Pregunta: Entre los Maestros que, después realizar a Dios, deciden salir al mundo para ayudar a la humanidad, ¿por qué algunos aceptan un gran número de discípulos mientras que otros no?
Sri Chinmoy: A veces el Supremo toma la decisión, pero no impone Su Voluntad. Hay algunos Maestros que, tras alcanzar su realización mayor, son preguntados por el Supremo: «¿Cuál es tu voluntad? ¿Qué quieres hacer?». Si el Maestro dice: «Quiero trabajar para tantas personas…, quiero hacer tanto trabajo…», el Supremo dice: «De acuerdo, concedido. Tienes todas Mis Bendiciones». Luego, hay algunos que no establecen ninguna regla estricta sobre lo lejos que quieren ir. Dicen: «Daré lo mejor de mí hasta el final. Necesito Tus Bendiciones. Necesito Tu Gracia. Trataré de manifestar tanto como pueda. No establezco límites».Para algunos Maestros, hay un límite respecto al número de discípulos que quieren. Para otros, no hay final para su aspiración de servir. Se mantienen como un canal abierto y le dicen al Supremo que harán lo mejor que puedan para colmarlo y manifestarlo hasta el final de sus vidas. Y no solo eso, sino que prometen continuar también su trabajo tras dejar el cuerpo, a través de sus discípulos. Por tanto, depende de cada Maestro en particular y de cuanta responsabilidad espiritual quiera aceptar.
Respecto al número de discípulos que un Maestro puede tener, eso depende del tipo de personas que él acepte. Si es muy selectivo y solo quiere almas que estén plenamente dedicadas, que aspiren intensamente y que estén absolutamente destinadas para la vida espiritual, entonces solo aceptará a un puñado. Por ejemplo, Sri Ramakrishna solo quería un número limitado de discípulos. Era muy particular respecto a sus discípulos. Pero algunos Yoguis dicen: «Todo aquel que quiera aprender algo sobre la vida espiritual es bienvenido a mi comunidad». Asimismo, algunos Maestros espirituales dicen: «Dejemos que cada uno progrese conforme a su propio nivel»; así que aceptan a miles de discípulos.
Los verdaderos Maestros espirituales solo aceptarán a los discípulos que están hechos para ellos. Si yo sé que alguien progresará más rápido con otro Maestro, entonces de manera oculta y espiritual haré sentir a esa persona en un período de unos pocos meses que no está hecha para mí. Lo que importa no es el número de discípulos que un Maestro tiene, sino el hecho de que los lleve hasta la Meta. Si yo estoy realizado y alguien más está realizado, somos como dos hermanos con un Padre común. Nuestro objetivo es llevar a nuestros hermanos y hermanas, los seres humanos, hasta el Padre. El juego se completará solo cuando todas las personas hayan sido llevadas a Dios. Si dos Maestros son verdaderos hermanos del mismo Padre, ¿cómo puede uno de ellos estar infeliz o disgustado porque alguien vaya al Supremo a través del otro Maestro? En la vida espiritual siempre vamos juntos. No se trata de quién lo haya hecho, sino de que se haya hecho. El quién lo ha hecho es solo una cuestión nombre y forma, que quedará borrado en la historia. Lo que importa es que la evolución se ha producido sobre la tierra.