El semáforo en rojo

El semáforo en rojo me desalienta cuando tengo prisa. El mismo semáforo en rojo sosiega mi vida cuando no tengo prisa.

Quiero disfrutar del soplo de vida del tiempo. El semáforo en rojo me dice que la vida no siempre es un camino llano. Me advierte para mi propio bien. De ninguna manera quiere impedirme manifestar la velocidad salvadora de mi vida y la realidad salvadora de mi vida.

El semáforo en rojo es mi verdadero amigo encubierto. En el mundo espiritual la luz roja es mi conciencia. Mi conciencia nunca me impide hacer lo correcto: tan sólo quiere que no haga cosas no-divinas. Siempre está deseosa de alertarme contra las acciones erróneas e inspirarme para la acción correcta.

Cuando no obedezco al semáforo en rojo, entro en un peligro alarmante, en las fauces mismas de la muerte. Asimismo, cuando no escucho los suaves, dulces y sonrientes dictados de mi conciencia, tal vez me encuentre con una abrumadora catástrofe en mi vida de aspiración. Mi conciencia no me desalienta ni me impide hacer lo correcto, pero me pide que me mantenga cauto para que el tigre hambriento del mundo animal-humano no me destruya.

Debido a mi conciencia, soy un ser humano. Si me guío por los profundos dictados de mi conciencia, veré únicamente el rostro de la satisfacción en mi vida. Esta satisfacción es el comienzo mismo de mi floreciente convicción. Cuando estoy satisfecho, florezco adelante. Cuando florezco adelante, siento que no sólo soy un instrumento sino el instrumento de mi Amado Supremo.

¡Te amo y te adoro por siempre semáforo en rojo! Eres verdaderamente el salvador de mi vida externa. Oh conciencia mía, te amo y te adoro porque eres verdaderamente la salvadora de mi vida interna. Gracias a ti, no me siento a la mesa con la noche de la ignorancia; estoy conduciendo sin peligro hacia la Luz de la Eternidad, la Belleza de la Infinitud y el Amor de la Inmortalidad.

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18 de julio, 1977
Jamaica High School Track
Jamaica, New York