20. La merced
Regáñame, mi Señor, sin descanso.Insúltame, mi Señor, sin reservas.
Pero, mi Señor, no olvides Tu Merced.
Tú me dijiste hace millones de años
que me otorgarías la capacidad
de amarte desveladamente;
aún más, incondicionalmente.
Sri Chinmoy, Llamas en Flor (Antología), Agni Press, 1985