¿Nos puede ayudar el saber qué clase de persona o de animal fuimos en nuestras encarnaciones pasadas?

Sri Chinmoy: Cuando entramos en la vida interior y abrimos nuestra conciencia interior, nuestra capacidad interior, obtenemos reminiscencias de nuestras encarnaciones pasadas. En lo profundo de nuestra meditación, podemos fácilmente sentir que hemos tenido vidas anteriores. Y si sabemos que hemos tenido un pasado, que el presente no se ha completado todavía y que no podemos permanecer imperfectos para siempre, el impulso del presente nos conducirá al futuro en el que lograremos nuestra plenitud. Al mismo tiempo, podremos acelerar nuestro progreso si tenemos un Maestro. Si nos consagramos plenamente a la vida interior y tenemos un Gurú, podremos hacer el progreso de veinte encarnaciones en una sola vida.

Supongamos que sabemos que fuimos un ciervo en nuestra última encarnación animal. La única ventaja de esto es que podemos acordamos de nuestra velocidad y decir: «En la encarnación animal corría sumamente rápido, y en esa época no tenía el alma avanzada que tengo hoy. ¡En esta encarnación voy a correr todavía más rápido!». Tan pronto como recordamos que corríamos tan rápido en esa encarnación previa, nos sentimos inspirados a correr rápido en esta también. Si conocemos nuestra encarnación pasada, lo podemos utilizar positivamente; en ese momento la inspiración emerge muy rápido. Si alguien sabe que era un buscador, obtendrá un poco de alegría y confianza: «Comencé mi viaje en una encarnación pasada, pero fue un camino muy largo y arduo. En esta encarnación todavía estoy caminando por el mismo sendero, pero ya no tengo una distancia tan larga que recorrer. Además, es más fácil, porque tengo un poco de ayuda. Tengo la capacidad. Tengo la voluntad. Tengo la experiencia. Con un Maestro espiritual que me guía, alcanzaré fácilmente mi objetivo».

Pero sólo en muy raras ocasiones utilizamos el conocimiento de nuestras encarnaciones pasadas correctamente. La mayoría de las veces apenas nos da algún estímulo. Si sabemos que fuimos un ladrón o algo no divino, ¿va a darnos eso alguna inspiración o aspiración? ¡No! Pensaremos inmediatamente: «Oh, fui un ladrón y en esta encarnación, estoy intentando llegar a ser un santo. ¡Es imposible! Es inútil tratar de volverme espiritual en esta vida». Incluso en esta encarnación, necesitamos largo tiempo para salir de la desesperación si hacemos algunas cosas incorrectas. Pensamos: «Fui tan malo, hice esto, hice aquello… ¿Cómo voy a volverme puro ahora? ¿Cómo voy a realizar a Dios?». Incluso si hemos hecho algo malo hace cuatro años, tal vez todavía nos preocupa.

Por otra parte, supongamos que sabemos que fuimos alguien muy grande en la encarnación pasada, mientras que en ésta no somos nada. Nos sentiremos desgraciados. Maldeciremos a Dios y nos maldeciremos a nosotros mismos. Diremos: «¿Si fui tan grande, cómo es que soy tan inútil en esta encarnación? ¿Qué cosa inconcebible he hecho para merecer este destino? Dios es duro; no se preocupa de mí». Pero malentendemos a Dios. Dios quiere tener una experiencia diferente a través nuestro en esta encarnación, y nosotros pensamos que Él está siendo cruel.

Un aspirante quiere alegría interna, la alegría que le colma y que colma a Dios. Ahora bien, esto nunca lo obtendrá de sus encarnaciones pasadas. Sí entra en alguna encarnación pasada y descubre que fue el Presidente de los Estados Unidos, aún no obtendrá ninguna satisfacción. Verá que su vida como Presidente estaba llena de miseria, frustración y todo tipo de sufrimientos. Para conseguir la alegría real, el aspirante ha de avanzar en la vida espiritual con su propia aspiración y su propio llanto interno, con su propia concentración y meditación.

Lo mejor que se puede hacer es no pensar en el pasado. Nuestra Meta no está detrás, sino delante de nosotros. Nuestra dirección es hacia delante, no hacia atrás. Para una persona espiritual yo siempre digo: «El pasado es polvo». Lo digo porque el pasado no nos ha dado lo que queremos. Lo que queremos es la Realización de Dios. Conocer nuestras encarnaciones pasadas no nos sirve para esto. La Realización de Dios depende enteramente de nuestro llanto interior. Lo importante no es el pasado, sino el presente. Debemos decir: «No tengo pasado. Estoy empezando aquí y ahora, con la Gracia de Dios y con mi propia aspiración. Ahora voy a empezar a correr. Lo lejos que haya corrido en el pasado es irrelevante. Voy a pensar únicamente en lo lejos que quiero correr en esta vida».

De momento, hemos de considerar el pasado como algo totalmente diferente del presente, y el presente como algo totalmente diferente del futuro. Una vez que realicemos a Dios, el pasado, el presente y el futuro se volverán uno. Forman un círculo que es nuestro propio ser interior, nuestra vida entera. En ese momento podremos fácilmente volver la vista a nuestras encarnaciones anteriores y saber qué fuimos.

Si deseas saber sobre tus encarnaciones pasadas, ciertamente Dios te concederá esa capacidad. Pero lo que más importa no son las pasadas o futuras encarnaciones, sino lo que quieres aquí y ahora. Quieres a Dios, y si meditas con toda tu alma, Dios está llamado a concederte ese favor. Lo poseerás a Él y podrás reclamarlo como tuyo.

Quisiera decir una cosa más para mis discípulos. Dejadme ahora presumir un poco y vosotros también podéis alardear. En vuestras encarnaciones pasadas ya llevasteis una vida espiritual. ¿Si no hubieseis tenido alguna preparación, creéis que Dios os habría traído hasta mí? ¡No! Él os habría llevado a algún Maestro que es algo inferior a mí. Los Maestros espirituales de mi calibre reciben discípulos que han intentado o logrado algo en el pasado. Unos han hecho más, otros menos, pero todos habéis hecho algo; de lo contrario, habríais ido a algún otro Maestro espiritual. Dios es amable conmigo y también con vosotros. Al profesor de enseñanza secundaria Dios no le dará estudiantes de jardín de infancia. Dejará esos estudiantes para quienes no pueden enseñar clases superiores. En raras ocasiones, una o dos almas han venido a mí tras sólo unas pocas encarnaciones humanas. Pero estas pocas almas tienen un intenso deseo de trascender su conciencia presente.