada.

Un Maestro espiritual tiene una forma de probar la verdad de su filosofía o de su realización, pero debes dejar que lo haga a su propia manera. Yo te pediría que abandonases tus dudas, tus impurezas, tus apegos, tus deseos durante unos meses y meditases conmigo con sinceridad, devoción y con todo tu corazón. Si me permitieras probarme de esta manera, verías y sentirías muy pronto la verdad. Pero si dijeses: «No, no quiero que lo pruebe así; quiero que me muestre ahora mismo a Dios, la Verdad y la Luz ante mis propios ojos», ¿qué podría hacer yo entonces? Me vería impotente en ese momento. Podría traer a Dios, la Verdad y la Luz ante ti, pero si lo hiciera, en ese momento tus ojos internos estarían estrechamente cerrados y no verías nada; de modo que seguirías dudando de mi capacidad y mi verdad.

En el mundo externo necesitas ojos para ver si alguien está haciendo algo. Igualmente, en el mundo interno necesitas el tercer ojo para ver si alguien está haciendo algo internamente. Uno tiene que usar su propia visión interna para ver la autenticidad del Maestro espiritual. Los ojos externos sirven a la mente; son inútiles para ver cosas internas. Si quieres probar la autenticidad de un Maestro espiritual, medita y profundiza en tu interior, deja tu mente en silencio y trata de entrar en la Conciencia universal. Solo entonces verás si esa persona espiritual está diciendo la verdad o no. Solo entonces llegarás a ser un juez competente.

Pero no puedes esperar convertirte en un juez cualificado de la noche a la mañana. Para aprender a ser electricista, te pones en manos de una persona cualificada durante unos años y sigues cuidadosamente sus instrucciones. Al finalizar ese tiempo, si no te ha enseñado bien, puedes decir que no estaba cualificado o que no sabía lo que estaba haciendo. La realización de Dios es un tema infinitamente más difícil. Si una persona espiritual dice que puede conducirte a Dios, has de seguir sus instrucciones al pie de la letra durante al menos un año o dos incluso antes de vivir las experiencias preliminares que te mostrarán que estás en la trayectoria correcta. Si dudas de él desde el mismo comienzo, no te estás dando la oportunidad ni tampoco a él. Si tu maestro dice: «Yo he visto la Luz y te llevaré a la Luz», tienes que darle la oportunidad para que te lleve a la Luz. Tienes que ser paciente y ofrecerle completa obediencia. Yo uso la palabra «entrega», pero la completa obediencia es necesaria incluso para comenzar. Para ello, debes rechazar por completo la mente dubitativa. Con tremenda autodisciplina, tienes que forzarte a dejar de dudar, incluso aunque debas decirte que solo es temporalmente. «Dejaré de dudar durante dos años y daré a esta persona la oportunidad de que me muestre la Luz», te dirás. Pero si dudas de sus enseñanzas mientras intentas aprender de él, sencillamente estás destruyendo tus oportunidades.

En el mundo externo, cuando quieres ver algo, tienes que ir al lugar donde está mostrándose. En el mundo interno es así también. Cuando una persona espiritual dice que está haciendo esto o aquello, tienes que ir a su nivel, a su plano, a fin de poder verlo. Todo tiene que ser visto, sentido o juzgado en su propio mundo. Yo no soy juez de la ciencia porque jamás he entrado en ese mundo; no soy competente para juzgarla en su propio nivel. La verdad física ha de verse en el mundo físico, y la verdad espiritual ha de verse en el mundo espiritual.

Los occidentales tienen un problema especial con su mente desarrollada; es realmente una desventaja en la vida espiritual el tener una mente intelectual altamente desarrollada. Pero si la transformas y la transmutas, puede llegar a ser un instrumento muy útil. Quisiera contar un relato tradicional de la India sobre este tema:

Un buscador que había estudiado miles y miles de libros espirituales acudió a un Maestro y le dijo: «Maestro, he estudiado todo lo que los libros pueden enseñar, y ahora deseo aprender de usted».

El Maestro dijo: «No estás preparado para ser mi estudiante».

El buscador pregunto: «¿Cómo puede ser que no esté preparado? Aquí tiene toda clase de personas ignorantes como estudiantes suyos, mientras que yo he estudiado muchos libros y todas las escrituras».

El Maestro le contestó: «Porque lo que has aprendido, ahora lo tienes que desaprender, mientras que ellos no tienen nada que desaprender. Tú tienes una carga gigante sobre tus hombros; a menos que te la quites de encima, no aprenderás nada de mí. Pero estos inocentes estudiantes míos no están cargados con la información de los libros; ellos están frescos».

Entonces el Maestro pidió al aspirante que le trajera un almanaque y lo abriera en una página particular: «Aquí dice que a esta hora lloverá abundantemente. Ahora, estruja el papel. ¿Está lloviendo aquí? Estruja todo el libro. ¿Está lloviendo? Has estrujado el libro tan fuerte como has podido, pero no hay lluvia. El conocimiento de los libros es conocimiento teórico. Solo la experiencia es conocimiento práctico. Sencillamente, desaprende todo lo que has aprendiste durante tantos años, y estarás preparado para ser mi estudiante».

Los Maestros de la India a veces son muy, muy estrictos, o tal vez deberíamos decir muy rudos, cuando sus estudiantes llegan con preguntas intelectuales. A veces los desdeñan sin piedad para mostrarles que la innecesaria intelectualización solo será un estorbo en su desarrollo espiritual.

No hay amigo pequeño

No hay amigo pequeño.
    Una pizca de fe
    energiza mi ser entero.

Una pequeña fracción de amor
    eleva mi conciencia completa
hacia el Cielo.

Una insignificante porción de entrega
    me hace uno,
inseparablemente uno,
con la Infinitud.

4.4 - La pureza

Sencillez, sinceridad y pureza

Sencillez, sinceridad y pureza. Estas son las tres cosas que necesitamos en nuestra vida interior. Sencillez, sinceridad y pureza.

Necesitamos la sencillez en todo momento. Si la mente no es sencilla, si es complicada y compleja, entonces no puede haber ninguna ninguna paz en la mente. Un niño es simple. Es todo alegría. Desafortunadamente, en nuestra existencia cotidiana, no prestamos ninguna atención a la sencillez. Si profundizamos en nosotros, si tenemos una mente sencilla, una existencia sencilla, sentiremos lo felices y afortunados que somos.

La sinceridad es la vida de nuestro corazón. Si tenemos sinceridad, hemos de saber que ya estamos marchando hacia nuestra Meta destinada. La sinceridad es nuestra salvaguarda. Un buscador sincero está corriendo hacia su Meta destinada en todo momento, ya sea de manera consciente o inconsciente. Si queremos hacer un progreso constante aquí en la tierra, lo que necesitamos es un corazón sincero.

La pureza. Esta pureza no significa que debamos lavarnos diez veces al día. ¡No! Es la pureza interna lo que necesitamos, y no simplemente la pulcritud externa. Cuando somos puros, podemos recibir Paz, Luz, Dicha y Poder divinos en abundancia. Cuando podemos mantener nuestra pureza, entonces la Paz, la Alegría, la Luz, la Dicha y el Poder pueden amanecer sobre la tierra. El papel de la pureza es de capital importancia en nuestra vida espiritual.

Pureza y poder

Primero ten pureza; solo entonces, jamás carecerás de poder.

Observa el milagro de una gota de veneno y una gota de pureza. La primera envenena la sangre en tus venas; la segunda purifica el alma humana en tu cuerpo.

El poder no es necesariamente pureza, pero la pureza es puro poder.

No hay nadie que pueda volar tan alto como quien dispensa divinamente el poder. No hay ser humano que pueda arruinar su corazón tan rápido como el que hace un mal uso del poder.

Tener experiencias sin la fortaleza de la purificación es como vivir en la parte más peligrosa del bosque. Esto no significa que la experiencia deba esperar siempre a la purificación completa; lo que se necesita de hecho es un buen entendimiento y una relación genuina entre la creciente experiencia y la creciente purificación.

El conocimiento es un poder secreto. Cuando has ganado conocimiento, el poder está obligado a seguirle.

La pureza es la incesante lluvia de la omnipotente Gracia de Dios sobre las almas humanas aspirantes.

La pureza es el regalo inmediato de la casa del Tesoro universal para los prometedores hijos de Dios.

El papel de la pureza en la vida espiritual

¡Pureza! ¡Pureza! ¡Pureza! Te amamos. Te queremos. Te necesitamos. ¡Permanece en nuestros pensamientos! ¡Permanece en nuestras acciones! ¡Permanece en el respirar de nuestra vida!

¿Cómo ser puros? Podemos ser puros mediante el autocontrol. Podemos controlar nuestros sentidos. Es increíblemente difícil, pero no imposible.

«Voy a controlar mis sentidos. Voy a conquistar mis pasiones». Este planteamiento no puede brindarnos lo que queremos realmente. El león hambriento que vive en nuestros sentidos y el tigre hambriento que vive en nuestras pasiones no nos van a abandonar por el mero hecho de repetir el pensamiento: «Voy a controlar mis sentidos y voy a conquistar mis pasiones». Este planteamiento no es válido.

Tampoco es aconsejable pensar siempre en nuestra impureza y cavilar sobre ella. Si meditamos en lo positivo —es decir, en la luz— entonces la luz descenderá sobre nosotros. Pero si pensamos constantemente en la noche y tenemos miedo a la noche, entramos inconscientemente en su dominio. En cualquier momento que pensamos en la noche, en la oscuridad en nuestro interior, entramos en el dominio de la noche. Pero si pensamos siempre en la luz, que es, al fin y al cabo, nuestra genuina alegría y salvación, estamos corriendo hacia nuestra Meta destinada.

Lo que debemos hacer es fijar nuestra mente en Dios. Para nuestra completa sorpresa, el león y el tigre de la impureza, ahora amansados, nos abandonarán por propio acuerdo cuando vean que nos hemos vuelto demasiado pobres para alimentarlos. Aunque, de hecho, no nos hemos empobrecido en lo más mínimo. Al contrario, nos hemos hecho infinitamente más fuertes y ricos, puesto que la Voluntad de Dios energiza nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón. Fijar nuestro cuerpo, mente y corazón en el Divino es el planteamiento correcto. Cuanto más cerca estamos de la Luz, más lejos estamos de la oscuridad.

La pureza no viene de una sola vez. Requiere tiempo. Debemos ahondar profundo en nuestro interior y abandonarnos con fe implícita en la contemplación de Dios. Entonces, no necesitamos acudir a la pureza; ella vendrá a nosotros. Y no vendrá sola, traerá consigo alegría perdurable. Esta alegría divina es el único propósito de nuestra vida. Dios Se revela plenamente y Se manifiesta sin reservas únicamente cuando tenemos esta alegría interna.

El mundo nos da los deseos. Dios nos da las plegarias. El mundo nos da las ataduras. Dios nos da la liberación: liberación de las limitaciones, liberación de la ignorancia.

Nosotros somos los jugadores. Podemos jugar al fútbol o al cricket; somos libres de elegir. Del mismo modo, nosotros podemos elegir jugar con la pureza o con la impureza. El jugador es el dueño del juego, y no al revés.

No dejemos que nada nos perturbe. Dejemos que la impureza de nuestro cuerpo nos recuerde a la espontánea pureza de nuestro corazón. Dejemos que nuestros finitos pensamientos externos nos recuerden a nuestra infinita voluntad interna. Dejemos que las fecundas imperfecciones de nuestra mente nos recuerden a la ilimitada perfección de nuestra alma.

El mundo de hoy día está lleno de impureza. Parece que la pureza sea una divisa de otro mundo. Es difícil obtener esta pureza, pero una vez que la tenemos, la paz es nuestra, el éxito es nuestro. Enfrentémonos al mundo. Tomemos la vida como viene. Nuestro Piloto Interno está constantemente vigilante. Las corrientes ocultas de nuestra vida interna y espiritual fluirán siempre inadvertidas, sin obstrucción y sin temor, una vez que la pureza sea nuestra.

Pregunta: ¿Cuál es el tipo más elevado de pureza al que puedo aspirar?

Sri Chinmoy: La pureza en el físico. Debes intentar siempre invocar la luz en el cuerpo no aspirante. El físico inferior y el vital emocional que se encuentra por debajo del ombligo tienen que ser totalmente purificados. El ser humano tiene pureza en el corazón hasta cierto punto. En la mente, una cantidad muy pequeña. En el vital, la pureza está totalmente mezclada con la impureza. Allí, el dinamismo y la agresión actúan juntos, pero la agresión es impureza y el dinamismo es pureza. Por debajo del plano vital está el plano físico donde, debido a la inercia y la pereza, la oscuridad reina suprema; y donde hay oscuridad, puedes tener la seguridad de que la impureza es la dueña y señora.

Has de aspirar a la pureza en el tosco plano físico. Lo físico en ti es lo que necesita una transformación radical, y para ello lo que necesitas es pureza física. La pureza en el físico únicamente se puede establecer haciendo llegar la luz de lo alto al físico y a la conciencia del vital inferior, especialmente por debajo del centro del ombligo. ¿Cómo hacerlo?: mediante la constante oración ascendente y la constante súplica interna por la luz. La luz y la oscuridad no pueden estar juntas, es imposible. De la misma manera, la pureza y la impureza no pueden estar juntas. Cuando rezas por la pureza, has de sentir que lo que necesitas, de hecho, es luz. Y no debes simplemente repetir la palabra «pureza» como un loro, deberás meditar en la Luz trascendental. Cuando la luz descienda a tu vital emocional y a tu cuerpo físico, automática y espontáneamente purificará los mundos conscientes y los mundos inconscientes o inferiores que hay en tu interior. Primero purificará y luego iluminará tu conciencia, la cual está ahora expresando inconscientemente la verdad física: el mundo de la tentación, la frustración y la destrucción.

Pregunta: ¿Es posible que una persona pueda llegar a estar afectada sin intención alguna por las vibraciones de alguien que es impuro?

Sri Chinmoy: Sí, es muy posible. A pesar de que uno pueda ser absolutamente puro, puede llegar a ser víctima de la impureza de otros. De hecho, lo que sucede es que la persona que tiene pureza tal vez no tiene la suficiente fortaleza interna para evitar que la impureza de otros entre en su sistema. Esa es la razón por la que los instructores espirituales dicen muy a menudo a los aspirantes que no se mezclen con el mundo externo, con personas que no son puras. Puede que los aspirantes mismos sean absolutamente puros, pero si no son también muy fuertes, están indefensos. Su pureza puede ser despedazada como una rosa. Una rosa es hermosa de ver, porque es la encarnación de la pureza, pero si alguien quiere, puede hacerla pedazos fácilmente.

En nuestra vida cotidiana, nos topamos a menudo con personas y lugares que son muy impuros. Al caminar por la calle, una persona espiritual puede advertir tremenda impureza en un lugar en particular donde otra persona corriente tal vez no note nada en absoluto. Para una persona corriente todos los lugares son prácticamente igual, pero una persona espiritual sabe que la pureza y la impureza varían terriblemente de un lugar a otro y de una persona a otra. Por tanto, lo que tú estás diciendo es absolutamente cierto, uno puede ser fácilmente atacado por la impureza de otros. La única manera de evitar esto es energizarnos con el poder del alma. El poder del alma está siempre alerta y puede fácilmente venir a ayudarnos.

El poder de la pureza

La pureza es la luz de nuestra alma que está expresando su divinidad a través del cuerpo, el vital y la mente. Cuando somos puros lo ganamos todo; si podemos retener nuestra pureza, nunca perderemos nada que valga la pena conservar. Puede ser que hoy tengamos grandes pensamientos o gran poder interno, pero mañana estamos destinados a perderlos si no somos puros. La pureza es el Hálito del Supremo. Cuando la pureza nos abandona, el Hálito del Supremo nos abandona también, y somos dejados con nuestro hálito humano únicamente.

Pureza significa seguir los dictados de nuestro Piloto Interno sin permitir que las fuerzas no-divinas entren en nosotros. Dondequiera que haya ausencia de pureza, hay oscuridad, que es la antesala de la muerte. Lo que hoy llamamos oscuridad, mañana es muerte para nosotros. Si no hay pureza, no hay certeza. Si no hay pureza, no hay espontaneidad. Si no hay pureza, no hay el constante fluir de la divinidad dentro de nosotros.

La pureza es como un imán divino; atrae todas las cualidades divinas hacia nosotros. Cuando tenemos pureza, el mundo se llena de orgullo en nosotros. Si la Madre Tierra alberga una sola alma pura, su alegría no conoce límites; «por fin, he aquí un alma en la que puedo confiar» —dice.

Una vez que se ha establecido la pureza, especialmente en el vital, hemos logrado mucho en nuestra vida interna y en nuestra vida externa. En la pureza humana reside la más alta Divinidad de Dios. La pureza del hombre es el Hálito de Dios. La pureza es un tremendo poder. Podemos lograr cualquier cosa con la pureza, pero si la perdemos, por más que tengamos poder, riqueza o influencia, podemos caer fácilmente, nos derrumbaremos.

Todos los aspirantes espirituales, sin excepción, han visto y sentido la necesidad de la pureza. Hoy, ellos escalan el Monte Everest interior en virtud de su altísima pureza, pero mañana caen en el más bajo de los abismos. Perdida la pureza, se pierde todo; se pierde a Dios Mismo. Ganada la pureza, se gana el mundo; se gana el universo entero.

La primera y la última

La primera mujer
    tentó
al primer hombre
    a comer.

La última mujer
    inspirará
al último hombre
    a ser divino,
    a ser perfecto,
    a ser supremo.

Hombre, cuidado con la mujer

Sri Ramakrishna dijo:
hombre, cuidado con la mujer.

La Madre Kali dijo:
hijo, tu consejo requiere una explicación.

Madre, lo que quise decir era esto:
hombre, cuidado con lo humano en la mujer.

Hijo, aún no está completamente claro para mí.

Madre, déjame simplificarlo.
Lo que quise decir era esto:
hombre, no uses tus ojos humanos para ver
    y corromper
lo divino en la mujer.

Hijo, ahora entiendo tu filosofía.
    Es simplemente fascinante.
    Es divinamente iluminadora.
    Es supremamente colmadora.

La sinceridad es…

La sinceridad es
la protectora de nuestra vida.
    La pureza es
la perfeccionadora de nuestra vida.

Un hombre y una mujer pueden salvar al mundo

Un hombre puede salvar al mundo.
¿Quién es ese hombre?
    Ese hombre es el hombre de Compasión.

Una mujer puede salvar al mundo.
¿Quién es esa mujer?
    Esa mujer es la mujer de Perfección.

¿Dónde vive el hombre de Compasión?
Vive en la morada
    del Orgullo trascendental de Dios.

¿Dónde vive la mujer de Perfección?
Vive en la morada
    de la eterna Gratitud de Dios.

La aspiración es el primer escalón

La aspiración es el primer escalón hacia Dios.
La entrega es el último escalón hacia Dios.
Entremedio, solo hay tres escalones:
la sinceridad de la mente,
la pureza del corazón
y
la humildad de la vida.

¿Por qué son elegidos?

¿Por qué es ella elegida?
Ella es elegida
    porque
implora e implora
en su corazón.

¿Por qué es él elegido?
Él es elegido
    porque
se atreve y se atreve
en su mente.

¿Por qué es ella elegida?
Ella es elegida
    porque
conoce lo que es entrega.

¿Por qué es él elegido?
Él es elegido
    porque
conoce lo que es servicio.

Cierto, solo mi corazón de pureza…

Cierto, solo mi corazón de pureza puede ver el Rostro de Dios. Igualmente cierto, mi corazón de impureza no es ignorado por Dios; al contrario, la impureza de mi corazón está bien atendida por la constante Compasión de Dios.

4.5 - Algunas cualidades internas

Obediencia, interna y externa

Obediencia interna, obediencia interna:
    ¿Qué es,
sino una oportunidad divina?

Obediencia externa, obediencia externa:
    ¿Qué es,
sino una belleza resplandeciente?

Mi obediencia interna
me transporta a mi Señor Supremo
en un instante.

Mi obediencia externa
me lleva a mi Señor Supremo
lenta, firme e infaliblemente.

Paciencia

¿Qué es la paciencia? Es una virtud divina. Por desgracia, no solo estamos tremendamente escasos de esta virtud divina, sino que también la rechazamos absurdamente.

¿Qué es la paciencia? Es la certeza interior del Amor sin reservas y la Guía incondicional de Dios. La paciencia es el Poder de Dios oculto en nosotros para resistir las abundantes tormentas de la vida.

Si el fracaso tiene la fuerza para convertir tu vida en la amargura misma, la paciencia tiene la fuerza para convertir tu vida en la alegría más dulce. No te rindas al destino después de un solo fracaso. El fracaso, como mucho, precede al éxito. Pero el éxito, una vez alcanzado, te da el nombre de confianza.

Ten paciencia en el cuerpo; serás capaz de aceptar al mundo entero. Ten paciencia en el vital; serás capaz de sostener al mundo entero. Ten paciencia en la mente; serás capaz de no olvidar ni perder al mundo. Ten paciencia en el corazón; sentirás que el mundo no solo está contigo y en ti, sino también para ti.

El tiempo es un ave en vuelo. ¿Quieres capturar al ave y enjaularla? Entonces necesitas la paciencia. Tus sueños más queridos serán transformados en fructíferas realidades si tan solo conoces el secreto de como cultivar el árbol de la paciencia en tu corazón.

La paciencia es tu entrega sincera a la Voluntad de Dios. Esta entrega no es de ninguna manera la disolución del ser finito que ahora mismo eres, sino la transformación total de tu existencia finita en el Ser Infinito.

En silencio, la paciencia te dice: «Trata de vivir la vida interna. No solo verás y alcanzarás la meta, sino que además te convertirás en la Meta».

La paciencia nunca te puede ser impuesta desde fuera. Es tu propia riqueza, sabiduría, paz y victoria internas.

Pregunta: ¿Cómo podemos desarrollar la paciencia?

Sri Chinmoy: A fin de desarrollar la paciencia, tenemos que sentir que hemos comenzado una travesía espiritual, una travesía interna, la cual tiene un objetivo, y que dicho objetivo nos quiere y nos necesita tanto como nosotros a él. Este objetivo está listo para aceptarnos, para darnos lo que tiene, pero lo hará a su propia manera, a la Hora elegida por Dios. Debemos saber que Dios nos dará Su Riqueza a Su tiempo.

La paciencia jamás nos dirá que la nuestra es una tarea sin esperanzas. La paciencia únicamente nos dirá, o bien que no estamos preparados, o bien que aún no ha llegado el momento. Quizá tengamos el sentimiento de que estamos preparados, pero nuestro ser integral, nuestro ser entero, no lo está. Quizá nuestra alma está preparada, quizá nuestro corazón está preparado, quizá nuestra mente está preparada, pero tal vez nuestro vital y nuestro físico no están preparados para alcanzar la meta, que es la Luz y la Verdad. Cuando nuestro ser entero esté preparado, la meta misma aparecerá dentro de nuestra conciencia aspirante. Cuando llegué la hora, la meta nos atraerá hacia sí como un imán.

Cuando estamos en la vida espiritual, tenemos de sentir que la paciencia no es algo pasivo. Al contrario, es algo dinámico en donde desarrollamos nuestra fortaleza interna, nuestra fuerza de voluntad interna. Es cierto que si tenemos fuerza de voluntad podemos fácilmente adquirir paciencia. Pero igualmente cierto es que cuando tenemos paciencia, nuestra fuerza de voluntad interna se desarrolla de una manera especial.

Pregunta: En mi meditación y mi vida espiritual, siento que estoy luchando contra el tiempo, debido a mi afán por alcanzar mi objetivo. ¿Es esta una actitud equivocada?

Sri Chinmoy: Si sientes que estás luchando contra el tiempo, quisiera decirte que estás cometiendo un deplorable error. Esta no es tu primera encarnación ni la última. Digamos que has meditado en tus encarnaciones previas; y en esta encarnación también has meditado durante un cierto número de años. Si sientes que cada momento te está conduciendo hacia tu destino, ese progreso mismo es una especie de meta parcial. No podemos separar el progreso divino, el progreso real, de nuestro objetivo. Más que pelear contra el tiempo, debemos intentar al máximo obtener beneficio espiritual, progreso espiritual, de cada segundo. Cada vez que progresamos, hemos de sentir que hemos tocado algo de la Meta misma, una diminuta porción. De esta forma, sentimos que estamos siempre avanzando.

Si queremos ver o alcanzar la Meta completa, hemos de rendirnos al Tiempo eterno, al Tiempo de Dios. ¿Qué quiere decir esto? Ahora mismo sentimos que realizar a Dios en este mismo momento, en un abrir y cerrar de ojos, es nuestra propia responsabilidad. Esta es nuestra propia sensación de necesidad. Pero si sentimos que Dios necesita nuestra realización infinitamente más que nosotros mismos, vemos entonces que nuestra realización se vuelve una responsabilidad Suya. Dios toma esta responsabilidad sobre Sus hombros con suma sinceridad. Al fin y al cabo, es Él quien quiere manifestarse en nosotros y a través de nosotros. Si seguimos sin realizar, ¿cómo puede Él colmarse entonces en nosotros y a través de nosotros? Así pues, es un deber ineludible de Dios el hacer que Le realicemos. Pero hemos de saber que Él tiene Su propio momento elegido. No podemos forzar la llegada de ese momento. No podemos lograrlo de cualquier manera. La realización es Su Regalo; Él tiene que ofrecérnosla a Su Hora elegida. Por nuestra parte, únicamente tenemos que ser formales, sinceros, dedicados, devotos y entregados a Su Voluntad. Eso es lo que Él espera de nosotros —aspiración y entrega sinceras.

Humildad

Mi humildad no significa que quiero que el mundo me ignore. Eso no es humildad. Mi humildad dice que yo no debería encubrir mi ignorancia ni alardear de mi conocimiento. Estar violentamente insatisfecho con uno mismo y maldecir el propio sino, no es un signo de humildad. Los verdaderos signos de la humildad son la propia aspiración constante y la propia súplica interna por más Paz, Luz y Dicha.

La semilla de la humildad es excepcionalmente fértil; tal vez no haga germinar plantas de poder y fuerza, pero produce flores de dulzura, gracia, modestia y luz.

El amor por el Divino es, en su esencia, una espontánea humildad espiritual.

La humildad no tiene necesidad de sentarse en el trono del Rey, pero el Rey no puede evitar llevar el trono a la humildad. ¿Y quién es el Rey?: la Compasión de Dios.

Una oración, en su definición más sencilla y efectiva, es humildad escalando el firmamento del Deleite todo-colmador.

Solo el verdadero sentido de humildad puede levantarnos de nuestras rodillas tan alto como aspiremos.

Debemos comprender que solo hay una manera de adquirir infinitas posibilidades futuras; esa manera radica en el gran poder de la humildad.

Mi humildad

Dios es mi Superior, mi único Superior. Soy humilde ante Él. Este es mi deber supremo. Los hijos de Dios son mis semejantes. Soy humilde ante ellos. Esta es mi mayor necesidad. El orgullo es mi inferior. Soy humilde ante el orgullo. Esta es mi seguridad más fiable.

Mi humildad no es la negación de mí mismo. Mi humildad afirma en silencio lo que realmente tengo en mi mundo externo y lo que ciertamente soy en mi mundo interno.

Mi humildad no es abstinencia de amor por mí mismo. Yo m amo. Me amo porque en mí respira orgullosamente la más alta Divinidad.

El engreimiento me dice que puedo fácilmente destruir el mundo; me dice que el mundo está a mis pies. Pero mi humildad me dice que no tengo ni la capacidad ni el deseo de destruir el mundo. Mi humildad me dice que el mundo y yo tenemos la capacidad real y el deseo sincero de implorar la Perfección perfecta. Mi humildad me dice también que el mundo no está a mis pies; ni mucho menos. Yo llevo al mundo devotamente hacia su autorrealización. El mundo me lleva amorosamente y abiertamente hacia mi automanifestación.

Cuando soy todo humildad, no sobrestimo ni subestimo mi vida; lo que hago es juzgar mi vida de manera exacta, de la manera en que mi Señor Supremo la juzga.

La humildad no es una virtud autoimpuesta y deseada; es un estado interno de conciencia que siente alegría pura en su expresión.

Admiración

La admiración no es un signo de inferioridad. Con frecuencia, es más bien una señal del reconocimiento recíproco de dos almas.

La familiaridad y la admiración raramente pueden ser amigas a largo plazo, a menos que el carácter único de una de ellas tenga un eco en la otra.

Es fácil para nuestra admiración ganarse el amor de alguien. Pero a menudo es demasiado difícil para nuestro amor ganarse la admiración de alguien.

¿Podemos separar nuestra admiración de nuestra sinceridad? Decididamente no, puesto que la admiración requiere verdadero altruísmo.

El amor propio debe saber que su extinción comenzará cuando entre la admiración.

La admiración comienza a mostrar un toque psíquico, cuando se acerca a aquellas eternas cualidades poseídas por los visionarios, santos y sabios.

Ambición

La ambición es el afectuoso abrazo de la posesión y la expresión.

La vida es una realidad en continuo progreso. Esta es la firme convicción de la ambición.

La ambición es un conato de autoexpresión y autoextensión. Cuando está basada en la extensión del ego, la llamamos autoengrandecimiento. Cuando está basada en la iluminación del alma, deja de ser ambición y se convierte en una misión divina.

Si desechas tu ambición cuando todavía estás en la vida no aspirante, ¡mira!, te conviertes en un príncipe del letargo.

Si abrazas la ambición en tu vida aspirante, ¡mira!, te conviertes en un convicto condenado. Nunca puedes salir de lo finito.

En tu vida externa, la ambición es la cumbre más elevada. En tu vida interna, la ambición es la noche más oscura. En tu vida externa, cuanto más te acercas a la tierra de la ambición saciante, más poderosa es tu prometedora seguridad. En tu vida interna, cuanto más te alejas de la ribera de la ambición, mayor es la fuerza de la Protección de Dios para ti.

Antes de devenir un aspirante, la ambición es tu objetivo más elevado. Una vez que has devenido un aspirante, la ambición no solo es un objetivo bajo, sino una seria caída.

Ten la seguridad de que la ambición no es aspiración. La ambición quiere dirigir el mundo. La aspiración implora por servir al Creador en Su creación.

La ambición es una pasión humana, que nunca estará satisfecha. La aspiración es una glorificación divina, que siempre estará satisfecha.

La ambición es el final de la realización humana. La aspiración es el comienzo de la realización divina.

La ambición es la hija elegida del hombre. La aspiración es la hija elegida de Dios.

¿Cómo conquistar el orgullo?

¿Cómo conquistar el orgullo? Temprano por la mañana, piensa unas pocas veces en aquellos que son infinitamente superiores a ti en amor y poder. Al atardecer, intenta sentir que estás durmiendo en el Regazo de supremo Amor del Supremo.

¿Cómo conquistar la arrogancia?

¿Cómo conquistar la arrogancia? Intenta sentir que tu arrogancia te pagará con su propia moneda. Mejor dicho, lo que tú empleaste era una bomba de mano y a lo que tendrás que enfrentarte es una bomba atómica.

Mi orgullo humano y mi orgullo divino

Mi orgullo humano siente que puedo hacerlo todo. Mi orgullo divino, el orgullo que se ha rendido a la Voluntad de Dios, sabe que puedo hacer todas las cosas únicamente cuando estoy inspirado, guiado y modelado por el Supremo.

Mi orgullo humano quiere que el mundo me comprenda —mi amor, mi ayuda, mi sacrificio. Mi orgullo divino, que es el sentimiento de unidad con todos en Dios, no desea que el mundo comprenda mis actividades desinteresadas. Siente que si Dios me comprende y conoce mis motivos, no puede haber una recompensa mayor.

Mi orgullo humano bebe el agua caliente de la vida —los sufrimientos, las luchas y las dudas— sin cuchara. El resultado es que me quemo seriamente la lengua. Mi orgullo divino bebe la misma agua caliente, incluso en cantidad infinitamente mayor, pero usa una cuchara para beberla. Así no sufro. Y esta cuchara es la cuchara de la Liberación, liberada de los grilletes de la ignorancia.

Mi orgullo humano tiene miedo a decir, y vergüenza de hacer muchas cosas. Mi orgullo divino no tiene miedo a decir nada ni se avergüenza de hacer nada, pues sabe que Dios es al mismo tiempo el Hacedor y la Acción. Pregunta: «¿De quién voy a tener miedo, de qué voy a estar avergonzado?».

Mi orgullo humano aplasta a la humanidad con el poder adquirido por el ser humano. Mi orgullo divino libera a la humanidad con el Poder otorgado por Dios.

Cuando digo que Dios me pertenece y que puedo utilizarlo a mi antojo, albergo mi orgullo humano. Pero cuando digo que soy de Dios y que mi existencia misma está a Su instancia y a Sus Pies, atesoro el orgullo divino.

El mundo material le dice a mi orgullo humano: «Triunfaremos, o fracasaremos y pereceremos». El mundo espiritual le dice a mi orgullo divino: «Juntos nos esforzaremos, juntos triunfaremos».

Dos asesinos

Señor, cuando me matas
    con Tu Amor supremo,
yo Te mato con mi imperecedera ingratitud.

Señor, cuando me matas
    con Tu Poder supremo,
yo Te mato con mi irremediable desamparo.

Señor, cuando me matas
    con Tu Indiferencia suprema,
yo Te mato con mi dolorida inseguridad.

Nuestra salvaje impaciencia…

Nuestra salvaje impaciencia destruye nuestro crecimiento espiritual. A diferencia de otros árboles, nuestro árbol de paciencia produce tres tipos de fruto: inspiración, aspiración y realización.

Cuando estás amargado…

Cuando estás amargado e irritable, simplemente echa tu amargura y tu irritación en su propia fuente: la ignorancia; y luego, arrójate a tí mismo en tu Fuente: la Luz.

¿Cómo conquistar la ira?

¿Cómo conquistar la ira? Siente la necesidad de perfeccionarte. Cuando la ira quiera entrar en ti, le dices: «Lo siento, solo ingiero un alimento. El nombre de mi alimento es Paz. No podré digerirte. Si alguna vez te consumo, seré destruido interna y externamente. No quiero ser destruido. Tengo mucho que hacer por la divinidad en mí y por la humanidad a mi alrededor. Oh ira, estás llamando a la puerta equivocada».

¿Cómo conquistar la preocupación?

¿Cómo conquistar la preocupación? Ignórala deliberadamente. Sin duda, la preocupación tiene su propio orgullo. Te ignorará por completo. Sentirá que está por debajo de su dignidad acudir a ti y ofrecerte todos sus problemas y responsabilidades.

Preocupación

¡Preocupación! ¡Preocupación!
¿Por qué te preocupas?
Sencillamente, reza por la mañana,
    concéntrate al mediodía,
    medita al atardecer,
    contempla por la noche.
    ¡Eso es todo!
¡Mira!, tus preocupaciones están enterradas
    en el silencio del olvido.

¡Preocupación! ¡Preocupación!
¿Por qué te preocupas?
Vuélvete;
mira, Dios está mirándote.
Entra en tu mente;
mira, Dios está pensando en ti devotamente.
Entra en tu corazón;
mira, Dios es todo para ti.
Entra en tu alma;
mira, Dios ya lo ha hecho todo por ti.

Curiosidad

Una persona curiosa no quiere la verdad; no necesita la verdad. Simplemente quiere otros le digan qué aspecto tiene la verdad. En muy raras ocasiones, es posible que quiera ver la verdad a una distancia. Pero teme aproximarse personalmente a la verdad. Siente que, en cuanto se acerque, el poder volcánico de la verdad lo destruirá, destruirá su existencia terrenal, que no es sino ignorancia.

La curiosidad comete dos pecados imperdonables: aniquila nuestro amor espontáneo por la luz, la luz iluminadora que transforma nuestra vida y nos capacita para realizar la Verdad más elevada. Y también extingue nuestra llama interna que es un fuego normal y natural. Esta llama interna que llamamos aspiración, cuanto más alto se eleva, más pronto alcanzamos la Ribera del Dorado Más Allá.

La curiosidad tiene miedo de dos cosas: la realidad más elevada y la divinidad. Cuando la realidad —es decir, la Realidad trascendental— mira a la curiosidad, esta siente que va a quedar expuesta en cualquier momento, y huye de inmediato buscando un escape, un lugar para esconderse. Cuando la divinidad mira a la curiosidad, la curiosidad maldice a la divinidad debido a un miedo tremendo. Siente que un perfecto extraño está entrando en su aliento mismo.

La curiosidad tiene, sin embargo, dos amigos íntimos: la duda y los celos. La duda alimenta a la curiosidad justo en el momento en que la Paz, el Amor, la Dicha y el Poder divinos del Maestro espiritual quieren ayudar a la humanidad incondicionalmente. La duda alimenta a la curiosidad en ese preciso momento. Los celos hacen que la curiosidad sienta que ella es muy inferior a los genuinos buscadores de la Luz infinita. Por tanto, los celos no permiten que la curiosidad entable amistad con los buscadores espirituales o que tome ayuda espiritual de ellos. Los celos dicen: «¿Qué más da si el buscador espiritual o el Maestro espiritual es tan grande? Déjame quedarme en las redes de la ignorancia. No me hace daño». Aquí, los celos llevan a la curiosidad a permanecer donde ya está.

La curiosidad no es espiritualidad; pero no podemos volvernos sinceros de la noche a la mañana. Si no soy sincero, no puedo llegar a serlo en un abrir y cerrar de ojos. Es imposible. Pero si, por curiosidad, quiero ver lo que está pasando en los buscadores espirituales sinceros que sienten que Dios es la única necesidad, tal vez yo mismo puedo tratar de actuar sincero, porque veo algo divino y colmador en ellos.

Por tanto, si uno va por curiosidad a ver a un buscador espiritual sincero o a un Maestro espiritual, puede ser que todavía vea algo que no ha visto antes. Tengo algunos estudiantes o discípulos que vinieron a mí con curiosidad y muy limitada aspiración. Debo decir que tengo también estudiantes y discípulos sumamente sinceros. Pero no quiero echar agua fría sobre quienes no son lo bastante afortunados para tener aspiración genuina. A ellos les digo: «No os preocupéis. Si habéis venido a mí solamente por curiosidad, no es malo. Juntaros con los buscadores sinceros. Ved lo que ellos están logrando de su genuina vida espiritual. Y si sentís que su vida espiritual ha cambiado su naturaleza o les está dando una nueva luz y paz, un nuevo significado a sus vidas, intentad seguir su ejemplo. Sed uno con ellos».

Me he cruzado con bastantes seres humanos total y exclusivamente curiosos que han sido transformados en buscadores serios y sinceros. La Verdad ha de realizarse, ya sea hoy o mañana, por lo tanto, si ahora mismo no tenemos la máxima sinceridad, no pasa nada. La sinceridad crece, como cualquier otra cosa. La sinceridad puede desarrollarse como un músculo. Si ahora mismo no tenemos una fuerte aspiración, no pasa nada. Podemos desarrollar la aspiración, nuestro llanto interno.

A los muchos, muchos buscadores sinceros les digo: corred rápido, muy rápido, lo más rápido hacia vuestra Meta destinada. Y a los buscadores curiosos les digo: no os detengáis con el logro de vuestra curiosidad. Por favor, intentad ir un paso más allá. Y entonces veréis la curiosidad de hoy transformarse en la sinceridad de mañana, y en vuestra sinceridad veréis el llanto interno, la llama ascendente que llamamos aspiración.

La aspiración de hoy es la realización de mañana. Esta es la única verdad, la única realización que puedo ofreceros, queridos hermanos y hermanas, buscadores de la Verdad infinita. Comenzad aquí y ahora.

Cuando era un animal…

Cuando era un animal, evolucionaba a través del egoísmo. Ahora que soy una persona, mi evolución puede lograrse únicamente a través del autosacrificio.

V - LA VOZ INTERNA, LA VOLUNTAD Y LA LIBERTAD // 1 - La voz interna

La conciencia es la voz interna…

La conciencia es la voz interna que nos ofrece este importantísimo mensaje: el Amor está construyendo el palacio de la Verdad.

¿Queda alguna manera de ser libre?

¿Queda alguna manera de ser libre para una persona? Ciertamente. En el momento en que sienta que su mente es un pensamiento de Dios, puede sentirse suelta como un ave en el cielo; su vida, por muy fugaz que sea, es un respiro de su Piloto Interno.

Pregunta: Muy a menudo no puedo reconocer mi ser interior. No sé si la que oigo es la voz interior o la voz exterior, y esto eso me confunde tremendamente.

Sri Chinmoy: Lo entiendo completamente. Pero si encuentras un instructor que sea un alma realizada, puedes acudir a él para recibir ayuda y averiguar si lo que estás haciendo es correcto. Si no consigues un maestro espiritual, por favor, sumérgete muy, muy profundo en tu interior y observa si obtienes una voz, un pensamiento o una idea. Luego profundiza en esa voz o pensamiento o idea y observa si te proporciona un sentimiento de alegría o de paz interior donde no hay preguntas ni problemas ni dudas en absoluto. Si obtienes esta clase de paz y alegría internas, puedes decir que la voz que has oído es correcta, que se trata de la voz interior real que te va a ayudar en tu vida espiritual.

Para ser veraces, puros, fuertes y valientes, lo que necesitamos es la voz interior. Nuestra voz interior es el poder-verdad dentro de nosotros. Nuestra voz exterior es el poder-dinero fuera de nosotros. El ser humano no es lo bastante puro como para ver el poder-verdad operar su mundo externo de deseo y demanda. El ser humano no es lo bastante afortunado como para ver el poder-dinero operar en su mundo interno de aspiración y necesidad. El poder-verdad al servicio de la humanidad y el poder-dinero al servicio de la Divinidad pueden cambiar y cambiarán la faz del mundo. El poder-verdad levantará e iluminará a la humanidad adormecida y apagada. El poder-dinero servirá y colmará a la Divinidad aún incompleta sobre la tierra.

La voz interior es la riqueza del corazón. Cuando un aspirante utiliza esta riqueza, ella sonríe con toda el alma. Cuando un escéptico o un no-creyente en Dios intenta utilizar está riqueza, la ahoga despiadadamente.

La voz interior nos dice que ayudemos al mundo únicamente conforme a la expresa Voluntad de Dios. Si la ayuda es rendida de otro modo, está destinada a convertirse en completa calamidad más adelante. Aquel cuya ayuda a los demás está inspirada por Dios y ordenada por Dios no solo es divinamente liberal, sino supremamente bendito.

Dar algo que se ha pedido, después de pensarlo bien, es dar una vez. Dar algo en cuanto se pide, es dar dos veces. Dar algo no buscado, es dar tres veces. Dar algo cuando Dios quiere que sea dado es darlo para siempre y junto con el propio corazón y alma.

Nunca oiremos el canto de la voz interior si hacemos amistad, consciente o inconscientemente, con la ansiedad. ¿Qué es la ansiedad? Es el destructivo hálito de la pobreza de la vida. No puede haber mejor elección ni mayor premio que escuchar a la voz interior. Si voluntariamente rehusamos escuchar la voz interior, nuestras falsas ganancias nos conducirán a una inevitable pérdida. Si escuchamos a la voz interior con toda el alma, nuestras verdaderas ganancias no solo nos protegerán de la inminente destrucción, sino que acelerarán sorprendentemente nuestra realización de la Verdad Trascendental.

Un aspirante debe darse cuenta de que la voz interior no es un regalo, sino un logro. Cuanto más la procura fervorosamente, antes la posee inequívocamente.

La sinceridad le dice al hombre que debería estar verdaderamente orgulloso de tener la voz interior que todo lo discierne. La humildad le dice al hombre que debería estar supremamente orgulloso de que la voz interior, la cual elude el error, ejecuta lo correcto y colma el bien, lo tiene a él.

La voz interior es la guía incansable del hombre, y su amiga verdadera al mismo tiempo. Si una persona profundiza en si misma, la voz interior le dirá qué hacer. Si profundiza más, la voz interior le dará la capacidad para hacerlo. Si profundiza aún más, la voz interior lo convencerá de que está haciendo lo correcto de la manera correcta.

Hay una palabra muy dulce, pura y familiar para nosotros. Esta palabra es conciencia. Conciencia es otro nombre de la voz interior.

La conciencia puede vivir en dos lugares: en el corazón de la verdad y en la boca de la falsedad. Cuando la conciencia nos golpea una vez, debemos pensar que nos está mostrando su amor incondicional. Cuando nos golpea por segunda vez, debemos sentir que nos está mostrando su interés sin reservas. Cuando nos golpea por tercera vez, debemos comprender que nos está ofreciendo su compasión sin límite, para evitar que nos sumerjamos profundamente en el mar de la ignorancia.

Conciencia y pasión no tienen por qué contradecirse, si la persona aspira a ofrecer la luz de su corazón a su pasión y la entrega de su corazón a su conciencia. De esta manera, puede trascender fácilmente esta contradicción aparentemente irreconciliable.

La voz interior es el templo dentro de nosotros. La voz interior es la deidad dentro de nosotros. La voz interior es el deber divino dentro de nosotros. La voz interior es la necesidad suprema dentro de nosotros.

Dios ha ordenado a la voz interior que sea amiga de las almas aspirantes y juez de las almas no aspirantes. La voz interior no solo es una constante fidelidad, sino también una perfecta perfección.

Pregunta: ¿Podemos responder a nuestras propias preguntas a través de la meditación cotidiana?

Sri Chinmoy: Cualquier pregunta que tengas puede ser respondida durante tu meditación, o bien al término de la misma. Si te sumerges en tu interior, estás destinado a recibir una respuesta. Pero cuando la obtengas, por favor trata de determinar si proviene del alma, del corazón o de la mente. Si viene del corazón o del alma, tendrás un sentimiento de alivio, un sentimiento de paz; verás que la respuesta no va seguida de ningún pensamiento contradictorio. Pero si la respuesta no viene desde el corazón o desde el alma, entonces surgirá la mente y contradirá la idea que has recibido.

Mi piloto interno me disuade

Por la mañana,
    mi Piloto Interno
me disuade de la queja amarga.

Por la tarde,
    mi Piloto Interno
me disuade del constante competir.

Al atardecer,
    mi Piloto Interno
me disuade de la inútil melancolía.

Por la noche,
    mi Piloto Interno
me disuade del soñar infructuoso.

La conciencia y la intuición…

La conciencia y la intuición son las experiencias internas del alma que tratan de proteger y perfeccionar nuestra vida externa.

Completo cambio-transformación

Solo hay un serio peligro,
y ese peligro es la duda.
Mi Piloto Interno me advirtió de ese peligro.

Solo hay una seria tentación,
y esa tentación es la supremacía.
Mi Piloto Interno me alertó contra esta tentación.

Solo hay una oscura muerte,
y esa muerte es el miedo.

Solo hay una verdadera vida,
y esa vida es el amor:
el amor del alma
por el completo cambio-transformación del cuerpo.

Hago lo imposible. ¿Cómo?

He decidido lo que quiero:
voy a escuchar a la voz interior.
Creo que ella es
todo amorosa y todo colmadora.
Sé que ella es
todo amorosa y todo colmadora.
Y así es ella exactamente.
Mi creencia es mi poder;
mi conocimiento es mi poder.
Hago lo imposible porque
mi vida de constante entrega
a la Voluntad del Supremo
me ha enseñado cómo hacerlo.

5.2 - La voluntad

Voluntad y fuerza de voluntad

Voluntad soy yo mismo. Voluntad es mi Ser. Mi voluntad es absolutamente de Dios y solo de Dios.

Mi voluntad interior es, en el mundo de la realización, lo que mi vida exterior es en el mundo de la manifestación.

Para la duda de mi mente, nada es real. Para la voluntad de mi corazón, todo es real. Conquistar mis dudas es convertirme en el aliento de mi voluntad.

No temo a mis emociones y frustraciones. Mis emociones y frustraciones viven en mi voluntad entregada a Dios, y se regocijarán siempre en Su diamantina Voluntad.

Cuando mi voluntad interior energiza mi existencia exterior, todos mis imponderables infortunios y penosas angustias se desvanecen en el aire.

La duda quiere marchitar mi mente.
El miedo quiere aniquilar mi corazón.
La ignorancia quiere cubrir mi alma.
La aspiración quiere iluminar mi vida.
La entrega quiere completar mi vida.
La voluntad quiere inmortalizar mi vida.

Mi voluntad terrenal…

Mi voluntad terrenal tiene siempre un principio y un fin. Mi voluntad celestial no tiene principio ni fin. Siempre ha sido y siempre será la misma. Mi voluntad es la morada de Eternidad de la verdad, construida sobre la roca de la Visión-en-la-Realidad de Dios y la Realidad-en-la-Visión de Dios.

¿Qué puede hacer la fuerza de voluntad?

¿Qué puede hacer la fuerza de voluntad? La fuerza de voluntad puede eliminar toda nuestra confusión —la confusión en el físico, en el vital, en la mente y en el corazón. ¿Cómo es que todo el mundo no ha realizado a Dios? ¿Por qué hay tan pocos Maestros espirituales y almas realizadas en la tierra? Hay una sola razón. Es a causa de la confusión, ya sea en la mente, en el vital, en el físico o en nuestra existencia interior. Cuando ese velo de confusión es retirado, vemos el Rostro dorado del Supremo dentro de nosotros.

¿Qué más puede hacer nuestra fuerza de voluntad? Esta fuerza de voluntad, que es la luz del alma, puede entrar en la realidad antes que ninguna otra cosa. Nosotros llamamos a la puerta de la realidad con nuestra sinceridad, nuestra pureza, nuestra aspiración, nuestra dedicación y nuestra devoción. Llamamos a la puerta de la realidad, pero tal vez transcurren días o meses antes de que esta puerta se abre efectivamente para nosotros. Pero cuando la determinación divina, la fuerza de voluntad divina, llama a la puerta de la realidad, esta se abre inmediatamente de par en par. ¿Por qué? ¿Tiene la realidad miedo a la determinación del hombre? ¡No! La realidad abre enseguida sus puertas a la fuerza de voluntad porque ve dos cosas al mismo tiempo: ve que la fuerza de voluntad tiene la capacidad de encarnar la realidad, mientras que otras cualidades tal vez no tengan la fuerza necesaria para encarnar de inmediato la realidad cuando ésta se impone sobre ellas. Y además, la realidad ve que cuando quiere manifestarse en la tierra, es la fuerza de voluntad humana, transformada en fuerza de voluntad divina, quien asume el desafío de ayudar. Las otras cualidades divinas del hombre vacilan; cuando la realidad quiere manifestarse a través de ellas, sienten que aún no ha llegado el momento adecuado. Dicen: «Nos estamos preparando. Por favor, danos un poco más de tiempo». Pero, cuando la realidad acude a la fuerza de voluntad, la realidad siente tremenda alegría y tremendo deleite porque ve que la fuerza de voluntad humana está dispuesta a sentarla sobre sus hombros y llevarla a todas partes.

Si Dios viene y se para justo delante de nosotros, con nuestra pureza diremos: «Oh Dios, estoy sumamente agradecido de que me hayas dado pureza». Con nuestra humildad diremos: «Oh Dios, estoy sumamente agradecido de que me hayas dado humildad». Con nuestra paz diremos: «Oh Dios, estoy sumamente agradecido que me hayas dado paz». Ofreceremos gratitud, pero sentiremos todavía alguna vacilación en cuanto a usar estas cualidades. Sentiremos que quizás no somos lo suficientemente humildes, que quizás no tenemos la suficiente paz. En lugar de eso, ya sea externa o internamente, deberíamos decir: «Oh Dios, tengo esta cualidad; ahora, utilízame». Pero cuando tenemos fuerza de voluntad, inmediatamente decimos: «Oh Dios, Tú me has dado pureza, paz y otras cualidades divinas. Ahora estoy listo para servirte. Dime, por favor, qué puedo hacer».

Por muy débil que sea la fuerza de voluntad humana en comparación con la firme Fuerza de Voluntad de Dios, ella dirá: «Dios, estoy preparada para colmarte. Dime lo que debería hacer, por favor. Quiero ser Tu instrumento. Quiero ser Tu héroe y Tu guerrero dinámico. Mi poder puede ser limitado, pero estoy dispuesto a usar esta cualidad limitada. ¿Quieres sentarte sobre mis hombros? Entonces siéntate. ¿Quieres que corra para Ti? Pues correré. Si quieres darme algo que hacer, lo haré. Aunque pueda romperme las piernas en el camino, haré lo mejor que pueda para Ti». Esta determinación, esta fuerza de voluntad nunca jamás tiene miedo de hacer o decir nada. Sabe que su fortaleza surge desde el alma y que el alma tiene a Dios como su propiedad.

Determinación y voluntad

Si queremos desarrollar la determinación, no debemos pensar en el vital inferior o emocional, sino en el vital dinámico y energético. No debemos pensar en nosotros como el vital agresivo, que disfruta con suma alegría de la depresión y de la frustración, sino como el vital que está lleno de determinación. Si el vital quiere conseguir algo a toda costa, se trata entonces del vital no-divino. Pero este vital no-divino tan solo destruye nuestras posibilidades y nuestro potencial. Adoptando medios inapropiados, malempleando nuestra determinación, no podemos conseguir nada. Pero si el vital quiere trabajar devotamente y con tremenda sinceridad, es decir, si necesita la verdad y no va a descansar hasta conseguirla, ese es el vital divino. El vital divino anhela todo lo positivo. Necesita Luz. Sin la Luz no estará satisfecho. Necesita Poder divino: el Poder que construye, no el poder que destruye. Necesita Amor divino: el amor que expande, no el amor humano que acaba en frustración.

Supongamos que un niño ha comenzado a estudiar en la escuela primaria y dice: «Tengo la determinación de conseguir un doctorado; no abandonaré los estudios hasta que lo logre». Si su determinación es muy sincera, el niño alcanzará algún día su objetivo. Del mismo modo, en la vida espiritual, si el vital hace la promesa de traer la Paz, la Luz y la Dicha de lo alto en medida infinita, está destinado a hacer descender la Paz, la Luz y la Dicha finalmente.

Pero la determinación del vital no es suficiente; necesitamos también la voluntad del alma. La determinación, en última instancia, viene desde el alma. Cuando empleamos este poder en el plano físico, vital o mental —es decir, en el plano externo— lo llamamos determinación. Pero cuando lo empleamos en el plano interno o psíquico, lo llamamos fuerza de voluntad, la luz del alma. La fuerza de voluntad es el término espiritual que utilizamos para la determinación. Cuando la luz del alma penetra en el vital, podemos tener una determinación unidireccional; esta determinación intensa y unidireccional es la determinación divina, la auténtica fuerza de voluntad.

En la vida ordinaria, cuando tenemos la determinación de hacer algo, mantenemos nuestra determinación por cinco minutos y luego desaparece por completo. Si tratamos de lograr determinación por nuestra cuenta, esta no va a perdurar; pero, una vez que conocemos lo que es la fuerza de voluntad del alma, vemos que se mantiene por muchos años, incluso toda la vida.

La determinación divina viene automáticamente, si meditamos en el corazón, en la luz del corazón. Cada buscador puede desarrollar la capacidad de hacer aflorar la luz. Si meditamos en algún lugar distinto del corazón, puede suceder que nuestra determinación fluctúe. Supongamos que tenemos la determinación de levantarnos por la mañana a las cinco en punto. Tal vez mañana nos levantemos a las cinco en punto con gran dificultad. Pero pasado mañana, sencillamente nos olvidamos de salir de la cama. No hemos hecho una promesa firme y por tanto nos levantamos a las ocho o a las diez. ¿Por qué? Porque no hemos cargado nuestra batería. Si obtenemos luz divina de nuestra alma durante la meditación y rezamos sinceramente al alma para que nos despierte a las cinco en punto, el alma se sentirá complacida. Incluso si nos hemos acostado a las dos de la mañana, seremos capaces de levantarnos a las cinco; el alma nos despertará. El alma puede tomar la responsabilidad de hacer lo necesario por nosotros. Los buscadores de la Verdad y la Luz procurarán tener siempre acceso libre a la voluntad del alma. Solo si hacemos un esfuerzo consciente para identificarnos con la voluntad de nuestra alma y con la determinación de nuestro ser interno, pueden nuestros esfuerzos tener poder.

La Voluntad de Dios y mi voluntad

Cuando la Voluntad de Dios es también mi voluntad, no tengo que abandonar nada, porque Él está con todo y en todo.

Cuando actúo contrario a la Voluntad de Dios, daño mi cuerpo, torturo mi vida y recluyo al ave de mi alma. Cuando soy un perfecto esclavo de las venenosas dudas, mi voluntad queda vacía de la Voluntad de Dios. Cuando soy absolutamente obediente al carácter ineludible de la Verdad, me convierto en la Voluntad inexorable de Dios. Cuando vivo en la fe, la Voluntad de Dios transforma mis sueños terrenales en Visiones celestiales. Cuando vivo una vida de orgullosa autoaserción, la Voluntad de Dios me olvida, la tierra me odia y el Cielo me aparta.

Yo rodeo al Supremo con los brazos de mi completa impotencia. Él me rodea con los brazos de Su Protección que todo lo ampara. Yo despilfarro Sus Bendiciones y Su Compasión. Él cultiva Su Esperanza en mí y alimenta Su Promesa a mí.

Mi voluntad es la apertura de mi corazón aspirante al Supremo. Medito, no porque quiero que sepa que medito en Él, sino porque quiero poder llegar a recibirle en medida infinita. Durante mi meditación, cuando nado en el mar del amor y la devoción, Él desciende hacia mí. Durante mi meditación, cuando el sol de sabiduría y paz amanece en mi interior, Él me eleva hacia Sí.

Yo rezo en silencio. Él escucha en secreto. La llama ascendente de mi corazón se eleva y alcanza el Trono de Su Compasión.

El Supremo jamás me pide que crea en Él antes de haberme dado evidencias, infinitamente más de las necesarias, sobre las que yo pueda fundar mi fe implícita. Si quiero dudar de Él, también me ha dado abundantes oportunidades para hacerlo. En verdad, aquí reside la magnanimidad de Su Luz de Compasión por mí.

Mi voluntad y la Voluntad de Dios. Cuando mi voluntad es aprobada por la Voluntad de Dios, mi corazón puro no tiene una constante dicha interna; pero cuando mi corazón obedece sin reservas y de todo corazón a la Voluntad de Dios, y yo la acepto como mi voluntad propia, la alegría infinita crece dentro de mi corazón y la alegría eterna fluye a través de mi corazón.

Tu sabiduría

Tu Sabiduría colma mi corazón.
Todo soy, en todas partes,
presente, futuro, pasado
— y todo lo sostengo.

Mi éxtasis no conoce límites;
mi sombría y ciega congoja
queda al margen de la comprensión de todo.
Soy yo quien construye mi Meta.

El sueño de ignorancia de mi vida
conduzco hacia Tu Voluntad.
Altero ahora el curso
del arrollo sin meta de mi corazón.

Un aspirante real…

Un aspirante real es el que ha hecho conscientemente de su vida un devoto canal para la afluencia y salida de la Voluntad de Dios.

Obedecer la Voluntad de Dios…

Obedecer la Voluntad de Dios es escapar de la prisión creada por uno mismo.

Cuando deseo,…

Cuando deseo, la imposibilidad me frunce el ceño. Cuando aspiro, la posibilidad me atrae hacia sí. Cuando tengo voluntad, hago añicos el orgullo de imposibilidad y transformo la posibilidad en inevitabilidad.

La diferencia entre pensamiento y voluntad

La diferencia entre pensamiento y voluntad es esta: el pensamiento vacilantemente considera, la voluntad instantáneamente se aventura.

Hay un único modo

Solo hay un modo de tener tus emociones bajo control: ser la expresión consciente de tu explícita fuerza de voluntad.

La mente humana y la Voluntad del Supremo…

La mente humana y la Voluntad del Supremo son perfectas extrañas una de otra.

5.3 - Libertad

Escapé

Escapé
del Abrazo de Dios.
   
Escapé
del mar de la ignorancia.

Escapé
de la perdición del desaliento.

Escapé
del antro de la destrucción.

No sé porqué,
no sé cómo.

Y ahora veo
que no hay escape, no hay salida.

Estoy atrapado por mi propia
elección de libertad.

Libertad externa y libertad interna

La madre de la libertad es la luz. El padre de la libertad es la verdad. La esposa de la libertad es la paz. El hijo de la libertad es la valentía. La hija de la libertad es la fe.

La libertad suena donde la luz brilla. La libertad suena cuando la verdad canta. La libertad suena si la paz se expande. La libertad suena porque la valentía demanda. La libertad suena; por consiguiente, la fe florece.

La libertad humana es una experiencia del cuerpo, en el vital y para la mente. La libertad divina es una experiencia del alma, en el corazón y para la mente, el vital y el cuerpo. No hay prácticamente diferencia entre la libertad animal y la esclavitud humana. En el dominio del vital destructivo, nuestra libertad animal ruge. En el abismo de nuestro cuerpo dormido e inconsciente, nuestra esclavitud humana ronca.

La Libertad de Dios yace en Su constante servicio al género humano, en Su incondicional ofrecimiento de Sí Mismo. La libertad del hombre yace en su consecución de Dios, en la perfección de su vida y en la plenitud de su vida.

La libertad de la mente dubitativa es sin duda una realidad; pero esa realidad es efímera, endeble. La libertad del corazón amante y aspirante es una realidad perdurable y una sublimidad suprema.

Es buena la libertad del pensamiento terrenal, pero muy a menudo se abre a la falsa libertad. La libertad que proviene de seguir la Voluntad celestial invoca la Presencia de Dios en nosotros; invoca Su Promesa divina en y a través de nosotros, así como Su suprema afirmación y manifestación de Sí mismo en nosotros y a través de nosotros.

¿Qué es la falsa libertad? Falsa libertad es nuestra constante y deliberada aceptación de la ignorancia y nuestra consciente existencia en la ignorancia. ¿Qué es libertad real? Libertad real es el conocimiento consciente de nuestra divinidad interna y la constante unidad inseparable con nuestro Piloto Interno.

¿Qué puede hacer la falsa libertad? La falsa libertad puede hacer mucho: puede destruirnos totalmente, puede destruir nuestras posibilidades y potenciales internos, puede destruir nuestra riqueza interna. ¿Qué puede hacer la libertad real? La libertad real también puede hacer mucho: la libertad real puede hacernos crecer y devenir en la imagen misma de nuestro Piloto Supremo.

El olvido se lleva nuestra libertad, pero el Perdón de Dios nos la devuelve. Los abundantes deseos se llevan nuestra libertad, pero la Compasión de Dios nos la devuelve. La prepotencia, la autoafirmación se lleva nuestra libertad, pero la Luz de Dios nos la devuelve.

Es nuestra consciencia de nosotros mismos lo que retiene nuestra libertad, y es el Orgullo divino de Dios en nosotros lo que perfecciona nuestra libertad. En la perfección de nuestra libertad terrenal crecemos, sembramos la semilla del Cielo en nuestro interior. Y en el cumplimiento de nuestra libertad interna vemos el Cielo y la tierra como almas complementarias, puesto que la tierra ofrece su riqueza y capacidad, que es la receptividad, y el Cielo ofrece su riqueza y capacidad, que es la Divinidad y la Inmortalidad.

La verdadera libertad no consiste en hablar mal del mundo o criticar a un individuo o individuos. Asimismo, la verdadera libertad no consiste en meramente apreciar y admirar al mundo o a la humanidad en su conjunto. La verdadera libertad se halla únicamente en nuestra unidad inseparable con el llanto interior y la sonrisa exterior del mundo. El llanto interior del mundo es Dios-la-Realización; la sonrisa exterior del mundo es Dios-la-Manifestación.

La libertad es expresiva;
esto es lo que me dice el cuerpo.
La libertad es explosiva;
esto es lo que me dice el vital.
La libertad es costosa;
esto es lo que me dice la mente.
La libertad es iluminadora;
esto es lo que me dice el corazón.
La libertad es colmadora;
esto es lo que me dice el alma.

Tenemos dos tipos de libertad: libertad exterior y libertad interior. La libertad exterior quiere probar constantemente su capacidad; quiere probar su soberanía. La libertad interior quiere probar que pertenece a Dios y solo a Dios.

La libertad exterior tiene un nuevo objetivo cada día; quiere descubrir este objetivo únicamente en el placer. Pero la libertad interior tiene solo un Objetivo eterno: lograr el consciente conocimiento de Dios y la consciente manifestación de Dios en y a través de sí misma.

La libertad exterior solo está satisfecha cuando se halla en condiciones de decir: «No tengo superiores, soy mi única dueña». La libertad interior solo está satisfecha cuando puede decir fervorosamente: «No quiero ser superior a nadie, pero quiero que Dios sea mi superior, mi único superior».

La libertad interior es ver lo que deberíamos. La libertad interior es ser lo que debemos. Lo que deberíamos ver es el rostro dorado de la Verdad. Lo que debemos ser es la fluyente Vida de la Visión de Dios y el resplandeciente Hálito de la Realidad del Dios.

Luchamos por la libertad exterior. Clamamos por la libertad interior. Con la libertad exterior, vemos y gobernamos las cuatro esquinas del globo. Con la libertad interior, vemos el Alma y devenimos la Meta del universo entero.

Mi libertad exterior es mi autoimpuesta y autoengrandecida obligación. Mi libertad interior es el derecho innato de mi aspiración eterna y de mi realización sin fin.

La pregunta primordial ahora es si mi libertad interior y mi libertad exterior pueden correr a la par. Ciertamente pueden; ciertamente deben. Mi libertad interior sabe lo que tiene y lo que es: realización. Mi libertad exterior debe saber lo que quiere y lo que necesita: transformación.

Cuando la libertad de mi vida exterior es transformada fervorosamente y sin reservas, deviene inmediatamente en la fuerza más poderosa y el orgullo más alto de la libertad de mi vida interior.

Mi libertad exterior es la barca de mi vida. Mi libertad interior es el mar de mi vida. Mi Dios es mi Piloto Supremo. Hoy soy el alma buscadora e implorante de mi viaje. Mañana seré la meta iluminadora y colmadora de mi viaje.

Mi compasiva y constante necesidad de Dios, es el alma de mi libertad. Mi sonriente y danzante seguridad trascendental de Dios permanentemente colmada, es la meta de mi libertad.

Ve y pregunta

Padre ¿Qué es el pecado?
«Hija, realmente no lo sé.
Ve y pregúntale a una mente cristiana».

Padre ¿Qué es la salvación?
«Hija, realmente no lo sé.
Ve y pregúntale a un alma cristiana».

Padre ¿Qué es el cautiverio?
«Hija, realmente no lo sé.
Ve y pregúntale a una mente hindú».

Padre ¿Qué es la liberación?
«Hija, realmente no lo sé.
Ve y pregúntale a un alma hindú».

Dios es aún mi jefe

Oscuridad, quieres que yo te ayude.
Por eso has acudido a mí.

    ¡Ay!,
tú tienes más libertad que yo;
yo no tengo libertad para nada.
Dios es aún mi jefe.

Ignorancia, quieres que yo te sirva.
Por eso has acudido a mí.

    ¡Ay!,
te diré mi único secreto:
no tengo libertad para nada.
Dios es aún mi jefe.

Pregunta: ¿Tienen algún significado espiritual las crisis energéticas, las guerras y otros problemas que el mundo está teniendo en la actualidad?

Sri Chinmoy: Las fuerzas divinas están intentando traer Luz al mundo, pero ahora mismo el mundo está dirigido por las fuerzas no-divinas. Hay una gran diferencia entre la aprobación del Supremo, la sanción del Supremo y la tolerancia del Supremo. El Supremo nos ha creado y nos ha dado una libertad muy limitada. Pero estamos usando esa libertad de una manera muy poco divina. Ahora mismo, estamos todos actuando como elefantes locos, y Él sencillamente está tolerándonos. El Supremo no quiere que nos comportemos de este modo; no quiere hostilidad, conflictos, luchas y peleas entre las naciones, sin embargo nos ha dado una libertad limitada y nosotros estamos haciendo esas cosas. Pero llegará un día en que el Supremo no las tolerará.

No hay significado espiritual alguno en el trastorno del mundo, en el sentido de que algo muy espiritual, divino o magnífico vaya a surgir de ello. Somos nosotros quienes estamos creando esta clase de sufrimiento. En raras ocasiones, el sufrimiento nos ayuda a purificar nuestra vida; pero los problemas actuales están siendo creados por gente necia, no desarrollada, oscura e impura. Estamos sufriendo y sufriremos más a causa de nuestra propia ignorancia.

VI - ESPIRITUALIDAD // 1 - La vida espiritual

¿Qué es la espiritualidad?

¿Qué es la espiritualidad? Es el lenguaje común del hombre y Dios. Aquí en la tierra, tenemos cientos y miles de lenguajes que permiten que una persona entienda a otra; pero cuando se trata de Dios y el hombre, solo hay un lenguaje, y ese lenguaje es la espiritualidad. Si uno sigue el camino de la espiritualidad, puede fácilmente hablar con Dios cara a cara.

Pregunta: ¿Podría explicar lo que es el hambre interna?

Sri Chinmoy: El solo hecho de estar insatisfecho, frustrado o sentir que no se ha logrado lo que se quería, no significa necesariamente haya hambre interna. Pero supongamos que sientes que hay algo vasto dentro de ti, algo luminoso, algo colmador, algo positivo que en este momento no posees. Piensas que hay paz dentro de ti, pero no tienes acceso a ella. Si piensas que tienes algo divino en ti, y que es eso lo que necesitas, significa que tienes aspiración. El hambre proviene de tu necesidad espiritual. Cuando necesitas algo y sabes dónde existe, vas a intentar conseguirlo. Cuando tienes esta hambre, el siguiente paso es satisfacerla.

Si entras en la vida espiritual debido a la frustración, la insatisfacción o la desesperación, tal vez no vas a quedarte en la vida espiritual. Hoy estás insatisfecho con alguien o con algo y mañana dirás: «No, déjame intentarlo de nuevo. Puede que esta vez consiga la satisfacción». Has fracasado, y por eso estás insatisfecho, pero quizás mañana lo intentes otra vez de un modo humano. No obstante, al cabo de un tiempo, verás que la insatisfacción y la frustración provienen del deseo. Si no satisfaces tu deseo, te sientes desilusionado. O incluso si consigues lo que querías, aún no estarás satisfecho. En la vida del deseo no hay satisfacción.

Finalmente dices: «No, no voy a desear nada de un modo humano. He venido de la Inmensidad y tan solo quiero entrar en la Inmensidad infinita». Esto es aspiración. Cuando aspiras, tratas de entrar en el vasto océano de la Paz, la Luz y la Dicha. Pero cuando deseas, tan solo tratas de poseer el objeto de tu deseo. Cuando aspiras, simplemente te arrojas en la realidad y sientes que la realidad es tuya.

Cuando se Le pide a Dios algún objeto material, solo Él sabe si lo dará o no, porque solo Dios sabe si es algo realmente necesario para la persona que lo pide. Si la persona obtiene eso que está implorando, tal vez solo aumente su deseo; por otra parte, si no lo obtiene, estará frustrada y descontenta con Dios. Pero Dios tiene que decidir si es mejor que obtenga esa cosa o no. En tu caso, dado que eres un buscador sincero, si rezas a Dios o meditas en Dios por la Paz, la Luz o la Dicha, aunque Dios no te las conceda de la manera que tú quieres, aún te sentirás satisfecho, puesto que todavía tendrás alegría interior y paz interior. Sencillamente dirás: «Él sabe mejor que yo lo que hace falta. Tal vez aún no estoy preparado y por eso no me está dando lo que pedí. Pero el día en que yo esté preparado me lo dará». De hecho, en la vida de aspiración, no es tu logro lo que te da la satisfacción, sino tu aspiración; la aspiración misma es tu satisfacción.

En la vida espiritual no progresamos por las buenas o por las malas; la espiritualidad no puede lograrse empujando o jalando, sino que es algo espontáneo. Yo no puedo imponerte la vida espiritual ni puedo quitarte tu vida espiritual o tu llanto interno, pero si tienes algo espiritual en ti, puedo inspirarte. Si tienes una moneda espiritual, entonces mi inspiración te permitirá obtener millones de monedas espirituales. Pero para empezar, has de tener una pequeña llama.

Muchos están profundamente dormidos; para ellos la espiritualidad no está al alcance. No importa cuán sinceramente lo intentemos, no podemos despertarlos. Tú estás en un camino espiritual; eso significa que ya estás despierto y en pie. Pero si intentas arrastrar la Luz espiritual hacia ti, estás cometiendo un error. Solo cuando esta Luz viene por sí misma, cuando la atraes con la fuerza de tu aspiración, puedes recibirla. De otro modo, si no tienes la suficiente receptividad, el recipiente sencillamente se romperá cuando la Luz descienda.

¿Cómo puedes recibir esta Luz de lo alto? Para ello necesitas práctica constante; si practicas a diario, sin falta expandirás tu conciencia. Una persona no aspirante tiene una conciencia que está ceñida a la tierra; no se expande en absoluto. Pero cuando aspiras, tu conciencia se expande y tu receptividad aumenta. Por consiguiente, si rezas o meditas, puedes mantener fácilmente la Luz y la Paz que descienden.

Pregunta: Estoy buscando mayor alegría en mi vida, pero no me siento seguro de adentrarme en la meditación para lograrlo.

Sri Chinmoy: Cuando la vida no te está proporcionando alegría pero sientes que la quieres, significa que estás hambriento. En la vida espiritual, cuando tienes hambre, tomarás alimento espiritual. Cuando no tienes hambre, no comerás. Durante quince o veinte años no has estado interesado sinceramente ni intensamente la vida espiritual. Puesto que no has meditado intensamente durante tantos años, si te lanzas de golpe al mar de la espiritualidad, no podrás nadar. No puedes cambiar tu naturaleza de la noche a la mañana. Eso ha de hacerse lenta, firme y gradualmente. Primero muévete un poco en el agua; así, poco a poco, aprenderás a nadar. Entonces llegará el día en que nadarás bien. Pero, dado que tienes el hambre interna, quiere decir que estás listo para comenzar a nadar.

Pregunta: Cuando habló sobre la necesidad de trascender el pasado, dijo usted que el mundo está evolucionando continuamente. ¿Podría decirnos algo más sobre esto?

Sri Chinmoy: Cada persona tiene que saber y sentir cuánto ha progresado. Cuando acepta la vida espiritual y avanza por el camino de la espiritualidad, indudablemente va a ver su progreso interno. En el mundo interno logra la Paz, la Luz y la Dicha; pero en el mundo externo su naturaleza es todavía imperfecta. Requiere tiempo manifestar estas cualidades divinas en el propio comportamiento externo. Si miramos únicamente a las actividades externas, nos sentiremos desilusionados, pero si profundizamos dentro, veremos cuánta Paz, Luz y Dicha ha logrado ya la persona. En el curso del tiempo, podrá manifestar lo que tiene en su interior. Lo que tenemos dentro, sin ninguna duda vamos a manifestarlo, ya sea mañana o pasado mañana.

Pregunta: ¿Qué sucede si, después de practicar la espiritualidad durante un cierto tiempo, decides que quieres descansar y continuar tu viaje más adelante?

Sri Chinmoy: En la vida ordinaria, tras haber recorrido un kilómetro, puedes quedarte donde estés y descansar un tiempo antes de continuar tu viaje. Pero en la vida espiritual no es así. En la vida espiritual, una vez que te tomas un descanso, la duda entra en ti, el temor entra en ti, la sospecha entra en ti. Toda suerte de fuerzas negativas entran y destruyen todas tus posibilidades. Tu potencial queda intacto; antes o después realizarás a Dios, pero las posibilidades que tuviste una vez, esas posibilidades doradas, las has perdido. Si dejas de meditar y abandonas la vida espiritual, el progreso que has hecho será destruido. La gente no recibirá una buena vibración de ti; nadie obtendrá inspiración de ti; no podrás ofrecer la sonrisa de tu alma. Volverás a caer en tus viejas costumbres y a quedar perdido en la ignorancia.

No obstante, la esencia del progreso que hiciste quedará dentro del alma. La esencia nunca se pierde, aunque en tu vida externa no puedas usarla. La quintaesencia del progreso que hiciste quedará dentro de tu corazón y, cuando quieras volver a meditar, después de cinco o diez años, o bien en tu próxima encarnación, esta quintaesencia saldrá a la luz. Si Le rezas a Dios muy sinceramente para entrar otra vez en vida espiritual, tu progreso previo tomara cuerpo en tu vida.

Por tanto, permanece siempre alerta y corre tan rápido como puedas hacia tu Meta. No te detengas hasta que la carrera esté ganada; de lo contrario, el tirón de la ignorancia te llevará otra vez al lugar desde donde empezaste.

Pregunta: A veces la gente dice que siempre es mejor el sueño que la realidad, y que la búsqueda de algo es mejor que su consecución, porque cuando se alcanza el objetivo no hay ningún otro sitio adonde ir. ¿Se aplica esto también a la vida espiritual?

Sri Chinmoy: En la vida espiritual tenemos que saber que no hay un final para nuestro viaje, porque Dios no está ni puede estar satisfecho con algún nivel en particular. El sueño de hoy se transformará en la realidad de mañana. Pero además, la realidad de mañana será insignificante comparada con la realidad a la que apuntamos al día siguiente. No hay final para nuestra realidad porque tenemos lo Divino infinito dentro de nosotros constantemente. Nuestro objetivo es cambiar el rostro de la realidad en algo cada vez más brillante, en lo más brillante, y cada vez más alto, en lo más alto. E incluso en lo más alto, la realidad tiene que ir cada vez más y más allá, porque Dios no acepta, ni puede aceptar, ni va a aceptar nunca algún final para Su creación. La creación es Su progreso, Su propio movimiento; y Dios quiere un progreso sin fin en infinitas maneras.

Pregunta: A menudo tengo altibajos en la vida espiritual. Siempre tengo la esperanza de no volver a caer otra vez, pero sucede constantemente.

Sri Chinmoy: Al principio, todos experimentan altibajos en la vida espiritual. Cuando un niño está aprendiendo a caminar tropieza y se cae una y otra vez; pero pasado un tiempo aprende a caminar adecuadamente, y por último a correr. Finalmente puede correr tan rápido como su capacidad se lo permite, pero el niño pequeño no puede esperar correr tan rápido como su padre, porque su padre tiene mucha más capacidad.

Tú experimentas altibajos. Cuando estás arriba, tienes que sentir que estás atisbando tu capacidad final. Cuando estás abajo, simplemente deberías sentir que no es más que una incapacidad temporal. No debes desanimarte tan solo porque veas que quienes están más avanzados que tú en la vida espiritual están corriendo. Hubo un tiempo en el que ellos también tropezaban.

Puede que ahora mismo el cielo esté lleno de nubes, pero llegará un día en que el sol brillará de nuevo en su todo su esplendor. Cuando experimentes momentos bajos de temor, duda o falta de aspiración, deberías sentir que no van a durar para siempre. Como el niño que se ha caído, debes tratar de ponerte de nuevo en pie. Algún día serás capaz de caminar, después correr y, finalmente, correr muy rápido sin caer.

Pregunta: Ahora que he entrado a la vida espiritual, tengo más problemas con los deseos. ¿Está el Supremo dándome estos deseos adicionales para fortalecerme?

Sri Chinmoy: Cuando hemos entrado en la vida de la aspiración y la espiritualidad, el Supremo no va a traer deseos e impurezas adicionales a nuestra mente o a nuestra vida. Es Él quien nos ha dado la aspiración, por lo tanto, ¿por qué iba a darnos deseos que son directamente lo opuesto a la aspiración? No. Él no impedirá deliberadamente nuestro progreso de esta manera. Estos deseos parecen surgir de repente, pero realmente no son nuevos para nosotros; ya existían antes en nuestra vida, aunque no los notábamos tanto porque nuestra vida estaba totalmente envuelta en infinidad de deseos.

Antes de entrar en la vida espiritual todos éramos inconscientes; el tigre en nosotros estaba durmiendo. Pero cuando el tigre ve que estamos intentando abandonar su dominio, dice: «¿Adónde vas? ¿Qué derecho tienes a abandonarme? Te voy a devorar antes que me dejes». Mientras el tigre del deseo está confiado de que estaremos todo el tiempo con él, no siente la necesidad de asustarnos o amenazarnos. Pero cuando comenzamos a intentar salir de nuestra jaula de cautividad, el tigre de la ignorancia trata de impedírnoslo; nos ataca muy vehementemente con dudas y otras fuerzas no-divinas en cuanto siente que estamos amenazando abandonarlo.

Mientras estamos en la vida ordinaria no hay intensidad; hoy tenemos un deseo, mañana cuatro, y al día siguiente diez o veinte. Pero raramente somos intensos, ni siquiera a la hora de lograr y colmar nuestros propios deseos. Nuestros deseos son meros anhelos; no tenemos la capacidad o la voluntariedad de trabajar para colmarlos. Queremos ser ricos, famosos, grandes, brillantes, hermosos, pero lejos de nosotros está el trabajar para lograr estos deseos, ni siquiera rezaremos sinceramente para que se cumplan.

Un buscador que entra en el sendero espiritual, pero no lo ha aceptado de todo corazón, o no está muy avanzado, puede ver esos mismos deseos aflorar durante su meditación. Comenzará a pensar: «Esta persona es muy rica, esta persona es muy bella, esta persona tiene algunas buenas cualidades que yo no tengo». Mientras está rezando por la Paz, la Luz y la Dicha, tal vez una parte de su ser esté abrigando consciente y deliberadamente el deseo de llegar a ser multimillonario. En ese momento, la intensidad de la meditación del buscador se encuentra con esos deseos terrenales. ¿Y qué ocurre? Que la intensidad entra en los deseos y los hace mucho mas fuertes de lo que eran.

A través de la mente no iluminada, los deseos intentan acercarse a nosotros incluso después de que hemos entrado en la vida de aspiración. Lo mejor que podemos hacer es no permitir nunca que cualquier impureza en forma de deseo, duda, ansiedad, envidia, o cualquier pensamiento sin aspiración entre en nuestra mente durante la meditación. Si un deseo viene a nosotros cuando no estamos meditando, no es bueno alimentarlo; pero es infinitamente peor alimentarlo durante la meditación. Si alimentamos deseos o cualquier pensamiento impuro durante la meditación, estamos simplemente fortaleciendo el poder de las fuerzas negativas y haciendo más dificultoso nuestro propio viaje espiritual.

Cuando los deseos entran a nuestra vida de aspiración, no debemos tenerles miedo. Debemos considerarlos como obstáculos. Es cierto que si no hay obstáculos o impedimentos en nuestro camino, correremos más rápido. Pero si hay impedimentos, cada vez que superamos un obstáculo obtenemos fortaleza y ánimo adicionales para intentar superar otro. Si no tenemos obstáculos, somos afortunados. Pero si tenemos algunos debido a nuestra larga asociación con la ignorancia, deberíamos sentir confianza en que podremos trascenderlos porque tenemos aspiración, el ímpetu interno para atravesar los obstáculos y alcanzar la Meta.

Si profundizamos, podemos ver cada dificultad como un favor. Antes estábamos solos con nuestras dificultades. Ahora nos hemos vuelto aspirantes conscientes, por tanto, la Gracia de Dios ha entrado en nuestras vidas. La Gracia de Dios está ayudando constantemente al buscador. Ella se coloca entre la dificultad y el buscador. Si uno ve millones de dificultades cuando entra sinceramente en la vida espiritual, también las puede ver como millones de bendiciones, porque la Gracia de Dios está en ellas, iluminándolas. Cuanto antes aparezcan las dificultades ante nosotros, mejor, porque así podemos superarlas enseguida. No deberíamos estar desagradecidos a Dios ni deberíamos maldecir nuestro destino cuando surgen dificultades. Deberíamos estar agradecidos a Dios por hacer salir todas nuestras impurezas para ser iluminadas y trascendidas lo antes posible. Hemos de hacer frente y conquistar a nuestros enemigos, ya sea hoy o mañana. Haciéndonos merecedores de la Compasión y la Gracia de Dios, podremos fácilmente vencer nuestras dificultades.

Pregunta: ¿Cómo puedo ganar la batalla que tiene lugar dentro de mí entre la luz y la oscuridad?

Sri Chinmoy: En nuestra existencia interna estamos constantemente luchando con la verdad y la falsedad. Sucede muchas veces que no seguimos a la verdad, a pesar de conocerla, porque sentimos que sería extremadamente difícil, mientras que algo que no es verdadero puede ser más conveniente para nuestras necesidades externas actuales. En ese momento, cometemos la mayor equivocación.

Si consideramos la falsedad como algo nuestro, ¿qué sucede? La verdad permanece callada. Pero si estamos anhelando seguir la verdad, la falsedad viene y nos golpea, nos insulta, nos desanima. Al mismo tiempo, la verdad no está excesivamente impaciente por reivindicarnos, ya que ha visto que numerosas veces hemos tocado sus pies y hemos prometido escucharla, pero una y otra vez no ha sido más que palabrería. Decimos que seguiremos el camino de la verdad, pero al momento siguiente vamos y escuchamos a la falsedad porque obtenemos más placer allí. La verdad ha oído nuestras falsas promesas cientos y miles de veces.

Cuando realmente intentamos cumplir la promesa que hicimos a la verdad, tal vez sintamos a la falsedad tirar de nuestra mente. «¿Adónde vas?» —le dice—. «Prometiste quedarte siempre conmigo». Pero si llega el día en que la verdad ve que somos absolutamente sinceros, entonces luchará muy poderosamente contra la falsedad. Y si llegamos a ser totalmente uno con la verdad, veremos que todas las fuerzas oscuras que hay dentro y alrededor nuestro, no tienen otra opción que rendirse.

Asimismo, algunas personas suplican sinceramente por la luz pero sin resultados satisfactorios, sencillamente porque la Hora destinada de Dios no ha llegado aún. Si un sembrador siente que debería obtener una abundante cosecha el mismo día en que comienza a trabajar su tierra, se disgustará y abandonará el campo cuando no vea resultado alguno después de unas pocas semanas de esfuerzo sincero. Aunque la sinceridad es importante, el tiempo es también un gran factor; el campo únicamente puede producir frutos satisfactorios en el tiempo propio de Dios. Nuestro sentido del tiempo y el sentido del tiempo de Dios no necesariamente tienen porque ser, y muy a menudo no son, el mismo. Cuando estamos entregados al cien por cien, sentiremos que si no estamos obteniendo resultados satisfactorios, vamos a esperar por siempre la Hora de Dios. Pero si no estamos entregados, no aceptaremos la Voluntad de Dios; nos deprimiremos, nos descorazonaremos y abandonaremos la batalla, y ciertamente seremos los perdedores.

Lo que necesitamos es luz; pero si la luz no viene, debemos estar dispuestos a esperar una Eternidad para que la Luz infinita recargue nuestro ser interno y externo. Entonces, la falsedad sentirá inmediatamente que estamos dispuestos a esperar millones de años a fin de bañarnos en el mar de la Luz, y perderá su interés en nosotros. Si Dios lo quiere, puede darnos lo que queremos de una vez, pero si siente que este no es el momento apropiado, debemos esperar. Entonces, si tenemos paciencia, la cual es en sí misma la extensión de la luz o de la conciencia, podemos sentir que estamos aumentando la luz que tenemos y la luz que está entrando en nosotros.

Pregunta: No estoy tan receptivo como me gustaría. ¿A qué se debe eso?

Sri Chinmoy: Nuestra receptividad es mermada por las fuerzas hostiles que nos atacan. Estas pueden atacar precisamente porque nuestra consagración al Supremo no es todavía completa. A veces la mente del aspirante se rebela, a veces el vital se rebela y a veces el físico, o incluso el físico sutil, se rebelan. Si hay una apertura tal, las fuerzas hostiles pueden atacarnos.

También hay otro motivo por el cual no estamos receptivos. Mientras no estemos realmente seguros de lo que queremos verdaderamente, la vida del deseo o la vida de la aspiración, las fuerzas hostiles se interpondrán entre nuestro deseo y nuestra aspiración. La aspiración nos lleva a la meta, a la realidad, pero el deseo inmediatamente entabla amistad con nuestros enemigos. Las fuerzas hostiles están siempre alertas; tratan de dividirnos. Quieren separarnos de nuestra aspiración. ¿Qué hacen entonces? Traen el deseo y tratan de aniquilar la aspiración. Muy a menudo lo consiguen. Pero una persona espiritualmente alerta tomará la aspiración y entrará en el deseo a fin de transformarlo. Si el deseo entra en la aspiración, la aspiración es arruinada; si la aspiración entra en el deseo, el deseo es transformado.

En tu caso, si eres víctima de ataques hostiles, estos vienen principalmente por dos razones: la primera es que tu físico se está rebelando despiadadamente contra la aspiración psíquica del corazón. No puedes deshacerte permanentemente de todas tus cualidades no-divinas y negativas porque inconscientemente estás albergando pensamientos negativos. Todavía sientes que esas cualidades son satisfactorias para tu vida externa, tu vida vital. Tu aspiración interna está corriendo mucho más rápido que tu capacidad o necesidad física. El físico está constantemente haciendo el papel de un ladrón. El alma está ganando algo para ti y el físico está robándotelo y despilfarrándolo. Tú obtienes la luz desde el alma y la arrojas a todo alrededor; el físico obtiene luz pero no la utiliza para su propia iluminación.

El segundo motivo de estos ataques, en tu caso, es la incertidumbre. Seas o no consciente de ello, tienes miedo de lo Infinito. Por un lado, quieres sumergirte en el mar de la Infinitud; por otro lado, tienes un sentimiento de incertidumbre. Te preguntas qué vas a conseguir del mar de la Infinitud; debes saber que vas a conseguir la riqueza infinita de la Conciencia inmortal que permea el universo entero. Tu alma la quiere, pero tu mente física tiene miedo. Mientras haya miedo, tan siquiera una pizca de miedo en ti, las fuerzas hostiles tienen el poder de atacarte sin piedad. Si uno no tiene una aceptación o una conciencia integral de su propia meta verdadera, las fuerzas hostiles están llamadas a torturarle. Pero si no tienes miedo y estás seguro de tu objetivo, las fuerzas hostiles nunca pueden atacarte. Si puedes aceptar la Infinitud como algo que te pertenece pero que has olvidado, si puedes ver que siempre has sido esa Infinitud, entonces el miedo no aparece.

Su corrección y su manifestación

Él corrige
sus innumerables deficiencias
pensando en la Perfección de Dios.

Él manifiesta
la Perfección Trascendental de Dios
deviniendo el Alma de la Aspiración de Dios.

6.2 - Yoga

Pregunta: ¿Qué se entiende realmente por Yoga?

Sri Chinmoy: Yoga significa unión, unión con Dios. El Yoga nos dice que dentro de nosotros tenemos una cualidad divina llamada aspiración y que Dios tiene una cualidad divina llamada Compasión. Yoga es el eslabón común entre nuestra aspiración y la Compasión de Dios.

Pregunta: ¿Puede cualquier persona practicar Yoga?

Sri Chinmoy: Sí, cualquiera puede practicar Yoga y puede practicarse a cualquier edad. Pero debemos entender lo que el Yoga supone en realidad. Desafortunadamente, en occidente muchas personas piensan que Yoga se reduce a posturas físicas y ejercicios respiratorios. Esto es un error lamentable. Esas posturas y ejercicios son fases preliminares y preparatorias para llegar a la concentración y la meditación, que solas pueden llevarnos hacia una vida más profunda, más elevada y más plena.

El Yoga no es algo antinatural, anormal o fantástico; es algo práctico, natural y espontáneo. Ahora mismo no sabemos dónde está Dios ni cual es Su apariencia, pero mediante la practica del Yoga podemos verlo de primera mano. Así como en el mundo material logramos triunfos en nuestra actividad elegida mediante la práctica constante, también en el mundo espiritual, practicando Yoga, alcanzamos la meta de las metas: la realización de Dios.

Pregunta: ¿Puede ayudarnos el Yoga en nuestra vida cotidiana?

Sri Chinmoy: Por supuesto. El Yoga nos ayuda en nuestra vida cotidiana; de hecho, el Yoga puede servirnos de ayuda suprema en nuestras vidas diarias. Nuestra vida humana está llena de duda, temor y frustración; el Yoga nos ayuda a sustituir el temor por la valentía indomable, la duda por la certeza absoluta y la frustración por el logro dorado.

Pregunta: ¿Requieren el Yoga y la meditación la renuncia a todas las religiones?

Sri Chinmoy: La meditación no interfiere con ninguna religión. La religión no tiene nada que decir en contra de la meditación porque la verdadera religión es la realización de Dios. Entre mis discípulos hay católicos, protestantes y judíos. El aspirante genuino que se ha embarcado en la espiritualidad y el Yoga, no encontrará ninguna dificultad para mantenerse en su propia religión. Yo no digo a mis discípulos que abandonen su propia religión. El verdadero Yoga no pedirá renunciar a ninguna religión. Si los discípulos permanecen en su propia religión y practican la vida espiritual, podrán correr lo más rápido posible hacia la Meta. Su propia religión les dará la constante confianza en lo que están haciendo.

En la manifestación física, cada religión es como una casa; tienes que estar en una casa, no puedes quedarte en la calle, porque el mundo tal vez no te necesite o te acoja. Pero llega el día en que tu conciencia se expande y el mundo entero se convierte en tu casa; en ese momento, no puedes estar sujeto a las limitaciones de una casa en particular. Aceptas todas las religiones y al mismo tiempo vas más allá del ámbito de la religión y alcanzas la unidad consciente con Dios. Cada religión es un río, pero cuando el río entra en el océano ya ha hecho su parte; en ese momento, el río siente que se convierte en el océano mismo, que ha devenido uno con la fuente. Así, la religión es como un río y la realización de Dios es el océano.

Si sigues la religión, debo decir que estás en el camino hacia tu destino, pero si quieres alcanzar la Verdad última más elevada, tienes que concentrarte, meditar y contemplar. Eso no significa que ya no vas a ir más a la iglesia o a la sinagoga. ¡No! Pero tienes que sentir que has recibido la llamada interna en lo profundo de tu corazón para correr rápido, más rápido, rapidísimo hacia tu Meta. Y eso significa que tienes que practicar la vida interna, la vida de la autodisciplina y la meditación.

Ahora bien, cuando practicas Yoga, si quieres dejar tu religión, no pasa nada, puesto que tu meta es realizar a Dios, el cual encarna a todas las religiones y, al mismo tiempo, está muy por encima de ellas. El Yoga abraza a todas las religiones y va más allá de ellas. El Yoga apunta a la unión consciente con Dios. Cuando eres uno con Dios, eres uno con todas las cosas. Por tanto, los buscadores de la Luz y la Verdad infinita pueden, si lo quieren, ir más allá de las barreras religiosas. Si quieren tener unos vislumbres de la luz, la verdad, la paz y la dicha, pueden permanecer en su religión; pero si quieren la Verdad más elevada, la realización de Dios, tienen que trascender conscientemente la religión.

En el Yoga respira…

En el Yoga respira la realización del Ser. La realización del Ser encarna la perfección del Ser. La perfección del Ser va seguida de la absoluta manifestación de Dios.

El verdadero Yoga…

El verdadero Yoga y la vida van juntos. Si quieres separarlos, fracasarás. El Yoga y la vida son tan inseparables como el Creador y Su creación.

El Yoga guía a la vida…

El Yoga guía a la vida en la experiencia de la existencia. Puedes llamar a esto una experiencia teórica. El Yoga guía la vida hacia la plenitud de la existencia. Debes llamar a esto una experiencia práctica.

6.3 - Aspiración

La llama de aspiración

Dios tuvo un sueño resplandeciente. El nombre de ese sueño fue aspiración. El hombre tiene un llanto ascendente. El nombre de este llanto es también aspiración. En el origen Dios era uno. Con Su Aspiración, Dios quiso devenir en muchos. Quiso disfrutar divinamente y colmarse supremamente en y a través de un infinito número de formas.

El hombre es muchos. Con su aspiración, el hombre-la conciencia divisoria y dividida, el hombre-la mente oscura, el hombre-el ser insatisfecho, quiere llegar a ser uno con la conciencia del mundo, la vida del mundo y el alma del mundo. El siente inequívoca y fervorosamente que esta es la manera secreta y sagrada de sentir la más honda profundidad de la Realidad y la más elevada altura de la Verdad.

La aspiración es la llama interna. A diferencia de otras, esta llama no quema nada. Esta llama purifica, ilumina y transforma nuestra vida. Cuando la purificación se produce en nuestra naturaleza inferior, esperamos ver el Rostro de Dios. Cuando la iluminación amanece en nuestra naturaleza exterior, sentimos que Dios es cercano y querido, que lo permea todo y lo ama todo. Cuando nuestra naturaleza, tanto la inferior como la exterior, se convierte en la Llama de Transformación, llegamos a comprender la verdad de que Dios Mismo es el Piloto más íntimo, el viaje más brillante y la Meta más elevada.

Algunas personas tienen la impresión de que el deseo y la aspiración son lo mismo. Por desgracia, o mejor dicho, por suerte, eso no es cierto; son dos cosas totalmente distintas. La diferencia entre deseo y aspiración es muy sencilla y clara: el deseo quiere atar y devorar al mundo, la aspiración quiere liberar y alimentar al mundo. El deseo es la energía saliente. La aspiración es la luz entrante. El deseo le dice al hombre: «Poséelo todo, serás feliz». Pobre hombre, cuando quiere poseer tan solo una simple cosa, ve que ya ha sido atrapado y poseído sin piedad por todo en la creación de Dios. La aspiración le dice al hombre: «Realiza solamente una cosa: esa cosa es Dios. Serás feliz». Afortunado y bendito hombre: en su camino hacia arriba y hacia dentro, mucho antes de ver a Dios, siente una paz sublime en su vida interior y una alegría radiante en su vida exterior. Él siente entonces que la realización del Supremo Más Allá no puede permanecer ya muy alejada.

La aspiración tiene, no uno, sino tres amigos genuinos: ayer, hoy y mañana. El ayer le ofreció a la aspiración su vuelo de inspiración. El hoy le ofrece a la aspiración su poder de dedicación. El mañana le ofrecerá a la aspiración su deleite de realización.

La aspiración es nuestro impulso interno de trascender tanto la experiencia como la realización ya logradas. Esto es absolutamente necesario porque Dios el Infinito está trascendiendo constantemente Su propia Infinitud, Dios el Eterno está trascendiendo constantemente Su propia Eternidad y Dios el Inmortal está trascendiendo constantemente Su propia Inmortalidad.

La infancia de la aspiración quiere realizar al Supremo de un modo terrenal e individual. La adolescencia de la aspiración quiere realizar al Supremo de un modo divino y glorioso. La madurez de la aspiración quiere realizar al Supremo al modo propio del Supremo.

La aspiración es realización. La aspiración es revelación. La aspiración es manifestación. La aspiración es realización siempre y cuando el aspirante necesite la realización de Dios y solo la realización de Dios. La aspiración es revelación siempre y cuando el aspirante sienta que la revelación de Dios es absolutamente por amor a Dios. La aspiración es manifestación siempre y cuando el aspirante sienta que la manifestación de Dios es su derecho de nacimiento.

La aspiración puede ser desarrollada. Es como cruzar una calle, un paso tras otro. Cada vez que aspiramos, llevamos a cabo el milagro de acoger al Más Allá en la profundidad misma de nuestra conciencia.

La vida tiene una puerta interior. La aspiración la abre. El deseo la cierra. La aspiración abre la puerta desde dentro. El deseo la cierra desde fuera.

La vida tiene una lámpara interna, esta lámpara interna se llama aspiración. Y cuando mantenemos nuestra aspiración encendida, esta transmite sin falta su radiante resplandor a la creación entera de Dios.

Pregunta: ¿Qué quiere decir con que la Eternidad del hombre sin aspiración es incierta?

Sri Chinmoy: Un hombre sin aspiración no está seguro de nada; está a merced de todos sus antojos. En este momento algo le puede hacer sentir absolutamente inútil y desesperado. Al momento siguiente su ego saldrá al frente y le hará sentir que él es todo, que él es el Señor del universo. Nada es seguro para el hombre sin aspiración, ni siquiera su propia vida. Vive en constante temor; quizás sienta que mientras duerme alguien vendrá y lo matará. Un hombre sin aspiración jamás sentirá la certeza de que existe un mañana, puesto que no siente el fluir de la Eternidad. Para él no existe el mañana, y mucho menos la Eternidad.

Pero para un hombre aspirante la Eternidad es cierta, porque sabe y siente que se halla en el fluir de la Eternidad. Él es el río que está desembocando en el océano. Para un hombre aspirante nada es incierto; sabe que en su interior lo tiene todo. Ahora mismo es como un niño, su Padre no puede darle millones de dólares porque, al ser solo un niño, los emplearía mal. Sabe que ahora solo puede usar unas pocas monedas, pero tiene la certeza de que cuando crezca, su Padre le dará toda Su Riqueza: la Paz, la Luz y la Dicha infinita. Él tiene la certeza de que obtendrá todo esto.

El deseo es un fuego…

El deseo es un fuego salvaje que arde y quema, y finalmente nos consume. La aspiración es un fuego resplandeciente que eleva nuestra conciencia de forma secreta y sagrada, y finalmente nos libera.

La aspiración es la sed de lo Más Alto. La aniquilación es la sed de lo más bajo.

El deseo es expectación. Sin expectación, no hay frustración. Matado el deseo, se construye la verdadera felicidad. La aspiración es entrega, y la entrega es la unidad consciente del hombre con la Voluntad de Dios.

Deseo significa ansiedad

Deseo significa ansiedad. Esta ansiedad solo encuentra la satisfacción cuando es capaz de colmarse a través del sólido apego. Aspiración significa calma. Esta calma solo encuentra satisfacción cuando es capaz de expresarse a través del desapego que lo ve y lo ama todo.

En el deseo y en ninguna otra parte mora la pasión humana. La pasión humana tiene un enemigo fatal llamado juicio, el juicio de la dispensación divina.

En la aspiración y en ninguna otra parte vive la salvación del hombre. La salvación del hombre tiene una amiga eterna llamada Gracia, la Gracia de Dios que todo lo colma.

El deseo es tentación. Alimentando a la tentación, privamos de alimento a la verdadera felicidad. La aspiración es el despertar del alma. El despertar del alma es el nacimiento del deleite sublime.

Pregunta: ¿Cómo puedo disociarme de mis deseos físicos?

Sri Chinmoy: En primer lugar, dado que has aceptado la vida espiritual, has de preguntarte si el deseo te satisface y te colma. En tu ser interno sentirás que no te satisface ni te colma. Antes de desear, tienes en mente el objeto o el fruto de tu deseo, y piensas que cuando lo consigas serás feliz. Por desgracia, lo que al final obtienes es frustración. Cuando entras en el deseo del físico o del vital inferior con tu mente, estás atrapado. Entras en las fauces mismas de un tigre devorador. Cuando te concentras en el deseo, puedes sentir en tu interior que al principio no hay ninguna luz, al final no hay ninguna luz y en medio no hay ninguna luz. Desde el comienzo hasta el fin solo hay oscuridad, y la oscuridad significa ausencia de satisfacción divina. Si puedes sentir este resultado antes de comenzar a desear, te resultará fácil alejar de tu vida el deseo.

Tienes que sentir que lo que quieres es la aspiración y no el deseo. En cuanto uno comienza a aspirar siente verdadera satisfacción; esta satisfacción verdadera surge porque la aspiración es capaz de identificarse de forma consciente y fervorosa con el rincón más lejano del globo, con el ser más profundo y más íntimo, y con el Ser trascendental más elevado. Si sientes la necesidad real de la aspiración, verás que los deseos físicos, vitales y mentales cesarán de llamar a la puerta de tu corazón.

Tienes que apuntar hacia tu objetivo en todo momento. Si quieres concentrarte y meditar en el sol cuando se alza al amanecer, tienes que mirar hacia el este, no en otra dirección. Si estás mirando hacia el oeste y corriendo hacia el este, vas a tropezar. Si quieres estar seguro de tu objetivo de realización de Dios, no mirarás hacia atrás ni a tu alrededor, sino únicamente hacia la luz. Solo corriendo hacia la luz puedes conquistar tus deseos físicos; no pienses en los deseos físicos sino solo en tu aspiración. Si puedes correr adelante con enfocada determinación, las limitaciones y los deseos se desvanecerán de tu vida. La aspiración es la única respuesta. Igual que clamas por cosas externas, puedes clamar por cosas internas. Si puedes implorar sinceramente, puedes volar espiritualmente.

Cuando pienso, me hundo.
Cuando elijo, pierdo.
Cuando imploro, vuelo.

Hemos de tener el llanto interior, y este ha de ser como el llanto de un niño. Un niño que llora por su madre, y ella acude corriendo, no importa dónde se encuentre. Puede que esté en el salón o en la cocina, pero la madre irá corriendo a darle de comer. Del mismo modo, cuando tenemos el llanto interior, el llanto espontáneo por la Luz y la Verdad, Dios, por Su Infinita Bondad, nos mostrará la Luz, y en esa Luz creceremos.

El llanto de aspiración

La aspiración es un llanto dentro de nuestro corazón. Igual que llora un niño, sentirás también un llanto en tu corazón. Dentro de ti hay un niño vertiendo lágrimas; llorando porque quiere trascenderse. A este llanto ascendente, este llanto que se alza en el fondo de nuestro corazón, lo llamamos aspiración. Cuando aspiramos con las lágrimas de nuestro corazón, vemos que Dios está descendiendo hacia nosotros desde lo alto. El corazón está llorando y anhelando como una ardiente llama que asciende; esta llama del corazón quiere ascender más allá de la mente, por tanto está siempre elevándose. Y Dios está constantemente descendiendo con Su Gracia que fluye hacia abajo como un río. La nuestra es la llama que arde siempre hacia arriba; la Gracia de Dios, como un torrente, está descendiendo desde la Fuente. Es como el encuentro de dos personas, una que está en el primer piso y otra en el tercero. ¿Qué sucede entonces? Nosotros subimos al segundo piso y Dios baja, y allí nos encontramos y nos colmamos mutuamente. Cuando la aspiración y la Gracia se encuentran, llegamos a experimentar la divina plenitud de la unión con Dios.

Con la aspiración comenzamos nuestro viaje y con la aspiración continuamos nuestro viaje. Puesto que no hay final para nuestra travesía, y puesto que Dios es infinito, eterno e inmortal, nuestra aspiración fluirá constantemente hacia la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad de Dios. La aspiración es el camino sin fin que conduce eternamente hacia el Más Allá que no deja de trascenderse.

Cuando una persona sin aspiración…

Cuando una persona sin aspiración mira hacia arriba, siente que su vida es oscura. Cuando mira hacia delante, siente que su vida es inmadura. Cuando mira hacia atrás, siente que su vida es prematura. Y finalmente, cuando mira hacia dentro, ve que su vida es un gigantesco fracaso.

Cuando una persona aspirante mira hacia arriba, siente que su vida es protección y salvación. Cuando mira hacia delante, siente que su vida es determinación y realización. Cuando mira hacia atrás, siente que su vida es imperfección y frustración. Cuando mira hacia dentro, siente que su vida es iluminación y perfección.

Deseo y aspiración

Algunos seres humanos progresan muy, muy despacio en su vida espiritual porque carecen de aspiración. Pero hay personas que no solo carecen de aspiración sino que además no tienen deseo alguno para sí mismas ni para la humanidad ni para Dios. Esas personas están en la más lamentable situación. Dios les dice: «Algo es mejor que nada. Es mejor para vosotros tener algunos deseos y lograr alguna satisfacción temporal de la vida del deseo, que vivir en la conciencia de una piedra, recreándoos en los placeres de la ociosidad y sin hacer progreso alguno. Entonces, cuando veáis que no conseguís nada de la satisfacción del deseo, sino frustración, comenzaréis a aspirar».

Algunas personas mayores son así —no tienen prácticamente ningún deseo pero, al mismo tiempo, tampoco tienen aspiración alguna—. Saben que están acercándose a la muerte, pero eso no les inspira para implorar por el cumplimiento de sus deseos ni para rezar o meditar en Dios. Ni siquiera tienen un deseo especial de vivir.

Pero hay también personas altamente espirituales que no tienen deseos porque los han trascendido. Sirven a Dios en la humanidad con la mayor dedicación y amor incondicional. Esta forma de ausencia de deseo es la única satisfactoria.

Si se tiene deseo pero no aspiración, eso es mejor que no tener ni deseo ni aspiración. Uno tendrá numerosas experiencias necesarias y finalmente verá que no hay plenitud alguna en el deseo. Entonces saltará al mar de la aspiración. Pero si uno entra nuevamente en el reino del deseo después de haber entrado en el reino de la aspiración, es una verdadera catástrofe. Podemos decir que si uno no aspira, tan solo es un sujeto ignorante que no sabe que hay algo llamado paz interna, dicha interna, luz interna. Si alguien no ha visto la luz y permanece en una habitación oscura, Dios no lo culpará porque no es consciente de que hay una habitación llena de luz. Pero después de haber tenido experiencias internas, si uno quiere regresar al mundo ordinario, entonces será víctima de la frustración y la destrucción interna. Una vez que alguien ha visto el fulgor de la luz en la habitación iluminada, si el vital lo empuja nuevamente hacia la habitación oscura, su dolor psíquico interno será de lo más atroz. Cuando vio la luz, esa alegría que recibió tenía intensidad. En la habitación oscura también hay intensidad, pero esta intensidad es como un cuchillo afilado, y sencillamente se lo clava a sí mismo.

Una vez que entras en la vida espiritual, nunca, nunca regreses a la vida ordinaria. Si lo haces, serás objeto de ridículo en el mundo externo y objeto de desconfianza en el mundo interno. La gente dirá: «Esta persona ha fracasado; por eso se ha dado por vencido y ha vuelto a nosotros». Las fuerzas divinas en el cosmos dirán: «Ah, no tiene interés por nosotras. Le interesa más por la vida de ignorancia», y ya no tratarán de ayudarte más. Además, siempre compararás consciente o inconsciente la vida divina que has abandonado con la vida a la que has regresado. Esta comparación será siempre desfavorable para la vida ordinaria. Tu alma, el destello divino dentro de ti, te hará sentir que has abandonado algo sumamente precioso; entonces la frustración aparecerá en tu vida ordinaria.

En la vida de aspiración…

En la vida de aspiración, entre el temor y la duda, no elijas ninguno; entre la fe y la entrega, elige las dos.

La duda es una enfermedad…

La duda es una enfermedad fatal, pero no es el final. La falta de aspiración es lo que marca el final de nuestra verdadera vida.

El hombre cree que la perfección…

El hombre cree que la perfección de la evolución es su especulación y su imaginación. Dios sabe que la perfección de la evolución es el resplandeciente Canto de Su Aspiración colmadora.

El hombre significa …

El hombre significa la evolución de la aspiración. Dios significa la aspiración de la evolución.

La aspiración es un Dios…

La aspiración es un Dios viviente de amor. El deseo es un hombre moribundo de amor.

6.4 - Disciplina espiritual

La práctica espiritual

Cualquier método de disciplina espiritual tendrá dos alas inevitables e inseparables: la absoluta paciencia y la firme resolución.

Un progresivo autofrecimiento y una absoluta confianza en Dios pueden desafiar fácilmente a la fuerza de la imposibilidad en el propio viaje espiritual.

Da únicamente tres pasos adelante y has ganado a Dios. Ahora bien, ¿cuáles son los tres pasos? El primer paso es la aspiración. El segundo paso es el autofrecimiento. El tercer paso es la confianza en lo Divino en uno mismo.

En las primeras etapas de la práctica espiritual, abandonarlo todo al Divino y pensar que el esfuerzo personal es innecesario, es como querer bailar antes de poder caminar.

Tapasya (la disciplina intensa o austera) le dice al aspirante: «Haré que veas a Dios». La entrega le dice al aspirante: «Haré que Dios te vea».

La fidelidad es la única llave que tanto tapasya como la entrega poseen para abrir la Puerta de Dios.

En el análisis final, nunca puede hacerse distinción alguna entre tapasya y entrega. La entrega, cuando es completa y efectiva, es el resultado de la más ardua tapasya, y de ninguna otra cosa.

Cuanto más completa la entrega del aspirante, más brillante la sonrisa de su ser psíquico.

La entrega está afectuosamente influenciada por el ser psíquico. El conocimiento está audazmente influenciado por la voluntad.

La entrega es la red más adecuada para atrapar al Divino. Es a la vez poder y sabiduría en acción.

La obediencia espontánea es la cáscara. La entrega consciente es el grano de arroz.

La entrega exigente le dice a Dios: «Padre, Te estoy mirando. Complácete en mirarme. Mirémonos el uno al otro». La entrega devota le dice a Dios: «Padre, no necesito mirarte. Con que Tú me míres, ya será suficiente».

Hay tres maneras de colmar la necesidad del alma: bien el aspirante da un paso adelante para ver al Divino o bien el Divino da un paso adelante para hacer que el aspirante Le vea; o ambos, el aspirante y el Divino avanzan simultáneamente un paso hacia el otro.

Cuando el aspirante priva duramente de alimento a su mente inquisitiva y alimenta suntuosamente su entrega, Dios dice: «Ha llegado el momento. Ya vengo».

La entrega nunca puede ser el logro de un día. Del mismo modo que la realización, cuando es alcanzada, no es milagro de un día.

Aunque la regularidad en la práctica espiritual pueda parecer mecánica, es una constante bendición de arriba e indica el desarrollo de cierta fortaleza interior.

Ver a Dios únicamente durante tu entrega en la meditación es declarar que Su ausencia de ti es mayor que Su presencia.

La verdadera meditación tiene acceso libre al ser interior. La verdadera consagración de uno mismo tiene acceso libre a la conciencia y la actitud correctas.

Cuando la mente y el vital cierran sus ojos para siempre, la entrega, la fortaleza interna, abre sus ojos para siempre.

La disciplina del cuerpo es el control del sexo.
La disciplina del vital es el dinámico control de la agresión.
La disciplina de la mente es el control del pensamiento.
La disciplina del corazón es el control de la emoción.
La disciplina del hombre y el orgullo divino de su alma van juntos.

Pregunta: ¿Cómo se puede tener una vida disciplinada?

Sri Chinmoy: Una vida disciplinada solo puede venir de una cosa: de la aspiración, del llanto interno. Cuando imploramos cosas externas, unas veces las conseguimos y otras no. Pero si nuestro llanto interior es sincero, vemos que la satisfacción aparece siempre. Un niño llora por la leche; está llorando en su cuna, en el cuarto de estar. La madre tal vez está en la cocina pero, dondequiera que esté, acude corriendo para darle la leche al niño. ¿Por qué lo hace? Porque siente que el llanto del niño es genuino y sincero. De la misma manera, en la vida espiritual tenemos un llanto interno. Si tenemos ese llanto interno, no importa si es el mediodía, la mañana o la tarde. A cualquier hora, nuestro llanto interno alcanza a Dios, y Dios va a colmar ese llanto interno. Si uno quiere disciplinarse, si uno está insatisfecho con su vida disoluta y siente que a partir de una vida disciplinada puede obtener plenitud, perfección y satisfacción reales, entonces Dios va a ayudar a ese sincero buscador en particular. Si hay un llanto interno, nada en la tierra puede ser negado. Ningún fruto puede ser negado a un individuo que posee un llanto interno.

Como seres humanos, clamamos por el nombre, la fama y por muchas cosas; pero no imploramos por algo que es de capital importancia: la Riqueza interna de Dios. ¿Cuál es Su Riqueza interna? Su Riqueza interna es la plenitud divina, la perfección divina. Ningún ser humano es perfecto, pero nuestro objetivo es ser perfectamente perfectos. Esta perfecta Perfección puede provenir únicamente de la autodisciplina. La autodisciplina es la precursora del autodescubrimiento. El autodescubrimiento es el precursor de la manifestación de Dios.

Dios está todo dispuesto; está más que deseoso de ofrecer Su perfecta Perfección. Pero para esa perfecta Perfección hemos de transformarnos en ese llanto ascendente que llamamos aspiración, aspiración constante. Cuando la llama de aspiración se eleva hacia lo Altísimo, ilumina toda la oscuridad que se encuentra a su alrededor. Cuanto más alto asciende, más grande y colmadora es nuestra manifestación.

Cada aspirante ha de ser…

Cada aspirante ha de ser un soldado divino. Debe usar consciente y constantemente su energía divina para ejercitarse como un alma liberada.

La tentación corre…

La tentación corre desenfrenada hasta que es atrapada por el autocontrol. Cuando el autocontrol reina supremo, la frustración ve el rostro de la realización.

6.5 - Desapego y renuncia

Un aspirante espiritual…

Un aspirante espiritual debe saber que la austeridad es anormal en la medida en que es una alteración del equilibrio natural de fuerzas en las diferentes partes de nuestra conciencia. La austeridad no proporciona el dominio de uno mismo. El real dominio de uno mismo radica en el verdadero desapego. Así como la tierra tiene tentaciones para el hombre corriente, también el Cielo tiene tentaciones para el buscador avanzado.

Apego y desapego

Del cuerpo obtenemos el mensaje del apego. Del alma obtenemos el mensaje del desapego. El cuerpo es limitado; de ahí que el cuerpo quiera ceñirnos y limitarnos. Quiere atar y limitar nuestra capacidad exterior y nuestro potencial interior.

El alma es ilimitada e inagotable en potencial y capacidad; por tanto, el alma quiere liberarnos de las redes de la ignorancia y libertarnos de la noche de cautiverio.

¿Qué es el apego? El apego es la danza de nuestro placer externo.

¿Qué es el desapego? El desapego es el canto de nuestra alegría interna.

El apego acaba en la celda-prisión de la frustración y la destrucción.

El desapego se colma a sí mismo en el palacio de la Divinidad y la Inmortalidad.

Soy un tonto si vivo conscientemente en el físico. Soy más tonto si admiro y adoro constantemente mi cuerpo físico. Soy el mayor de los tontos si vivo únicamente para satisfacer las necesidades de mi existencia física.

Soy una persona sabia si sé que hay algo llamado alma. Soy una persona más sabia si me preocupo por ver y sentir mi alma. Soy la persona más sabia, si vivo en mi alma y para mi alma constantemente, fervorosamente, sin reservas ni condiciones.

Cuando estamos apegados al cuerpo, en seguida nos volvemos impulsivos. Cuando estamos apegados al vital, muy pronto nos volvemos explosivos. Cuando estamos apegados a la mente física, finalmente nos volvemos destructivos.

Pero cuando estamos en el cuerpo y desapegados, sentimos conscientemente nuestra conciencia aspirante. Cuando estamos en el vital y desapegados, ampliamos y ensanchamos nuestra conciencia aspirante. Cuando estamos en la mente y desapegados, colmamos supremamente nuestra conciencia ilimitada aquí en la tierra.

Por desgracia, muchas personas se equivocan al sentir que el apego y la devoción son una misma cosa. Pero el apego significa que estamos en lo finito y apegados a lo finito, y la devoción significa que nos consagramos a lo Infinito y somos liberados por lo Infinito.

A menudo el desapego es mal interpretado; los buscadores espirituales piensan que estar desapegado de alguien significa mostrarle total indiferencia, hasta el punto de la completa ignorancia. Pero esto no es desapego verdadero. Cuando somos indiferentes, no hacemos nada por la persona; no tenemos nada que ver con su alegría o su tristeza, con su logro o su fracaso. Pero cuando estamos verdaderamente desapegados, trabajamos para ella devota y desinteresadamente, y ofrecemos los resultados de nuestras acciones a los Pies del Señor Supremo, nuestro Piloto Interno.

No importa si el resultado es un éxito o un fracaso. Si no estamos apegados en absoluto a los resultados, obtenemos una inmediata expansión de la conciencia. Si no nos preocupa el fruto de nuestra acción, el Supremo nos recompensa a Su propia manera.

Si trabajamos de una forma devota y desinteresada, la acción no nos ata. No habrá dificultad alguna en trabajar por amor a Dios si lo hacemos sin que nos importe el resultado. Esto es verdadero desapego; esto es desapego espiritual. Cuando podemos renunciar a la acción no iluminada, sin aspiración, podemos entrar en la acción divina, que es nuestra vida real; y en esta siempre hay plenitud.

Desapego y responsabilidad

Cuanta más Luz recibimos del interior, más rápido viene nuestro progreso y nuestro logro. Cada logro incita una pizca de desapego; pero el desapego total es algo que no conseguimos hasta casi el final de nuestro viaje, después de un largo período de práctica espiritual. Nadie puede decir que ha iniciado su viaje espiritual con desapego. No se puede obtener el desapego de golpe. Durante años, o incluso muchas encarnaciones, uno tiene que concentrarse, meditar y hacer servicio desinteresado; solo entonces puede alcanzar el desapego. El desapego es extremadamente difícil de conseguir, pero es algo que todos hemos de tener.

En una familia, cada miembro tiene una responsabilidad para con los demás. Tenemos obligaciones físicas, morales y de otra índole mientras vivimos. La madre ha de cuidar del hijo porque ella lo ha traído al mundo. El hijo ha de cuidar de la madre porque siente una obligación, en cierta medida, de colmarla o complacerla. Pero a menudo la madre no cuida verdaderamente del hijo, o el hijo de la madre. Cuando falta el afecto o el verdadero entendimiento entre los miembros de una familia, inmediatamente podemos saber que se trata de una falta de interés, y no de desapego. Todos sabemos lo que es la falta de interés; lo vemos en nuestra vida cotidiana. A menudo se confunde la falta de interés con el desapego; pero el desapego es algo muy superior a la falta de interés. Es el desapego, y no falta de interés, lo que necesita un buscador espiritual.

El desapego no significa no tener ningún interés por los demás; el desapego significa desempeñar nuestros deberes lo mejor posible, pero no preocuparnos por los resultados. En el desapego, hacemos lo correcto, del modo correcto y en el momento correcto. Todo es hecho precisamente porque el Piloto Interno nos lo ha mandado. Entonces, si profundizamos más, sentimos que el Piloto Interno es todo; él es el Hacedor, la Acción misma y el Disfrutador de la acción.

Supongamos que un atleta, un corredor que ha estado entrenando durante mucho tiempo, corre finalmente en las Olimpíadas y queda en la última posición. Se dirá a sí mismo: «He practicado durante muchos años. ¿Cómo he podido quedar el último?». Pero ahora él debe estar desapegado. ¿De qué? De los frutos de sus acciones. Un corredor tiene que practicar con toda la esperanza de ser el ganador; tiene que levantarse temprano, hacer diferentes tipos de ejercicios y todo lo demás que sea necesario para mejorar su rendimiento. Pero el resultado de sus acciones tiene que ponerlo a los Pies de Dios, que es el único Hacedor.

La filosofía suprema es: «Dios es el Hacedor y el Disfrutador de la acción», y esto es absolutamente cierto. Pero aquí en la tierra, en el plano físico, ciertamente tenemos que hacer lo que sentimos que es mejor; tenemos que trabajar y hacer lo necesario. Por todos los medios tenemos que hacer nuestro deber lo mejor posible para alcanzar nuestro objetivo. Algunas veces tratamos de ver el resultado de nuestro trabajo con nuestro ojo mental, y este nos muestra que el resultado será una derrota. Si sabemos que el resultado no nos va a complacer, nos resultará sumamente difícil trabajar bien y con entusiasmo. Si el éxito es todo lo que nos importa, naturalmente nos sentiremos desanimados; pero en ese momento estamos cometiendo un error; no conocemos el verdadero significado del desapego. Tenemos que actuar con esperanza, entusiasmo y determinación; y sea lo que sea lo que nos pase, no es asunto nuestro. Cuando la acción culmina, ya no permanece en nuestras manos. Cuando se revela el resultado, estaremos totalmente desapegados, tanto si somos los primeros como los últimos. Si somos los primeros, estaremos felices. Si somos últimos, también estaremos felices porque hemos entregado el resultado de nuestra acción a Dios.

La alegría real aparece si desde momento en que comenzamos a trabajar podemos sentir que el trabajo en sí es el resultado. Entonces no tenemos que esperar veinte minutos, dos meses o dos años para el resultado. Lo que queremos es la satisfacción que va a venir únicamente cuando cosechemos los frutos de nuestra acción, dentro de unos meses o unos años. Pero si somos lo bastante sabios, entramos en el trabajo y vemos que el trabajo mismo es alegría. En primer lugar tenemos de saber que, entre millones de personas en la tierra, somos nosotros los que hemos sido elegidos para hacer este trabajo en particular. Entonces, en cuanto comencemos a trabajar, hemos de sentir que el trabajo mismo nos proporciona lo que queremos. Si queremos obtener satisfacción, alegría y plenitud de cualquier tipo de trabajo, en el momento que entramos en ello, hemos de sentir que el trabajo en sí, no el resultado futuro, es todo alegría.

¿Cómo podemos estar desapegados en nuestro trabajo? Hay dos maneras; una es sentir que nada queda permanentemente en la tierra; no importa lo grande que uno sea en el mundo humano, nada queda para siempre —nada—. El nombre y la fama serán enterrados. Nada podemos reclamar como verdadera propiedad nuestra, ni siquiera a nosotros mismos. Hoy empleo los términos «yo, mí, mío», pero mañana este «yo» se va a algún otro mundo. ¿De qué sirve apegarme a alguien o algo que ahora llamo mío, si no puedo llevarlo conmigo después de sesenta o setenta años? ¡Es simplemente absurdo!

Y eso mismo es cierto con respecto al apego a los demás. Aunque sé que me estoy apegando a alguien que no puedo reivindicar como mío, digo que esa persona es mía. No se lo puedo demostrar, no puedo probarlo. ¿Cómo puedo mostrar mi corazón? No puedo mostrar mis sentimientos internos. Si es un buen sentimiento, trato de ofrecerlo; si es un mal sentimiento, trato de ocultarlo. Con frecuencia, si estamos haciendo un buen trabajo, estamos deseosos de enseñarlo; si estamos haciendo un mal trabajo, somos reacios a enseñarlo. Pero sea bueno o malo el trabajo, sean buenos o malos los sentimientos que tengamos, el objeto de nuestro apego no es duradero. Finalmente llegamos a darnos cuenta de que nada de lo que llamamos nuestro puede durar permanentemente. Esta es una manera de estar desapegado.

Otra manera de lograr el desapego es saber que, además de la luz finita, existe una Luz más elevada, una Luz infinita. Esta Luz nos da verdadera alegría. Sabiendo esto, ¿cómo podemos estar apegados a las personas y cosas que están tentándonos constantemente? Cuanto más nos desapegamos de estas tentaciones de lo finito, más estamos apegándonos a lo Infinito. En este apego divino se halla nuestra satisfacción verdadera. Si nos ocupamos realmente de la vida espiritual, nuestro asunto es entonces focalizar toda nuestra atención únicamente en el Supremo. Si estamos profundamente apegados al Supremo, a la vida interna, naturalmente permanecemos desapegados de otras personas y cosas, del mundo que no está aspirando. Lo que llamamos nuestro apego al Supremo será visto como Sabiduría-Luz en el futuro, porque solo en Él, y en ninguna otra parte, podemos crecer. Solo en Él, y en ninguna otra parte, somos colmados.

Algunos buscadores de la India que siguen el sendero de la devoción, llegan al punto de decir que la devoción no es otra cosa que apego a Dios. Así como el deseo humano es apego a un ser humano, la devoción espiritual es una forma de apego a Dios. No podemos estar apegados a dos cosas o a dos personas al mismo tiempo; cuando profundizamos en nosotros, vemos que podemos apegarnos únicamente a una persona o a una cosa. El apego y la devoción son como la concentración, no podemos concentrarnos adecuadamente en dos dedos a la vez. Vemos los dos dedos, pero enfocamos nuestra atención en uno de ellos. De modo similar, cuando ofrecemos realmente al Supremo nuestro apego más puro, que es la devoción, esta solo puede ir dirigida a Él. Y dentro de Él puede encontrarse al resto de la humanidad. Al principio tenemos una familia común y corriente con unos pocos miembros, pero llega un momento en que tenemos que expandir nuestra familia. La humanidad misma deviene nuestra familia. Cuanto más crecemos dentro, más grande deviene nuestra familia; y es siempre dentro del Supremo donde permanece la humanidad.

Si entramos en una persona con la Luz de nuestra alma, podemos identificarnos con sus sufrimientos y sentimientos, y aún así permanecer desapegados. La Luz de nuestra alma se expande siempre. Al mismo tiempo, no ata ni puede ser atada. Con la Luz de nuestra alma podemos identificarnos con cualquier persona en la tierra y no ser afectados. Si entramos en la persona con la Luz interna de nuestra alma, que es toda ella libertad y perfección, y esparcimos esta Luz interna en el que sufre, la persona obtiene en ese momento la mejor ayuda de nuestra parte. Después, podemos alejarnos volando como un pájaro, sin ser tocados por la persona o estar apegados a ella.

El Barco del Supremo nos está llevando hacia la Ribera Dorada. El Barco está en el agua, pero no es del agua. El Barco está justo ahora en el mar de ignorancia, pero no está afectado. Nos está llevando a la Ribera Dorada donde no hay ninguna ignorancia, ninguna duda, ninguna atadura, donde todo es perfección y plenitud. También en nuestra vida humana, hemos de sentir que si tenemos la Luz del alma en el interior, podemos estar dentro de cualquier persona. Tal vez sea la persona más imperfecta o la que más sufre, sin embargo, aunque la estamos ayudando de la manera más sincera y efectiva, no nos sentiremos apegados o derrumbados por ella. Así pues, primero tenemos que descubrir nuestra Luz interna, la Luz de nuestra alma; solo entonces estaremos verdaderamente cualificados para ayudar a otros sin apegarnos a ellos o a su sufrimiento. Solo entonces podremos servir la ayuda más genuina y más pura a la humanidad que sufre.

Pregunta: ¿Cómo podemos salvaguardarnos de la indiferencia mientras nos esforzamos por lograr el desapego?

Sri Chinmoy: Hay una gran diferencia entre el desapego y la indiferencia. Cuando eres indiferente a algo o a alguien, en ese momento eres casi hostil a su progreso; hay una especie de maliciosa esperanza interna de que la persona no pase su examen, no haga lo correcto, no sea admirada o adorada por nadie. Tal vez digas que eres indiferente para convencer a tu mente; pero observarás si la persona está triunfando, y si es así, te molestará. Y si fracasa, obtendrás un placer malicioso tremendo. Así es la indiferencia; observa secretamente y obtiene tremenda alegría cuando observa el fracaso, y sufre tremenda envidia cuando observa el éxito. Decimos que somos indiferentes, pero si la otra persona se engrandece, nos morimos de envidia, y si fracasa, bailamos de alegría.

Pero el desapego es una cualidad espiritual; cuando estamos desapegados, nuestro físico, vital, mente y corazón están desapegados. Eso en mí que quiere atarte y eso en ti que quiere atarme desde dentro se están advirtiendo mutuamente: «Yo no soy la persona indicada para atarte y tú no eres la persona indicada para atarme. Hay alguien, el Divino, el Supremo, que es el único. Él es quien posee Luz, Paz y Dicha infinitas, así pues, corre hacia Él como estoy corriendo yo. Te ayudaré con mi capacidad interna, que es mi oración, mi meditación y mi concentración. Pero si te agarro y te reclamo con mi anhelo vital, físico y mental, no será ninguna ayuda en absoluto. En lugar de eso, déjame ofrecerte mi oración, meditación y concentración, y estas cosas tú tienes que ofrecérmelas a mí. De este modo nos fortalecemos mutuamente».

En el desapego, dos personas crecen juntas mediante la Luz de sus almas. Las cualidades de sus almas crean un puente sobre el cual pueden dirigirse a su objetivo común. El puente no es el objetivo, pero ambas lo utilizan. Dicen: «Caminemos juntos por el sendero que conduce a nuestro destino común». Por tanto, cuando estamos desapegados, nos hacemos sentir todo el tiempo que lo humano en alguien o lo humano en nosotros no es el objetivo, sino que ambos tenemos un objetivo común que hemos de alcanzar juntos con la aspiración de nuestro corazón y la Luz de nuestra alma. Tenemos desapego cuando utilizamos nuestra luz interna y realidad interna más que nuestra realidad física.

Tonto es el que piensa que el afecto…

Tonto es el que piensa que el afecto debería ser convertido en indiferencia a fin de que Dios pueda venir a él. ¡Qué lástima!, todavía tiene que aprender que Dios es todo afecto.

Afecto y apego no siempre necesitan ir juntos. El rechazo de todas las relaciones nunca puede ser un signo prometedor de progreso hacia la realización.

El deseo controlado es bueno; el no-apego es mejor; el sentirse apartado de la trampa de la naturaleza es lo mejor. La supresión es tan hostil e indigna como el apego. Es solo nuestro no-apego quien es el amo de la naturaleza.

El deseo y el hambre tienen un enemigo común: el desapego.

El desapego, y no la posesión, debería ser el puente entre ti y el objeto de tu amor.

El desapego espiritual intensifica la búsqueda de nuestros corazones, purifica la vibración de nuestros cuerpos y transforma la ignorancia de nuestra conciencia en conocimiento.

De acuerdo, la soledad es una especie de enfermedad espiritual. Pero la asociación humana nunca puede ser su medicina duradera. La única cura permanente para ella es la experiencia interna.

Renuncia

Desde el punto de vista estrictamente espiritual, la llamada renuncia terrenal no es necesaria para un aspirante. Si la renuncia significa dejar de lado a la propia familia, si la renuncia significa no ocuparse de la sociedad o de la humanidad, entonces quisiera decir que no importa a lo que hayamos renunciado hoy, mañana habrá algo más que se interpondrá en nuestro camino. Hoy, la familia es el obstáculo; mañana lo serán nuestros amigos; pasado mañana será nuestro país y después será el mundo. No hay final para esta clase de renuncia.

Ciertamente, en la vida espiritual tenemos que renunciar. ¿A qué vamos a renunciar? Vamos a renunciar el miedo, a la duda, a la imperfección, a la ignorancia y a la muerte. No vamos a renunciar a los individuos; vamos a renunciar a las cualidades que se interponen en el camino de nuestra unión con el Divino. Cuando entramos en la vida espiritual, obtenemos la oportunidad de renunciar, o mejor dicho, de transformar estas cualidades. Cuando hablamos de renunciar a algo o de transformar algo, pensamos inmediatamente en la ignorancia; verdaderamente, esta es la única cosa que tenemos que transformar en nuestra vida espiritual.

Si alguien dice que va a renunciar al mundo con el fin de realizar a Dios, quisiera decirle que se equivoca. Hoy renunciará al mundo y mañana encontrará que el Dios que busca no está en ningún otro sitio; Él está en el mundo mismo. Así pues, ¿qué le está impidiendo ver a Dios en el mundo? Es su actitud. Para ver a Dios en la humanidad, tiene que retirar el velo de ignorancia que yace entre él y el resto del mundo; cuando el velo es rasgado, cuando el velo es, de hecho, retirado, no hay nada a lo que renunciar. Uno ve a Dios, uno siente a Dios, uno está en Dios, aquí y más allá.

Una perfecta renuncia…

Una perfecta renuncia y una completa entrega de uno mismo son el anverso y reverso de la misma moneda de ambrosía.

Ninguna renuncia puede ser ordenada

Ninguna renuncia puede ser ordenada. Ninguna renuncia puede ser exigida. La renuncia ha de crecer desde el interior. La renuncia ha de fluir desde el exterior. El hombre renuncia a la futilidad de su noche de ignorancia. Dios anuncia al hombre, la Luz de la Infinitud.

La transformación real…

La transformación real de la naturaleza humana no se produce a través de una vida austera, ascética, o de un completo alejamiento del mundo, sino a través de una iluminación gradual y total de la vida.

VII - SIRVIENDO AL MUNDO // 1 - Uniendo los mundos interno y externo

¿Es la vida espiritual un escape de la realidad?

Una persona sin aspiración piensa que el placer imperecedero es la única realidad. Una persona aspirante siente que una experiencia divina es la única realidad. Una persona que ha realizado a Dios sabe que solo Dios, el Amante supremo, posee la Realidad, y solo Dios, el Amado supremo, es la Realidad. La Realidad es también Dios-la Luz colmadora, y el hombre-la vida colmada.

La morada de la plenitud trascendental tiene tres puertas: el amor, la libertad y el deleite. La puerta del amor está abierta solo para quien sirve a la humanidad implorante. La puerta de la libertad está abierta solo para quien sirve a la humanidad luchadora. La puerta del deleite está abierta solo para quien sirve a la humanidad que despierta.

La vida espiritual nunca es un escape de la realidad; por el contrario, la vida espiritual es la aceptación consciente y espontánea de la realidad en su totalidad. Para un buscador espiritual, la idea de un escape de la realidad es absurda, y además imposible, puesto que la espiritualidad y la realidad se necesitan mutuamente para colmarse supremamente. Sin el alma de la realidad, la espiritualidad es peor que inútil. Sin el latido de la espiritualidad, la realidad es peor que insignificante. La espiritualidad con la realidad significa el llanto interno del hombre por la perfecta Perfección. La realidad con la espiritualidad significa la omnipotente Voluntad de Dios por una manifestación total y absoluta.

La aceptación de la vida con una actitud divina no solo es una idea sublime sino el ideal mismo de la vida. Este ideal de vida es realizado, revelado y manifestado a través de la inspiración de Dios que eleva el alma y la aspiración del hombre que construye la vida. La aceptación de la vida es el orgullo divino de la verdadera espiritualidad. Vivir una vida espiritual es nuestra única responsabilidad.

La huida es un pensamiento indigno; actúa como un ladrón, como el peor ladrón posible. La huida consigue fácil y libre acceso al corazón de la tenebrosa oscuridad; quien se abandona a la idea de una huida inmediata, comete inequívocamente un prolongado suicidio.

No, jamás debemos hacer una cobarde huida. Siempre debemos ser valientes. La valentía divina es nuestro derecho innato. Somos los héroes-guerreros de la Realidad suprema, elegidos para pelear contra la abundante, perturbadora y amenazante noche de ignorancia.

Pregunta: ¿Cuál es el valor espiritual de la tierra?

Sri Chinmoy: Quienes aceptan la vida, quienes aceptan a la Madre Tierra como algo real, sienten que tienen un deber asignado que cumplir aquí. Este deber no es otro que el de la realización consciente de Dios. Todo el mundo tiene un conocimiento inconsciente de Dios, pero un buscador llega a estar conscientemente alerta de la Presencia de Dios. Él medita en Dios, y gradualmente su propia conciencia se desarrolla hasta tal punto que siente la constante Presencia de Dios en todas partes. Siente que su deber ineludible es revelar la Presencia de Dios, la cual siente y ve con su propio corazón y sus propios ojos. Finalmente, siente que tiene que manifestar su realización de la Verdad más elevada; esta manifestación ha de tener lugar aquí en la tierra y no en otro sitio. La realización de la Verdad más elevada tiene que producirse aquí, y la manifestación de la Verdad, la Verdad más elevada, la Verdad última, tiene que producirse aquí, en la tierra.

Un buscador genuino, un buscador sincero, es un héroe divino. Tiene que luchar contra la abundante oscuridad y tiene que cumplir la Voluntad de Dios aquí en la tierra. De lo contrario, la tierra seguirá siendo la tierra y el Cielo seguirá siendo el Cielo; seguirá habiendo siempre una gran diferencia entre la tierra y el Cielo. Esta tierra nuestra debe ser transformada en el Cielo, en un lugar de Alegría, Paz y Deleite.

No debemos negar el cuerpo. Los Maestros espirituales de la India que no se ocuparon del cuerpo en absoluto decían: «Mediten, permanezcan en el otro mundo, realicen a Dios y entonces abandonen el cuerpo». Pero si amas a Dios y realmente quieres servir a Dios, aquí en la tierra está la oportunidad dorada de manifestar y colmar a Dios. Si alcanzas tu realización y Le dices a Dios: «No quiero trabajar para Ti. Estoy cansado, exhausto, totalmente exhausto; ahora quiero descansar», tal vez Dios te permita tomar un descanso. Sin embargo el verdadero héroe divino dirá: «He trabajado duro, pero ahora quisiera ofrecerle al mundo en general los frutos de mi realización». Entonces Dios dirá: «Trabaja en la tierra. Hazlo».

Nuestro sendero es el sendero de la aceptación. ¿La aceptación de qué? La aceptación de este mundo material. Mientras opera en la materia, el Espíritu tiene que entonar el canto de la Inmortalidad. La vida material y la vida espiritual deben discurrir juntas. La vida material puede ser perfeccionada únicamente atendiendo a los dictados internos del alma. Tenemos que aceptar el mundo tal y como es, pero no debemos pensar que el mundo ha completado su tarea. No, ni mucho menos. Tenemos que trabajar y trabajar para la conciencia terrestre. Tenemos que librarla de las limitaciones, imperfecciones, ataduras e ignorancia.

Pregunta: Cuando dice que la tierra puede ser transformada fácilmente en Cielo, ¿quiere decir también físicamente?

Sri Chinmoy: Tienes que saber a qué estamos refiriéndonos con la palabra Cielo. Cielo no quiere decir un lugar con grandes casas, palacios o estados. ¡No! El Cielo está en nuestra mente. Cuando disfrutamos pensamientos divinos, estamos en el Cielo; cuando albergamos envidia, pensamientos vitales bajos u otros pensamientos no-divinos, estamos en el infierno. El Cielo y el infierno son estados de conciencia.

¿Qué es lo que tiene cada ser humano? Conciencia. Es a través de la conciencia como vemos la realidad. Cuando rezamos, cuando aspiramos, nuestra conciencia finita se vuelve infinita; nuestra llamada conciencia no aspirante se vuelve aspirante. Esto es el Cielo. Si decimos que todos llegaremos a ser divinos, es verdaderamente cierto. Tendremos una vida divina, que no necesariamente significa una vida físicamente inmortal. Cuando pensamos en el Cielo, sentimos que es inmortal. La conciencia del Cielo es inmortal. Y a menudo sentimos que el físico permanecerá inmortal, ya que el Cielo es algo inmortal. Pero este cuerpo físico vivirá sesenta, ochenta, cien, quizá incluso doscientos años y luego se irá.

El concepto mismo del Cielo es algo brillante, luminoso, gozoso, y a la vez inmortal. Pero tenemos que saber qué es lo inmortal en nosotros. Es la conciencia, la conciencia aspirante en nosotros. Cuando decimos que la tierra será transformada en el Cielo, significa que cualquier cosa, dentro de nosotros o en el mundo, que ahora sea imperfecta, oscura y no aspirante, será finalmente transformada en perfección.

Pregunta: ¿Podría explicar por favor por qué el alma solo puede evolucionar en el planeta Tierra?

Sri Chinmoy: El alma se manifiesta únicamente en este planeta porque este planeta está en evolución. Evolución significa progreso constante, logro constante. Cuando uno quiere progresar, cuando uno quiere avanzar, este es el lugar. En otros mundos, los seres están satisfechos con lo que ya han logrado; no quieren avanzar ni un dedo más allá de su logro. Pero aquí en la tierra, tú no estás satisfecho, yo no estoy satisfecho, nadie está satisfecho con lo que ha logrado. La insatisfacción no significa que estamos enojados con alguien o con el mundo. ¡No! La insatisfacción quiere decir que tenemos una aspiración constante por ir más y más allá. Si solamente tenemos una pizca de luz, queremos tener más luz. Siempre queremos expandirnos.

Este planeta tiene ese impulso interno. Por una parte, es oscuro, es ignorante y no le importa la vida divina; pero por otra parte, tiene un tremendo impulso interno del cual la mayoría de los seres humanos no es todavía consciente. Cuando el impulso interno está funcionando, no hay final para nuestras posibilidades, no hay final para nuestros logros. Y cuando logramos el Infinito, naturalmente superamos los logros de los otros mundos.

Pregunta: ¿Existe una conexión o puente entre el mundo interno y el mundo externo?

Sri Chinmoy: Sí, hay una conexión entre el mundo interno y el mundo externo. Lo que sucede es que de hecho no estamos prestando atención al mundo interno. La mayor parte del tiempo estamos en la superficie; veinticuatro horas al día estamos en movimiento, conversando, gritando, viviendo en el ajetreo y el bullicio del mundo externo. No nos procuramos cinco minutos para meditar o concentrarnos en nuestro mundo interno y real.

Un buscador espiritual genuino siente que solo cuando el mundo interno es alimentado, puede el mundo externo tener su verdadero significado. El cuerpo es el mundo externo. Tres veces al día sin falta alimentamos el cuerpo; lo hemos estado haciendo y lo seguiremos haciendo hasta nuestro último respiro. Pero al mismo tiempo, en lo profundo de nosotros hay un niño divino llamado alma, y para alimentar a este niño no conseguimos tiempo. Mientras que el alma —que es el representante consciente de Dios en nosotros— no sea colmada, no podremos nunca estar colmados en nuestra vida externa.

Ahora bien, ¿cómo creamos el enlace de conexión entre los dos mundos? Podemos unirlos fácil y conscientemente si conocemos el divino arte de la concentración, el divino arte de la meditación y el divino arte de la contemplación. Para nuestra gran sorpresa, veremos que el mundo externo, ahora lleno de complejidad y falto de armonía, se vuelve inevitablemente armonioso, sencillo, honesto y genuino. La vida interna tiene la capacidad de simplificar las complejidades de la vida externa. El mundo interno y el mundo externo deben ir juntos; de lo contrario, ¿qué sucederá? Que la vida interna tendrá que esperar milenios para ofrecer la Verdad de Dios al mundo en general y la vida externa permanecerá como un árido desierto durante milenios.

Hay sin duda alguna una conexión entre estos dos mundos; tenemos que sentir esta conexión conscientemente, y finalmente tocarla y fortalecerla con la determinación de nuestra alma y con el servicio dedicado y la buena voluntad de nuestro cuerpo. Ahora mismo el cuerpo hace caso a la mente. Cuando la mente dice: «Ve por ahí», el cuerpo va. Pero cuando la mente dice: «¡No, no, no! Ese es el camino equivocado. Sigue esta otra dirección», el cuerpo la sigue. De este modo el cuerpo está atrapado por limitaciones. Pero mucho más allá del dominio de la mente se encuentra el alma. El alma está rebosante de luz. Si tratamos conscientemente de tener acceso al ser interno, al alma, entonces la luz del alma emergerá de manera natural y nos ayudará en todo momento a tratar con la tenebrosa oscuridad en nosotros y alrededor nuestro. Veremos finalmente que hemos transformado esta oscuridad en luz o que nos hemos alejado a millones de kilómetros de la oscuridad y estamos bañándonos en el mar de Luz infinita.

Así pues, si el cuerpo físico escucha al alma —y no a la mente dubitativa, suspicaz, sofisticada, compleja, destructiva y no-aspirante—, en cada momento la conexión entre los dos mundos será fortalecida y el uno completará al otro. Es decir, el mundo interno tendrá al mundo externo como carruaje y el mundo externo tendrá al mundo interno como cochero. Un carruaje sin cochero es inútil, puesto que sin un cochero el carruaje no pude moverse. Así mismo, si hay un cochero sin un carruaje, también es inútil. Ambos son, por tanto, necesarios e igualmente importantes. Del mismo modo, ambas vidas, la externa y la interna, tienen la misma importancia.

Un guerrero en el mundo

Un guerrero en el mundo externo brilla en su armadura. Un guerrero en el mundo interno brilla en su meditación.

El mundo interno pertenece…

El mundo interno pertenece a la iluminación del alma. El mundo externo pertenece a la determinación de la vida.

7.2 - Servicio

Trabajo y servicio

¿Por qué trabajamos? Trabajamos para mantenernos, para mantener a nuestros seres queridos. Quizá trabajemos también para mantener nuestros cuerpos en perfecta condición. Pero un aspirante genuino considera el trabajo de un modo diferente. Él ve el trabajo como una verdadera bendición. Para él, cada trabajo difícil y aparentemente penoso es una bendición disfrazada. Para él, el trabajo no es otra cosa que un servicio dedicado; ha descubierto la verdad de que al ofrecer los resultados de lo que dice, hace y piensa, será capaz de realizar a Dios. Trabaja por el bien de Dios; vive por el bien de Dios; realiza la Divinidad por el bien de Dios.

El destino es nuestro edificio. Tuvimos la fuerza para construirlo, tenemos la fuerza para demolerlo. La cuestión de si demolemos el edificio o si construimos uno nuevo o si transformamos el actual, es de capital importancia. Pero para hacer cualquiera de las tres cosas tendremos que trabajar física, vital, mental, psíquica y espiritualmente. Dios no nos ha concedido tan amablemente el cuerpo, el vital, la mente, el corazón y el alma sin un propósito.

Cada ser humano debe encontrar su propio trabajo, el trabajo que le ayude a crecer en su alma. Nada puede ser más alentador, inspirador y colmador que descubrir el propio y verdadero trabajo interior, que es el trabajo de la autorrealización. Carlyle abordó una profunda verdad cuando dijo: «Bendito aquel que ha encontrado su trabajo; no necesita pedir ninguna otra bienaventuranza».

Cada alma es un instrumento escogido de Dios. Cada alma tiene una misión particular aquí en la tierra; cada persona tiene que realizarse y colmarse, no a su propia manera, sino a la manera de Dios. Dios, por Su infinito Amor, y en virtud de Su autoimpuesto Deber divino, le da a cada aspirante lo que necesita. Al mismo tiempo, Dios no espera ni un ápice más de lo que el aspirante pueda ofrecer. Fue una gran voz humana la que dijo: «De cada uno según sus habilidades, a cada uno según sus necesidades».

Hay una queja común expresada por todos los seres humanos, sin distinción de edad, casta o credo. ¿Cual es esa queja? «No tengo tiempo». Con un suspiro poético le dicen al mundo: «Mucho hay por hacer, muy poco se ha hecho». Aquí, el tiempo está actuando como nuestro peor enemigo. El tiempo es capaz de causar preocupación, temor y frustración en nosotros porque estamos trabajando a través de nuestro ego y para el ego. Siempre hay una batalla constante entre la imprudente intensidad de nuestro ego y el flujo inescrutable y despiadado del tiempo.

Pero si trabajamos con nuestra alma y para el alma, el tiempo no solo nos ayuda, sino que en todo momento aparece ante nosotros como una oportunidad dorada: porque nuestra alma sabe sin duda cómo arrojarse en el ritmo cósmico del Tiempo infinito.

Es cierto que cada ser humano es un instrumento de Dios, escogido para hacer un trabajo en particular, para colmar una misión divina aquí en la tierra. Pero nadie debería creerse indispensable, ni siquiera en su sueño más disparatado. En cada trabajo distinto, Dios nos da una oportunidad sin igual de entrar en la Infinitud absoluta de Su Corazón. Si no nos valemos de esta constante oportunidad, Dios, el Padre compasivo no puede evitar decir: «Duerme, hijo mío, duerme. Eres el hijo de Mi eterna Paciencia. Yo quería que estuvieras en Mi Luz que lo transforma todo. Puesto que no lo quieres, tendré que estar Yo en tu ciega noche».

El deber supremo

Cantó el poeta:
"Dormía y soñé que la vida era Belleza.
  Desperté y descubrí que la vida era Deber."

El deber y la belleza son como el Polo Norte y el Polo Sur.

¿Qué es la belleza? La belleza es la unidad de lo finito y lo Infinito. La belleza es la expresión de lo Infinito a través del hombre finito. La belleza es la encarnación de Dios el Infinito en el hombre. En el mundo material, en el mundo físico, Dios se revela a través de la belleza.

La belleza del alma es la belleza sin par en el mundo físico. Esta belleza inspira al mundo externo y colma al mundo interno. Esta belleza nos hace uno con el Alma de Dios, la Luz infinita. Esta belleza nos hace uno con el Cuerpo de Dios, el universo. Cuando vivimos en el mundo de la aspiración, llegamos a comprender que el Deber trascendental y la Belleza universal son las expresiones perfectas de una misma realidad.

Dios piensa en Su Deber. Dios medita en Su Deber. El hombre ama su recompensa. El hombre implora su recompensa.

El deber realizado incondicionalmente hace feliz a Dios, y eso es lo que Él hace en todo momento.

La recompensa ganada sin esfuerzo y de manera constante hace feliz al hombre, y eso es lo que él siempre espera y por lo que él vive.

En nuestro deber humano pensamos en el hombre dentro del hombre. En nuestro deber humano vemos al hombre en el hombre; es decir, amamos la esclavitud en la ignorancia.

Nuestro deber divino es meditar en Dios dentro del hombre. Nuestro deber divino es ver a Dios en el hombre; es decir, amar a la Divinidad en la Inmortalidad.

El deber humano comienza con compulsión y, muy a menudo, termina en frustración y repulsión. El deber divino comienza con una necesidad interna y termina en una inundación de éxtasis.

En nuestra vida cotidiana, el deber es algo desagradable, exigente y desalentador. Cuando se nos recuerda nuestro deber, perdemos toda nuestra espontánea alegría interna; nos sentimos miserables. Sentimos que podríamos haber usado nuestra energía de vida para un propósito mejor. El deber es penoso, tedioso y monótono, simplemente porque lo hacemos con el ego, el orgullo y la vanidad. El deber es agradable, alentador e inspirador cuando lo hacemos por el bien de Dios. Lo que necesitamos es cambiar nuestra actitud hacia el deber; si trabajamos por el bien de Dios, entonces no hay deber alguno, todo es alegría, todo belleza. Cada acción ha de ejecutarse y ofrecerse a los Pies de Dios. El deber por el bien de Dios es el deber supremo.

En nuestra vida no aspirante realizamos deberes y sentimos que deber es sinónimo de trabajo. También sentimos que el deber es una imposición mientras que la recompensa es un placer muy codiciado. En nuestra vida aspirante, el deber es voluntario. No, nunca es obligatorio. Y la recompensa es la energizante alegría del servicio desinteresado. En nuestra vida de realización, el deber es nuestro orgullo divino, y la recompensa es nuestra altura gloriosa y trascendental.

Ningún derecho tenemos a asumir otro deber antes de resolver nuestra propia salvación espiritual. ¿No nos confió Dios esta maravillosa tarea en el momento mismo de nuestro nacimiento? El deber supremo es esforzarse constantemente por la realización de Dios. El tiempo es corto, pero la misión de nuestra alma en la tierra es sublime. ¿Cómo podemos perder el tiempo?

Ama mucho a tu familia; este es tu gran deber. Ama más a la especie humana; este es tu deber mayor. Ama a Dios por encima de todo; este es tu deber más grande, el deber supremo.

Hay dos cosas: el recuerdo y el olvido. Todos sabemos que es nuestro deber recoger nuestro salario; ciertamente es nuestro deber, y lo recordamos siempre. Pero hay otro deber: tenemos que trabajar. Ese deber lo olvidamos. Para obtener nuestro salario, tenemos que trabajar. De alguna manera nos las arreglamos para olvidarnos de esto. En el mundo espiritual también hay un deber. Un deber es disfrutar los frutos de la realización de Dios. Todos lo sabemos y estamos sumamente dispuestos a ejecutar este deber. Pero, desafortunadamente, olvidamos el otro deber: la meditación. Un deber es disfrutar de los frutos; el otro deber es adquirir los frutos. Somos lo bastante listos para clamar por los frutos de la realización mucho antes de haber entrado en el campo de la meditación. Sin meditación no hay realización. Sin meditación, la realización de Dios no es más que autoengaño.

El deber y la recompensa, desde el punto de vista espiritual, van juntos. Son como el anverso y el reverso de la misma moneda espiritual. El deber es el hombre-la-aspiración, y la recompensa es Dios-la-Realización y Dios-la-Liberación. Además, en la recompensa está el eterno viaje del hombre, su viaje en continua trascendencia; y en el deber está Dios-la-Realidad siempre transformadora, siempre manifestadora y siempre colmadora aquí en la tierra y allá en el Cielo.

Tanto en nuestra vida no aspirante como aspirante, vemos que el deber precede a la recompensa. El deber viene primero y va seguido la recompensa. En la vida de realización sucede lo contrario: la recompensa viene antes que el deber. ¿Cómo? Cuando Dios le ofrece a alguien Su Altura trascendental, Su más alta Iluminación, significa que ya le ha concedido la realización plena. Dios ha aceptado a la persona como Su instrumento elegido. El hecho mismo de que Dios la haya aceptado como Su instrumento elegido, indica que ya ha recibido de Dios la más alta recompensa. Más tarde, Dios le habla sobre su deber: amar a la humanidad, ayudar a la humanidad, servir a la divinidad en la humanidad, revelar a Dios-la-Compasión-eterna y manifestar a Dios-el-Interés-eterno sobre la tierra, aquí y ahora.

Espiritualidad: la fuente de paz mundial

La espiritualidad es aspiración. La espiritualidad es Yoga. Cuando hayamos aprendido lo que podemos esperar de la aspiración y lo que podemos esperar del Yoga, la paz mundial dejará de ser un clamor lejano. La aspiración es el consciente anhelo del aspirante por una realidad más profunda. El Yoga es la unidad consciente de un buscador con Dios.

La aspiración conduce al hombre a la Conciencia de Dios. El Yoga ofrece la Conciencia de Dios al hombre. La aspiración lleva al hombre de vuelta al Origen. El Yoga inunda la conciencia del hombre con la Luz, la Paz, la Dicha y el Poder del Más Allá.

¿Por qué aspiramos? Aspiramos porque amamos a Dios y queremos que Dios nos ame. ¿Por qué practicamos Yoga? Practicamos Yoga a fin de sentir conscientemente que Dios es verdaderamente nuestro. Practicamos Yoga porque sentimos que nuestra plenitud en la tierra puede suceder únicamente cuando hemos revelado y manifestado la Divinidad y la Realidad de Dios aquí en la tierra.

Cuando aspiramos, vamos más allá del dominio de la mente física y nos sentamos a los Pies de Dios-la-Luz. Cuando practicamos Yoga, nos sumergimos profundo en nuestro interior, y allí vemos a Dios y conversamos con Él cara a cara.

Quien no tiene aspiración, jamás puede librarse de la obstinada ignorancia, y quien no practica Yoga no puede recibir ni alcanzar la Luz ilimitada.

Aquí en la tierra tenemos dos instrumentos primordiales: uno es la mente y el otro el corazón. Con frecuencia, la mente que utilizamos es la mente dubitativa y el corazón que utilizamos es el corazón temeroso. Por desgracia, la mente dubitativa nunca puede aspirar, y el corazón temeroso nunca puede practicar Yoga.

La verdadera aspiración y las abundantes limitaciones humanas nunca pueden ir juntas. El verdadero Yoga y la vida del placer sin luz no pueden ir juntos. La aspiración constante y la divinidad todo colmadora pueden y deben ir juntas. El tipo más elevado de Yoga —que es la entrega consciente a la Voluntad de Dios—, va siempre junto con la Vida de Dios.

La aspiración le dice al hombre que él será capaz de ver la verdad del Más Allá. El Yoga va un paso más lejos. El Yoga le dice al hombre que la verdad del Más Allá está dentro de él. Finalmente, Dios viene a decirle al hombre: «Hijo mío, tú eres la verdad del Más Allá. Tú eres Mi Más Allá».

La espiritualidad es la fuente de la paz mundial. La espiritualidad es el cumplimiento de todas las responsabilidades. Esto es así porque la Divinidad es el derecho innato de la espiritualidad. Cuando alguien toca los pies de un árbol, su conciencia entra en el árbol: en las ramas, en las hojas, en los frutos y en las flores. En el sentido espiritual, Dios es el árbol, y las hojas, frutos, ramas y flores son los seres humanos. Cuando tocas los Pies de Dios, tu conciencia misma entra en Su Conciencia universal y en los infinitos seres de Su manifestación.

Cada individuo tiene su propia manera de definir la paz. Un niño encuentra paz en el ruido y la actividad. Esa es su plenitud y en su plenitud está su paz. Un adulto encuentra su paz en otro lado; encuentra su paz cuando siente que puede dominar al mundo. Un anciano, en el ocaso de su vida, piensa que conseguirá la paz si el mundo reconoce su grandeza o si la Madre Tierra le ofrece su gratitud. Siente que ha hecho mucho por la humanidad y por la Madre Tierra, y espera algo a cambio; únicamente tendrá paz si su expectativa se cumple.

Pero la paz nunca puede amanecer en un individuo si no es adecuadamente buscada. El niño no puede obtener paz verdadera corriendo por la calle; pronto encontrará frustración en su llamada plenitud. Llegará el día en que rezará a Dios por una vida calmada y tranquila. Entonces tendrá paz.

Si un adulto quiere tener paz, verdadera paz, debe comprender que no puede conseguirla poseyendo o gobernando el mundo. Solo ofreciendo al mundo en general lo que tiene y lo que es, conscientemente y sin reservas, obtendrá la paz.

El anciano que pronto atravesará la cortina de la Eternidad solamente puede tener paz si alberga la idea de que él no es un mendigo, sino un rey. Él fue un rey y todavía es un rey. Ha ofrecido su riqueza interna y externa al género humano y a la Madre Tierra. Si, en el ocaso de su vida, no espera nada del mundo, su conciencia interna y su ser externo estarán inundados de paz.

La paz mundial comenzará cuando la llamada expectativa humana termine. La paz mundial únicamente puede amanecer cuando cada individuo realice esta suprema Verdad:

"El Amor es la revelación de la vida y
  la Vida es la manifestación del amor."

La paz mundial comenzará a existir cuando cada nación sienta individualmente y de manera consciente que los demás seres humanos, las demás naciones, no necesitan depender de ella. Ninguna nación es indispensable; pero si una nación ayuda a la otra devotamente y sin condiciones, el mundo será inundado de paz colmadora.

La espiritualidad es el cumplimiento de toda responsabilidad. Amar al mundo es nuestra responsabilidad. Complacer al mundo es nuestra responsabilidad. Conocemos nuestras propias abundantes responsabilidades; pero cuando pensamos en el mundo, desafortunadamente, no lo hacemos de un manera divina o apropiada. El mundo en seguida nos malinterpreta y nos resulta imposible tener una conexión interna con él. Es como una madre y su hijo. A pesar de sus mejores intenciones, a la madre le cuesta complacer al hijo. Ella piensa en él a su propia manera, y el hijo entiende a la madre a su propia manera. Debido a esta falta de comunicación, la madre y el hijo no obtienen alegría al cumplir con sus responsabilidades mutuas.

Amamos al mundo; tenemos que amar al mundo; es nuestra responsabilidad. ¿Qué ocurre cuando queremos amar al mundo o cuando intentamos cumplir con nuestra responsabilidad hacia el mundo? Tratamos de poseerlo y atarlo, y mientras lo hacemos, vemos que ya hemos sido atados y poseídos por el mundo. Teníamos una sublime oportunidad de cumplir con nuestra responsabilidad hacia el mundo, pero la hemos malgastado seriamente.

Queremos complacer al mundo, pero ¿cómo podemos complacer al mundo si nosotros mismos no estamos complacidos con nuestras propias vidas? Es puramente absurdo tratar de complacer a los demás si no estamos complacidos con nuestra existencia interna y externa. Dios nos ha dado una gran boca, y tratamos de complacer a los demás con esta boca, pero dentro de nuestro corazón hay un árido desierto. Si no tenemos aspiración, ¿cómo podemos ofrecer paz, alegría y amor al mundo? ¿Cómo podemos ofrecer algo divino cuando no practicamos lo que predicamos? Si no seguimos el sendero de la espiritualidad, estaremos tan solo predicando; será un juego unilateral. Pero si realmente practicamos el Yoga, también viviremos la verdad; nuestra prédica únicamente dará frutos cuando la practiquemos.

¿Cómo podemos cumplir con todas nuestras responsabilidades? Lo hemos intentado de manera humana, pero hemos fracasado. Pensamos en el mundo con buenos pensamientos e ideas, pero el mundo sigue siendo exactamente igual que ayer. Amamos al mundo, pero el mundo sigue todavía lleno de crueldad y odio. Tratamos de complacer al mundo, pero el mundo no quiere ser complacido; es como si el mundo hubiera hecho el voto de no dejarse complacer. ¿Y por qué ocurre todo esto? Ocurre porque no hemos complacido a nuestro Piloto Interno, Aquel a quién debemos complacer en primer lugar. Si no tenemos la aspiración para complacer a nuestro Piloto Interno, ¿cómo podemos ofrecer paz, alegría y amor al mundo? A menos y hasta que no hayamos complacido al Piloto Interno, el mundo continuará siendo siempre un campo de batalla donde los soldados del miedo, la duda, la ansiedad, la preocupación, la imperfección, la limitación y el cautiverio lucharán; y nosotros, consciente o inconscientemente, jugaremos con esos soldados no-divinos. El miedo, la duda, la ansiedad, la preocupación y las inclinaciones animales jamás pueden ofrecernos la paz mundial.

Por otra parte, en lo profundo de nosotros está la divinidad, clamando por aflorar. Allí, los soldados divinos son nuestra sencillez, sinceridad, pureza, humildad y sentimiento de unidad. Estos soldados están más que preparados y dispuestos para luchar contra el temor, la duda, la ansiedad y la preocupación. Por desgracia, no nos estamos identificando conscientemente con los soldados divinos; estamos consciente o inconscientemente identificándonos con los soldados no-divinos. Por eso, la paz mundial se halla todavía a una gran distancia. La paz mundial puede ser lograda, revelada, ofrecida y manifestada sobre la tierra, solo cuando el divino poder del amor sustituya al no-divino amor por el poder.

Pregunta: En términos prácticos, ¿cómo podemos darle al mundo amor e interés?

Sri Chinmoy: Una cosa práctica es algo que viene espontáneamente desde dentro y no desde fuera. Cuando te levantas por la mañana, si viene a tu mente el pensamiento de mostrar amor e interés por el mundo, esa es una idea práctica. ¿Cómo puedes transformar esa idea práctica en una realidad fructífera? Por la mañana, o al atardecer, puedes añadir lo siguiente a tu oración habitual: «Oh Señor, deseo que este sea un mundo mejor, más iluminador y más colmador, por Tu Gracia infinita». Dios es el creador y el sustentador del mundo. Si tu plegaria llega al Creador, lo cual hará con certeza si es sincera e intensa, Él puede fácilmente llevar tu interés y tu amor por el mundo al campo de la manifestación.

Como individuo estás aquí, no puedes estar en algún otro sitio al mismo tiempo. Pero tu oración, tu aspiración, pueden aproximarse a Alguien que es omnipresente. Todos nosotros hemos estado rezando y meditando en esta habitación, pero espiritualmente hemos estado esparciendo paz y amor en el mundo. Físicamente estamos limitados a este pequeño cuarto, pero espiritualmente estamos volando como aves; nuestras alas están desplegadas con la paz, la alegría y el amor.

Cuando sientes algo, cuando ves algo, lo puedes llamar una experiencia práctica. Aquí hemos estado meditando quince o veinte minutos; durante ese tiempo, nuestra experiencia de paz interna y amor fue absolutamente práctica. Para nosotros, estas cosas fueron muy tangibles; mientras estés rezando o meditando aquí la próxima semana, mira hacia ti mismo. ¿No es una realidad la paz, la alegría y el amor que estás obteniendo?

Lo que obtenemos, lo podemos dar fácilmente a los demás; pero se trata de un proceso interno. Y el mejor modo de llevar a cabo este proceso interno es aproximarse al Origen. Sabemos que no podemos ir a todas partes y no podemos aproximarnos a todo el mundo durante nuestra oración, pero hay Alguien que puede hacerlo por nosotros, y ese alguien es Dios. Durante nuestra oración, si Le pedimos que ofrezca paz, interés y amor al mundo entero, Él puede hacerlo. Si está complacido con nuestra petición, naturalmente lo hará. Por lo tanto, nuestra comunión diaria con Dios es para nosotros la mejor manera de ofrecerle al mundo nuestro amor e interés.

El héroe prosigue su marcha

Aquel que ha amado este mundo
no ha obtenido más que insoportables tormentos.
El mundo ha arrojado en él
toda fealdad, suciedad e impureza.
Pero el héroe prosigue su marcha
llevando la carga del mundo entero.
Al término de sus numerosos combates,
irá a presentarse a los Pies del Señor Supremo.

Cómo cambiar a la humanidad

Para cambiar a la humanidad
refunde primero tu propia forma errada de alma.
Pronto tus ojos descubrirán
que finalmente, nada alrededor permanece inalterado.

Pregunta: ¿Siente usted que las fronteras nacionales y los dogmas políticos dividen a los seres humanos en diferentes campos y crean entornos no espirituales que hacen de la paz una estrella lejana para un individuo así como para una nación?

Sri Chinmoy: Siento firmemente que las fronteras nacionales y los dogmas están afectando el crecimiento de nuestra conciencia humana evolutiva. Pero es la elevación de la mente y del espíritu individual lo que debe preceder al despertar de nuestras instituciones sociales como las iglesias y los gobiernos. Es la elite espiritual y mental la que puede infundir su luz iluminadora a la masa en general. Como sabemos, las políticas de las instituciones y las naciones son habitualmente representaciones de la conciencia general. Estas políticas pueden verse influenciadas considerablemente por los individuos iluminados. A la Madre India en particular no le han faltado tales almas iluminadas, y tampoco carece de ellas actualmente.

Es solo cuestión de tiempo, hasta que el Tiempo mismo produzca una apertura para que la conciencia espiritual pueda calar en el individuo y en su sociedad. Por nuestra parte, ha de hacerse un esfuerzo espiritual consciente para que las fuerzas superiores de lo alto puedan descender y tocar las profundidades mismas de nuestros corazones buscadores. Cuando esto ocurra, la brecha que ahora vemos entre nuestra aspiración y su cumplimiento en la sociedad, no existirá más.

Pregunta: Si el hombre huye del mundo cuando está insatisfecho con él y busca planos de existencia más altos, ¿cómo podrá la humanidad establecer alguna vez la paz y la felicidad en la tierra?

Sri Chinmoy: El mundo es todo imperfección. La vida se presenta como una enorme pregunta. El mal es visto por todas partes. Estos son los problemas a los que nos enfrentamos todos los días. Más aún, cuanto más avanzada espiritualmente está una persona, mayor es su sufrimiento por las actuales condiciones del mundo. Ve la enfermedad, siente la enfermedad; pero no tiene la medicina apropiada. Incluso cuando tiene un remedio, este no es suficiente para curar todos los malestares terrenales. Así que a menudo siente que su lucha no servirá de nada y por eso toma el camino más fácil, el camino de la huida hacia la Dicha de los planos superiores.

Pero este nunca puede ser el caso del guerrero divino. Él luchará hasta que sea alcanzada la victoria. Ahora bien, ¿qué significa su «victoria»? Su victoria es el establecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra, y no solo en algún mundo superior. Puesto que sabe que el Divino es omnipresente, él busca revelarlo en la vida diaria. Si no estamos satisfechos con el mundo tal y como es, esta no es una razón para abandonarlo; al contrario, deberíamos procurar cambiarlo —física, intelectual o espiritualmente— dependiendo de nuestro propio desarrollo y capacidades.

Dios es la perfecta Perfección. Esta Perfección puede lograse únicamente cuando existe una unión inseparable entre la materia y el espíritu, entre la vida externa y la interna.

Algunas personas solo quieren meditar, no quieren ofrecerle nada al mundo. Han adquirido cierta riqueza interna, pero temen que en cuanto intenten ofrecerla al mundo ignorante, este no la entenderá o la empleará mal. Así que actúan como míseros; esto es egoísta. Por otra parte, algunos quieren dar pero no quieren meditar; esto es ridículo. Si no meditamos, si no poseemos algo, ¿cómo lo vamos a dar? Muchas personas en la tierra están dispuestas a dar, pero ¿qué tienen para dar? Por eso, hemos de hacer nuestra parte; primero tenemos que conseguir; luego tenemos que ofrecer. Así podemos complacer a Dios y colmar al género humano.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre el silencio y la acción?

Sri Chinmoy: Hay dos tipos de silencio, uno es dinámico y el otro estático. El silencio estático se halla en la meditación profunda, que es la preparación. El silencio dinámico se encuentra en la acción, que es la manifestación. El silencio interno nos guía y nos ilumina. El silencio externo nos revela y nos manifiesta. La oración, la meditación, la concentración y la contemplación son el silencio interno. La dedicación, el servicio y la acción son el silencio externo. Dedícate; cumple la Voluntad de Dios —pero solo después de haber conocido la Voluntad de Dios—. Únicamente puedes conocer la Voluntad de Dios practicando el silencio interno; de otro modo, si tratas de ayudar a la humanidad a tu propia manera, piensas que estás sirviendo a Dios pero en realidad estás únicamente agrandando tu propio ego. Dices: «He hecho esto; he hecho aquello». Pero lo que importa es: ¿Estabas inspirado por Dios? ¿Fuiste encomendado por Dios? Si tus acciones no están inspiradas por Dios, están inspiradas por tu ego; entonces el servicio que ofrezcas al mundo estará lleno de oscuridad e imperfecciones.

Pregunta: ¿Cómo puede uno aceptar y amar a sus semejantes?

Sri Chinmoy: Primero de todo, debes sentir que tus semejantes son parte integral de tu propia existencia. Tengo dos ojos; si mi ojo izquierdo no funciona tan bien como mi ojo derecho, ¿qué hago? ¿Me enfado con mi ojo izquierdo? ¿Lo retiro de mi cuerpo? ¿Lo mantengo cerrado o lo tapo con la mano y digo: «no te permitiré ver»? No. En esa situación tengo un sentimiento de unidad; sencillamente acepto mi ojo izquierdo como menos capaz que mi ojo derecho, pero todavía como una parte de mí. Si el ojo izquierdo no ve bien, uso el ojo derecho también. Siempre que tengo que usar mis ojos, uso ambos, y el ojo que es más fuerte, naturalmente, hace mayor trabajo.

Debes considerar a las personas que te rodean como extremidades de tu propio cuerpo. Sin ellas estás incompleto. Quizá sientas que ellas están menos desarrolladas, pero también tienen su papel que desempeñar. Tu dedo pulgar es mucho más poderoso que tu meñique, pero el meñique también tiene su tarea. Dios ha creado cinco dedos. Aunque unos son más cortos y más débiles que otros, sabes que únicamente eres perfecto cuando tienes los cinco dedos. Tu dedo medio es el más largo, pero si por esta razón crees que no necesitas los dedos más cortos, te equivocas tristemente. Si quieres tocar el piano o quieres mecanografiar, necesitas los cinco dedos.

Solo cuando sientes la necesidad de la perfección real, puedes amar a las personas que te rodean. Si te aíslas como individuo, tus logros serán limitados; tu sentido mismo de la perfección será limitado, muy limitado. Pero cuando piensas en términos de perfección ilimitada, tienes entonces que amar a la humanidad, porque únicamente aceptando a la humanidad como parte integral de tu vida y perfeccionando a la humanidad con tu propia iluminación, puedes colmarte a ti mismo.

Cuando soy todo devoción…

Cuando soy todo devoción a la luz-servicio, estoy con lo activo y soy para lo activo.

No conviertas, no seas convertido

No conviertas.
Deja que siga su propio camino.

No seas convertido.
Debes seguir tu propio camino.

No conviertas.
Su noche de resistencia
devorará tu alegría interna.

No seas convertido.
Tu noche de resistencia
devorará su alegría interna.

Dios pedirá a su libertad
que te ame.

Dios pedirá a tu libertad
que lo alimente.

No conviertas,
no seas convertido.

La meta del Más Allá

Obedece y confía,
confía y obedece.

Ciertamente, este es un camino corto
hacia la Meta del Más Allá.

Ama y sirve,
sirve y ama.

Ciertamente, este es un camino más corto
hacia la Meta del Más Allá.

Entrégate y ofrece,
ofrece y entrégate.

Ciertamente, este es el camino más corto
hacia la Meta del Más Allá.

VIII- MEDITACIÓN

Meditación: una introducción

¿Por qué meditamos? Meditamos precisamente porque necesitamos algo. ¿Y qué es ese algo? Ese algo es el sentimiento consciente de unidad con el Supremo. Este sentimiento consciente debe ser espontáneo y a la vez fervoroso.

Comencemos con el ABC de la meditación. La columna vertebral y el cuello deben mantenerse erguidos. El mejor modo de meditar es sentados sobre el suelo con las piernas cruzadas; si para algunos no es posible sentarse sobre el suelo, por favor, sentaos en una silla con toda la espalda derecha y erguida. Si quieres meditar en casa, lo cual debes hacer con fidelidad y devoción todos los días, por favor, trata de reservar un lugar sagrado, un rincón de tu cuarto que sea absolutamente puro y santificado. Puedes sentarte sobre un pequeño cojín o sobre una alfombra. Por favor, usa ropa limpia y liviana. Si es posible, quema incienso cuando medites y coloca algunas flores frente a ti. Quienes sois mis discípulos colocaréis mi imagen ante vosotros. Otros tendrán una imagen de su Maestro espiritual, de Cristo o de alguna otra figura espiritual querida. Puedes comenzar tu meditación repitiendo el nombre del Supremo o el nombre de tu Maestro espiritual. Esto lo digo en general, pero llegará un día en que vosotros mismos descubriréis unos cuantos secretos internos. Quizá ya habéis descubierto algunos por ahora.

Por favor presta atención a respirar adecuadamente. Procura inhalar tan lenta y tranquilamente como te sea posible; e intenta exhalar más despacio aún que al inhalar. Si puede ser, haz una breve pausa entre la exhalación y la siguiente inhalación. Pero si no puede ser, no hagas nunca algo que fuerce tu sistema respiratorio o cualquiera de tus órganos.

Cada vez que inhalas, procura sentir que estás trayendo paz, infinita paz a tu cuerpo. Entonces, ¿qué es lo opuesto a la paz? La intranquilidad. Cuando exhalas, por favor intenta sentir que estás despidiendo toda la intranquilidad de tu cuerpo y tu mente, así como la intranquilidad que ves a tu alrededor. Cuando respires de esta manera, la intranquilidad te abandonará. Después de practicar esto unas cuantas veces, por favor, trata de sentir que estás inhalando fuerza y poder del universo. Y, al exhalar, trata de expulsar el miedo. Cuando exhales, todo temor saldrá fuera de tu cuerpo. Después, intenta sentir que estás inhalando alegría, infinita alegría, y exhalando la tristeza, el sufrimiento, la melancolía.

Esto es respiración espiritual, que en sánscrito se llama pranayama. Prana es la energía vital, el Soplo de Vida; yama significa control. Por tanto pranayama es el control del Soplo de Vida. El primer ejercicio que puedes practicar es repetir una vez, al inhalar, el nombre de Dios, del Supremo o de Cristo, o el nombre de quien tú adores. Entonces, aguanta la respiración y repite cuatro veces la llamada a tu Amado Supremo. Y cuando exhales, llámalo dos veces. Así pues, el ritmo será uno, cuatro, dos. Gradualmente, un aspirante puede aumentar su capacidad a cuatro, dieciséis, ocho. Pero, por el momento, quisiera que practiques solamente con uno, cuatro y dos.

Puedes hacer esto para tratar de purificar tu mente. Pero si quieres tener más pureza, puedes hacer otro ejercicio espiritual que es muy efectivo. Todos conocéis el significado de Aum, el nombre de Dios. Para empezar, el domingo repetirás este nombre sagrado del Supremo cien veces; el lunes, doscientas; el martes, trescientas; el miércoles, cuatrocientas; el jueves, quinientas; el viernes, seiscientas; el sábado, setecientas. Entonces, al domingo siguiente, bajarás a seiscientas repeticiones; el lunes, a quinientas; y así sucesivamente a cuatrocientas, trescientas, doscientas y cien. Si quieres establecer pureza a tu alrededor, dentro y fuera, este es el ejercicio espiritual más efectivo. Algunos de mis discípulos aquí lo han hecho, y debo decir que han logrado una considerable purificación de su naturaleza y de sus problemas emocionales. Sin pureza, ninguna cualidad divina puede permanecer de forma duradera en nuestra naturaleza, en nuestro cuerpo, en nuestro sistema, en nuestra vida. Si uno carece de pureza, ninguna verdad divina puede quedarse en el interior permanentemente. Pero siempre que hay pureza, la paz, la luz, la dicha y el poder, funcionarán muy exitosamente. No quiero decir con esto que sois todos impuros, nada de eso; pero la naturaleza más pura, la vida más pura, tendrá siempre las bendiciones más profundas del Supremo. Cuanto más puros somos, más próximos estamos al Supremo.

Abordemos ahora el problema del pensamiento. La mayoría de nosotros devenimos víctimas de los pensamientos —pensamientos desagradables, pensamientos inoportunos, pensamientos tontos, pensamientos temerosos— cuando entramos en la meditación. ¿Cómo podemos librarnos de este ataque? Lo primero que tenemos que saber es si los pensamientos que nos están atacando provienen del mundo externo o desde nuestro propio interior. Debo decir que es difícil distinguir al principio si los pensamientos provienen del exterior o surgen desde el interior. Pero gradualmente seremos capaces de saber que algunos pensamientos están viniendo de fuera, y estos pensamientos pueden ser rechazados más rápidamente que los que vienen desde dentro.

Supongamos que has comenzado tu meditación y de pronto un caudal de pensamientos e ideas impuras entra en ti desde fuera. Cuando ves que un pensamiento está a punto de entrar, tienes que saber si es un pensamiento bueno o un pensamiento malo, si es un pensamiento divino o un pensamiento no-divino. Si es un pensamiento divino, por favor, dale la bienvenida. Si es un pensamiento de Dios o un pensamiento de alegría divina, de amor divino, de belleza o de pureza, permite entonces que entre en ti y deja que actúe, deja que se expanda o bien trata de seguirlo. Si es algo relativo a la Gracia, algo sobre la Divinidad, la Infinitud, la Eternidad, la Inmortalidad, por favor intenta ver adónde va ese pensamiento. Trata de seguirlo como un perro fiel. Pero si es un mal pensamiento, neutralízalo en seguida con la voluntad de tu alma. Intenta recolectar la voluntad de tu alma desde tu corazón y llévala justo ante tu frente. Cuando la voluntad de tu alma es vista por el pensamiento, este se ve forzado a desaparecer.

Ahora quisiera hablar sobre los pensamientos que ya hemos acumulado dentro de nosotros. Cuando vemos un pensamiento que surge desde lo profundo de nosotros, y que no es divino, que es absolutamente impuro y sin luz, procuraremos deshacernos de él inmediatamente. Una forma de hacerlo es sentir que hay un orificio justo en lo mas alto de nuestra cabeza y que el pensamiento es como un canal o un río que fluye por allí hacia fuera y no regresa; se ha ido y lo hemos perdido. Otro procedimiento es sentir que somos un océano ilimitado y que estos pensamientos son como peces. Nosotros somos las profundidades mismas del océano, con su serena y silenciosa tranquilidad. El movimiento de los peces en la superficie nunca puede perturbarnos.

Deseo decir que sería aconsejable para cada uno de vosotros luchar con los pensamientos externos por ahora, y tratar con los pensamientos internos más adelante. Pero si tenéis pensamientos internos que son divinos, progresivos, alentadores e inspiradores, por favor, tratad de crecer con ellos y sentid que son como pies, pies de Infinitud, de Luz infinita, de Dicha infinita, que pueden llevar vuestro cuerpo, mente, corazón y alma a una esfera superior.

Ahora veamos la meditación todavía más profunda. Quienes están meditando en el ajna chakra (el tercer ojo) también deberían practicar la concentración en el corazón. Si el corazón permanece yermo —es decir, si el centro del corazón no está abierto y el tercer ojo sí lo está— habrá una gran confusión en nuestra naturaleza humana. Si el tercer ojo no está bañado por la pureza del corazón, entonces tendrás visión y, al mismo tiempo, serás víctima de la despiadada tentación. Tratarás de entrar en alguien para ver lo que está sucediendo en su naturaleza. Hay mil y una cosas que pueden llevarte finalmente lejos, muy lejos del sendero de la espiritualidad. Hay personas que han abierto su tercer ojo sin haber abierto el centro del corazón y, por la Gracia del Supremo, no han malempleado su visión; pero es siempre más seguro concentrarse primero en el centro del corazón. A menos y hasta que la parte emocional de nuestra naturaleza humana esté totalmente purificada, es muy peligroso para nosotros abrir el tercer ojo.

Por tanto, por favor, concéntrate primero en el centro del corazón; este centro se llama anahata. Aquí obtendrás todo gozo y amor. En este mundo, ¿qué necesitamos? Alegría. ¿Qué más necesitamos? Amor. Cuando hemos conseguido alegría y amor, podemos tener entonces visión o sabiduría en nuestro tercer ojo. Las mujeres, sin excepción, deberían tratar de meditar en el centro del corazón; es más fácil para ellas abrir el centro del corazón que para los hombres. Para los hombres es más fácil abrir el tercer ojo.

Cuando medites en casa, por favor, si puede ser, medita completamente solo. Esta regla no se aplica al esposo y esposa que tienen el mismo Maestro espiritual. Los amigos espirituales muy cercanos que se comprenden profundamente uno a otro en sus vidas internas, también pueden meditar juntos. En nuestros Centros, los discípulos deberían también meditar colectivamente. Pero la meditación individual diaria, es mejor que cada uno la realice en su propia habitación privadamente, en secreto.

De acuerdo con los visionarios, sabios y Maestros espirituales de la India, la mejor hora para la meditación es entre las tres y las cuatro en punto de la mañana. Esta se llama Brahma Muhurta, la hora de Brahma, el mejor momento. Pero aquí en occidente, si te acuestas tarde, la mejor hora para ti es las cinco y media o seis de la mañana. La hora precisa se fija según el caso y la capacidad de cada individuo.

Ahora bien, esta es la primera vez en el día. Si puedes meditar luego otros diez o quince minutos, entre las doce y las doce y media, perfecto. Esta meditación has de hacerla en el interior, no en la calle. Llegará un día en que seas capaz de meditar en cualquier lugar, mientras conduces o haces cualquier otra cosa. Pero por ahora es aconsejable meditar de puertas adentro, en un lugar apropiado.

Después, al atardecer, puedes mirar al sol poniente y meditar. Durante diez minutos intenta meditar; en ese momento, por favor trata de sentir que te has vuelto uno totalmente con el sol, con la naturaleza cósmica. Has hecho tu parte de manera muy satisfactoria durante el día y ahora te retiras a descansar; ese será tu sentimiento.

Por último, medita cuando te retires por la noche —a las nueve, las diez, o cuando sea que te vayas a acostar—. Siempre es mejor acostarse antes de las once de la noche; pero la necesidad no conoce ley; si tienes que trabajar de noche, es correcto para ti.

Cada cual debería meditar a su propia manera. A veces me preguntan qué se debería hacer cuando no se tiene una buena meditación, cuando uno se siente intranquilo. Si a cualquiera de vosotros le resulta difícil meditar un día en concreto, no hay que intentar forzarse. Quienes sois mis discípulos, simplemente mirad una imagen mía, una foto mía en un estado de conciencia elevado. No tratéis de meditar, no tratéis de concentraros. Simplemente mirad mi imagen, mis ojos, mi frente o mi nariz, simplemente mirad. Y si sigues algún otro camino, o si no tienes ningún Guru pero tienes una imagen de algo espiritual en la que concentrarte, por favor, concéntrate en ella y no trates de forzarte a meditar. Entonces, cuando te levantes para tu trabajo cotidiano, ni por un momento te sientas infeliz por no haber podido meditar. Si sientes que tu ser interno está disgustado contigo, o si tú mismo estás disgustado contigo, cometes un gran error. Si un día en particular no puedes meditar, procura dejarle la responsabilidad a tu Maestro o a Dios. Nunca te lamentes. Si te lamentas, el progreso que hiciste ayer o el día anterior se verá reducido.

Hay personas que quieren meditar acostados. Quisiera decir que esa clase de meditación no es nada aconsejable para los principiantes; ni tan siquiera para quienes llevan meditando bastantes años. Eso es únicamente para los discípulos más avanzados y para las almas realizadas. Si no, te tumbarás y entrarás inmediatamente en el mundo del sueño o en una especie de deriva o adormecimiento interno. Además, al estar tumbado, tu respiración no es tan satisfactoria como cuando meditas en posición sentada.

Por favor, no tomes una comida copiosa antes de la meditación. Deben transcurrir al menos dos horas entre la comida principal y la meditación. Por otra parte, supongamos que te pellizca el hambre y sabes que si comes ahora mismo tendrás que esperar dos horas antes de meditar. En tal caso, bebe una pequeña cantidad de agua o de jugo. No deberías meditar cuando estás extremadamente hambriento. Si el mono del hambre está atacando, tienes que alimentarle un poco para que se calme durante unos minutos. Si quieres comer después de la meditación, por favor espera media hora para que así tu sistema pueda asimilar los resultados de la meditación. Durante esa media hora puedes moverte, puedes leer si quieres. Puedes tomar una cantidad muy pequeña de leche, agua o jugo, pero no una comida completa.

La concentración nos hace…

La concentración nos hace perceptivos. La meditación nos hace receptivos. La contemplación nos hace intuitivos.

Un momento de gratitud…

Un momento de gratitud ofrecida a Dios es como una hora de la más intensa meditación en Dios.

Pregunta: Nunca he estado antes en su Centro. He leído algunos libros pero soy un principiante en la meditación.

Sri Chinmoy: Estás viniendo aquí por primera vez y has leído muchos libros, pero no has meditado antes. Los libros te han dado inspiración para entrar en el campo de la aspiración. Aquí todos estamos aspirando a alcanzar lo Más Elevado y colmar lo Más Elevado.

En la vida espiritual, cuando estás en la presencia de un Maestro espiritual, recibes conforme a tu capacidad de receptividad. Eres un principiante, pero eso no significa que se te va a negar algo. Todo el mundo ha sido principiante en algún momento. Un principiante, en cualquier escuela, no puede sentarse con alguien que está muy avanzado, porque sus lecciones chocarán. Pero en la vida espiritual hemos de sentir nuestra unidad interna con los que están por delante de nosotros. Tenemos que sentir también cuán lejos y cuán profundo queremos ir.

Mis discípulos no necesitan una meditación especial porque yo he tomado la responsabilidad de su meditación. ¿Cómo? He simplificado la cuestión. Hay una fotografía mía en la que estoy en mi Conciencia trascendental más elevada. Un buscador debería siempre meditar en lo que más le inspire. Precisamente porque soy su Maestro, mis discípulos obtienen abundante inspiración al meditar en esta fotografía. Si alguien la mira con amor, alegría y devoción, no importa lo principiante que sea, no importa el camino que haya seguido antes, tan solo porque es un buscador, mi conciencia interna abrirá sus puertas para esa persona. En nuestro camino, si alguien se concentra devotamente unos minutos cada día y entra en mi tercer ojo, yo tomo la responsabilidad de su meditación.

Tú eres un principiante, pero no tienes que estar destinado a la decepción; tu súplica sincera puede hacerte nadar en el mar de la aspiración. Para mis discípulos, la mejor manera de meditar es concentrándose en mi foto. Puedes intentarlo un par de días. Si tienes fe en mí, lo cual es de capital importancia, te aseguro que tu vida de aspiración real puede comenzar de inmediato. Es tu propia sinceridad lo que acelerará fácilmente tu búsqueda interna de la realización última.

Pregunta: ¿Cómo podemos aprender a meditar? Yo creo en Dios pero me cuesta mucho meditar.

Sri Chinmoy: La mejor manera de empezar a aprender a meditar es asociarse con personas que ya llevan meditando algún tiempo. Estas personas no están en condiciones de enseñarte, pero sí en condiciones de inspirarte. Si tienes amigos que saben meditar, sencillamente siéntate a su lado mientras meditan. Inconscientemente, tu ser interno podrá obtener de ellos algún poder meditativo. No es que les estés robando nada, sino que tu ser interno está tomando ayuda de ellos sin tu conocimiento externo.

Si quieres estar bajo la guía de un Maestro espiritual, la mirada silenciosa del Maestro te enseñará a meditar. El Maestro no tiene que explicarte externamente cómo meditar o darte un tipo especial de meditación o un mantra. Sencillamente él meditará en ti y te enseñará internamente a meditar. Tu alma entrará en la del Maestro y traerá el mensaje, el conocimiento de cómo deberías meditar, desde su alma.

Externamente, le he dado a muy pocos discípulos un modo específico de meditación; pero tengo varios cientos de discípulos y la mayoría de ellos saben meditar. ¿Cómo aprenden? Cuando yo medito en los Centros o en reuniones públicas, ellos ven algo y sienten algo en mí. ¿Y qué parte de ellos lo ve? Son sus almas, que entran en la mía y aprenden de ella, y con esta sabiduría enseñan a los discípulos a meditar. Todos los Maestros espirituales genuinos enseñan meditación a los discípulos y admiradores en silencio. Cuando un Maestro espiritual genuino medita, la Paz, la Luz y la Dicha descienden de lo alto y entran en el buscador sincero. Entonces, automáticamente, éste aprende a meditar desde el interior.

Si tienes un Maestro, es más fácil aprender a meditar porque tienes la ayuda adicional de su atención consciente. Pero si no quieres seguir un camino específico, o no quieres estar bajo la guía de un Maestro espiritual, si sencillamente quieres aprender a meditar un poco sin ir hasta la realización de Dios, lo mejor entonces es relacionarte con personas espirituales en las que tengas confianza. Ellas te ayudarán inconscientemente. Pero este proceso no te llevará a tu Meta. Aprenderás a caminar, pero no podrás caminar rápido. No podrás correr rápido, muy rápido, rapidísimo hacia tu Meta. Para eso necesitarás lecciones superiores, lecciones internas y más profundas de algún Maestro espiritual.

Concentración

La concentración es la flecha.
La meditación es el arco.

Si quieres agudizar tus facultades, concéntrate. Si quieres perderte en ti mismo, medita.

El trabajo de la concentración es despejar los caminos cuando la meditación quiere profundizar en el interior o ascender hacia lo alto.

La concentración quiere asir el conocimiento al que apunta. La meditación quiere identificarse con el conocimiento que busca.

Un aspirante tiene dos maestros genuinos: la concentración y la meditación. La concentración es siempre estricta con el estudiante; la meditación es estricta a veces. Pero ambas están solemnemente interesadas en el progreso de su estudiante.

La concentración le dice a Dios: «Padre, estoy yendo hacia Ti».

La meditación le dice a Dios: «Padre, ven a mí».

La concentración es el comandante que ordena a la conciencia dispersa prestar atención.

La concentración y la firmeza absoluta, son guerreros divinos no solo inseparables, sino también interdependientes.

La concentración no permite que la perturbación, la ladrona, penetre en su armonía. La meditación sí la deja entrar. ¿Por qué? Precisamente para atraparla in fraganti.

La concentración desafía al enemigo a duelo y lo derrota. La meditación, con su silenciosa sonrisa, merma el desafío del enemigo.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la concentración, la meditación y la contemplación?

Sri Chinmoy: Cuando nos concentramos, no permitimos que ningún pensamiento, ya sea divino o no-divino, terrenal o celestial, bueno o malo, entre en nuestra mente. Toda la mente, tiene que estar enfocada sobre un objeto o sujeto en particular. Si te estás concentrando en el pétalo de una flor, trata de sentir que solo existís tú y el pétalo, que no existe nada más en el mundo entero excepto tú y el pétalo. No mirarás hacia delante ni hacia atrás, ni hacia arriba ni hacia dentro. Simplemente tratarás de atravesar el objeto en el que te estás enfocando con tu aguda concentración. Pero esta concentración no es una forma agresiva de mirar algo o de entrar en un objeto. ¡Nada de eso! Esta concentración proviene directamente de la indomable voluntad del alma, o fuerza de voluntad.

Con frecuencia oigo decir a los aspirantes que no pueden concentrarse más de cinco minutos. Tras cinco minutos tienen dolor de cabeza o sienten que la cabeza les arde. ¿Por qué? Porque la fuerza de su concentración está viniendo de la mente intelectual o, podríamos decir, de la mente disciplinada. La mente sabe que no debe deambular; tiene ese conocimiento. Pero si ha de ser usada de una manera adecuada, de una manera iluminada, la luz del alma ha de entrar en la mente. Cuando la luz del alma ha entrado en la mente, es sumamente fácil concentrarse en algo durante dos o tres horas, o tanto tiempo como quieras. Durante este tiempo no puede haber ni pensamientos ni dudas ni temores. Ninguna fuerza negativa puede entrar en tu mente si está cargada con la luz del alma.

Por lo tanto, cuando te concentres, procura sentir que el poder de concentración procede desde el centro del corazón espiritual, y después sube hasta el tercer ojo. El centro del corazón es donde se localiza el alma. El corazón físico es diminuto, pero el corazón espiritual —tu verdadero hogar— es más vasto que el universo. Cuando pienses en tu alma en este momento, es preferible que no te formes ninguna idea específica de ella ni trates de pensar en cuál es su aspecto. Sencillamente piensa en el alma como una representante de Dios, como Luz y Deleite ilimitado, que está en tu corazón. La Luz viene desde tu corazón, pasa a través de tu tercer ojo y entonces entras en el objeto de tu concentración y te identificas con él. El paso final de la concentración es descubrir la verdad última oculta en el objeto de concentración.

Es inimaginable lo que la concentración puede hacer en nuestra vida cotidiana. La concentración es el modo más seguro de alcanzar nuestra meta, ya sea la meta de la realización de Dios o meramente la del cumplimiento de deseos humanos. La concentración actúa como una flecha que entra en la diana. Quien carece de poder de concentración no es mejor que un mono. Un aspirante real, antes o después, adquiere el poder de la concentración, ya sea mediante la Gracia de Dios, la práctica constante o a través de su aspiración. Cada aspirante puede declarar que tiene un héroe divino, un guerrero divino dentro de sí. Ese guerrero divino es su concentración.

Cuando nos concentramos, hemos de hacerlo sobre algo en particular. Si me estoy concentrando en un cierto discípulo, él será lo único que ocupe mi mente. En ese momento, él se convierte en el único objeto de mi atención. Pero cuando meditamos, sentimos que tenemos profundamente dentro de nosotros la capacidad de ver muchos, tratar con muchos, acoger a muchos —todo al mismo tiempo—. Cuando meditamos, tratamos de expandir nuestra conciencia para abarcar el vasto océano o el vasto cielo azul. Tenemos que expandirnos como un ave que despliega sus alas. Tenemos que expandir nuestra conciencia finita y entrar en la Conciencia universal donde no hay temor, ni envidia, ni duda, sino todo alegría, paz y poder divino.

Cuando meditamos, lo que hacemos en realidad es entrar en una mente vacante, calmada, quieta y silenciosa. Profundizamos en nuestro interior y nos aproximamos a nuestra verdadera existencia, que es nuestra alma. Cuando vivimos en el alma, sentimos que estamos de hecho meditando espontáneamente. En la superficie del mar hay multitud de olas, pero abajo el mar no se ve afectado. En las más hondas profundidades, en el fondo del océano, todo es tranquilidad. Por tanto, cuando comiences a meditar, primero trata de sentir tu propia existencia interna; es decir, el fondo del mar: tranquilo y silencioso. Siente que tu ser entero está recargado de paz y tranquilidad.

Entonces deja que las olas vengan del mundo exterior. El miedo, la duda, la preocupación —las agitaciones terrenales—, serán arrastradas fuera porque dentro hay una paz sólida. No puedes tener miedo de nada cuando estás en tu meditación más elevada; tu mente es todo paz, todo silencio, todo unidad. Si los pensamientos o las ideas quieren entrar, tú los controlas con tu paz interna, porque no podrán afectarte. Como los peces en el mar, saltan y nadan pero no dejan marca alguna sobre el agua. Como los pájaros que vuelan en el cielo sin dejar rastro alguno tras de sí. Así pues, cuando medites, siente que tú eres el mar y que todos los animales que hay en el mar no te afectan. Siente que eres el cielo y todos los pájaros que pasan volando no te afectan. Siente que tu mente es el cielo y tu corazón es el océano infinito. Esto es meditación.

Cuando estamos en meditación, únicamente queremos entrar en comunión con Dios. Igual que ahora puedes entenderme porque estoy hablando tu idioma, cuando sabes meditar bien, podrás entrar en comunión con Dios, puesto que la meditación es el lenguaje que usamos para hablar con Dios.

Mediante la concentración nos enfocamos en un punto único y mediante la meditación expandimos nuestra conciencia en la inmensidad. Pero en la contemplación nos convertimos en la inmensidad misma. Hemos visto la Verdad. Hemos sentido la Verdad. Pero lo más importante es crecer en la Verdad y llegar a ser totalmente uno con la Verdad. Si nos estamos concentrando en Dios, podemos sentir a Dios justo delante de nosotros o a nuestro lado. Cuando estamos meditando, estamos destinados a sentir la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad dentro de nosotros. Pero cuando estamos contemplando veremos que nosotros mismos somos Dios, que nosotros mismos somos la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad. Contemplación quiere decir unidad consciente con el Absoluto infinito y eterno. En la contemplación nos descubrimos a nosotros mismos. Cuando contemplamos, el Creador y la creación se vuelven uno. Devenimos uno con el Creador y vemos el universo entero a nuestros pies, el universo entero dentro de nosotros. En ese momento, si miramos a nuestra propia existencia, no vemos a un ser humano; vemos algo así como una dinamo de Luz, Paz y Dicha.

Uno debería concentrarse durante unos minutos cada día antes de entrar en la meditación. Eres como un corredor que tiene que despejar la pista, ver si hay obstáculos y retirarlos. Entonces, cuando comiences a meditar, siente que estás corriendo muy rápido, con todos los obstáculos fuera del camino. Eres como un tren expreso, un tren interno, que solo se detiene en el destino final. Entonces, cuando alcances la Meta, tienes que convertirte en la Meta. Este es el último paso, la contemplación. Los buscadores que están justo entrando en el camino espiritual deberían comenzar con la concentración, al menos durante unos meses, y después entrar en la meditación. Luego deben meditar durante unos cuantos años y finalmente entrar en la contemplación.

Pregunta: ¿Podría por favor explicar en qué se diferencia la contemplación de la meditación?

Sri Chinmoy: Si meditas en una cualidad divina específica, por ejemplo la Luz, la Belleza, la Paz o la Dicha, como algo que no tiene forma, o si meditas de una manera abstracta en la Infinitud, la Eternidad o la Inmortalidad, constantemente sentirás un tren expreso avanzando dentro de ti. Estás meditando en la Paz, la Luz o la Dicha, mientras el tren expreso está en constante movimiento. Tu mente está tranquila y silenciosa en la vastedad del Infinito; pero hay siempre un movimiento: un tren se está dirigiendo sin cesar hacia tu meta. Estás vislumbrando un objetivo y la meditación te lleva allí. En la contemplación no es así. El universo entero, la Meta más lejana, está en lo profundo de tu ser. Cuando estás contemplando, estás conteniendo dentro de ti el universo entero con toda su Luz, su Paz, su Dicha y su Verdad infinitas. No hay pensamiento, forma o idea alguna, nada. Todo está fundido en la contemplación; todo es uno. En tu contemplación más elevada, eres uno con lo Absoluto. Pero en tu meditación más elevada hay un movimiento dinámico. Este movimiento no es agresivo; no estás golpeando a nadie. ¡Nada de eso! Pero se está produciendo un movimiento dinámico en tu conciencia alerta; estás plenamente consciente de lo que sucede en el mundo interno y en el mundo externo, y al mismo tiempo no eres afectado por ello. En la contemplación, no solo no eres afectado, sino que allí tú y toda tu existencia se han vuelto parte integral del universo, el cual estás conteniendo en lo profundo de tu ser. Esta es la principal diferencia entre la contemplación y la meditación.

Pregunta: ¿Cómo sé que estoy entrando en un plano superior mientras medito y que no es simplemente mi imaginación?

Sri Chinmoy: Hay una manera muy fácil de saberlo; si estás realmente entrando a un plano superior, sentirás que tu cuerpo se vuelve muy liviano. Aunque no tengas alas, sentirás que puedes volar. De hecho, cuando hayas alcanzado un mundo muy elevado, verás realmente un ave dentro de ti que puede fácilmente volar en el cielo como hacen las aves reales.

Cuando se trata de tu imaginación, obtienes un sentimiento muy dulce durante algunos minutos y en seguida entran en ti pensamientos oscuros o frustrantes. Piensas: «Estudié mucho, pero no hice bien el examen» o «trabajé duro en la oficina, pero no conseguí complacer a mi jefe». Estas fuerzas negativas en forma de frustración vendrán inmediatamente. O puede entrar la duda y tal vez digas: «¿Cómo puedo estar meditando tan bien? Ayer cometí tantos errores; dije tantas mentiras… ¿Cómo puede Dios estar complacido conmigo? ¿Cómo puedo estar teniendo una meditación tan elevada?». Pero si realmente es una meditación elevada, sentirás que tu existencia entera, como un ave divina, está remontándose y volando. Cuando tienes este sentimiento, no hay ningún pensamiento malo, ningún pensamiento negativo, ningún pensamiento frustrante, ninguna duda. Todo es alegría, todo es dicha, todo es paz. Estás volando en los cielos del deleite.

Justo después de nuestra meditación, si tenemos un buen sentimiento hacia el mundo, sabemos que nuestra meditación fue buena. Si vemos el mundo de un modo amoroso a pesar de sus imperfecciones, entonces sabemos que nuestra meditación fue buena. Si tenemos un sentimiento dinámico justo después de la meditación, si sentimos que hemos venido al mundo para hacer algo, para llegar a ser algo, eso indica que hemos hecho una meditación buena. Este sentimiento de que tenemos que hacer algo no quiere decir que estemos alimentando nuestra ambición humana. ¡No! En el momento en que intentemos alimentar nuestra ambición, esta nos enredará como una serpiente. Lo que hemos venido a hacer al mundo es lo que Dios quiere que hagamos. Lo que hemos venido a llegar a ser en el mundo es lo que Dios quiere que lleguemos a ser. Lo que Dios quiere que hagamos es convertirnos en Su propia imagen. Lo que Dios quiere que seamos es Su instrumento dedicado. Durante nuestra meditación, si obtenemos el sentimiento de que Dios quiere que nos convirtamos en Su imagen misma y quiere que seamos Su instrumento dedicado, y este sentimiento se traduce en acción después de nuestra meditación, entonces podemos estar seguros de que estábamos meditando bien.

Pero la manera más fácil de saber si hemos tenido una buena meditación es sentir si la paz, la luz, el amor y el deleite están aflorando desde el interior. Cada vez que surge la luz, el amor, la paz o el deleite, el cuerpo entero estará recargado de esa cualidad divina. Cuando tenemos esta experiencia, sabemos que hemos hecho una meditación muy buena. Cada vez que estas cualidades afloran, sin duda sentimos que estamos recordando una historia olvidada. Solo a través de la meditación podemos recordar nuestra historia olvidada. Esta historia fue escrita por el buscador en nosotros; no fue escrita por nadie más. Es nuestra propia creación, pero la hemos olvidado, y es la meditación lo que nos la trae de nuevo. Cuando recordamos esta historia, nos sentimos llenos de júbilo por haber creado una historia tan bella y que esta sea la historia de nuestra vida.

Pregunta: Cuando uno tiene un problema personal que desea resolver a través de la meditación, ¿cómo puede hacerlo y saber que la respuesta que obtiene procede directamente del alma y no del vital emocional?

Sri Chinmoy: Una manera de sentir la diferencia es saber que el vital emocional tiene una voz y el alma otra. Consideremos al vital y al alma como dos corredores. El vital corredor, va muy rápido al principio, con excesiva agitación y entusiasmo, pero no alcanza la meta. Corre treinta metros de los cien y ya no puede más. El otro tipo de corredor también corre muy rápido al principio. Tiene confianza y una vez que se da el disparo de salida, no para hasta alcanzar la meta.

Cuando escuchas una voz, trata de ver inmediatamente a qué tipo de corredor representa. ¿Es el corredor que se detendrá únicamente cuando haya alcanzado la meta o se trata del corredor que corre treinta metros y pierde toda su energía? El alma conoce su capacidad y se dirigirá hacia la meta con la máxima confianza. Si la voz procede del vital emocional, sentirás que la respuesta que obtienes no te llevará hasta la meta. Pero si procede del alma, sentirás la confianza de que te llevará hasta allí. Si es este el caso, puedes estar seguro de que es tu alma la que está hablando.

Y aquí otra manera: cuando la voz te está ofreciendo una solución a tu problema, imagina un recipiente que está llenándose. Si esa voz te da la impresión de que el recipiente se está llenando gota a gota, lenta y continuamente, con la mayor seguridad interior, sabrás que es la voz del alma. De lo contrario, sentirás que el recipiente está siendo llenada con un jarro o con un vaso, de forma precipitada. Se llenará muy deprisa pero muy pronto comenzará a rebosar. De la otra manera, con la máxima confianza y sosiego interno, el alma llenará la vasija.

Un tercer método es imaginar una llama en tu corazón. Ahora bien, hay dos tipos de llama: una es estable, la otra es temblorosa. La llama estable en tu corazón no es perturbada por ningún viento interno. Pero la llama que parpadea es perturbada por el miedo, la duda, la ansiedad y la preocupación. Si sientes que tu respuesta es una llama temblorosa, entonces se trata de la voz del vital emocional. Pero si es una llama muy estable que se eleva hacia lo más alto, entonces sabes que has oído la voz de tu alma. Cuando sabes que se trata de la voz de tu alma, puedes estar seguro de que tus problemas serán resueltos, porque la voz del alma posee mucha fuerza, mientras que la voz del vital no tiene fuerza alguna.

Pregunta: ¿Por qué no hace Dios todas nuestras meditaciones igualmente buenas?

Sri Chinmoy: No tienes una buena meditación todos los días, a pesar de tus mejores intenciones. Algunos días te levantas, meditas temprano por la mañana, a tu hora adecuada, pero la meditación real no se produce. En ese caso, en lugar de maldecirte o maldecir a tu Maestro, sencillamente deberías decir: «Ah, quizá es esto lo que el Supremo quiere. Tal vez el Supremo quiere que yo tenga esta experiencia». Debes sentir esto conscientemente. Estás procurando hacer lo mejor para meditar bien, pero desafortunadamente tu meditación no ha sido nada satisfactoria. Por tanto, debes sentir: «Estoy intentando hacerlo lo mejor que puedo. Depende ahora de Él darme la mejor meditación». Pero, por favor, recuerda que tu propia aspiración y tu voluntad de meditar con regularidad y puntualidad a una hora determinada sigue teniendo suma importancia.

Sabes que es necesario que el cuerpo coma, pero no puedes tener todos los días la comida más deliciosa. Tal vez tu esposa cocina extremadamente bien, pero si ella no prepara una comida muy deliciosa todos los días, ¿qué harás? ¿Deberías enfadarte? ¡No! En ese momento sientes que ella tiene algo más importante que hacer que cocinar. De la misma manera, deberías sentir que si un día en particular el Supremo no te ha dado una buena meditación, Él está pensando en hacer algo muy grande para ti de alguna otra manera. En vez de enfadarte con Él, ten fe en Él y siente que te dará alguna experiencia diferente.

En el caso de tu esposa, su existencia entera está dentro de ti. Si no puede darte la comida más deliciosa, hará alguna otra cosa para complacerte, para hacerte feliz. En el caso de Dios, si hoy no te da una buena meditación, te dará otra cosa que será tan importante o más. Una persona que amamos tiene todo el derecho a complacernos de varias maneras; de lo contrario nos aburrimos. Hoy, Dios te está complaciendo a través de la meditación, mañana Él te complacerá a través de la dedicación y pasado mañana te complacerá todavía de otra manera. Él quiere colmarse en ti y a través de ti todos los días. Pero tiene todo el derecho a cambiar Sus maneras de hacerlo. Si tienes un menú fijo y dices: «Esta comida es buena, la comeré todos los días», pasado un tiempo estarás harto de ella. Lo mismo sucede con el alimento divino; debería haber siempre variedad.

Pregunta: Dice usted que deberíamos meditar en el corazón, pero yo encuentro que es más fácil meditar en la mente.

Sri Chinmoy: Si te resulta más fácil en la mente, entonces medita en la mente. Pero si lo haces así, quizá podrás meditar cinco minutos, y de esos cinco minutos, tal vez solo uno medites muy poderosamente. Después sentirás toda tu cabeza poniéndose tensa. Primero obtienes alegría, satisfacción, pero quizá después sientas un árido desierto. Obtendrás algo por cinco minutos, pero si quieres seguir más allá de eso tal vez no sientas nada. Si meditas en el corazón, llegará un día en que comenzarás a obtener satisfacción. Cuando meditas en el corazón, estás meditando en el lugar donde se encuentra el alma. Es cierto que el alma está en todas partes —en la mente, en el cuerpo, en todas partes—. Pero podemos compararlo con mi situación en este mismo momento. Estoy aquí, en las Naciones Unidas. Si alguien pregunta ¿dónde está Chinmoy?, puedes decirle que estoy en las Naciones Unidas o puedes decirle que estoy en la Sala de Conferencias número 10. Mi presencia está abarcando espiritualmente todas las Naciones Unidas, pero mi conciencia viva está precisamente aquí, en esta sala. Si vienes aquí, podré hacer más por ti que por otros que están en cualquier otra parte del edificio. De la misma manera, cuando enfocas tu concentración en el corazón, obtienes mucha mayor satisfacción interna que cuando meditas en la mente, porque el corazón es el asiento del alma. Para algunas personas resulta difícil meditar en el corazón porque no están acostumbradas a hacerlo.

Debes ser sabio. Hay una vasta diferencia entre lo que puedes obtener de la mente y lo que puedes obtener del corazón. La mente es limitada: el corazón es ilimitado. Profundamente dentro de nosotros hay Paz, Luz y Dicha infinita. Obtener una cantidad limitada es una tarea fácil. La meditación en la mente puede dártela. Pero puedes obtener más si meditas en el corazón. Supongamos que tienes la oportunidad de trabajar en dos sitios; en un sitio ganarás doscientos dólares y en el otro quinientos. Si eres sabio, no gastarás tu tiempo en el primer sitio. Pero debes saber que la fuente y la realidad están en el corazón. La realidad está en todas partes, pero la manifestación concreta de la realidad ha de estar en un sitio en particular. Dentro del corazón está el alma, y si meditas en el corazón el resultado es infinitamente más satisfactorio.

No nos contentemos con las cosas que obtenemos muy fácilmente. Imploremos por algo que es más difícil de obtener, pero que es infinito y duradero. Si obtienes algo desde la mente, mañana puede venir la duda y decirte que eso no es real. Pero una vez que obtienes algo desde el corazón, nunca podrás dudar de ello u olvidarlo; una experiencia del plano psíquico nunca puede ser borrada del corazón.

Pregunta: En la meditación, a veces la mente deja de funcionar y parece que está llegando poca información.

Sri Chinmoy: No deberíamos dar importancia a la mente en la meditación. Si no hay ninguna información entrando, eso es bueno. La meditación real no es información; es identificación. La mente trata de crear unidad agarrándote y capturándote, y esto puede fácilmente hacer que te rebeles. Pero el corazón crea unidad mediante la identificación. La mente trata de poseer; el corazón simplemente se expande y, mientras se expande, abraza. Con la mente tan solo nos dividimos. Puede que la mente intente hacer algo y en seguida el cuerpo o el vital traten de impedirlo. Pero si el corazón quiere hacer algo, no importa lo difícil que sea, será hecho. Esto ocurre porque la mente, cuando no obtiene satisfacción al intentar algo, dice simplemente que ahí no hay ninguna realidad, y abandona. Pero cuando el corazón no obtiene satisfacción, siente que no lo ha hecho de la forma adecuada. Así que lo intenta de nuevo y continúa intentándolo, hasta que por fin encuentra la satisfacción.

Cuando un buscador medita…

Cuando un buscador medita en sí mismo, siente su potencial interno y ve su posibilidad externa.

Cuando un buscador medita en Dios, siente su divinidad interna y ve su realidad externa.

Pregunta: Cuando comencé a meditar a las tres de la mañana, al principio solía tener muy buenas meditaciones y estaba muy inspirada, pero al cabo de pocos días ya no tenía la misma inspiración y se me hizo muy difícil.

Sri Chinmoy: Cuando comenzamos algo por primera vez, obtenemos inspiración; todo lo que es nuevo nos proporciona tremenda inspiración, precisamente porque es algo nuevo. Pero si continuamos haciéndolo, no tenemos el mismo entusiasmo, el mismo ímpetu, la misma inspiración. Queremos obtener algo muy profundo, muy elevado y sublime, algo muy iluminador, de nuestra meditación por la mañana temprano. Somos como un corredor de larga distancia. Cuando suena el disparo de salida está realmente inspirado y empieza a correr muy rápido. Pero después de dos o tres millas está muy cansado; correr se hace tedioso y difícil. Ahora bien, si deja de correr simplemente porque está cansado y porque su inspiración ha desaparecido, no va a alcanzar la meta. Pero si continúa corriendo, finalmente llegará la meta; entonces, sin duda, sentirá que valió la pena la lucha y el sufrimiento del cuerpo.

Así es también en la vida espiritual. Cuando comienzas tu viaje a las tres de la mañana, siente que mañana es la continuación de esta jornada; no lo veas como un nuevo comienzo. Cada día habrás recorrido una milla más. Yendo paso a paso alcanzas la Meta.

Para poder mantener el mismo nivel de meditación, tienes que estar muy avanzado espiritualmente; no estoy echándote un jarro agua fría; ni mucho menos. Deseo decir que al principio deberías estar muy feliz si de vez en cuando tienes una meditación muy buena, muy elevada y sublime. Cuando no tengas una buena meditación, no te dejes ser víctima de la frustración. Si te frustras, estás perdiendo tu capacidad aún en mayor medida. Entonces, al día siguiente, a esa misma hora también, te será imposible meditar profundamente.

Si no tienes una buena meditación hoy, procura olvidarte de ello. Mañana, si tienes una meditación un poco mejor, procura recordarla. El pasado es polvo. El pasado no te ha dado la realización, por eso estás todavía rezando y meditando. Por lo tanto, ¿por qué deberías pensar en el pasado? Tienes que olvidar todo lo que no te inspiró o te animó a ir más lejos; entonces, si la meditación de hoy no te inspiró o no te dio resultados muy satisfactorios, trata de olvidarlo.

Tienes aspiración y luego la pierdes; entonces imploras por ella pero quizás no recuperes la misma aspiración. En este caso, debes comprender que no eres un experto en la meditación. Ahora mismo tu meditación está a merced de tu inspiración o aspiración. Cuando estás inspirado tienes aspiración y estás listo para meditar; pero esa aspiración, esa urgencia interna, solo durará un día o unas pocas semanas y luego desaparece. Cuando seas un experto, la meditación estará a tu disposición.

¿Cómo podemos llegar a ser expertos en algo? Si queremos llegar a ser cantantes o poetas o bailarines, tenemos que practicar diariamente. Lo mismo pasa con la meditación. Cuando la practicamos diariamente, llega un momento en que se vuelve espontánea. Si meditamos con regularidad una o dos veces al día, desarrollamos una especie de hábito interno. Después de algún tiempo, a tal y tal hora, nos sentiremos obligados a meditar. Sentiremos que la meditación es la necesidad de nuestra alma y que el impulso interno para meditar nunca podrá abandonarnos; siempre nos inspirará y nos energizará. Temprano, cada mañana, a la hora de nuestra meditación, nuestro ser interno vendrá y llamará a la puerta de nuestro corazón.

Pregunta: Algunas veces, después de meditar, pierdo la alegría que he recibido de la meditación. ¿Hay algún método que me pueda ayudar a mantener esa alegría?

Sri Chinmoy: Hay dos razones por las que pierdes tu alegría. Una es que tu mente comienza a funcionar con mucha fuerza y vehemencia. Al funcionar de esta manera, permite entrar consciente o inconscientemente pensamientos oscuros, impuros y no-divinos, y entonces tu alegría tiene que desaparecer. Pero si la pureza está bien establecida en la mente, la alegría durará un largo tiempo.

Otra razón por la cual podrías perder tu alegría es que tu recipiente es pequeño y has tomado luz, que es alegría en sí misma, en mayor medida que la capacidad de tu recipiente. La cantidad de luz que has obtenido durante tu meditación te ha satisfecho, pero no has estado en condiciones de contener el exceso en tu recipiente; por eso te sentiste desgraciado.

Pregunta: ¿Qué quiere decir cuando habla de la meditación más elevada?

Sri Chinmoy: La meditación más elevada es cuando no tienes ningún pensamiento en absoluto. Ahora, mientras estamos meditando, somos víctimas de numerosos pensamientos, pensamientos no-divinos, pensamientos desagradables, pensamientos malos, pensamientos perniciosos. Tal vez luego hagamos un tipo de meditación en el que obtengamos pensamientos claramente buenos, divinos, colmadores e iluminadores. Este es un estado superior. Pero en el estado más elevado, no habrá pensamiento alguno, ni bueno ni malo. Solo habrá Luz. En la Luz, la visión y la realidad están unidas. Tú estás allí sentado y yo estoy aquí de pie. Tú eres la realidad, yo soy la visión. Yo tengo que mirarte, y entonces tengo que entrar en ti a fin saber que tú eres la realidad. Pero en la meditación más elevada no es así. En ese momento, la realidad y la visión son una misma cosa. Allí donde estás tú, tengo que estar yo también; y donde estoy yo, tienes que estar tú, porque somos uno. Así pues, en la meditación más elevada, la realidad y la visión van juntas. Y es por eso que no necesitamos pensamientos o ideas o ninguna otra cosa. Primero un pensamiento entra en nosotros, entonces le damos forma y luego llegamos a entender lo que está sucediendo, o lo que estamos pensando. Pero cuando vemos que el Conocimiento, el Conocedor y la cosa por conocer están todos juntos, en ese momento estamos teniendo el tipo de meditación más elevado.

Pregunta: ¿Cómo podemos hacer nuestra meditación práctica?

Sri Chinmoy: Decimos que alguien es práctico solo cuando vemos que en la vida externa hace lo correcto en el momento correcto; piensa y actúa de un modo específico para no ser engañado por otros, y para que su vida externa transcurra con fluidez, sin catástrofes mayores. Pero no importa lo listos, lo sinceros o conscientes que seamos, a veces nos hallamos perdidos en la vida externa. No sabemos qué decir; no sabemos qué hacer; no sabemos cómo comportarnos. O bien, a pesar de que estamos diciendo y haciendo lo correcto, todo va mal. No sabemos cómo arreglárnoslas con nuestra existencia externa; no podemos manejar nuestras vidas. Queremos sinceramente hacer algo o llegar a ser algo, pero no podemos.

¿Por qué ocurre así? Porque nuestra capacidad externa está siempre atada por algo, y ese algo es nuestra consciencia interna. Si somos prácticos en la vida interna, si estamos haciendo lo correcto en el mundo interno, no estaremos atados por nada porque tendremos consciencia interna. Quien tiene consciencia interna, tiene libre acceso a la verdad infinita y la alegría duradera, y es capaz de controlar su vida externa. ¿Qué nos proporciona consciencia interna? La meditación. Somos prácticos en nuestra vida interna cuando rezamos y meditamos. Una cosa práctica debería ser siempre natural, ¿Y qué puede ser más natural y espontáneo que la búsqueda de la satisfacción de Dios? ¿Cómo satisfacemos a Dios? Por medio de la meditación.

La vida interna lleva constantemente el mensaje del Amor, la Verdad y Dios. La vida externa no hace esto. Allí donde está la verdad, hay una semilla. Dejemos que la semilla germine, que llegue a ser una planta, que se convierta en un árbol. Cuando el árbol da fruto, podemos comerlo. Y cuando lo estemos comiendo, sabremos que este fruto pertenece al mundo externo aunque su origen está en el mundo interno. Veremos la capacidad del mundo interno siendo manifestada en el mundo externo. Siempre crecemos desde dentro, no desde fuera. A partir de la semilla que está bajo el suelo, crece una planta. Desde dentro crecemos hacia fuera.

No importa cuántas horas trabajamos, cuántas horas conversamos, no importa lo que hacemos o decimos, no nos estamos acercando a la Luz de la Verdad. Pero si primero meditamos, y luego actuamos y hablamos, estamos haciendo lo correcto y deviniendo en lo correcto. La vida interna, el sentido práctico interno debe guiar la vida externa y no al revés. No es que la vida externa vaya a tener una existencia separada. ¡No! El respirar de la vida de la vida externa ha de venir desde la vida interna. El sentido práctico interno debe entrar en la vida externa de cada buscador en la tierra. Solo entonces podrá ser realmente práctico en su vida externa.

Pregunta: ¿Puede uno crear o dominar los poderes psíquicos a través de la meditación?

Sri Chinmoy: Es posible obtener poderes psíquicos a través de la meditación, pero que una alguien realmente los obtenga dependerá del alma. A veces un aspirante obtendrá poderes psíquicos y entonces ya no querrá rezar ni meditar más. En vez de eso querrá ayudar a otras personas. Desafortunadamente, la ignorancia de esas personas lo atrapará y lo contagiará, y finalmente tal vez abandone el sendero espiritual. Por tanto, puede ser peligroso adquirir poderes psíquicos. Pero una vez que uno se vuelve perfecto, cuando llega a realizar a Dios, utilizar los poderes psíquicos es seguro.

Los poderes psíquicos no necesariamente nos ayudan a realizar a Dios, pero es posible que se presenten a un buscador en el camino a la realización. Los poderes psíquicos son como hermosos árboles o deliciosos frutos en el camino hacia la Meta. Si alguien camina por un sendero donde no hay árboles, ni flores, ni nada, entonces no se ve tentado a detenerse en su viaje. Muy a menudo, los poderes psíquicos alejarán del camino a los buscadores sinceros. Una vez que has realizado la Meta, los poderes psíquicos vendrán indudablemente. Así que por ahora es mejor no prestarles atención alguna e interesarte tan solo por tu aspiración y tu llanto interior. Cuando llegue el momento, Dios mismo te dará todos los poderes psíquicos. Pero ahora, lo que Él quiere es que tú Le realices.

Pregunta: Durante la meditación, si ocurre algo externo a la misma, como un ruido o algo imprevisto, ¿es mejor incluirlo en la meditación o intentar excluirlo y proseguir con la meditación?

Sri Chinmoy: Cada uno ha de conocer su propio nivel de meditación. Si somos principiantes, deberíamos considerar cualquier cosa que no forma parte de la meditación como un intruso. No debemos permitir que un intruso, un extraño, entre en nosotros y nos perturbe. Pero si estamos muy avanzados y hay un sonido molesto o un ruido durante la meditación, podemos profundizar en el sonido mismo y tratar de integrarlo. Si tenemos la capacidad, en nuestra propia conciencia podemos transformar el ataque del elemento extraño más poderoso y más desafiante en una música interna, una música conmovedora o evocadora que realmente se añadirá a nuestra meditación. Pero tenemos que desarrollar esa capacidad para transformar un ruido perturbador y fastidioso en música dulce, emotiva y conmovedora del alma. Cuando tenemos esa capacidad, incluimos la perturbación en la meditación. Mientras no tengamos la capacidad, la excluiremos siempre.

Pregunta: A veces, cuando entro en meditación, siento paz y luz a todo mi alrededor. Si en ese momento alguien me llama desde la cocina o desde otro lugar y tengo que detener mi meditación, me siento frustrada.

Sri Chinmoy: Si alguien te llama mientras estás meditando, no te sientas desilusionada. Siente que la experiencia que has tenido unos momentos antes, fue de lo más sublime. Entonces, si puedes llevar la paz, el amor o la luz de esa experiencia a la persona que te ha llamado o te ha distraído, en lugar de frustración, verás la extensión de la luz que has recibido. Entonces, debido a la expansión de tu logro, sentirás mayor alegría.

Lo que estás haciendo es separar tu vida de meditación del mundo de la realidad. En vez de eso, procura sentir que estás llevando el flujo de tu meditación a la nueva situación que ha causado la interferencia. Al extender así tu meditación, la verás también dentro de la situación. La meditación no solo se halla en el silencio sino también en el ajetreo del mundo. Descubrirás que puedes ser feliz allí también.

Lo que tiene

Su concentración le ha dado
    lo que ella tiene: Poder.
Con el Poder, él ha cambiado
    la vida de multitudes.
   
Su meditación le ha dado
    lo que ella tiene: Amor.
Con el Amor, él ha cambiado
    el semblante de la humanidad.
   
Su contemplación le ha dado
    lo que ella tiene: Unidad.
Con su Unidad, él ha devenido
en el hombre-amante divino.
Con su Unidad, él ha devenido
en Dios-el Amado Supremo.

Pregunta: ¿Debería uno encerrarse en soledad y rechazar a la humanidad para meditar?

Sri Chinmoy: El que medita tiene que actuar como un héroe divino en medio de la humanidad. La humanidad es parte integral de Dios. Dejando de lado a la humanidad, ¿cómo vamos a alcanzar la divinidad? Tenemos que aceptar el mundo tal como es ahora. ¿Cómo podemos transformar algo si no lo aceptamos? Si el alfarero no toca el pedazo de arcilla, ¿cómo va a formarla en una vasija? El mundo que nos rodea no es perfecto, pero tampoco nosotros lo somos. La Perfección perfecta no ha amanecido aún. Tenemos que saber que, en el momento presente, la humanidad está lejos, lejos de la perfección. Pero nosotros también somos miembros de esa humanidad. ¿Cómo vamos a rechazar a nuestros hermanos y hermanas que son nuestras verdaderas extremidades? No puedo desechar mi brazo. Es imposible. Así mismo, cuando meditamos con fervor y devoción, tenemos que aceptar a la humanidad como nuestro propio bien. Tenemos que llevarla con nosotros. Si estamos en condición de inspirar a otros, si estamos un paso por delante, tenemos entonces la oportunidad de servir a la divinidad en aquellos que nos siguen.

Así pues, no tenemos que retirarnos a las cuevas del Himalaya; hemos de hacer frente al mundo aquí y ahora. Tenemos que transformar el rostro del mundo en virtud de nuestra dedicación a la divinidad en la humanidad. La meditación no es un escape; la meditación es la aceptación de la vida en su totalidad, con vistas a transformarla para la más alta manifestación de la Verdad divina aquí en la tierra.

Pregunta: Si la meditación es la única manera de ver a Dios cara a cara, ¿Qué consejo le daría a la persona que tiene una familia a su cargo?

Sri Chinmoy: Cuando el cabeza de familia se levanta temprano en la mañana, ¿en qué piensa? Piensa en los miembros de su familia, en la educación de sus hijos y cosas por el estilo. Pero antes de permitir que estos pensamientos entren, antes de comenzar sus actividades, puede meditar, puede pensar en Dios durante cinco o diez minutos, y estos pocos minutos le serán de gran beneficio. En efecto, tiene responsabilidades sobre sus hombros; tiene que pensar en toda su familia terrenal. Pero asimismo, ¿quién tiene sobre sus hombros la responsabilidad del universo entero? No él, ni los miembros de su familia, sino Dios, Dios Mismo.

Si el cabeza de familia medita en Dios, en la Luz, —porque Dios significa Luz— entonces la Luz desciende. Esta comienza a disminuir sus preocupaciones y ansiedades. Cuando uno se concentra, cualquier cosa que quiere hacer se vuelve más fácil. Igualmente, si una persona que tiene muchos problemas familiares medita cinco o diez minutos antes de pensar en su familia, esto le ayudará inmediatamente reduciendo las dificultades que tiene que afrontar; además, la Luz que recibe operará en él. No tiene que meditar diez o doce horas; él sabe que su progreso quizá no sea muy rápido necesariamente, pero que despacio y con constancia se gana la carrera.

Si intentas todos los días sentir a Dios, al Dios viviente, dentro de tus hijos y de los miembros de tu familia, gradualmente verás y sentirás la Luz operando dentro de ellos. Pero la gente no hace esto. Consideran a sus hijos como posesiones, y sienten que tienen todo el derecho a formarlos y guiarlos a su propio antojo. Pero si pueden sentir que aman a sus hijos y a todos los miembros de su familia precisamente porque Dios está dentro de ellos, si piensan en eso y meditan en eso, están haciendo lo mejor para su propio progreso y el de su familia.

Pregunta: Si recibimos Luz desde el alma durante la meditación, ¿realmente la manifestamos?

Sri Chinmoy: Cuando entramos en nuestra alma por medio de la meditación, realizamos la Paz, la Luz y la Dicha. Luego, a través del físico, ofrecemos estas cualidades al mundo. Cuando miramos a alguien o decimos algo o hacemos algo, el físico está manifestando lo que el alma ha experimentado o realizado. Hemos meditado aquí durante unos veinte minutos; todos hemos entrado en el reino del alma conforme a nuestra capacidad. Cualquier cosa que hayamos conseguido en la región interna, será manifestada ahora por el cuerpo. Hace una hora, cuando llegaste aquí, no trajiste Paz ni Luz contigo. Una vez que entraste, invocaste la Paz, la Luz y la Dicha. Ahora esta Paz, Luz y Dicha han entrado en ti a través del alma, y desde el alma han entrado en tu conciencia física. Si te miras en un espejo, verás la diferencia entre lo que eras hace una hora y lo que eres ahora. Esta obvia diferencia física que verás, se debe al hecho de que la conciencia física está manifestando la Luz que el alma ha invocado.

Oración y meditación

La oración y la meditación son medicinas que nos curan. Igual que acudimos al médico para que cure nuestro cuerpo físico, la oración y la meditación son las medicinas que nos curarán en nuestra vida interna.

Con la oración nos convertimos individualmente en la más alta Divinidad. Pero cuando sea que rezamos, hay a menudo un sutil deseo de algo. Podemos llamarlo una aspiración, en la medida en que rezamos por llegar a ser buenos, por decir o hacer algo bueno, por tener algo divino que no tenemos o por ser liberados del miedo, la envidia, la duda, etcétera. En la meditación hacemos otra cosa. Tan solo nos dejamos entrar conscientemente en el fulgor de la Luz o invocamos la Luz universal para que transforme nuestra ignorancia en sabiduría.

Cuando rezamos, aspiramos a lo Altísimo y nuestra existencia entera asciende como una llama. La oración puede provenir del corazón, pero en ella siempre hay una tendencia a desear algo. Cuando rezamos, automáticamente actuamos como si fuésemos mendigos suplicando a Dios que nos conceda una dádiva.

Cuando un mendigo llama a una puerta, no se interesa por saber si el propietario es rico o pobre; simplemente llama una y otra vez para obtener algo. Así rezamos a Dios, pidiéndole esto o aquello, alzando nuestra mirada hacia Él e implorando. Sentimos que Dios está muy arriba mientras que nosotros estamos aquí abajo; sentimos que hay un gran abismo entre Su existencia y la nuestra. No sabemos cuándo o en qué medida va Dios a colmar nuestros deseos; simplemente pedimos, y luego esperamos que una gota, dos gotas o tres gotas de Compasión, Luz o Paz desciendan sobre nosotros.

Cuando meditamos, no es así en absoluto. En la meditación, nos sumergimos en el vasto mar de la Conciencia. No tenemos que pedirle la Paz o la Luz a Dios, porque estamos nadando en el mar de las cualidades divinas. En ese momento, Dios nos da más de lo que nunca podamos imaginar. Cuanto más profundizamos en la meditación, más expandimos nuestra propia conciencia, y más abundantemente crecen dentro de nosotros las cualidades de la Luz, la Paz y la Dicha. La meditación misma es el fértil terreno donde puede crecer la abundante cosecha de Luz, Paz, Dicha y Poder.

En la oración no tenemos nada y Dios lo tiene todo; por eso Le decimos a Dios que nos lo dé. Cuando meditamos, sabemos que todo lo que Dios tiene, nosotros también lo tenemos, o bien lo tendremos algún día. Sentimos que todo lo que Dios es, nosotros también lo somos, pero no lo hemos expuesto.

En occidente, muchos santos han realizado a Dios solo por medio de la oración; no se interesaron por la meditación. En el mundo occidental oímos hablar más acerca de la oración que de la meditación. En oriente, prestamos mayor atención a la meditación. Esta es la diferencia entre oración y meditación: cuando rezo, yo hablo y Dios escucha. Cuando medito, Dios habla y yo escucho.

Si queremos diferenciar entre la oración y la meditación, podríamos decir que la oración es el ascenso consciente de la conciencia humana y la meditación es una invitación a lo Infinito o una ofrenda a lo Infinito. Cada individuo es quien elegirá si le gustaría progresar rápidamente a través de la oración o a través de la meditación.

La aspiración se encuentra tanto en la oración como en la meditación. Quien reza siente un llanto interno por realizar a Dios. Cuando rezamos, nos elevamos cada vez más alto. Quien medita, siente la necesidad de traer la Conciencia directamente hasta su ser, adentro de su propia conciencia. La aspiración es la única llave, tanto para la oración como para la meditación. O bien nos extendemos hacia Dios o bien Él desciende hasta nosotros. En última instancia, es la misma cosa. Dios vive en el tercer piso, pero cuando baja al primer piso sigue siendo el mismo Dios. Un aspirante puede subir y alcanzarle; otro puede hacer que Él baje. Cuando rezamos, subimos y Le tocamos; cuando meditamos, hacemos que Él descienda a nuestra conciencia.

Si uno desea ayudar a otras personas, lo más importante es rezar y meditar cada día. No puedes ayudar realmente a la gente sin conseguir primero la capacidad interna mediante tu oración y tu meditación. Si quieres ayudar a la gente, ayúdala tras haber recibido la fuerza interna de tu propia oración y meditación. Haz primero lo primero. Si rezas, obtendrás riqueza espiritual; si meditas obtendrás riqueza espiritual. Pero si tratas de ayudar a otros sin meditación, sin tu riqueza, ¿qué podrás ofrecerles? En ese momento, tú mismo eres un mendigo también. Tu plegaria y tu meditación son tu trabajo interno. Cuando haces este trabajo por la mañana, rezando y meditando, Dios te da tu salario, tu riqueza espiritual. Una vez que tienes tu salario, puedes ofrecérselo a otros.

Tus oraciones pueden ayudar a otra persona, pero debes saber cómo. Tú Le estás rezando a Dios, y esa persona en particular posee a Dios en su interior. Cuando rezas por su bienestar, no estás directamente tocando a la persona, estás tocando a Dios dentro de ella. Tu plegaria está yendo a Dios, la Fuente.

¿Qué haces cuando una planta está seca? No necesitas de hecho tocar la planta misma; riegas su raíz y la planta recupera la fuerza. De la misma manera que vas a la raíz de la planta, ve al Origen de la persona. Su Origen es Dios. La persona por la que estás rezando obtendrá el mayor beneficio si lo haces con esta idea en la mente.

Para eliminar la tensión mientras meditas o rezas, procura enfocar toda tu atención en el corazón, no en la mente. Primero trata de ver la fuente-corazón; desde allí sentirás un caudal que estará yendo hacia arriba o hacia abajo. Trata de dirigirlo para que se mueva hacia arriba desde el corazón. Este caudal, que es Gracia divina, es como el agua. Cada vez que rezas o meditas, siente que estás cavando hacia dentro. El agua que todo lo nutre emergerá de forma natural, ya que está siendo constantemente suministrada desde su Fuente infinita: Dios.

Pregunta: Si te damos todo en el plano físico, ¿nos convertiremos más en tu alma?

Sri Chinmoy: Absolutamente. El trabajo físico es la oración del cuerpo, la meditación del cuerpo. Puedes trabajar la entrega mientras lavas los platos o mientras prestas cualquier tipo de servicio. Si estás entregado a mí, devienes un instrumento perfecto.

En la oración acudes a Dios y le ruegas que haga esto o aquello; y en la meditación Dios viene y te dice qué hacer. Durante tu oración asciendes para que tu Padre pueda complacerte y colmarte; durante tu meditación, Él desciende y te pide que Le manifiestes. Este tipo de oración y meditación puedes hacerla también en el plano físico mientras trabajas. El servicio devoto es una forma real de oración y meditación. Cuando haces servicio dedicado, estás realizando la tarea de tu alma.

Para conversar con Dios…

Para conversar con Dios, el hombre dispone de su plegaria vibrante. Para conversar con el hombre, Dios dispone de Su Dicha iluminadora.

Para comulgar con Dios, el hombre dispone de su meditación silenciosa. Para comulgar con el hombre, Dios dispone de Su Paz urgente.

Lo Absoluto

Ni mente, ni forma, tan solo existo;
cesada toda voluntad y pensamiento;
El fin último de la danza de la Naturaleza,
soy Eso a quien he buscado.

Un reino de Gozo puro, último;
más allá del conocedor y lo conocido;
un descanso inmenso disfruto al fin;
solo ante mí, el Uno.

He atravesado los caminos secretos de la vida,
he devenido en la Meta.
La inmutable Verdad es revelada;
soy el camino, el Dios-Alma.

Consciente mi espíritu de todas las alturas,
mudo estoy en el corazón del Sol.
Ya no trato más con el tiempo y las acciones;
Mi juego cósmico se completó.

IX- EL TESORO INTERNO: PAZ, LUZ Y DICHA // 1- La paz

Paz externa y paz interna

La paz externa y la paz interna: la paz externa es el compromiso del hombre; la paz interna es la plenitud del hombre. La paz externa es la satisfacción del hombre sin estar satisfecho en absoluto. La paz interna es la satisfacción del hombre al estar totalmente y supremamente colmado.

¿Cómo puede la paz externa tener la misma capacidad que la paz interna? La paz externa puede tener la misma capacidad siempre y cuando la creación del hombre y la creación de Dios lleguen a ser inseparablemente una.

¿Cuál es la creación del hombre? La creación del hombre es el miedo. La creación del hombre es la duda. La creación del hombre es la confusión. ¿Cuál es la creación de Dios? La creación de Dios es el Amor. La creación de Dios es la Compasión. La creación de Dios es el Interés.

El miedo es la débil hormiga en el hombre. La duda es el elefante salvaje en el hombre. La confusión es el tigre devorador en el hombre.

El Amor de Dios por el hombre es la aspiración del hombre. La Compasión de Dios por el hombre es la salvación del hombre. El Interés de Dios por el hombre es la perfección del hombre.

La colmadora y colmada búsqueda de lo Real por el hombre, es la paz. Dios-el-Amor es el eterno Huésped del hombre en los más íntimos rincones de su corazón. Dios-la-Paz es el eterno Anfitrión del hombre en los más íntimos rincones de su corazón. Por eso podemos proclamar resuelta e inequívocamente que la amorosa y colmadora paz es nuestro derecho de nacimiento.

¿Cómo podemos tener paz, tan siquiera un ápice de paz, en nuestra vida externa, en medio del apresurado ajetreo de nuestras múltiples actividades? Fácil: hemos de elegir la voz interna. Fácil: hemos de controlar los pensamientos que nos atan. Fácil: hemos de purificar nuestras emociones impuras.

La voz interna es nuestra guía. Los pensamientos atadores son el clima oscuro e impredecible. La emoción impura es la tempestad interna. Tenemos que escuchar siempre la voz interior. Es nuestra protección segura. Hemos de ser cautelosos con los pensamientos que nos atan. Estos pensamientos tienen tremenda vitalidad; nunca debemos dejar que crezcan como montañas. Tenemos que afrontarlos y luego dominarlos. Estos pensamientos son absolutamente innecesarios. Hemos de abstenernos de la lujuria de la tempestad emocional; la emoción impura es frustración inmediata y la frustración es la antesala de la destrucción total, dentro y fuera.

¿Cómo podemos elegir la voz interna? Para elegir la voz interna, tenemos que meditar temprano en la mañana. Para controlar y dominar nuestros pensamientos no-divinos, tenemos que meditar al mediodía. Para purificar nuestras emociones oscuras e impuras, tenemos que meditar al anochecer.

¿Qué es la meditación? La meditación es la consciencia constante de Dios y la aceptación consciente de Dios por parte del hombre. La meditación es la ofrenda incondicional de Dios al hombre.

La paz es el comienzo del amor. La paz es la culminación de la verdad. La paz es el retorno al Origen.

El hombre inventa la guerra

El hombre inventa la guerra. El hombre descubre la paz. Él inventa la guerra desde fuera. Él descubre la paz desde dentro.

La paz mundial comenzará

La paz mundial comenzará cuando la llamada expectación humana termine. La paz mundial puede amanecer únicamente cuando cada individuo comprenda la Suprema Verdad de que el Amor es la revelación de la Vida y la Vida es la manifestación del Amor.

La paz mundial puede lograrse, revelarse, ofrecerse y manifestarse sobre la tierra cuando el divino Poder del Amor reemplace al no-divino amor del poder.

¿Qué cosas nos impiden obtener paz…

¿Qué cosas nos impiden adquirir paz en el mundo externo? La complacencia con uno mismo en el mundo del cuerpo; el engrandecimiento de uno mismo en el mundo del vital; la duda de uno mismo en el mundo de la mente y el sentido de autoinsuficiencia en el mundo del corazón.

¿Qué cosas que pueden inspirarnos para tener paz en el mundo externo? La sencillez puede inspirar a nuestro cuerpo, la humildad puede inspirar a nuestro vital, la sinceridad puede inspirar a nuestra mente y la pureza puede inspirar a nuestro corazón.

La paz conquista lo animal en mí

La paz conquista lo animal en mí. La aspiración ilumina lo humano en mí. La realización inmortaliza lo divino en mí.

La paz comienza…

La paz comienza cuando la expectación termina.

La paz comienza…

La paz comienza cuando la mente es poderosamente capturada.

Nuestra paz está dentro

Ningún precio es demasiado alto para la paz interna. La Paz es el control armonioso de la vida. Vibra con la energía de vida. Es un poder que fácilmente trasciende todo nuestro conocimiento mundano. Sin embargo, no está separada de nuestra existencia terrenal. Si abrimos las vías correctas en nuestro interior, esta paz puede ser sentida aquí y ahora.

La Paz es eterna. Nunca es tarde para tener paz. El tiempo siempre es propicio para ello. Podemos hacer que nuestra vida sea verdaderamente fructífera si no nos desligamos de nuestro Origen, que es la Paz de la Eternidad.

El más grande infortunio que puede ocurrirle a un ser humano es la pérdida de su paz interior. Ninguna fuerza exterior se la puede robar. Son sus propios pensamientos, sus propias acciones, quienes pueden hacerlo.

Nuestra mayor protección no reside en nuestros logros y recursos materiales. Nada significan todos los tesoros del mundo para nuestra alma divina. Nuestra mayor protección está en la comunión de nuestra alma con la Paz que todo lo nutre y todo lo colma. Nuestra alma vive en la Paz y vive por la Paz. Si vivimos una vida de paz, siempre nos enriquecemos y nunca empobrecemos. Nuestra paz interior no tiene horizontes; como el cielo ilimitado, lo abarca todo.

Largo tiempo hemos luchado, mucho hemos sufrido, lejos hemos viajado. Pero el rostro de la paz todavía permanece oculto para nosotros. Podremos descubrirlo, si algún día el tren de nuestros deseos se pierde en la Voluntad del Señor Supremo.

La Paz es vida. La Paz es Dicha eterna. Las preocupaciones —mentales, vitales y físicas— existen, pero solo nosotros decidimos aceptarlas o rechazarlas. Sin duda, no son hechos inevitables de la vida. Puesto que nuestro Padre Todopoderoso es todo Paz, nuestra herencia común es la Paz. Es un error monumental extender el camino del futuro arrepentimiento por malgastar y rechazar las oportunidades doradas que nos son presentadas. Debemos decidir, aquí y ahora, en medio de nuestras actividades diarias, arrojarnos en corazón y alma al Mar de la Paz.

Quien cree que la paz entrará en él por si misma al final de su vida, está equivocado. Querer lograr la paz sin meditación y disciplina espiritual es como esperar encontrar agua en medio del desierto.

Para tener paz mental, la oración es esencial. Rezar a Dios por la Paz con plena concentración y singular devoción, tan solo por cinco minutos, es más importante que pasar largas horas de meditación descuidada y despreocupada. Ahora bien, ¿cómo rezar? Con lágrimas en nuestro corazón. ¿Dónde rezar? En un lugar aislado. ¿Cuándo rezar? Cuando nuestro ser interno nos lo pida. ¿Por qué rezar? Esta es la pregunta de las preguntas. Tenemos que rezar si queremos que nuestras aspiraciones sean colmadas por Dios. ¿Qué podemos esperar de Dios además de esto? Podemos esperar que nos haga comprender todo: el todo en la nada y la nada en el todo, lo Lleno en lo Vacío y lo Vacío en lo Lleno.

Siempre debemos discriminar. Debemos sentir que el mundo externo que atrae nuestra atención es efímero. Para tener algo permanente, para conseguir una base firme en la vida, tenemos que volvernos hacia Dios. No hay alternativa. Y no hay mejor momento para hacer ese giro que cuando nos sentimos más desamparados.

Sentirse desamparado es bueno.
Cultivar el espíritu de la autoentrega es mejor.
Ser el instrumento consciente de Dios es lo mejor.

Todo depende de la mente, ya sea de forma consciente o inconsciente, incluida la búsqueda de la paz. La función de la mente es despejar las nubes de la duda. La función de la pureza en la mente es destruir las fecundas nubes de la mundanidad y los anclajes de la ignorancia. Si no hay pureza en la mente, no puede haber un éxito sostenido en la vida espiritual.

Solo tenemos paz cuando hemos dejado totalmente de criticar a los demás. Debemos sentir el mundo entero como un bien propio. Cuando destacamos los errores de los demás, entramos en sus imperfecciones. Esto no nos ayuda en absoluto. Curiosamente, cuanto más hondo profundizamos, más claro se vuelve que las imperfecciones de los demás son nuestras propias imperfecciones, pero en diferentes cuerpos y mentes. Mientras que si pensamos en Dios, Su Compasión y Su Divinidad amplian nuestra visión interna de la Verdad. Debemos llegar en la plenitud de nuestra realización espiritual a aceptar a la humanidad como una sola familia.

No debemos permitir que el pasado destruya y atormente la Paz de nuestro corazón. Nuestras acciones buenas y divinas pueden contrarrestar nuestras acciones malas y no-divinas del pasado. Si el pecado tiene el poder de hacernos llorar, la meditación tiene sin duda el poder de darnos alegría, de dotarnos de Sabiduría Divina.

Nuestra paz está dentro, y esta paz es la base de nuestra vida. Por tanto, resolvamos a partir de ahora llenar nuestras mentes y corazones con las lágrimas de la devoción, la base de la paz. Si nuestro cimiento es sólido, no importa cuán alto levantemos la estructura, el peligro nunca puede amenazarnos, ya que la paz está abajo, la paz está arriba, la paz está dentro, la paz está fuera.

Pregunta: ¿Cómo podemos lograr paz interior duradera?

Sri Chinmoy: Podemos lograr paz interior duradera solo cuando sentimos que nuestro Piloto Supremo está en lo múltiple como singular y en lo singular como múltiple. Cuando sentimos esta verdad conscientemente en nuestra vida, obtenemos paz duradera en todo lo que decimos y hacemos, en todo lo que ofrecemos y recibimos.

El día en que siento mi existencia y mi corazón iluminador en todos, es el día en que me vuelvo inmediatamente uno en lo múltiple. Cuando recibo o hago descender la Paz de lo alto, inmediatamente siento que soy muchos, no uno. Entonces, cuando asimilo la Paz en mí mismo, veo que la Paz ha sido asimilada en todos nosotros. Entonces tengo un sentimiento consciente de unicidad, de la unicidad en lo múltiple y de lo múltiple como uno.

La paz llega a nosotros pero la perdemos porque sentimos que no somos responsables de la humanidad, o que no somos parte integrante de la humanidad. Hemos de sentir que Dios y la humanidad son como un gran árbol. Dios es el árbol, y las ramas Su manifestación. Nosotros somos ramas, y hay muchas otras. Todas son parte del árbol y forman un todo con las demás ramas y con el árbol. Si podemos sentir que tenemos con Dios y con la humanidad la misma relación que las ramas con sus semejantes y con el árbol en su conjuto, con seguridad vamos a obtener paz duradera.

Pregunta: ¿Cómo puede una persona encontrar realmente la paz interior?

Sri Chinmoy: A nivel práctico, no esperes nada de los demás en el plano físico. Sencillamente da, da y da, como una madre que le da todo a su hijo sabiendo que este no se halla en condiciones de ofrecerle nada a cambio. No esperes nada del mundo; tan solo ama al mundo y ofrece tu capacidad, tu riqueza interna, tu alegría. Todo lo que tienes, dáselo al mundo sin condiciones. Si esperas alguna cosa del mundo, te sentirás desgraciado porque el mundo no te comprende, no se preocupa por ti. Si puedes hacer cualquier cosa incondicionalmente, tendrás paz mental. Esta es una manera.

La otra manera consiste en meditar en el corazón, donde hay alegría y amor constantes. En ese momento no implorarás el aprecio de los demás. Dependerás todo el tiempo de tu Fuente interna, donde hay Alegría infinita, Amor infinito, Paz infinita. Lo mejor es meditar en el corazón. Esta segunda manera es sumamente efectiva.

Pregunta: Hay mucha injusticia y nada que podamos hacer para ayudarnos.

Sri Chinmoy: Dices que no hay nada que puedas hacer, pero te voy a decir una manera de protegerte. Ahora hemos estado meditando aquí cinco o diez minutos. Esta meditación tiene un poder real. En tu oficina hay mucha injusticia; la injusticia misma es un tipo de poder negativo, un poder destructivo. Es cierto que no puedes cambiar la mente de las personas que están causando esa injusticia, pero sin embargo puedes protegerte contra ellas. Te están golpeando internamente y tú no devuelves los golpes a causa de tu temor o tu incapacidad. Pero si te vuelves muy fuerte, muy poderoso internamente, esa fuerza te llevará a algún otro lugar o les dará una cierta iluminación. La Compasión de Dios te salvará de este tipo de injusticia si entras seriamente en la vida espiritual.

Otra forma de protegerte, que es más rápida, es tener paz mental. En nuestras meditaciones hacemos descender una paz muy sólida. No es algo imaginario. Puedes sentir la paz, puedes nadar en el mar de la paz en nuestras meditaciones. La injusticia es un poder no-divino, pero la paz es un arma divina infinitamente más poderosa. Es poder sólido. Cuando estás en paz, ningún poder humano puede alterarte.

Cuando tengas que defenderte o protegerte, procura usar un arma superior. Si algunas personas dicen algo y tú te desquitas al mismo nivel, nunca se llegará a un final. Por otra parte, si sencillamente te tragas tu ira, continuarán aprovechándose de ti. Pero cuando vean y sientan tremenda paz interna en ti, estarán viendo algo que nunca puede ser conquistado. Verán un cambio en ti, y este cambio no solo los desconcertará sino que también los amenazará y los atemorizará. Sentirán que sus armas son inútiles.

La paz es el arma más efectiva para conquistar la injusticia. Cuando rezas y meditas, todo tu ser llega a estar inundado de paz. Entonces, hagan lo que hagan las otras personas, sencillamente sentirás que son como tus propios niños jugando delante de ti. Dirás: «Son todos unos niños. ¿Qué otra cosa puedo esperar de ellos?». Pero ahora mismo, en lugar de eso, puesto que son adultos en términos de edad, te molestas y te enfureces. Si rezas y meditas con regularidad, pronto sentirás que tu paz es infinitamente más fuerte, más colmadora y energizadora que cualquier desafortunada situación que ellos creen.

La presencia de la Paz

La presencia de la Paz en el corazón es unidad divina.
La presencia de la Paz en la mente es iluminación divina.
La presencia de la Paz en el vital es dinamismo divino.
La presencia de la Paz en el cuerpo es satisfacción divina.

Pregunta: En sus conferencias aquí en la sala Dag Hammarskjold, experimento algo que nunca he sentido en sus otras charlas. Sé que usted hace descender una tremenda Paz, la cual puedo sentir en ambos lugares, pero en estas conferencias aquí tengo el sentimiento de que me estoy adormeciendo, aunque oigo muy bien lo que está diciendo.

Sri Chinmoy: Cuando doy pláticas, hago descender la Paz, y esta Paz es algo tangible para los aspirantes. Cuando el aspirante está anhelando nadar en el mar de la Paz, el Supremo le permite hacerlo. Durante esta experiencia, la mente no actúa; solo el corazón actúa. La actividad de la mente es totalmente silenciada, y en su lugar comienza a funcionar el corazón. La función del corazón es identificarse con cualquier cosa alrededor, delante o dentro de él. Tu corazón se está identificando con la Paz y esta Paz está silenciando la mente. No es inercia; no es una experiencia de futilidad inútil o algo malo. No, en esta Paz estás cultivando la verdad interna y creciendo en la Luz que ilumina la oscuridad que afrontaste o la ignorancia que albergaste antes de entrar en la meditación.

Yo hago descender Paz, Luz y Dicha en medida ilimitada, y cada buscador recibe esta Paz, Luz y Dicha conforme a su receptividad. Esta Paz no es un modo inconsciente de adormilarte. No, esta Paz silencia la energía saliente de la mente, e ilumina el flujo entrante del corazón al mismo tiempo. Y cuando estás en el corazón, en el corazón aspirante, devienes uno con la Paz que sustenta la Realidad divina en ti.

Dentro, solo paz

Muchos enemigos tengo fuera;
dentro, solo Paz.
El mundo externo me ha vuelto loco.
El mundo interno ha hecho pedazos la montaña de mis errores.
El mundo externo, acercándose a mí, ha abierto la puerta de la destrucción.
En mi mundo interno, el siempre bello, el eterno Infinito, está danzando.

La aspiración puede…

La aspiración puede ser elevada para encontrar la Paz arriba; pero la Paz ha de ser descendida para eliminar las propias dificultades de uno.

9.2 - La luz

De todas las cualidades divinas…

De todas las cualidades divinas, por desgracia la Luz es la menos buscada, aun siendo necesitada en abundancia por todos. Las personas quieren Paz, Alegría y Poder, pero muy raramente quieren Luz. Consciente o inconscientemente tienen miedo a la Luz. Sienten que el resplandor de la Luz arrancará el árbol de ignorancia que ellos encarnan. Sienten que la Luz divina expondrá sus imperfecciones, limitaciones y ataduras. Pero eso no es cierto. La Luz divina abraza al mundo en toda su ignorancia. Y aún más, la Luz divina siente como deber ineludible elevar la conciencia humana hacia la plenitud de la Vida Divina.

La experiencia interna de la luz

La experiencia externa de la Luz es inspiración inmediata.
La experiencia interna de la Luz es aspiración eterna.

Con la inspiración corremos hacia el más lejano Más Allá. Con la aspiración, devenimos en la Meta del Más Allá que continuamente se trasciende.

La experiencia externa de la Luz es la transformación de los vinculantes deseos en libertad emancipadora. La experiencia interna de la Luz es la transformación del destino de la tierra en el Rostro de Dios.

La experiencia externa de la Luz es necesaria para construir el Palacio de la Verdad trascendental en la Tierra. La experiencia interna de la Luz es esencial para observar y disfrutar la Danza cósmica de la Realidad, la Divinidad y la Inmortalidad.

La Realidad es el soñador en nosotros. La Divinidad es el amante en nosotros. La Inmortalidad es el colmador en nosotros.

El soñador sueña y actúa. El amante ama y deviene. El colmador llena y trasciende.

En nuestra existencia espiritual descubrimos que bastantes partes de nuestro ser imploran la experiencia interna de la Luz; pero entre ellas hay dos que realmente están intentando obtener esa experiencia. Estos dos miembros de nuestra existencia interna son la mente y el corazón —la mente inquisitiva y el corazón aspirante—. La mente inquisitiva y el corazón aspirante llegan juntos hasta la Luz trascendental, la Luz Suprema, y dicen: «Oh Luz del Supremo, sálvanos, ilumínanos. Estamos muy separados, pero queremos vivir juntos. Queremos volvernos inseparables».

La Luz responde: «Eso es bastante fácil. Satisfaré vuestro deseo. Pero quisiera haceros una pregunta a cada uno. Mente, dime, ¿Cuál es tu mejor cualidad?».

La mente vacila y responde: «Quieres que te diga mi mejor cualidad, ¡pero no tengo buenas cualidades! Mi mejor cualidad es mi estupidez».

La Luz consuela a la mente, diciendo: «¡Oh, no!, Tu mejor cualidad es tu sentido de inmensidad ilimitada. Tu sentido de inmensidad ilimitada, oh mente, es tu mejor cualidad».

Entonces la Luz le pregunta al corazón: «¿Cuál es tu mejor cualidad?».

El corazón responde espontáneamente: «Yo tampoco tengo buenas cualidades. Si tengo que decirte cuál es mi mejor cualidad, siento que es mi inseguridad; porque nunca estoy seguro de mí mismo».

La Luz consuela al corazón y le dice: «¡No! Tu mejor cualidad es tu unidad universal. Tu unidad universal, oh corazón, es tu mejor cualidad».

La Luz le pregunta a la mente: «¿Tienes alguna idea de cuán lejos te encuentras de tu meta?».

La mente responde: «No tengo la menor idea. Pero siento que estoy muy lejos de mi Meta, más que lo más alejado».

La Luz dice: «Oh mente inquisidora, puedes acercar tu lejanísima Meta justo hasta dentro de ti, si puedes una sola vez sentir que tu existencia misma sobre la Tierra es para la Realidad suprema y para la Verdad absoluta».

La Luz le pregunta al corazón: «Corazón, ¿Cuán lejos te encuentras de tu Meta?».

El corazón responde: «Siento que mi Meta está muy próxima, justo delante de mí. Pero, por desgracia, para mi completo asombro y tristeza, no la veo. Si no la veo cara a cara, mi sentimiento no tiene convicción. Primero quiero ver de hecho mi Meta enfrente de mí, y luego quiero devenir en mi Meta».

La Luz le dice al corazón: «Corazón, puedes ver tu Meta justo delante ti y puedes devenir inmediatamente en tu Meta, si puedes descubrir la verdad eterna de que tu existencia en la Tierra procede directamente de la Existencia eterna del Supremo y tú eres parte integrante del Supremo. Oh corazón, cuando has descubierto esta verdad —que eres del Supremo— inevitablemente verás la Meta justo enfrente de ti».

Ahora, la mente le pregunta a la Luz: «Oh Luz, dime, por favor, si he hecho algo que te haya disgustado».

La Luz dice: «Sí, has desperdiciado el tiempo. Cuando desperdicias tontamente el tiempo, me disgustas profundamente».

«¿Cómo puedo dejar de malemplear el tiempo?».

«Puedes dejar de desperdiciar el tiempo si crees en mi Realidad iluminadora y si crees que necesito tu servicio sin reservas para mi plena manifestación sobre la tierra. Si crees en mi iluminación y si crees en que necesito urgentemente tu asistencia, dejarás de malgastar el tiempo».

El corazón le pregunta a la Luz: «O Luz, ¿he hecho algo que te haya disgustado?».

«Sí, me has disgustado al perder el tiempo, y todavía estás perdiendo el tiempo sin piedad. Por eso estoy disgustada contigo. Puedes dejar de perder tu tiempo si crees en mi Realidad iluminadora y si crees que necesito tu servicio dedicado, tu servicio fervoroso, para mi inmediata y permanente manifestación sobre la tierra».

«Oh mente, oh corazón, si me escucháis, si colmáis mis necesidades, ambos podéis permanecer juntos para siempre, inseparablemente».

La mente dice a la Luz: «Oh Luz, te doy mi palabra de honor: estaré a tu servicio; colmaré tu manifestación».

El corazón dice a la Luz: «Oh Luz, te serviré sin reservas y sin condiciones para tu inmediata y permanente manifestación sobre la tierra».

Cuando tenemos la experiencia interna de la Luz, comprendemos que lo finito puede encarnar y revelar lo Infinito, y al mismo tiempo, que lo Infinito puede manifestar su Infinitud, su Eternidad y su Inmortalidad en y a través de lo finito. Cuando tenemos la experiencia interna de la Luz, sentimos la necesidad constante de saber si estamos trabajando para Dios, si nos estamos poniendo constantemente del lado de Dios o si Dios se está poniendo de nuestro lado. Tras haber tenido la experiencia interna de la Luz, siempre queremos ponernos del lado de Dios. No queremos ni permitimos que Dios se ponga de nuestro lado. Esta es la experiencia que trasciende todas las demás experiencias. Un buscador del más alto grado, e incluso un Yogui o un Maestro espiritual del más alto grado pueden a veces pedirle al Supremo que se ponga de su lado. Pero cuando alguien ha tenido la plena experiencia interna de la Luz infinita, toma siempre el lado del Supremo.

En la vida ordinaria, muchas personas sienten que en la tierra no hay felicidad alguna, y así pues lo mejor es vivir sin felicidad. Pero un Maestro espiritual no coincide con ellas; él les pide tener la experiencia interna de la Luz tan solo una vez. Si uno tiene la experiencia interna de la Luz, su vida es todo felicidad. Cada día es felicidad, cada hora es felicidad, cada minuto es felicidad, cada segundo es felicidad para esa persona.

En la vida ordinaria, muchas personas piensan que no hay amor colmador en la tierra. Reivindican que solo existe un tipo de amor, el amor que nos ata, el amor que encadena nuestras manos y esposa nuestros corazones. Pero un Maestro espiritual les dice: «No, hay algo llamado amor real, amor divino, el amor que libera, el amor que perfecciona las imperfecciones humanas, el amor que colma. Puedes tener este amor si has tenido un ápice de la experiencia interna de la Luz. La experiencia interna de la Luz nos dice que la vida humana es una constante carencia insatisfactoria, mientras que la vida divina es un constante logro colmador y satisfecho. Antes de tener la experiencia interna de la Luz, tratamos de vivir en la tierra y tenemos la esperanza de llegar a vivir en el Cielo en el futuro. Pero una vez que hemos tenido la experiencia interna de la Luz, vivimos de hecho en el Cielo sobre la tierra; vivimos en el corazón del Tiempo eterno y en el regazo de la Inmortalidad».

Pregunta: ¿Qué cosas prácticas puedo hacer durante la concentración y la meditación para ver la Luz divina?

Sri Chinmoy: Estás utilizando la palabra «prácticas». Aquí, quiero decir que la concentración es práctica; la meditación es práctica. Tenemos que saber que Dios, el cual es todo Luz, es natural. Solo lo natural puede ser práctico y además practicable. Por tanto, a partir de ahora, siente por favor que la concentración es algo natural en tu vida. La meditación es también algo natural en tu vida. Siente que cuando no meditas, estás haciendo algo antinatural, anormal, inusual, porque dentro de ti está Dios y el resplandor de la Luz divina.

Quieres ver la Luz. Estás tratando de entrar en la vastedad de esta Luz, o bien hacer salir la Luz que ya tienes. ¡Maravilloso! Pero hay muchas personas que temen a la Luz. Dicen que quieren la Luz, pero en cuanto la Luz viene a ellas, sienten que van a quedar expuestas. Sienten que si pueden esconderse en un cuarto oscuro, estarán en condiciones de ver el mundo y emitir su juicio sin que nadie pueda verlas. Esta es su esperanza. Por eso, sienten que su oscuridad es una especie de seguridad y salvaguarda. Cuando la Luz llega y se dispone a entrar en ellas, sienten que todas sus debilidades y limitaciones, todas sus ideas negativas y pensamientos negativos van a quedar expuestos. Pero la función misma de la Luz es iluminar, no exponer; transformar nuestros pensamientos negativos y destructivos en pensamientos positivos y afirmativos.

Quieres saber cómo puedes recibir la Luz o hacer aflorar la Luz. Para eso necesitas preparación ¿Y cuál es esa preparación? La preparación es tu concentración pura, tu meditación pura. Cuando inicies tu meditación o concentración, procura sentir que has venido de la Luz y que te hallas dentro de la Luz. No se trata de tu imaginación; no es tu alucinación mental. ¡Ni mucho menos! Es una verdad real, sólida y concreta: tú encarnas la Luz y tú eres la Luz misma. Verás que hay un fluir espontáneo de Luz desde dentro. Primero lo sentirás dentro de tu corazón; luego lo sentirás en tu frente, en el tercer ojo; y finalmente lo sentirás en todas partes.

Hay otra manera de ver la Luz. Al respirar, cuando inhalas, trata de sentir que estás inhalando algo que está purificando todo lo que debe ser purificado en ti y, al mismo tiempo, energizando todo lo que está débil en ti. Al comienzo, hay varias cosas en tu interior que han de ser purificadas. Hay varias cosas que están hambrientas. Por tanto, cuando sientes que las estás alimentando, energizando y purificando al mismo tiempo, verás que la Luz se vuelve absolutamente natural.

Puesto que has aceptado nuestro camino, mira por favor mi frente en mi foto trascendental. Verás Luz y sentirás esa Luz también dentro de ti, porque hay una única Luz y esa Luz es Dios. Él está operando en mí, en ti, en todos. Pero en mi caso, puedo verla conscientemente y hacer que otros la sientan. Así pues, si te concentras en mi foto trascendental y repites fervorosamente la palabra «Luz» cincuenta, sesenta, cien veces, te aseguro que vas a ver la Luz —ya sea azul, blanca, dorada, roja o verde— porque desde mi conciencia trascendental estoy preparado para ofrecer Luz a todo el que la quiera sinceramente. Este es un secreto que te estoy revelando.

Los jueves, en el Centro de Nueva York, cuando te sientas frente a mí, puedes concentrarte en mi frente cuando estoy en meditación profunda. Tómate tu tiempo y repite la palabra «Luz» en silencio mientras tratas de sentir que has formado un puente entre tú y yo. Entonces sentirás continuadamente que estás entrando en mí y yo estoy entrando en ti. No tienes que meditar durante cuatro horas o diez horas. ¡No! En cuestión de minutos, si tienes un sentimiento profundo de unidad conmigo, sin duda vas a ver Luz. Esto podré hacerlo por ti y por otros aspirantes sinceros que son mis estudiantes y discípulos. Por los demás no podré hacerlo, porque no me ha aceptado como suyo.

Para el aspirante sincero, no es nada difícil ver la Luz. Pero a quienes desean ver la Luz por curiosidad quizá Dios se la niegue, ya que solo quieren ver y no devenir en la Luz. Sin embargo, a pesar de su reticencia, a pesar de que no crean en Dios, si Él quiere que yo les muestre Luz, puedo hacerlo. Es Dios quien sabe qué es lo mejor para nosotros. En tu caso, hoy verás la Luz y mañana aspirarás a devenir en ella. Esto es lo que hace un aspirante: hoy ve la Meta, mañana la alcanza y pasado mañana se convierte en ella. Así pues, inténtalo; yo te ayudaré.

9.3 - La dicha

La fuerza inadvertida del hombre…

La fuerza inadvertida del hombre se halla en su esperanza. La fuerza de su esperanza está en su sacrificio. La fuerza de su sacrificio está en la Gracia de Dios. La fuerza de Su Gracia es el Deleite todo colmador.

«Dime, por favor, mi Señor verdadero,
cómo puedo vivir sin problemas y sin placer».

«Hijo mío, para vivir sin problemas,
    lo que necesitas es la luz de tu alma.
   Para vivir sin placer,
    lo que necesitas es la alegría de tu alma».

El deleite

El Deleite es el origen de la existencia. El Deleite es el significado de la existencia. El Deleite es el lenguaje de la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad.

El Deleite fue nuestro pasado interior. El Deleite es nuestro presente interior. El Deleite será nuestro futuro interior. No importa si nuestra mente exterior no comprende o no se preocupa por comprender esta verdad autorreveladora.

El Deleite no es la satisfacción de la mente, el vital y el cuerpo. Es algo más profundo, más elevado y más puro. El Deleite no necesita ninguna ayuda externa para existir. Existe por sí mismo, se revela a sí mismo y se colma a sí mismo. El Deleite es el puente divino entre la Paz y el Poder, entre la Luz y la Verdad, entre el Sueño no manifestado de Dios y Su Realidad manifestada.

La agresiva, dinámica y aparentemente conquistadora excitación vital, no es Deleite. El Deleite está cargado de una conciencia creativa que a es la vez energizadora, colmadora y colmada en sí misma.

Dios y yo somos uno cuando alcanzo a Dios a través del Deleite en el plano de Deleite. Dios es la totalidad y yo soy una porción de Él cuando Lo alcanzo a través del Deleite de mi alma. Dios es el Barquero y yo soy la barca cuando alcanzo a Dios a través del Deleite aquí en la tierra. Solo en el Deleite puede un aspirante ser fiel a su ser más íntimo. Solo en el Deleite puede sentir y comprender a qué se asemeja Dios. Las personas hablan de Dios veinticuatro horas al día, pero ni siquiera por un segundo Lo sienten, y mucho menos Lo comprenden. Solo si la vida externa de un individuo puede nadar en el mar de Deleite de su alma, sentirá la Presencia de Dios y comprenderá a Dios en Su Visión cósmica y en Su Realidad absoluta. El plano del Deleite es elevado, muy elevado, el más elevado. Con nuestra conciencia iluminada ascendemos a ese plano y quedamos embelesados en nosotros mismos. Habiendo atravesado los corredores del silencio y el trance sublimes, devenimos uno con el Supremo.

La Infinitud sin el Deleite sería como la creación sin un Creador, lo cual es absurdo.

El Deleite sin la Infinitud sería como el Creador sin la creación, lo cual es igualmente absurdo.

El Deleite es autocreación y autoexperiencia. El Deleite en lo Más Elevado, en lo Altísimo absoluto, se conoce como Ananda Purusha. Allí el Deleite es Infinitud, Eternidad e Inmortalidad. Hay otro tipo de Deleite, llamado ananda atma, en el que, desde el Deleite infinito, el Deleite toma apariencia y forma. En la conciencia terrenal, el Deleite es llamado ananda atma.

Cuando el Deleite desciende gradualmente en la oscura, impura, apagada e imperfecta naturaleza humana para transformarla, se encuentra con una constante resistencia. Vemos entonces que el Deleite pierde su poder, debido a la abundante ignorancia, y el placer efímero adquiere una gran importancia. En lo Más Elevado, la triple conciencia de Sat-Chit-Ananda: la Existencia, la Conciencia y el Deleite van de la mano. Pero cuando quieren manifestarse, lo hacen únicamente a través del Deleite. Cuando el Deleite desciende, el primer escalón que pisa se llama la supermente. La supermente no es algo un poco superior a la mente; no. Es infinitamente más elevada que la mente. No es «mente» en absoluto, aunque se emplee ese término. Es la conciencia que ya ha trascendido las limitaciones de lo finito. Allí se inicia la creación. Un escalón más abajo comienza la forma. Este escalón se llama sobremente. Aquí comienza la multiplicidad en una forma individual. El siguiente escalón es la mente intuitiva; con la mente intuitiva vemos la multiplicidad en una forma colectiva. Con la intuición lo vemos todo al instante. Podemos ver muchas cosas a la vez. Desde la mente intuitiva, el Deleite entra en la mente propiamente dicha. Esta mente ve cada objeto por separado pero, aunque lo vea todo separadamente, no intenta dudar de la existencia de cada objeto. Luego, el Deleite entra en la mente física —es decir, la mente gobernada por lo físico—. Esta mente ve cada objeto separadamente; y además duda de la existencia de cada objeto. La duda real comienza aquí, en la mente física. Tras haber descendido por todos los niveles de la mente, el Deleite entra en el vital. En el vital vemos la fuerza dinámica o la fuerza agresiva. La fuerza que vemos en el vital interno, o vital sutil, es la fuerza dinámica; la fuerza que vemos en el vital externo es la agresiva. Desde el vital, el Deleite entra a lo físico. Hay dos tipos de plano físico: el físico sutil y el físico propiamente dicho. En el físico sutil, el Deleite está todavía descendiendo, y es posible que aún seamos conscientes de ello. Pero en el físico sutil no podemos poseer o utilizar la verdad; solo podemos verla, como un mendigo mirando a un multimillonario. Finalmente, cuando llegamos al plano físico denso, allí no hay Deleite en absoluto. El Deleite desciende, pero no vemos ni siquiera un ápice de ello en el físico denso. ¿Qué podemos hacer entonces? Podemos entrar en el alma con la fuerza de nuestra aspiración y el alma nos llevará conscientemente al plano más elevado, a la Existencia-Conciencia-Deleite. En ese momento, nuestro viaje puede devenir consciente; hemos entrado en la triple conciencia y podemos comenzar a descender de manera consciente a la supermente, a la sobremente, a la mente intuitiva, a la mente propiamente dicha, a la mente física, al vital y al físico. Cuando tenemos éxito en el físico, es decir, cuando podemos hacer descender el Deleite desde el plano más elevado y el físico puede absorber y utilizar este Deleite, la vida del placer termina. En ese momento, llegamos a darnos cuenta de la diferencia entre la vida del placer y la vida del Deleite. La vida del placer va seguida de la frustración y la destrucción. La vida del Deleite es continuo crecimiento, continua plenitud, continuo logro y continua manifestación de Dios a la manera propia de Dios. Sin la Dicha, el hombre es una superficialidad externa. Con la Dicha, el hombre es una colmadora realidad interna y externa. Sin la Dicha, el hombre es un canto de frustración y destrucción. Con la Dicha, el hombre es plenitud constante y perfección constante.

Pregunta: Has dicho que para el discípulo es muy difícil hacer descender el Deleite. ¿Es por algún motivo en particular?

Sri Chinmoy: Hay dos motivos. Uno es que algunos discípulos no aspiran con la mayor sinceridad, y el otro es que la impureza física y vital de los discípulos, consciente o inconscientemente, se resiste al descenso del Deleite.

Pregunta: Una vez dijiste que el Deleite trascendental es una de las cualidades divinas no manifestadas en la tierra. ¿A qué se debe?

Sri Chinmoy: En el plano más elevado hay Existencia-Conciencia-Dicha; lo llamamos Sat-Chit-Ananda. Sat es la Existencia; Chit es la Conciencia; Ananda es el Deleite. La Conciencia es el origen de todo, pero la Conciencia no puede permanecer sin el Deleite y la Existencia. Si no hay Existencia, no puede haber Conciencia. Si hay Existencia y Conciencia, es necesaria la Dicha para la plenitud del Ser.

Desde tiempos inmemoriales, grandes Maestros espirituales han hecho descender los aspectos Sat y Chit. Pero es mucho más difícil hacer descender Ananda. Algunos no pudieron hacerlo en absoluto. Otros lo hicieron, pero tan solo duró unos segundos o unos minutos y luego ascendió de nuevo. La Paz es accesible; podemos hacer descender la Paz. Se puede hacer descender fácilmente la Luz y el Poder. Pero el Deleite que inmortaliza nuestra conciencia interna y externa, todavía no ha sido establecido en la tierra. Viene y luego se va, porque ve tanta imperfección en la atmósfera terrenal que no puede permanecer.

Incluso personas espiritualmente avanzadas a menudo se confunden. Sienten un éxtasis interno que proviene del mundo vital, y creen que se trata del Deleite real, pero no es así. El Deleite real viene desde el mundo más elevado hasta el alma, y desde el alma satura el ser entero. Este Ananda es absorbido de una manera diferente que el deleite físico, o lo que llamamos placer o disfrute. El Deleite supramental es completamente distinto al mundo del placer y el disfrute. Una vez que obtienes tan solo un ápice de este Deleite, sientes tu ser entero danzando de alegría como un niño con la mayor pureza, y tu ser externo siente la verdadera Inmortalidad en su existencia externa. Si recibes este Deleite tan siquiera por un segundo, lo recordarás toda tu vida. El Juego cósmico, el Drama cósmico, está a todo nuestro alrededor. El universo está lleno de alegría, alegría interna y externa. Cuando se produce la realización, tenemos que sentir la necesidad de manifestar este Deleite constante en nuestro corazón. Este Deleite resplandece, pero en realidad no arde. Tiene una tremenda intensidad, pero es todo suavidad y Néctar fluyente absolutamente dulce. En cierta ocasión lo hice descender hasta mi denso cuerpo físico de tal forma que, cuando sonreía, estaba esparciendo el más elevado Deleite a cada uno de vosotros. Pero debo decir que ha desaparecido totalmente. No hay nadie entre los discípulos que haya conservado algo de ello.

Pregunta: ¿Experimentan los niños a veces este tipo de Deleite?

Sri Chinmoy: No. Los niños no tienen el Deleite más elevado. Ellos reciben deleite psíquico. Obtienen algo de deleite del ser psíquico, del ser interno o del alma, el cual expresan espontáneamente. Y muy a menudo, los niños expresan su alegría a través de su vital puro y no corrupto. Pero los niños no obtienen el Deleite más elevado que proviene del plano de Sat-Chit-Ananda. Este solo puede sentirse en la propia meditación más profunda, más elevada. Los niños también tienen que pasar por la meditación, la concentración y la contemplación para experimentar esta cualidad.

[Sri Chinmoy pide entonces a sus discípulos que traten de invocar Ananda_]. Por favor, colocad la mano sobre el corazón. Tratad de sentir el niño más bello de la tierra y el Cielo dentro de vuestro corazón. Este niño es el alma. Los hombres naturalmente verán un niño y las mujeres una niña. El alma no es masculina ni femenina, pero cuando toma una encarnación humana, adquiere una forma. Trata de ver a un niño de siete días solamente. En términos de evolución espiritual, algunos de vosotros no tenéis ni siquiera ese niño de siete días, perdonad que lo diga. Aunque las almas comenzaron su viaje hace millones de años, hay una o dos personas aquí que han tenido solo una o dos encarnaciones humanas. Naturalmente, la evolución de sus almas tiene solo unas pocas horas o unos pocos minutos quizá, en términos puramente espirituales. Ahora, por favor, pensad en ese niño de siete días. Entonces, en absoluto silencio, repetid siete veces _Ananda.

Pregunta: Guru, ¿podrías explicarme la diferencia entre alegría, Dicha y Deleite?

Sri Chinmoy: La alegría está en el plano físico. La Dicha está en el plano interno, pero centrada alrededor de algo específico. El Deleite, con su Luz inmortal, discurre a través del ser entero.

Una persona que no aspira puede tener alegría, pero no puede tener la Dicha o el Deleite divinos. Solo un buscador puede experimentar la Dicha y el Deleite. La Dicha es intensidad. El Deleite es la libertad de la Inmortalidad volando constantemente en el firmamento de la Infinitud.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre éxtasis, Dicha y Deleite?

Sri Chinmoy: Sri Chinmoy: El éxtasis es algo que sentimos generalmente en nuestro vital emocional superior o iluminado. La Dicha es algo que sentimos en nuestro corazón aspirante y devoto. También sentimos Dicha en la mente inquisitiva. El Deleite es algo que sentimos desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza; el Deleite es disfrutado en todo el ser. Sentimos Deleite en todo el cuerpo cuando estamos totalmente dedicados y cuando seguimos incondicionalmente los dictados del Supremo.

Pregunta: ¿Es el Deleite el aspecto más elevado del Supremo?

Sri Chinmoy: La Paz, la Luz y el Deleite entran en la misma categoría. Estas tres cualidades son los aspectos más elevados del Supremo. La Paz se esparce; la Luz ilumina; el Deleite inmortaliza. Estas son sus funciones asignadas.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre la Luz y el Deleite?

Sri Chinmoy: La Luz y el Deleite son inseparables. Ambas cualidades encarnan la Verdad, pero cada una contiene aspectos particulares de la Verdad que podemos invocar. Cuando invocamos la Luz, sentimos que nuestra vida de ignorancia, que ha durado milenios, será eliminada; tratamos de iluminar nuestra vida de oscuridad. Cuando invocamos el Deleite, sentimos que nuestro sufrimiento de milenios será eliminado; tratamos de transformar nuestros dolores y sufrimientos en Deleite.

X - DE LA PERSONALIDAD HUMANA A LA INDIVIDUALIDAD DIVINA // 1 - El ego

El ego humano

El ego es precisamente eso que nos limita en todas las esferas de la vida. Somos los hijos de Dios; somos uno con Dios. Pero el ego nos hace sentir que no pertenecemos a Dios, que somos unos perfectos extraños para Él. En el mejor de los casos, nos hace sentir que estamos yendo hacia Dios, pero no que estamos en Dios. El ego humano ordinario nos da un sentimiento de identidad separada, de conciencia separada. Indudablemente, en cierta etapa del desarrollo de la persona, es necesario un sentido de individualidad y autoimportancia; pero el ego separa nuestra conciencia individual de la Conciencia universal. La función misma del ego es la separación. No puede sentir satisfacción en ver dos cosas simultáneamente al mismo nivel. Siempre siente que una debe ser superior a otra. Por tanto, el ego nos hace sentir que somos unos alfeñiques aislados, que nunca nos será posible ser o tener la Conciencia infinita. El ego, finalmente, es limitación. Esta limitación es ignorancia, y la ignorancia es muerte. Así pues, el ego, en última instancia, acaba en muerte. Existen muchos ladrones, pero el peor de todos, sin lugar a dudas, es nuestro ego. Este ladrón puede robarnos toda nuestra divinidad. No solo nuestras experiencias temen a este ego-ladrón, sino que incluso nuestra realización, nuestra realización parcial, tiene miedo de él. Tenemos que cuidarnos mucho del ego-ladrón. Nuestro ego humano quiere hacer algo importante, grande y magnífico, pero esta cosa excepcional no necesariamente es lo que Dios quiere que hagamos. Siempre es hermoso poder hacer grandes cosas, pero quizá Dios no nos ha elegido para hacer eso en particular. Tal vez Dios nos haya elegido para hacer algo insignificante en el mundo externo. A los Ojos de Dios, el mayor devoto es el que ejecuta el deber ordenado por Dios con toda su alma y devoción, por muy insignificante que pueda parecer. Cada ser humano es un hijo elegido de Dios. Asimismo, cada ser humano está destinado a desempeñar un papel significativo en el Juego divino de Dios. Solo cuando Dios ve que una persona en particular desempeña el papel que Él escogió para ella, estará colmado de Orgullo divino. Nuestro ego tratará de lograr y realizar grandes cosas, pero a los Ojos de Dios jamás podemos ser grandes mientras no hagamos lo que Dios quiere que hagamos. El ego humano ordinario siente que lo ha logrado todo y lo sabe todo. Esto me recuerda a una fábula que Swami Vivekananda contó en el Parlamento de las Religiones de Chicago en 1893. Se llama «La rana en el pozo». Sucedió que una rana nació y creció en un pozo. Un día, una rana del campo saltó dentro del pozo. La primera rana le preguntó: «¿De dónde vienes?». La segunda rana contestó: «Vengo del campo».

«¿Del campo? ¿Cómo es de grande?», dijo la primera rana.

«Oh, es enorme», dijo la segunda.

Entonces, la rana del pozo estiró más y más sus patas y dijo: «¿Así de grande?». «¡No, más grande! ¡Mucho más grande!», dijo la rana del campo.

La otra rana saltó de un lado al otro del pozo y dijo: «Así debe ser de grande la longitud del campo». La segunda rana dijo: «No, el campo es infinitamente más vasto».

«¡Eres una mentirosa!», dijo la primera rana. «Fuera de aquí».

Esto muestra la tendencia de nuestro ego humano. Los grandes Maestros espirituales y sabios hablan de la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad. El principiante que está justo iniciando su vida espiritual preguntará de inmediato: «¿Es la Infinitud un poco más grande que el cielo?». El sabio dirá: «No, la Infinitud es infinitamente más grande que tu imaginación, más grande que tu concepción». Enseguida el sabio es criticado porque el ego nos hace sentir que lo que nosotros hemos realizado nunca puede ser superado por la realización y la experiencia de otros. Al ego no le gusta sentir que otro tiene más capacidad o que otro puede hacer algo que él no puede. En determinado momento, el ego nos hará sentir que no somos nada y en otro momento nos hará sentir que somos todo. Tenemos que ser muy cuidadosos tanto con nuestros sentimientos de importancia como con nuestros sentimientos de insignificancia. Tenemos que decir que, si Dios quiere que seamos nada, con mucho gusto seremos nada, y si Dios quiere que seamos todo, con mucho gusto seremos todo. Tenemos que entregarnos con alegría y sin condiciones a la Voluntad de Dios. Si Él quiere que seamos Sus iguales, lo seremos. Si quiere que seamos Sus esclavos, lo seremos. Si quiere que seamos sus genuinos representantes en la tierra, lo seremos. «Hágase Tu Voluntad»: esta es la mejor oración que podemos ofrecerLe a Dios. En las sinceras profundidades de esta plegaria está la transformación del ego.

Entre la nada y la eternidad

Pobre en acontecimientos,
rica en pretensiones:
mi vida terrenal.
Oscuridad
es mi nombre verdadero.
Totalmente para mí mismo
existo.
No arropo alma alguna
en mi abrazo.
No tengo mentor
digno de mi calibre.
Estoy completamente solo
entre el fracaso
y la frustración.
Soy el hilo rojo
entre la Nada
y la Eternidad.

Pregunta: ¿Cómo puedo conquistar el ego?

Sri Chinmoy: Siente que tu ego es un ladrón que está dentro de ti. ¿Qué haces cuando ves a un ladrón? Lo persigues. Siente que ha entrado un ladrón en ti, en tu habitación de aspiración. Comienza a perseguir a tu ego, el ladrón, temprano en la mañana; al anochecer podrás atraparlo. Si puedes sentir de verdad que tu ego es un ladrón, llegará el día en que podrás atraparlo; tal vez no ocurra enseguida, pero si sabes que algo ha sido robado y has visto al ladrón, seguirás buscándolo. Tu búsqueda está destinada a tener su recompensa algún día. ¿Qué sucederá cuando atrapes al ego? Tu espada de unidad universal lo transformará. El ego es separatividad e individualidad. La separatividad y la individualidad humana no pueden vivir en el mar de la unidad y la universalidad. Si queremos mantener nuestra individualidad separada, nuestra vida terminará en destrucción. Una simple gota, antes de entrar en el océano, dice: «He aquí el poderoso océano, el vasto océano. Cuando entre en él, estaré totalmente perdida; seré totalmente destruida; ¡ya no tendré existencia!». Pero esta es la manera equivocada de pensar. La gota debería ser espiritualmente sabia y debería sentir: «Cuando entre en este inmenso mar, mi existencia se fundirá inseparablemente en él. Entonces podré reivindicar el océano infinito como parte de mí misma». ¿Quién puede negar esto? Cuando la gota entra en el océano, deviene una con el océano; deviene en el océano mismo. ¿Podemos separar en ese momento la conciencia de la gota de la conciencia de todo el vasto océano? El ego humano nos está molestando constantemente; pero si tenemos el ego divino que nos hace sentir: «Soy el hijo de Dios, soy la hija de Dios», no tenderemos a separar nuestra existencia del resto de la creación de Dios. Dios es Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente. Si Él es todo, si Él está en todas partes y yo soy Su hijo, ¿cómo puedo limitarme a un lugar en particular? Este ego divino u orgullo divino es absolutamente necesario. «No puedo regodearme en los placeres de la ignorancia. Soy el hijo de Dios. Realizarlo, descubrirlo en mí mismo y en todos es mi derecho de nacimiento. Él es mi Padre. Si Él puede ser tan divino, ¿qué está fallando en mí? Yo he venido de Él, del Absoluto, del Supremo; por consiguiente, también yo debería ser divino». Esta clase de orgullo divino tiene que salir al frente. El ego ordinario que constantemente nos ata tiene que ser transformado. El ego divino, el orgullo divino que reclama el universo como su propio bien, debería ser nuestra única elección. El ego trata solo con la persona y sus posesiones. Si tratamos con la Conciencia universal, nos volvemos el universo entero. En esta conciencia no actuamos como un pequeño individuo que solo puede reivindicarse a sí mismo y sentir: «Esta es mi propiedad. Esta es mi capacidad. Este es mi logro». No, en ese momento diremos: «Todos los logros son míos. No hay nada que no pueda reivindicar como mío». En la vida espiritual, la manera más fácil de conquistar el ego es ofrecer diariamente nuestra gratitud a Dios durante cinco minutos. Entonces, sentirás que dentro de ti está creciendo una dulce, fragante y hermosa flor. Es la flor de la humildad. Cuando Le ofreces a Dios tu gratitud, Él te ofrece algo sumamente hermoso, que es la humildad. Una vez que ha visto la flor de la humildad, el ego desaparece, porque siente que puede llegar a convertirse en algo mejor: la unidad universal. Cuanto más damos, más apreciados somos. Piensa en un árbol que crece. El árbol tiene flores, frutos, hojas, ramas y tronco. Pero su satisfacción real no la recibe por la capacidad que posee sino por ofrecer esa capacidad. Solo al ofrecerse obtiene satisfacción. Cuando ofrece sus frutos al mundo, se inclina con suma humildad. Cuando ofrece sombra o protección, la ofrece para todos, sin consideración de riqueza, rango o capacidad. Nosotros también obtenemos satisfacción real por el autofrecimiento, y no por mantener todas las cosas para nuestro propio uso. El ego siempre trata de poseer cosas para sí mismo, pero, cuando trascendemos el ego, tratamos de darlo todo para la Satisfacción de Dios, para la satisfacción del mundo y para la satisfacción de nuestra alma. Al nivel humano, el ego trata de lograr la satisfacción utilizando las cosas para su propio fin. En la vida espiritual, trascendemos el ego humano y utilizamos entonces esas cosas para un propósito divino, para la satisfacción del mundo entero.

Pregunta: Siento que siempre estoy compitiendo con los demás. ¿Cómo puedo superarlo?

Sri Chinmoy: Trata de sentir tu unidad con todo el mundo. Al hacerlo, expandirás inmediatamente tu conciencia. Cuando alguien hace algo bien, enseguida tienes que sentir que eres tú quien lo ha hecho. Esa persona debería hacer lo mismo cuando tú haces algo significativo. Siempre que cualquier individuo hace algo muy bien, los demás tienen que sentir que es la inspiración y aspiración consciente de ellos lo que ha capacitado a ese individuo para lograr este éxito. Si tenemos siempre una actitud de trabajo en equipo, podremos conquistar el ego. Pero el ego competitivo no debería confundirse con el orgullo divino. A veces sentimos: «Soy el hijo de Dios, ¿cómo puedo sen tan malo entonces? ¿Cómo puedo mentir? ¿Cómo puedo ser hipócrita? Soy el instrumento de Dios, ¿cómo puedo hacer esta clase de cosas?». Este es también un tipo de ego, pero no es el ego provocador y destructivo que nos hace querer derrotar a todos por las buenas o por las malas y actuar como los amos del mundo entero con nuestra invencible superioridad. El ego divino proviene de nuestra conciencia divinizada, de nuestra unidad interna con Dios. Si sentimos de un modo divino que somos el instrumento escogido por Dios, no puede haber entonces ego no-divino en nuestra vida. Primero tenemos que sentir esto internamente; luego tenemos que manifestarlo en nuestras acciones. Así pues, siempre que otros hagan algo bueno, siente que eres tú quien lo ha hecho. Esto no es incorrecto en absoluto. No estás engañándote a ti mismo. No pienses: «Oh, no soy yo quien lo ha hecho. Yo no me llamo tal o cual». Tu nombre es la Conciencia universal. Hay solo un Ser, que es el «Yo» infinito que todo lo abarca. Por lo tanto, cuando cualquier habitante del universo logra algo, si tú puedes sencillamente identificarte con la Conciencia universal, puedes fácilmente, y con toda legitimidad, reivindicar que lo has logrado tú. Mis discípulos consiguen hacer muchas cosas en el plano físico que yo nunca he hecho externamente. Pero siento de inmediato que soy yo quien ha hecho esas cosas, en virtud de mi sincera y total identificación con ellos. Cuando hacen trabajo físico o trabajo mental, logran muchas cosas. En ese momento les reconozco el mérito; les aprecio, les agradezco y les ofrezco la sincera gratitud de mi corazón. Pero en mi ser interno, siento inmediatamente que soy yo quien lo ha hecho con una parte extendida de mi conciencia. Estos son mis hijos espirituales. Naturalmente, todo lo que mis hijos hayan hecho, también es mi logro. Por otra parte, en el nivel espiritual, cuando yo traigo la Paz, la Luz y la Dicha de lo alto, mis hijos tienen todo el derecho a sentir que es con su aspiración consciente como he podido hacer descender esas cosas. No es que no han tenido nada que ver con ello. No son tan solo receptores pasivos. Han de sentir que juntos hemos traído de lo alto esa Paz, Luz y Dicha. El ego viene de la separatividad. Por consiguiente, ¿cómo puede haber algún ego cuando sentimos nuestra verdadera unidad interna? ¿Dónde está la conciencia de «yo», si cuando yo hago algo tú puedes reivindicarlo? ¿Dónde está la conciencia de «tú», si cuando tú haces algo yo puedo reivindicarlo? ¿Dónde está el ego? Se ha ido, se ha desvanecido dentro de nuestro sentimiento de unidad mutuo, divino y universal. Así pues, nuestro ego es conquistado de estas dos maneras. En el momento en que nos identificamos con otros seres humanos, sentimos nuestra unidad con ellos y el espíritu competitivo desaparece de nuestra vida. No puede haber ego entonces. Y si podemos sentir que hemos venido de Dios, que estamos en Dios, que somos para Dios y que somos de Dios, esta es otra manera de conquistar el ego humano y transformarlo en orgullo divino.

Pregunta: Una vez que el ego humano es trascendido ¿es posible caer de nuevo en el egocentrismo?

Sri Chinmoy: No. Una vez que el ego humano es trascendido, nunca se vuelve a caer en él. Solo cuando se ha producido una superación parcial del ego humano, puede uno recaer en el egocentrismo. Una vez que el estudiante aprueba el examen, jamás fracasará en dicho examen; no tendrá que sentarse a hacerlo de nuevo.

Pregunta: Entiendo que, como preparación para la realización, es necesario que el ego muera.

Sri Chinmoy: Si el ego muere o se extingue, no conseguimos nada con ello. Solo si transformamos el ego sacamos algún provecho. Tratar de matar el ego es como quitarle la vida a un animal. Esto no es lo que se debe hacer. Debemos domesticar el ego. El ego dice: «Yo, mío, mi marido, mi mujer, mis hijos, etcétera». Ese ego está atando. Pero si decimos: «Estoy en todas partes, soy universal, soy el hijo de Dios», este tipo de sentimiento nos libera. Procura expandirte; cuanto más expandas tu conciencia, más amplia será tu visión. Tu conciencia limitada es tu ego, pero cuando es expandida se vuelve universal. Entonces eres totalmente uno con el Origen. Supongamos que tienes un cuchillo. Puedes venir con ese cuchillo y clavármelo, pero si lo usas para cortar una fruta y ofrecerme un trozo, estás haciendo lo correcto. De manera similar, cuando puedes utilizar el ego para un propósito divino, esto transforma su rostro inmediatamente en una realidad colmadora. Incluso cuando tu ego esté sin luz e impuro, empléalo para el servicio a Dios, no lo uses para destruir el mundo. Al servir a Dios, tu ego se purifica y en su purificación completa se produce la expansión de tu conciencia. En la purificación y la transformación del ego está la evolución consciente y la satisfacción verdadera del ser humano. Tienes que saber que nada muere. En la vida espiritual, la muerte significa limitación, nada más. Cuando una pequeña gota entra en el océano, pensamos que queda perdida en su inmensidad y muere. Pero si nos identificamos con la gota y, al mismo tiempo, con el inmenso océano, vemos que la personalidad de la gota no se ha perdido sino que se ha expandido en la vasta Infinitud del océano. Esta es la llamada muerte del ego y de la personalidad humana. Tal vez con nuestros ojos humanos ordinarios lo vemos como una muerte; pero con el ojo de nuestro corazón, con nuestro ojo interno, vemos la diminuta gota transformada en océano infinito.

10.2 - Individualidad divina y unidad

¿Quién es llamado? ¿Quién es elegido?

¿Quién es llamado?
    Solo es llamado
    quien está listo
    para luchar,
    luchar contra la abundante ignorancia.
   
¿Quién es elegido?
    Solo es elegido
    quien quiere
    ganar,
    ganar la Victoria suprema.
   
¿Quién es llamado?
    Solo es llamado
    quien está preparado
    para amar,
    amar al mundo entero.
   
¿Quién es elegido?
    Solo es elegido
    quien abraza,
    quien abraza la vida
    de la unidad universal.

No poder, sino unidad

El hombre tiene innumerables deseos. Cree que cumpliendo sus deseos podrá demostrar ser superior a los demás. Cuando sus deseos no son satisfechos, se maldice a sí mismo; se siente fracasado, desesperado y desamparado. Pero Dios acude a él y le dice: «Hijo mío, no has fracasado. No eres un caso perdido. No estás desamparado. ¿Cómo vas a ser un caso perdido? Yo estoy creciendo en ti con Mi Sueño siempre luminoso y siempre colmador. ¿Cómo vas a estar desamparado? Yo estoy dentro de ti como Poder infinito». Entonces el hombre intenta descubrir algo más, a fin de demostrar su superioridad. Intenta ejercer su poder violentamente, agresivamente. Quiere probar al mundo que es importante. Para probar su eminencia, adopta cualquier medio y su conciencia no lo molesta. Dios, con Su infinita Bondad, acude nuevamente a él y le dice: «Esta es una elección equivocada. No puedes probar al mundo que eres incomparable, único. Lo que realmente ansías de tu superioridad es la alegría, la alegría sin límites. Pero esta alegría ilimitada jamás será tuya, a menos que conozcas el secreto de los secretos. Ese secreto es tu unidad indivisible con cada ser humano sobre la tierra». Luego Dios continúa. Dice que Él es fuerte, Él es feliz y Él está satisfecho precisamente porque Él es totalmente uno con cada ser humano, con el universo entero. Solo cuando uno está totalmente unido con el resto del mundo puede ser verdaderamente feliz. Y esta felicidad hace a un hombre inigualable sobre la tierra. No es el poder lo que nos hace superiores o nos hace sentir que somos invaluables, sino nuestra incomparable unidad con Dios y con el mundo. Los demás no nos necesitan porque tenemos poder; no, los demás necesitan seriamente la unidad de nuestra alma. Somos grandes, más grandes, grandísimos, solo cuando sentimos conscientemente nuestra unidad con el mundo entero.

Pregunta: Me gustaría saber cuáles son las exigencias de mi alma cuando acepto a un Maestro espiritual. ¿Tengo que dar toda mi vida, toda mi inteligencia, todo mi amor?

Sri Chinmoy: Cuando dices «dar», ¿qué quieres decir realmente: dar o abandonar? No tienes que abandonar nada cuando aceptas a un Maestro espiritual; únicamente tienes que sentir que lo que llamas «tú mismo» es otro nombre de tu Maestro. Un sentimiento de indivisible unidad debe establecerse entre la conciencia del Guru y la conciencia del discípulo. Si sientes que estás abandonando algo, tu frustración no tendrá fin. Así como el discípulo no necesita abandonar nada, tampoco le tiene que dar nada al Guru. El discípulo simplemente acude al Guru y entra en el Guru con lo que tiene y con lo que es. ¿Qué tienes? Tienes un alma. ¿Qué eres? Eres el alma. No hay diferencia entre lo que tienes y lo que eres. Si entras en tu Maestro con ese conocimiento, con esa sabiduría, con ese entendimiento, entonces verás, sentirás y te volverás totalmente uno con la existencia de tu Maestro. Cuando el alma del discípulo y la conciencia y el alma del Guru son una, en ese momento no le estás dando nada. Tu logro no es en absoluto distinto de lo que eres. No habrá más diferencia entre los dos que entre tus dedos y tu mano. Por tanto, si estás preguntando lo que un Guru demandará de ti, quisiera decir que es tu alma, que es precisamente lo que tienes y lo que eres. Puedes decir que lo que tienes, tanto tu sabiduría como tu ignorancia, se lo estás dando a tu Guru; pero si ves que estás dentro de tu Guru, entonces no hay ningún dar ni tomar. No hay nada que dar ni nada que tomar; solo hay crecimiento dentro del corazón del Guru. Por favor, permanece dentro de tu Guru tanto tiempo como puedas —para siempre—. No hay un tiempo en que el alma de un discípulo debiera separarse de la conciencia de su Maestro. Permanece dentro del Maestro con lo que tienes y con lo que eres —no en el sentido de que le estés dando algo, sino de que os pertenecéis el uno al otro—. Siente que estás creciendo dentro de tu Maestro. No se trata de que tú le des algo y él te dé alguna otra cosa a cambio. Por otra parte, no hay sacrificio alguno en el sentimiento de unidad. Cuando sientes que tú y él sois uno, cuando sientes que ambos tenéis la misma conciencia, la misma existencia, el mismo amor, no puede haber ninguna sensación de sacrificio.

Individualidad y personalidad

La individualidad humana es una personalidad que se tortura a sí misma.
La individualidad divina es una personalidad que se descubre a sí misma.

La persona no tiene que perder su individualidad y personalidad. La persona tiene que sentir y realizar su individualidad divina que lo penetra todo y su personalidad divina que sirve a todos. Cuando nos referimos a la individualidad, vemos enseguida que está compuesta de orgullo, vanidad, deseos, frustraciones, temor, ansiedades, preocupaciones y cosas similares. Este tipo de individualidad puede observarse en nuestra vida cotidiana ordinaria. Pero hay otra clase de individualidad que llamamos individualidad divina. La individualidad divina es totalmente distinta de la individualidad de orgullo, vanidad, ego, deseos terrenales, logros limitados y satisfacción limitada. La individualidad divina es una expresión directa del Divino en nosotros. Dios es uno. Al mismo tiempo, Dios es muchos. Él es uno en Su Conciencia trascendental más elevada. Él es muchos sobre la tierra, en el ámbito de la manifestación. En lo más elevado, Él es unidad. Aquí en la tierra, Él es multiplicidad. Dios es el loto, y posee muchos, muchos pétalos que representan cada uno un aspecto individual de Él Mismo. Él se está manifestando de infinitas maneras y en infinitas formas. Cuando hablamos de personalidad humana, enseguida pensamos en algo que viene de nuestra conciencia física o del cuerpo físico. Una persona, con sus innatas capacidades, tendencias, talentos y todas sus características, forma un tipo de personalidad. Cuando una persona está ante mí, su personalidad se esparce como agua fluyendo sobre una superficie plana. Cuando pensamos en alguien o en algo, enseguida nuestra propia individualidad entra en la personalidad de ese alguien o ese algo. Ahora mismo estoy contigo aquí; pero si mi mente me lleva hacia alguien que está en India, mi propia individualidad se vuelve una inmediatamente con la persona que está allí. He entrado en la persona que ahora está en India, y puedo usar su personalidad en virtud de mi unión con ella. No he perdido mi individualidad, siento que mi individualidad ha sido transformada en una personalidad que penetra en todo y sirve a todo. En cuanto pienso en alguien, mi conciencia impregna a esa persona. Cuando mi conciencia me lleva a una persona, me vuelvo parte integral de ella. Entonces expando allí mi conciencia. Cuando mi conciencia se expande, su conciencia también se expande. Siempre servimos en el momento en que entramos conscientemente en algo distinto de nosotros mismos. En nuestro verdadero Ser, todos somos uno. Pero en nuestro ser externo somos multitud. Entre la «multitud», vemos que uno está sirviendo al otro; y el «otro» puede no tomar parte activa o incluso consciente en el proceso. Por ejemplo, yo estoy ofreciendo aquí una charla. Tal vez sintáis que os estoy sirviendo con mi conocimiento y mi luz espiritual, pero deseo decir que vosotros también estáis sirviendo al Supremo en mí mediante vuestra comunión conmigo y vuestro entendimiento y aprecio de lo que ofrezco. Esto es lo que llamamos la personalidad que sirve a todo. Cuando estamos ante una persona, aun cuando esta no tome una parte activa o dinámica en el intercambio, nuestra presencia misma constituye una parte importante de la conciencia de esa otra persona. Una persona común y corriente no entiende el lenguaje de una flor pero, cuando se para ante la flor, ¿qué sucede realmente? Aprecia su belleza, y la belleza de la flor aprecia su conciencia. Hay un aprecio mutuo, un amor mutuo, un servicio mutuo. Yo te estoy sirviendo con todo lo que soy y todo lo que tengo. Tú me estás sirviendo al hacerte totalmente uno con mi conciencia. Eso es verdadero servicio. En este tipo de servicio no perdemos nuestra individualidad. Mi individualidad permanece dentro de ti, y tu individualidad permanece dentro de mí. Es la extensión de nuestra personalidad bajo la forma de esta individualidad ampliada que el Supremo expresa de infinitas maneras. Aunque una diminuta gota de agua pueda ser considerada una gota individual, cuando se funde en el océano infinito no pierde su llamada individualidad. Al contrario, su individualidad es expandida en una infinita extensión de océano. Cuando miramos al océano, lo vemos como un ser inmenso, una personalidad enorme que contiene billones y billones de seres vivos. Es un ser vivo en sí mismo. La gota, al fundirse en el océano, deviene tan grande como el océano. De la misma manera, cuando entramos con nuestra individualidad en nuestra personalidad divina, vemos que aquella es transformada en la personalidad infinitamente vasta y todo penetrante del Divino. Universalidad no significa ni puede significar la extinción total de la llama individual ascendente en el corazón humano. Al contrario, cuando el individuo se trasciende a sí mismo en el continuo proceso de la universalización, tendrá plena certeza de habitar en los reinos más profundos, más vastos y más elevados de la Luz, la Paz y el Poder, y solo entonces crecerá hasta finalmente convertirse en su propio ser verdadero, su Ser eterno. Sin duda, al principio mismo captará un deplorable conflicto entre individualidad y universalidad. Pero esta aprensión no durará para siempre, puesto que el conflicto mismo es apto a presuponer la inminente posibilidad de un acuerdo muy convincente, una amalgama pura de trascendencia única.

Pregunta: ¿Retendremos la individualidad o la perderemos al realizar a Dios?

Sri Chinmoy: Dios no quiere que desechemos nuestra individualidad, pero la individualidad ordinaria y la individualidad real, divina, son dos cosas diferentes. Dios Mismo es uno y múltiple al mismo tiempo. Él es uno, pero en el ámbito de la manifestación Él ha devenido muchos. Él ha seleccionado a cada persona como Su instrumento; cada alma humana es Su instrumento escogido. Esta clase de individualidad divina que Dios nos ha dado no es la individualidad ordinaria determinada por el ego: «yo soy esto, tú eres aquello». La individualidad de Dios es una manifestación única de Su Realidad. No hay conflicto, no hay envidia, no hay batalla, no hay pelea alguna. Dios Mismo Se está manifestando de una manera singular en ti, en mí y en los demás. Esa clase de individualidad es una expresión única del Divino en Su multiplicidad. Es exactamente igual que los pétalos del loto; cada pétalo tiene su propia belleza y su propia singularidad.

Mis necesidades

Una necesidad fatal:
El susurro de mi tentación.

Una necesidad prometedora:
El susurro de mis plegarias.

Una necesidad fructífera:
El susurro de mi entrega.

Una necesidad colmadora:
El susurro de mi unidad.

XI - EL CAMINO SOLEADO: AMOR, DEVOCIÓN Y ENTREGA / 1 - El amor

Amor humano y amor divino

El amor divino es un florecer de deleite y autoofrecimiento. El amor humano es el retozar de sufrimientos y limitaciones.

El amor es un ave. Cuando la enjaulamos, lo llamamos amor humano. Cuando dejamos que el amor vuele en la conciencia omnipresente, lo llamamos amor divino.

El amor humano ordinario, con sus temores, acusaciones, malentendidos, celos y disputas, es un fuego que nubla su propio resplandor con una cortina de humo. El mismo amor humano, surgiendo del encuentro de dos almas, es una llama pura y radiante. En lugar de humo, emite los rayos de la entrega, el sacrificio, el altruismo, la alegría y la plenitud. El amor humano es a menudo la terrible atracción de cuerpos y nervios; el amor divino es la siempre floreciente afinidad de las almas.

El amor divino es desapego; el amor humano es apego. El desapego es satisfacción real; el apego es sed insaciable.

El amor ascendente, emergiendo de la alegría del alma, es la sonrisa de Dios. El amor descendente, llevando consigo la pasión de los sentidos, es el beso de la muerte.

El amor humano habitualmente se abraza a sí mismo y persiste por sí mismo. El amor divino lo abraza todo y existe por sí mismo. El amor puede ser tan frágil como el vidrio o tan fuerte como la Eternidad, dependiendo de si está basado en el vital o en el Alma. Nuestras emociones superiores, retiradas de sus objetos humanos y ofrecidas a Dios, son convertidas por Su magia en néctar divino. Nuestras emociones inferiores, si no son transmutadas y transformadas, son convertidas en veneno por nuestra propia mano. La desilusión persigue hábilmente al amor vital. La satisfacción consuma divinamente el amor psíquico.

Cuando nuestro ser vital quiere ver algo, tiene que mirar a través de su amor a sí mismo. Cuando nuestro ser psíquico quiere ver algo, lo ve a través del ofrecimiento de sí mismo. El amor humano le dice al amor divino: «No te puedo tolerar». El amor divino le dice al amor humano: «Bueno, ese no es motivo para que yo te abandone».

Pregunta: Creo que el amor, sea humano o divino, es siempre el mismo. ¿No es cierto?

Sri Chinmoy: ¡No! El amor humano y el amor divino son dos cosas completamente diferentes. Si yo te doy quince céntimos y tú me das un dulce, eso se llama amor humano. En el amor divino, tú no esperas que yo te dé mis quince céntimos. Me das el dulce alegremente, por tu propia voluntad. El amor divino es sacrificio, y en este sacrificio estamos cumpliendo la Voluntad de Dios, consciente o inconscientemente. En el amor humano, mostramos el amor del comprador y el vendedor, que es sinónimo de interés propio. Cuidado, no estoy diciendo que los seres humanos no puedan expresar amor divino. Pueden, y a veces lo hacen; pero el amor divino consistente, hoy en día, es raro en los seres humanos.

El amor humano…

El amor humano comienza en el falso deleite y termina en la incierta sabiduría. El amor divino comienza en la infalible sabiduría y termina en el deleite perpetuo.

Si amor significa…

Si el amor significa poseer a alguien o algo, ese no es amor real, no es amor puro. Si amor significa darse uno mismo, devenir uno con todas las cosas y con la humanidad, ese es verdadero amor. El auténtico amor es unidad total con el objeto amado y con el Poseedor del amor. ¿Quién es el Poseedor del amor? Dios. Sin el amor, no podemos llegar a ser uno con Dios. El amor es el vínculo interno, la conexión interna, el eslabón interno entre el hombre y Dios. Siempre debemos dirigirnos a Dios a través del amor. El primer paso es el amor; el segundo paso es la devoción; el tercer paso es la entrega. Comencemos amando a Dios; luego tenemos que consagrarnos a Él únicamente; por último, tenemos que rendirnos a Sus Pies y completarnos. El amor, la devoción y la entrega son las llaves secretas para abrir la Puerta de Dios.

El matrimonio…

El matrimonio está a la merced del amor. A veces el amor se deja atrapar por el matrimonio; a veces no lo hace.

El amor es la singular combinación…

El amor es la singular combinación de la libertad del Cielo y la disciplina de la tierra. En la libertad del Cielo está la emancipación de la tierra. En la disciplina de la tierra está la manifestación del Cielo.

El amor es siempre costoso…

El amor es siempre costoso, ya sea celestial o terrenal.

Pregunta: ¿Cómo podemos aprender a amar a la humanidad, no solo como un todo sino también individualmente, cuando los defectos y malas cualidades de una persona son muy evidentes?

Sri Chinmoy: Cuando ves que los defectos y malas cualidades de una persona son muy evidentes, procura sentir inmediatamente que los defectos y malas cualidades no representan totalmente a esa persona. Su ser real es infinitamente mejor que lo que estás viendo ahora. Por otra parte, si de verdad quieres amar a la humanidad, entonces has de amarla tal y como está ahora; no esperar a que alcance un nivel específico. Si la humanidad tuviera que llegar a ser perfecta antes de que tú pudieras aceptarla, entonces no necesitaría de tu amor, tu afecto y tu interés. Pero ahora mismo, en su estado imperfecto de conciencia, la humanidad necesita de tu amor. Bríndale sin reservas a la humanidad incluso el más insignificante y limitado amor de que dispongas. Esta es la oportunidad dorada. Si pierdes esta oportunidad, tu sufrimiento futuro estará más allá de tu aguante, porque llegará el día en que comprenderás que la imperfección de la humanidad es tu propia imperfección. Tú eres la creación de Dios, así como lo es la humanidad. La humanidad es solo una expresión de tu corazón universal. Puedes y debes amar a la humanidad, no simplemente como una totalidadmiseria sino también específicamente, puesto que a menos y hasta que la humanidad haya realizado su Meta suprema, tu propia perfección divina no será completa.

Tener amor es tener realidad

Tener amor es tener realidad. El amor es realidad expresada y manifestada.

El amor puro

El amor puro y la inenarrable miseria no viven ni pueden vivir juntos. El amor puro es la unidad constante del cuerpo con la inundación de deleite del alma.

Mi definición de amor

Mi definición de amor es la consciente manifestación del hombre de la Luz de Dios.

El amor es sacrificio…

El amor es sacrificio. El sacrificio es florecimiento y condena: florecimiento del alma, condena del ego.

El amor sobrevivirá…

El amor sobrevivirá a la mente destructiva. La devoción sobrevivirá al corazón indeciso. La entrega sobrevivirá a la vida negativa.

El amor

Señor, ¿qué es el amor animal?
El amor animal es instinto bruto.

Señor, ¿qué es el amor humano?
El amor humano es desengaño sorprendente.

Señor, ¿qué es el amor divino?
El amor divino es una experiencia iluminadora.

Señor, ¿qué es el Amor trascendental?
Ah, ese es Mi Amor.
El Amor Trascendental
es
mi plena unidad universal.

Pregunta: ¿Cuál es la relación entre el Amor divino y la Compasión divina?

Sri Chinmoy: El Amor divino es para todo el mundo. Es como el sol. Uno solo tiene que abrir la ventana de su corazón para recibir el Amor divino. La Compasión divina es para los pocos elegidos. La Compasión de Dios es como un imán que atrae al aspirante hacia su meta. Es una poderosa fuerza que guía, empuja y tira constantemente del aspirante y no le permite resbalar en el sendero de la Autorrealización. El Amor divino reconforta y ayuda al aspirante, pero si el aspirante se duerme, el Amor divino no le forzará a despertar y no le obligará a reanudar su viaje. La Compasión divina no es como la compasión humana. De una manera humana, podemos tener compasión y piedad por alguien, pero esta compasión no tiene la fuerza para cambiar a la persona y hacerla correr desde su condición ignorante hacia la Luz. En el caso de la Compasión de Dios, es una fuerza que cambia y transforma al aspirante y lo aleja de cometer errores mayores en su vida espiritual. Si no fuera por la Compasión de Dios, ninguno de mis discípulos estaría hollando el sendero de la Autorrealización. Esta Compasión es la que los previene de cometer errores serios y salirse del camino. La Compasión de Dios llega a los discípulos a través de la Gracia de su Maestro. Cuando Dios muestra Su Compasión a través del Maestro espiritual, espera que el buscador vendrá inmediatamente cerca, muy cerca, cerquísima de Él. A través de solo la Compasión, el discípulo puede devenir lo más cercano a Dios. El Amor puede muchas veces ser malentendido. Si uno muestra amor, la gente puede creer que hay algún motivo detrás. Piensan: «Está demostrándome más amor, por lo tanto quiere algún favor añadido». En el sentimiento de amor entre el Guru y el discípulo, el discípulo puede ser un cincuenta por ciento amoroso y el Guru puede ser un cincuenta por ciento amoroso. Pero en la Compasión, el Guru puede estar ofreciendo el noventa y nueve por ciento y el discípulo el uno por ciento, y aún con este uno por ciento, el discípulo está tratando de entrar en el campo de ignorancia. Cuando la Compasión viene, vuela como una flecha y desgarra el velo de la ignorancia. El amor puede quedarse incluso con la ignorancia, pero la Compasión no lo hará. La Compasión ha de tener éxito; de lo contrario será retirada. Se quedará unos segundos, unos minutos o unos pocos años; pero tiene que enviar un informe a la Autoridad más elevada y decir si ha tenido éxito o no. Finalmente, llega un momento en que la Autoridad más elevada dice: «Es un desierto estéril. Regresa». Entonces la Compasión ha de volar de regreso a la Autoridad más elevada, el Supremo. Un Maestro espiritual genuino trata de aproximarse a sus discípulos con un amor purísimo, níveo. Pero a menudo fracasa porque su amor no obtiene respuesta alguna. Entonces cambia su política y lo intenta con la Compasión. Nuevamente, a menudo su Compasión es rechazada o mal comprendida, hasta el extremo de ser de hecho desperdiciada y maltratada. La gente atribuye motivos al Amor purísimo y a la Compasión purísima del Maestro. Cuando el Maestro aprecia a alguien, esa persona duda de sus motivos. «¿Cómo puede ser tan bueno el Maestro? ¿Cómo puede ser tan agradable? Tal vez quiere algo más, algo importante, de mí». Con su Amor ha fallado y con su Compasión ha fallado. ¿Qué le queda? ¡La inevitable severidad! El Amor todavía continuará y la Compasión continuará, pero junto con estas dos cualidades divinas, el Maestro añade la estricta disciplina interna y externa. Finalmente, si fracasa en ver disciplina interna y externa en la vida de un aspirante, se ve obligado a decirle al aspirante que su sendero no es para él. Su misión puede crecer y colmarse únicamente en virtud de la verdadera devoción interna y el servicio desinteresado y dedicado del aspirante.

Pregunta: No entiendo por qué el Amor de Dios no entra en mí incluso aunque mantengo las puertas cerradas.

Sri Chinmoy: Si el Amor de Dios entra en ti cuando no estás receptivo, lo verás como un elemento extraño. No lo apreciarás o no te importará. Si alguien pone ante ti la comida más deliciosa, pero tú no la aprecias, ¿por qué habría de traértela? Será una pérdida de tiempo; la rechazarás y sentirás que no tiene ningún valor.

Una persona no aspirante, una persona deseosa, se recreará en el placer de la ignorancia. ¿Es el deber ineludible de Dios descender y ofrecer Su Paz, Su Luz y Su Dicha infinitas a este tipo de persona? ¡No! Pero si alguien implora y se esfuerza por conseguir un ápice de Paz, Luz y Dicha, entonces Dios sentirá que esta persona lo merece. Sabemos cómo llorar en todo momento. Lloramos por las cosas que nos abandonan y nos defraudan; por el ego y sus hijos: el temor, la duda, la ansiedad y la preocupación. Lloramos por el nombre y la fama, por el dinero, la riqueza y las posesiones; pero no lloramos por Dios, por Su Luz y Su Deleite. No lloramos por lo que se supone que tenemos que llorar; no lloramos por la riqueza que todos tuvimos una vez. No podemos simplemente jugar con la Verdad eterna y la Realidad más elevada; tenemos que valorarlas también. En este mundo, cuando valoramos algo, trabajamos muy duro para conseguirlo. Si no trabajamos duro, no conseguimos nada. Si no valoramos la sabiduría, ¿aparecerá la sabiduría sobre nosotros? Únicamente cuando hemos trabajado duro por ella, la sabiduría aparecerá. Por todo lo que conseguimos tenemos que ofrecer algo de nosotros; pero vemos que lo que damos es casi nada comparado con lo que conseguimos. Tardamos un segundo en abrir la puerta, y la persona que entra —el Invitado Eterno— nos trae la Eternidad. Pero si no nos tomamos la molestia de abrir la puerta, ¿por qué iba a venir? No Le daríamos el valor que se merece; sentiríamos que nos está trayendo cosas inútiles y que no necesitamos. En la vida espiritual tenemos que valorar en todo momento la Paz, la Luz y la Dicha, e implorar por ellas. Solo entonces podemos esperar obtenerlas de Dios; de lo contrario, aunque Él nos traiga Paz, Luz y Dicha en abundancia, diremos que no las necesitamos. Sentiremos la Gracia de Dios actuando a través de nuestra plegaria y meditación, pero no querremos aceptarla. Si no apreciamos lo que Dios nos da, Dios no se enfada con nosotros; sencillamente espera a que estemos listos para recibir Su Riqueza interna.

Cuando seguimos el camino del amor…

Cuando seguimos el sendero del amor, vemos que Dios es queridísimo para nosotros, no porque es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, sino porque es todo Amor. Un niño siente que su padre es queridísimo para él precisamente porque siente que en su interior su padre es todo amor. No le importa saber lo grande que es su padre, si es magistrado, abogado o presidente. Simplemente porque su padre es todo amor hacia él, su padre es lo que más quiere. Del modo similar, con amor, podemos acercarnos de forma muy exitosa y convincente a Dios, nuestro Padre eterno.

Es aquí, sobre la tierra…

Es aquí, en la tierra, donde oiremos el mensaje de la flauta de la Infinitud, que conmueve el alma. No tenemos que ir al Cielo; no tenemos que ir a ningún otra esfera de conciencia. Justo aquí, aquí y ahora, podemos oír el mensaje de la liberación, la iluminación y la plenitud divina, si seguimos la enseñanza interna, que es el amor divino: amor por el bien del amor, amor por el bien de Dios.

La vida divina…

La Vida Divina no es algo muy alejado aquí en la tierra. La plenitud de la Divinidad aquí en la Tierra no puede permanecer a una gran distancia, si conocemos el secreto de los secretos. Y ese secreto consiste en crecer hacia el amor divino, donde el amante y el Amado devienen uno, la creación y el Creador devienen uno, lo finito y lo Infinito devienen uno.

11.2 - La devoción

Devoción a Dios

La devoción es la sumisión completa de la voluntad individual a la Voluntad divina. La devoción es adoración. La adoración es el deleite espontáneo que surge desde el corazón. ¿Quién puede ser el objeto de nuestra adoración? Dios. ¿Cómo podemos adorarlo? A través de la entrega de nosotros mismos. El hombre ama. Espera amor a cambio. El devoto ama. Pero ama a los seres humanos por amor a su dulce Señor que habita en todo. Su amor respira en la humildad, la alegría espontánea y el servicio desinteresado. La devoción es el aspecto femenino del amor. Es dulce, energizadora y completa.

Un devoto ve un círculo que es Dios. Entra en el círculo con el clamor de su alma y en silencio se sitúa en el centro del círculo y se convierte en un árbol de éxtasis. Un niño no se preocupa por saber lo que su madre es; tan solo quiere tener ante él la constante presencia amorosa de su madre. Similar es el sentimiento del devoto por su Señor. Muchos se adelantan para ayudarle en el viaje de su vida; pero a él no le interesa su ayuda. La Gracia de Dios es su única ayuda y su único refugio. Las torturas del infierno son demasiado débiles para atormentarlo cuando él está con su Señor. Su vida en el infierno es una vida de bienaventuranza perfecta. Sus sufrimientos y tribulaciones en el Cielo no conocen límites si él está allí sin su Señor al lado. La devoción es una emoción que conmueve el alma. Permea dinámicamente toda la conciencia del devoto. La devoción es acción. Esta acción siempre está inspirada por el ser interno del devoto. La devoción trae renuncia. La verdadera renuncia no es nunca una vida de aislamiento. La renuncia es una completa aversión por la vida animal de la carne. Es además una ausencia total del ego. Una vida de verdadera renuncia es una vida que vive en el mundo pero no obtiene sus valores del mundo. La devoción es dedicación. La dedicación le da al devoto su plenitud personal. La plenitud personal es la Infinitud de Dios.

A diferencia de otros, un devoto siente sinceramente que no posee otra cosa más que su deseo de Dios. Ese deseo es su joya. La Gracia es la joya de Dios. Ofreciendo su joya a Dios, el devoto enlaza a Dios. Dando Su joya a Su devoto, Dios libera y colma a Su devoto. La devoción es nuestra dulzura interna. La devoción es nuestra intensidad divina. La devoción es nuestro dinamismo supremo. Dios ama nuestra dulzura blanca como la nieve. Dios aprecia nuestra intensidad divina. Dios admira nuestro dinamismo supremo. Un corazón de devoción es más puro que la más pura llama. Un corazón de devoción es más veloz que el más rápido ciervo. Un corazón de devoción es más sabio que el mas docto sabio. La permanencia ferviente de la pureza vive en la devoción. La certidumbre veraz de la velocidad vive en la devoción. La iluminación fructífera de la sabiduría vive en la devoción.

Pregunta: ¿Qué es la devoción? ¿Simplemente un deseo de hacer todo lo posible por tu propio Guru?

Sri Chinmoy: Para un discípulo, la devoción significa su unidad, purificada, simplificada, intensificada, devota, consagrada, consciente y constante con su Guru. El discípulo debe sentir que el Guru es el imán espiritual que tira de él constantemente hacia la Luz infinita del Supremo. Devoción no significa simplemente el deseo de hacer todo lo posible por el propio Guru. La devoción es algo infinitamente más profundo que el deseo. La devoción es el conocimiento consciente de la Luz en funcionamiento. En esta Luz, el aspirante descubrirá que cuando hace algo por el Guru o el Guru le pide que haga algo por él, ya le ha sido dada por el Guru más capacidad que la necesaria. Las manifestaciones de la devoción son la sencillez, la sinceridad, la espontaneidad, la belleza y la pureza. Las manifestaciones de la devoción son el sentimiento dedicado e intenso de uno por su propio objeto de adoración y la propia unidad consagrada de uno con el Piloto Interno.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la devoción y la entrega?

Sri Chinmoy: En la devoción de un buscador hay una especie de dar y recibir. El buscador dice: «Te dedico mi vida entera, pero tienes que darme la realización interna, la iluminación o alguna otra cosa». Este es un autofrecimiento condicional.

Después de la devoción viene la fase que podemos llamar de amor desinteresado. El amor desinteresado es cuando amamos y no nos preocupamos por recibir nada a cambio; devenimos uno con el objeto de nuestra adoración. En este amor hay un sutil sentimiento de que el Amado nos va a dar la mejor fruta porque no Lo molestaremos con tontos problemas emocionales o deseos, con «dame esto» o «dame aquello». En el amor desinteresado, el deseo o la demanda se han suprimido. El buscador sabe que el Supremo le dará algo bonito, algo que vale la pena poseer; él no tiene que pedir nada. Este es el amor desinteresado. La entrega es la última fase. En la entrega, sentimos la absoluta aceptación del Divino y del Supremo. Si entregamos totalmente nuestra vida y decimos: «Dios, pongo mi vida enteramente a Tus Pies», entonces toda nuestra existencia entra en Dios. Dios es Omnisciente, Dios es Omnipotente, Dios es Infinito, por lo tanto nuestra entrega deviene inmediatamente el Omnisciente, el Omnipotente y el Infinito. La entrega es la vía más rápida hacia la unidad con Dios. Si sencillamente nos lanzamos al océano de Paz y Dicha, llegaremos a ser uno con Dios. En la entrega decimos: «No importa lo que Dios quiera darme, no importa lo que Él quiera hacer de mi vida, estoy preparado. Me entrego plenamente con mi respirar mismo, con mi existencia misma. Incluso si Dios no quiere mi ayuda, mi respirar y mi existencia, seré feliz». En ese momento, el discípulo únicamente quiere la Voluntad de Dios, el Supremo. Esta es la entrega verdadera. Es muy fácil decir: «Hágase Tu Voluntad». Pero cuando lo decimos, tenemos que identificarnos con la Voluntad de Dios. ¿Cómo? Mediante la entrega. Si nos entregamos realmente, nos volvemos uno con la Voluntad de Dios. En la vida espiritual, no puede haber logro mejor ni arma más poderosa que la entrega.

Devoción

Cuando amas
con devoción,
eres divinamente grande.

Cuando te entregas
con devoción,
eres divinamente bueno.

Cuando rezas
con devoción,
eres supremamente grande.

Cuando meditas
con devoción,
eres supremamente bueno.

Devoción, devoción, devoción.

11.3 - La entrega

La fuerza de la entrega

El mundo actual quiere individualidad; demanda libertad. Pero la individualidad y la libertad genuinas solo pueden respirar en lo Divino.

La individualidad humana grita en la oscuridad. La libertad terrenal clama en los desiertos de la vida. Pero la entrega absoluta canta universalmente el canto de la individualidad y la libertad divinas en el Regazo del Supremo. La entrega es el incansable respirar del alma en el Corazón de Dios.

En la entrega descubrimos el poder espiritual a través del cual podemos llegar a ser no solo los visionarios sino también los poseedores de la Verdad. Si podemos entregarnos en absoluto silencio, nosotros mismos llegaremos a ser la realidad de lo real, la vida de lo viviente, el centro de verdadero amor, paz y dicha.

Un niño encantador atrae nuestra atención. Lo amamos porque conquista nuestro corazón. ¿Pero le pedimos algo a cambio? ¡No! Lo amamos porque es objeto de amor; es adorable. Del mismo modo podemos y deberíamos amar a Dios, puesto que Él es el Ser más adorable. El amor espontáneo por el Divino es la entrega, y esta entrega es el mayor regalo en la vida. Porque cuando nos entregamos, el Divino nos da al instante infinitamente más de lo que nunca hubiéramos soñado pedir.

La entrega es un milagro espiritual. Nos enseña a ver a Dios con los ojos cerrados, a hablar con Él con la boca cerrada. El temor entra en nuestro ser únicamente cuando retiramos nuestra entrega del Absoluto. La entrega es un desenvolvimiento. Es el desenvolvimiento de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón en el sol de Plenitud divina que hay dentro de nosotros. La entrega a este sol interno es el mayor triunfo de la vida. El sabueso del fracaso no puede alcanzarnos cuando nos hallamos en ese sol. El príncipe del mal no consigue tocarnos cuando hemos realizado y establecido nuestra unidad con ese sol eternamente donador de vida. La entrega sabe que hay una Mano guiadora y siente que esta Mano guiadora siempre está presente. Puede que esta Mano golpee o bendiga al aspirante, pero el aspirante entregado ha descubierto la verdad de que cualquier cosa que provenga del Supremo es siempre productiva de bondad y luz. En la vida, quizá todo nos falle, pero no la entrega. La entrega tiene acceso libre a la Omnipotencia de Dios. De ahí que el sendero de la entrega sea la perfecta perfección de la protección. La entrega tiene la fuerza para encontrarse con el Absoluto y quedarse y jugar con Él eternamente. Puede ser que Dios juegue a veces al escondite con las otras cualidades divinas del hombre, pero nunca con la entrega genuina de Su devoto. La entrega interna transforma la vida en un progreso infinito. Le otorga a la vida la profunda seguridad de que vive en Dios y solo en Dios. La entrega es el alma del cuerpo del devoto. La entrega es la plenitud sin par de la vida del devoto. La entrega lo lleva al Origen. Cuando se halla en el Origen, se convierte en Lo Más Elevado y revela Lo Más Profundo. La individualidad odia la entrega. La entrega ilumina la individualidad. La individualidad es voluntad propia. La voluntad propia es amor propio. La entrega es Voluntad de Dios. La Voluntad de Dios es Amor de Dios. La Gracia todo colmadora de Dios únicamente desciende cuando la entrega incondicional del hombre asciende.

Nuestra entrega es algo sumamente precioso, solo Dios la merece. Podemos ofrecer nuestra entrega a otro individuo, pero solo a efectos de realizar a Dios. Si ese individuo ha alcanzado su Meta, puede ayudarnos en nuestro viaje espiritual. Sin embargo, si nos ofrecemos a una persona simplemente para satisfacerla, estamos cometiendo un error monumental. Lo que deberíamos hacer es ofrecernos sin reservas al Señor en esa persona. Toda acción nuestra debería ser para complacer a Dios y no para ganar el aplauso. Nuestras acciones son demasiado secretas y sagradas como para exponerlas ante los demás. Están hechas para nuestro progreso, logro y realización. No hay límite para nuestra entrega. Cuanto más nos entregamos, más debemos entregarnos. Dios nos ha dado esa capacidad. Él pide de nosotros la manifestación en función de nuestra capacidad. Dios jamás ha requerido y jamás requerirá la manifestación que este por encima de nuestra capacidad. En la completa y absoluta entrega del hombre está su realización: su realización del Ser, su realización de Dios el Infinito.

La entrega es la devoción más pura

La entrega es la devoción más pura que ve a través del ojo de la intuición. La entrega es libertad, libertad perpetua, pues siempre permanece con Dios, en Dios y para Dios.

El ojo de la entrega no ve el rostro de las fuerzas hostiles. Ve siempre el Rostro de la Compasión, la Protección y la Divinidad de Dios. La vida de entrega resuena divinamente veraz; está siempre llena de inspiración duradera, aspiración reveladora y realización trascendente. La entrega es la sabiduría que ve y deviene la Verdad. La entrega no desea otra cosa que Dios. La entrega obtiene la esencia misma de Dios. Nada es tan práctico como la entrega, puesto que conoce el secreto supremo de que ofrecerse a Dios íntegramente es poseer a Dios absolutamente.

La entrega se aferra a Dios…

La entrega se aferra a Dios con todo el poder del alma. La entrega se aferra a Dios con todo el amor del corazón. La entrega se aferra a Dios con toda la voluntad de la mente. La entrega se aferra a Dios con toda la energía dinámica del vital. La entrega se aferra a Dios con todas las emociones blancas como nieve del cuerpo.

Pregunta: ¿Por qué se me hace tan difícil entregarme a mi vida interna?

Sri Chinmoy: Constantemente te sometes a cosas terrenales — el ruido, los semáforos, el gobierno—. Sientes que estás totalmente perdido si no te sometes a esas cosas, mientras que si lo haces, al menos puedes mantener tu existencia en la tierra. Sientes que tienes que ser inteligente para permanecer sobre la tierra, que tienes que hacer algún tipo de compromiso entre tus deseos y el mundo que ves realmente a tu alrededor. Por tanto, todo lo que la tierra te da, incluso cuando es una forma de tortura, sientes que tienes que aceptarlo. Si quieres llevar una vida aspirante, tienes que tener este mismo tipo de sentimiento hacia las cosas espirituales. Tienes que sentir que si no rezas, si no meditas, estarás totalmente perdido; si no imploras, si no te entregas a la divinidad superior, tu existencia entera no tendrá valor alguno. Tienes que sentir que sin la guía interna estás totalmente indefenso y perdido. Y esta guía interna solo viene cuando realmente quieres someter tu ignorancia a la Luz en tu interior. Hay millones y billones de personas en la tierra que no están rezando ni meditando, pero aun así existen, aunque quizá estén viviendo una vida animal. Pero si tú sientes que no basta con solo mantener tu existencia en la tierra, si sientes que tu existencia debería tener algún significado, algún propósito, algún cumplimiento, entonces tienes que ir a la vida interna, la vida espiritual. Si ves que únicamente la vida interna puede ofrecerte Paz, Luz y Dicha, naturalmente entonces te entregarás a la vida interna. Así pues, las personas aspirantes tratarán de ir más allá de las circunstancias y de los acontecimientos terrenales y se entregarán a su divinidad interna. Esta no es la sumisión del esclavo al amo; no es una sumisión indefensa. En este caso uno entrega sus imperfecciones, limitaciones, ataduras e ignorancia a su Ser más elevado, el cual está rebosante de Paz, Luz y Dicha.

Pregunta: ¿Es la entrega algo pasivo?

Sri Chinmoy: Hay una gran diferencia entre la entrega que resulta de la desidia o de la total impotencia y la entrega dinámica que está cargada de aspiración. Si por pereza o impotencia decimos: «Me rindo. No quiero hacer nada», no es suficiente. Nuestra entrega ha de ser dinámica, aspirando constantemente a crecer hasta convertirse o fundirse en lo Infinito. Nuestra entrega ha de hacerse de forma consciente y espontánea. Cuando nos entregamos de forma consciente y espontánea a la Verdad, la Paz, la Luz y la Dicha infinita, devenimos en un canal perfecto para que estas cualidades se manifiesten en y a través de nosotros sobre la tierra. En occidente, la entrega ha sido muy mal interpretada; la entrega es vista aquí como una sumisión a algo o a alguien. Es vista como una pérdida de individualidad, como una extinción de la individualidad. ¿Dónde queda entonces la cuestión de un canal perfecto? Esta visión de la entrega espiritual es un error. Si queremos realmente ser uno con lo infinito Último, lo Ilimitado, tenemos que entrar en ello. Cuando entramos en lo Último, no perdemos nuestra denominada pequeña individualidad. Por el contrario, devenimos en lo Infinito mismo. En virtud de nuestra unidad total, lo Infinito y nosotros nos volvemos indivisibles.

Pregunta: ¿Podría explicar la diferencia entre dependencia y entrega?

Sri Chinmoy: En la entrega real sentimos que nuestra parte más oscura se está rindiendo a nuestra parte más brillante; nuestra parte apagada se está rindiendo a nuestra parte plenamente iluminada. Digamos que mis pies están en la oscuridad y mi cabeza está en la luz. Los pies están rindiéndose a la cabeza, sabiendo perfectamente bien que tanto los pies como la cabeza son partes del mismo cuerpo. Esta es la entrega de unidad. Uno se adentra en la entrega sabiendo bien que la parte más brillante es igualmente suya. Tenemos que saber qué clase de dependencia tiene un buscador. Algunas personas son astutas; dependen de un Maestro espiritual o de alguna autoridad superior, pero solo con un motivo tras su dependencia. Sin embargo hay otro tipo de dependencia: la dependencia de un niño. Un niño inocente siente que su padre y su madre harán todo por él. Él se siente impotente. Tiene la sincera convicción interna de que no puede moverse ni un ápice o hacer algo sin la ayuda de su madre, así que consigue la ayuda de su madre. Para tener verdadera dependencia, uno tiene que sentir que sin la divina Gracia del Supremo está desesperado. Esta clase de dependencia nos ayuda inmensamente. Algunos de mis discípulos sienten que si me abandonan tan siquiera un día, estarán totalmente perdidos, como niños en el desierto. Quienes tienen esa clase de sentimiento sincero harán un progreso real. Son dependientes, pero no son como mendigos. Dependen de la luz superior. Cuando dependen de mí, sienten que están dependiendo de algo superior que les pertenece. Si tenemos libre acceso a ese plano superior y sentimos que el plano superior también es nuestro, naturalmente podemos depender del plano superior. En ese sentido, la dependencia es muy buena. De otro modo, la mayor parte del tiempo las personas mienten cuando dicen que dependen de la Voluntad de Dios o que dependen de la voluntad del Maestro. Diciendo esto solo intentan atraer la atención de otros discípulos. Dicen: «Oh, ¿el Maestro ha dicho que se haga? Entonces lo haremos». Sin embargo, interiormente, doscientas veces han rehusado hacerlo. Exteriormente quizá lo hagan, pero con la mayor desgana interna. Por tanto, este tipo de dependencia no es buena para nada. Si tu dependencia es absolutamente sincera, si sientes que sin la ayuda del Supremo no puedes respirar, eso es entrega. Cuando inhalas, dependes de tu aliento de vida. Si tu aliento de vida desaparece, no existes. De un modo similar, si puedes sentir que estás dependiendo totalmente de la Voluntad del Supremo, la cual es mucho más importante que tu aliento de vida, esta dependencia es verdadera entrega.

Ondearé sólo el estandarte de Tu victoria

Rendiré a Tus Pies mi pequeño «yo».
Aceptaré en mi sueño Tu gran «Yo».
Veré las olas de Paz en Tus Ojos.
Te enlazaré con mi dulce despertar.
Oh Belleza Suprema, en mi vida y en mi muerte
ondearé sólo el Estandarte de Tu Victoria.

La necesidad de la entrega

Llega un momento en nuestra vida espiritual en que nos damos cuenta de que no estamos satisfechos con lo que tenemos, ya sea riqueza material o riqueza interna; o no estamos satisfechos con lo que somos. En ese momento es cuando estamos preparados para la entrega. ¿Cómo entregarse? Muy fácil. Cuando sintamos la necesidad de la entrega, los medios vendrán automáticamente. Si estamos desesperadamente necesitados de la entrega, si sentimos la urgencia interna del alma, si nuestro ser entero quiere entregarse a la Voluntad de Dios, automáticamente se nos dará más que la necesaria capacidad, seguridad, compasión y luz desde arriba y desde adentro. Cuando nos entregamos, vaciamos toda nuestra impureza en Dios y Él la reemplaza con Su Pureza y Su Divinidad. La entrega a la Voluntad de Dios depende enteramente de nuestra necesidad. Si sentimos que nuestra vida no tiene significado alguno, que no estaremos satisfechos o colmados sin entregar nuestra existencia terrenal a la Voluntad de Dios, entonces la entrega será posible para nosotros. Dios nunca nos puede obligar a entregarnos; somos nosotros quienes tenemos que sentir la necesidad de amar a Dios y dedicarnos a Dios en cada instante. Comenzamos con el amor. Incluso en la vida ordinaria, cuando amamos a alguien, le dedicamos con mucho gusto nuestra vida y nuestro ser entero. En la vida espiritual también, si realmente amamos a Dios, Él cual es todo Luz y Sabiduría infinita, entonces hemos de dedicarnos a Él. Así pues, el amor y la devoción deben ir siempre juntos. Cuando nos dedicamos a Dios, tal vez tengamos la ambición o el anhelo de obtener la Verdad de un modo personal. Algunos dirán al Supremo: «Estoy haciendo esto por Ti; he consagrado toda mi vida a Ti y espero que me des algo a cambio». Esto es bastante natural pero, desde el punto de vista espiritual más elevado, no es correcto. Otros dirán: «Le daré a Dios lo que tengo y lo que soy. Si Dios no gusta de mí o no me quiere, puede no darme nada; es Él quien decide. Mi deber es servirle con lo que tengo y con lo que soy; Su Deber es darme o no darme, utilizarme o no utilizarme». Un buscador real procurará complacer a Dios a la propia Manera de Dios. La entrega espiritual es nuestra unidad absoluta con nuestra parte más elevada, con el Supremo. No nos entregamos a alguien más que a nosotros mismos. ¡No! Cuando nuestro Maestro se para ante nosotros y se inclina, ¿ante quién está inclinándose? Se inclina al Supremo en nosotros. Y cuando nosotros nos inclinamos al Maestro juntando las palmas de las manos, nos estamos inclinando al Supremo en él. Lo Más Alto en él y lo Más Alto en nosotros nunca pueden ser dos cosas diferentes: son lo mismo. Nuestro camino del amor, la devoción y la entrega nos conducirá a la misma meta que el sendero de jnana, la sabiduría. Pero sentimos que el sendero del amor es más fácil. La misma palabra «Dios» conquista nuestro corazón, no porque Dios tiene infinito Poder, sino sencillamente porque Dios es todo Amor. Dios es lo más poderoso en la tierra. Pero nuestra naturaleza humana es tan débil que si nos concentramos en Dios como Poder infinito, no podremos aproximarnos a Él. Si decimos: «Dios», e inmediatamente sentimos que Él es todo Amor, Amor infinito, hacemos lo correcto; Su Amor es Su Poder. Aproximarnos a Dios a través del Amor, es la vía más fácil y más rápida.

Pregunta: ¿Cómo podemos entregarnos al Supremo?

Sri Chinmoy: Digamos que de niño, cuando tenías unos tres años, siempre solías hacer caso a tu madre. Ahora tal vez no le haces caso siempre; pero cuando eras un niño había cosas que tu madre te pedía hacer o no hacer. ¿Hiciste mal entonces al escucharla? No. Tu madre te pedía que no tocaras el fuego y tú la creías. Si hubieras tocado el fuego, te habrías quemado la mano. Pero precisamente por ser obediente y entregarte a la voluntad de tu madre, evitaste quemarte. Tienes que tener este mismo tipo de fe en la vida espiritual. Necesitas sentir que tu Maestro espiritual, igual que tu madre, no te decepcionará ni te engañará. Ahora eres un niño, un bebé en la vida espiritual. Tu Maestro espiritual no te engañará; tu Piloto Interno no te engañará. ¡No! La entrega viene únicamente cuando uno tiene fe en el otro, cuando uno tiene más fe en esa otra persona en particular que en sí mismo. También puedes volverte un niño desaprendiendo simplemente. La ignorancia y la oscuridad te han enseñado muchas cosas que ahora tienes que desaprender. Un niño no sabe prácticamente nada; solo sabe amar a su madre y a su padre, y eso es más que todo para el niño. Cada uno tiene que desaprender cosas que la mente le ha enseñado. Por eso, cuando rezamos y meditamos, lo primero que deberíamos hacer es deshacernos de dudas, sospechas y otras cualidades negativas. Si complaces a tus padres cuando ellos quieren que hagas algo, entonces si les pides dinero o alguna otra ayuda material, inmediatamente te la darán. Ellos te lo darán porque tienen mucho más dinero que tú, mucha más capacidad en varias áreas. Pero si no los complaces, no te darán nada. Cuando un niño llega corriendo a su padre con diez céntimos que acaba de encontrar en la calle: «¡Mira, Padre, me he encontrado diez céntimos!», el padre está muy feliz de que su hijo haya venido a él. Su única posesión, su única riqueza, es una moneda de diez céntimos. Con esta moneda, podría haber ido a comprarse una golosina o haberla usado de alguna otra manera, pero no lo hizo. En cambio, fue a la casa a ver a su padre con esta pequeña moneda. Naturalmente, el padre está encantado y le da cincuenta céntimos o un dólar en vez de los diez céntimos. En la vida espiritual también, tú das un poco de aspiración —tus diez céntimos— durante tu oración o meditación a primera hora de la mañana por unos minutos. Entonces, el Maestro espiritual inmediatamente invocará muchas cosas para ti: Paz, Luz, Dicha, Alegría y Deleite. Pero tú tienes que dar una pizca de aspiración durante esos cinco minutos o media hora de meditación por la mañana. Dios nunca estará en deuda contigo. Tú tienes una pequeña capacidad; meditas en Dios unos minutos al día. Cuando Él ve que eres constante en tu meditación, que eres sincero y formal, y que has aceptado la vida espiritual de todo corazón, Dios vierte Su Compasión ilimitada sobre ti en forma de Luz, Deleite y Paz. Así pues, dale a Dios lo que tienes: tu fe de niño y tu llanto interno. Si puedes darle tu llanto interno, y tienes fe implícita en Él, la entrega tendrá automáticamente una presencia preponderante en tu vida de aspiración.

La alegría en la entrega

Cuando un aspirante está totalmente entregado a la Voluntad de Dios, recibirá abundante alegría. Sentirá pleno de alegría su corazón y vivirá en constante alegría. No podrá justificarlo o darle alguna explicación. Temprano en la mañana, nada más levantarse, tendrá un sentimiento o sensación muy dulce. Si toca una pared, recibirá alegría; si toca un espejo, también recibirá alegría. Su propia alegría entra en todo lo que ve. A veces, quizás vea que una sólida pared está llena de alegría; un árbol estará lleno de alegría. Si pasa un taxi, verá una intensa alegría en el conductor, incluso en el vehículo mismo. Su alegría interna entrará en cada persona, en cada objeto; y lo impregnará todo. Si hay entrega total, no puede haber fracaso. La entrega significa la mayor alegría, la alegría más profunda, la alegría más fervorosa, incluso en el supuesto fracaso. El triunfo trae también la misma alegría. Cuando triunfamos en algo, derivamos alegría inmediata de nuestro triunfo. Del mismo modo, si nuestras vidas interna y externa están cargadas con la luz de la entrega, en todo momento obtenemos alegría pura, sin mezclas, de la Fuente más alta. Si tenemos esta clase de alegría interna espontánea, podemos sentir que proviene únicamente de nuestra entrega total al Piloto interno, al Maestro, al Guru, a Dios.

Pregunta: No sé lo que va a sucederme en el futuro y me preocupo mucho por mi destino ¿Está bien eso?

Sri Chinmoy: No, no deberíamos preocuparnos. Deberíamos tener fe implícita en Dios, en nuestro Piloto Interno o en nuestro Maestro espiritual. Tenemos que sentir que Dios no solo sabe lo que es mejor para nosotros, sino que hará lo que es mejor para nosotros. Nos preocupamos porque no sabemos lo que nos va a suceder mañana, o incluso en el próximo minuto. Sentimos que si no hacemos algo por nosotros mismos, ¿quién va a hacerlo entonces? Pero si podemos sentir que hay alguien que piensa en nosotros infinitamente más de lo que nosotros pensamos en nosotros mismos, y si podemos ofrecerle conscientemente nuestra responsabilidad, diciendo: «Sé Tú responsable. Padre Eterno, Madre Eterna, sé Tú responsable de lo que hago, de lo que digo y de lo que llego a ser», entonces nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro se convierten en Su problema. Mientras tratemos de ser responsables de nuestra propia vida, seremos desgraciados. No seremos capaces de utilizar adecuadamente ni siquiera dos minutos de cada veinticuatro horas que tenemos. Cuando podemos sentir que somos instrumentos conscientes de Dios y que Él es el Hacedor, entonces no nos preocuparemos por nuestro destino; no tendremos temor de nuestro destino, puesto que sabremos y sentiremos que se encuentra en las Manos todo amorosas de Dios, el cual lo hará todo en nosotros, a través de nosotros y para nosotros. Ofrezcamos conscientemente nuestra existencia misma —lo que tenemos y lo que somos— a Dios. Lo que tenemos es la aspiración de convertirnos en la imagen misma de Dios, en la Paz, la Luz y la Dicha infinita. Y lo que ahora mismo somos es tan solo ignorancia, el mar de la ignorancia. Si podemos ofrecer nuestro llanto de aspiración y nuestro mar de ignorancia a Dios, nuestro problema está resuelto. No deberíamos, ni necesitamos preocuparnos nunca por nuestro destino. Con la fuerza de nuestra entrega, nos volvemos inseparablemente uno con la Voluntad Cósmica de Dios. La entrega es protección; la entrega es iluminación; la entrega es perfección. Iniciamos nuestro viaje al comienzo mismo de nuestra vida. Entregamos nuestra existencia a nuestros padres y obtenemos protección a cambio. Nos entregamos a su voluntad, a sus consejos y sugerencias, y estamos bien protegidos. Alegría sin límites sentimos en nuestra vida cotidiana cuando somos niños. ¿Por qué? Porque entregamos nuestra voluntad personal, nuestro propio pensar interno a nuestros padres, e inmediatamente recibimos alegría además de protección. En la protección está la alegría y en la alegría está la protección. Más adelante, cuando avanzamos por el camino de la espiritualidad, procuramos escuchar en todo momento los dictados de nuestro ser interno. Cuanta más atención prestamos a nuestro ser interno, mayor es nuestra alegría y más alta nuestra realización. Y después, cuando nuestro plazo se cumple, cuando tenemos que entrar en el otro mundo para descansar brevemente, también nos entregamos. ¿A quién? Al Piloto Interno, al Señor Supremo. Al final de nuestro viaje, entregamos nuestro aliento mismo al Supremo. Entonces, nuevamente obtenemos alegría, alegría perfecta, alegría completa.

Pregunta: ¿Qué supone la entrega del vital y del cuerpo físico? Habiéndonos entregado con el corazón y el alma, ¿cómo podemos ayudar mejor a que los otros miembros recalcitrantes de nuestro ser se entreguen?

Sri Chinmoy: Tras haber entregado el corazón y el alma, si quieres que los miembros recalcitrantes de tu ser —el vital y el cuerpo físico— se entreguen a Dios, puedes hacer dos cosas. Lo primero es hacerles sentir que son tan importantes como el corazón y el alma para el desempeño de tu misión en la tierra. Lo segundo es amenazarlos, diciéndoles que permanecerás en la región del alma y no te preocuparás por su felicidad, su logro y su limitada satisfacción en la tierra. Tu inspiración y aspiración, y tu amenaza de alejamiento, los obligará a tomar una decisión. Muy a menudo, ellos se interesan por la alegría ilimitada, el logro y el cumplimiento, y se identifican consciente y sinceramente con el corazón y el alma. Entonces, devienen parte integrante de la entrega completa.

Cuando el aspirante…

Cuando el aspirante priva implacablemente de alimento a su mente inquisidora y alimenta su entrega suntuosamente, Dios dice: «Ha llegado el momento. Ya vengo».

El mensaje de la entrega

Hoy, Tú me has dado el mensaje de la entrega.
Yo Te he ofrecido la flor misma de mi corazón.
En la oscura noche con lágrimas,
en la desconocida celda-prisión de la ilusión,
en la casa de lo finito,
ya no habitaré más.
Sé que Tú eres mía.
Lo he sabido, Madre,
Oh Reina de lo Eterno.

Pregunta: El nuestro es el camino del amor, la devoción y la entrega. ¿Puede haber unidad con cada una de estas cualidades o la unidad real se da únicamente en la entrega?

Sri Chinmoy: Sucede así: párate frente a un árbol, preferiblemente de noche, y mira su follaje —sus hojas y ramas—. Poco a poco, trata de sentir que eres el árbol —eres las ramas, las hojas y la raíz—. Este es el árbol externo. Luego, imagina por un par de minutos que tienes un árbol dentro de ti. Este árbol solo tiene tres ramas; los nombres de estas ramas son amor, devoción y entrega. Te sentarás en la rama llamada amor, y allí tú y Dios sois absolutamente uno. Después te sentarás en la rama llamada devoción. Mientras estás sentado en la rama-devoción, debes sentir que Dios y tú no solo sois uno, sino que hay un tremendo afecto íntimo y un sentimiento de unidad inseparable entre tú y Dios. Dios consagra Su Luz infinita para tu plenitud y tú consagras tu máxima capacidad, cualquier capacidad que tengas, al cumplimiento de la Voluntad de Dios. En la rama de la devoción tu unidad se vuelve más sólida e intensa. A continuación viene la rama de la entrega. Cuando te sientas en la rama de la entrega, tienes que sentir que la unidad que había en la rama del amor, y la intimidad que sentías en la rama de la devoción vinieron a ti únicamente en virtud de tu entrega implícita a la Voluntad de Dios. Tenías la aspiración de llegar a ser uno con Dios, pero no fue tu aspiración lo que te hizo uno con Él. Dentro de la aspiración tenías la luz de la entrega. «Dios, estoy aspirando, pero me he entregado a Ti y depende de Ti satisfacer mi aspiración o dejarme donde estoy». Esta era tu oración. Cuando te sientas en la rama de la entrega, debes sentir que tu unidad en la rama del amor y tu unidad íntima en la rama de la devoción vinieron debido a la entrega implícita e incondicional que tenías dentro de tu ardiente, ascendente aspiración.

Amor, devoción y entrega

El amor es acción. La devoción es práctica. La entrega es experiencia.

El amor es realización. La devoción es revelación. La entrega es manifestación.

El amor es el significado de la vida. La devoción es el secreto de la vida. La entrega es la Meta de la vida.

En mi amor, veo a Dios la Madre. En mi devoción veo a Dios el Padre. En mi entrega, veo a Dios la Madre y a Dios el Padre juntos en un solo cuerpo. El amor sin devoción es absurdo. La devoción sin entrega es futilidad.

El amor con devoción fue el inicio de mi viaje. La devoción con entrega es el final de mi viaje.

Amo al Supremo porque provengo de Él. Me consagro al Supremo porque deseo regresar a Él. Me entrego al Supremo porque Él vive en mí y yo en Él.

El amor es dulce…

El amor es dulce, la devoción es más dulce, la entrega es lo más dulce.

El amor es dulce. He sentido esta verdad en el amor espontáneo de mi Madre por mí.

La devoción es más dulce. He descubierto esta verdad en la devoción pura de mi Madre a la perfección de mi vida.

La entrega es lo más dulce. He comprendido esta verdad en la entrega constante de mi Madre a la realización de mi alegría.

Asimismo, el amor es poderoso, la devoción es más poderosa, la entrega es lo más poderoso.

El amor es poderoso. Siento esta verdad cuando miro el Rostro de mi Padre.

La devoción es más poderosa. Descubro esta verdad cuando me siento a los Pies de mi Padre.

La entrega es lo más poderoso. Comprendo esta verdad cuando vivo en el respirar de la Voluntad de mi Padre.

La devoción es la intensidad en el amor y la entrega es la plenitud del amor. ¿Por qué amamos? Amamos porque en todo momento nos aprieta el hambre de realizar lo más elevado, de sentir lo más profundo, de ser conscientemente uno con la Verdad, la Luz, la Paz y la Dicha universales y ser completamente colmados.

La entrega a la Voluntad e Dios…

La entrega a la Voluntad de Dios es la realización más elevada de nuestro poder oculto.

XII - DIOS, LA GRACIA Y EL GURU / 1 - Dios y la Gracia divina

Lo finito y lo infinito

Dios es finito e infinito al mismo tiempo.
Él es espacio.
Él es mensurable.
Él puede ser medido.
Él debe ser medido.

Él está más allá del espacio.
Él no es mensurable.
Él es ilimitado.
Él es infinito.

Dios es Conciencia infinita, Dicha infinita; sin embargo, puede también asumir una forma finita. Él es infinito, Él es finito y, al mismo tiempo, trasciende lo Infinito y lo finito. Él es vida, Él es muerte y, nuevamente, está más allá de la vida y la muerte. Muchos no puede admitir la idea de que Dios pueda ser finito. Pero pensemos en una de las cualidades divinas de Dios llamada Omnipresencia. Según nuestro sentimiento humano, cuando pensamos en la Omnipresencia, pensamos inmediatamente en la inmensidad. Cierto, Dios es tan vasto como el mundo. Pero, puesto que está en todo, también está en lo finito. Además, Dios es Omnipotente. ¿Dónde está Su Omnipotencia si no puede convertirse en un niño pequeño, en un diminuto insecto o en un átomo? Nosotros no podemos hacer prácticamente nada a nuestro antojo; pero Dios, precisamente porque es Omnipotente, puede hacer cualquier cosa que quiera a Su Antojo: Él puede ser inmenso, Él puede ser infinitesimal. Dios el Infinito ha entrado en nosotros, en estos cuerpos finitos, que duran cincuenta, sesenta o setenta años. El Infinito tiene la mayor alegría solo haciéndose finito también. Tenemos que saber, tenemos que sentir y tenemos que llegar a comprender esto por nosotros mismos; solo entonces veremos a Dios en Su creación. Si no, pensaremos que Dios está en el Cielo y que, aunque nosotros somos Su creación, no tenemos conexión alguna con Él. Finito e Infinito, conforme a nuestro entendimiento externo, son opuestos. Pero en el Ojo de Dios, ambos son uno. Lo finito y lo Infinito quieren ir siempre juntos. Lo finito quiere alcanzar lo Absoluto, lo Más Elevado, que es lo Infinito. Lo Infinito quiere manifestarse en y a través de lo finito. Entonces, el juego es completo; de lo contrario, será solo un juego unilateral. No habrá verdadera alegría, ni logro, ni plenitud. Dentro de lo finito se halla el mensaje de lo Infinito; en lo finito está primero la revelación, y luego la manifestación de lo Infinito. Lo finito es necesario porque es a través de lo finito como lo Infinito desempeña su papel en el ritmo cósmico aquí en la tierra. Al mismo tiempo, lo Infinito es necesario, porque en lo Infinito es donde lo finito tiene su eterno refugio; donde encuentra la protección y la perfección. Dios está en todo, pero cada persona ha de sentir por sí misma lo que Dios es para ella. Dios puede ser Luz infinita, Conciencia infinita, Poder infinito, Dicha infinita, Compasión infinita, Energía infinita. Puede ser personal, con forma; asimismo, puede ser impersonal, sin forma. A veces obtenemos alegría cuando vemos a Dios con forma; a veces obtenemos alegría cuando vemos a Dios sin forma. Podemos verlo en Su aspecto impersonal como una vasta expansión de Luz. En Su aspecto personal, Él puede aparecer bajo la forma de un ser humano luminoso. Cuando aparece como Ser personal, podemos tener toda clase de conversaciones íntimas con Él, cara a cara. Incluso los Maestros espirituales no verán necesariamente al Supremo de la misma manera; para cada Maestro, Él puede aparecer de manera diferente. Lo Sin-forma es necesario para realizar lo Altísimo, lo Último, lo Infinito; y la forma es necesaria para revelar y manifestar lo más Alto y lo más Profundo de una manera íntima. Eso que es infinito en conciencia puede ser visto en el aspecto sin-forma; asimismo, puede alojarse en la forma. Es por eso que el corazón puede contener la Infinitud dentro de sí. Cuando entras en el físico sutil, todo es sin-forma; cuando entras en el físico, todo es forma. Si uno inicia su viaje pensando en Dios como un Dios personal con forma, lo realizará como Dios personal. Si inicia su Yoga pensando en Dios como algo impersonal, entonces realizará el aspecto impersonal de Dios. Depende de cómo quiera el buscador plantearse a Dios mientras se halla en el proceso de aspiración. Si alguien practica el Yoga pensando en la Conciencia infinita de Dios, entonces realizará a Dios como Conciencia infinita. Un Maestro espiritual puede realizar primero un aspecto de Dios; pero, cuando alcanza la realización completa, ve a Dios en todos Sus aspectos. Si meditas a fin de lograr algo de una manera muy tangible e íntima, es útil dirigirse al Supremo en la forma de la Madre, la Madre Divina. Pero si quieres experimentar algo abstracto, como la Luz o la Dicha, entonces te dirigirás a Dios como la Conciencia sin forma. Yo veo a Dios como un Ser luminoso, el Ser más luminoso, que tiene infinito Amor, Cuidado y Compasión por la humanidad. Mis discípulos contemplan al Supremo como Dios personal, como ser humano. Aunque el Supremo tiene ambos aspectos, personal e impersonal, si te aproximas a Él como Ser personal, especialmente al principio, tu viaje será más seguro, porque el modo personal es más fácil. Si quieres ver el aspecto impersonal de Dios, tal vez te sientas confundido o tengas miedo de la inmensidad. Un ser humano quizás mida tan solo un metro setenta pero, dentro de él, el alma posee una capacidad ilimitada. Consideremos al alma como el Dios impersonal y al cuerpo como el Dios personal. Al principio es mucho más fácil para el buscador identificarse con su cuerpo que con su alma. Si mi alma quiere manifestar su belleza o su fortaleza a través del físico, el alma le dará a mi cuerpo una belleza luminosa o una fuerza sólida. Por tanto, el buscador puede considerar la forma como expresión o manifestación de lo sin-forma. Cuando el principiante medita temprano en la mañana, debería meditar en los Pies del Supremo personal. Entonces, junto con su propio amor consagrado, sentirá la Compasión y el Afecto de Dios. Dirá: «He aquí a alguien que es realmente grande, infinitamente más grande que yo. Por eso estoy tocando Sus Pies con tanta devoción». Sentirá que hay algún propósito en lo que está haciendo. Al tocar los Pies del Supremo está intentando devenir uno con el Supremo. Si alguien es muy alto, no podré tocar su cabeza, pero puedo tocar sus pies. Al tocar sus pies o su cabeza, puedo decir que le he tocado; pero cuando toco sus pies, obtengo inmediatamente el sentimiento de la más pura alegría y devoción. Luego, después de tocar los Pies del Dios personal, hemos de concentrarnos en el Corazón de ese Dios personal. Puede que el hecho de tocar Sus Pies nos dé un sentimiento devocional, pero tenemos que preguntarnos: «¿Considero que Él me pertenece, o estoy tocando Sus Pies únicamente porque Él es muy grande?». Podemos tocar los pies de un gran Maestro espiritual pero, junto con nuestra veneración, hemos de reivindicar a esta persona como alguien verdaderamente nuestro. Si sentimos que nos pertenece, nuestra devoción adquiere poder dinámico; entra en actividad. Solo podemos tener la identificación completa y la unidad inseparable con el Supremo cuando sentimos que el Él en forma humana es verdaderamente nuestro y que nosotros somos verdaderamente Suyos. Y de esa unidad obtenemos alegría sin límites. Cuando sientes que tu Maestro espiritual te pertenece, quieres darle algo tuyo. Pero tiene que haber un intercambio; él te dará lo que tiene y tú le darás lo que tienes. ¿Cómo hacéis realmente el intercambio? Mediante la Luz transmitida a través de los ojos. Cuando el Maestro y el discípulo se miran el uno al otro, ¿qué hace cada uno en ese momento? El Maestro mira al discípulo con fervorosa compasión y el discípulo mira al Maestro con fervorosa adoración. El Maestro, que representa al Supremo personal, tiene toda la compasión, y el buscador tiene toda la adoración. Así intercambian su ofrecimiento y devienen uno inseparablemente. El ojo es el lugar de la visión y la Luz; la adoración es una forma de luz, y la compasión es también una forma de luz. Entre las cejas, y un poco por encima de ellas, está el tercer ojo. Este es el lugar a través del cual nosotros Le daremos lo que tenemos al Dios personal, y el Dios personal nos dará lo que Él tiene. Esta forma de meditación puede ser practicada por cualquier aspirante que esté tratando de ir más allá de su existencia limitada.

El nombre de Dios

Existe un único Dios llamado por muchos nombres diferentes. Yo prefiero el término «Supremo». Otros Maestros han utilizado nombres diferentes. Jesucristo utilizó el término «Padre»; Él dijo: «Yo y mi Padre somos uno». Su Padre, tu Padre y mi Padre son el mismo, pero yo obtengo un sentimiento más dulce al emplear el termino «Supremo» en vez de decir «Dios» o «Padre».

Todas las creencias religiosas tienen el mismo Dios, pero se dirigen a Él de diferentes maneras. Alguien será llamado «padre» por una persona, «hermano» por otra y «tío» por otra. Del mismo modo, Dios es nombrado de varias maneras, según el sentimiento más dulce y afectuoso de cada uno. En lugar de la palabra «Dios», yo utilizo casi siempre la palabra «Supremo». Digo a mis discípulos que hagan lo mismo, porque siento que nos da una conexión más íntima con Él. Aunque Dios y el Supremo son uno, hay una sutil distinción entre ambos. El Supremo más elevado es diferente de lo que llamamos Dios. Cuando hablamos de la realización de Dios, en este caso, «Dios» es sinónimo de «Supremo». Pero generalmente, cuando decimos «Dios», sentimos que Él encarna una altura que es estática. Él es como una montaña alta pero plana. Cuando empleamos el término «Dios», sentimos que Él ha alcanzado Su Cima y se ha detenido; que no tiene una Conciencia evolutiva constante; que es un producto final. Pero cuando decimos «Supremo», estamos hablando del Señor Supremo que no solo alcanza lo absolutamente Más Elevado, sino que va todo el tiempo más y más allá, y transciende constantemente Su propia Cima más alta. Hay un constante movimiento ascendente.

El hombre y Dios

El propósito de la vida es llegar a ser conscientes de la suprema Realidad. El propósito de la vida es ser la expresión consciente del Ser eterno.

Dios no es algo que se obtiene desde fuera. Dios es eso mismo que puede ser revelado desde dentro.

En la vida ordinaria, cada ser humano tiene millones y millones de preguntas que hacer. En la vida espiritual, amanece un día en que el buscador siente que solo hay una pregunta que vale la pena formularse: «¿Quién soy yo?». La respuesta de las respuestas es: «Yo no soy el cuerpo, soy el Piloto Interno». ¿Cómo es posible que el hombre no se conozca a sí mismo, algo que debería ser el más fácil de todos sus empeños? No se conoce a sí mismo, precisamente porque se identifica con el ego y no con su ser real. ¿Qué le empuja a identificarse con este pseudo-ser? La ignorancia. ¿Y qué le dice que el ser real no es ni puede ser nunca el ego? Su búsqueda de sí mismo. Lo que ve en lo más recóndito de su corazón es su ser real, su Dios. Antes o después, ese ver debe transformarse en devenir. ¿Cuál es la relación entre Dios y el hombre? Dios tiene un Aliento viviente y ese Aliento viviente es el hombre. El hombre tiene una Meta, y el nombre de esa Meta es Dios. En Dios está la satisfacción, el logro y la plenitud del hombre. Dios es la necesidad del hombre. El hombre es la necesidad de Dios. El hombre necesita a Dios para su más elevada realización trascendental, y la tendrá en Dios. Dios necesita al hombre para Su Manifestación absoluta aquí en la tierra. Nosotros necesitamos a Dios para realizar nuestra verdad más elevada o nuestra existencia más elevada. Dios nos necesita para manifestarse completamente, divinamente y supremamente aquí en la tierra. Dios y el hombre son uno eternamente. Dios es el hombre que aún ha de completar Su Infinitud, y el hombre es el Dios que aún ha de realizar su divinidad. Al igual que Dios, el hombre es infinito; al igual que el hombre, Dios es finito. No hay una abismal diferencia entre el hombre y Dios. El hombre es el Dios de mañana; Dios, el hombre de ayer. Yo tengo que crecer y Dios tiene que fluir. Yo crezco como ser humano en Su Conciencia altísima; Dios fluye en mí y a través de mí con Su Compasión infinita.

La Barca-Sueño de Dios es el hombre —el hombre de experiencia, el hombre de realización, el hombre de unidad total con el Dios Omnisciente y Omnipotente, con Dios el Padre todo amoroso—.

El Barco-Vida del hombre es Dios. La existencia misma del hombre es Dios. El hombre realiza a Dios, el hombre encarna a Dios y el hombre, finalmente, manifestará a Dios sobre la tierra. El Sueño de Dios es el hombre. Dios Se colma en el hombre, con el hombre, a través del hombre y para el hombre. ¿Qué significa cuando decimos que el hombre es un Sueño de Dios? Primero, hemos de saber que el Sueño de Dios no es como un sueño humano. Hay una gran diferencia entre los sueños humanos y el Sueño divino de Dios. El sueño de la tierra es una fantasía mental; el Sueño divino de Dios es el precursor de la Realidad. Cada segundo, los Sueños de Dios están siendo transformados inmediatamente en realidad. Los sueños humanos son a menudo pensamientos e ideas reflexivas que a veces intentamos realizar. Con frecuencia, cuando soñamos, nos sentimos desgraciados porque nuestros dulces sueños nunca se realizan. A veces nos volvemos víctimas de fuerzas hostiles que nos hacen soñar sobre de toda clase de incidentes horribles que tienen lugar en nuestra vida. Asimismo, a veces creamos nuestras propias fantasías durante el día y estas se presentan durante la noche en la forma de un sueño. En el caso de Dios, Él no tiene esta clase de sueños. Su Sueño es más bien como la tapa en una caja; tan solo la levantas y ahí está el mundo, ahí está la meta. Por tanto, en el Drama de Dios, el Sueño de hoy es la Realidad de mañana. Cuando devenimos uno con Dios, vemos que todo en el Sueño de Dios ya encarna la Realidad misma. Es decir que, cuando el Divino sueña en el buscador, la Realidad va a ser manifestada inmediatamente en su vida.

¿Es limitado el poder de Dios?

El otro día, un joven amigo me preguntó por qué Dios no había hecho todavía al mundo entero espiritual, después de tantos miles de años. «¿Es limitado el poder de Dios?», me preguntó. «¿No elige Él hacer el mundo espiritual?». He de decir que el Poder de Dios es ilimitado, pero que somos nosotros quienes no queremos volvernos espirituales; es decir, la tierra no quiere la Luz de Dios. Dios es sabio, infinitamente más sabio que nosotros. Alguien con menos poder que Dios puede forzar a otro individuo a hacer algo que no quiera; pero Dios no fuerza a nadie a hacer algo. Él siente que si emplea la fuerza, entonces no podemos obtener la Alegría última. Puedes forzar a alguien a que coma, pero internamente esa persona te maldecirá. Dios solamente dice: «Hijo mío, por tu bien, te estoy diciendo que comas esto. Si tomas esta comida, estarás bien alimentado. Entonces serás fuerte y podrás luchar contra la ignorancia». Dios ofrece Su Luz, Su alimento interno, pero no fuerza a nadie a aceptarlo. Esta es Su política. Dios ve el pasado, el presente y el futuro. Sabe que lo correcto es ofrecernos constantemente Su Sabiduría y Su Paciencia infinita. Los seres humanos no tienen paciencia, y sienten que al golpear a su hijo, al forzarlo, están haciendo lo mejor. Pero cuando ese niño crece, a cambio, solo querrá golpear a sus padres. Ahora mismo es inocente, está indefenso. Si el padre golpea a su hijo, el niño recordará el incidente. Puede que abandone el hogar a una edad temprana y no quiera saber nada de sus padres. O, al llegar a la adolescencia, devolverá golpe por golpe: tú me golpeaste, ahora te golpearé yo. Esto es lo que sucede cuando los padres humanos utilizan mal su poder. Pero Dios el Padre no actuará así; Él únicamente mostrará abundante Compasión, infinita Compasión. Entonces, a cambio, el hijo finalmente ofrecerá agradecimiento infinito a Dios por mostrarle Su infinita Luz-Compasión. El hijo recibirá esta Luz e intentará hacerse digno de su Padre. Cuando la Compasión actúa, cuando la Luz actúa, entonces la Sabiduría actúa. Si ofreces a alguien sabiduría, dentro de diez o veinte años, esa persona también querrá ofrecerte sabiduría cuando la haya alcanzado. Dios jamás dará nada a destiempo. Sería como arrancar el fruto verde de un árbol pensando que estará delicioso. Si lo comes antes que haya madurado, su sabor será deplorable; siempre has de esperar a que madure. De modo similar, si alguien está profundamente dormido y tú vas a decirle que ya es hora de que despierte, sencillamente te dará una patada y te sentirás miserable. Te dirá: «¿Qué haces? Para ti está muy bien levantarte. Haz lo que quieras. Para mí es hora de dormir». Dormir es lo que le está dando alegría. En ese momento no tienes autoridad. Observa la autoridad de un juez del Tribunal Supremo cuando está en su despacho. Por otra parte, cuando esa misma persona está con su familia, no puede ejercer esa clase de autoridad. Su propio hijo no le hará caso. Tal vez le pida que traiga un vaso de agua y su hijo no lo haga. El juez del Tribunal Supremo y el padre son una misma persona; cuando está en la corte, la nación entera le hace caso, mientras que, en su casa, sus propios hijos no le hacen caso. En el Cielo, el Supremo es realmente lo Más Elevado y, al mismo tiempo, está trascendiéndose constantemente a Sí Mismo. El Supremo tiene esa clase de poder supremo en el mundo interno. Pero cuando quiere operar aquí en la tierra con Sus niños, Él tiene infinita Paciencia, Él deviene uno con su ignorancia. Él dice: «De acuerdo, si me queréis desobedecer, si queréis jugar este tipo de juegos tontos, dejadme jugar también un poco con vosotros». Puedes preguntarte cómo manifiesta Dios Su Poder en el hombre. Deseo decir que Él no solo manifiesta el Poder sino todas Sus otras cualidades a través del Amor. Dios emplea el Poder, pero prefiere manifestarse a través del Amor, el Afecto y la Compasión.

Gracia y Compasión

Nos volvemos hacia el Señor buscando Su Gracia; Él nos mira buscando nuestra sinceridad.

Una débil plegaria hace descender la Gracia omnipotente de Dios. Tal es la magnanimidad de la Compasión de Dios.

Para un corazón sincero, la Gracia de Dios es más veloz que la lanzadera de un tejedor. Para un corazón insincero, es más lenta que la pereza misma.

Dios puede ser poco amable para quienes piensan, pero Él es todo Amabilidad para quienes sienten. Aunque el hombre pierde frecuentemente la fe en Dios, Dios nunca pierde Su Paciencia, puesto que sabe bien que Su Gracia está destinada a salvar a la humanidad de los tentáculos de su propia miseria. Nuestras lágrimas a Dios son nuestra mayor fuerza para hacer descender Su inquebrantable Protección.

Si uno quiere ser iluminado por una palabra de los labios de Dios, esa palabra es Compasión.

Aunque somos responsables ante Dios de todas nuestras acciones, ya sean conscientes o inconscientes, Dios, siendo el Padre, no encuentra modo mejor de tratar con nosotros que aceptar, con Su benigna Compasión, nuestros interminables errores. Quizá no veamos a Dios personalmente, pero poder darnos cuenta de la relación entre Su Gracia y Su Poder, es tan bueno como verle. Nosotros ofrecemos nuestro rendido desamparo a Dios desde abajo, Él vierte sobre nosotros bendiciones desde arriba.

La Gracia de Dios y la Justicia de Dios han sido rivales desde el nacimiento mismo de la creación. Pero huelga decir que Su Justicia nunca puede ir al mismo paso que Su Gracia. A tiempo y destiempo hacemos bromas pesadas y Dios simplemente sonríe. Pero, si alguna vez Dios gasta una broma —y no hace falta decir que lo hace con un propósito establecido y con la más benévola intención— enseguida lloramos amargas lágrimas o nos enojamos violentamente. Si pensamos en la Justicia de Dios antes de pensar en Su Compasión, nuestros corazones estarán confundidos. Su Justicia quiere que el hombre sea completamente expuesto, pero Su Compasión quiere correr un velo sobre las locuras y las fechorías del hombre. El universo no es lo suficientemente vasto como para enterrar la Gracia de Dios. Por consiguiente, nunca desaparecerá.

Nuestra enemiga es la ira. La enemiga de la ira es la paciencia. La paciencia tiene también un enemigo llamado ignorancia. Por cierto, la ciega ignorancia también tiene un enemigo, aunque parezca increíble. ¿Cuál es? La Gracia de Dios.

La Compasión de Dios es eso que llega a todos, estando completamente fuera del alcance de la maldad humana. La Gracia descendente de Dios y el deleite ascendente del hombre son parte integral de la conciencia evolutiva de la tierra.

Si puedo

Si puedo perfeccionar mi fe,
Tu Gracia vendrá segura.
    Cuanto más Te doy,
más absorbo Tu Bálsamo
    sanador de las angustias de mi pecho.
Sin Tu Amor supremo,
    soy la completa nada —un sueño oscuro y yermo—.

Soy Tu siervo

Soy Tu siervo de siervos, humilde, bajo.
No me importa, en verdad, quién eres Tú, ¡Oh Señor!
Tu Gracia invoco, solo Tu sublime Gracia.
Solo en Ti encuentro el cordón de mi seno.

Mi mente no suplica la fama, Oh Ser Desconocido,
ni Tu ilimitado Poder, Sol de Conocimiento.
Señor mío, mi primer y último deseo sereno:
Haz de mí el hijo dorado e inmortal de Tu Visión.

Pregunta: ¿Qué es más importante: la Gracia de Dios o la Justicia de Dios?

Sri Chinmoy: Para quien quiere amar a Dios, la Gracia de Dios es más importante. Para quien quiere que Dios lo ame, la Justicia de Dios es más importante.

El esfuerzo personal y la gracia de Dios

Para progresar de la manera más rápida, se requiere la Gracia de Dios mas el esfuerzo personal. Algunos buscadores dicen: «Si nos ocupamos de la Gracia de Dios, ¿cuál es la necesidad del esfuerzo personal aquí en la tierra?». Se equivocan, porque el esfuerzo personal jamás entorpecerá el camino de la Gracia descendente de Dios; el esfuerzo personal acelera el descenso de la Gracia de Dios a la tierra. La entrega no es algo que podemos ofrecer a Dios de improviso. La entrega total requiere un esfuerzo personal; asimismo, la entrega total puede desempeñar el papel del esfuerzo personal. Dios puede darnos todo lo que Él quiera aun cuando no halla tan siquiera pizca de esfuerzo personal por nuestra parte. Pero Él dice: «Es por tu propia satisfacción que te pido hacer este pequeño esfuerzo personal». Cuando podemos hacer este esfuerzo personal, nuestra vida entera está cargada de orgullo divino: «¡Mirad lo que he hecho por Dios!». Nuestra unidad consciente con Dios, que es infinito, que es eternamente inmortal, que es nuestro Más Querido, nos incita a hacer algo por Él. Si hacemos sinceramente un esfuerzo personal, sin duda alguna, Dios va a estar complacido con nosotros. ¿Por qué? Porque Él puede decirle al mundo: «Mi hijo, Mi instrumento elegido, ha hecho muchas cosas por Mí». Podemos probar ser dignos de nuestra existencia en la tierra, y al mismo tiempo podemos hacer que Dios esté orgulloso de nosotros, a través de nuestro esfuerzo personal. Pero, mientras realizamos nuestro esfuerzo personal, tenemos que saber que en Dios hay Gracia infinita. Cuando la Gracia desciende, ya no hay más esfuerzo personal; es solo una autoentrega dinámica. Cuando ofrecemos los resultados de nuestra aspiración y nuestra urgencia interna de Dios, eso se llama entrega verdadera. Si no ofrecemos los resultados a Dios, sino que simplemente nos tendemos como un cuerpo inerte a Sus Pies, dejando que Él trabaje por nosotros, en nosotros y a través de nosotros, es un error. Dios no quiere un cuerpo inactivo, un alma muerta. Quiere a alguien activo, dinámico y aspirante; alguien que quiera ser energizado de tal modo que pueda hacer algo por Dios; alguien que quiera realizar a Dios y manifestar todas las cualidades divinas aquí en la tierra. La entrega divina, desde el punto de vista espiritual, proviene de la fuerza de voluntad. Si tenemos una voluntad inquebrantable, obtendremos la capacidad de entregarnos incondicionalmente. Asimismo, si podemos entregarnos incondicionalmente a Dios, obtendremos la capacidad de desarrollar la fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad interna, que es la luz del alma, y la entrega, que es la unidad de nuestro corazón con el Absoluto, siempre van juntas, son inseparables. No puede haber diferencia alguna entre la fuerza de voluntad del alma y la entrega incondicional de nuestro ser entero a la Voluntad del Supremo. Ambas son igualmente fuertes.

La Gracia de Dios puede borrar…

La Gracia de Dios puede borrar y borrará el pasado, siempre y cuando estés dispuesto a afrontar y trascender los hechos de tu vida presente.

El esfuerzo propio…

El esfuerzo propio es necesario. La Gracia de Dios es indispensable.

Llegó la hora

Llegó la hora.
Yo no estaba preparado.
Dios descendió,
    sonrió
y
    se marchó.

Llegó la hora de nuevo.
Yo no estaba preparado.
Dios ascendió,
    empujó
y
    gritó.

No llegó la hora.
Yo estaba preparado.
Dios dormía.
    Yo lloré.
La ignorancia cantó.
    Satán bailó.

Una tentación no es más que…

Una tentación no es más que una especie de prueba; si pasamos estas pruebas, devenimos uno con Dios. Al principio, Dios solo va a mirar y observar. Si, por un lado, decimos externamente que no queremos permanecer con la ignorancia pero, por otro lado, secretamente, disfrutamos regodeándonos en los placeres terrenales, entonces Dios sencillamente permanece en silencio. Tal vez digamos que no queremos comer el alimento-ignorancia, pero al mismo tiempo continuamos comiéndolo. En este caso, estamos actuando como el camello; el camello se come las espinas del cactus y su boca sangra. Dirá que jamás comerá estas espinas otra vez, pero poco después vuelve a hacer lo mismo. Igualmente, algunos de nosotros decimos que no queremos seguir con la ignorancia, pero al momento siguiente nos hacemos otra vez sus más íntimos amigos. Pero si Dios ve que estamos tratando sinceramente de aprobar nuestro examen, nos dará enseguida la capacidad para hacerlo. Cuando Él siente que realmente no queremos relacionarnos con la ignorancia, que no queremos tener nada más que ver con ella, nos da infinito poder y fuerza internos para salir de la ignorancia. Dios nunca nos pone a prueba; Dios nunca nos tienta. Él simplemente nos dará la fuerza interna para conquistar las tentaciones. La Compasión misma de Dios es nuestro mayor poder. Pero recibimos Su Poder solo cuando somos sinceros. La ayuda de Dios, al igual que la luz del sol, está ahí para todos. Si alguien mantiene sus puertas y ventanas abiertas, recibe la luz del sol en su habitación. Pero si las cierra, la luz del sol no puede entrar. Así pues, la Compasión divina de Dios está cayendo como la lluvia constantemente, pero nosotros hemos de mantener abierta la puerta del corazón. Solo así podremos salir de la ignorancia.

El río entra en el océano…

El río entra en el océano e inmediatamente cesa su funcionamiento.

La mente vacilante del buscador realmente sincero entra en la Luz del Maestro, e inmediatamente recibe no solo claridad mental sino también la iluminación.

Tus pensamientos divinos están en mi corazón

Tus pensamientos divinos están en mi corazón;
en Tu Corazón, mis pesares y sufrimientos.
En mi vida está Tu Sueño;
en Tu Vida, yo soy la tortura constante.
Soy la más pequeña gota de Tu Compasión.
Oh Néctar-Océano de Infinitud, ven, ven.
    Entra en mi oscura habitación
y cíñeme con Tu cordón de Liberación.

Aunque el hombre pierde su fe…

Aunque el hombre pierde con frecuencia su fe en Dios. Dios nunca pierde Su Paciencia. Porque sabe bien que Su Gracia está destinada a salvar a la humanidad de los tentáculos de su propia miseria.

12.2 - El Guru

El Guru

El hombre-Guru te muestra el Trono del Infinito. El Dios-Guru te hace sentar en el Trono.

El Guru es a la vez el suspiro de los discípulos no aspirantes y el éxtasis de los discípulos aspirantes.

Un verdadero Guru es el mendigo altruista, dedicado y eterno que suplica la Omnipotencia y la Omnipresencia de Dios para alimentar a sus discípulos inconscientemente hambrientos y conscientemente aspirantes, en perfecta conformidad con las necesidades de sus almas.

El Guru tiene únicamente un arma compasiva: el perdón. El discípulo tiene tres espadas desenvainadas: la limitación, la debilidad y la ignorancia. No obstante, el Guru vence con gran facilidad.

Una persona puede tener cientos de compañeros, pero un buscador espiritual tiene únicamente un compañero: su Preceptor.

El Guru es aquél que cierra la puerta conforme a la Voluntad de Dios y la abre a las lágrimas del discípulo.

¿Quién puede mostrarle al discípulo su verdadera Madre Patria? El Guru. ¿Cuál es el nombre de esa Madre Patria? Conciencia: Conciencia infinita, Conciencia todo-abarcadora.

Alcanzar la realización por uno mismo y solo es como atravesar el océano en una balsa. Pero alcanzar la realización a través de la Gracia de un Guru es como atravesar el océano en un barco rápido y fuerte que te transborda a salvo a través del mar de ignorancia hasta la Ribera Dorada.

Cuando vas a un médico, debes contarle todo sobre la enfermedad que estás sufriendo. De lo contrario, no podrá ayudarte plenamente. Del mismo modo, debes confesar con franqueza tus errores y delitos a tu Guru. La mera aceptación de un Guru, mientras secretamente te mueves y actúas a tu dulce antojo, puede no servir de nada. No hay mejor modo para un discípulo de servir a su Guru que seguir su consejo.

El Guru es a la vez el origen de los logros de su discípulo y el muy fiel servidor del amor de su discípulo.

El Guru y el discípulo deben probarse uno a otro dulcemente, seriamente y perfectamente antes de su mutua aceptación. De lo contrario, si se equivocan en su selección, el Guru tendrá que bailar con el fracaso y el discípulo con la perdición.

El Guru es el consuelo para el desaliento del discípulo. Es también la compensación para la pérdida del discípulo, si hubiera alguna, durante el interminable viaje del buscador hacia la Meta todo-colmadora. El amor del Guru por su discípulo es su fortaleza. La entrega del discípulo hacia su Guru es su fortaleza.

El aspecto maternal del Guru es el sacrificio.

El aspecto paternal del Guru es la compasión.

El trabajo real de un Guru es mostrar al mundo que sus acciones están en perfecta armonía con sus enseñanzas.

El Guru no es el cuerpo. El Guru es la revelación y manifestación de un Poder Divino aquí en la tierra.

Pregunta: ¿Cree que un aspirante tiene la necesidad de un Guru vivo a fin de realizar a Dios?

Sri Chinmoy: Un Guru vivo no es absolutamente indispensable para realizar a Dios. La primera persona en la tierra que realizó a Dios, la primera alma realizada, no tuvo ningún Guru humano. Solo tuvo a Dios como Guru.

Sin embargo, si tienes un Guru, esto facilita tu progreso espiritual. Un Guru es un tutor privado en la vida espiritual. Hay una gran diferencia entre un tutor privado y un maestro ordinario. Un maestro ordinario mirará la hoja del estudiante y le pondrá una calificación. Examinará al estudiante y luego lo aprobará o lo suspenderá. Pero el tutor privado no es así; este anima e inspira al estudiante en su casa para que pueda pasar el examen. En todo momento durante el viaje de la vida, la ignorancia trata de probarte, examinarte y torturarte, pero este tutor privado te enseñará a pasar el examen muy fácilmente. La tarea del maestro espiritual es la de inspirar al buscador e incrementar su aspiración para que pueda realizar lo Más Alto a la Hora escogida por Dios. Para aprender cualquier cosa en este mundo, al comienzo necesitamos un maestro. Para aprender el abecedario necesitamos un maestro; para aprender matemáticas avanzadas, necesitamos un maestro. Es posible que el maestro sea necesario durante un momento, un año o muchos años. Es absurdo sentir que para todo en la vida necesitamos un maestro, pero no para la Realización de Dios. Igual que necesitamos maestros para nuestro conocimiento externo, también necesitamos un Maestro espiritual para iluminar nuestro ser externo, para que nos ayude y nos guíe en nuestra vida interna, especialmente al comienzo. De lo contrario, nuestro progreso será muy lento e incierto. Podemos llegar a estar terriblemente confusos. Tal vez tengamos experiencias profundas, elevadas, pero no las comprendamos o no creamos en ellas. Tal vez las dudas eclipsen nuestra mente y digamos: «Soy tan solo una persona común y corriente, ¿cómo puedo tener esta clase de experiencias? Quizá me estoy engañando a mí mismo». O tal vez se lo digamos a nuestros amigos, y ellos digan: «Es todo una alucinación mental. Olvida la vida espiritual». Pero si hay alguien que conoce lo que es la Realidad, te dirá: «No actúes como un necio. Las experiencias que has tenido son absolutamente reales». Él maestro alienta al buscador, le inspira, y le da las explicaciones adecuadas de sus experiencias. O, si el buscador está haciendo algo mal en su meditación, el Guru estará en condiciones para corregirle. Un alma entra en un cuerpo humano y el ser humano completa su primer año de existencia, su segundo año, y así sucesivamente. Durante ese tiempo, sus padres le enseñan a hablar, a comer, a vestirse, a comportarse. El niño aprende todo de sus padres. Los padres desempeñan su papel en los años formativos. Del mismo modo, en la vida espiritual, el Maestro enseña al estudiante a rezar, a meditar, a contemplar. Entonces, cuando el estudiante aprende a profundizar en su interior, puede hacer todo eso por sí mismo. ¿Por qué va alguien a la universidad, pudiendo estudiar en su casa? Porque sabe que tendrá la instrucción experta de personas que conocen bien las materias. Ahora bien, sabes que ha habido unas cuantas —muy, muy pocas— personas de verdadero conocimiento que no fueron a ninguna universidad. Sí, hay excepciones. Cada regla admite excepciones. Dios está en cada persona, y si un buscador siente que no necesita la ayuda humana, está más que bienvenido a probar su capacidad por si solo. Pero si alguien es lo bastante sabio y quiere correr hacia su Meta en vez de tropezar o meramente caminar, entonces, ciertamente, la ayuda de un Guru puede ser considerable. Ahora mismo estoy en Londres. Sé que Nueva York existe y sé que tengo que regresar allí. ¿Qué necesito para ir allí? Un avión y un piloto. Aunque sé que Nueva York existe, no puedo llegar allí por mi cuenta. Asimismo, sabes que Dios existe. Quieres alcanzar a Dios, pero alguien tiene que llevarte hasta Él. Igual que el avión me lleva hasta Nueva York, alguien tiene que llevarte hasta la Conciencia de Dios que está en lo profundo de tu ser. Alguien tiene que enseñarte a entrar en tu propia divinidad, que es Dios. Un Maestro espiritual viene a ti con un barco y te dice: «Si quieres ir a la Ribera Dorada, ven, te llevaré. Es más, una vez que entres en mi barco, podrás cantar, podrás bailar o incluso dormir; pero yo te llevaré con seguridad hasta la Ribera». Si dices que no necesitas la ayuda de nadie, si quieres nadar tú solo atravesando el mar de la ignorancia, entonces depende de ti. Pero, ¿cuántos años, cuántas encarnaciones va a llevarte conseguirlo? Y además, después de haber nadado durante algún tiempo, es posible que te sientas totalmente exhausto y puedas ahogarte. Si alguien deviene discípulo verdadero de un Maestro, no siente que él y su Guru son dos seres totalmente diferentes. No siente que su Guru está en la copa del árbol y él a los pies del árbol, lavando todo el tiempo los pies del Guru. ¡No! Él siente que el Guru es su propia parte más alta. Siente que él y el Guru son uno, que el Guru es su parte más alta y más desarrollada. Por eso, un verdadero discípulo no encuentra ninguna dificultad en rendir su parte inferior a su parte superior. No está por debajo de su dignidad ser un devoto discípulo, porque sabe que tanto lo más alto como lo más bajo son propiamente suyos.

¿Quién es más importante, el Guru o Dios?

Sucedió que un día un Maestro espiritual vio a dos de sus discípulos manteniendo una acalorada discusión. Casi se estaban peleando. Así que el Maestro se acercó y preguntó: «¿Qué pasa? ¿Por qué discutís y peleáis?». Ambos exclamaron: «¡Maestro, Maestro, ayúdanos! Necesitamos tu guía, necesitamos tu luz».

El Maestro dijo: «Si habláis los dos a la vez, no puedo hacer justicia para ninguno. Así que decidme uno de vosotros lo que os está molestando». Uno de ellos dijo: «Maestro, la causa de la contienda eres tú y nadie más». «¿Qué?».

El discípulo continuó: «Él dice que el Guru es más importante que Dios. Yo digo que eso es imposible, Dios es más importante. Él dice que el Guru es más importante porque el Guru muestra y prepara el camino, y luego conduce al discípulo hacia Dios. También dice que, aunque Dios cuida de todos, incluso de los que duermen y no aspiran, si uno quiere el afecto y la bendición inmediata de Dios, es a través del Guru como puede obtenerlo. Y que por eso el Guru es más importante. »Pero yo digo que no. Dios es quien le ha dado esta clase de amor y compasión al Guru; Dios es quien ha hecho del Guru un instrumento para ayudar a la humanidad. Por lo tanto, para mí, Dios es más importante. »Él dice que hay una Meta, pero si alguien no le conduce hacia esa Meta —siendo ese alguien su Guru—, entonces Dios permanecerá siempre muy alejado. Él dice: “La Meta puede estar allí, pero ¿quién me lleva hasta la Meta? Yo no puedo ir solo; no conozco el camino. Por tanto, mi Guru es más importante, porque la Meta no va a venir hasta mí”. »Y yo digo, no. La Meta es Dios. Si tu Guru te lleva hacia Dios, y luego Dios no se interesa por ti, ¿cuál es la importancia del mensajero? El Guru puede llevar a alguien hasta la Meta; pero si la Meta no se interesa por esa persona, entonces naturalmente el viaje es inútil. Un ser humano puede llevar a alguien hasta un Maestro, pero si el Maestro no está complacido con la persona que le han traído, no hay nada que hacer. Lo más importante no es quién ha llevado al discípulo, sino quién está complacido con el discípulo. Si Dios está complacido con alguien, eso es más que suficiente. »Él dice que si el Guru acepta a alguien como su discípulo querido, carga entonces sobre sus propios hombros el karma del discípulo. Cuando el padre sabe que su hijo ha hecho algo malo y quiere salvar al hijo, el padre toma el castigo sobre sí mismo. Esto es lo que hace el Guru. Pero Dios es el Padre Universal y Él trata con Su Ley cósmica. Si hacemos algo malo, Dios nos dará las consecuencias; seremos sancionados. Por eso él siente que el Guru es más importante, porque el Guru carga sobre sus propios hombros la sanción que el discípulo merece, mientras que Dios seguirá siempre Su Ley cósmica. »Pero yo digo que no. Dios no nos está castigando. Dios únicamente nos está dando experiencia. ¿Quién castiga a quién? Dios está teniendo Su propia experiencia en nosotros y a través de nosotros. Así pues, no estamos recibiendo ningún castigo, sino que más bien, Dios está disfrutando o sufriendo en nosotros y a través de nosotros. »Más aún, Dios existía antes de que el Guru entrase en el campo de la manifestación, y Dios continuará siendo Dios mucho después de que el Guru abandone el campo de la manifestación. El Guru vino de Dios y regresará a Dios, su Origen. Pero Dios es infinito y eterno. Nunca dejará de existir. Dios es el Todo; el Guru es Su encarnación temporal. »Guru, yo tengo la mayor devoción por ti. Aunque él diga que tú eres más importante que Dios y yo diga que Dios es más importante, tengo la mayor fe en ti. ¿Podrías por favor iluminarnos en este asunto?». El Guru dijo: «Mirad, si pensáis que el Guru es el cuerpo, entonces el Guru no es importante en absoluto. Si pensáis que el Guru es el alma, entonces el Guru y Dios son igualmente importantes; son uno y el mismo. Pero si sentís que el Guru es el Ser infinito, el Ser trascendental, entonces tenéis que sentir que no es el cuerpo del Guru ni el alma del Guru sino el Supremo en él lo que tiene suma importancia. El Supremo es el verdadero Guru, el Guru de todos. Si queréis separar el físico, el alma y el Ser trascendental en tres partes diferentes, jamás podréis realizar la Verdad más elevada. A fin de realizar la Verdad más elevada, deberíais servir al aspecto físico del Maestro, amar el alma del Maestro y adorar el Ser trascendental del Maestro. Lo más importante es ver en lo físico la luz ilimitada del Maestro; en el alma, la conciencia de su unidad inseparable con lo Altísimo; y en el Ser, la Liberación eterna. Solo entonces, el Maestro y Dios pueden devenir uno. »Dios y el Guru son igualmente importantes en el Juego eterno, en el Drama divino».

Tu verdadero maestro

Aquél que te inspira
    es tu verdadero maestro.

Aquél que te ama
    es tu verdadero maestro.

Aquél que te fuerza
    es tu verdadero maestro.

Aquél que te perfecciona
    es tu verdadero maestro.

Aquél que te atesora
    es tu verdadero maestro.

Pregunta: Cuando estás meditando en nosotros y yo te estoy mirando, pienso que seguramente debería procurar ser lo más humilde, puro y receptivo posible. ¿Está bien, o debería olvidarme de todo eso y sencillamente mantener mi mente abierta?

Sri Chinmoy: Depende de la persona. Cuando se trata de un estudiante o un discípulo mío, es decir, alguien que me ha dado conscientemente la responsabilidad de su vida espiritual, si se vuelve humilde hacia mí, si se vuelve respetuoso y muy devoto, obtendrá el máximo de mí. Si es arrogante, terco y altivo, naturalmente no podrá recibir nada de mí. Ahora estás viniendo al Centro de Nueva York, por tanto puedes considerarte mi estudiante. En tu caso, cuando ofreces tu humildad, siente, por favor, que esa humildad no está tocando mi personalidad humana; siente que esa humildad está entrando en el Supremo en mí, el cual lo merece todo de tu parte. Yo no soy el Guru de nadie. Tu Guru, tu Maestro, es Dios. Tu Maestro real está dentro de mí. Mi Maestro, mi Maestro real, está dentro de ti. Simplemente porque yo tengo luz interna y sabiduría interna, cuando te acercas a mí con humildad y pureza, yo hago emerger tu alma aspirante. Cuando tienes un sentimiento devoto hacia mí, puedes recibir más fácilmente la paz interna, la luz interna, la sabiduría interna que yo he conseguido. Al principio, cuando eres un estudiante, siempre es mejor entrar en el corazón del maestro conscientemente y con humildad. Esta humildad no es humillación. Cuando una persona es humillada, es aplastada; pero la humildad es un sentimiento de unidad total. Sientes que eres absolutamente uno conmigo porque Dios es el Señor de todas las cosas, la Causa de todo. Yo no soy superior y tú no eres inferior. Con humildad puedes establecer tu unidad conmigo de la manera más dulce. Procura entrar en mí con humildad, suavidad, dulzura, amor divino, y sentir tu existencia dentro de mí. Una vez que entras en mí, es mi problema, mi deber, mi responsabilidad, darte lo que necesitas por la Gracia del Supremo. Algunos vienen aquí simplemente para obtener paz interna o alegría interna. No son mis estudiantes, no me han dado responsabilidad de sus vidas, y yo no he tomado esa responsabilidad. En su caso, lo que deberían hacer cuando me miran es olvidarse de todo y hacer que sus mentes estén absolutamente calmadas, silenciosas y vacantes —como un recipiente vacío— y no permitir que entre en ellas nada durante la meditación. Si mantienen en su recipiente mental los temores, preocupaciones, dudas y todo eso, el recipiente estará lleno. ¿Qué puedo hacer entonces? El recipiente ha de ser vaciado para que pueda llenarlo con paz, amor, alegría y armonía divinas. Cuando el recipiente está vacío, los pensamientos divinos pueden entrar en el aspirante individual y crecer. Cuando el recipiente está rebosante de pensamientos divinos, finalmente abrirá la puerta a la Paz y la Luz divinas.

Esto es para quienes no son mis discípulos, quienes vienen aquí tan solo una vez por semana y quieren obtener un poco de paz y nada más. Pero los que quieren tener Paz infinita, Luz infinita y Dicha infinita, los que quieren realmente realizar lo Más Elevado en la tierra, tienen que seguir un camino espiritual. Yo tengo un camino; así como otros Maestros espirituales lo tienen. Cada Maestro tiene un camino propio y, en última instancia, cada camino conduce a la misma meta. Todos los caminos pueden llevar a Roma, pero se ha de seguir un solo camino. Quienes están meditando aquí y no son mis estudiantes, antes o después sentirán la necesidad de un Maestro espiritual. Yo les estoy brindando inspiración; entonces, cuando estén inspirados, cuando quieran llegar hasta el final del camino, hasta la Meta última, procurarán conseguir un instructor propio. En ese momento, su Maestro espiritual les dirá lo que deberían y lo que no deberían hacer.

Madre, tú respondes a mi canción

Madre, Tú respondes a mi canción;
por eso canto.
Tu Afecto no tiene límites, Madre,
lo sé.
Incluso cuando te olvido
a causa de mi resentimiento,
Tu Compasión y Tu Paz infinitas
me traen de nuevo hasta Ti.
Madre, Tú eres mi océano;
yo soy Tu gota más pequeña.
Las estrellas, la luna y el sol,
son Tus compañeros eternos
en Tu Juego Cósmico.

Oh yogui de la más alta magnitud, ahora es mi turno

¡Oh Yogui de la más alta magnitud!, ahora es mi turno.
Acepta la guirnalda de mi entrega total.
Estoy totalmente perdido en el bosque de mi corazón.
Pero allí veo la sonrisa de tu Estrella Polar.
Ven, ven. Sin ti, la vina de mi corazón
jamás ofrecerá su música, lo sé, lo sé.
Por eso te atraigo hasta mi seno.
Oh Yogui de la más alta magnitud, ahora es mi turno.

El hacedor de milagros

Su vida es la de un hacedor de milagros.
Empezó consigo mismo.
Se amó a sí mismo,
se capturó a sí mismo,
se enseñó a sí mismo.

Ha empezado a enseñar.
Nadie pasa por él sin ser transformado.
Su vida es un movimiento constante
    hacia arriba y hacia dentro.
No tiene doctrina alguna.

Su belleza celestial y Dios
viven bajo el mismo techo.
Su deber terrenal y Dios
viven en la misma estancia.

XIII - LA META DE LAS METAS: REALIZACIÓN, MANIFESTACIÓN Y PERFECCIÓN // 1- Realización

Iluminación

En este mundo solo hay una cosa que vale la pena tener: la iluminación. Para tener la iluminación, debemos tener sinceridad y humildad. Desafortunadamente, en este mundo, la sinceridad murió hace mucho tiempo y la humildad aún está por nacer. Tratemos de revivir nuestra sinceridad e intentemos, con la fuerza de nuestra aspiración, acelerar el nacimiento de nuestra humildad. Solo entonces podremos realizar a Dios. La iluminación no es algo muy lejano; está muy próxima; está justo dentro de nosotros. En cada momento podemos desarrollar conscientemente la iluminación mediante nuestro progreso interno. El progreso interno se hace mediante el sacrificio constante. ¿El sacrificio de qué? El sacrificio de los pensamientos incorrectos y nocivos, y de un entendimiento erróneo de la Verdad. El sacrificio y la renuncia van juntos. ¿A qué vamos a renunciar? ¿Al cuerpo físico, a la familia, a los amigos, a los familiares, a nuestro país, al mundo? ¡No! Hemos de renunciar a nuestra ignorancia, a nuestras falsas ideas acerca de Dios y de la Verdad. Además, tenemos que ofrecer a Dios el resultado de cada acción. La visión divina deja de ser un anhelo lejano cuando ofrecemos el resultado de nuestra acciones al Piloto Interno. En nuestra vida cotidiana hablamos a menudo de nuestra esclavitud y libertad. Pero la realización dice que tales cosas no existen. Lo que existe realmente es la conciencia —conciencia en varios niveles, conciencia que disfruta de sus variadas manifestaciones—. En el campo de la manifestación, la conciencia tiene diferentes grados. ¿Por qué rezamos? Rezamos porque nuestra oración nos lleva de un grado inferior a un grado superior de iluminación. Rezamos porque nuestra oración nos acerca a algo puro, bello, inspirador y colmador. La iluminación más elevada es la realización de Dios. Esta iluminación no solo debe tener lugar en el alma, sino también en el corazón, la mente, el vital y el cuerpo. La realización de Dios es una unión consciente, completa y perfecta con Dios. Queremos amar al mundo y el mundo quiere amarnos. Queremos satisfacer al mundo y el mundo quiere satisfacernos. Pero no hay un eslabón que nos conecte con el mundo. Sentimos que nuestra existencia y la del mundo son dos cosas totalmente distintas. Creemos que el mundo es algo separado de nosotros, y en esto cometemos un error deplorable. ¿Cuál es el nexo de unión adecuado entre nosotros y el mundo?: Dios. Si primero nos acercamos a Dios y luego vemos a Dios en el mundo, entonces no importa cuántos millones de errores podamos cometer, el mundo no solo será clemente con nuestros errores sino que además nos amará con toda el alma. Del mismo modo, cuando nosotros veamos los defectos, debilidades e imperfecciones del mundo, seremos capaces de perdonar y luego inspirar, energizar e iluminar al mundo, sencillamente porque sentimos la Existencia de Dios allí. Si no vemos a Dios en todas nuestras actividades, la frustración se cernirá sobre nuestra vida cotidiana. No importa con cuánta sinceridad tratemos de complacer al mundo, no importa con cuánta sinceridad trate el mundo de complacernos, la frustración se hallará entre nuestro entendimiento y el entendimiento del mundo. El origen de la frustración es la ignorancia. La ignorancia es la madre de la devastadora, dañina y sofocante frustración. Si nos adentramos en la ignorancia, vemos que es todo un juego de inconsciencia. La frustración puede eliminarse por completo de nuestras vidas únicamente cuando entramos en el Origen de toda existencia. Cuando entramos en el Origen de nuestra propia existencia y la existencia del mundo, nos estamos acercando a la Realidad. Esa Realidad es nuestro Deleite constante, el Deleite del Respirar de Dios. El mundo no es mío ni tuyo ni de nadie. ¡Jamás! Pertenece a Dios, y solo a Dios. Por lo tanto, hemos de ser realmente sabios; hemos de ir primero al Poseedor, no a la posesión. La posesión está desvalida; no puede hacer nada por sí misma. Es el Poseedor quien puede hacer lo que quiera con Su posesión. Por tanto, primero hemos de volvernos uno con Dios. Entonces, automáticamente llegaremos a ser uno con las posesiones de Dios. Cuando devenimos uno con Dios y Sus posesiones, podemos sentir de manera cierta e inequívoca que el mundo es nuestro y nosotros del mundo. La ignorancia y la iluminación son como la noche y el día. Tenemos que entrar primero en la iluminación, y después llevar la iluminación a la noche de ignorancia. De no ser así, la transformación de la ignorancia será difícil, lenta e incierta. Entrar en el campo de la ignorancia sin conseguir primero iluminación, es tomar un sendero negativo. Si seguimos el sendero de la oscuridad y tratamos de encontrar la luz en la oscuridad, estamos tomando el sendero negativo. El mejor modo, el modo positivo de encontrar la luz es seguir el sendero de la luz, mayor luz, abundante luz, infinita Luz. Si seguimos el sendero de la luz, la iluminación ciertamente amanecerá en nosotros. Miremos hacia arriba y hagamos descender la Luz de lo alto. En cuanto miramos hacia arriba, la Gracia de Dios desciende. La naturaleza misma de la Gracia de Dios es descender sobre cada individuo en la tierra. Cuando queremos llegar hasta Dios con la ignorancia, es como escalar una montaña cargando un pesado bulto sobre nuestros hombros. Naturalmente, es una tarea difícil. En vez de eso, podemos quedarnos al pie de la montaña y suplicar la Gracia de Dios, la cual está preparada y dispuesta para descender hasta nosotros desde lo Más Alto. Huelga decir que para Dios es infinitamente más fácil descender hasta nuestra ignorancia, que para nosotros llevar nuestra ignorancia hasta Dios. La iluminación es la percepción consciente del alma. La iluminación es la visión consciente de la Realidad que va a ser manifestada. La iluminación es posibilidad transformada en funcionalidad. La iluminación es como la varita mágica de Dios. En este mundo, un mago ordinario utiliza su varita mágica para convertir una cosa en otra. Cuando Dios emplea la iluminación en el mundo, la conciencia finita de la tierra entra inmediatamente en lo Infinito y deviene en lo Infinito. La iluminación es la primera realización que tiene la humanidad del Poder omnipotente, la Compasión ilimitada, la Luz infinita y la Perfección perfecta de Dios. Nuestra iluminación nos hace sentir lo que es realmente Dios. Antes de la iluminación, Dios es teórico; después de la iluminación, Dios se vuelve práctico. Así pues, la iluminación es el poder mágico divino que nos hace ver la Realidad que una vez era solo imaginación. Cuando la iluminación amanece en un ser humano, Dios ya no es una mera promesa, sino un logro real. La iluminación está en la mente y en el corazón. Cuando la mente se ilumina, nos convertimos en la Elección de Dios. Cuando el corazón se ilumina, nos convertimos en la Voz de Dios. Aquí, en el mundo físico, la mente ha evolucionado considerablemente. Debido a que el hombre ha desarrollado su mente intelectual, se ha vuelto superior a los animales, ya que el nivel de la mente es más alto que el del físico o el del vital. El hombre ha cultivado la capacidad de la mente, pero no ha cultivado la capacidad del corazón. Cuando cultivemos el corazón veremos que su capacidad es muy superior a lo que habíamos imaginado. Cuando cultivemos en nuestro corazón la sensación única de que somos de la más elevada Visión de Dios y estamos para la perfecta Manifestación de Dios, entonces se producirá la iluminación.

Pregunta: ¿Tenemos que eliminar todos los objetivos materialistas a fin de realizar a Dios?

Sri Chinmoy: Es la manera en que utilizamos la vida material lo que tiene primordial importancia. La materia, como tal, no ha hecho nada malo a Dios; no es anti-divina. Somos nosotros quienes utilizamos las cosas materiales de una forma equivocada. Debemos entrar en la vida material con la luz de nuestra alma. Podemos usar un cuchillo para herir a alguien o lo podemos usar para cortar una fruta y compartirla. Con el fuego podemos cocinar y con el fuego también podemos quemarnos o incendiar la casa de alguien. Tenemos que sentir que la materia y el espíritu van juntos. La materia tiene que ser la expresión consciente de nuestro espíritu. Si dices que la materia es todo, que no hay espíritu, que no hay una vida superior, que no hay una realidad interna, debo decir que te equivocas. Existe una realidad interna, existe una Verdad infinita que quiere expresarse en la materia y a través de la materia. La materia está dormida y ha de ser despertada. La vida material tiene que ser guiada y moldeada por el espíritu. Pero primero hemos de comprender para qué es la vida material. Si por vida material entendemos el disfrute vital inferior y la satisfacción de deseos ordinarios, entonces es inútil tratar de aceptar simultáneamente la vida espiritual. Pero si vida material significa vida de expansión —expansión del corazón, expansión del amor— entonces materia y espíritu pueden ir juntos fácilmente. En esta vida material tenemos que ver la Paz, la Luz y la Dicha. Lo que ahora mismo vemos en la mente es envidia, temor, duda y todo tipo de cosas no-divinas. Pero en esta misma mente podemos sentir y debemos sentir armonía, paz, amor y otras cualidades divinas. Si queremos estas cualidades divinas en la vida material, entonces la vida material puede ir perfectamente bien con la vida espiritual. La verdadera vida material no es simplemente comer, dormir y respirar. La vida material es una vida importante que debe finalmente convertirse en una vida de dedicación. Ahora mismo, en el mundo físico, estamos tratando de poseer personas y cosas; pero la vida material únicamente tendrá significado cuando dejemos de intentar poseer y comencemos a intentar dedicar. Cuando nos consagramos al Supremo, al inigualable objetivo de realizar a Dios, solo entonces se nos revelará a sí misma la vida como el mensaje de la Verdad, el mensaje de la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad.

Pregunta: Cuando pienso en todos los defectos y cualidades no-divinas mías y de mis compañeros discípulos parece que la iluminación esté a millones de kilómetros.

Sri Chinmoy: Cuando uno esté realmente iluminado no verá a los demás como imperfectos o irremediables seres humanos. En cuanto uno esté iluminado sentirá su unidad real con los demás y verá las llamadas imperfecciones de los demás como una experiencia que Dios está teniendo en ellos y a través de ellos.

Puesto que eres mi discípulo, deseo decirte que tú ves más imperfección, más limitación, más noche oscura en ti de lo que yo pueda nunca imaginar. Para mí, eres absolutamente natural y normal; eres hijo de Dios y tienes toda la oportunidad y la capacidad de realizar, manifestar y colmar al Divino aquí en la tierra. La iluminación es algo que ya tuviste, pero que ahora has olvidado; no es algo totalmente nuevo. Alguien que realmente se interesa por la iluminación tiene que sentir que está creciendo desde una cierta luz hacia una luz mayor, hacia la luz abundante. Si un buscador siente siempre que está profundamente inmerso en el mar de ignorancia, deseo decir entonces que nunca saldrá de la ignorancia, pues no hay final para el mar de ignorancia. Pero si siente que está creciendo desde una pizca de luz hacia la omnipresente y más elevada Luz, la iluminación inmediatamente parece más fácil y más espontánea.

Pregunta: Pregunta: ¿Podemos sentir de hecho nuestra realización acercarse, o aparece de una manera espontánea e inesperada?

Sri Chinmoy: La verdadera realización no puede aparecer inesperadamente. Gradualmente, poco a poco llegamos al punto en que realizamos a Dios. Si uno está en los umbrales de la realización sabrá que es una cuestión de días o meses o años. La realización es la unidad consciente y completa con Dios. Ahora bien, si uno no posee una limitada unidad consciente con Dios, ¿cómo puede alcanzar de golpe la ilimitada unidad consciente con Dios? Es cierto que Dios puede hacerlo todo; puede otorgar la realización sin pedir nada del buscador. Pero si Dios te diese la realización sin que tú medites y practiques la vida espiritual, todos esperarían lo mismo. Algunas personas obtienen la realización después de solo cuatro o cinco años de meditación, mientras que otras que han estado meditando treinta, cuarenta o cincuenta años no se hallan para nada cerca de la realización. Pero en el caso de la persona que realiza a Dios habiendo meditado únicamente cuatro o cinco años, has de saber que esta no es su primera encarnación como aspirante; su viaje consciente comenzó mucho antes de que tú ni siquiera hubieras pensado en Dios. Ahora está completando su viaje hacia la realización de Dios mientras que tú, tal vez, solo estás comenzando el tuyo. Asimismo, hemos de saber que aunque hayamos meditado en numerosas encarnaciones pasadas y algunos años más en esta encarnación, esto no significa realmente que merezcamos a Dios. Fue la Gracia de Dios la que actuó en nuestras previas encarnaciones, y es la Gracia de Dios la que nos está ayudando a realizarlo en la presente encarnación también. De tu meditación constante de toda una vida, puedes esperar la realización, pero únicamente a la Hora escogida por Dios. Tú puedes quererla inmediatamente, pero tal vez Dios sepa que si Le realizas ahora mismo serás más perjudicial que provechoso para la humanidad. Por eso, Dios tiene Su propia Hora para tu realización, y cuando esa Hora esté próxima serás consciente de ello.

Pregunta: ¿Qué significa realmente la realización de Dios?

Sri Chinmoy: La realización de Dios —o siddhi— significa autodescubrimiento en el sentido más elevado del término. Uno realiza conscientemente su unidad con Dios. Mientras un buscador permanezca en la ignorancia, sentirá que Dios es otro, alguien con infinito Poder, mientras que él, el buscador, es la persona más débil sobre la tierra. Pero en el momento en que realiza a Dios llega a saber que él y Dios son absolutamente uno, tanto en la vida interna como en la vida externa. La realización de Dios significa la identificación con el Ser absolutamente más elevado en uno mismo. Cuando uno puede identificarse con su propio Ser más elevado y permanecer en esa conciencia para siempre, cuando uno puede revelarla y manifestarla a su propia orden, eso es la realización de Dios. Ahora bien, has estudiado a Dios en los libros, y otros te han dicho que Dios está en todas las personas, pero no has realizado a Dios en tu vida consciente. Para ti, todo eso es especulación mental. Pero cuando alguien ha realizado a Dios, sabe conscientemente lo que Dios es, la apariencia que tiene, y lo que Él quiere. Cuando alguien alcanza la autorrealización permanece en la Conciencia de Dios y habla con Dios cara a cara. Uno ve a Dios tanto en lo finito como en lo Infinito; ve a Dios tanto en el aspecto personal como en el impersonal. Y en este caso, no se trata de alucinación mental o imaginación; es realidad directa. Esta realidad es más auténtica que el hecho de verte aquí, justo delante de mí. Cuando uno habla con un ser humano siempre hay un velo de ignorancia: oscuridad, imperfección, incomprensión. Pero entre Dios y el ser interno de quien Lo ha realizado no puede haber ignorancia ni velo de ningún tipo. En ese momento uno puede hablar a Dios más claramente, más convincentemente, más abiertamente que a un ser humano. Como seres humanos ordinarios, sentimos que la Paz infinita, la Luz infinita, la Dicha infinita y el Poder divino infinito son pura imaginación. Somos víctimas de dudas, temores y fuerzas negativas que consideramos bastante normales y naturales. No podemos amar nada puramente, ni siquiera a nosotros mismos. Estamos en lo finito peleando y luchando, y no hay tal Paz, Luz o Dicha en nosotros. Pero, quienes practican la meditación profundizan en lo interior y ven que hay Paz, Luz y Dicha reales. Obtienen fortaleza interna sin límite y ven que la duda y el temor pueden ser desafiados y conquistados. Cuando alcanzamos la realización de Dios nuestra existencia interna está rebosante de Paz, Equilibrio, Ecuanimidad y Luz.

Pregunta: Algunos caminos hablan de la meta como iluminación y otros como realización de Dios. ¿Cuál es la diferencia entre iluminación y realización de Dios?

Sri Chinmoy: Algunas veces, cuando hablamos de iluminación, queremos decir que hemos estado en la oscuridad respecto a algún tema en particular durante muchos años y ahora tenemos sabiduría interna, o que ahora ese lugar particular en nuestra conciencia está iluminado. Pero esto es tan solo una chispa de la Iluminación ilimitada, y a esa pequeña chispa no podemos llamarla realización de Dios.

La iluminación plena, completa y todo iluminadora, es la realización de Dios. A veces, cuando un buscador está en su meditación más elevada obtiene una suerte de iluminación interna, y durante media hora o una hora su ser entero, toda su existencia, está iluminada. Pero luego, pasadas una o dos horas, vuelve a su antiguo ser; otra vez deviene víctima del deseo y de las cualidades no-divinas. La iluminación ha tenido lugar, pero no es la Iluminación trascendental que ocurrió en el caso de Buda y otros Maestros espirituales. Esa clase de Iluminación todo colmadora, todo iluminadora equivale a la realización de Dios. La realización de Dios significa Iluminación constante y eterna, Iluminación trascendental. Cuando logramos la realización de Dios, automáticamente se produce la Iluminación infinita en nuestra existencia externa así como en nuestra existencia interna. La iluminación de la que se habla aquí en occidente y también en Japón es únicamente un estallido temporal de luz en la conciencia aspirante. Después de un tiempo breve se vuelve insignificante, porque no hay una realidad perdurable en ella. Conseguiremos la realidad perdurable solo con la Iluminación constante, eterna y trascendental, que es la realización de Dios.

Pregunta: Cuando alguien realiza a Dios, ¿continúa actuando como un ser humano ordinario?

Sri Chinmoy: Cuando empleamos el término «realización», la gente se confunde a menudo. Sienten que una persona realizada es totalmente diferente de una persona corriente, que se comporta de un modo muy inusual. Pero deseo decir que una persona realizada no necesita ni debería comportarse de un modo inusual. ¿Qué ha realizado esa persona? La última Verdad en Dios. ¿Y quién es Dios? Dios es alguien o algo absolutamente normal.

Cuando alguien realiza lo Más Elevado significa que posee Paz, Luz y Dicha internas en medida infinita. No significa que su apariencia o sus rasgos externos serán diferentes porque la Paz, la Luz y la Dicha están dentro de su conciencia interna. Si un Maestro alcanza la realización no significa que le crecerán dos grandes cuernos o una larga cola, o que será anómalo de algún otro modo. No, él es normal. Incluso después de haber realizado lo Más Elevado, un Maestro espiritual todavía come, duerme, habla y respira igual que los demás. Pero un buscador espiritual podrá sentir tremenda paz y pureza en él.

Dentro de lo humano existe lo divino. No tenemos que vivir en las cavernas del Himalaya para probar nuestra divinidad interna; podemos hacer emerger esta divinidad en nuestra vida cotidiana normal. La espiritualidad es absolutamente normal, sin embargo, desafortunadamente, hemos llegado a sentirla como anómala porque vemos muy poca gente espiritual en este mundo de ignorancia. Pero este sentimiento es un error deplorable; la espiritualidad real es la aceptación de la vida. Primero hemos de aceptar la vida tal y como es, y entonces hemos de intentar divinizar y transformar la faz del mundo con nuestra aspiración y con nuestra realización. Las personas no espirituales piensan frecuentemente que una persona realizada, si está verdaderamente realizada, tiene que hacer milagros en todo momento. Pero los milagros y la realización de Dios no tienen por qué ir necesariamente unidos. Cuando miras a un Maestro espiritual, lo que ves es Paz, Luz, Dicha y Poder divino. Entra en su conciencia y vas a sentir estas cosas inequívocamente. Pero si esperas algo más de un alma realizada, si acudes a un Maestro espiritual pensando que él colmará tus abundantes deseos y te hará multimillonario, te equivocas totalmente. Si es la Voluntad del Supremo, el Maestro puede fácilmente hacer a alguien multimillonario de la noche a la mañana. Puede hacer llegar la prosperidad material; pero no es esa habitualmente la Voluntad del Supremo. La Voluntad del Supremo es de prosperidad interna, no de opulencia externa.

Pregunta: ¿Toda persona que realiza a Dios se convierte en Maestro espiritual?

Sri Chinmoy: Cientos de estudiantes obtienen cada año su licenciatura en alguna la universidad. Algunos entran después en una oficina o en un negocio, mientras que otros comienzan a enseñar. De modo similar, en la vida espiritual, algunas personas que han realizado a Dios enseñan a otras a realizar a Dios, y otras no. No obstante, esos que no enseñan al mundo también han realizado a Dios. No podemos negarlo. Pero han tardado muchas encarnaciones en atravesar las barreras de la ignorancia y ahora están realmente cansados. No es cosa fácil realizar a Dios, y ellos sienten que han actuado como verdaderos héroes divinos en el campo de batalla de la vida. Han luchado contra el miedo, la duda, las ansiedades, preocupaciones, imperfecciones, limitaciones y ataduras, y han conquistado esas fuerzas. Ahora sienten que tienen todo el derecho a retirarse del campo de batalla y descansar. Sus almas hablan con Dios, y si Dios dice que ya no tienen que tomar más parte consciente en el Juego cósmico y pueden tan solo observar, entonces se retiran. Si tienen el permiso de Dios, naturalmente pueden permanecer pasivos. Pero las almas que toman parte en la manifestación de Dios están haciendo también algo muy grande. Tal vez no tomen una parte activa en el mundo, tal vez no vayan de un lugar a otro para enseñar o abrir centros espirituales y aceptar discípulos, pero en su meditación tratan de ofrecer la iluminación internamente, ofreciendo su buena voluntad consciente a la humanidad. ¿Cuántas son las personas que ofrecen su buena voluntad a la humanidad? Los seres humanos ordinarios disputan, luchan y hacen muchas cosas no-divinas, consciente o inconscientemente, contra la Voluntad de Dios. Pero en el caso de estas almas realizadas, ellas no entran en ningún tipo de conflicto con la Voluntad de Dios; su voluntad ha devenido una con la Voluntad de Dios. No podemos decir que quien trabaja externamente por la humanidad es más grande que quien ayuda internamente. Lo que tiene capital importancia es escuchar la Voluntad de Dios. No podemos decir que quien está implorando por la humanidad y tratando de ayudar es más grande que quien se aparta; solo es grande el que escucha la Voluntad de Dios. Si Dios le dice a un alma iluminada: «No necesito que andes moviéndote de un lugar a otro. Simplemente ofrece tu Luz internamente», entonces esa persona es grande ofreciendo su Luz internamente. Y si Dios le dice a otra alma: «Quiero que entres en el mundo y ofrezcas la Luz que tienes a la humanidad», entonces esta alma se hace grande ayudando a la humanidad. Todo depende de lo que Dios quiera de un alma en particular.

Pregunta: Dijo usted que cuando un buscador alcanza la realización más elevada, automáticamente llega la manifestación espiritual. ¿Podría explicar en qué consiste esa manifestación?

Sri Chinmoy: Cuando alguien alcanza la realización, si permanece en el mundo, la manifestación se inicia automáticamente. Cuando estás ante un alma liberada, totalmente realizada, ¿qué ocurre? Ves de inmediato la enorme diferencia entre tú y esa persona. Lo primero que ves en ella es Paz; en sus ojos verás Paz infinita. De su cuerpo recibirás una sensación de Pureza, una Pureza que nunca has sentido antes en tu vida o en la vida de nadie más. ¿Cómo puede ser que esa persona esté emanando Pureza, Luz y Poder divino, mientras que otras no? Sencillamente porque está totalmente realizada. No te está hablando, no te está diciendo nada, pero de su sola presencia obtienes Paz infinita, Dicha infinita, Luz infinita. Así, la realización muestra automáticamente su propia capacidad, que es la manifestación. La realización interna del Maestro está siendo manifestada a través de su forma externa, que es el cuerpo. Hay otra clase de manifestación, la cual encontramos más en el plano físico: es la manifestación de la divinidad sobre la Tierra. Esta manifestación se produce cuando un Maestro espiritual intenta deliberadamente despertar a personas hambrientas de espiritualidad. Hay muchas personas en la tierra espiritualmente hambrientas, pero no tienen un Maestro o un camino espiritual. Así pues, el Maestro trata de inspirarlas y encender en ellas la llama de la aspiración consciente, y ponerlas en un camino espiritual. Cuando un Maestro espiritual, con la ayuda de sus más queridos discípulos, trata de manifestar la divinidad en la tierra, a veces la gente lo malinterpreta. Creen que quiere convertirlos a todos. Pero la motivación del Maestro no es la de un misionero; los misioneros cristianos fueron a la India y a todo el mundo diciendo: «Solo hay un Salvador: Cristo». Pero, si Cristo es el único Salvador, ¿dónde queda Buda?, ¿dónde queda Sri Krishna?, ¿dónde están Sri Ramakrishna y a todos los demás grandes Maestros? Cada Maestro espiritual genuino es un salvador, no hace falta decirlo; pero decir que él es el único salvador, o que su camino es el único camino, es un disparate. Si yo digo que mi camino es el único, que si no me aceptas irás al infierno, entonces no habrá persona más estúpida que yo en la tierra. En nuestro camino no queremos convertir a nadie; queremos inspirar. Muchos de los que estáis aquí no sois mis discípulos, y no vais a serlo; pero estoy sumamente contento de que hayáis venido, y sumamente agradecido por vuestra presencia. Tengo la capacidad, por medio de la Gracia de Dios, de inspiraros. Puede que toméis mi inspiración y luego vayáis a cualquier otro camino que necesitéis o queráis. Yo he hecho mi parte al inspiraros. Un Maestro realizado nunca, nunca trata de convertir; únicamente ofrece su realización en forma de inspiración a las almas aspirantes. Por ese motivo, el Maestro tiene que actuar como un ser humano normal. Si no actúa como un ser humano normal, si no come y descansa y conversa de una manera humana, la gente dirá: «¡Oh, tú has ido muchísimo más allá que nosotros! Es sencillamente imposible que lleguemos a ser como tú alguna vez». Pero el Maestro espiritual dice: «No, yo hago todo lo que vosotros hacéis. Si puedo comer la misma comida, si puedo relacionarme con vosotros del mismo modo en que vosotros os relacionáis con otros y, al mismo tiempo, no pierdo mi conciencia más elevada, ¿por qué no vais a poder vosotros entrar también en la vida de lo Altísimo? Así es como el Maestro inspira a sus discípulos.

Pero la inspiración no es suficiente. Después de la inspiración viene la aspiración. Hay una gran diferencia, una vasta diferencia, entre inspiración y aspiración. La aspiración es muy, muy elevada. El Maestro espiritual deviene uno con sus discípulos, a cuya aspiración ya ha ayudado, y juntos inspiran al mundo espiritualmente hambriento. De este modo la realización es transformada en manifestación. Cuando hay realización, verás la manifestación dentro de esa realización. La manifestación es la forma externa de la realización, y alguien que es realmente espiritual sentirá inmediatamente la manifestación en la realización misma. Para las personas ordinarias, para la humanidad, requiere tiempo. Si yo he realizado algo y lo he manifestado en el mundo externo, el corazón de la humanidad lo sentirá, pero tal vez la mente física tarde un poco de tiempo en percibir y comprender la manifestación. En el ámbito de la manifestación, el Maestro está tratando con personas ignorantes, sin aspiración, o con personas emocionalmente atadas que no verán la Luz plena del Maestro. Pero un gran aspirante ve la realización, y no puede separar la realización de la manifestación.

Pregunta: ¿Hay alguna diferencia entre la liberación y la realización, o son ambas absolutamente idénticas?

Sri Chinmoy: Hay una gran diferencia entre la liberación y la realización. La liberación es muy inferior a la realización. Uno puede alcanzar la liberación en una encarnación y la realización en alguna encarnación posterior; o uno puede llegar a estar liberado y realizado en la misma encarnación. Pero no es posible estar realizado sin estar antes liberado. A veces, un gran Maestro espiritual, si es afortunado, hará descender con él a unas pocas almas realmente liberadas para ayudarlo en su manifestación. Sri Ramakrishna, por ejemplo, hizo venir a Vivekananda y a Brahmananda. Algunas de estas almas liberadas que entran en la escena terrenal con los grandes Maestros no se interesan por la realización. Tan solo vienen a ayudar. Otros, como Vivekananda y Brahmananda, quieren también la realización. Un alma liberada está libre de la ignorancia, de las cualidades mundanas y no-divinas. Un alma liberada inspirará a los demás con su presencia; los inspirará a ser puros, sencillos, bondadosos y amorosos. Una tremenda pureza y serenidad fluirá de esa persona, y los demás querrán tocarla, hablar con ella, mirar su rostro. Puedes decir que es mucho más que un santo. Cierto, las oscuridades mundanas, las impurezas y otras cosas no entrarán en el alma liberada, porque estará todo el tiempo precavida para no permitir que entren en ella. Pero un alma realizada es algo mucho más elevado; es parte integral de Dios de una manera consciente. Un alma liberada sabe que hay una habitación especial donde ella se queda y tiene su altar. Sabe que hay también una cocina que está toda sucia y llena de impurezas. Los seres humanos ordinarios no tienen ninguna habitación especial, ningún altar. Están todo el tiempo encerrados en la cocina, y naturalmente no pueden ir a la habitación donde se halla la deidad viviente. El alma liberada es capaz de vivir en la habitación del altar, pero tiene miedo de que si entra en la cocina, las cosas no-divinas que hay allí puedan atacarla y vuelva de nuevo a ser su víctima como lo era antes de su liberación. Pero las almas realizadas son extremadamente poderosas. Saben lo que son y de dónde han venido. En virtud de su conciencia universal y trascendental, pueden entrar en la ignorancia de la humanidad, en la conciencia terrenal como tal, e iluminarla con su antorcha de luz. Solo lo hacen debido a su infinita compasión, no porque aún tengan algunas tentaciones o fuerzas erróneas. ¡No! Entran deliberadamente en la ignorancia para que la humanidad pueda ser radicalmente transformada. Pero solo las almas realizadas de un alto orden aceptan este audaz desafío. Un alma liberada es tan bella y tan pura como un niño. Pero ¿cuánto tiempo puedes estar con un niño? Con su capacidad no puedes ir muy lejos, o alcanzar lo Más Elevado. Sin embargo, un alma realizada es como una persona madura que puede ofrecerte tremenda aspiración, luz, sabiduría y la realidad viviente. Un alma liberada te inspirará a caminar por el sendero, pero un alma realizada no solo te inspirará sino que también te guiará y te conducirá a tu destino. Un alma realizada no solo es el guía, no solo es el camino, sino la meta misma. Primero pretende no ser ni siquiera el guía, sino tan solo alguien que ofrece inspiración al buscador. Luego viene y le dice al buscador que él es el guía, pero no el camino. Gradualmente, sin embargo, muestra que él mismo es también el camino. Y finalmente hace sentir al buscador su infinita compasión y le muestra que no solo es el guía y el camino sino también la meta, la propia meta del buscador. Un alma realizada toca los pies del árbol de la realización, sube a la rama más alta y baja el fruto para compartirlo con la humanidad que está esperando abajo. Eso es la realización. Pero incluso aquel que únicamente toca el árbol de la realización y se sienta a sus pies, sin ascender o sin bajar nada, es muy superior al alma liberada.

Por otra parte, alcanzar la liberación no es un asunto fácil. Es muy muy difícil llegar a estar libre de la ignorancia. Entre los millones y billones de seres humanos en la tierra, es posible que haya diez, veinte o incluso un centenar de almas liberadas. Pero solo Dios sabe cuán pocas almas realizadas existen. Realizar lo altísimo Absoluto como algo que te pertenece y sentir constantemente que esta realización no es en realidad algo que has logrado, sino algo que eternamente eres —eso se llama realización—.

Un alma liberada…

Generalmente el alma liberada no se preocupa por la manifestación de Dios en la tierra; siente que, una vez que está liberada, su papel en el Drama cósmico ha terminado. Pero el alma realizada implora la manifestación de Dios. Siente que, una vez realizada, su papel en el Drama cósmico ha comenzado propiamente. Un alma liberada está libre de las redes de la ignorancia y, al mismo tiempo, es sumamente cautelosa con la salvaje ignorancia. Un alma realizada ha descubierto su propia divinidad interna, que está inundada de la Visión de Dios que todo lo ve y la Realidad de Dios que todo lo colma. Un alma liberada generalmente utiliza a Dios conforme a su propia capacidad. Un alma realizada utiliza a Dios únicamente cuando Dios Mismo se lo pide. Lo humano y lo irreal en nosotros concluyen en la liberación. Lo divino y lo real en nosotros comienzan en la realización.

El escondite

Cada minuto me inspira
    para intentar.
Cada hora me perfecciona
    para ascender.
Cada día me ilumina
    para alcanzar.
   
    En mi intento
he llegado a aprender lo que puedo ser.
    En mi ascenso
he llegado a aprender quién Soy eternamente.
    A mi llegada
Dios y yo detendremos nuestro juego de siglos:
    el escondite.

13.2 - Manifestación y perfección

¿Qué se entiende por perfección espiritual?

¿Qué se entiende por perfección espiritual? Es la capacidad constante de vivir en Dios y revelarlo en cada uno de tus movimientos.

Perfección espiritual

Para perfeccionar nuestra vida humana, lo que mas necesitamos, con diferencia, es el deleite de nuestra alma. Cuando vivimos en el físico, las innumerables nubes del deseo son naturales, necesarias e inevitables. Cuando vivimos en el alma, las llamas siempre ascendentes de la aspiración son naturales, necesarias e inevitables.

Cuando vivimos en el alma, cultivamos a Dios espontáneamente. Su Paz, Su Dicha y Su Poder devienen nuestros, absolutamente nuestros. Crecemos en nuestra perfección espiritual. Esta perfección es al mismo tiempo nuestra herencia divina en un cuerpo humano y nuestro derecho innato sobrenatural en el suelo terrenal.

Lo humano en nosotros debe vivir bajo las alas protectoras del alma. Lo divino en nosotros debe remontarse al Más Allá con las alas voladoras del alma. Lo humano en nosotros, tarde o temprano, debe necesitar la transformación. Lo divino en nosotros, tarde o temprano, debe necesitar la manifestación.

La perfección es lo que heredado de Dios en mi vida interna. La transformación es lo que he heredado de Dios en mi vida externa.

¿Qué es la perfección? La perfección es la realización. La perfección es la manifestación. La perfección en el mundo interno significa realización. La perfección en el mundo externo significa manifestación. Un buscador es una fusión de individualidad y personalidad. Cuando un buscador lleva su desinteresada individualidad hacia la visión más elevada de la Realidad, y ofrece su todo-amorosa personalidad al Absoluto Más Allá, alcanza la perfección en el mundo de la Eternidad de lo Infinito. Algunos dicen que la perfección no existe ni en el Cielo ni en la tierra. Yo no puedo estar de acuerdo con ellos. La perfección existe tanto en el Cielo como en la tierra. El llanto mismo de la tierra es perfección. La sonrisa misma del Cielo es perfección. El llanto fervoroso de la tierra y la sonrisa resplandeciente del Cielo deben ir juntos. Solo entonces aparecerá la satisfacción en el Rostro de Dios. Cuando la tierra implora, no debemos pensar que la tierra es inferior al Cielo; cuando el Cielo sonríe, no debemos pensar que el Cielo es superior a la tierra. No, no es así. Es Dios, el hombre en crecimiento, quien implora en y a través de la tierra para realizar todo lo que finalmente puede ser. Y es nuevamente Dios, el hombre colmado, quien sonríe en y a través del Cielo al realizar lo que ya es. La perfección completa y total se producirá únicamente cuando sintamos que nuestra perfección no es tal si el resto de la humanidad permanece imperfecta. Si nos decimos hijos de Dios, los demás también son hijos de Dios. Puede que estén viajando algunos kilómetros por detrás de nosotros, o quizá estén profundamente dormidos; pero deben alcanzar la Meta antes que la Perfección perfecta pueda alborear sobre la tierra. Trataremos de conquistar nuestro miedo, nuestra duda, nuestra envidia y otras fuerzas negativas. Pero cuando profundicemos, después de haber alcanzado lo que queremos para nosotros mismos, sentiremos que solo nuestro ser limitado ha quedado satisfecho. Nuestro ser más amplio, que es toda la humanidad, está lejos, lejos de la perfección. Así pues, trataremos de eliminar el miedo, la duda, la ansiedad, las preocupaciones y las otras fuerzas no-divinas de la humanidad. En nuestro camino sentimos que la perfección tiene que ser total e integral. Sabemos que tenemos imperfección en nuestra naturaleza, y al mismo tiempo tenemos perfección limitada. Si ahora mismo reina la imperfección, tenemos que afrontarla y transformarla en perfección. Mediante nuestra oración, meditación, concentración y contemplación conscientes, la imperfección del pasado puede ser perfeccionada, y la oscuridad de ayer puede ser transformada en Luz.

Pregunta: ¿Qué nos impide alcanzar la perfección?

Sri Chinmoy: ¿Qué nos impide alcanzar la perfección? Nuestra autoindulgencia. En la autoindulgencia sentimos que hay algo absolutamente necesario en nuestra vida, que es el placer. Cuando clamamos por el placer y queremos seguir en el placer, devenir en el placer mismo, la perfección permanece muy lejos. Pero cuando imploramos la Alegría, el Deleite, la Dicha divinas, en ese momento entramos en el océano de la perfección. Si imploramos continuamente, aprendemos a nadar en el mar de la perfección. Cuando tenemos una súplica interna por el Deleite, nos lanzamos al mar de la perfección. Este es el primer paso. Pero cuando esta súplica interna se vuelve constante, nadamos en el mar de la perfección. Cuando mantenemos la Alegría y el Deleite como nuestro objetivo, la perfección crece automáticamente en nosotros, y lenta, firmemente, devenimos el mar de perfección. Pero lo que ahora nos impide la perfección es nuestro aprecio por la vida del placer y nuestra indulgencia en la vida del placer.

Pregunta: ¿Era Dios perfecto antes de crear el universo?

Sri Chinmoy: Sí, Dios era perfecto. Pero así como no hay un final para nuestra propia perfección, tampoco hay un final para la Perfección de Dios. Nosotros usamos la expresión «Más Allá siempre-trascendente». Dios está trascendiéndose constantemente. La Perfección de Dios significa el mensaje de Su propia Autotrascendencia. Cuando no sabías tocar el piano, tu objetivo, que era tu idea de perfección, era simplemente tocar las notas correctas, y estabas sumamente contento cuando sabías tocarlas. Algunos años después, tu perfección estaba en saber interpretar unas cuantas piezas correctamente. Después, tu perfección fue poder interpretar alguna gran obra maestra al piano, y así sucesivamente. En el caso de Dios también, Él tenía la creación en Su Visión, y ahora puedes ver cómo Su evolución está progresando, lenta y firmemente, hacia lo Altísimo. La perfección es así; cuando tienes algo excelente, crees que eso es la perfección. Entonces ves que lo que tienes puede ser expandido o mejorado, y vas más allá. El mensaje del progreso es la perfección. La perfección es el progreso constante en la Luz de Dios. Dios era indudablemente perfecto antes de la creación, pero ahora Él ha añadido a Su Perfección el mensaje de la manifestación. Naturalmente, el propio sentido de perfección de Dios crece, y Él trasciende con mucho Su estándar previo, Su logro previo, Su Visión previa. Él era perfecto, pero ahora quiere ser perfecto de otra manera, de una manera más elevada, de una manera más convincente.

Pregunta: ¿Ha sido el alma siempre perfecta?

Sri Chinmoy: El alma siempre ha sido perfecta, pero, como dije anteriormente acerca de Dios, tenemos que saber a qué altura se halla el alma y cuánto más puede ascender. La altura de hoy es perfecta para el alma hoy, pero el alma puede vislumbrar mañana una altura más elevada, y tiene que ascender. El ave-alma se encuentra ahora en una rama en particular y cree que esa es la rama más alta. Pero entonces mira hacia arriba y ve que hay una rama superior, y salta hacia esa rama. Después ve otra vez algo más arriba y va hasta allí. Cada vez que lanza una mirada, ve algo más alto. Allí donde el alma está es perfecto por el momento, pero después aumenta su visión y va siempre más y más arriba; no hay final para la altura que puede alcanzar. Asimismo, cuando se trata de la manifestación, el alma sabe hasta que punto reveló o manifestó la Luz de Dios en sus encarnaciones previas y cuánto puede manifestarla en encarnaciones futuras. En una encarnación previa tan solo fue un poco, en la presente encarnación ha sido un poco más, y en encarnaciones futuras tal vez sea mucho más.

Pregunta: ¿Se encontrará alguna vez la Realidad de Dios sobre la tierra?

Sri Chinmoy: Dios tiene dos nombres: uno es Sueño y otro es Realidad. Con Su Sueño, Él está entrando en el mundo de Su cumplimiento, al cual llamamos manifestación constante de la realidad. La Realidad más elevada es la transformación de la naturaleza humana, que ahora mismo es semianimal y semidivina. La Realidad más elevada puede ser manifestada aquí en la tierra, pero llevará unos cuantos siglos, quizá mucho más. Eso no significa que hemos de permanecer silenciosos e inactivos —¡ni mucho menos!—. Cada día procuraremos navegar en el Barco-Sueño de Dios y ver hacia dónde nos está llevando. Si estamos consciente y constantemente sentados en el Barco-Sueño de Dios, este Barco-Sueño nos llevará lenta, firme e inequívocamente, hasta la Ribera-Realidad de Dios. Esta Ribera-Realidad no está en algún lugar en el Cielo; está aquí, en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos, en nuestras acciones, en nuestra existencia misma en la tierra. Todos los mundos son reales; pero este mundo, este planeta, es más significativo que otros porque Dios ha decretado que únicamente en este planeta puede tener y tendrá lugar la realización. ¿Qué es la realización? Es la consciente unidad con Dios el Infinito. Únicamente en este mundo puede un aspirante devenir uno conscientemente con Dios el Infinito. Aquí en la tierra podemos conseguir la constante unidad con la Luz infinita y la Verdad infinita, porque aquí la Realidad es más vívida, más manifiesta. No pensemos en el Cielo o en el infierno; nuestro entendimiento humano del Cielo y el infierno es todo engaño. Otros mundos existen; podemos ir a ellos durante nuestro sueño, o durante la meditación. Pero si de verdad queremos ser totalmente uno con Dios, esta tierra es el único lugar donde podemos ver lo Real en nosotros mismos, en la humanidad y en Dios Mismo.

Transformación y perfección de la naturaleza física

Ni un esfuerzo individual ni una abnegación individual pueden producir la transformación de tu conciencia. Esta transformación es solo posible por el descenso de una Luz superior. Creer en la transformación física sin tener algún tipo de realización es como hacer las cuentas de la lechera. La entrega tiene que mirar hacia arriba con las palmas de sus manos juntas. La transformación tiene que mirar hacia abajo con las palmas de sus manos dirigidas hacia la conciencia terrestre. La transformación de la naturaleza humana en su totalidad debe inevitablemente progresar a velocidad de tortuga.

Tanto el descenso de la Verdad a la naturaleza inferior como el ascenso de la naturaleza inferior hacia la Verdad más elevada pueden resolver el problema de los problemas: la iluminación de la conciencia humana. Ambos son igualmente efectivos y tienen igual velocidad.

Por encima de todo

El hombre por encima de todo:
esta es la altitud
de mi realización animal.

El amor por encima de todo:
esta es la altitud
de mi realización humana.

La unidad por encima de todo:
esta es la altitud
de mi realización divina.

La manifestación de Dios por encima de todo:
esta es la altitud
de mi Perfección absoluta.

Dos cosas diferentes

El amor es una cosa.
    La posesión es otra.

La posesión es una cosa.
    La felicidad es otra.

La felicidad es una cosa.
    El logro es otra.

El logro es una cosa.
    La perfección es otra.

Pregunta: Dios podría haber hecho al hombre perfecto en un primer momento. ¿Cuál fue Su razón para ponernos frente a todos los problemas por los que pasamos para alcanzar la perfección?

Sri Chinmoy: Dios podría haber iniciado Su creación con la perfección; pero, por suerte o por desgracia, no fue esa Su intención. Lo que Dios quiso fue atravesar desde la ignorancia al Conocimiento, desde la limitación a la Plenitud, desde la muerte a la Inmortalidad. En el mundo externo vemos limitación, imperfección, duda, temor y muerte. Pero en el mundo interno vemos Luz, Paz, Dicha y Perfección. Cuando vivimos en la Conciencia de Dios, no hay imperfección. Todo es Perfección. Cuando nos identificamos conscientemente con la Conciencia de Dios, observamos que no hay imperfección alguna, porque Dios es perfecta Perfección. Pero si no vivimos en la Conciencia divina, naturalmente estaremos sujetos a la imperfección del mundo externo. Dios es un Jugador divino. Él está jugando Su divino Juego y conoce el final último. En cada momento Él está revelándose en y a través de nosotros, a pesar de que nosotros vemos, o mejor dicho, creamos un inmenso abismo entre nosotros y Dios. En el mundo físico, las miserias, los problemas, las frustraciones y la desesperación que atravesamos, no son nada más que experiencias en nuestro camino hacia la Meta final. Pero, al fin y al cabo, ¿quién está teniendo todas esas experiencias?: Dios y solo Dios. Lo que está ocurriendo realmente es la autorrevelación de Dios en Su creación manifestada. Un buscador del Supremo, viviendo en el Supremo, siendo uno con la Conciencia del Supremo, ve y siente que su vida, tanto interna como externa, es una proyección de la Perfección siempre trascendente de Dios creciendo hacia la Perfección perfecta.

Pregunta: ¿Terminará alguna vez el proceso de esforzarse por alcanzar la perfección?

Sri Chinmoy: No terminará nunca, porque Dios Mismo no quiere terminar Su Juego cósmico. Lo que sentimos que hoy es la perfección última, mañana será tan solo el nuevo punto de partida de nuestro viaje. Esto es así porque nuestra conciencia está evolucionando. Cuando la conciencia evoluciona hacia un nivel más elevado, nuestro sentido de perfección se eleva simultáneamente. Consideremos la perfección como un logro. Cuando estamos en el jardín de infancia, es posible que nuestro logro de perfección sea muy bueno para esa etapa. Pero del jardín de infancia pasamos a la escuela primaria, a la escuela secundaria y a la universidad. Cuando obtenemos nuestro posgrado en perfección, nuestro logro es mucho mayor que cuando estábamos en el jardín de infancia. Pero incluso entonces podemos sentir que hay muchas más cosas que tenemos que aprender. Entonces estudiaremos más y ampliaremos aún más nuestra conciencia. Si el niño piensa que el Master será siempre inalcanzable, se equivoca. La escalera espiritual tiene muchos peldaños; si no subimos al primer peldaño, ¿cómo vamos a subir hasta el peldaño último de la escalera?

La meta-perfección

La perfección es la realización colmadora y la manifestación colmada del buscador. Todo lo demás ha amanecido en la tierra excepto la perfección, la Perfección perfecta.

La Perfección es el árbol.
La Perfección perfecta es el fruto.

La especulación del hombre acerca de la perfección es su ignorancia. La concentración del hombre en la perfección es su conocimiento. La meditación del hombre en la perfección es su sabiduría. La contemplación del hombre de la perfección es su ojo interno iluminador del mundo y transformador del mundo.

El Mensaje de Dios es Perfección.
El mensaje del hombre es tentación.

El Mensaje de Dios es Perfección.
El mensaje del hombre es frustración.

El Mensaje de Dios es Perfección.
El mensaje del hombre es destrucción.

La Meta de Perfección y la libertad del alma van juntas. Quien alcanza el estado de libertad del alma ha conquistado su vida externa y ha inmortalizado su vida interna. Es el instrumento escogido de Dios. Es el canal directo de Dios. Es el representante de Dios aquí en la tierra.

Llora e intenta. Cuando lloramos por ver la Luz trascendental y cuando intentamos perfeccionar nuestra naturaleza externa, nuestra perfección deja de ser una meta lejana. La perfección es nuestra. Ejerce y controla. Cuando ejercemos lo divino en nosotros y controlamos lo animal en nosotros, la perfección comienza a amanecer en nuestro interior. La flor de la perfección se abre.

Ve y sé. Cuando tratamos de ver la verdad con el Ojo de Dios, no con nuestros propios ojos, y cuando tratamos conscientemente de ser el instrumento entregado de Dios, enseguida aparece la perfección. El Todo Dorado de perfección llama a nuestros corazones aspirantes.

Cuando empleamos el término «Cielo», sentimos que el Cielo es todo Luz, Deleite y Perfección. Pero ¿dónde está ese Cielo? Está en lo profundo de nosotros, en lo más recóndito de nuestros corazones. El Cielo alto, el Cielo más alto y el Cielo altísimo, están todos en nuestro interior. Cuando ofrecemos nuestros pensamientos fervorosos a nuestros hermanos y hermanas, vivimos en el Cielo alto.

Cuando ofrecemos los resultados de nuestras acciones fervorosas a la humanidad, vivimos en el Cielo más alto.

Finalmente, cuando ofrecemos nuestra existencia fervorosa a la humanidad en su conjunto, sin reservas ni condiciones, vivimos en el Cielo altísimo.

Tenemos que comenzar nuestro viaje con la inspiración. Tenemos que sentir cada día en lo profundo de nosotros, en todas nuestras actividades, la necesidad de la inspiración. Sin la inspiración no puede haber un logro adecuado. Luego, tenemos que dar un paso más: después de la inspiración tenemos que sentir la necesidad vital de la aspiración. Tenemos que aspirar a alcanzar el Todo Dorado, a ver la Ribera Dorada del Más Allá, el Más Allá que no deja de trascenderse. Esto es lo que esperamos de la aspiración, la llama ascendente en nuestro interior.

Pero la aspiración tampoco es suficiente. Tenemos que meditar. La aspiración necesita meditación. Cuando meditamos tenemos que sentir que estamos entrando en la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad. Estos no son términos vagos sino nuestras posesiones verdaderas. Algún día todos entraremos en nuestras divinas posesiones: la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad. Este es nuestro derecho de nacimiento.

Entonces, cuando llegamos a un estado avanzado en nuestra meditación, cuando la meditación comienza a ofrecernos sus frutos, entramos en el reino de la realización. Realizamos la Verdad más elevada en este cuerpo, aquí en la tierra. No tenemos que irnos a otro sitio para realizar a Dios; no tenemos que entrar a una cueva del Himalaya o sentarnos en una montaña nevada a fin de realizar a Dios. No. Aquí en la tierra tenemos que realizar la Verdad más elevada.

Pero incluso la realización no es suficiente. Después de lograrla, tenemos que revelar nuestra realización. Si no revelamos nuestra realización, actuamos como un avaro, acaparando nuestro tesoro. Eso no es correcto. Tenemos que ofrecer nuestra realización en forma de revelación a la humanidad.

Sin embargo, la revelación tampoco es suficiente. Tenemos que entrar en el ámbito de la manifestación. Si no manifestamos aquí en la tierra lo que hemos realizado, si la Madre Tierra no recibe el fruto de nuestra realización y no lo tiene para siempre, nunca podemos estar verdaderamente colmados. Aquí en la tierra ha de tener lugar la manifestación de la realización; y cuando la manifestación tiene lugar, la perfección está destinada a aparecer. La Perfección perfecta no es otra cosa que la manifestación absoluta de la Voluntad Trascendental de Dios sobre la Tierra. Todos nosotros somos buscadores de la Verdad infinita. Nuestro deber ineludible es ascender alto, más alto, altísimo. Cada ser humano ha venido al mundo con el mensaje de la perfección. Ningún ser humano en la tierra permanecerá sin realizar. Ningún ser humano en la tierra permanecerá insatisfecho. Ningún ser humano en la tierra permanecerá imperfecto.

Realización, plenitud y perfección son tres hermanas. La realización es la menor, la plenitud es la mediana y la Perfección perfecta es la mayor de la familia. Estas tres hermanas deben ir juntas. Tienen que andar el camino de la aspiración. Tienen que nadar en el mar de la meditación. Tienen que volar en el cielo de la contemplación.

La realización de Dios, la revelación de Dios y la manifestación de Dios pueden ocurrir únicamente cuando el hombre siente que tiene que trascenderse a sí mismo. Su meta de hoy no es la Meta última. La meta de hoy ha de ser trascendida mañana. Si nos trascendemos a nosotros mismos en todo momento, en lo profundo de nosotros hallaremos y manifestaremos el mensaje de la perfección.

Son conocidos

Por la sumisión del sirviente,
   es conocido el amo.

Por la unidad del amante,
   es conocido el amado.

Por la infelicidad de la esposa,
   es conocido el esposo.

Por la aspiración del discípulo,
   es conocido el Guru.

Por la perfección del hombre,
   es conocido Dios.

Todos desaparecen

La oscuridad desaparece
    cuando aparece el amanecer.

El odio desaparece
    cuando aparece el amor.

El ego desaparece
    cuando aparece la unidad.

La ignorancia desaparece
    cuando aparece la perfección.

Pregunta: Si toda creación y toda interacción entre el hombre y su entorno no son otra cosa que la manifestación de Dios, entonces el universo entero es, en verdad, divino. Siendo así, ¿qué sucede con el problema del mal?

Sri Chinmoy: Aquí cometemos un error. Dios está en todas las cosas; el universo es la manifestación de Dios, pero no es todavía la Perfección de Dios. En el caso de la humanidad, Dios está avanzando hacia Su Autoperfección mediante el proceso de la evolución. La perfección todavía no se ha producido. La armonía no es aún perfecta; nada es perfecto todavía. Dios está actuando, está moviéndose, está haciendo todo; pero la perfección, la perfección divina, todavía no ha sucedido. La perfección divina es la transformación gradual de todo nuestro ser, de toda nuestra conciencia. Transformación, Perfección e Inmortalidad: estas tres cosas van juntas. Dios se está revelando en y a través de Su manifestación. Él ha descendido a la materia; el Espíritu ha descendido a la materia. Ahora, con la aspiración, el Espíritu tiene que regresar a su esfera más alta. Cuando va a su esfera más alta y hace descender la Luz, la Paz y la Dicha infinitas a lo físico, entonces puede producirse una transformación. Y cuando esta transformación ocurre, la perfección amanece inevitablemente en la humanidad y en el universo.

De gloria en gloria

Mi cuerpo despierto
está caminando de gloria en gloria.

Mi vital transformado
está marchando de gloria en gloria.

Mi mente iluminada
está corriendo de gloria en gloria.

Mi corazón liberado
está volando de gloria en gloria.

Mi alma colmada
está danzando de gloria en gloria.

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