Pregunta: ¿Cómo podemos reconocer nuestra culpa y usarla para nuestra propia superación?

Sri Chinmoy: En primer lugar, no deberíamos tratar de reconocer nuestra culpa. Si tratamos de reconocer la culpa, no habrá fin para esta culpa. Pensar en la culpa es el enfoque negativo. Si examinamos constantemente lo que hay dentro de un cubo de basura, entonces todo lo que veremos es basura. La culpa es así. El mero pensamiento de culpa nos aleja de la luz. Inmediatamente, la oscuridad llega y cubre nuestra existencia entera. Si queremos ser conscientes de la culpa, si tratamos de descubrir de dónde viene la culpa y cuál es su función, entonces estamos destruyendo la parte divina en nosotros mismos. La culpa ha venido de una acción incorrecta. Esa acción incorrecta la negamos, no al pensar en ella, sino al hacer algo correcto. Sólo ese tipo de acción nos ayudará a anular su poder.

No tenemos que entrar en la oscuridad a fin de ver la luz o apreciar la luz. Entremos directamente en la luz misma, y lo que la luz tiene para ofrecer lo aceptaremos y lo utilizaremos para colmar nuestra vida. Si permanecemos en una habitación oscura las veinticuatro horas del día, no tendremos luz. Incluso si permanecemos allí durante cientos de días, no tendremos luz porque allí no está disponible la luz. Lo que debemos hacer es ir a adonde hay luz.

En el mundo espiritual estamos tratando de ir más allá de la mente. Con la mente y a través de la mente no hemos sido capaces de lograr nada significativo en el plano interior. Por eso, es mejor no pensar en la culpa en absoluto, sino pensar sólo en las posibilidades divinas que tenemos. Cada ser humano tiene infinitas posibilidades divinas. Estas posibilidades tienen que ser manifestadas en forma de realidades. Hace muchos miles de años que iniciamos el viaje de nuestra alma. Hemos pasado desde la vida mineral a la vida vegetal y a la vida animal, y ahora estamos en la vida humana. Lo que queremos es la Meta y no el comienzo del camino. Queremos ser transformados e iluminados. Ya hemos cubierto una gran distancia. Ahora debemos correr, porque la Meta está adelante. Si miramos atrás o a los lados, tropezaremos y caeremos. Deberíamos tratar, en cambio, de ver sólo nuestras cualidades divinas y manifestarlas en nuestras vidas. A fin de hacer esto, debemos ver la luz dentro y alrededor de nosotros. Sólo entonces alcanzaremos la Meta, que es todo Luz.