Materia y Espíritu
Materia y Espíritu —Prakriti y Purusha— no tienen principio. La Materia es la sustancia primordial. La Materia es siempre cambiante. El Espíritu es siempre estático. La Materia es poseedora de innumerables cualidades. El Espíritu ve y sanciona. La Materia hace, crece y deviene. El Espíritu es conciencia. El Espíritu es el testigo. La Materia es la creatividad infinita. El Espíritu es la Realidad en el hombre. El Espíritu es el perceptor de la materia. Quien ha realizado el silencio eterno del Espíritu (de Purusha_) y la danza cósmica de la Materia (de _Prakriti_) puede vivir en cualquier posición social, ya sea como doctor, filósofo, poeta o cantante; ha alcanzado la perfección de la realización suprema. Algunos realizan al Espíritu Supremo en la meditación; otros, por medio del conocimiento (la filosofía Sankhya). Hay también otros que realizan al Espíritu Supremo por medio del yoga de la acción y el servicio desinteresado. Y además, hay quienes no siendo conscientes de ello, después de saber a través de otros acerca del Espíritu Supremo, han empezado a adorarlo con devoción y se agarran firmemente a la Verdad. También ellos irán más allá de la mortalidad y atravesarán las redes de la muerte. El Espíritu está en la materia. Experimenta las cualidades nacidas de la materia. Experimenta la existencia física. Las cualidades adquiridas determinan su renacimiento. El Espíritu es el Supremo mismo. Aunque Señor del cuerpo, experimenta la vida mortal. El camino hacia Dios consiste en ver la Vida Eterna en la vida pasajera, saber que _Prakriti, y no Purusha, está apegada a la acción. Todas las actividades, dice el Gita, divinas y no divinas, brotan en Prakriti. Purusha está exento de acción. Ninguna acción es posible en Purusha, ya que este trasciende el tiempo y el espacio. Sin embargo, sin Purusha no puede haber universo ni manifestación.El Espíritu existe por sí mismo y todo lo penetra, ya sea dentro o fuera del cuerpo; siempre impasible permanece el Espíritu.
Saber que Purusha y Prakriti son uno e inseparables es conocer la Verdad, la Verdad de la unidad y la divinidad en la humanidad, que será manifestada finalmente como la divinidad de la humanidad.
El Gita no alberga una metafísica árida, lógica. Sus enseñanzas no tienen necesidad de ningún respaldo de argumento intelectual. La razón humana no puede llamar a la puerta de la Realidad Trascendental. Nunca. ¿Qué es el Gita sino la Realidad Trascendental suprema y divinamente encarnada?
Cada ser humano tiene cinco secretos supremos que aprender del Gita:
Ver la Verdad.
Sentir la Verdad.
Ser la Verdad.
Revelar la Verdad.
Manifestar la Verdad.
En este capítulo observamos que el Gita es, a la vez, el significado de la vida y su interpretación divina. Desgraciadamente, este capítulo en particular ha sido víctima de calamitosas contradicciones, a pesar del hecho mismo de que el Gita, desde el comienzo hasta el final de su viaje, no contempla el rostro de la contradicción. El Gita ve y revela solo el rostro de la unidad de la Verdad en la multiplicidad. Eruditos y comentaristas se pelean acerca de sus respectivas teorías. Tampoco los filósofos tienen tendencia a rehuir esta batalla. Cada cual se siente inspirado a imponer a los demás sus elevadas teorías. Pero un buscador genuino de la Verdad suprema es verdaderamente sabio. Ora al Señor Krishna que le permita tener una experiencia personal del Gita. Sri Krishna sonríe. El devoto exclama:
Tú que tanto me has dado,
dame una cosa más: un corazón agradecido.
No agradecido cuando a mí me plazca,
como si Tus Bendiciones pudieran ser escasas algún día,
sino un corazón, cuyo latir pueda ser Tu alabanza.
— G. Herbert
¡He aquí que el devoto ha ganado la carrera! El devoto necesita un Gurú, un Maestro. Sri Krishna es el Gurú y Arjuna es el discípulo. Un eminente erudito hindú, Hari Prasad Shastri, escribe: