¡No sufráis!
Oh cuerpo mío, oh vital mío, oh mente mía, oh corazón mío, no sufráis. No estiméis el sufrimiento. No actuéis tontamente. No penséis que el sufrimiento va a acelerar vuestro progreso espiritual. No penséis que el sufrimiento os acercará a Dios en un instante. No penséis que el sufrimiento es la manera segura, la única manera de progresar. ¡Nunca!Observad las ventajas y las desventajas de vuestro sufrimiento. Las ventajas: el sufrimiento aumenta vuestro temor, vuestro temor incontrolable. El sufrimiento aumenta vuestra actitud rebelde. El sufrimiento aumenta vuestra frustración venenosa. El sufrimiento aumenta vuestra destrucción lenta y segura. Las desventajas: el sufrimiento se lleva todo lo que os ha otorgado vuestro Amado Señor Supremo. Él os ha dado Su Alegría, os ha dado Su Afecto, os ha dado Su Compasión, os ha dado Su Unidad, por Su Generosidad infinita. Pero vosotros habéis estimado y atesorado el sufrimiento; por ello, todos Sus Regalos han sido robados. ¿Por quién? Por vuestro sufrimiento mismo.
El sufrimiento no es la manera de progresar espiritualmente. Os quita todos los preciosos regalos que Dios os ha dado. El sufrimiento os roba uno a uno, los más preciosos, los más codiciados regalos que Dios os ha dado: Su propia Paz, Su propio Amor, Su propio Deleite, Su propio Afecto, Su propia Unidad.
A partir de ahora, procurad atrapar in fraganti al ladrón del sufrimiento y llevadlo hasta vuestro Amado Supremo. Una vez que el ladrón ha sido atrapado y vuestro Amado Supremo sabe que no queréis ser robados más por los miembros de vuestra propia existencia interna o por los miembros del mundo externo, en ese momento, por Su Generosidad infinita, vuestro Amado Supremo os concede una vez más Su Afecto, Su Amor, Su Alegría, Su Unidad, Su Compasión y Su Orgullo en infinita medida.
Por lo tanto, oh buscador, en tu cuerpo, vital, mente y corazón, no estimes el sufrimiento ni siquiera por un fugaz segundo. El sufrimiento no es la respuesta; el sufrimiento es sólo un signo de interrogación que nunca quedará satisfecho con ninguna respuesta que le demos. El sufrimiento es el signo de interrogación que desafía a todas las respuestas. Incluso si Dios responde a la pregunta, la mente no aceptará que la respuesta es correcta.
El sufrimiento no es el camino correcto. De ahora en adelante, crece sólo en la alegría y la confianza en ti mismo. Esta confianza en ti proviene de tu rendida voluntad de unidad con Tu Amado Supremo. Quieres confianza y la conseguirás, en cuanto tu rendida unidad con la Voluntad del Supremo sea perfecta. Antes de eso, no hay confianza, no puede haber confianza en ti mismo ni en nada más.
Oh buscador, acepta con tu cuerpo, vital, mente y corazón, los regalos divinos de Dios; estímalos, atesóralos, auméntalos. ¿Cómo vas a aumentarlos? Con tu consciente ofrecimiento de ti mismo y con la máxima gratitud a tu Amado Supremo.
Si puedes sonreír con toda tu alma, todos los regalos divinos que has recibido del Supremo están destinados a aumentar. Si puedes cantar en silencio con toda tu alma, todos los regalos divinos que has recibido del Supremo están destinados a aumentar. Si puedes bailar devotamente y con toda tu alma en tu corazón de gratitud, todos los regalos divinos que has recibido están destinados a aumentar. Y aún más: no sólo conseguirás de Él regalos fructíferos y plenos de bendición, sino que también conseguirás al Creador y Dueño de esos regalos, al Supremo Mismo. Aquel que ha creado los regalos y te los ha dado, está más que dispuesto y deseoso de ser reclamado por ti. Él quiere que reclames Sus posesiones como tuyas, verdaderamente tuyas. Y una vez que has reclamado Sus posesiones como tuyas, Él vendrá, se parará ante ti y te dirá: “Mi niño, has aceptado Mis regalos, que son Mis creaciones. Estoy muy complacido contigo. Ahora, acéptame a Mí. Soy totalmente tuyo”.
Así pues, reclama todos los regalos divinos que te han sido ofrecidos por el Supremo. Reclámalos individual y colectivamente como algo tuyo, verdaderamente tuyo. Entonces, el verdadero dueño de los regalos vendrá y se ofrecerá a Sí mismo para que tú Lo reclames constantemente y eternamente.
17:45 14 de julio, 1977 Centro Sri Chinmoy Jamaica, Nueva York