IV. Muerte y vida: dos hermanas inseparables

DR 26-27. Los siguientes aforismos, escritos por Sri Chinmoy en India en 1962, han sido extraídos de su libro «El Aliento de la Eternidad».

Muerte

La muerte es natural. Nada natural puede ser perjudicial. La muerte es descanso. El descanso es fortaleza disfrazada para una nueva aventura.

En el presente estadio de la evolución humana, conquistar la muerte puede ser imposible. Pero vencer el miedo la muerte no sólo es factible sino inevitable.

La muerte es generalmente la señal de que el alma, bajo las circunstancias particulares, ha agotado sus posibilidades de progreso en un cuerpo determinado.

Cuando la fuerza de la posibilidad pierde ante la fuerza de la imposibilidad, se le llama muerte.

Una vida inútil es una cordial invitación a la muerte.

La muerte es el guión entre el miedo creciente del hombre y sus menguantes energías de vida.

Quien prefiere la muerte a la vida, tan sólo tiene que escalar el Árbol. Pero quien prefiere la vida a la muerte, no sólo tiene que subir sino también descender de nuevo para hacer el trabajo de Dios.

Cuando la muerte se acerca a una persona, su existencia psíquica le dice: «Muerte, espera, déjame ver lo que deseo ejercitar en el próximo nacimiento». La muerte le dice: «¡Tú quieres vida, crecimiento evolutivo. Lo siento, no estás pidiendo el favor a la persona adecuada. Un segundo de retraso por mi parte puede añadir algo a tu experiencia!».

La muerte dice que es inmortal. Las hazañas del hombre dicen: «Muerte, tienes razón. Pero la verdad del asunto es que nosotros brillamos permanentemente sobre tu pecho mismo. Y no sólo eso, brillamos por siempre en ti, a través de ti y más allá de ti».