Pregunta: ¿Desde tu punto de vista, la hipnosis es aceptable o no, y por qué?
Sri Chinmoy: Si uno quiere realizar la Verdad, que es Dios, no hay ninguna necesidad de hipnosis o autohipnosis. Lo que es necesario es Paz, Dicha y Poder. Podemos conseguir estas cosas a través de la aspiración. Llevando a alguien al mundo de la inconciencia o al plano subconsciente mediante la hipnosis, haciéndole consciente de sus defectos, imperfecciones e impurezas del pasado, no podemos ayudar a la persona para que alcance su Meta última. Pero haciendo descender de lo Alto las cosas que pueden cambiar y moldear su vida y hacerle una mejor persona, podemos servir de mucha ayuda para la persona.Tengo discípulos en Nueva York que consienten en la hipnosis, pero yo les digo: ¿Qué queréis de vosotros mismos? ¿Qué esperáis de la otra persona? Si queréis que la otra persona se libere de la miseria, la frustración y la preocupación, mostradle entonces la luz y no sopeséis sus fracasos pasados o los defectos que están impidiéndole expandir su conciencia libre.
Si uno quiere paz, si uno quiere plenitud, si uno quiere alegría de la vida, la espiritualidad es la respuesta inmediata. Espiritualidad parece una palabra muy vaga. La gente llama a algo espiritual cuando es algo que no pueden comprender con su mente física. Todo lo que es un poco abstruso piensan que es espiritual. Pero la espiritualidad no es algo foráneo; no es algo teórico e irreal, es algo natural y práctico, es un logro y una realización prácticos. La espiritualidad es algo espontáneo, algo que une la vida interna con la vida externa. La espiritualidad puede resolver todos los problemas humanos, internos y externos, así como los problemas que ni siquiera todavía han aparecido en nuestra vida. La espiritualidad puede resolver estos problemas antes de que ellos mismos se manifiesten, puede penetrar en ellos y destruirlos.
Siento que la hipnosis carece de valor. Lo que tiene valor es la aspiración —hacer descender a la conciencia física la Paz, la dicha y el poder infinitos mediante la constante aspiración—.